¡Libertad para santiago Alegría!

Alto a la victimización del PORE

¡Libertad para santiago Alegría!

Traducido de Workers Vanguard No. 192, 10 de febrero de 1978. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 6, julio de 1978.

El 3 de enero Santiago Alegría Sánchez, un cabo del ejército español, fue arrestado por la policía militar y acusado de participación en un robo de armas y municiones en la base aérea El Paní donde cumplía su servicio militar. Alegría fue detenido junto con seis otros militantes de izquierda en relación con una alegada desaparición de armas el 27 de diciembre, pero luego se puso en libertad a los demás después de haber sido golpeados e “interrogados” brutalmente. Las autoridades militares franquistas se han negado a libertar a Alegría y aún se encuentra en sus manos, sin duda bajo tortura y en peligro de ser condenado por un proceso sumario en un consejo de guerra.

Mientras que las autoridades se aferran a las “pruebas” fabricadas contra Alegría, tanto los interrogatorios policiales como las informaciones aparecidas en la prensa burguesa revelan claramente  que el verdadero motivo de este proceso es la afiliación de Alegría con el Partido Obrero Revolucionario de España (PORE). Las acusaciones del tribunal militar contra el cabo detenido incluyen: “hay motivos para creer que Santiago Alegría pertenece al Comité Central del PORE, un partido ilegal cuyo propósito es la toma del poder … Los hechos arriba mencionados constituyen el crimen de asociación ilegal” (citado según Truth, 27 de enero de 1978).

Bajo el lema de la “democracia española” de Juan Carlos / Adolfo Suárez, el aparato estatal heredado intacto de la dictadura franquista ha aumentado la represión, dando como pretexto una campaña contra los supuestos “terroristas”. Esta campaña de provocación se ha dirigido sobre todo contra la federación sindical anarquista (la CNT), los grupos maoístas y el PORE. Durante una manifestación frente a la jefatura de la policía en Barcelona el 8 de enero para exigir la libertad de sus camaradas detenidos, se detuvo a cuatro otros militantes y simpatizantes del PORE quienes poco después fueron libertados. La semana siguiente, luego de una manifestación cenetista contra el Pacto de la Moncloa (un programa común entre el gobierno Suárez, la oposición parlamentaria y las principales federaciones sindicales) nueve militantes cenetistas fueron detenidos y acusados de un atentado terrorista contra una sala de fiestas (Le Monde, 19 de enero).

Alegría, un militante del PORE en la vida civil de acuerdo con una declaración de este partido, fue detenido cuando la policía afirmó haber encontrado un volante del PORE en una región montañosa por donde, según dicen, se transportaban las armas. Además de Alegría, en la redada policial detuvieron a Nuria Marti, Albert Marti y Antoni Ríus – todos militantes del PORE junto con tres otros militantes de izquierda. Estos últimos fueron soltados después de haberse determinado que no eran militantes del PORE. Los militantes del PORE, en cambio, informaron que habían sido libertados sólo después de ser torturados e interrogados acerca del comité central del partido (Truth, 27 de enero de 1978).

Este episodio de la detención de Alegría y de los otros seis militantes es sin duda una provocación. No hay prueba alguna que ligue al cabo con el robo de armas y él ha negado rotundamente toda participación. Evidentemente las autoridades cogieron a todo aquel conocido o sospechado de pertenecer al PORE en Tarrasa (la ciudad catalana cerca de la base militar) a raíz de un volante que dicen haber encontrado al lado de un camino. Los otros militantes del PORE fueron libertados sin cargos y según Nuria Mari la policía ni siquiera le interrogó acerca del robo de armas. El PORE sacó un Comunicado denunciando la provocación y oponiéndose al “terrorismo … [y] las acciones separadas de la movilización de las masas trabajadoras”.

El movimiento obrero en su conjunto debe exigir la libertad inmediata de Alegría Sánchez y la anulación de las acusaciones falsas contra él, además de exigir el fin a la persecución del PORE. Como en ocasiones anteriores denunciamos terminantemente la detención de los militantes del PORE, (véase “Free All Class-War Prisoners in Spain” Workers Vanguard No 113, 11 de junio de 1976). Sin embargo, debemos señalar la actuación irresponsable de la tendencia varguista (antiguamente la LIRQI, Liga Internacional Reconstruyendo la Cuarta Internacional, que ahora se proclama rimbombantemente la Cuarta Internacional y cuya sección española es el PORE) en cuanto a cuestiones de seguridad.

Así al punto máximo de la represión luego de la muerte del dictador Franco, los órganos de la LIRQI publicaron al pie de unas fotografías de una manifestación de obreros de la construcción en Barcelona: “En las primeras filas se pueden reconocer algunos dirigentes del PORE” (publicado en Truth. 1 de abril de 1976). Sin duda la policía española hizo todo lo posible para identificar a estos militantes entregados por sus propios camaradas. Del mismo modo, en el caso de Alegría los varguistas norteamericanos – la Trotskyist Organization USA al principio declararon orgullosamente que él era militante del PORE (Truth. 13 de enero) y luego en el número siguiente, insistieron en que Alegría era un ex-militante, ¡refiriéndose al intento de vincularle al PORE como parte de la provocación policíaca!

Los varguistas estadounidenses anunciaron la constitución de un Comité por la Libertad Inmediata de Santiago Alegría Sánchez para organizar los esfuerzos de defensa contra la victimización de los militantes del PORE. En una llamda telefónica a Workers Vanguard Jon Cohen, el secretario nacional de la Trotskyist Organization solicitó la participación de la Spartacist League en el Comité, una de cuyas consignas principales era “Libertad para todos los presos políticos en España!” La SL se opuso a esta consigna liberal que implicaría favorecer la libertad de fascistas encarcelados, por ejemplo varios fascistas de la AAA española detenidos por ser implicados en el atentado del septiembre pasado contra la revista satírica de izquierda barcelonesa El Papus, resultando en una persona muerta y doce heridas.

Anteriormente, en su prensa, La Aurora, el PORE había planteado en repetidas ocasiones la consigna “libertad para todos los presos políticos”, incluso hasta en el número del 16 de septiembre de 1977. El caso más descarado fue la campaña internacional de  los varguistas en 1975-76 exigiendo la “libertad de todos los prisioneros políticos” en la URSS y Europa Oriental. Mientras los verdaderos trotskistas denunciarnos la supresión estalinista de toda disidencia en los estados obreros degenerado y deformados, esta oposición está indisolublemente ligada a nuestra defensa de las conquistas proletarias en estos países y no incluye una llamada por la libertad de los fascistas georgianos y canalla contrarrevolucionaria semejante. Sin embargo, en una respuesta, evidente al atropello delPapus, el PORE ha cambiado recientemente su posición y ahora exige la “libertad inmediata para todos los presosantifranquistas” (La Aurora, 21 de octubre de 1977, subrayado nuestro).

El PORE nunca dio motivo para tal cambio de línea y aparentemente la organización fraterna norteamericana no estaba al tanto. Cuando se le informó al portavoz de la Trotskyist Organization que sus propios camaradas españoles ya no utilizaban la consigna liberal-reformista de libertar a todos los presos políticos, dio una media vuelta brusca y desconcertada. En el curso de la conversación, Cohen cambió las consignas del Comité para conformarlas a las del PORE y de la “Internacional Revolucionaria de la Juventud” de los varguistas (cuya principal distinción es su llamada por una manifestación a la frontera de Alemania Oriental bajo la consigna anticomunista “¡Abajo la muralla de Berlín!”).

La tendencia Espartaquista internacional exige la libertad inmediata de Alegría y el cese a la persecución del PORE. Esto exige una protesta internacional y en España estas consignas deberían plantearse como parte dc acciones de frente unido movilizando a las masas contra la represión franquista. Sin embargo, tal movilización requiere  un asalto directo al colaboracionismo de clases del Pacto de la Moncloa, en cuyo marco los partidos comunista y socialista se unen con Suárez al llamar por “la consolidación de la democracia y defensa frente a las agresiones de todo orden, especialmente las terroristas” – una petición velada para aumentar las medidas policíacas contra las organizaciones de izquierda y nacionalistas más combativas.

Además hay que exigir el fin de la ilegalización de hecho del PORE. El estado español, como muchos países latinoamericanos, se otorga el derecho de aprobar o ilegalizar  partidos políticos y sindicatos a través de un procedimiento de registro en el cual el ministerio del interior y los tribunales deciden a quien se le permite participar en las elecciones o negociar contratos laborales colectivos. Las organizaciones políticas están obligadas a entregar sus estatutos a las autoridades para ser aprobadas según criterios indefinidos.

Por lo menos hasta el otoño pasado, el gobierno Suárez se negaba a aprobar a todo partido que llamara abiertamente por una república en España, por la independencia de las varias nacionalidades oprimidas o por el derrocamiento revolucionario del régimen. Los reformistas y la mayoría de los centristas eliminaron servilmente de sus documentos básicos dichas cláusulas y fueron recompensados con el sello oficial a su debido tiempo. El PORE se negó a cambiar sus estatutos y hasta este momento no ha recibido su personería jurídica. En una rueda de prensa al principio de septiembre el ministro del interior Martín Villa declaró, según se informa:

“No se legalizarán los partidos que estén por conseguir  sus objetivos por medios armados. Este es el caso del Partido Obrero Revolucionario de España. Se exigirá para la legalización que no se atente contra la unidad de España, ni contra la monarquía ni contra el orden legal…”

– citado en La Aurora, 16 de septiembre de 1977.

Actualmente, mientras que el PORE no está formalmente prohibido y puede funcionar más o menos abiertamente (es decir, no está relegado a la semiclandestinidad. no tiene estado legal y por lo tanto su situación precaria (sobre todo dado que la gran mayoría de los partidos han sido aprobados) le deja sin defensa contra todo tipo de provocación. Los marxistas se oponen a toda forma de control por el estado burgués sobre las organizaciones políticas y sindicales de la clase obrera. Por consiguiente, nos oponemos a cualquier procedimiento de aprobación o registro de partidos políticos por el estado, que son medidas de represión antidemocráticas. Al mismo tiempo es preciso denunciar la negativa del gobierno a conceder al PORE el mismo estado legal que ha concedido a los demás partidos, lo que equivale a la ilegalización del PORE. [Después de la redacción de este artículo el congreso del PORE fue prohibido por el gobernador militar de Barcelona y se ha detenido al redactor de La Aurora, Miguel Saías, quien  se encuentra frente a un tribunal militar acusado de “presuntas injurias a los Ejércitos”.  La tendencia espartaquista denuncia estos nuevos ataques contra el PORE y exige el cese a las provocaciones contra este partido.]

¡Libertad para Santiago Alegría Sánchez! ¡Libertad para todas las víctimas de la represión franquista!

¡Alto a la victimización de los militantes del PORE! ¡Alto a la ilegalización del PORE y toda organización obrera y antifranquista!

¡Hacia una sección española de una Cuarta Internacional Reforjada! ¡Por una república obrera Española en una federación soviética ibérica y en unos estados unidos socialistas de Europa!

LCR pide al estado que aplaste a los fascistas

LCR pide al estado que aplaste a los fascistas

Seudotrotskistas abrazan la “democracia” franquista

[Traducido de Workers Vanguard No. 143, 4 de febrero de 1977, Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 05, octubre de 1977]

La actual crisis en España, teniendo su origen en una oleada de provocación derechista, plantea pruebas fundamentales a todos aquellos que hablan en nombre de la clase obrera. Si los asesinatos de Atocha subrayan el peligro mortal del terrorismo fascista que ahogaría a la izquierda en un río de sangre, la respuesta enfurecida de cientos de miles de manifestantes demuestra la tremenda combatividad del proletariado español..

Los estalinistas y socialdemócratas se unen al primer ministro franquista Suárez en llamar a los trabajadores a mantenerse “serenos” – es decir, a permitir que los carniceros fascistas y sus protectores policíacos imperen en las calles. Esto es nada menos que la continuación de su traidora política frentepopulista durante la Guerra Civil, cuando los reformistas prepararon el camino para la victoria de Franco al atar las masas a la “legalidad republicana” (o sea, burguesa).

¿Quién, entonces, conducirá al proletariado a aplastar a los matones falangistas y pistoleros fascistas derrumbando al estado capitalista que los nutre y protege? La crisis de la dirección revolucionaria es planteada a quemarropa en la España de hoy.

Elos últimos días la policía ha reaccionado a la campaña de provocación deteniendo a más de 200 izquierdistas sólo en Madrid. Según se informa, los detenidos pertenecen en su mayoría a grupos maosindicalistas. La respuesta de los auténticos comunistas a esto debe ser la movilización de los trabajadores en acciones militantes especialmente en las fábricas, donde se concentra su poder de clase – exigiendo que se detenga la represión derechista y que los izquierdistas detenidos en las incursiones policíacas sean puestos en libertad inmediatamente.

Sin embargo, en un ejemplo que es simultáneamente una traición a la clase obrera, una imbecilidad mortal y un acto de cobardía reformista, ¡la llamada “extrema izquierda” española ha solicitado la “protección” de liberales burgueses y del mismo estado franquista! Mientras los estalinistas y socialdemócratas firmaban junto con el jefe del gobierno un llamado a la serenidad, sus hinchas de “izquierda” sacaron un comunicado conjunto en Barcelona que abraza totalmente ilusiones reformistas en una “democracia” franquista a través de la auto reforma de la dictadura sanguinaria.

El comunicado de prensa – reproducido sin comentarios en Rouge (31 de enero), órgano de la sección francesa del seudótrotskista “Secretariado Unificado” (SU) dirigido por Ernest Mandel – condenó el asesinato de tres policías en Madrid (reclamados por el misterioso “GRAPO”) además del arresto de numerosos militantes de grupos de oposición, y exigirán del gobierno “acción inmediata contra … las organizaciones fascistas y parapoliciales”.

¡Qué imbéciles! Suplican a la Guardia Civil que reprima a los terroristas fascistas clericales, ¡la mayoría de los cuales son simplemente la misma Guardia Civil sin uniforme! Y el estado “acudió” a su llamada, decretando un estado de emergencia con el fin declarado de reprimir a los terroristas. Naturalmente, bajo la cubierta de este decreto lo que se llevó a cabo fue una represión severa contra la izquierda. He aquí el punto donde las ilusiones reformistas en la “neutralidad” del estado burgués se vuelven verdaderamente suicidas. Los marxistas, al contrario, llamamos por la formación de milicias obreras para defender al movimiento obrero y aplastar a los matones reaccionarios.

Hay más todavía: el documento afirma que el “restablecimiento de todas las libertades democráticas y nacionales, y en particular la amnistía sin restricción, permitirá avanzar hacia la democracia y un clima de tolerancia democrática”; y concluye con un llamamiento a la “unidad y responsabilidad de todo el pueblo en el marco de su declaración democrática”. Esta es la piedra angular del llamamiento del Partido Comunista español por una “ruptura negociada” – ¡un pacto con el gobierno para llevar a cabo una transición pacífica de la dictadura bonapartista a la democracia burguesa!

Entre los firmantes de esta declaración frentepopulista se encuentran no solamente la Esquerda Republicana, el Partido Carlista y la Assemblea de Catalunya – todas estas formaciones burguesas – sino también la mayor parte de la “extrema izquierda”, desde los mao-sindicalistas hasta la Liga Comunista Revolucionaria (LCR – una sección simpatizante del SU). Verdaderamente, estamos presenciando el “escarmiento” de los antiguos guerrilleritas feroces de la LCR. Pasados son los tiempos cuando la LCR declaraba su apoyo “total” a los nacionalistas vascos por el asesinato del primer ministro Carrero Blanco. Pasados también los tiempos en que la máxima (y casi única) reivindicación de la LCR era la mítica “HGR” – la Huelga General Revolucionaria que estallaría un buen día para derrocar al régimen franquista.

Pero los mandelistas españoles no se limitaron al abandono de sus mitos terroristas/espontaneístas. Cayeron en los aspectos más miserables del reformismo legalista de sus opositores dentro del SU. ¿Quién, entre los que han seguido la interminable riña en el Secretariado “Unificado”, no se acuerda de la vehemencia y del desdén con que la mayoría dirigida por Mandel condenó el PST argentino por el apoyo que éste prometió al “proceso institucional” del criminal régimen peronista? Ahora la mayoría sigue el ejemplo de la minoría.

El “Comunicado de Barcelona atestigua una vez más la completa incapacidad de estos revisionistas y renegados del trotskismo de resistir la prueba de turbulentas luchas dé clases. La patética claudicación de la LCR ante la primera provocación es una copia al carbón de la capitulación ignominiosa del PST ante Perón. Esta declaración abyecta – como la firma por la LCI portuguesa en 1975 de la declaración frentepopulista del “Frente Unido Revolucionario”, apoyando al Movimiento de las Fuerzas Armadas – da prueba una vez más de la urgencia de la lucha por reforjar la Cuarta Internacional. Sólo a través de la construcción de secciones de la tendencia espartaquista internacional en Portugal y España se podrá levantar la bandera del trotskismo revolucionario y podrá unirse el proletariado ibérico tras una dirección leninista.

Introducción a la serie Polémica Marxista

Introducción a la serie Polémica Marxista

Diciembre de 2008

En 1938, en la conferencia fundacional del estadounidense Partido de los Trabajadores Socialistas (SWP), después de haber ganado para el trotskismo revolucionario de manera exitosa una gran parte de miembros del reformista Partido Socialista (SP) – incluyendo a la mayoría de su juventud –, James P. Cannon explicó que:

“Toda la experiencia de la lucha de clases a escala mundial, y especialmente la experiencia de los últimos 20 años, enseñan una lección por sobre todas las otras; una lección resumida en una única posición: el problema más importante de la clase trabajadora es el problema del partido. El éxito o el fracaso en ese ámbito es la diferencia entre la victoria y la derrota en todos los casos. A la lucha por el partido, el esfuerzo incesante para construir una nueva organización política de vanguardia sobre las ruinas de la vieja concentra, en sí misma, los más vitales y progresivos elementos de la lucha de clases como un todo…”

“La reconstrucción del Movimiento Obrero Revolucionario en la forma de un partido político no es  un proceso simple. En medio de dificultades sin precedentes, complicaciones y contradicciones, el trabajo continúa, como en todos los movimientos sociales, en una línea zigzagueante. El nuevo movimiento toma forma a través de una serie de rachas y fusiones que se deben parecer a ‘las damas chinas’ para el observador superficial. Sin embargo, ¿cómo podría ser de otra forma? La aterradora desintegración de los movimientos antiguos, en un escenario de protesta mundial, desorientó y dispersó a los militantes revolucionarios en todas las direcciones. Ellos no pueden hallar su camino solos, ni llegar a las mismas conclusiones básicas del día para la noche.”
“Un Nuevo Partido es creado” (1938)

En el mismo discurso, Cannon, un dirigente histórico del trotskismo en los Estados Unidos, también comentó sobre los sectarios “anti-sectarios” de su tiempo. Como hoy, el pequeño movimiento trotskista era cuestionado por su énfasis en luchar por la claridad ideológica y programática dentro de la extrema izquierda del movimiento obrero. Contra esto, muchos afirmaban una falsa y aventurera “orientación para las masas”. A los “anti-sectarios”  que denunciaban a los trotskistas como “primariamente un círculo de teóricos aislados y detallistas”, Cannon los caracterizaba como centristas que maniobran todo el tiempo con inexistentes ‘movimientos de masas’ en el vacío…” Mientras los revolucionarios confían en una clase trabajadora políticamente conciente y aliada con todas las masas explotadas y oprimidas como la única capaz de destruir al capitalismo en una escala mundial, y no pueden buscar actuar como un sustituto de ella, Cannon explicó que “el camino para las masas es a través de la vanguardia y no por encima de su cabeza.” (La Historia del Trotskismo Americano).

Por el contrario, los verdaderos sectarios (y en general, también oportunistas) son aquellas tendencias que intentan engañar a su público al que se niegan siquiera a mencionar o reconocer la existencia de todos los otros grupos en sus publicaciones; o – por presión en sus filas y periferia – previenen para que no entren en contacto libre con militantes de otras corrientes o lean sus textos. Sin embargo, la victoria de las políticas correctas sobre las incorrectas sólo puede triunfar bajo circunstancias de debate libre y honesto entre todos. Las organizaciones que se abstienen – mediante la presión en sus filas y periferia –, de participar en estos debates están proclamando la falta de confianza en su política, así como en su base. De esta forma, estas organizaciones no merecen la confianza de éstos, ni de la clase trabajadora como un todo.

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La serie Polémica Marxista es producida por el Reagrupamiento Revolucionario y cada número será dedicado a un tema político específico. El público al cual dirigimos esta serie son los grupos y militantes subjetivamente revolucionarios alrededor del mundo que, “debido a la desintegración de los movimientos antiguos”, están en este momento “desorientados y divididos”.

También se espera que estos documentos tengan éxito en iluminar e introducir cuestiones centrales para aquellos que desde hace poco se interesan en la política revolucionaria. Una investigación seria de las organizaciones actualmente existentes es crucial para decidir que tipo de  grupo se debe ayudar a construir, o en cual de ellos permanecer. Como viene siendo frecuentemente demostrado por muchos, se pueden perder muchos años de vida si esto no es hecho.

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Al criticar las diferentes tendencias políticas, no nos limitaremos a las más grandes de hoy en día. Muchos grupos internacionales, aunque todavía pequeños son, no obstante, más jóvenes y  por ello menos burocratizados, y menos apegados a las tradiciones y ortodoxias revisionistas que los grupos de los cuales se escindieron. En la actualidad, tendencias socialistas menores a menudo poseen miembros más comprometidos y mejor formados en la teoría (y en algunas circunstancias – dependiendo de sus historias -, también en su liderazgo) que las organizaciones más grandes. De este modo, ellos irán probablemente a desempeñar un papel de alta importancia en las fases iniciales de construcción de un partido revolucionario.

En respuesta a quienes argumentaban que los trotskistas alemanes prestaban atención insuficiente al Partido Comunista, que poseía una cantidad maciza de miembros en relación a otros grupos, León Trotsky respondió:

Puede parecer extraño que dediquemos un trabajo relativamente tan extenso a una organización tan pequeña. Pero el nudo de la cuestión reside en el hecho de que el problema que involucran las relaciones con el SAP es mucho mayor que el SAP mismo. En última instancia, está en juego la política correcta hacia las tendencias centristas que ahora se presentan en el movimiento obrero con todos los colores del arco iris. ¡Hay que evitar que los conservadores aparatos centristas heredados del pasado controlen el desarrollo revolucionario de la vanguardia proletaria; ése es el objetivo!
¿Alquimia centrista o marxismo?

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Los pablistas y otros oportunistas objetivistas generalmente confían en el desarrollo orgánico del proceso histórico para resolver el problema del reagrupamiento revolucionario (y, de ese modo, la crisis del liderazgo revolucionario también). Para ellos, la simple existencia de un movimiento de masas popular, cualquiera sea su liderazgo y su política, expresa, por sí solo, la solución para ese problema. Todos aquellos que no se comportan como ovejas siguiendo a un pastor e intentan exponer a los falsos líderes son denunciados de ser ultra-izquierdistas y “sectarios sin solución”.

A pesar  que se quejan frecuentemente de las divisiones en las fuerzas revolucionarias, el problema que está en la raíz de la confusión y de la desorientación política no les interesa. Ellos esperan que los liderazgos no revolucionarios del movimiento de masas del momento sean obligados por la fuerza de los hechos a volverse una “espada sin filo” para el socialismo; cualesquiera que sean sus intenciones verdaderas y/o iniciales, mucho menos consideran cualquier posible confusión o desorientación política por parte de los otros. La historia de la derrotas de la clase obrera (que incluyen muchas situaciones potencialmente revolucionarias) que inevitablemente acontecieron bajo la conducción de esos líderes desleales, – de España a Chile, al bloque soviético -, es en general aceptada formalmente, mas sus lecciones son repetidamente ignoradas para la lucha en los tiempos que corren. Esto prepara el terreno para la repetición de esas derrotas.

Hoy esa actitud es bien expresada por las profundas ilusiones de muchos – que afirman ser marxistas – en la capacidad de Hugo Chávez de liderar a Venezuela en dirección a una revolución socialista. Tal posición no está en conflicto tan sólo con el entendimiento del marxismo sobre la necesidad de un programa y de un liderazgo revolucionario, sino también con el entendimiento sobre la imposibilidad de reformar el Estado capitalista y con la oposición a la colaboración de clases. Esta también presupone, de forma explícita o implícita, una estrategia similarmente reformista a nivel internacional.

Otras tendencias, o explícitamente no tienen interés en el reagrupamiento revolucionario, o inconcientemente sabotean todas las oportunidades posibles para tal. El reclutamiento numéricamente significativo de camaradas con experiencia y gran fuerza de voluntad presenta un potencial desafío para la habilidad de los líderes autoritarios de controlar a sus sectas. Dicha actitud sectaria no es un reflejo de algún tipo de sinceridad juvenil o de un rígido ultra-izquierdismo, sino de miedo burocrático. La existencia de sus organizaciones es transformada en un fin en sí mismo y para ellos mismos, en vez de un vehículo para construir una dirección revolucionaria de masas. Los liderazgos de tales grupos generalmente dejaron de creer hace mucho en las políticas y objetivos formales que ellos profesan, haciendo esencialmente el mismo papel que el “socialismo de los días de fiesta” de la Segunda Internacional, enmascarando la realidad de sus objetivos y posiciones verdaderos. Ellos prefieren que sus grupos permanezcan pequeños, volviéndolos más fáciles de controlar.

En contraste, la actitud de Trotsky no era ni objetivista ni sectaria.

La crisis de la dirección proletaria no se puede superar, desde luego, mediante una fórmula abstracta. Se trata de un proceso extremadamente prolongado. Pero no de un proceso puramente “histórico”, es decir, de las premisas objetivas de la actividad consciente, sino de una cadena ininterrumpida de medidas ideológicas, políticas y organizativas con el propósito de unir a los mejores elementos, los más conscientes, del proleta­riado mundial bajo una bandera inmaculada, elementos cuyo número y confianza en sí mismos deben fortale­cerse constantemente, cuya ligazón a sectores más am­plios del proletariado debe desarrollarse y profundi­zarse; en una palabra, devolverle al proletariado, bajo condiciones nuevas y sumamente difíciles y onerosas, su dirección histórica.
Luxemburgo y la Cuarta Internacional: Observaciones superficiales sobre un tema importante

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La resolución de 1961 de la Liga Laborista Socialista (SLL) británica, que estaba liderando el Comité Internacional en la época, argumentaba que:

“La Cuarta Internacional, como organización mundial fundada por León Trotsky en 1938, no existe más. Ella fue destruida por el pablismo.”
“La Perspectiva Mundial para el Socialismo” (invierno de 1961), página 127.

Mientras que el CI subsecuentemente cambió y, con deshonestidad apagó esa posición en el curso de su degeneración política, el documento de la SLL cumplió un importante papel en la formación de la Tendencia Revolucionaria dentro del Partido de los Trabajadores Socialistas (TR / SWP).

En un fragmento de un documento fundamental contra el giro del SWP hacia el pablismo, la TR afirmó:

“En los últimos quince años, el movimiento fundado por León Trotsky sufrió una profunda crisis teórica, política y organizativa. La manifestación superficial de esa crisis fue la desaparición de la Cuarta Internacional como una estructura significativa. El movimiento consecuentemente fue reducido a un gran número de pequeños grupos, formalmente afiliados a tres tendencias: el ‘Comité Internacional’, el ‘Secretariado Internacional’ de Pablo y el ‘Secretariado Internacional’ de Posadas. Políticos superficiales esperan superar la crisis mediante una fórmula organizativa, – la ‘unidad’ de todos los pequeños grupos que se quisieran unir en torno a un programa con denominador común. Esa propuesta oscurece y, en verdad, agrava las causas políticas y teóricas fundamentales de dicha crisis.”
“Hacia el Renacimiento de la Cuarta Internacional”(1963)

Si la “desintegración de los movimientos antiguos […] que desorientó y dividió a los militantes revolucionarios en todas las direcciones” tornó complejas las tareas de los trotskistas en 1938, la desintegración de la Cuarta Internacional en tres tendencias internacionales, en una situación de continuidad de la separación y confusión preexistentes, las volvió sustancialmente más difíciles y complejas en 1963. Hoy existen, no apenas tres organizaciones reivindicando el trotskismo, sino muchas. De esta manera, las conclusiones organizativas propuestas por la TR mantienen su validez aún hoy.

“La tarea del movimiento marxista revolucionario internacional hoy es establecer su propia existencia real. Hablar de la conquista de las masas como una guía general internacional es una exageración cualitativa. Por eso, las tareas de la mayoría de las secciones trotskistas  y grupos actuales parten de la necesidad de clarificación política en la lucha contra el revisionismo, en  el contexto de un nivel de trabajo de una naturaleza general preparatoria y propagandista.”

Para muchos militantes, la actividad más estricta impuesta por la situación, comprensiblemente, no parce atrayente. Entretanto, este crucial trabajo preparatorio es hoy una precondición para liderar luchas de masas de manera exitosa el día de mañana. Trotsky argumentó:

“Una tendencia revolucionaria no puede contar con victorias relámpago en un tiempo en el que el proletariado, como un todo, está sufriendo las mayores derrotas. No obstante, esto no es una justificación para quedarse de brazos cruzados. Precisamente en los períodos de reflujo revolucionario es que se forman y desarrollan los cuadros que más tarde serán llamados a liderar a las masas en una nueva embestida”
“Es necesario construir Partidos Comunistas y una Nueva Internacional” (1933)

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El Reagrupamiento Revolucionario está determinado a no doblegarse delante de la dificultad de la situación, ni a hacer de ella una virtud permanente como otros antes lo hicieron. Como previamente hemos declarado, nosotros seguimos:

“[…] convencidos de la necesidad y de la posibilidad de derrumbar la sociedad capitalista, pero esa posibilidad sólo puede alcanzarse a través del reagrupamiento de los subjetivamente revolucionarios por el mundo en una base programáticamente saneada por la reconstrucción de la Cuarta Internacional.”
“El camino hacia fuera de Rileyville” (Septiembre de 2008).

CARTA DE RUPTURA CON LA TENDENCIA BOLCHEVIQUE INTERNACIONAL

Carta de ruptura con la Tendencia Bolchevique Internacional

El camino hacia fuera de Rileyville

 Samuel Trachtenberg, 25 de septiembre de 2008

Esta carta de rompimiento no debe ser ninguna sorpresa para ustedes. En cuanto ya he tenido problemas y he hecho críticas dirigidas a la dirección de la Tendencia Bolchevique Internacional (TBI) en los años anteriores, por más de un año he venido chocando de frente contra ella constantemente en torno al desenvolvimiento presente y futuro de la TBI y su interminable remanente de camarillas, intrigas, maniobras y métodos desleales, a través de los cuales la Troika(Tom Riley, Bill Logan y Adaire Hannah) vino manteniendo su control sobre el grupo todos estos años.

Sigo convencido de la necesidad y de la posibilidad de derrumbar la sociedad capitalista, pero esa posibilidad sólo puede alcanzarse a través del reagrupamiento de los subjetivamente revolucionarios por el mundo en una base programáticamente saludable por la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Por más formalmente correcto que el programa escrito pueda estar de momento, la Historia ha mostrado que el tipo de organización en la que la TBI se transformó – un grupo estático, estancado, dominado por una dirigencia maquiavélica profundamente enraizada – jamás va a poder ganar camaradas más jóvenes, crecer o desarrollarse y, de este modo, prestar un pequeño papel en este proceso. Nosotros perdimos a los camaradas argentinos principalmente por estas razones, y es apenas una cuestión de tiempo hasta que los actuales simpatizantes latinoamericanos del grupo descubran esto mismo por sus propios medios. Daniel De Leon, uno de los pioneros del marxismo en los EE.UU., también era muy “ortodoxo” en su tiempo, pero él conducía una secta rígida híper-centralizada y autoritaria cuya contribución fue principalmente literaria. No es un acaso que pocos en la historia del SLP (el grupo de De Leon) participaron en la fundación del PC/EE.UU.

Bajo esta luz, tal vez la situación de la sección neocelandesa sea la más instructiva. De un punto en el que era el grupo más grande que reivindicaba el trotskismo en el país, se retrajo hacia cuatro gerontes semi-activos. Yo sospecho que la razón de esto fue que su reputación era tal, que la mayoría de los activistas de Nueva Zelanda no querían permanecer ni a diez metros de distancia de ellos. La reputación de Logan y Hannah como líderes de la Spartacist League, combinada con su aparente fracaso en romper con sus viejas prácticas (expresas en sus sesiones de desmoralización y persecución hacia Peter De Waal [1]), son ampliamente conocidas en los círculos de izquierda de Nueva Zelanda y debatidos en varios grupos de discusión en la Web. Aunque inicialmente había protestas entre los miembros cuando estos incidentes ocurrían, los líderes fueron capaces de seguir al frente. Además, el mantenimiento de su capacidad de repetir el tratamiento atroz contra otros críticos – concuérdese o no con sus críticas – estableció un patrón ruin bajo el cual el grupo aún vive en la actualidad. Yo sugiero fuertemente a los camaradas que lean los documentos sobre la persecución de la célula del Área de la Bahía de San Francisco (Bay Area [2]). No es preciso ser un admirador de Gerald Smith o Fred Ferguson para quedar perturbado por la manera, típica de un Zinoviev, con la cual los líderes lidiaron con ellos. Trotsky trataba tales diferencias de una forma radicalmente distinta, como cualquiera lo puede ver leyendo La crisis de la sección francesa, donde cuestiones semejantes de una prensa “popular” mantenida dentro de la disciplina estaban en controversia.

Aunque algunos de estos casos han ocurrido mismo antes de volverme miembro, yo puedo decir que la TBI es hoy un grupo radicalmente diferente de aquel en el que entré en 1994. Hasta 1998, cuando ocurrió su última lucha fraccional, la TBI era todavía un grupo lleno de debates y disputas de línea política. En la conferencia de América del Norte, en la cual participé después de unirme al grupo, Riley y Logan aún estaban en minoría en muchas cuestiones. No obstante, han pasado ya 10 años desde la última lucha fraccional en el seno de la TBI con los seguidores de Jim Creegan y con Ian Donovan.

Fue así como el grupo vió la cuestión en el pasado, cuando aquello sucedió con la Spartacist League (la organización que la precedió):

“En el mundo de sombras que, cada vez más, constituye la vida interna de la SL/EE.UU., la dirigencia ocasionalmente siente la necesidad de responder a las dudas, preguntas y críticas que nunca fueron explícitamente articuladas por nadie, pero que sin embargo acechan las mentes de muchos. Seymour agitó un artículo llamado ‘El camarada Robertson y la Tendencia Espartaquista’ en el cual él trata la espinosa cuestión de por qué la última lucha fraccional en la SL ocurrió en 1968. Seymour dice que ‘en una organización homogénea, las luchas fraccionales ocurren casi siempre cuando modificaciones en las circunstancias objetivas exigen un cambio fundamental en la línea política y en las perspectivas organizativas’. (SL IDB No 30, P. 44). Él usa el ejemplo del Partido Bolchevique, que ‘claramente no era ni una secta, ni una organización personalista. En cada viraje de importancia, Lenin encontraba resistencia u oposición abierta entre los miembros de la dirigencia’. El hecho de que no es el caso en la SL/EE.UU. hace más de diez (hoy catorce) años, explica Seymour:

‘está condicionado por el hecho de la ausencia de circunstancias objetivas que exigen cambios mayores, o innovaciones en la línea política, o virajes organizativos no anticipados.’

‘Nuestra tendencia existe en un cuadro organizativo limitado a hacer propaganda de la visión de mundo así como del programa trotskista […] la SL/EE.UU. nunca desafió seriamente, ni mismo de manera episódica, el liderazgo burocrático de la clase trabajadora’.

“Muy bien entonces, todas las luchas fraccionales en la Tendencia Espartaquista Internacional esperan el día en el que la organización gane una base de masas en la clase trabajadora”.

Declaración de la Tendencia Externa (1982)

Sin embargo, cuando expuse esta cuestión (junto con varias otras similares), los camaradas dieron la misma respuesta que Seymour, combinada con una grosera campaña para convencerme de que mis críticas provenían de “problemas mentales”. A pesar de poseer un historial de depresión, yo no presento ningún cuadro de insania y soy perfectamente capaz de reconocer la realidad y los intentos de los líderes de usar conmigo los mismos mecanismos que fueron usados con otros críticos. Ian Donovan, que levantó críticas políticamente inaceptables sobre la cuestión del Frente Popular fue tratado de una forma semejante. Después de dejar nuestro grupo, cuando los líderes anunciaron de forma antidemocrática que las diferencias con él no serían discutidas por un período de dos a cuatro años hasta la próxima conferencia, la TBI respondió con falsas insinuaciones externas (y afirmaciones explícitas internas) que la evaluación de Ian sobre lo que había sucedido era un producto de una “enfermedad mental”. Con todo, su evaluación era precisa. Y aunque Ian tenía antecedentes de ataques de ira (en tratamiento), él tampoco era un insano.

Uno de los corruptos seguidores de la dirigencia de la TBI, Jason Wright, tiene él propio una historia en su organización anterior, la RWL de los EE.UU., que realizó una campaña para convencerlo de que sus críticas correctas contra ella eran un producto de “enfermedad mental” [3]. Como él puede mirarse en el espejo hoy siendo cómplice de una campaña semejante, no lo sé. El termo para ese tipo de práctica es “gaslighting” e yo pediría a los camaradas que hiciesen una busca en Google sobre eso. El hecho de que Bill Logan, un “profesional” de salud mental, usó sus credenciales para esos propósitos asquerosos aumenta la corrupción involucrada.

El incidente que finalmente me forzó a encarar la cuestión de frente sucedió hace dos semanas. Recibí un e-mail de Tom Riley diciéndome que lo telefonease. Como yo ya estaba bastante irritado con la más reciente provocación del Comité Ejecutivo Internacional de intentar hacerme perder la calma, le dije que nos comunicásemos por correo electrónico, ya que estaba demasiado estresado por el momento y que no quería más problemas innecesariamente. La respuesta de Tom fue informarme que yo no hacía las reglas y que él sí; que yo estaba bajo disciplina; y que debía telefonearlo. Yo respondí que aquello debería estar involucrando alguna cuestión de seguridad y que no podía ser discutido vía e-mail, ya que por el contrario, aquella exigencia no tenía nada que ver con ninguna disciplina operacional legítima y sería un ejercicio para establecer obediencia psicológica como los que la Spartacist League acostumbraba hacer. Él respondió continuando su exigencia que yo le telefonease. Cuando lo llamé por teléfono, me informó que cuando él, el señor – “líder” – hacedor-de-la-lluvia me dijese para telefonear, era mejor que lo telefonease; y procedió arrogantemente informándome que yo no debería sorprenderme si en un futuro no muy distante, me viese “forzado a salir del grupo”, acto seguido de una de sus asquerosas carcajadas. Ya hubiera sido su intención provocarme para que me vaya, iniciar intimidaciones burocráticas o, más probablemente, una declaración de intención futura hecha en un momento de descontrolada arrogancia burocrática; esto me forzó a confrontar personalmente el hecho de que, si tal asqueroso abusador podía ser el líder incuestionado e indiscutido de un grupo, eso significaba que ese grupo no tenía futuro revolucionario. Por fin la cuestión era una tal que podría tener sido debatida por correo electrónico. Riley informó que “no pensó eso”.

Yo valorizo profundamente las contribuciones históricas pasadas de la TBI, y buscaría continuar su trabajo. No obstante, una continuación no es una repetición; y el grupo que otros y yo formaremos tendrá el cuidado de no repetir sus errores. Los compañeros pueden leer más en el sitio www.regroupment.org que luego estará disponible en la Web.

Hago un llamado a los otros miembros de la TBI para que se unan a mí, ya que no creo que el liderazgo de la TBI  sea reformable a esta altura del partido, ni creo que la necesaria insurrección  de los miembros de base que el grupo precisa sea posible en una coyuntura histórica como la nuestra. Esto, en general, debiera ocurrir como un reflejo de la creciente lucha de clases en la sociedad, así como la pacificación de los cuadros de la TBI refleja el difícil período que la TBI viene sufriendo en sus 27 años de incapacidad para romper una existencia marginalizada. Por todo esto, a aquellos que discuerden, yo los invito a que hagan una tentativa de reforma. Si ustedes tienen éxito antes que la rutina destruya un programa formalmente correcto, yo y los que se junten conmigo estaremos listos para unir nuestras fuerzas a ustedes. Mas, probablemente, los líderes irán marginalizándolos con sus incesantes maniobras y campañas, combinadas con una represión organizativa hasta que ustedes abandonen la organización, desmoralizados y fallidos como Jim Robertson – el líder de la Spartacist League quien instruyó a los líderes de la TBI en sus técnicas – acostumbraba decir explícitamente que era la forma de lidiar con los oposicionistas.

Aquellos que, como yo, intenten y continúen determinados a ser revolucionarios, están invitados a entrar en contacto con el nuevo grupo en el cual voy a participar, y de cuyo futuro tengo confianza.

Samuel Trachtenberg

PS: Al tiempo que el nuevo grupo hará foco en polémicas, este no será tan estrecho en su enfoque como la TBI. Yo no formaré una “tendencia externa”. Mientras que tal orientación tenía sentido para un partido de masas envuelto en un combate diario, como la Internacional Comunista, esta no lo tiene para un grupo puramente literario con menos de 40 personas alrededor del mundo. Dicha orientación ya era impropia para un grupo como la SL, y la TBI nunca logró salir de este foco limitado. Yo escribiré polémicas con la TBI cuando la necesidad surgir y, con certeza, iré a responder a cualquier acusación. Un análisis histórico más amplio que el que se presenta en esta carta se verá en breve.

Apéndices (en Inglés) 

[1] El caso Peter de Wall, “Publicar y ser condenado” y La discusión entre la TBI e la Liga Comunista Internacional.

[2] El Centralismo Burocrático en la TBI, del Communist Workers Groups.

[3] Carta de ruptura con la Revolutionary Workers League, por Jason Wright (circa 1998).

Apéndices (en portugués)

[1] O Caso de Peter de Waal

“Esta manera de proceder es típica de la asquerosa tradición de la Cominterm a medida que la influencia del estalinismo la llevaba a la degeneración. Si éste fuera el único problema, aún sería necesario luchar contra el pablismo hasta el final para salvar a la Cuarta Internacional de la corrupción interna.”

“Carta abierta a los trotskistas de todo el mundo”

16 de noviembre, 1953

***

“Su aseveración unilateral que: “los regímenes son el producto de las políticas definitivas, programas definitivos” es un argumento el cual Roberston y sus seguidores llevaron por años. Ellos proclamaban que su brutal, deshonesta y cínica conducta interna solamente podría ser tomada como una evidencia de un mal régimen, si en las páginas de la prensa del grupo había evidencia de revisionismo en la cuestión Rusa, la cuestión nacional, etc. En el caso del grupo Espartaquista, el culto y la altamente burocratizada evolución de su propio régimen interno, es en sí mismo un abandono programático del Trotskismo, preparando la salida de una serie de otras cuestiones programáticas desde la tradición revolucionaria de la organización. Nosotros hemos documentados una buena cantidad de las cuestiones más revisionistas del liderazgo de Roberston, desde su defensa social-patriótica de los Marinos de los EEUU en Líbano hasta vivando a Andropov, el carnicero estalinista de la Revolución Húngara.”

“Carta de la Tendencia Bolchevique al Poder Obrero”. 

Mayo 5 de 1988

El culto a la virgen María

El culto a la virgen María

Publicado por primera vez en Women and Revolution No. 15, verano de 1977. Traducido en Espartaco No. 35 junio de 2012. Copiado de  http://www.icl-fi.org/espanol/eo/35/virginmary.html

Los marxistas vemos en la religión contemporánea —en la que el miedo y la degradación conforman una liturgia que vuelve a los creyentes estúpidos e impotentes ante la divinidad de sus opresores— algo odioso. Entendemos, sin embargo, que lo que sostiene la filiación religiosa en la era científica no es tanto la convicción intelectual como la opresión social. Así pues, si bien el espíritu anticlerical que animaba el vivo deseo de Voltaire de “ahorcar al último rey…con las tripas del último cura” puede ser sincero e incluso justificado, semejante “guerra contra dios” no trasciende el idealismo pequeñoburgués. La religión desaparecerá sólo cuando haya sido destruida la sociedad que la hace necesaria.

Las revoluciones burguesas establecieron el principio de la separación entre la iglesia y el estado, pero, como señaló Marx, esto no produjo la libertad respecto de la religión. Tampoco el declive de la vitalidad de la religión organizada ha eliminado el sentimiento religioso.

Si bien en Estados Unidos nunca ha existido una religión de estado, la vinculación del prejuicio religioso con los movimientos nativistas de derecha es bien conocida, y el patriotismo, la religiosidad y la prosperidad han constituido a través del tiempo la trinidad de la política imperial estadounidense. Hoy entre 30 y 40 millones de estadounidenses se consideran a sí mismos “cristianos renacidos”, para no hablar de las sectas más tradicionales ni mucho menos del miserable misticismo que sirve de basurero para los despojos de la Nueva Izquierda que aún buscan adquirir la liberación personal a bajo costo.

El tono mojigato de la última campaña presidencial, y el hecho de que el santísimo Jimmy Carter (quien dice consultar las decisiones importantes con su hermana curandera) se alzara con la victoria, apuntan no tanto a un resurgimiento religioso serio como a la pasividad desesperante que se cierne sobre la clase obrera estadounidense. Una muestra de la relación que guarda la conversión religiosa con la derrota política es el crecimiento de la secta de los Musulmanes Negros, que lucra con la desesperanza y el cinismo que se apoderaron de los negros tras los fracasos políticos y la destrucción física del movimiento negro de los años sesenta.

No es sorprendente que las mujeres sean con frecuencia las devotas más fervientes de la religión. Aisladas de la producción y lucha sociales dentro de los sofocantes confines de la familia, las mujeres han sido en general las principales víctimas de los “gendarmes en sotana” y también sus más confiables instrumentos.

El mito de la virgen madre de dios

El libro de Marina Warner, Alone of All Her Sex, intenta explorar el mito religioso que más explícitamente se ha dirigido a moldear y deformar la conciencia femenina: el mito de la madre virgen de dios. Los rituales y complejidades de la teología católica son más comunes y mejor conocidos en Europa y los países latinos que en EE.UU., pero esa imagen en particular ciertamente está relacionada con estereotipos y modelos más generales de “la mujer ideal”.

¡Y vaya que ha sido un mito poderoso! Dante y Botticelli encontraron inspiración en él; las agujas y campanarios de Notre Dame y Chartres se edificaron supuestamente para celebrarlo; e incluso Isabel I de Inglaterra —que no era de las que dejan que los escrúpulos religiosos interfieran con los asuntos de estado— se permitió envolverse en la imaginería de la “Reina Virgen”.

Desde luego, el mito del dios/redentor nacido de una virgen no es exclusivo del cristianismo, sino que tiene raíces en las leyendas antiguas. El poema de William Butler Yeats, “Leda y el cisne” (1923) revive el encuentro mítico entre el dios Zeus y la mortal Leda:

“Un golpe súbito: bate las alas

sobre la chica hasta sentir sus muslos

bajo las patas, y le muerde el cuello

hasta que el seno inerme es ya su seno.

¿Cómo zafarse en su terror la mano

de la emplumada gloria entre los muslos?

¿Y cómo el cuerpo asido en blanco júbilo

puede ignorar el corazón ajeno?

Temblor del espinazo que concibe

el muro profanado y el saqueo,

la muerte del Atrida.

     Bajo el trance,

y sometida por la sangre etérea,

¿sumó la chica ciencia a ese poder

que abría ya su pico indiferente?”

Al describir el modo en que el culto a la madre virgen se extendió por Europa Occidental, Warner intenta explorar lo que plantea como una paradoja: “el que, en la celebración misma de la mujer humana perfecta, tanto lo humano como lo femenino sean sutilmente denigrados”. Unas 300 páginas después, presenta la siguiente hipótesis concluyente:

“La virgen María no es el arquetipo innato de la naturaleza femenina, el sueño encarnado; es un instrumento de la discusión dinámica de parte de la Iglesia Católica respecto a la estructura de la sociedad, presentado como un código de inspiración divina. Esta discusión cambia, según las contingencias…

“Gracias a su flexibilidad y su maña, la Iglesia Católica puede lograr adaptarla a las nuevas circunstancias de igualdad sexual, pero lo más probable es que la Virgen se convierta en leyenda… La leyenda de la virgen perdurará en todo su esplendor y lirismo, pero se habrá vaciado de contenido moral y por lo tanto habrá perdido los poderes reales que actualmente tiene para curar y para dañar”.

Sin embargo, lo que daña no es el mito, sino la realidad que éste mistifica, y no es mediante la renovación del mito como se va a “curar” a la mujer de su opresión. Marx y Engels citaron favorablemente el lema que encabezaba el semanario del republicano francés Loustalot:

“Los grandes nos parecen grandes

sólo porque estamos de rodillas.

¡Pongámonos de pie!”

Sin embargo, añadieron: “Pero para ponerse de pie no basta con levantarse mentalmente, y dejar que sobre la cabeza real y sensible penda el yugo real y sensible, que no podemos destruir por arte de magia a fuerza de ideas”.

Fundamentos del cristianismo

El cristianismo comenzó como la ideología de las masas judías pobres bajo el Imperio Romano. Dado que las relaciones económicas no permitían que la riqueza se multiplicara mediante el desarrollo de las fuerzas productivas, la única manera en que las clases poseedoras de Roma podían sostener su riqueza era mediante el continuo y siempre expansivo saqueo de las áreas conquistadas. El costo extremadamente bajo del trabajo esclavo que se obtenía de ese modo era lo único que hacía que las empresas a gran escala (generalmente agrarias y a veces mineras) fueran relativamente rentables en comparación con las de los pequeños campesinos. La riqueza acumulada a través del saqueo se destinaba básicamente al consumo, a la búsqueda de diversiones.

La causa fundamental de la decadencia del Imperio Romano fue la contradicción, inherente al creciente dispendio de las clases poseedoras, entre el aumento del valor excedente, por un lado, y el carácter estático del modo de producción, por el otro. Y es también en esta contradicción donde deben buscarse las raíces del cristianismo primitivo. Abraham Leon escribió:

“Pero aunque sea evidente que la mayoría de los judíos desempeña un papel comercial en el imperio romano, no debe creerse por ello que todos sean ricos comerciantes o empresarios; por el contrario, la mayoría de los judíos se compone realmente de personas de humilde condición, de las que una parte obtiene sus medios de vida, directa o indirectamente, del comercio: buhoneros, descargadores, artesanos, etc…. Esta multitud humilde es la primera a quien golpea la decadencia del imperio romano y la que más sufre por las exacciones. Concentrada en grandes masas en las ciudades, posee mayor capacidad de resistencia que los campesinos dispersos por la campiña; también es mucho más consciente de sus intereses.

“En las capas pobres de las grandes ciudades de la Diáspora es donde se expande el cristianismo… En la medida en que a las insurrecciones judías siguen insurrecciones de capas populares no judaicas, la religión comunista judía se extiende rápidamente entre las multitudes paganas”.

Como ideología de protesta por parte de los desposeídos y los indefensos, el cristianismo encarnó un vehemente sentimiento antiplutocrático. En el evangelio según Lucas, por ejemplo, se lee:

“Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados… Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre”.

La epístola de Santiago es igualmente explícita:

“¡Vamos ahora, oh ricos! Llorad y aullad por las miserias que os esperan… Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego”.

El “comunismo” del cristianismo primitivo no se basaba, ni podía basarse, en la comunalización de la capacidad productiva de la sociedad, sino en la comunalización del consumo: “comunismo por medio del saqueo al opulento”, como decía Karl Kautsky. Pero, conforme el cristianismo se extendió, sus líderes se esforzaron por mellar su filo antiplutocrático.

El proceso por el cual pasó la iglesia no se debió fundamentalmente a la codicia y la ambición personal de sus funcionarios; no fue simplemente una herramienta para engañar y despojar a las masas. El cristianismo se volvió la religión oficial del Imperio Romano bajo Constantino, al mismo tiempo en que la decadencia del imperio, basada en el parasitismo y el bandolerismo, llevaba a las reformas de Diocleciano y Constantino, las cuales intentaron apoyarlo en una economía natural. Como religión de la clase de los grandes propietarios en el origen de la economía feudal europea, el fuego antiplutocrático que el cristianismo tenía originalmente quedó reservado a los mercaderes y usureros.

Secularización y celibato

Warner plantea un vínculo interesante entre la creciente riqueza de la iglesia y su santificación del celibato (las escrituras mismas no mencionan jamás la “inmaculada concepción” y plantean muchas dudas sobre la virginidad de María). Bajo la ley romana, una mujer tenía derecho a heredar riqueza y disponer de ella de manera independiente a partir de cierta edad. Entre las familias romanas, era común criar a los hijos varones en la vieja religión y a las hijas en la nueva; además, en la época de la decadencia romana solía ocurrir que las familias se extinguieran por la línea masculina. Así, la vocación del celibato (que implicaba no tener herederos) para las cristianas vírgenes y viudas sin hijos resultaba de lo más rentable para la iglesia. Fue pues, según Warner, como parte del creciente poder secular de la iglesia que el culto a la virgen alcanzó prominencia por primera vez.

Agustín, que vivió en el siglo V, trazó una conexión explícita y literal entre el acto sexual y el pecado original: Cristo nació de una virgen porque sólo así pudo evitar contaminarse del pecado original. La percepción de la virginidad como un estado inherentemente santo y la identificación de la pureza espiritual con la abstinencia sexual siguen dominando la doctrina de la iglesia hasta la fecha.

La imagen de la madre de dios —prácticamente ignorada durante los primeros cuatro siglos del cristianismo— no era la humilde y sumisa chica de la anunciación, sino la triunfante reina del cielo, una imagen que también servía para simbolizar la ventaja de la iglesia sobre otros gobernantes temporales a lo largo de Europa y el imperio Bizantino. Esta imagen de María como reina del cielo se mantuvo esencialmente inalterada, excepto quizá por la creciente opulencia de su indumentaria, por muchos siglos, prestándole la autoridad de la sanción divina al concepto de monarquía.

Parte del tributo económico considerado digno de una reina —y la separación entre lo temporal y lo divino fue convenientemente oscurecida— puede verse en la extraordinaria ola de adulación que fue el pretexto para la construcción de 80 catedrales en Francia en un solo siglo.

La ley feudal francesa de los siglos XII y XIII permitía que las mujeres poseyeran rangos y propiedades por derecho propio; y en una sociedad donde la adquisición de tierra era una necesidad constante y urgente, las herederas podían llegar a tener un inmenso poder: Leonor de Aquitania (1122-1204) es la más célebre de ellas. Pero la consolidación de Francia y otros territorios como estados-nación entró en conflicto con las tendencias centrífugas de los patrones feudales de herencia. Con el tiempo, las mujeres perdieron muchos de los derechos económicos de los que habían gozado.

Parte de la batalla por la consolidación nacional de Francia se libró como una guerra santa por parte del papa y los señores feudales del norte de Francia por subyugar el sur, campo de cultivo de la popular herejía cátara. Ésta, una forma ascética del maniqueísmo, permitía la entrada de la mujer al clero y sostenía que el sexo casual y la sodomía eran menos reprensibles que el matrimonio, el cual había poblado el pestilente universo. El sur de Francia también era la patria de la poesía provenzal de los trovadores, que exaltaba el amor adúltero. Por ende, desde muchos puntos de vista, tanto los herejes como los trovadores eran anatema para la iglesia y para la dinastía de los Capeto en el norte. Las batallas que se libraron en el sur a partir del siglo XIII acabaron con medio millón de personas.

Fue la generación de la nieta de Leonor de Aquitania, Blanca de Castilla, la que, alentada por la iglesia y el estado, empezó a enfocar su ardor en María como virgen. Esta “nueva” María asumió gran parte del carácter y la función del personaje original de la poesía provenzal, pero sin la celebración del hedonismo y la permisibilidad. Todavía se le reconocía como una reina poderosa, pero solamente, según se enfatizaba, por gracia de su hijo, y no por derecho propio. Se le retrataba como la encarnación de la hermosura y el ardor divino, pero sobre todo, de la castidad.

Como señala Warner, el estatus especial que obtuvo la madre virgen de dios tenía como reverso el igualmente especial desprecio a la mujer ordinaria, no virginal, que se consideraba, como Eva, la “oportunidad del pecado”, una tentadora que distraía al hombre de dios para conducirlo a una perdición eterna.

Recoger las flores de la vida

El libro de Warner es una mezcla frecuentemente desenfocada de investigación histórica y sociológica con nostalgia y autoanálisis. Y es franca respecto a su ambivalencia:

“No puedo entrar en una iglesia sin que me duela toda la seguridad y belleza de la salvación a la que renuncié. Recuerdo cuando visité Notre Dame en París y, de pie en medio de la nave, comencé a llorar de rabia por ese viejo amor y su perdurable capacidad de conmoverme”.

No habiendo saldado satisfactoriamente las cuentas de su propia experiencia con el oscurantismo religioso, Warner explica el dominio de la iglesia sobre los creyentes en términos meramente sicológicos e ideológicos.

Ciertamente hay que reconocerle a la iglesia el “genio…con que se adueña de la psique de sus fieles”, como dice la reseña del Village Voice. De hecho, en los países donde la iglesia católica ha sido una influencia cultural y política dominante, ha lesionado y distorsionado hasta tal punto la psique de las masas, que incluso los manifestantes políticamente motivados han caído en orgías de anticlericalismo torcido. Por ejemplo, en 1909, cuando el gobierno español intentó movilizar a los reservistas para defender sus colonias marroquíes, la población respondió con una huelga general y una frenética protesta de cinco días que incluyó el desenterrar cadáveres de monjas y el bailar con ellos por las calles.

Al mismo tiempo, históricamente la iglesia ha impuesto la manipulación sicológica mediante una coerción altamente efectiva, tanto física como social. Cuando, en los primeros seis meses de la Guerra Civil Española, los obreros y campesinos quemaron 160 iglesias hasta los cimientos, no sólo estaban protestando contra la opresión sicológica, sino también contra una poderosa institución estatal fanáticamente comprometida con la preservación de la monarquía y con la reacción.

Al final, Warner rechaza al eunuco femenino de la iglesia católica, si bien con una extraña ambivalencia feminista:

“Si bien la Virgen María no puede ser un modelo para la Mujer Nueva, es mejor tener una diosa que no tenerla, pues el encorbatado mundo masculino de la religión protestante se parece demasiado a un club de caballeros en el que no se admiten damas salvo los días especiales”.

Y así, al final, la cuestión de la mitología religiosa sigue consistiendo en la deprimente elección entre una fantasía perniciosa y una realidad yerma y estéril.

Los marxistas insistimos en que éstas no son las únicas alternativas. La crítica marxista de la religión desmitifica la fantasía religiosa y demuestra que fue el hombre quien creó a los dioses y diosas, y no al revés, pero no para que las masas trabajadoras se vean privadas del consuelo, por pequeño que sea, que esas fantasías puedan aportar en un mundo cruel, sino para remplazar esas pobres ilusiones con una realidad mucho más rica y satisfactoria. Marx lo expresó con la mayor elocuencia:

“La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real, y por otra parte, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura agobiada por la desgracia, el alma de un mundo sin corazón, el espíritu de una época sin espíritu. Es el opio del pueblo.

“…Exigir que se renuncie a las ilusiones concernientes a nuestra propia situación, es exigir que se renuncie a una situación que necesita de ilusiones. La crítica de la religión es pues, en germen, la crítica de este valle de lágrimas, en el que la religión es una simple aureola.

“La crítica ha deshojado las flores imaginarias que cubrían la cadena de la religión, no para hacerla prosaica y desoladora, sino para que el hombre las sacuda y recoja las flores de la vida”.

OTR chilena fusiona con tendencia espartaquista

Oposición de clase al frentepopulismo – Clave del reagrupamiento revolucionario

OTR chilena fusiona con tendencia espartaquista

“En realidad, el Frente Popular es la cuestión principal de, la estrategia de clase proletaria de esta época. También ofrece el mejor criterio para distinguir entre el bolchevismo y el menchevismo.”

– León Trotsky

[Traducido de Workers Vanguard No. 172, 9 de septiembre de 1977. Extraído de Spartacist Español, 5 octubre de 1977]

El campo de verano europeo de 1977 de la tendencia espartaquista internacional (TEI) fue testigo de una fusión única en la historia de la TEI y de considerable interés y significado para aquellos que anhelan ser revolucionarios en todo el mundo. La Organización Trotskista Revolucionaria (OTR) de Chile se unió ala TEI y es ahora la sección simpatizante chilena de nuestra tendencia. Mientras nuestro tamaño, en ambos lados, es modesto, esta fusión representa la afirmación y confirmación resonante de la frase dicha por Trotsky en 1935: “En realidad, el Frente Popular es la cuestión principal de la estrategia de clase proletaria de esta época.” La OTR y la TEI se encontraron en el terreno común dé la oposición combatiente de clase al frentepopulismo burgués, y fue mediante la generalización de esta posición de independencia proletaria a todas las principales cuestiones internacionales que la unión de nuestras fuerzas se hizo posible y necesaria.

Para la TEI esta fusión constituye una extensión significativa de nuestra tendencia, ya que ésta es nuestra primera sección latinoamericana. Ella representa entonces la adición de un cuerpo de experiencia revolucionario importante a un movimiento previamente limitado a secciones en Norteamérica, Europa y Australasia. Para la OTR, significa la superación de su aislamiento nacional y la culminación de la ruptura con el pablismo iniciado algunos años antes. Manteniéndose firmes en su oposición al frentepopulismo, los camaradas chilenos han probado ser capaces de reevaluar intransigentemente sus posiciones pasadas a la luz de la experiencia internacional, requisito indispensable para la asimilación del leninismo auténtico. Para cualquiera familiarizado con la estrechez continental y el revisionismo desenfrenado del “trotskismo” latinoamericano, este es pues un logro extraordinario.

Pero el significado central de esta fusión entre la OTR y la TEI consiste en subrayar el análisis trotskista del frente popular, la atadura de las masas obreros a los capitalistas “progresistas” – o aun capitalistas “fantasmas” (abogados de provincias, etc.) cuando la verdadera burguesía en su totalidad, ha puesto en jugado su existencia, confiando en el triunfo de la reacción abierta – cuyo propósito es impedir el levantamiento proletario contra todas las alas del enemigo de clase burgués. Un artículo trágicamente profético en Spartacist de noviembre-diciembre de 1970 advertía que la coalición de Allende, la Unidad Popular (UP), era un frente popular como los de España y Francia (o de Chile) de los años treinta, al que los proletarios revolucionarios debían oponerse resueltamente. Cuando millones de chilenos y militantes de izquierda alrededor del mundo saludaban al “compañero presidente” y hablaban de una segunda Cuba, nosotros escribimos: “Cualquier ‘apoyo crítico’ a la coalición de Allende sería una traición a la clase, abriendo el camino para una derrota sangrienta del proletariado chileno cuando la reacción criolla, auxiliada por el imperialismo internacional, esté lista.”

En realidad, esta declaración, aparentemente profética, no era ni muy original, ni necesitó una bola de cristal. Repetíamos simplemente la lección de España, actuando como la memoria de la clase obrera, como corresponde a un partido leninista. Esto parecería ser el ABC del trotskismo, y sin embargo, todas las otras tendencias internacionales que se declaran herederas del mismo, se las arreglaron para oscurecer o directamente negar el carácter frentepopulista del régimen de Allende.

Al interior de Chile, los grupos a la izquierda de los partidos socialista y comunista, fueron desorientados por la victoria electoral de la UP en 1970. El caso más notorio fue el del grupo castrista MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario), él cual zigzagueó desde la oposición guerrillerista contra la participación en las elecciones como principio (“¡Fusil, no elecciones!”) hasta apoyar “críticamente” a Allende. Aunque los que decían representar el trotskismo se conciliaron con la UP, calificando al nuevo gobierno de reformista. Pero hubo un grupo pequeño dentro de la órbita “trotskista” chilena, constituido fundamentalmente por cuadros sindicales, que guiados por su determinada defensa de los intereses obreros comprendieron que la UP era un frente popular clásico, al que debían oponerse resueltamente. Este fue el núcleo que luego se convirtió en la Organización Trotskista Revolucionaria y que en 1974 resumió las lecciones de la Unidad Popular como sigue:

“Decir que el carácter de la UP es reformista, significa ser cómplice de la traición cometida …. La UP se inscribe así en la lista de los viejos Frentes Populares, que fueron el modelo diseñado para traicionar a la clase obrera.”

– “Una derrota política y la Necesidad de un balance”

En suma, la fusión de la tendencia espartaquista internacional y la OTR chilena representa la unión de la corriente que desde lejos predijo de manera única y advirtió en contra del curso trágico del gobierno de Allende; con aquellos que enfrentados directamente con la popularidad de la UP (y experimentando sus consecuencias mortales) se rehusaron a comprometer o abandonar la defensa de su clase. Como el frente popular es, efectivamente, la cuestión central con que se enfrentan los leninistas en estos tiempos y Chile es el candente ejemplo reciente de las consecuencias nefastas del frentepopulismo, la unificación de nuestras organizaciones debe ser estudiada por lodos los marxistas serios.

La evolución de la OTR

A diferencia de las otras fusiones en la historia de la TEI, en este caso se trataba de la unión de dos tendencias que ya tenían los mismos postulados programáticos decisivos, en lugar de una corriente centrista que se separa de otra tendencia y fuera ganada a las posiciones de la TEI. La oposición proletaria revolucionaria de la OTR chilena al criminal frente popular de Allende ya era decisiva, pero dado que la OTR operaba en un medio político-cultural más restringido que la TEI, ella sentía la necesidad de llevar a cabo un examen cuidadoso de la arena internacional, para comprobar que las actividades traidoras de los representantes locales del “Secretariado Unificado” (SU) de Ernest Mandel y el “Comité de Organización por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional” (CORCI) de la OCI francesa y del POR boliviano eran características. Esta no fue una fusión fácil de llevar a cabo; por el contrario, aunque ya existían los requisitos, su consumación presentaba dificultades, en la medida que los dos lados, oriundos de terrenos políticos muy distintos, se ponían mutuamente en prueba, en muchas formas y ocasiones.

Para entender el proceso de fusión es necesario primero dirigir nuestra atención a la OTR tal como fue en Chile antes del golpe. El grupo se había formado al interior de la organización simpatizante del SU, la Tendencia Revolucionaria de Octubre (TRO), y comenzó esencialmente como una oposición “obrerista” al frente popular. También se oponía, aun cuando en forma empírica, a la vieja política de “entrismo profundo” en el Partido Socialista (PS) que seguía la TRO, y subsecuentemente retiró a sus partidarios del PS. La ruptura final ocurrió en torno a la fusión sin principios de la TRO con el grupo de L. Vitale para formar el Partido Socialista Revolucionario (PSR, la sección simpatizante, “oficial” –durante un tiempo – del SU). Por presentar un documento contra la fusión, el núcleo de la futura OTR fue expulsado de la nueva organización (y dicho documento suprimido).

Contando con militantes que habían sido dirigentes de la Federación Nacional Industrial del Cobre y el apoyo de otros dirigentes mineros, la tendencia que formó la OTR se opuso consecuentemente a la política criminal del gobierno de Allende de la “batalla por la producción” – una consigna cínica para encubrir la aceleración del ritmo del trabajo – porque el autoproclamado “gobierno popular” no cambiaba el hecho de que Chile era todavía un país capitalista. Cuando Allende lanzó la campaña rimbombante por la “participación obrera” – un esquema diseñado para inducir a los obreros a colaborar con su propia explotación – dirigentes obreros de la OTR en el sector minero del cobre nacionalizado le opusieron la consigna del control obrero, cuyo objetivo era destruir, no reformar, el estado burgués. Contrariamente el MIR y el ala izquierda del PS, incluyendo en particular sectores con una cierta aureola “trotskisante”, así como Fidel Castro apoyaron los proyectos de “participación” de la UP. (El mismo Michel Pablo hizo un viaje especial a Chile para alabar esta trampa, y le dedicó un libro sobre el tema a su amigo, el ministro socialista de economía, Pedro Vuskovic.)

Luego del sangriento golpe pinochetista, cuando los camaradas de la OTR se vieron obligados a huir a Europa o países vecinos, ellos buscaron profundizar su entendimiento del fraude chileno y ampliar su comprensión internacional mediante discusiones, primero con el SU y luego con el CORCI. Sin embargo, descubrieron pronto que las credenciales trotskistas de estas autoproclamadas “Cuartas Internacionales” eran falsas. El SU, que declaró explícitamente en forma póstuma, que la UP no era un frente popular y que ya cuenta con dos grupos simpatizantes chilenos, se rehusó a permitir la discusión sobre un balance del regime de Allende en su Décimo Congreso Mundial, dado que ambas fracciones internacionales no veían la razón de exponer la bancarrota de sus partidarios locales. Mientras el CORCI había llamado frente popular a la UP, sin embargo, sus grupos chilenos (¡también tenía dos!), o bien lo negaron, o acusaron al gobierno de Allende de traidor y “reformista”, en vez de a los partidos obreros en la coalición. Entretanto, en Francia la OCI llamaba a votar por el candidato presidencial del frente popular de la Unión de la Izquierda.

La OTR entró en contacto con la TEI por primera vez durante un acto de protesta del 11 de septiembre de 1974, en el aniversario del golpe. Leyeron Cuadernos Marxistas No. 3, (una compilación de artículos de Workers Vanguard Spartacist sobre “Chile: Lecciones del Frente Popular”, el cual fue publicado con el fin de llegar a los grupos de exilados chilenos en busca de un balance de la UP), y una semana más tarde declararon estar fundamentalmente de acuerdo con él análisis y las conclusiones programáticas de la TEI. Pero como internacionalistas, ambos lados acordaron en la necesidad de discutir todos los problemas fundamentales que se presentan a los marxistas revolucionarios. Además de rechazar al SU y al CORCI, rápidamente se llegó al acuerdo de que el POR boliviano de Guillermo Lora había actuado como centrista en las pruebas decisivas de 1952 y 1971, siendo fundamentalmente responsable por el descarrilamiento de una revolución; y que el veterano camaleón seudotrotskista argentino Nahuel Moreno (quien se había movido del peronismo al guevarismo y luego a la socialdemocracia) se había convertido definitivamente en reformista comprometido al mantenimiento del dominio burgués.

Del guevarismo al trotskismo

Varias cuestiones se convirtieron en temas de discusiones extensivas entre la TEI y la OTR, incluyendo Cuba, el guerrillerismo y la socialdemocracia. En particular con respecto a la primera, luego de estudiar Cuadernos MarxistasNo. 2, sobre “Cuba y la Teoría Marxista”, los camaradas de la OTR convinieron con el análisis espartaquista de esta aplicación clave del trotskismo sobre la “cuestión rusa” como se reflejó en la IV parte de la “Declaración de relaciones fraternales entre la tendencia espartaquista internacional y la Organización Trotskista Revolucionaria de Chile” (Spartacist [edición en español] No. 4, mayo de 1977).

La posición de la OTR de que los partidos socialdemócratas eran cualitativamente más burgueses que los estalinistas fue más difícil de resolver. Aquí jugó un papel importante el aislamiento nacional y continental del pretendido movimiento trotskista chileno – el cual era la responsabilidad de las falsas “Internacionales” que poco o nada hicieron para integrar o educar políticamente a sus varias “secciones”. Es un hecho que en Latinoamérica todos los partidos asociados con la Segunda Internacional son en efecto partidos burgueses (el Partido Radical chileno, la Acción Democrática venezolana, el APRA peruano, el PPD puertorriqueño, etc.), con algún ligero rasgo populista y generalmente una política exterior fuertemente pro-norteamericana. Sin embargo, luego de familiarizarse con los partidos laboristas y socialdemócratas de Europa occidental, y después de discusiones sobre las implicaciones tácticas derivadas de la caracterización de la socialdemocracia como “burguesa con una base obrera”, la OTR convino con la descripción de los partidos socialdemócratas de masas en los países capitalistas avanzados como reformistas, esto es refiriéndonos a las palabras de Lenin, “partidos obreros burgueses”.

El área de desacuerdo más difícil e importante fue la cuestión del guerrillerismo, porque aquí habían al principio diferencias profundas y era un problema relacionado directamente con los orígenes de la OTR. Una de las primeras acusaciones levantadas contra la dirección de la sección chilena del SU por la tendencia que luego se convirtió en la OTR fue la de la falta de implementación de las políticas guerrilleristas de la resolución sobre la lucha armada del Noveno Congreso Mundial (del SU). Como muchos pablistas, pensaron que Guevara personalmente había roto con el estalinismo, o que, eventualmente rompería, aunque sea tan sólo empíricamente. Aun cuando  la OTR rechazaba el foquismo guevarista y la guerrilla urbana al estilo tupamaro, ella insistía sin embargo en la necesidad de la “guerra irregular” llevada adelante por la clase obrera – en otras palabras, la adaptación del guerrillerismo al medio particular en el que operaba. La cuestión no era abstracta, pues la OTR contaba en sus filas con dirigentes mineros para quienes escaramuzas irregulares con el ejército y los carabineros ocurrían periódicamente, así como con ex-miristas y antiguos Tupamaros.

Por contraste, Spartacist había escrito en 1967 que: “El guerrillerismo de hoy día es una reacción pequeñoburguesa a la ausencia y demora de la revolución proletaria.”

Partiendo de estas dos posiciones marcadamente divergentes, varias discusiones largas se llevaron a cabo durante un período de varios meses, en el curso de las cualés la OTR rechazó su posición anterior. Hablar de guerra obrera irregular como una perspectiva estratégica es adaptarse a las concepciones “tradeunionistas” de una capa semiproletaria; los sectores claves de la clase obrera industrial no pueden abandonar las fábricas y grandes minas, yéndose a la montaña, sin perder su base de poder social y eventualmente arriesgarse a perder su carácter de clase proletario, a medida que degenera en bandolerismo y/o se combina con el campesinado (esto les sucedió a los cuadros del partido y obreros comunistas en China quienes huyeron de las ciudades costeñas para iniciar la guerrilla rural en 1927-31). El apoyo de Lenin a las tácticas partisanas en 1906-07 fue dado en el contexto de la derrota, que él creía transitoria, de la revolución de 1905; él nunca consideró a la guerrilla más que una medida defensiva – una forma de retirada estratégica – o accesoria a la guerra regular, y ciertamente no como estrategia para la revolución socialista.

Más aún, los bolcheviques trataron siempre de organizar la lucha militar a través de las organizaciones de masas de la clase obrera (los soviets, comités de fábrica) en las cuales el partido jugaba o trataba de jugar un papel dirigente, a diferencia de la concepción guevarista de llevar a cabo una lucha guerrillera a través de un partido/ejército “profesional” – así, por ejemplo, el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) argentino es el brazo armado del PRT guevarista.

Las concepciones guerrilleristas tenían una importancia social real en la “extrema izquierda” chilena, sobre todo por medio del MIR pero también entre los grupos seudotrotskistas que lo seguían. El MIR, por ejemplo, no llamó a los sindicatos o posteriormente a los cordones industriales (coordinadoras zonales de comités de fábricas) a armar a los obreros; en su lugar creó “comandos comunales” artificiales, subordinados en la práctica al MIR, los cuales supuestamente entrenarían a obreros seleccionados en el uso de armas.

Así, cuando vino el golpe del 11 de septiembre el proletariado industrial se encontró desarmado; muchos se reunieron en sus fábricas a fin de esperar por las armas ofrecidas por los burócratas sindicales comunistas y socialistas, las cuales nunca llegaron. A pesar de actos individuales de arrojo por parte de dirigentes del MIR, que solamente atrajeron ataques más fuertes contra los sectores más combativos de la clase obrera, su actitud fundamental fue el tratar al golpe militar como un paso inevitable que preparaba el camino a la guerra de guerrillas. La OTR – como las otras tendencias guerrilleristas, no vio ninguna posibilidad de resistir al golpe pinochetista; pero a diferencia, de aquellos que buscan reconstruir al diezmado MIR, o de la mayoría del SU que ahora está fundamentalmente preocupada en borrar sus huellas de apoyo total al guerrillerismo guevarista, la OTR ha sacado las lecciones de la terrible derrota representada por el 11 de septiembre y proclamó la bancarrota del guerrillerismo en todas sus variedades.

El leninismo sobre la cuestión organizativa

En Chile la OTR carecía de normas organizativas leninistas: la definición de miembro era fluida, nunca tuvo una prensa partidaria, etc. Naturalmente esta práctica organizativa fue mantenida en el exilio, donde las presiones hacia un “espíritu de círculo” entre un grupo pequeño de sobrevivientes son enormes. Conforme la OTR evolucionaba hacia la tendencia espartaquista, esto, de manera igualmente natural, originó luchas internas y rupturas. Estas, sin embargo, son difíciles de resolver sin la asimilación y aplicación de las normas leninistas del centralismo democrático. Fueron problemas centrados alrededor de la cuestión organizativa los que bloquearon por algunos meses la perspectiva de fusión votada en mayo de 1976 y los que dominaron la actividad de la OTR durante el año pasado. Como dijo el camarada Ivan de la OTR en un informe al Comité Ejecutivo Internacional de la TEI durante el reciente campo de verano europeo:

“La OTR era una organización en el exilio y dispersa por varios continentes. Fundamentalmente hubieron dos cuestiones que impidieron la fusión el año pasado: una era debilidades organizativas de la OTR que en consecuencia nos llevaba a una concepción federativa del partido. Pero detrás de esto había un importante punto político y era que la OTR esperaba reunir a sus principales cuadros en Europa. Habían dificultades para llevar un desarrollo conjunto de todos sus cuadros, y el núcleo europeo no tenía una metodología leninista para resolver este problema.”

Las dificultades se centraban en la lucha por ganar a un miembro importante de la dirección que había llegado recientemente de América Latina. Encontrándose separado de su base y restringido por las limitaciones de un pequeño núcleo trotskista de propaganda, el camarada comenzó a elaborar planes a espaldas de la dirección; actos de indisciplina organizativa que pronto dieron origen a una ruptura política abierta, cuando se rehusó a defender el programa de la OTR en público, desoyendo instrucciones explícitas. Como dijo el portavoz de la OTR en la presentación ante el CEI:

“… en último análisis el cda. Bias presentó una perspectiva opuesta al trotskismo y a la concepción del partido de Lenin basado en que no podemos romper nuestros lazos con las masas, … y por lo tanto en la práctica él no pudo defender todo el programa comunista …

“Hace algunos días este proceso llegó a su fin y en un trabajo de amplia consultación con los camaradas de la internacional hemos formalizado la ruptura del cda. Bias con el programa trotskista. Para la OTR lo más importante de este proceso es que la ruptura con su vieja metodología abrió el camino hacia el verdadero leninismo.”

Una perspectiva de Iskra

La Organización Trotskista Revolucionaria de Chile se ve enfrentada hoy con oportunidades y responsabilidades tremendas. La junta militar bonapartista chilena, que carece de una base social de apoyo significativa y habiendo sido incapaz de atomizar al proletariado y eliminar a su dirección, no durará ni siquiera tanto tiempo como la dictadura militar brasileña. Entretanto, aquellos militantes de izquierda que sobrevivieron el baño de sangre se han concentrado en gran número en centros de exilio en Europa y América Latina. He aquí una tremenda oportunidad de llegar a decenas de miles de militantes comprometidos y desafiar a la izquierda a realizar un balance serio del régimen de Allende. Esto desde luego no se limita a los militantes chilenos, pues la experiencia chilena tiene importancia global y es decisiva en la formación de núcleos revolucionarios en los países claves de América Latina.

Entre aquellos que rechazan el frente popular, el estalinismo, la socialdemocracia y el guerrillerismo, podría ser iniciado un diálogo. Mediante el combate polémico, la superioridad del análisis trotskista y de su programa sería demostrado y el núcleo de un grupo auténticamente leninista de propaganda podría ser forjado y preparado políticamente para las tareas que enfrentará cuando caiga la sangrienta dictadura y comience en serio la batalla crucial por separar a la clase obrera del dominio reformista.

Un punto clave en esta perspectiva es la cuestión de la prensa. En el período que se avecina, la voz principal para la OTR será la edición en español de Spartacist, la cual será publicada tres veces al año y cuyo comité de redacción incluye ahora a miembros de la OTR. Spartacist en español será una publicación de tipo Iskra, publicando polémicas y análisis dirigidos primariamente al medio exilado latinoamericano y a militantes de izquierda en la península ibérica. Además, la OTR buscará iniciar su prensa propia, empezando con un formato modesto y con frecuencia irregular. Junto con la lucha por construir una organización sólida, programaticamente unida y políticamente homogénea en el exilio, vendrá naturalmente la tarea difícil de intentar hacer llegar esta prensa a las manos de militantes de la clase obrera chilena en todas partes donde se encuentren.

En todo esto, como miembro de una tendencia internacional democrático-centralista, la OTR contará con el apoyo político pleno y con toda asistencia material posible por parte de la TEI. Pero no se puede negar que las demandas son enormes y nuestros recursos totales cualitativamente inadecuados. Sin embargo, la OTR tiene un capital político importante que no puede ser minimizado: a diferencia de los seudotrotskistas, ella representa una línea política coherente y poderosa que fue comprobada trágicamente por la caída del criminal frente popular. Chile en 1970-73 ha tenido una importancia en el desarrollo político de la generación revolucionaria actual similar al impacto de la Guerra Civil Española a finales de los años treinta. Los trotskistas que advirtieron que el frente popular conducía a una derrota sangrienta deberían recordar sus advertencias para educar a aquellos que no las oyeron entonces pero desean evitar la repetición del holocausto. Y sin embargo, el SU de Mandel y el “Comité de Organización” de la OCI esconden a sus grupos chilenos en vez de destacarlos, y con buena razón: ellos no hicieron esas advertencias sino que disculparon al frente popular.

Somos todavía débiles como fuerza política, pero la fuerza y la promesa de la fusión de la OTR y la TEI lo que les permitió a estos militantes cruzar el tremendo abismo desde el pablismo, el obrerismo y el guevarismo al trotskismo – vienen del hecho que está construida sobre principios marxistas fundamentales:

“Mirar la realidad cara a cara; no buscar la línea de la menor resistencia; llamar a las cosas por su nombre; decir la verdad a las masas por amarga que ella sea; no temer los obstáculos. ser fiel en las pequeñas y las grandes cosas basar su programa en la lógica ‘le la lucha de clases: ser audaz cuando llegue la hora de la acción. tales son las reglas de la IV Internacional.”

El Programa de Transición

¡Condenamos el plebiscito pinochetista!

Reformistas cazan a los generales “democráticos” de la junta

¡Condenamos el plebiscito pinochetista!

Por la Organización Trotskista Revolucionaria de Chile, enero de 1978. Impreso en Spartacist en español No. 6, julio de 1978.

El plebiscito del 4 de enero instrumentado por el general Pinochet, el César bárbaro de la junta militar que durante los últimos cuatro años ha azotado a los trabajadores de Chile, es un claro signo del profundo aislamiento del régimen bonapartista y en particular de su hombre fuerte. Los resultados manipulados han sido descontados universalmente, hasta por el Departamento de Estado de los EE.UU. dada la absoluta imposibilidad de cualquier simulacro de una expresión de la voluntad popular bajo la condiciones imperantes en Chile hoy día. En vez de encubrir la dictadura con un velo de aprobación democrática, el “voto” fraudulento sólo logró recordar a otros regímenes plebiscitarios hediondos (desde Napoleón III, quien ordenó la “aprobación” de su golpe de estado de 1851 y el otorgamiento del título de emperador, hasta “consultas” parecidas ratificando actos de fuerza por los Nazis).

Sobre todo, el inútil intento de “legitimar” la dictadura pinochetista desató las primeras manifestaciones abiertamente dirigidas contra la junta desde que el sangriento golpe de 1973 forzó toda la oposición a sumergirse en la clandestinidad. En noviembre los mineros del cobre de la vasta mina de El Teniente salieron en huelga, logrando el pago de los bonos que les debía la administración estatal. Una semana después se juntaron 100 parientes de detenidos “desaparecidos” frente al Ministerio de Asuntos Exteriores. Luego, como respuesta al anuncio del plebiscito, durante cuatro días partidarios del Partido Demócrata Cristiano (DC) repartieron hojas volantes abogando por el voto de “no”, produciendo varias detenciones y pequeñas confrontaciones con la policía. Y el día 3 de enero aproximadamente 500 manifestantes de izquierda desfilaron por el centro de Santiago, haciendo un acto frente a la Moneda (el antiguo palacio presidencial).

La farsa de la “consulta nacional” del tirano Pinochet constituyó un revés para sus ambiciones personales y desacreditó a la junta militar como tal.  El ejercicio puso al desnudo la bancarrota de un régimen que se ha lanzado por la senda de un programa explícito de desindustrialización quizás el único país del mundo donde un gobierno ha provocado la muerte de hambre en gran escala entre los pobres como política consciente; de una dictadura que se inspira abiertamente por el Reich nazi, incluso con sus campos de concentración, en su política de exterminio de toda oposición de izquierda. Este fracaso para el gobierno animará a los opositores de la junta militar; los revolucionarios deben aprovecharse de esta situación para avanzar su trabajo de despertar y rearmar políticamente al proletariado chileno.

No obstante, lejos de despertar este gigante poderoso ― única fuerza social capaz de terminar con las dictaduras militares, los partidos reformistas, comunista (PCCh) y socialista (PS) están trabajando a un ritmo febril para forjar nuevas cadenas para atar a los obreros chilenos al enemigo de clase. Esta vez la alianza abarcará no sólo los radicales y demócratas cristianos disidentes, sino la DC misma e incluso al ex-presidente Frei quien desempeñó un papel fundamental en fomentar el golpe de 1973; y los “sectores democráticos” del cuerpo de oficiales; es decir cualquiera de los generales y almirantes carniceros dispuestos a abandonar a Pinochet, quien está por hundirse, y que concuerdan en una “liberalización” limitada del régimen, asemejándose al gobierno caetanista, continuador de la dictadura salazarista en Portugal.

Es nuestro deber como revolucionarios de la clase obrera advertirles a las enlutadas masas trabajadoras de Chile y al proletariado del mundo entero de la amenaza planteada por los proyectos de los reformistas. ¡Hablar de una “transición pacífica a la democracia” es una mentira engañosa! No se olviden a que tragedia condujo la llamada “vía pacífica al socialismo”: al 11 de septiembre de 1973 y a la masacre de millares de obreros sin armas ni dirección. La burguesía no va a regalar las libertades democráticas, tan ardientemente deseadas por las masas chilenas, porque teme ante todo al potencial revolucionario del despertar proletario. Es por eso que respaldó, en su abrumadora mayoría, al golpe de 1973 y que desatará otra matanza contrarrevolucionaria si fuese necesario para evitar que las masas “vayan más allá” de lo aceptable en el acto de derrumbar a la junta criminal. La consigna de los revolucionarios leninistas es y será: “¡Aplastemos a la junta sangrienta por la revolución obrera!”

Dictadura en apuros

La junta militar que gobierna Chile hoy día, constituida por representantes de las tres ramas de las FF.AA. y carabineros, ha asumido su rol a sangre y fuego como resultado de la política de colaboración de clases de las direcciones obreras tradicionales concretizada en el frente popular de Salvador Allende, la Unidad Popular (UP). El fracaso de la línea frentepopulista cristalizada en el programa de la llamada “vía chilena al socialismo”, que se demostró incapaz de cumplir su papel de dique de contención de la clase obrera ―unido a la incapacidad de los partidos políticos de la burguesía de solucionar la honda crisis existente― empujó al golpe de las FF.AA.

La junta militar que a través de un camino de sangre obrera y de la destrucción de las libertades democráticas y sindicales se ha instalado en el poder, cumple el objetivo de sacarle las castañas del fuego a la burguesía. Los estalinistas y socialdemócratas la califican erróneamente de “fascista” para disculpar sus frentes “antifascistas” con sectores de la burguesía. Sin embargo, aunque el golpe de septiembre fue avalado por los imperialistas y la burguesía criolla, y por importantes capas de la pequeña burguesía, el gobierno militar nunca ha gozado de una amplia base de apoyo social activa, al contrario de los movimientos fascistas que se alzaron al poder sobre la base de una movilización de pequeños burgueses enfurecidos. Asimismo la calificación de “gobierno gorila” ―aunque pretenda ser “popular” y “de más fácil comprensión”― significa esquivar el verdadero problema de dar una caracterización científica del régimen actual.

Para los marxistas la junta de Pinochet es un régimen bonapartista en el cual un grupo reducido o aún un solo individuo trata de alzarse por encima del tira y afloja normal de las clases en pugna, expresada a través de los mecanismos de la democracia burguesa, para imponerse como árbitro y protector supremo de los intereses de clase capitalistas. En este caso se distingue del caudillo latinoamericano tradicional (desde Rosas a los Somoza y Stroessner) por el hecho de que es el cuerpo de oficiales de las FF.AA. la “esencia misma del estado” ― que asume directamente la dirección gubernamental frente a la creciente agudización de los conflictos de clase.

Además, el modelo económico de la junta militar no corresponde en absoluto a los regímenes corporativistas de Italia y Alemania bajo el mando fascista. En nuestro país la política del gobierno bonapartista no ha logrado encontrar un camino viable para la solución de la crisis económica. El “tratamiento de shock” del premio Nobel Milton Friedman, basado sobre un liberalismo de “mercado libre” (el libre cambio y el empuje a las exportaciones, con las devaluaciones “minis” y otras), se ha mostrado incapaz de sobrepasar la inflación galopante y pese a las cifras optimistas del gobierno la deuda externa alcanza niveles impresionantes. En realidad todo se resume a volcar los déficits presupuestales sobre las espaldas de la clase obrera y la pequeña burguesía.

Aunque beneficia a unos pocos monopolios y por supuesto a las “multinacionales”, esta política ha conducido a un descenso alarmante en la producción industrial ya gran número de quiebras de empresas. Es así que la política del sector “duro” de la junta ―léase Pinochet― es contestada por importantes sectores de la burguesía y de los pequeños propietarios, y comerciantes. Irónicamente se trata de muchos de los mismos elementos que obraban activamente por el golpe de 1973 mediante la política de “desestabilización” (paros patronales de los camioneros, comerciantes, profesionales, etc.). La DC se ha propuesto acaudillar este movimiento y con el documento “Esta es mi Respuesta” Eduardo Frei se lanzó públicamente en el terreno de la oposición. Aún la organización criminal de ultraderecha: “Patria y Libertad” también se opone a la junta.

Dentro de la junta se reflejan las diferentes presiones, producto de la actual situación, y vemos a Pinochet realizando equilibrios en un trapecio ya bastante roído. Tanto el general Leigh como el almirante Merino se han pronunciado contra el plebiscito. Los motivos no son los mismos: Merino siempre ha actuado directamente respondiendo a los dictados del Pentágono y de la CIA, mientras que el comandante de la aviación ha sido el propulsor de una política corporativista, de dar más representación a los “gremios” en la búsqueda de un apoyo de masas, presentándose de esta manera como el abanderado de los fascistas de Pablo Rodríguez (dirigente de Patria y Libertad). Pinochet se resiste al cambio de rumbo y es en este marco que convoca la “consulta nacional” como desesperado intento de autodefensa.

La trágica farsa pinochetista

La resolución votada por las Naciones Unidas, que condena a Chile por la continua violación de los derechos humanos, “indignó”, según se informa, al presidente Pinochet. Este decidió responder con su plebiscito, luego rebautizado “consulta nacional”, según la cual cada ciudadano es convocado a declarar “si respalda al presidente de la república”, o si en cambio apoya a la pretensión de la ONU “de imponernos desde el exterior, nuestro destino futuro”.

Los militantes trotskistas no entregamos ningún gramo de confianza a la organización internacional de las burguesías ― donde además participan los representantes de las burocracias dirigentes de los estados obreros deformados y degenerado. Aún más, esta resolución de la ONU se plantea en el marco de la campaña de proyecciones anticomunistas de Jimmy Carter en defensa de “los derechos humanos”. El blanco principal de esta campaña es la Unión Soviética y sus satélites, y su propósito es de rearmar “moralmente” al imperialismo yanqui, debilitado después de su derrota humillante en Indochina. En este marco repudiamos las lágrimas de cocodrilo de uno de los principales responsables de la situación actual en Chile y la principal fuerza contrarrevolucionaria a escala mundial; y también el patriotismo del “prócer” Augusto Pinochet.

En el contexto de la “defensa de Chile” la papeleta de voto por el “sí” lleva los colores de la bandera nacional, y su significado es el siguiente:

“Frente a la agresión internacional desatada en contra del gobierno de nuestra patria, respaldo al presidente Pinochet en su defensa de la dignidad de Chile y reafirmo la legitimidad del gobierno de la república para encabezar soberanamente el proceso de institucionalización del país.”

La amordazada prensa chilena, enteramente adicta al gobierno a diferentes grados, fue inundada con la propaganda para un voto de “sí”. La amenaza de violencia contra los opositores al régimen fue apenas disfrazada. Para prevenirse contra un boicot masivo se declaró la obligación de votar. Al entregar la papeleta de voto, la cédula de identidad de cada individuo sería cortada y marcada con un sello especial; a los que no acudían a las urnas (donde se podría detener fácilmente los “elementos subversivos”) se les daba un plazo de ocho días para presentarse ante las autoridades con una explicación adecuada, o si no sus documentos quedarían invalidados.

Pinochet se lanzó al plebiscito sin siquiera consultar con los otros miembros de la junta y éstos reaccionaron mostrando su desacuerdo con esta medida. Su principal objeción era que Pinochet utilizaría este instrumento para apartarles aún más a los demás miembros del cuadrumvirato del ejercicio del poder. En una carta dirigida a Pinochet, Leigh se expresa en los siguientes términos:

“Rechazamos los referéndums de carácter de plebiscito, propios de gobiernos de tipo personal… Es por esta razón que el poder no reside en ninguno de nosotros, él reside en la Junta de Gobierno… Vuestra Excelencia ha organizado un referéndum pese a la oposición de dos miembros de la Junta.”

El otro miembro, de la junta al que se refiere Leigh es Merino. En su propia misiva a Pinochet, Merino se expresa en términos más duros, menos “elegantes”, que los de Leigh, e incluso afirma que:

“Las instrucciones dadas a los intendentes para que los votos nulos y en blanco sean considerados a favor, hará que el resultado de la elección pierda todo valor moral ante la opinión pública nacional y extranjera.”

Por otra parte la iglesia, representada por el comité permanente de la Conferencia Episcopal chilena, pidió a Pinochet que el plebiscito fuera postergado o suspendido hasta que las condiciones fueran más favorables. Aunque esta actitud fue ampliamente interpretada como oposición a la “consulta”, fundamentaron que desean colaborar en la unidad de todos los chilenos, calificando de positiva la consulta y de acuerdo con un ideario cristiano. Solicitaron la suspensión “por el prestigio de la Junta de Gobierno y de las FF.AA.”. De esta manera quisieron mostrar que sus preocupaciones de ninguna manera podrían ser consideradas como un desafío al régimen militar.

El contralor general Héctor Humeres que ha ocupado este cargo durante once años ―bajo las presidencias de Frei, Allende y Pinochet― rechazó el decreto del plebiscito aduciendo que este carecía de suficiente fundamentación legal. Claro que este rechazo la valió a Humeres su pronta jubilación, asumiendo el cargo el ministro del trabajo, Sergio Fernández, que por supuesto no tenía ninguna objeción al decreto plebiscitario.

La DC se pronunció contra el referéndum porque no es “claro, legítimo, ni representa la voluntad soberana del pueblo”. Frei declaró que la consulta no es clara porque se exige del electorado que responda a dos preguntas: si se respalda al presidente y si se reafirma la legitimidad del gobierno. Agregó que: “podría haber personas que contestaran afirmativamente a lo primero y negativamente a lo segundo.” Y además: “No se puede confundir la patria con un gobierno y mucho menos con una persona.” Así quiso sugerir que una mera reformulación de la pregunta habría legitimado al plebiscito.

En términos globales Frei recalcó, igual que los obispos, que no pensaba enfrentarse con la junta en sí. Más bien, probamente el paso de la DC a una oposición activa con motivo del plebiscito debe considerarse como parte integral de la oposición a la maniobra de Pinochet por parte de un sector de la junta militar. Y seguramente no fue ajena a las ocasionales notas de desagrado procedentes del Departamento de Estado. La imagen de una coalición en gestación que pasa desde los fascistas y el general Leigh hasta la DC no debe sorprender. Tanto Patria y Libertad como los Demócratas Cristianos han sido en el pasado los destinatarios de fabulosas sumas del gobierno estadounidense, y Frei (con otros dirigentes democristianos) lanzó su carrera política en la falange fascistoide. Durante el gobierno de Allende los lazos entre la DC y los gremios fortalecieron el terreno de encuentro entre estos entusiastas de la “Alianza para el Progreso”, la CIA y los fascistas

La izquierda y el plebiscito de Pinochet

Asimismo los partidos de la UP y el MIR se pronunciaron a varios niveles contra el plebiscito. Según las informaciones de prensa, el Partido Comunista, el MIR y el Partido Radical se pronunciaron por el voto de “no”, mientras el Partido Socialista llamó a un boicot del plebiscito. Una declaración conjunta de la UP (firmada por el PC, los radicales, MAPU ―Movimiento de Acción Popular Unitaria, una escisión “marxista-leninista” de la DC, la Izquierda Cristiana― un posterior escisión demócrata cristiana de la DC e independientes) denunció la votación como “una simple mascarada del más puro modelo franquista-hitleriano”. Sin embargo la UP, como Freí, hizo claro que su orientación fue dirigida hacia la oposición contra la maniobra de Pinochet dentro de la junta. “Las Fuerzas Armadas”, recalcó, “no pueden seguir avalando esta política demencial, que nos ha conducido a esta peligrosa situación… escogiendo la vía de un desafío provocativo a la comunidad internacional” (citado según Mundo Obrero[Madrid], 5-11 de enero de 1978).

El Partido Comunista llamó a la abstención o al voto de “no”. En una entrevista el secretario general del, PCCh, Luis Corvalán, declaró que:

“La mayoría de nuestros compatriotas se orienta a no concurrir a votar o a votar por el ‘no’. El pueblo sabrá descubrir y aplicar otras formas de protesta, las que estime convenientes y posibles.”

Excélsior [Madrid], 4 de enero

Pero la preocupación mayor de los estalinistas es de perseguir a Frei y otros sectores importantes de la burguesía para poder concretizar un “compromiso histórico” a la chilena. Pinochet no puede, dice Corvalán, detener “el proceso de entendimiento de las fuerzas democráticas antifascistas y no-fascistas” (subrayado nuestro). O sea ¡aboga por la formación de una alianza con las mismas fuerzas motrices del golpe de 1973!

No cabe duda que el plebiscito ha sido convocado unilateralmente por Pinochet y representa la última carta que éste juega para tratar de reafirmarse y superar la situación crítica en la que se encuentra. La “consulta” no es más que un monstruoso fraude y la clase obrera y demás sectores explotados de Chile no pueden menos que repudiar resueltamente esta mascarada, cuyo resultado, por supuesto, ya era conocido de antemano. Donde es posible, los revolucionarios buscarían expresar este rechazo al boicotear el plebiscito fraudulento. Pero el gobierno anunció que quien no participe en el referéndum anulará su carnet de identidad. Una consigna global de boicot podría entonces acarrear graves consecuencias de aislamiento de los centros de trabajo e incluso legalmente podría significar la prisión y/o deportación. Donde no es posible boicotear el plebiscito los trabajadores deber expresar su rechazo a la farsa pinochetista votando en blanco. En ningún caso podemos votar “no” porque esto significaría avalar el procedimiento electoral.

Es fundamentalmente la situación política y organizativa de la clase obrera que no permite, por ahora, avanzar más resueltamente en un cuadro de movilizaciones contra la junta. El proletariado se encuentra políticamente desorganizado como producto de la política traidora de las direcciones obreras cuyo objetivo es la alianza con la burguesía.

Frei y su cohorte estalinista

La política de los partidos reformistas de masas, el PC y PS, dentro de la concepción menchevique-estalinista de la revolución por etapas, se plantea como objetivo del período la lucha “antifascista”. Para cumplir con este objetivo su proyecto es la ampliación de la colaboración de clases a través de la alianza con la DC. Así frente al plebiscito han corcado a pies juntillas las mismas consignas demócrata-cristianas. Los traidores a la clase obrera miran a hurtadillas detrás de las sotanas de los curas el desarrollo de la lucha de clases y del movimiento obrero. De la misma manera han corrido tras las movilizaciones contra el plebiscito, que organizó la juventud falangista demócrata-cristiana de Frei.

El 12 de octubre la DC emitió su primera declaración de oposición formal a Pinochet, titulada “Patria para Todos”. Esta declaración reivindica un traspaso gradual de las riendas del poder a un gobierno civil, empezando con el levantamiento del estado de sitio. Rechaza toda “conspiración ilegal” contra el régimen y dice que una asamblea constitucional debería ser convocada dentro de un año para reformular la constitución de 1925. Luego se elegiría un nuevo gobierno para reemplazar la junta. Con otras palabras, ¡se reconocería como legítima la dictadura militar, que continuaría gobernando durante todo este período! La “asamblea constitucional” propuesta por Frei no tendrá más poder que las impotentes Dumas bajo el zar; cuando el régimen autocrático deja de tolerarla, esta asamblea hueca tendría que someterse o verse disuelta.

En respuesta a la declaración democristiana “Patria para Todos” Corvalán, en declaraciones realizadas en París en el mes de diciembre, planteó: “Queremos llegar con todos los demócratas, a un acuerdo para hoy día y para mañana, es decir, no solamente para derrotar al fascismo, sino también para reforjar el país y construir una democracia renovada.” Propuso en seguida: “un gobierno democrático, ampliamente representativo, sobre la base de un entendimiento, de una alianza entre la UP y la DC, y con la participación de los sectores democráticos de las FF.AA.” Esta es la misma línea traidora que estos señores ordenaron durante el gobierno de Allende, salvo que en ese entonces fueron los oficiales “constitucionalistas” quienes recibieron los elogios de los estalinistas; de entre ellos uno de los más destacados fue… un tal Augusto Pinochet.

La UP busca una alianza con Frei y el conjunto de la DC, pero el MIR que quiere seguir jugando al “izquierdismo” es también una pieza vital de este coro antiobrero. En el boletín del MIR de septiembre de 1977 vemos: “El secretariado interior del MIR… hace un nuevo llamado a los partidos de la UP y sectores democráticos del PDC, a realizar los mayores esfuerzos para que 1977 sea el año de la consolidación definitiva de la unidad del pueblo y de la resistencia.” Los castristas chilenos creen poder engañar al proletariado al mencionar a “los sectores democráticos” de la DC. ¿Es que acaso estos “demócratas” no participaron en la preparación del golpe militar, directa o indirectamente? Si no conociéramos la política de estos apéndices del estalinismo, podríamos creer en su ingenuidad pero ¡No! Compañeros del MIR, no se combate a la burguesía con un programa burgués; y este programa mínimo es el que Uds. han firmado en agosto de 1977 con la UP. Plegándose a la línea de la DC con su reivindicación de una Duma embellecida, esta plataforma conjunta hace caso omiso de la consigna democrático-revolucionaria de una asamblea constituyente.

El proletariado no puede dejarse arrastrar por el frentepopulismo. Las libertades democráticas no serán otorgadas graciosamente por la burguesía; deben ser arrancadas por la movilización conjunta de todos los explotados. Exigimos la libertad de todos los presos de la represión derechista y la legalización de las organizaciones obreras, políticas y sindicales, asimismo la libertad de volver a Chile, sin que pese ninguna acusación en su contra, para todos aquellos que han debido exilarse por la represión de la junta. Contra las adaptaciones reformistas al programa burgués, como trotskistas levantamos la consigna de una asamblea constituyente que tenga plenos poderes, elegida por sufragio universal igual, directo y secreto. Una verdadera asamblea constituyente por su naturaleza misma sólo puede ser convocada bajo condiciones de plenas libertades democráticas, que permitan la participación de todos los partidos de la clase obrera. Así requiere como prerrequisito el derrocamiento revolucionario de la junta, algo que la DC y los reformistas, a pesar de sus largas listas de consignas democráticas, olvidan mencionar.

No sólo de consignas democráticas…

El proletariado no desdeña a otros sectores sociales que quieran luchar a su lado. Pero levantamos las consignas democrático-revolucionarias en el marco de un programa de reivindicaciones transitorias que contemple las aspiraciones del campesinado y otras capas explotadas de la pequeña burguesía y que conduce a los objetivos históricos del proletariado: la destrucción del estado burgués por la toma del poder por los obreros y la instauración de la dictadura del proletariado.

Luchamos por el poder de los soviets, los consejos de obreros y campesinos. En Chile se proyectó embrionariamente este tipo de organización de clase en los Cordones Industriales que surgieron después de noviembre de 1972. Pero los cordones surgieron con el alza de la lucha obrera (y a pesar de las direcciones traidoras). La situación hoy día en Chile es muy distinta a los inicios del 73; vivimos los estragos de un régimen contrarrevolucionario. Donde están abolidas aún las más mínimas libertades democráticas. Bajo una de las más crueles dictaduras reaccionarias que la historia, haya conocido. La reorganización política de la clase obrera debe realizarse contra la burguesía enquistada en sus burocracias dirigentes.

Una prueba dramática de la imposibilidad de limitar la lucha contra la junta a las consignas democráticas fue proporcionada por la huelga de 12 días de los mineros de El Teniente en noviembre pasado. Esta huelga, que involucraba centenares de obreros, se desarrolló contra los esfuerzos de los dirigentes “sindicales” títeres impuestos por la junta militar. Al mismo tiempo que autorizó el pago de los bonos de productividad a los trabajadores, Pinochet exiló al lejano norte del país a varios de los dirigentes demócratas-cristianos de los sindicatos mineros. Hoy los reformistas y centristas elogian a la última huelga de El Teniente como símbolo de “la resistencia”. Sin embargo, los estalinistas y socialdemócratas no proponen consignas de lucha obrera, como por ejemplo una escala móvil de los salarios y horas de trabajo para protegerse contra la inflación y abrir empleos para los desocupados.

Cuando los obreros de El Teniente se declararon en huelga bajo el régimen de la UP (abril-mayo de 1973) en defensa de su escala móvil de salarios, los trotskistas de la tendencia espartaquista internacional (TEI) hemos sido una de las pocas organizaciones obreras que defendimos la justa lucha de los mineros para proteger esta conquista sindical, ganada de los antiguos patronos norteamericanos mediante duras luchas contra los proyectos anti-obreros de austeridad e intensificación del ritmo de trabajo impuestos por el frente popular (véase “Defendamos la huelga de los mineros”, Cuadernos Marxistas No. 3). Una dirección revolucionaria de los sindicatos habría extendido la huelga, exigiendo un gobierno obrero y la expropiación de todas las industrias. De esta manera habría frustrado rápidamente los intentos demagógicos de la derecha de utilizar la huelga para sus propios fines. Pero Allende condenó a los huelguistas, calificándolos de “privilegiados” mientras los estalinistas los calumniaron como “fascistas” y llamaron a sus militantes a romper la huelga. De manera que hoy día sólo los trotskistas estamos autorizados a aconsejarles a los mineros de El Teniente de no poner ninguna confianza en sus falsos dirigentes democristianos; los partidos de la UP y el MIR serían desdeñados con toda justificación como rompehuelgas.

Para los leninistas las consignas democráticas constituyen una parte subordinada del programa de la clase obrera. Como señaló Trotsky, refiriéndose al papel de las consignas democráticas en los países bajo el mando fascista: “Pero las fórmulas de la democracia (libertad de asociación, de prensa, etc.), no son para nosotros más que consignas pasajeras o episódicas en el movimiento independiente del proletariado, y no un nudo corredizo democrático pasado al cuello del proletariado por los agentes de la burguesía (¡España!)” (Programa de Transición). En los países de tradiciones democrático-burguesas y con una estructura social avanzada, la consigna de una asamblea constituyente no es un elemento fundamental del programa proletario. Así que después de la toma del poder por la junta militar la TEI no lanzó esta consigna. La levantamos hoy día como táctica, contra los esfuerzos de la burguesía, ayudada por sus agentes en el movimiento obrero, de pactar con sectores de las FF.AA. Intentamos de esta manera desenmascarar el miedo de la burguesía a la democracia revolucionaria.

Exigiendo una asamblea constituyente, los marxistas debemos advertir al mismo tiempo que la burguesía teme a esta consigna democrático-revolucionaria, buscando preferencialmente un arreglo con los generales “democráticos”; y que, aún si fuese convocada, los explotadores buscarían frustrar siquiera las medidas democráticas más fundamentales hasta que se rompa finalmente su dictadura de clase (véase, por ejemplo, la suerte de la reforma agraria portuguesa). Por lo tanto instamos al proletariado a luchar por la total extirpación del latifundio mediante una revolución agraria, expropiando a los fundos y otorgando la tierra a los campesinos pobres y trabajadores agrícolas; por la expropiación de la industria y la banca; por el control obrero de la producción; por un gobierno obrero soviético.

¡Construyamos un partido trotskista revolucionario chileno!

El proletariado no puede, espontáneamente, lograr estos objetivos; es preciso romper primero con las burocracias colaboracionistas de clases que son las responsables de la derrota, con aquellos que han entregado a la clase obrera atada de pies y manos a la burguesía. En la lucha por construir una verdadera dirección trotskista un obstáculo principal son los centristas, aquellos “críticos” a medias del frentepopulismo que constituyeron el furgón de cola de los traidores reformistas. Así que mientras el MIR se arrastró ante la UP, la Liga Comunista de Chile (LCCh ― un grupo sacado del aire por el Secretariado Unificado de Ernest Mandel) siguió tras el MIR. La LCCh se rehúsa calificar a la UP como frente popular (llamándola reformista), y sigue la línea de sus compañeros franceses, la LCR, que llamará a votar por candidatos de la Unión de la Izquierda en las elecciones de marzo. Los episódicos excesos aventureristas de los mandelistas chilenos, como el llamado en el período posterior al golpe por una “huelga general revolucionaria”, sólo sirve de pantalla para encubrir su claudicación política.

Por otra parte, los seudotrotskistas del difunto POMR, ahora “Comité de Enlace de los Militantes Trotskistas Chilenos” (del Comité por la Reconstrucción de la IV Internacional de Pierre Lambert) calificaron de frente popular a la UP… al mismo tiempo declarando que el voto por Allende en 1970 fue “un voto de clase contra clase”. En cierto sentido tienen razón: ¡fue un voto por la burguesía y contra la clase obrera! Los lambertistas chilenos actualmente centran su programa sobre las consignas democráticas en vez de enraizarlas en un programa de transición por el poder obrero. Y eligiendo los consejos de sus padrinos franceses, quieren hacer pasar la reorganización política del movimiento obrero chileno por el PS ― así conciben la “construcción del partido en la clase”. Son los defensores del partido/pantano que durante los últimos 40 años ha sido una de las principales fuerzas de la colaboración de clases en Chile.

Los leninistas chilenos luchamos por la aplicación de la teoría de Trotsky de la revolución permanente: sólo el proletariado dirigido por una dirección revolucionaria es capaz de cumplir los postulados democráticos y alcanzar el socialismo en un proceso ininterrumpido de lucha contra el capitalismo. La vanguardia revolucionaria de la clase obrera será construida arrancando al proletariado de entre las manos de las direcciones reformistas, no capitulando ante ellas como hacen los centristas. La consigna: “Romper con la burguesía” ―levantada en forma contradictoria por los cordones industriales en las últimas semanas antes del golpe― es un llamado a desprender la clase obrera de las garras criminales de los social-traidores para abrazar el programa de la revolución permanente.

¡No a la canallada electoral de Pinochet!

¡Por una asamblea constituyente, aplastemos la Junta por la revolución obrera!

¡Construyamos un partido trotskista revolucionario chileno!

¡Hacia el renacimiento de la Cuarta Internacional!

Enero de 1978

¡No al franquismo “reformado”!

¡No al franquismo “reformado”!

[Traducido de Workers Vanguard No. 161, 10 de junio de 1977. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 5, octubre de 1977.]

6 DE JUNIO ― La semana próxima se llevarán a cabo las primeras elecciones parlamentarias en 41 años en España. Estas elecciones, que son cualesquier cosas menos libres, coronan la “Democracia Española” del primer ministro Adolfo Suárez. Intentando consolidar un régimen semibonapartista de “estado fuerte” con una fachada de democracia parlamentaria, las “reformas Suárez” espetan ganar la aceptación por parte de la “Europa democrática” del régimen postfranquista, y al mismo tiempo fomentar ilusiones democráticas entre las masas trabajadoras españolas que semana tras semana, durante los últimos 18 meses, han demostrado su odio al estado autocrático legado del “Caudillo.”

La legalización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y especialmente del Partido Comunista (PCE) ha contribuido, ciertamente a la deseada imagen gubernamental de democratizador de la incrustada estructura franquista. Al mismo tiempo, los ultras falangistas y sectores militares ultraconservadores presentaron fuerte resistencia contra esta medida crucial, la cual no se hubiera obtenido nunca a no ser por las huelgas y manifestaciones militantes de los trabajadores. Con un liderazgo proletario consecuente, esto habría servido para remecer el vagón del franquismo “reformado”, mediante un fuerte voto por los partidos obreros opositores al régimen. Pero lejos de desenmascarar los planes gubernamentales en su intento antidemocrático de apuntalar a la monarquía franquista, los dirigentes del PCE y del PSOE se han convertido en defensores acérrimos de Suárez.

Del “Bunker” al “eurocomunismo”

Suárez ha entrado a la campaña por las Cortes con la esperanza de construir un aparato político supuestamente del centro -en realidad, algo a la derecha de la Democracia Cristiana italiana o de los gaullistas franceses- que pueda contener las masas a través de una combinación de medidas policiales de mano fuerte, una retórica “democrática” y minireformas, mientras desmantela las arcaicas estructuras corporativas del orden franquista. Eligió como su vehículo electoral la Unión del Centro Democrático (UCD) fundada por los ex-ministros franquistas Areilza y Pío Cabanillas. En el tiempo transcurrido desde el anuncio de la candidatura de Suárez, estos dos han sido depuestos: el primero fuera de la UCD y el segundo a hacer campaña en la distante Galicia. Bajo Suárez, la UCD hace campaña para la Cortes proyectando una imagen que ha sido justamente apodada “eurofranquista.”

En tanto que Suárez trata de ocultar los orígenes franquistas de su gobierno, se ha visto desafiado por la Alianza Popular (AP) abiertamente franquista. Manuel Fraga Iribarne, ex-ministro del interior la formó al unirse con otros seis ex-ministros de la era franquista (cada uno con su partido político propio). Son llamados alternativamente “los siete magníficos” (por la extrema derecha) y los “sete jinetes del apocalipsis” por la izquierda). La AP ha atacado la legalización del PCE y otras concesiones similares, presentándose como los herederos de los “cuarenta años de paz franquista.”

Pero, aunque Fraga pueda tener mejor fundamento para reclamar las tradiciones azules, las fuerzas de Suárez no dejan de representar la faz del franquismo en estas elecciones. A pesar de su verborrea acerca de reformas democráticas, Suárez mantiene sus relaciones con el clerical-reaccionario Opus Dei, importantes industriales y representantes de los inversionistas extranjeros que constituyeron el esqueleto económico del régimen de Franco. Más aún, desde la ruptura con Fraga y la formación de la UCD, Suárez se ha concentrado en alistar a los funcionarios y jefes políticos de las administraciones locales, cuyo principal interés es gozar del respaldo del gobierno. Mientras en las ciudades principales el voto a la oposición será indudablemente alto, en el campo el mando franquista sigue intacto, con el dominio ininterrumpido de la Guardia Civil y los caciques locales. El New York Times (6 de junio de 1977) citaba a un residente de un pueblo en Badajoz, remarcando que luego de 40 años de dictadura, “hay miedo, hay miedo.”

De acuerdo con el esquema electoral actual, las zonas rurales tendrán hasta cuatro veces la representación de barrios con comparable número de habitantes ubicados en centros urbanos como Madrid. Por lo tanto, para que Suárez reciba una mayoría en las cortes, el caciquismo debe permanecer intacto. Poco se puede hablar de democracia, en tanto permanezca el privilegio establecido, la corrupción y las maquinaciones políticas que durante 40 años han sido inseparables del estado de terror policíaco de Franco.

La explosión vasca

Las reformas de Suárez tienen, ciertamente, muy poco peso en la región vasca (Euzkadi). El período electoral en esta región norteña llegó vestido en los mismos colores de antes: el gris sombrío de la policía armada y el verde olivo de la Guardia Civil. Las manifestaciones de masas exigiendo la amnistía y el levantamiento del estado de sitio policíaco han sido repetidamente atacadas por estos matones sangrientos de Suárez/Juan Carlos. Si esta represión feroz continúa, y quizás se intensifique con los desmanes de la policía especial, el rey “democrático” y su primer ministro “eurofranquista” se podrían ver enfrentados con un sólido boicot electoral vasco.

El terror policiaco omnipresente no ha conseguido disminuir el sentimiento abrumador de solidaridad y oposición al gobierno que ha arrastrado al País Vasco durante la primavera. En abril, el gobierno prohibió toda celebración del día nacional vasco, Aberri Eguna. Los manifestantes que se reunieron en la ciudad de Vitoria (sitio de la matanza de 1976) desafiando la prohibición fueron enfrentados por una fuerza de ocupación de 5.000 guardias civiles que llenaron la plaza central con humo y gases lacrimógenos, atacando luego viciosamente a cualquier civil que encontraron en las calles. A pesar de las balas de goma y el cañón de agua de la brigada antidisturbios, se construyeron barricadas y las manifestaciones persistieron.

En el curso de sólo cuatro días del mes pasado, cinco manifestantes vascos fueron muertos por balas policiales y más de 50 fueron heridos. Una ola huelguística masiva se desató en respuesta, culminando en una huelga general abarcando a 600.000 trabajadores, el 16 de mayo. Más aún, un ex-alcalde franquista de Bilbao y amigo personal de Juan Carlos, Javier de Yberra y Bergé, fue secuestrado -probablemente por nacionalistas de la ETA- como rehén para obtener la libertad de prisioneros políticos vascos. Cuando el período electoral estaba por abrirse el 24 de mayo, varias organizaciones políticas vascas -de izquierda y nacionalistas- anunciaron sus intenciones de boicotear los comicios, a menos que se pusiera alto al terror policíaco y fueran liberados el resto de los prisioneros políticos.

Con la esperanza de salvar las elecciones, el gobierno ha cedido, y ha liberado, hasta la fecha, a la mayoría abrumadora de los prisioneros políticos. Más aún, se han tomado medidas para que los acusados de “crímenes de sangre” -en su mayoría separatistas vascos- sean enviados al exilio. Entre aquellos enviados al extranjero están los cinco acusados del infame consejo de guerra de Burgos de 1970. Al momento de escribir este artículo, el número de prisioneros políticos vascos restantes, y el impacto del programa de deportaciones del gobierno sobre la posibilidad de un boicot electoral en la región, todavía no está claro.

Democracia y dictadura

Debido a la situación claramente prerrevolucionaria en España, la actividad política se está extendiendo a regiones y sectores de la población anteriormente pasivos. Las huelgas -las cuales, como Trotsky anotó en los años treinta, son la forma elemental del incipiente despertar político del proletariado- han aumentado enormemente. La actividad huelguística del año pasado -ilegal en su totalidad- fue mayor que aquella de los últimos diez años juntos. Aun la nueva planta Ford en Valencia, con su mano de obra cuidadosamente elegida, se ha visto obligada a recurrir a un cierre patronal de sus 7.000 trabajadores como respuesta a la continua agitación laboral. En el campo, los trabajadores agrícolas andaluces que desde la Guerra Civil se habían sometido a los caciques y a la Guardia Civil, organizaron una huelga de protesta contra la política económica del gobierno durante la primavera.

Sin embargo, la mayoría de las manifestaciones de masas han sido políticas. Como Trotsky observó con respecto a Italia bajo Mussolini en 1930:

“Si la crisis revolucionaria fuera a estallar… las mases de trabajadores, tanto obreros como campesinos, seguramente pondrían a continuación de sus demandas económicas, consignas democráticas (tales como libertad de reunión, de prensa, de organización sindical, representación democrática en el parlamento y en las municipalidades).”

― “Problemas de la Revolución Italiana”

Los marxistas no se quedan al margen de estas luchas, sino defienden activamente las demandas democráticas de las masas trabajadoras. Repetidamente hemos llamado por la abolición de los aparates represivos especiales del franquismo ― la Guardia Civil, la brigada antidisturbios, la policía armada, el Tribunal del Orden Público, la Brigada Político-Social, etc. Hemos exigido la libertad inmediata de todas las víctimas de la represión franquista reaccionaria. El pueblo español debe tener derecho de reunión y expresión libres, se le debe poner fin a la censura; la clase obrera debe arrancar las libertades sindicales  plenas y la abolición final del CNS (“sindicato” vertical franquista).

Una demanda democrática crucial hoy día en España, es el reconocimiento del derecho de la autodeterminación nacional de las nacionalidades oprimidas en España, especialmente los vascos y los catalanes. Exigimos el cese de las prohibiciones de partidos políticos por parte del gobierno, y el derecho de todos los partidos políticos a participar en las elecciones.

Como marxistas, hacemos notar que estas demandas democráticas no serán ganadas en conversaciones corteses con los dinosaurios franquistas en sus adornados salones estatales, sino mediante las luchas encarnizadas de la clase  obrera en las calles y fábricas. Así pues llamamos por la transformación de las jornadas de luchas esporádicas en una huelga general ilimitada para ganar las libertades democráticas, por las cuales el pueblo español ha luchado fervientemente; y por la construcción mediante tal huelga, de consejos obreros (soviets) que puedan unir las fuerzas del proletariado a fin de derribar el régimen franquista, reemplazándolo con un gobierno obrero, único capaz de garantizar dichos derechos a los explotados y oprimidos.

Pero, al mismo tiempo nos enfrentamos con una amenaza inmediata a la obtención de la democracia más completa para el pueblo trabajador, constituida por los intentos de los partidos burgueses y sus miserables colaboradores en el movimiento obrero, de “negociar” una reforma del franquismo. En tanto el aparato estatal permanezca intacto con las mismas fuerzas represivas y los mismos políticos autocráticos -aun cuando ligeramente disfrazados con vestiduras “democráticas”- el franquismo “reformado” servirá únicamente para prolongar el “estado fuerte” que ha oprimido a la totalidad del pueblo español durante los últimos 40 años. La demanda “¡No al franquismo “reformado” ― por una asamblea constituyente democrática elegida por sufragio universal!” puede alinear grandes sectores de la pequeña burguesía tras la dirección de la clase obrera, así como también revelaría la naturaleza de las negociaciones traidoras de los demócratas burgueses y los reformistas, dispuestos a conservar una buena parte del aparato bonapartista, por miedo a las consecuencias de un levantamiento verdaderamente revolucionario.

Las elecciones franquistas no introducen un período de democracia burguesa en España. No sólo es el mecanismo electoral evidentemente antidemocrático (por ejemplo, el peso desproporcionado de las diferentes regiones), sino que además las Cortes se basan en la aceptación de la monarquía, el ejército y “la inviolabilidad del estado español.” El rey se reserva el derecho a nombrar hasta el 20 por ciento de ambas cámaras de las Cortes. El primer ministro es nombrado por el monarca y luego nombra al consejo de ministros ― que tiene el derecho de promulgar los decretos-leyes.

Todavía hay 67 partidos ilegales, a los cuales se les niega la participación en las elecciones. Estos abarcan desde los carlistas (los otros pretendientes a la corona, quienes lucharon al lado de Franco durante la Guerra Civil, pero hoy día se reclaman de un socialismo “autogestionario”) hasta los partidos de la “extrema izquierda.” (Varios candidatos de la “extrema izquierda,” no obstante, están presentándose a las elecciones cómo independientes.) El gobierno restringe, además, el acceso a la prensa y puede determinar, a través de los bancos, los fondos disponibles para la campaña de cada partido.

Las elecciones no representan, entonces, un canal democrático para la expresión y ejecución de la voluntad política del pueblo español. Un partido revolucionario de masas buscaría acabar con esta abominación de seudoparlamento, luchando por una asamblea constituyente plenamente democrática. En el caso necesario y si el sentimiento popular fuera tal como para asegurar un gran impacto, los comunistas llamaríamos por un boicot activo de elecciones como las del 15 de junio.

La dirección reformista actual, sin embargo, ha asegurado que, en la ausencia de cambios drásticos en la situación política y con la posible excepción del País Vasco, las masas trabajadoras votarán en las elecciones franquistas. El llamar a la abstención por parte de un pequeño grupo propagandístico trotskista sería un ejercicio inútil de autoaislacionismo. Si los revolucionarios no son lo suficientemente fuertes como para prevenir el llevar a cabo estas elecciones manipuladas, o por lo menos despojarlas de cualquier significado posible, deben entonces usarlas como tribuna de propaganda.

“Platajunta” y las elecciones

A lo largo de la situación prerrevolucionaria en España, el PCE y el PSOE han demostrado ampliamente su compromiso fundamental con la política de colaboración de clases. Ambos formaron alianzas frentepopulistas con fuerzas burguesas abarcando desde nacionalistas y demócratas cristianos (incluyendo al carnicero de la insurrección minera en Asturias en 1934: José María Gil Robles) hasta los monarquitas carlistas y elementos ligados a los Borbón. Para el PCE ella fue la Junta Democrática, y para el PSOE la Plataforma de Convergencia Democrática.

Durante la campaña por su legalización, ninguno de los dos partidos intentó movilizar al proletariado con el fin de extraer derechos democráticos del estado franquista: por el contrario, ambos buscaron organizar formaciones frentepopulistas cada vez mayores. En marzo de 1976 la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática se unieron para formar Coordinación Democrática, mejor conocida como la “Platajunta”. En este organismo cumbre se encontraban las tres federaciones sindicales importantes, las organizaciones maoístas-sindicalistas, nacionalistas de todo pelaje, fuerzas burguesas y por supuesto, los socialistas de la corona (los carlistas). Lo que une a estas fuerzas dispares es un compromiso común a mantener el dominio de la clase burguesa en la España postfranquista, y a la “negociación” por la “democracia” con los herederos del Caudillo. La “Platajunta” alcanzó su culminación política en enero luego de la liberación de Santiago Carrillo cuando la “Comisión de los 10” fue llamada para discusiones conjuntas con Suárez acerca de la aplicación de la “democracia” franquista.

Desde entonces, y particularmente luego de la legalización de 156 asociaciones políticas, Coordinación Democrática ha caído en desuso. Con la excepción del frente popular autóctono de Cataluña, la Assemblea de Catalunya, los partidos legalizados han llevado a cabo campañas electorales formalmente independientes pero explícitamente dedicadas a la continuación de la colaboración de clases.

Luego de una pizca de bravatas izquierdistas momentáneas, cuando el ala “histórica” rival de la socialdemocracia fue legalizada, el PSOE se ha contentado con maniobrar entre los franquistas. En una reunión pública reciente en honor de François Mitterrand y Mario Soares, el dirigente del PSOE Felipe González compartió la plataforma con el dirigente depuesto de la UCD y exministro de relaciones exteriores Areilza. Insistentemente se repiten los rumores de una coalición Suárez-González de “centro-izquierda” si la AP logra impedirle a Suárez el ganar una mayoría “del centro” en las Cortes.

De la traición a la claudicación abierta

Más dramática ha sido la capitulación y prostración abierta del Partido Comunista a los pies de los franquistas. Durante los últimos dos años, desde las manifestaciones masivas cuando la muerte de Franco y la ejecución de los cinco prisioneros nacionalistas vascos, hemos denunciado la política del PCE de contener toda lucha popular en su búsqueda de la “respetabilidad” burguesa. El PCE ha boicoteado y traicionado repetidamente sus propias manifestaciones a fin de agradar al gobierno actual.

Primero hubo el frustrado “otoño caliente” de la lucha de clases en octubre-noviembre de 1976: esto terminó en nada cuando el PCE no movilizó ni siquiera a los trabajadores bajo su dirección para su propia huelga general en noviembre. Luego del asesinato de cinco simpatizantes comunistas por pistoleros fascistas en enero, ocurrido en el local de Comisiones Obreras (sindicatos dominados por el PCE) situado en la calle Atocha de Madrid, el PCE aprovechó la ocasión para cerrar filas tras Suárez. En tanto, cientos de miles de trabajadores ocupaban las calles de Madrid y Barcelona, y el PCE intentaba sabotear la protesta e incluso firmó una declaración conjunta con Suárez, el PSOE y otros representantes de la “Platajunta”, predicando la “serenidad” frente a los ataques fascistas. El dirigente del PCE Simón Sánchez Montero trató de probar la responsabilidad de su partido gritando “¡Viva España!” en un salón lleno de periodistas asombrados.

El PCE de nuevo se rehusó a movilizar al proletariado en apoyo de las manifestaciones por el 1º de Mayo que él mismo había convocado. Además, cuando el partido fue legalizado el 10 de abril, aun cuando los miembros habían preparado una caravana de automóviles y una concentración de masas para celebrar el evento, todas las manifestaciones fueron canceladas. Como en el caso de las protestas luego de los asesinatos en Atocha, la excusa fue la amenaza de un golpe de estado militar. Frente a este peligro Santiago Carrillo dio la respuesta reformista clásica: no hacer nada, no molestar a la derecha. Su labor de desmovilización de los trabajadores continúa.

Pero la traición dramática más reciente ocurrió en respuesta a la huelga general vasca del 16 de mayo. En Madrid decenas de miles de obreros atendieron la llamada por la solidaridad con la manifestación vasca contra el gobierno. Sin embargo, esta vez el PCE abiertamente se rehusó a apoyar ninguna huelga de solidaridad y más bien instó a los vascos a regresar al trabajo a fin de no “poner en peligro las elecciones.” Los máximos dirigentes de las CC.OO. llamaron a los trabajadores vascos a “no agravar más la situación en España.” Mientras miles de policías antidisturbios y guardias civiles descargaban balas sobre las masas de manifestaciones y daban órdenes de “¡Tirad a matar!”, los dirigentes del PCE y las Comisiones Obreras se preocupaban tan sólo de que “las elecciones se desarrollaran lo más libremente posible en un clima de paz” (Le Monde, 18 de mayo).

El rompimiento de huelgas en el servicio de Suarez no ha sido el único ejemplo de la traición del PCE. En beneficio de su nueva imagen “democrática” el PCE ha eliminado ciertos gravámenes del pasado. Entre ellos están (por supuesto) cualquier referencia a la dictadura del proletariado y ahora incluso el saludo de puño cerrado (el cual, según Carrillo, recuerda demasiado a la Guerra Civil). En su lugar, el partido ha aceptado la bandera monarquita rojo-amarilla -que los republicanos llaman la bandera de “sangre y oro”- como “la suya” y la de “todos los españoles.”

También ha sido eliminada cualquier oposición a la monarquía franquista. Ahora el comité central del PCE declara “si la monarquía continúa su avance en el camino del restablecimiento de la libertad y la democracia, los comunistas sentados en las próximas Cortes podrán considerar la corona como el régimen constitucional” (Rouge, 18 de abril de 1977).

Eliminada también está la oposición a las bases americanas en España y a la OTAN, así como la oposición a la entrada en el Mercado Común. En su lugar, Carrillo se imagina la cabeza del principal partido “eurocomunista” proimperialista ― partido que hizo constar sus agradecimientos a Jimmy Carter por ser legalizado.

Ahora ya no hay ni siquiera vestigios de oposición a Suárez y Juan Carlos por parte del PCE. El New York Times (17 de mayo) comentaba:

“Curiosamente, uno de los aliados tácticos más fuertes del Sr. Suárez es Santiago Carrillo, el secretario general del Partido Comunista, de 62 años de edad. Agradecido al primer ministro por legalizar su partido, el veterano político fustiga regularmente a la Alianza Popular.”

Para disipar la última pizca de “curiosidad”, Carrillo en una conferencia de prensa dijo: “No sólo no soy neutral con respecto a Suárez, sino que soy pro-Suárez.”

Oposición condicional al PCE y PSOE

Faltándole la fuerza para boicotear y aplastar las elecciones franquistas mediante poderosas luchas de clases, un grupo trotskista de propaganda en España trataría de librar una batalla contra el franquismo “reformado” lanzando candidatos propios o, si ello no fuera posible, dando apoyo crítico a candidatos de otro partido obrero. Sin embargo, las candidaturas del PSOE y del PCE son la continuación directa de la política frentepopulista que preparó el camino para la toma de poder de Franco. Los marxistas defienden el principio de la independencia de clase del proletariado y por lo tanto no pueden dar apoyo electoral a partidos envueltos en alianzas frentepopulistas. La caída en desuso de Coordinación Democrática durante el período electoral no cambia el carácter fundamental de las listas del PCE y el PSOE.

En 1975, la tendencia espartaquista internacional se rehusó a dar apoyo crítico al Partido Comunista Portugués, tanto por sus alianzas colaboracionistas de clases y por su apoyo explícito al dominio bonapartista por el MFA del aparato estatal. En Portugal, como hoy día en España, no sólo la independencia organizativa, sino también una campaña dirigida contra el gobierno en ejercicio debe ser un requisito para el apoyo crítico electoral.

Como resultado de las coaliciones frentepopulistas (aunque esporádicas) y del apoyo al gobierno franquista por parte del PCE y el PSOE, los marxistas deben permanecer en oposición condicional a ambos partidos reformistas. Llamamos a las filas proletarias de estos partidos a forzar a sus dirigentes a romper con sus aliados frentepopulistas burgueses y particularmente a romper con el gobierno Suárez como condición para cualquier apoyo electoral.

Elecciones en Euzkadi

Las elecciones del 15 de junio además de todas sus otras limitaciones e inconvenientes, no están siendo llevadas a cabo en condiciones de democracia burguesa. En respuesta a las manifestaciones y movilizaciones de masas, las odiadas escuadras de las policías especiales han desatado un terror equiparable a aquél bajo el mismo Franco. En aquellas zonas donde el nivel de terror oficial es tan intenso como para prevenir cualquier aproximación a elecciones libres, o donde partidos representando una proporción sustancial de la clase obrera son ilegales, las elecciones pueden tomar el carácter de un plebiscito franquista. Los trotskistas, en dichas condiciones, se unirían con las masas de los trabajadores en un boicot activo de las elecciones fraudulentas. Este puede ser el rumbo de los eventos en el país vasco y quizás también en las Canarias.

No tiene sentido llamar a un boicot a menos que haya una posibilidad real de éxito. Sin embargo, en Euzkadi bajo los peores ataques policiales vistos en años, el pueblo vasco se ha mantenido y defendido. Pueblo tras pueblo fue sobrepasado por invasiones policiales. Manifestaciones pacíficas fueron reprimidas con balas de goma primero y munición real luego. Pero la resolución a luchar no ha disminuido. EI mes pasado se levantaron barricadas en Vitoria, Rentería, San Sebastián y Bilbao. Las huelgas continúan hasta la fecha.

Como fue admitido por un político burgués importante: “aquí en Euzkadi no estamos en una atmósfera electoral. Aquellos que voten lo harán en un estado de miedo” (New York Times, 21 de mayo). Aun cuando muchos militantes vascos han sido liberados, parece que hay todavía bastantes encarcelados y que los partidos más importantes de la región todavía planean boicotear los comicios.

Un boicot efectivo de las elecciones en Euzkadi podría debilitar significativamente las pretensiones democráticas de Suárez y Juan Carlos. Las súplicas traidoras de los estalinistas y socialdemócratas por elecciones pacíficas para producir otras Cortes franquistas (pero con su participación) deben ser combatidas. Las masas trabajadoras deben ser movilizadas para demandar una asamblea constituyente genuinamente democrática y la abolición de la legislación antidemocrática y de los órganos represivos especiales del régimen franquista. A través de la movilización de la clase obrera, como en Euskadi, pueden ser sentadas las bases para la formación de los soviets y consejos obreros a escala regional y nacional. Sólo la democracia del poder soviético enterrará finalmente al reino del terror franquista y liberará al proletariado de dos generaciones de opresión brutal.

― ¡No al franquismo “reformado”! ¡Abajo la monarquía franquista! ¡Por una asamblea constituyente democráticamente elegida!

― ¡Ningún voto a los partidos del frente popular! ¡PCE y PSOE, romped con Coordinación Democrática y el régimen franquista!

― ¡Por un partido trotskista en España, sección de una Cuarta Internacional reforjada!

― ¡Por una república obrera en España! ¡Adelante hacia los Estados Unidos Socialistas de Europa!

¡Apoyo a los obreros chilenos!

Suplemento del 24 de septiembre de 1973 del Beacon, publicación del Militant-Solidarity Caucus del NMU

Esta versión fue impresa en Cuadernos Marxistas no. 3 por la Spartacist League de los EE.UU. en 1975.

(El Militant-Solidarity Caucus es un grupo de oposición dentro del principal sindicato marítimo de los EE.UU., el National Maritime Union. Coincidimos con los argumentos y la resolución que fue presentada a la reunión del Puerto de Nueva York.)

El reciente golpe en Chile ha constituido un grave revés para todos los obreros del mundo. Los obreros de Chile querían tomar el poder estatal y dirigir la economía en su propio interés. Su victoria hubiera conferido un tremendo impulso hacia delante a todos los trabajadores. Las traiciones de sus líderes condujeron trágicamente a una inevitable derrota sangrienta. Aunque dirigido ostensiblemente contra el gobierno de Allende, este golpe tenía como objetivo a los sindicatos, a los partidos y organizaciones de la clase obrera y de los campesinos pobres. La junta militar ha anunciado planes para juzgar a más de 5.000 ciudadanos detenidos en estos últimos días. Incluidos están no sólo gran parte de los lideres de los partidos obreros así como militantes individuales que se resistieron ante el golpe militar, sino también un gran número de refugiados políticos que habían buscado asilo en Chile. Muchos de éstos eran representantes da los movimientos laborales y de izquierda de otros países de Latinoamérica que habían entrado en Chile huyendo de la persecución en su propio país. Ahora se enfrentan al peligro de ser deportados y con certeza encarcelados, o de ser tratados brutalmente a manos de la junta chilena.

El gobierno de los EE.UU., como parte de su estrategia para asegurar continuos beneficios a los hombres de negocios estadounidenses, apoya firmemente este golpe. La mayor parte de la ayuda norteamericana a Chile durante los recientes meses ha sido ayuda militar. Los generales chilenos han sido los más fieles defensores de los patronos yanquis y de sus socios menores en Chile. El fallo más importante de Allende fue el crear ilusiones en los oficiales militares y en los partidos del capital – hasta manteniendo lazos con ellos. El Militant-Solidarity Caucus del NMU ha puesto siempre de relieve la necesidad de que los trabajadores cuenten con sus propias fuerzas. Allende destruyó la única posibilidad de una victoria de la clase obrera y hasta de su propia defensa cuando accedió a la demanda de los legisladores capitalistas de permitir el embargo de las armas de los obreros, ¡cuando lo que debía haber estado haciendo es armar a los obreros! Sus intentos de parecer “respetable” al confiar en el ejército prepararon esta derrota. Los marineros norteamericanos, y los miembros del NMU en particular, se han dado cuenta de la disminución de los viajes a Valparaíso en Chile, al llevar a cabo los Estados Unidos un virtual embargo para sabotear la economía chilena. Con el establecimiento de una junta militar mucho más abiertamente favorable a los intereses de los negocios norteamericanos, sin duda alguna pronto se restablecerán las relaciones comerciales.

Los marineros estadounidenses deben oponerse a este plan de los patronos. Los obreros han demostrado tradicionalmente su apoyo a las luchas de los obreros de otros países. El principio de solidaridad internacional es particularmente importante para los trabajadores marítimos. El Militant-Solidarity Caucus pide la construcción de un sindicato marítimo internacional único como parte de la lucha para crear un contingente de lucha más efectivo contra los conglomerados internacionales. Con el tremendo aumento de la matriculación en el extranjero de barcos nacionales, cualquier organización laboral que no se extienda para unirse con los obreros sindicados, incluyendo los no organizados, de otros países está condenada a ver la decadencia del nivel de sus propios miembros. El NMU es testigo de esto ahora mismo.

Lo mismo que los obreros apoyan a otros obreros en huelga iniciando huelgas de solidaridad, así han tradicionalmente demostrado su apoyo los obreros por sus compañeros de la clase obrera víctimas de la toma de poder de fascistas y militares. Las sangrientas luchas en Chile hoy son la continuación de las luchas entre la clase obrera y los capitalistas por otros medios que los habituales métodos económicos y sindicales. La solidaridad obrera es tan apropiada ahora aquí como si los obreros chilenos estuvieran en huelga. Pero la situación es mucho más crítica que una huelga: ¡los líderes de la clase obrera están siendo encarcelados, torturados y asesinados, y todas las organizaciones obreras están siendo sistemáticamente destruidas! Es el deber de los obreros norteamericanos y de sus organizaciones el denunciar el golpe militar en Chile, y el ayudar a los trabajadores chilenos combatientes. Medidas adoptadas incluyen las demostraciones de protesta, los boicots de productos chilenos, la ayuda a los refugiados políticos y donaciones de comida, medicamentos, y otros materiales necesarios para luchar más efectivamente contra los patronos chilenos y sus oficiales militares.

En el pasado, como después de la toma de poder de los nazis y sobre todo durante la Guerra Civil Española, los obreros norteamericanos y sus organizaciones han ayudado de esta manera a los obreros extranjeros en lucha. Loa marineros, a causa de su posición vital en la economía, pueden jugar un importante papel al dirigir los boicots y al transportar material para los obreros en el extranjero. Y el NMU, a pesar de las pretensiones de los presentes líderes de que la política no tiene ningún lugar en los sindicatos, ha tomado en el pasado posiciones claras sobre estos puntos. Durante la Guerra Civil Española el Pilot daba parte frecuentemente de resoluciones de apoyo tomadas a bordo o en puerto. Por ejemplo, el 3 de febrero de 1939 el Pilot informó sobre una reunión en la Oficina Central del Departamento de Stewards en la que se hizo una colecta para España y se pidió la terminación del embargo de armas, que estaba mutilando a las fuerzas antifranquistas.

Era perfectamente correcto que el NMU considerara que el problema de la Guerra Civil Española era pertinente a los asuntos del sindicato. Sin embargo, los líderes del NMU tenían, aún entonces, una visión errada de cómo mejor ayudar a sus compañeros españoles. Hicieron una llamada para presionar al gobierno, pidiendo que rehusara reconocer al asesino Franco. Lo absurdo de esta demanda fue puesto de manifiesto cuando el Presidente Franklin Roosevelt reconoció el régimen de Franco sólo cuatro días después de la caída de Madrid ante los fascistas en marzo de 1939. Hoy, la gente equivocadamente apremia al gobierno estadounidense para que no reconozca a la junta militar chilena, o pide a las Naciones Unidas (un arma de los poderes capitalistas) que intervenga. A pesar de sus pretensiones de apoyar a la “democracia”, los intereses del gobierno de los EE.UU., bajo liberales como Roosevelt o conservadores como Nixon, se cifran en aplastar el movimiento obrero. El contar con el gobierno de los EE.UU. para oponerse a los fascistas en España o a los gorilas en Chile es un callejón sin salida, y conduce a la creación de ilusiones falsas sobre el estado capitalista. Los obreros deben contar con su propia fuerza organizada y no con la “buena voluntad” de su enemigo de clase.

Resolución del NMU Militant-Solidarity Caucus

Visto que el reciente golpe militar en Chile ha sido un tremendo revés para el movimiento obrero internacional, y

Visto que es el deber de los miembros del NMU el demostrar nuestra solidaridad con los trabajadores chilenos en nuestra lucha común contra los intereses de los negocios en todos los países, y

Visto que la clase obrera no puede buscar el enderezar la situación apelando al gobierno de los Estados Unidos o a las Naciones Unidas, por lo tanto

Se decide que los miembros del NMU en esta reunión de septiembre en el Puerto de N.Y., declaran su apoyo a los obreros chilenos en contra de la junta militar, a través de medidas apropiadas tales como ayuda económica y de otra índole para las organizaciones obreras chilenas y los refugiados políticos, y un boicot a los puertos chilenos.

24 de septiembre de 1973

La contestación del IBT

EN DEFENSA DEL PROGRAMA TROTSKISTA

[Copiado de http://www.bolshevik.org]

Introducción

Por el Trotskismo

La carta del MICR 

Mayo 5 de 1988

Estimados Camaradas: Les agradecemos por su extensa critica de nuestra declaración programática POR EL TROTSKISMO“. Apreciamos también la oportunidad que nos permitió elaborar algunos de las cuestiones más importantes programáticas y metodológicas que separan centrismo del trotskismo. Desafortunadamente, nos ha llevado más tiempo de lo que anticipamos para producir una respuesta adecuada a su carta.

Nosotros rechazamos vuestra consideración que nuestra caracterización de Poder Obrero como centrista sea un ejemplo de “la utilización de epítetos como un método de polemizar típico de los Espartaquistas”. Nosotros notamos que Uds. no tienen dificultad alguna de etiquetar nuestras posiciones como “sectarias”, una designación la cual, como Trotsky observó, puede generalmente ser tomado como un cumplido cuando viene de un centrista.

Durante nuestros debates en Oakland, en el otoño de 1986, quedó claro que nosotros teníamos diferencias programáticas fundamentales. En esos tiempos nosotros verbalmente caracterizamos vuestra posición como centristas. Sin embargo nos sorprendió cuando unos meses más tarde, nosotros nos anoticiamos de su propuesta de incluirnos en un ” bloque contra el centrismo”, el cual intentaban lanzar junto con el Grupo Obrero Revolucionario Italiano (GOR) a la pretendida conferencia internacional proyectada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (WRP).

De acuerdo con Trotsky:

” Centrismo es el nombre aplicado a aquella política la cual es oportunista en sustancia y que procura aparecer como revolucionaria en la forma. Oportunismo consiste en la adaptación pasiva a la clase gobernante y al régimen existente. Incluyendo, por supuesto, las prebendas estatales. Centrismo comparte completamente el trato del oportunismo, pero adaptándose a sí mismo a los obreros insatisfechos, el centrismo se cubre con comentarios radicales(1)

La critica elaborada en su carta del 2 de abril provee un caso de estudio del centrismo en nuestros tiempos: un repudio a los principios trotskistas, junto con la evasiva de muchas de las cuestiones centrales en disputa. Sin embargo fetichizando la táctica del frente único, desde Khomeini hasta Galtieri, borrando la línea demarcatoria entre nacionalismo y Marxismo, o defendiendo a los restauradores del capitalismo en Polonia, Poder Obrero consiste solamente en un intento de tapar con comentarios radicales su adaptación oportunista de la conciencia burguesa presente entre las masas.

ESPARTAQUISMO Y LA CONTINUIDAD REVOLUCIONARIA

Su “visión total” de nuestra política es que ella: ” esta basada en el método sectario heredara de la Liga Esparaquista”. Nuestro grupo fue fundado por camaradas provenientes de la Tendencia Espartaquista (T.E.) del estadounidense Partido Socialista de los Trabajadores (PST), como un vínculo importante en la cadena de la continuidad trotskista. La tendencia espartaquista, virtualmente sola entre las organizaciones ostensiblemente trotskistas, correctamente analizó el fenómeno de la Revolución Cubana en ese tiempo. Reconoció que mientras el Movimiento 26 de Julio, de Castro, lideró la destrucción del capitalismo en Cuba, era incapaz de establecer otra cosa que un Estado Obrero deformado en dicha isla.

Como hicimos notar en nuestro documento, “Nosotros nos apoyamos en las posiciones trotskistas defendidas y elaboradas por la revolucionaria Liga Espartaquista” de los años ´60 y ´70. Es por ello, que nosotros estamos orgullosos de dicha herencia. La L.E. luchó por la perspectiva revolucionaria en todas las cuestiones internacionales más significativas que existió en dicho período. Hoy, sin embargo, la Tendencia Internacional Espartaquista (TIE) no es más una organización revolucionaria, sino un culto de cinismo político y bandido ( ver el “Camino a Jimstown, Boletín de la Tendencia Externa de la TEI Nº 4).

Nosotros rechazamos vuestra noción que la degeneración de la TIE haya que buscarla en las posiciones programáticas fundamentales. Aplicar dicha formula a la degeneración del Partido Bolchevique, uno podría arribar a la conclusión familiar de : ” El leninismo condujo al estalinismo”. Seguramente Uds. concordaran que el estrangulamiento burocrático del Partido Comunista de la URSS estaba bastante avanzado cuando Stalin enunció su teoría del “Socialismo En Un Solo País”. Para comprender la degeneración del grupo Espartaquista, es necesario comprender la relación dialéctica entre las posiciones programáticas formales y la formación ostensiblemente leninista, y su actual actividad en el mundo- incluyendo las condiciones deL régimen interno ( que están condicionadas por un número de factores objetivos). En el tiempo las dos deben inevitablemente converger , pero esto no significa que haya una correspondencia una por una en cada paso del desarrollo de la organización ( o degeneración).

Su aseveración unilateral que: “los regímenes son el producto de las políticas definitivas, programas definitivos” es un argumento el cual Roberston y sus seguidores llevaron por años. Ellos proclamaban que su brutal, deshonesta y cínica conducta interna solamente podría ser tomada como una evidencia de un mal régimen, si en las páginas de la prensa del grupo había evidencia de revisionismo en la cuestión Rusa, la cuestión nacional, etc. En el caso del grupo Espartaquista, el culto y la altamente burocratizada evolución de su propio régimen interno, es en sí mismo un abandono programático del Trotskismo, preparando la salida de una serie de otras cuestiones programáticas desde la tradición revolucionaria de la organización. Nosotros hemos documentados una buena cantidad de las cuestiones más revisionistas del liderazgo de Roberston, desde su defensa social-patriótica de los Marinos de los EEUU en Líbano hasta vivando a Andropov, el carnicero estalinista de la Revolución Húngara.

LA ESCICION DE 1951-53

Nuestras diferencias en la cuestión de la continuidad revolucionaria no simplemente envuelve una aseveración de la Tendencia Espartaquista. Uds. aseveran de que no hubo un temario significativo de principios en el rompimiento de la Cuarta Internacional en 1951-53. Como hacemos notar en “Por el Trotskismo” nosotros estamos por la lucha de las organizaciones que conformaron el Comité Internacional(CI), mientras reconocían que dicha lucha era defectuosa en términos políticos y de ejecución.

Cada uno de los componentes de lo que seria el C.I. exhibió impulso diferenciados y ajenos al trotskismo. Los argumentos de Cannon en favor de una internacional de carácter federativo era completamente erróneo, y la actividad del grupo de Healy en el Partido Laborista era sin principio y una variante no muy diferenciado de la propuesta de Pablo para el resto de la Internacional. Los grupos de la C.I. también compartían una desorientación temprana con relación a los casos de Yugoslavia y China.

Sin embargo, a pesar de dichos problemas, la línea básica es que en la lucha de 1951/1953, las secciones más importantes de la C.I. se oponían al proyecto de Pablo de liquidar a las corrientes trotskistas en el interior del estalinismo y la socialdemocracia. Para los revolucionarios esto es una cuestión de principio. Las secciones que se constituyeron a sí mismas como el C.I. rechazaron las conclusiones pesimistas de que la fracción de Pablo provendrían de un fenómeno de la expansión de post guerra del estalinismo: En el sentido que en la “Nueva Realidad Mundial” el trotskismo no tendría necesariamente un rol histórico. Las concepciones objetivistas de Pablo, y su concomitante negación del factor subjetivo en la historia, fue capturado en ” Adonde Vamos? Cuando se asevera que, ” el proceso objetivo es el único factor determinante en el análisis final, sobrellevando todas los obstáculos de orden subjetivo”(2)

El Partido Socialista de los Trabajadores, equivocadamente suscribió este y otros documentos producidos por el liderazgo de Pablo en la Internacional – mientras buscaban de evitar las consecuencias prácticas, como argumentado una forma de “excepcionalidad americana” y una internacional de carácter federativo. Esta fue una evidencia que el borde revolucionario del PST de los EEUU estaba lidiando bajo las tremendas presiones del macartismo. Todavía cuando se hallaron frente a los requerimientos prácticos del curso liquidacionista demandado por Pablo en su propio terreno nacional, los trotskistas americanos plantearon la necesidad histórica de un liderazgo consciente trotskista en la lucha por la revolución socialista.

Por contraste, los Pablistas americanos, liderados por Bert Cochran, llamaron por: ” arrojar a los trastes viejos con el viejo trotskismo”, y , después de abandonar el PST, rápidamente se disolvieron en un circulo literario socialdemócrata. El PST en los ´50 estaba aislado y acosado, con camaradas de edad, y sin prospecto de crecimiento significativo en un futuro cercano. Estaba visiblemente girando hacia la derecha. Sin embargo, a pesar de su creciente desorientación política, se asió formalmente a posiciones ortodoxas en las cuestiones programáticas más importantes. Fue sin embargo, a diferencia del grupo Cochranista, una organización que poseía la capacidad de su propia regeneración política.-

LA CARTA ABIERTA DEL PST

Nosotros encontramos vuestra actitud hacia la conformación del C.I. muy liviana. Vuestra manifestación que ” en todo lo esencial ellos (C.I.) concordaban con el (Pablo)” esta seguido por el comentario que: ” las criticas de las posiciones del S.I. en la huelga general y en los eventos de Alemania Oriental formulados por el PST en dicha carta abierta de 1953 son correctas”. Pero camaradas, este fue el documento fundacional del C.I. La huelga general Francesa y la revuelta de Alemania Oriental fueros los eventos políticos más críticos en Europa en ese año, y el PST correctamente aseveró, demostrando la irreversibilidad revisionista y el carácter anti- trotskista de la corriente de Pablo.

En la carta de noviembre de 1953, el PST señaló:

 “En junio en Alemania Oriental, los obreros se levantaron contra el gobierno dominado por los estalinistas en una de las demostraciones más grandes de la historia de Alemania. Este fue el primer levantamiento proletario contra el estalinismo desde que usurpó y consolidó su poder en la Unión Soviética. ¿ Cómo respondió Pablo a este evento?”

 “En vez de clarificar las aspiraciones políticas y revolucionarias de los obreros insurgentes de Alemania Oriental, Pablo encubrió a los sátrapas contrarrevolucionarios estalinistas que mobilizaron a las tropas soviéticas para derrotar al levantamiento…”

Una divergencia similar se evidenció en la orientación de las dos tendencias con respecto a la huelga general francesa.

 “En el mes de agosto, en Francia, la huelga general más grandiosa estalló en dicho país. Puesta en movimiento por los propios obreros contra la voluntad de sus propias direcciones , presentó una de los momentos más favorables de la clase obrera para el desarrollo de la verdadera lucha del poder…”

“La dirección oficial, ambas socialdemócratas y estalinistas , traicionaron dicho movimiento , haciendo todo lo posible para restringir y aventar el peligro al capitalismo francés. En la historia de traiciones sería muy dificultoso encontrar la más abominable ,teniendo en cuenta la oportunidad en que se presentó.

    “¿ Cómo hizo la fracción de Pablo para responder este evento colosal?

    …..

“Como para los estalinistas , los Pablistas encubrieron su traición. Pero compartieron la traición de los estalinistas.”(3)

Los Pablistas respondieron que los levantamientos de Alemania Oriental y la huelga general de Francia no era accidental. Esto reflejó las profundas diferencias políticas sobre la naturaleza del estalinismo y la relevancia del “viejo Trotskismo” el cual los Pablistas estaban muy presurosos de “desechar”. Pablo lo dejo en claro en Diciembre de 1953 cuando respondió la “Carta Abierta” del PST.

 “Ellos( el agrupamiento de Cannon) se mantienen en el esquema y en la genuina fe ” ortodoxa” de la política de 1938… Ellos preservan la misma actitud hacia las organizaciones y movimientos estalinistas, y la Unión Soviética como en 1938…La totalidad de los ensambles y pronósticos y políticos correctos , se han dado vuelta de abajo hacia arriba, por un curso totalmente diferente de la historia.”(4)

No fue por accidente que, al momento del rompimiento, el C.I. estaba en lo correcto contra el S.I., en toda cuestión importante. La fracción de Pablo generalizó el fenómeno de la expansión estalinista de post-guerra y consideraba que el Trotskismo no tenía ninguna función histórica. Mientras tanto los Pablistas periódicamente recolocaban el epicentro de la revolución mundial ( desde los PC estalinistas de Europa Occidental al FLN de Argelia, el castrista Movimiento 26 de julio, la “Nueva izquierda”, ” La Nueva Vanguardia de Masas”, la Revolución Islámica de Khomeini, etc.)el impulso fundamentalmente liquidacionsista de su metodología objetivista se ha mantenido constante.

El defecto del C.I. fue su apresuramiento y la lucha superficial contra esta corriente liquidacionista, y el subsecuente fracaso del intento de reestablecer una organización internacional centralista- democrática trotskista. Pero en política , como en muchos otros campos, es vital tener un sentido de proporción . A pesar de los defectos , el C.I., al tiempo de la ruptura, sostuvo las propuestas más fundamentales del Leninismo – la necesidad de la vanguardia marxista consciente a la cabeza del proletariado , como el único sujeto capaz de liderar una transformación socialista exitosa. El PST lo expresó muy bien en su ” Carta Abierta”.

 ” El factor que mantiene al núcleo en las circunstancias más dificultosas es la convicción de la corrección teórica de nuestro movimiento , el conocimiento que ellos son los medios vivientes para avanzar en la misión histórica de la clase obrera, la compresión de que el destino de la humanidad depende de lo que hacen, el firme convencimiento de que en cualquiera de las circunstancias momentáneas pueden ser, la principal línea del desarrollo histórico que demanda la creación de partidos Leninistas de combate que resolverán la crisis de la humanidad a través de una victoriosa Revolución Socialista”.

Los hechos respectivos en Francia y Alemania Oriental en 1953 demostraron en la vida la gran distancia política de estas dos corrientes. Esto es porque , a pesar de nuestras críticas , nosotros consideramos al CI como cuantitativamente superior al SI, y porque creemos firmemente que los auténticos Trotskistas hoy tienen un lugar en dicha lucha. Francamente , encontramos la idea de que no hubo trotskistas en este planeta por dos décadas y media – desde 1951 hasta su propia concepción inmaculada del anti-soviético ” Tercer campo ” de Tony Cliff lanzada a mediados de los ´70- como muy difícil de tomarla seriamente.

EL SLL Y LA ” REUNIFICACION PABLISTA DE 1963.

Encontramos vuestras criticas al documento de la Liga Laborista Socialista (SLL en inglés) llamado ” La Perspectiva Mundial Para el Socialismo” ( un documento fundamental que jugo un rol importante en la cristalización de la Tendencia Revolucionaria en el interior del PST) esencialmente trivial. El SLL, inclusive en su mejor período , fue imperfecto y Uds. están en lo correcto al criticar la caracterización de Mao y Tito como centristas . Un error consecuente de la insistencia de Healy que Cuba era aún capitalistas incluso después de las expropiaciones de 1960. Sin embargo cuando el PST se estaba moviendo rápidamente hacia la derecha a la ” unificación” con los pablistas sobre la base de compartir el entusiasmo por Castro, este documento sin ambigüedades aseveró el rol del factor consciente en la historia- la necesidad de una vanguardia trotskista como sujeto de la revolución proletaria. Esto fue ilustrado en la crítica de la vergonzosa actitud de Mandel de jugar el papel de pata izquierda para los sindicatos de “izquierda” en la huelga general de Bélgica de 1961:

” En el nivel más general los eventos belgas enseñan que la necesidad primaria es construir un núcleo revolucionario. Esta tarea no puede evadirse bajo consideración alguna de un éxito inmediato de carácter táctico o ganar la aprobación de los centristas y de otras tendencias. No se puede comenzar si las cuestiones teóricas mas importantes no son llevadas adelantes para su discusión o si los esfuerzos son hecho para conformar una combinación en los cuales las cuestiones de principios son colocadas a un lado. No puede comenzar por el apoyo de personalidades centristas o relaciones del establishment que envuelven concesiones en los principios”.

El hecho de que los autores de dicho documento hayan degenerados en porristas de la “Revolución Árabe”, de los estalinistas vietnamitas, los Guardia Rojos de Mao y finalmente la Revolución Verde de Kadaffy, no niega el rol positivo que jugaron en rearmar al núcleo trotskista para la batalla política en la lucha contra la reunificación revisionista que creó el Secretariado Unificado en 1963. Nosotros estamos en la tradición de la TR y la revolucionaria LE, y procuramos llevar adelante esta lucha, y haciendo ello, jugamos por nuestra parte en el reagrupamiento de los revolucionarios los cuales podrán reestablecer una vez más al trotskismo “ortodoxo” como una corriente importante entre la clase obrera internacional.

¿QUE PROGRAMA PARA LOS SINDICATOS?

Uds. toman la excepción a nuestro llamamiento de corrientes programáticamente basadas en los sindicatos, alegando que esto implícitamente es opuesto a la construcción de “frente únicos en las organizaciones de bases” . Esto, que Uds. reclaman , es rechazo en la tradición de la Internacional Comunista revolucionaria en el campo de los sindicatos . “Por supuesto ” Uds. se apresuran a manifestar , “nosotros estamos a favor de la construcción de fracciones comunistas , pero no la contraponemos con los frentes únicos”. Si esto es ciertamente caso , nosotros nos preguntamos por que Uds. afirman que nuestro llamamiento por fracciones fundamentadas programáticamente ” pueden significar solamente… la exclusión de otras formas organizativas en el interior de los sindicatos.”

El ejemplo hipotético el cual citan de un ” movimiento de base” emergiendo “como el resultado de las contradicciones entre los intereses materiales de la base y aquellos de la burocracia” hace poco para clarificar vuestra perspectiva de fracciones comunistas que supuestamente están a favor. Uds. preguntan retóricamente si nosotros deberíamos:

” Ignorar tales obreros hasta que se conviertan en comunistas o deberíamos intentar organizarlos sobre la base de su primer paso hacia una alternativa a la burocracia reformista? El movimiento de base es el puente entre estos trabajadores y las fracciones comunistas. Esto es particularmente necesario en aquellos lugares en que los comunistas son una minoría minúscula en los sindicatos… La Tendencia Bolchevique es una organización pequeña. Contentarse solamente con fracciones comunistas en los sindicatos es condenarse al aislamiento de las grandes masas obreras de los EEUU.

No estamos familiarizados con el trabajo en los sindicatos llevados acabo por Poder Obrero. Sin embargo Uds. hablan de “frente único de las organizaciones de bases” y su manifestación de que no tendríamos que “contentarnos” con fracciones comunistas sugieren que Uds. comparten las nociones mas oportunistas de la mayoría de los centristas: por ej. Ahora es el tiempo de construir el más el común denominador más bajo de las “fracciones de bases” con burócratas de izquierda basados en un programa reformista, y solamente más tarde si es apropiado, avanzar a un programa revolucionario. Nosotros rechazamos estas concepciones etapistas.

El puente entre la presente conciencia de las masas y la necesidad objetiva del poder estatal proletariado es el programa de transición. Su complacencia de adscribir el rol de ” puente” a un no todavía existente ” frente único de los movimientos de base”- el cual aparentemente conciben como un bloque entre varios burócratas de izquierda- es una prescripción del economicismo liquidacionsista.

Es una proposición elemental del Leninismo que los trabajadores avanzados solo pueden ser ganados para el comunismo a través de la intervención activa de la lucha revolucionaria para el programa Marxista. La lucha por la claridad programática distingue Leninismo de todas las formas de oportunismos y espontaneismos en los sindicatos- como en cualquier otra arena. La consolidación del núcleo revolucionario en los sindicatos es el primer requisito para crear una ala de izquierda en la lucha de clases del proletariado. La Internacional Comunista fue muy claro al respecto. Por ejemplo las “Tesis sobre Tácticas” adoptada por el Tercer (1921) Congreso expresaba que:

 ” Por varias razones históricas no hubo un movimiento revolucionario mayor en los EEUU al periodo anterior a la guerra e incluso ahora los comunistas se mantiene todavía en la fase elemental de crear el núcleo partidario y establecer vínculos con la clase obrera”(5)

Uno puede mirar el punto 9 de las famosas 21 ” condiciones de Admisión en la Internacional Comunista”:

” Todo partido que desee pertenecer a la Internacional Comunista debe sistemáticamente y persistentemente desarrollar actividades Comunistas en el interior de los sindicatos, consejos obreros y de trabajo , las cooperativas de consumidores y otras organizaciones de masas de los trabajadores. Dentro de estas organizaciones es necesario organizar células Comunistas con el objetivo de ganar sindicatos etc. para la causa del Comunismo a través de un trabajo incesante y persistente . En el trabajo cotidiano las células tienen la obligación de exponer en todos lados la traición de los social-patriotas y las vacilaciones de los “centristas”. Las células Comunistas deben estar completamente subordinadas al partido como un todo”(6).

El frente único es una de las variedades tácticas en los cuales las formaciones comunistas puede usar para expandir su influencia en la lucha política contra la conciencia burguesa del proletariado. Como táctica es necesaria que estén subordinadas al imperativo estratégico de crear alas revolucionarias con conciencia de clase en el interior de los sindicatos. El frente único no es una alternativa a las fracciones clasistas organizadas sobre la base del Programa de Transición, pero un medio en el cual los revolucionarios de tales formaciones pueden expandir su influencia. Es por ende, sin sentido hablar de contraponer uno al otro.

En documento de Trotsky de 1922 llamado” Sobre el Frente Unico” establece las relaciones de la siguiente manera:

” Participamos en el frente único pero no nos disolvemos en él. Funcionamos en un frente único como un destacamento independiente. Es preciso en el curso de la lucha que las amplias masas aprendan de la experiencia de que nosotros luchamos mejor que los otros, que vemos las cosas más claramente que los otros , que somos más audaces y resolutivos. De esta manera , estaremos más cercano de la hora del frente único revolucionario bajo el liderazgo indiscutido de los Comunistas.”(7)

¿ Cómo pueden los revolucionarios funcionar en frentes únicos como un destacamento independiente si no están primeramente organizados y definida su adhesión a un conjunto particular de ideas ( por ejemplo el programa)? Solamente sobre esta base es posible demostrar la seriedad comunista en las luchas cotidianas, mientras simultáneamente exponen la bancarrota programática de los centristas y reformistas en el frente único.

La Liga Espartaquista llego a la conclusión a principios de los ´70 que el PST revolucionario de los ´30 organizaron el trabajo sindical basados totalmente en el Programa de Transición. Estas fracciones no son antagónicas al trabajo de frente único, sino más bien, es una condición sine qua non. Polemizando contra esta orientación, Ud. cita una instrucción del Comité Internacional en su IVº Congreso a la sección británica en 1922. Cita la observación de Lovosky a la delegación británica:

 ” En tanto concierne a Bretaña, vemos claramente que sería desastroso si el partido se contentara solamente con organizar las fuerzas solamente dentro del núcleo partidario. El deseo debe ser crear una oposición mucho más numerosa en el movimiento sindical.”

Pero Lovosky no esta debatiendo contra la existencia independiente del núcleo partidario como Ud. sugiere. Las próximas citas , que omitió , lo hace obvio:

” Nuestro deseo debe ser que nuestros grupos Comunistas actúen hasta tal punto de cristalización, que los elementos opositores se concentren . El deseo debe ser de crear ,de ordenar, de integrar las fuerzas de oposición , y que el Partido Comunista crezca concurrentemente con el crecimiento de la oposición.”(8)

El objetivo de la Internacional Comunista era la formación de un movimiento de izquierda en los sindicatos bajo hegemonía comunista . La conferencia fundacional del Movimiento Nacional Minoritario (NMM) en agosto de 1924 abiertamente declaró que la búsqueda era:

 ” organizar a las masas obreras de Gran Bretaña para derrocar al capitalismo, la emancipación de los obreros de los opresores y explotadores , y el establecimiento del Commonwealth Socialista , llevar a cabo una amplia agitación y propaganda por los principios del clasismo revolucionario… y contra la tendencia presente hacia la paz social y la colaboración de clases…”(9)

Levantar un programa que llame por un gobierno obrero, era culpable también el NMM , ante sus ojos, de ” ser estar en contra del puente organizacional” ¿ qué imagina Ud. que sería necesario para introducir las ideas revolucionarias a los obreros de base?

En los EEUU el primer punto del programa de 1922 de La Liga Sindical Educativa (TUEL) , el ala de izquierda del Partido Comunista en los sindicatos y análoga a la NMM , llamaban por ” la abolición del capitalismo y el establecimiento de una república obrera” Otros puntos abogaban por una política clasista , repudiando el doble sindicalismo, llamaba a apoyar a la Revolución Rusa , y llamaba por una acción independiente de los trabajadores. Sobre esta base , el TUEL, entro en varios frentes únicos y ofreció apoyo electoral crítico a sindicalistas que apoyaban un programa que rompían, en algunas cuestiones cruciales con el sindicalismo empresario.

En Bretaña y EEUU nuestras tareas practicas hoy, son mas bien modestas que aquellas que desarrollaron los comunistas en los ´20. La menor cantidad de militantes sindicales clasistas alineados con organizaciones de propaganda trotskistas puede mostrarles por ejemplo como se gana victorias. Tácticas como el frente único ( o apoyo crítico en las elecciones) ,deben ser empleadas por una pequeña vanguardia para alcanzar una audiencia superior de obreros. Pero en los sindicatos , como en cualquier lado, la organización política de aquellos que concuerdan con el programa comunista es la precondición necesaria para ingresar a bloques más amplios.

Las ” Tesis sobre las Tácticas de la Internacional Comunista” adoptada por el IVº Congreso explícitamente repudian los “intentos de la IIº Internacional de absorber a las organizaciones obreras mas lejana de la izquierda y llaman a este frente único ” como” otra oportunidad de los líderes socialdemócratas de traicionar alas nuevas masas de trabajadores a la burguesía ” Las tesis vuelve a explicar que :

 ” La táctica del frente único es simplemente una iniciativa en donde los comunistas proponen unirse con todos los obreros pertenecientes a otros partidos y grupos , y trabajadores independientes en una lucha común para defender los intereses básicos inmediatos de la clase obrera contra la burguesía….

 ” Es particularmente importante señalar que cuando se utiliza la táctica del frente único se trata de obtener no soloresultados agitacionales sino también organizativos. Toda oportunidad debe ser usada para dar paso firmes organizativamente entre la clase obrera( comités de fábrica, comisiones de supervisión de los obreros de todos los partidos y obreros independientes, comités de acción etc..)(10)

En esto, como en prácticamente en todos los documentos de la Internacional Comunista en los días de Lenin y Trotsky , es clara la concepción de frente único – aunque sea basado en una sola cosa o en la forma de comité de fábrica o soviets- es la premisa para la existencia de formaciones comunistas independientes . Para atacar nuestra propuesta de” construir fracciones programáticas en los sindicatos ” Uds. deberían mirar a otro lado y no a la tradición de la Internacional Comunista revolucionaria.-

EL CRITERIO PROGRAMATICO PARA EL APOYO CRITICO

El frente único en los sindicatos o en cualquier otro lugar, esta estrechamente vinculado a la aplicación del criterio de la denominada táctica de apoyo crítico. Uds. rechazan la idea de que el apoyo crítico a reformistas tenga algo que ver con ” el programa que apoyamos” y nos dicen acerca de ello, ” Ambos Trotsky y Lenin dejaron en claro que el propósito del llamado revolucionario de votar por reformistas fue, que si ellos tienen el apoyo de las masas entonces deben ponerlo a la prueba de la oficina”.

Este no el caso como Trotsky se aproximó a la cuestión del apoyo crítico. El entendió de que era necesario tener un cierto punto de conjunción programática con los reformistas para que dicha táctica fuera aplicable. En los ´30 el PST (SWP EEUU) estaba muy identificado con los sindicatos “progresistas” de Roosevelt. Trotsky sostuvo que los trotskistas americanos deberían acercarse a los obreros estalinistas. Con el pacto Hitler- Stalin en 1939, el P.C. golpeó con una postura ” anti-imperialista” y comenzó a propagandizar contra el New Deal. Este cambio político permitió un llamado a los obreros estalinistas. Aquí es como Trotsky propone al PST que intervenga:

 “Lo que yo propongo es un manifiesto a los obreros estalinistas, que diga de que por cinco años estuvieron con Roosevelt, entonces cambiaron. Este cambio va hacia la dirección correcta. ¿ Uds. continuaran y desarrollaran esta política, o no? ¿Permitirán que sus direcciones cambien o no?¿ La continuaran y desarrollaran, o no? Si Uds. se mantienen firmes nosotros los apoyaremos. En este manifiesto podemos decir que si poseen un programa filoso para su candidato, entonces lo votaremos” (11)

El PCUSA no era un partido de masas en 1939, pero era mucho más grande que el PST, y proclamaban que poseían 100.000 afiliados(12) Cuando se trata con partidos de masas reformistas como lo es el Partido Laborista Británico , el mismo criterio programático es aplicable , pero opera en un nivel diferente de los estalinistas americano en 1939. La contradicción programática a ser explotada en el P.L. es entre su programa formal burgués (reformistas) y el hecho de su propia existencia, el Partido Laborista representa una versión deformada de la independencia política de la clase obrera. Esta contradicción lleva a los revolucionarios a considerar el apoyo crítico para dichos “partidos burgueses-obreros”- dependiendo de la coyuntura particular de la lucha de clases en ese momento. Cuando llamamos a votar por los reformistas es para exponer a los falsos laboristas en el test de la oficina, por ej. Exponerlos en la falsedad de sus pretensiones de que apoyan los intereses de la clase obrera. En esta manera los revolucionarios avanzan en la lucha por fraccionar la base de las alturas.

En 1974 en las elecciones generales en Gran Bretaña , los Tories llevaron a cabo una campaña abierta de destrucción de los sindicatos, mientras que la dirección laborista se posicionaban como los defensores de los obreros. En este caso era claramente necesario llamar a votar por los socialdemócratas mientras advertíamos que Callagham / Wilson solo podían traicionar, por ej. El apoyo crítico al partido laborista. Pero cuando un partido de masas de la clase obrera se presenta junto a un partido burgués (ej. El pacto liberal- laborista) o en su record de ataques salvajes a la clase obrera, como lo hizo el partido laborista en 1979, no sirve a los revolucionarios llamar a votar a los traidores laboristas, a pesar de que un gran número de obreros continúen apoyándolos . En estos casos la táctica correcta sería la de no apoyo condicional, esto es, la condición de llamar a votar a un candidato laborista dependerá de que el/ella rompan decisivamente con la política particular de traición de clase.

TACTICAS COMUNISTAS Y FRENTE POPULAR

Poder Obrero llaman por un apoyo electoral a los candidatos de un frente popular paralelamente a su posición de frente único. Ambos ciertamente contiene la misma amalgama de amnesia estratégica y una alta dosis de fetichismo táctico. En nuestro documento citamos la observación de Trotsky que:

 “La cuestión de las cuestiones en el presente es el Frente Popular. La izquierda centrista procura presentar esta cuestión como una maniobra táctica e inclusive técnica, para así poder traficar sus mercancías en las sombras del Frente Popular(13)

Una de las ideas centristas el cual Poder Obrero se halla ocupada en fomentar es la noción de que el frente popular es esencialmente lo mismo que el partido obrero- burgués social- demócrata. El Camarada Hoskisson acuerda que un voto por un candidato de un frente popular es un voto para poner en la oficina a un político de una formación burguesa; pero su aseveración se dirige a que, ” incluso si un miembro de un partido obrero reformista se basa en la formación de una gobierno puramente social- demócrata, ello continuaran siendo representantes de una formación burguesa”. El rechazo de que hay diferencias fundamentales entre partidos basado en las organizaciones de la clase obrera y coaliciones de colaboración de clases de los partidos obreros reformistas con partidos burgueses, es una revisión a los principios del trotskismo: la centralidad de la independencia política de la clase obrera. Como es usual en la historia del movimiento marxista, esta pieza particular de revisionismo no cayó del cielo. Esta designada para justificar votar a los candidatos del frente popular.

En 1936 Max Shachtman, escribiendo para el PST revolucionario, explicó claramente la dinámica electoral de la colaboración de la clase en un ataque a los partidos obreros que firmaron con el Frente Popular Español:

 ” Lo que es inexcusablemente criminal de parte del Partido Socialista, el Partido Comunista, y el partido de Maurin-Nin de Unificación Marxista es que no solo escribieron un programa común con los desprestigiados partidos burgueses- que era bastante malo- , y ello , hablando políticamente , aparecían frente a las masas como un solo partido con la burguesía, pero el programa común fue dictado y escrito por la burguesía , y con respecto al partido común – bajo el seudónimo de Frente Popular- fue dominado por la burguesía.

” La burguesía “republicana” estaba tan desprestigiada a los ojos de las masas que requirió de una cubierta de protección. En el frente único no fueron usados por los partidos obreros, pero los partidos obreros fueron usados por aquel. No fueron llevados a remolque por los socialistas y comunistas – y fueron como resultado de ello un estorbo …

” No es tanto que los obreros precisan del apoyo de los políticos burgueses, como los políticos burgueses quienes precisan urgentemente el apoyo y protección de los trabajadores. Ellos reciben como resultado de esto, la completa subordinación de los partidos obreros a los partidos burgueses en el Frente Popular”. (14)

Cuando un ” partido obrero- burgués” aparece ante las masas en un partido único con la burguesía , explícitamente renuncia a cualquier reclamo y lucha por la independencia política de los obreros. Por la duración del bloque, la contradicción latente existente en dicha formación es suprimida. Un voto para el componente “obrero” de un frente popular es votar por “un partido” de la burguesía.

Pero para Uds. la cuestión del apoyo critico es simplemente si los reformistas ” tienen apoyo de las masas”. Esta adaptación al atraso presente de” las masas” es la marca del centrismo. En 1935 Trotsky preguntaba:

“Cual son las tareas de los Marxistas, sino es el de elevar el factor subjetivo al nivel del objetivo y llevar la conciencia de las masas más cerca de la compresión de la necesidad histórica – en términos simples- , a explicar a las masas sus propios intereses, los cuales todavía no comprenden? (15)

Uds. se quejan que nuestro rechazo de votar por los reformistas en el frente popular es ” defectuoso” y “negativo”. Sin embargo la táctica de Trotsky de ” patear a la burguesía fuera del frente popular” – que Uds. aplauden- es precisamente nuestra posición ” negativa” . En España, en 1931, Trotsky abogaba por la táctica Bolchevique de romper la coalición reformista con la burguesía y haciéndolo asumir el poder en su propio nombre:

“La vanguardia proletaria esta totalmente interesada en empujar a los Socialistas españoles a que tomen el poder en sus manos. Para que ello suceda, es necesario romper la coalición. La tarea presente es la lucha para llevar a los ministros de la burguesía fuera de la coalición”(16)

Si los reformistas rompen con el frente popular, y como consecuencia destruyen su ” partido único”, entonces, y solamente entonces , los revolucionarios pueden considerar la táctica de apoyo critico . Esto es el significado total de la insistencia de Lenin a que los Mencheviques y el S.R. rompieran con los ministros capitalistas en el gobierno provisional de Kerensky en 1917, como una precondición de cualquier apoyo crítico por parte de los Bolcheviques.

TROTSKY Y EL POB : APOYO CRITICO A LA COALICION?

En su carta, Uds. sugieren que, al menos en Bélgica, Trotsky fue indiferente a la cuestión de la coalición:

“Es así que previo a los eventos en Francia en 1936 Trotsky argumentó por el apoyo crítico del partido social- demócrata belga, el POB, alrededor de la consigna, “POB al poder”, a pesar de que dicho partido declaró su intención de gobernar en una coalición con los monárquicos. El apoyo crítico en estas circunstancias, fue alrededor de “romper con la burguesía”

Esto pareciera ser el caso de Poder Obrero adscribiendo a Trotsky su propia política de apoyo critico “incondicional” a las direcciones reformistas del proletariado. El MRCI procuran a través de la consigna ” romper con la burguesía” buscar una cubierta por izquierda de su propia política de apoyo crítico ” incondicional a los reformistas en el frente popular”. Para Trotsky esta relación era al revés – cualquier apoyo al POB era condicional a su rompimiento con la burguesía . Las consecuencias inmediatas de las huelga francesas en Junio de 1935, el escribió:

” El primer paso a una alianza con la pequeña- burguesía., es el rompimiento del bloque con los radicales burgueses en Francia y España, el bloque con los Católicos y Liberales en Bélgica, etc. Es necesario explicar esta verdad, sobre la base de la experiencia de todo obrero socialista y comunista . Esta es la tarea central en este momento. La lucha contra el reformismo y el estalinismo es en la presente fase una lucha por sobre toda las cosas contra el bloque con la burguesía . Por una unidad honesta de los obreros, contra la unidad deshonesta con los explotadores! Burgueses fuera del Frente Popular abajo con los ministros capitalistas!(17)

Hemos releído las aseveraciones de Trotsky sobre el POB en el período presente y a la traición de las huelgas de Junio de 1936, y no encontramos nada sustancioso que proclame que él haya abogado por un apoyo electoral al POB mientras estaba en la coalición con el partido burgués. Poder Obrero pudo haberse llevado una impresión equivocada de la carta fechada el 9 de enero de 1934, intitulada: ” Revisionismo y Planificación” donde Trotsky defendió la consigna de ” Dejen la Partido Laborista Belga( POB) tomar el poder “. Pero avanzando, esta consigna no es lo mismo que un llamamiento para votar a los social- demócratas en una coalición. En 1934, el líder del POB Henrik de Man estaba hablando de imponer una ” planificación” en el mercado. Dada la hegemonía política del POB dentro de la clase obrera, Trotsky dijo: “toda la situación debe sugerir al proletariado el pensamiento del gobierno social demócrata” Al llamado de que el POb tomara el poder, Trotsky estaba bien advertido que la dirección del partido:

” temen el poder fuera de la coalición , es por ello de la necesidad de aliados burgueses que sean capaces de rechazar las demandas de los obreros.

” Sabemos todo esto, pero también sabemos que no solamente el régimen capitalista como un todo, sino también la maquinaria estatal parlamentaria entró en una etapa de una aguda crisis que lleva en si misma la posibilidad rápida ( relativamente) de cambios de humor de las masas , como así también una rápida sucesión de combinaciones parlamentarias y gubernamentales”(18)

El llamado por un gobierno del POB fue desarrollado para tomar ventaja de las posibilidades de cambios rápidos en el humor de las masas para poner a las bases social demócratas contra la cuestión de la coalición de su dirección. Es importante recordar que Trotsky levantó esta demanda en una coyuntura histórica particular:

” Para salvarse asimismo de la ruina, la social- democracia precisa de un cierto movimiento de los obreros. Deben asustar a la burguesía para hacerla más acuerdista. Es ciertamente el miedo mortal que aquel movimiento puede ir por sobre su cabeza. Pero la absoluta insignificancia del KOMINTERN, la debilidad de los grupos revolucionarios y la impresión fresca de la experiencia alemana, la social democracia espera un peligro inmediato de la derecha y no de la izquierda. Sin estos prerrequisitos, la consigna ” Poder a la socialdemocracia carecerá en general de sentido”(19)

El llamado de poner al POB en el poder es la postura de” asustar a la burguesía” que es idénticamente similar en esencia cuando los bolcheviques realizaron el llamamiento a Kerensky, quienes reclamaban representar a los obreros a gobernar sin los ministros capitalistas. Esta es una demanda que los reformistas pongan su dinero donde sus boca están. Lejos de ser un llamado para votar a un partido a pesar de su coalición con el enemigo de clases , como Poder Obrero imagina, es un llamado designado a romper la alianza con la burguesía.

” Como de Mann no desea la lucha revolucionaria del proletariado…entonces el no desea y teme una lucha real de las masas pequeñas- burguesas.. En cambio, de Mann procura obtener aliados parlamentarios, demócratas, Católicos, parientes de sangre de la derecha que le son necesarios como freno contra posibles excesos revolucionarios del proletariado. Debemos saber como transmitir y clarificar este lado de la cuestión a los obreros reformistas en los hechos de la experiencia cotidiana. Para una estrecha unión revolucionaria del proletariado con la pequeña burguesía oprimida de la ciudad y el campo contra la coalición del gobierno con representantes políticos y traidores de las pequeña burguesía ( énfasis en original)(20)

La interpretación del Camarada Hoskinson del llamado de Trotsky de ” POB al poder” como un apoyo electoral a los reformistas a pesar (nuestro énfasis BT) que el partido declaro la intención de gobernar en una coalición con los monárquicos” parece positivamente una perversidad!

LENINISMO E INMIGRACION/EMIGRACION

Las denuncias histéricas de Poder Obrero acerca de nuestra posición Marxista sobre la inmigración/ emigración como “potencialmente reaccionaria” y basada en la “fantasía racista “, revela particularmente el sustrato de la moralidad pequeña-burguesa la cual subyace en muchas de las posiciones de la MRCI. En el interés de la claridad política nosotros jamás intentamos en desvirtuar los elementos claves de sus argumentos.

Primero, su declaración de que es una “fantasía racista” aseverar de que pueden haber casos donde el ” influjo de masas del pueblo de un país(sin especificar) a otro ( sin especificar)” puede arriesgar el derecho de auto- determinación de la populación hospedada es una verdadera calumnia . Cualquiera que se tome el trabajo de leer lo que actualmente escribimos, pueden ver que “especificamos” tres ejemplos de situaciones históricas , donde tales migraciones han en los hechos ocurridos: La inmigración sionista a Palestina en la década del ´30 y los ´40, los colonos franceses inmigrando a Nueva Caledonia en las últimas décadas y la inmigración Han a Tibet en la China Maoísta. Imaginar dichos escenarios en el futuro puedan repetirse no es ni fantástica ni racista . Es obvio que ese intento de etiquetarla como tal , surge de su inhabilidad política para comprender nuestra posición.

Segundo, Uds. alegan que nosotros rechazamos ” el derecho democrático del libre movimiento de trabajadores a través de todos los países” . Otra vez, si el camarada que cometió dicha estupidez se hubiera tomado la molestia de leer el documento, que esta polemizando en contra, él se habría anoticiado que es muy clara nuestra posición que apoyamos ” los derechos básicos democráticos de cualquier individuo de emigrar a cualquier país en el mundo”. Nosotros sostenemos el derecho democrático de emigración individual, mientras reconocemos que no es ni categórico ni absoluto . En algunos casos este puede atacar otros derechos democráticos , como los ejemplos citados más arriba o puede ser conflictivos con un principio más elevado, tal como la defensa de los Estados Obreros deformado y degenerado.

Finalmente , Uds. sugieren que debemos tomar posición “como la inmediata respuesta en luchar un aspecto particular de la política imperialista- controles racistas de inmigración – es la revolución. Otra vez debemos referirnos a lo escribimos actualmente:

“En los EEUU nosotros defendemos a los obreros Mejicanos aprehendidos por la MIGRA . Nosotros nos oponemos a todas cuotas de emigración, y todas las deportaciones de obreros inmigrantes . En los sindicatos luchamos por la inmediata e incondicional otorgamiento de ciudadanía para todos los obreros nacidos en el extranjero.”

Los Marxistas inequívocamente se oponen a todas las restricciones racistas y discriminatorias , y sostienen el derecho de la emigración individual, pero ello no implica apoyar la demanda utópica/liberal de ” fronteras abiertas” . La respuesta marxista a las desigualdades grotescas creadas por el imperialismo no es a través de la migración en masa, pero la creación de un orden mundial racional y socialista a través de la revolución proletaria. Mas bien que combatir las ilusiones liberales que subyace en el llamado de ” fronteras abiertas” y luchar para ganar a aquellos que levantan dicha consigna a una perspectiva Marxista, Poder Obrero ” va con la corriente y capitulan a su confusión.

KHOMEINI Y EL FRENTE UNICO “ANTI-IMPERIALISTA”

Una metodología similar se evidencia en su apoyo al movimiento de Khomeini en Irán en 1979. Uds. dijeron:

” Su posición sobre Irán y su rechazo de apoyar al movimiento anti- shah liderados por los mulahs , es el fruto de su abandono del Leninismo. Uds. se mantuvieron neutrales ( y en la guerra de Malvinas) en un conflicto entre el movimiento nacional de una nación oprimida y sus opresores … Los Leninistas apoyan las luchas contra el imperialismo a pesar del rol reaccionario de la burguesía anti- imperialista”.

Uds. nos aseguran que no tienen ilusiones en Khomeini, pero apoyando su movimiento están implementando el Frente Unico Antiimperialista” . Pero el movimiento de Khomeini no fue en ningún sentido un movimiento nacional contra el imperialismo, fue un movimiento que buscó proteger y restaurar los privilegios y la autoridad de los gobernantes tradicionales de Irán contra el régimen anti-popular del ” modernizante” Shah . No hay necesariamente ni fundamentalmente ningún conflicto entre la teocracia y el imperialismo mundial.

Las raíces de su error sobre Irán no está localizada en el nivel de un error de mala interpretación del carácter de clase del fundamentalismo Islámico. Lo que Uds. exhiben es el clásico impulso centrista de seguidismo a los “movimientos de masas”. La tarea correcta y necesaria de los revolucionarios , la cual fue llevada a cabo según nuestro conocimiento solamente por la Tendencia Espartaquista ( la cual fuimos en ese entonces parte) , era advertir a los obreros Iraníes de las consecuencias inevitablemente reaccionarias de Khomeini en el poder , y procurar llevarlos a ellos a una oposición tanto hacia los mulahs como al Shah. El eje fundamental de esta orientación fue capturar la consigna: “Abajo con el Shah, Abajo con los mulahs, Obreros al Poder en Irán”.

Permítanos demostrarles como Uds. actualmente apoyan las ilusiones de las masas en Enero de 1979:

“La ideología Islámica es como la cara de Juno. Puede justificar anti-imperialismo, resistencia a los poderes extranjeros que buscan explotar o desmembrar los Estados de Medio Oriente. Pero pueden también justificar la reacción – la supresión de la clase obrera y el campesinado pobre. La conexión interna es que como todas las religiones defienden la propiedad privada. Mientras tanto las clases poseedoras de las naciones imperializadas sienten que la mayor amenaza a su propiedad es el vínculo con el imperialismo, y ellos pueden jugar un rol vigoroso en la lucha contra éstos. La ideología Islámica tendría una coloración y orientación progresiva y populista. Cuando la clase obrera y los pequeños campesinos se transforman en una amenaza seria no solo al imperialismo sino también a la gran burguesía nativa, pueden estos últimos transformarse en parte de la dictadura militar bonapartista…”(21)

Una noche centrista es cuando todas las vacas son negras. Podemos parafrasear su formula como sigue: La ideología Islámica ( preservación de los privilegios de la jerarquía clerical y de las clases poseedoras, esclavitud social de las mujeres , exterminación de los homosexuales y la erradicación de la izquierda, etc.) puede tener una orientación progresiva y anti-imperialista hasta que el estrato plebeyo movilizado detrás de ello, comiencen a amenazar la jerarquía social – con lo cual asume un carácter reaccionario- El Irán de Khomeini ha probado que la ideología islámica es un vehículo para la subordinación social de los obreros y el campesinado pobre a los ” grandes propietarios nativos” . Su política de “apoyo al movimiento anti- shah liderados por los mulahs” es completamente anti- trotskista. La lección diseñada por Trotsky de la postración del Partido Comunista Chino y su postración ante el Kuomintang es aplicable en toda su fuerza a su posición con respecto del movimiento teocrático de los mulahs:

“El curso falso del Comintern estuvo basado en la declaración que el yugo del imperialismo internacional esta obligando a todas las clases ” progresivas” a ir juntas. En otras palabras, de acuerdo con la teoría del Comintern estalinista, el yugo imperialista cambiará en cierta forma las leyes de la lucha de clases “(22)

Khomeini no tuvo ningún secreto con respecto a sus intenciones – ya en 1941 el estaba proclamando por el establecimiento de un ” gobierno Islámico” en Irán:

” Si tuviera que implantarse un solo artículo de la Constitución, tendría que especificar que todas las leyes contrarias a la sharia son inválidas, y todos en el país se unirían en armonía….

“Sabemos que todo esto es inaceptable para aquellos que crecieron en la traición, música y en el baile, y otras miles de variedades de corrupción. Por supuesto , ellos sostienen que la civilización y el avance de un país es dependiente sobre que las mujeres vayan desnudas por las calles, o de citar su propias palabras idiotas , modificando la mitad de la población en obreros… Ellos no acuerdan que el país sea administrado racionalmente y en concordancia con las leyes de Dios”(23)

En 1963 Khomeini estaba realizando campañas contra el régimen del Shah , pero imaginamos que ello será dificultoso, incluso para Uds., encontrar una ” coloración progresiva” en comentarios como los siguientes:

“Yo, repetidamente puntualice que este gobierno tiene intenciones diabólicas y es opositor a las ordenanzas del Islam. Una por una, las pruebas de su enemistad son cada vez más claras. El ministro de justicia ha manifestado claramente su oposición a las ordenanzas del Islam a través de varias medidas , como la abolición de los requerimientos que los Jueces sean hombres y musulmanes, es así que Judíos, cristianos, y enemigos del Islam y de los Musulmanes decidirán los asuntos concernientes al honor y a las personas de los Musulmanes “(24)

La victoria del movimiento islámico de Khomeini significó la masacre de cientos de miles de personas , y la sustitución para las masas iraníes de una forma de esclavitud capitalista por otra. Sin embargo Poder Obrero insiste lo que en realidad sucedía era ” un verdadero conflicto entre el movimiento nacional de una nación oprimida y sus opresores”

La capitulación a la ” Revolución Islámica ” fue continuada con la política de apoyo militar al régimen de Khomeini cuando estalló la guerra de Irán- Irak. El récord vergonzoso no se borra por el hecho de que Poder Obrero haya retirado sus apoyo a la guerra santa de Khomeini ( en compañía con la mayoría de las corrientes ostensiblemente Trotskistas que habían promocionado la ” dinámica revolucionaria” de los mulhas en los días de las movilizaciones de masas )

LA GUERRA DE MALVINAS/FALKLAND

Su apoyo al supuesto anti-imperialismo de Khomeini encuentra analogía en el respaldo a la aventura de Galtieri en el Atlántico Sur en 1982. La apuesta de Galtieri en Malvinas fue una intención deliberada de desviar las poderosas movilizaciones de la clase obrera con una orgía de social- patriotismo. Fue lanzada tres días después de una amenazante huelga general. Apoyar la Argentina en este conflicto escuálido no expresa ” anti- imperialismo”, pero sí confianza política en un régimen bonapartista y extremadamente represivo. Para los obreros Argentinos, como también para los Británicos, el enemigo principal estaba en casa.

Uds. defienden su defensismo Argentino en el conflicto Malvinas/Falkland proclamando:

” Llevando a cabo esta política estamos siguiendo exactamente la metodología elaborada por Trotsky con relación a Etiopía, pero también, mas pertinentemente , la que él utilizó con relación a Brasil cuando ante el peligro de guerra entre dicho país y Gran Bretaña era evidente. El argumentó que a pesar del régimen reaccionario un victoria de aquel contra el imperialismo británico significaría que cada comunista trabajaría por, y por la esperanza. Camaradas, como pueden sostener en la tierra su abstencionismo miserable sin ninguna de las enseñanzas de Trotsky? Cítenos sus referencias”.

Cualquiera que observo lo que Trotsky escribió, podrá ver la cuestión clave en ambas: la guerra Italiana- Etíope , y el proyectado conflicto entre Brasil y Gran Bretaña, era por la defensa de la independencia de países sub-desarrollados contra la conquista británica . Por ejemplo, en una nota corta nota intitulada ” El conflicto Italo- Etiope”, publicado el 17 de julio de 1935, Trotsky expresó: ” Cuando hay guerra, para nosotros no es cuestión de quien es mejor, el Negus o Mussolini; más bien, es la cuestión de la relación de clases y la lucha por la independencia de la nación sub-desarrollada contra el imperialismo ( negritas nuestras). En ” La Cuarta Internacional y la Unión Soviética”, 8 de julio de 1936, él escribió.” Si, por ejemplo, ellos ( ej. Los cuarta internacionalistas) apoyarán a Etiopía , a pesar de la esclavitud que continúa prevaleciendo allí y el régimen político barbárico, ello es, en primer lugar , porque un nación independiente representa una estadio progresivo para un país pre-capitalista…”(25)

Años más tarde, discutiendo el prospecto de una guerra entre Gran Bretaña y Brasil, Trotsky utilizó un criterio similar:

” Yo estaría del lado del `Brasil fascista` contra la `democrática Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque en un conflicto entre ellos la cuestión no será democracia o fascismo. Si Inglaterra sale victorioso, ella pondrá otra fascista en Río de Janeiro y colocará doble cadenas al Brasil”(26)

Si la soberanía Argentina hubiere estado en peligro en el conflicto Falklands/ Malvinas, entonces nosotros tendríamos una posición de defensismo argentino. Pero esto no fue la cuestión en el conflicto del Atlántico Sur. Ninguno pensó por un solo instante que la victoria Británica resultaría en la instalación de un régimen títere pro- Thatcher en Buenos Aires.

En 1916, Lenin hizo una distinción pertinente entre las legítimas luchas populares contra la opresión nacional y los variados y ” sórdidos pendencieros nacionalistas” introducidas por las burguesías de las naciones oprimidas . En dichos casos . ” el criticismo de los Marxistas Revolucionarios debe ir directamente no contra el movimiento nacional, pero contra su degradación , vulgarización , y contra la tendencia de reducir todo a una pequeña pendencia “. Él continúa:

” No debemos apoyar la farsa republicana , el principado de Mónaco, o el aventurerismo republicano de generales de pequeños Estados Sud Americanos o de alguna isla del Pacífico. Pero ello no significa que sea permitido abandonar la consigna republicana para los movimientos democráticos y socialistas serios. Nosotros debemos, y lo haremos, es ridiculizar las sórdidas disputas nacionales y de regateos en Rusia y Austria. Pero no significa que sea permitido negar apoyo a los levantamientos nacionales o luchas populares serias contra la opresión nacional(27)

Uds. intentan moverse alrededor de la cuestión crítica de la soberanía de Argentina con la aseveración que : ” Su soberanía sobre las islas – robadas por los Británicos- estaba muy amenazada “. Los Marxistas no son revanchistas. Nosotros no reconocemos el ” derecho ” de Argentina de gobernar a unos pocos miles de pastores, Ingleses parlantes sobre el terreno que la Argentina tuvo por un breve lapso la posesión de las Malvinas por una docena de años en el 1820 y 1830. El hecho es que en un siglo y medio no ha habido allí presencia Argentina en esas islas. La población de las Falklands no tienen conexión histórica con la Argentina, y no evidencia particular deseo de tornarse Argentinos.

Los obreros Argentinos no tienen interés en la guerra de la junta militar – su principal enemigo- , y la agencia de su opresión por el imperialismo, está en casa. Por lo tanto, los revolucionarios llaman a los obreros Argentinos a dar vuelta sus fusiles. Por supuesto nosotros hacemos el mismo llamamiento a los obreros Británicos. Es completamente ilógico aseverar , como lo hacen Uds., que: ” El necesario derrotismo de Gran Bretaña es apoyo a la Argentina”. No hubo un lado justo en esta contienda sobre esos desolados trozos de tierra del Atlántico Sur y consecuentemente no hay razón para llamar a los obreros Argentinos a derramar su sangre en la aventura militar de Galtieri.

LOS REGIMENES DE ISRAEL Y ARABES

En su carta a nosotros, intenta asaltar la posición histórica de los Espartaquistas en el Medio Oriente como colocando a Israel: El gendarme indiscutible del imperialismo en la región, que se mantiene a flote por los millones de dólares” en ” una paridad con las semi- colonias Árabes “. Israel mientras que se halla considerablemente más avanzado que sus vecinos árabes, es una economía capitalista débil. Es dependiente de las manos llenas de dinero de los EEUU y del mundo sionista para mantener artificialmente un alto estándar de vida. Esther Howard en un artículo en 1983 en REPORTS MERIP catalogó algunas características de su economía:

“Una constante declinación en la paridad cambiaria de la libra Israelí ( hoy el shekel Israelí) contra el dólar , una constante suba del costo de vida , una gran presión tributaria , una balanza negativa del comercio, un alto índice de la deuda externa , déficit recurrentes en el presupuesto estatal , y , en años recientes un índice inflacionario que promedia por sobre el 100% . Todo estos síntomas es la raíz de la debilidad del sector industrial Israelí” ( 28)

Israel es el recipiente mayor a nivel mundial de ayuda militar del imperialismo de los EEUU ($1.8 billones este año) , y ha aspirado por extensión jugar el rol del “gendarme ” en la región. Pero Egipto . que aspira a jugar el mismo rol, es el segundo más grande recipiente . Esta por recibir $1.3 billones ayuda militar de los EEUU este año(29) .

En 1981, los EEUU equipó a los Sauditas con aviones de alta tecnología como los AWACS, a pesar de los aullidos de protesta de los Israelí. Fue quizás una recompensa por el ¿ anti-imperialismo del gobierno Saudita?. Las semi- colonias del Medio Oriente pueden avanzar económicamente y socialmente por la lucha social que destruya los regímenes de los sheiks y sultanes, los coroneles del Baath y los autócratas religiosos .Las contradicciones episódicas que dichos regímenes pueden tener con el imperialismo están subordinadas a su relación esencial de socios en la explotación de sus pueblos.

El reconocimiento de esta relación es el núcleo central de la teoría trotskista de la Revolución Permanente. El Kuomintang chino de los ´20 fue mucho más “anti- imperialista” que los regímenes Árabes de hoy en día , incluso Trotsky reconoció que las contradicciones entre éstos y el imperialismo era mucho menos profundas que las contradicciones entre la burguesía China y las masas plebeyas.

“Sería una gran ingenuidad creer que existe un abismo entre la llamada burguesía compradora, que es la agencia política y económica del capital externo en China, y la llamada burguesía nacional. No , estas dos secciones se encuentran incomparablemente cercana la una de la otra , que la burguesía y las masas de obreros y campesinos…

“La lucha revolucionaria contra el imperialismo no se debilita, sino más bien que refuerza las diferenciaciones políticas de las clases. Imperialismo es una alta y poderosa fuerza en las relaciones internas de China. La principal fuente de esta fuerza no son los buques de guerras en las aguas del Yangtze Kiang, ellos son solo medios auxiliares, pero sí el vínculo económico y político entre el capital externo y la burguesía nativa” (29).

Israel es hoy un sociedad capitalista racista, chovinista, de diferenciación de clases, y profundamente teocrática con todas las contradicciones sociales. El Sionismo no defiende el interés histórico de los obreros Hebreo parlantes de Israel. el Estado Sionista amenaza en convertirse en una trampa mortal para los Judíos, como Trotsky predijo. Nuestra estrategia es que explote el Estado Sionista desde adentro a través de la construcción de un partido obrero Bi-nacional Palestino/ Israelí basado en el programa de la Revolución Permanente siendo los campeones de la emancipación social y nacional de los Palestinos a través de la lucha de clases contra el Estado Sionista y Hachemita.

LAS GUERRAS ARABES- ISRAELI

Uds., nos atacan por lo que caracterizan como una “neutralidad desgraciada” en las guerras entre los regímenes Árabes y el estado Sionista , una neutralidad que es …nada menos que una capitulación al sionismo”. En primer lugar, como lo aclaramos en ” Por el Trotskismo” nosotros tuvimos una posición defensista de Egipto en la guerra de 1956. El imperialismo Francés y Británico controlaban unos de los puntos más importantes de la económica Egipcia, y era un obstáculo real para cualquier prospecto de desarrollo nacional y un infligimiento flagrante a la soberanía Egipcia. Nosotros defendimos la nacionalización de Nasser del Suez, como un acto anti imperialista, y dimos apoyo militar a Egipto en su conflicto con Gran Bretaña, Francia e Israel.

Las guerras de 1948, 1967 y 1973 tuvieron un carácter diferente. Permítanos recordarle que nacionalidad oprimida en Israel son los Palestinos.¿ Qué rol jugaron ellos en algunos de dichos conflictos? En 1948, al tiempo que nacía el Estado Sionista – el cual nos oponemos- , esta bien establecido que hubo una colusión activa entre los gobernantes hachemitas de Jordania y los Sionista concerniendo al desmembramiento de Palestina. En un reciente racconto, Amnon Kapeliouk reporta: ” De acuerdo a los archivos ( en los Archivos del Estado Israelí) , había una suerte de entendimiento entre los líderes Judíos en Palestina y el Rey Abdalah de Jordania concerniente a la división del país entre ellos, a pesar de no haber un límite fronterizo preciso y definitivo que hubieran acordado”(31)

El tema en 1948 era como obtener la tierra del pueblo Palestino. Previo a la guerra, solamente el 5% de Palestina era propiedad de los colonos Judíos – pero cuando el armisticio fue finalmente firmado, Israel poseía alrededor del 80% del país(32). La mayoría de los que quedaron fueron a Jordania y una pequeña parte a Egipto. Apoyar a los ejércitos de cualquiera de los lados en la guerra de 1948, era apoyar la destrucción de Palestina! Si hubiera habido unas fuerzas armadas independientes de Palestina, nosotros por supuesto hubiéramos dado apoyo militar. La Cuarta Internacional correctamente tomó la posición de derrotismo revolucionario a ambos lados en este conflicto. Después de notar el carácter reaccionario de la campaña Sionista por el Estado Sionista, el 31 de Mayo de 1948 un artículo del periódico del PST- Militante- editorializaba contra la Liga Árabe:

” Ellos son , con su guerra anti- judía, están tratando de desviar la lucha contra el imperialismo y utilizando las aspiraciones de las masas Árabes por la independencia nacional, suavizando la oposición social a su dominio tiránico. Ello es porque esta guerra contra el Estado Judío carece de las características progresivas de una guerra nacional contra el imperialismo y no merecen el apoyo de la clase obrera conciente.” (33)

La Cuarta Internacional tomó la posición correcta en la guerra de 1948. En 1967 el ejercito Jordano , que 20 años atrás, como la Legión Árabe , fue dirigido por los Británicos ( el entonces poder imperialista dominante en la región) , dependía totalmente del imperialismo de EEUU. En la guerra de 1967, Jordania y Egipto estaban peleando por una re-división de las tierras robadas a los Palestinos en la guerra de 1948. ¿ Donde estaba el anti-imperialismo? La posición correcta en esta lucha sobre quien iba a oprimir a los Palestinos era, en 1948, el derrotismo revolucionario de ambos lados. El Secretariado Unificado Pablista justificó su apoyo a los regímenes Árabes en este conflicto caracterizando a los regímenes anti-obrero y bonapartistas de Siria y Egipto , como corporizando la supuesta ” Revolución Árabe”. Nosotros rechazamos tales nociones revisionistas.

En 1970, Egipto acepto la propuesta de los EEUU conocida como el “Plan Rogers”, el cual Israel se retiraría de los territorios ocupados a cambio de la supresión de la resistencia Palestina. Esto dio a Hussein la luz verde para masacrar alrededor de 20.000 Palestinos en Septiembre de 1970. En un sentido importante la guerra de 1973 fue una guerra por el favor del imperialismo de los EEUU. En el periodo precedente Egipto había desalojado a los Soviéticos y entro en una extensiva “des- Nasserización” como parte de un intento de atraer la inversión imperialista. Sadat apostó que una victoria militar no solo significaría reconquistar los territorios perdidos en 1967, sino también, demostrar la importancia estratégica de Egipto y presionar a los EEUU a estabilizar la región. La guerra fue también vista por la elite gobernante Egipcia como el medio de cooptación del sector social plebeyo, igual que Galtieri en su aventura en Malvinas en 1982 fue dictada por el aumento de la lucha de clases en la Argentina.

” la nueva política de confrontación fue también desarrollada con la esperanza de cooptar el sentimiento nacionalistas de las masas y de lucha de clases , que podría volverse contra el gobierno en cualquier momento…. Las universidades estaban previstas para abrirse a mediados de octubre , y había razones de creer que los estudiantes residentes y vocales podrían otra vez inflamar a las masas urbanas ya cansados de las restricciones y de la rampante inflación , características de la estadio común del desarrollo de Egipto. Entonces Egipto entro en guerra”(34)

LA CUESTION NACIONAL Y LA REVOLUCION PERMANENTE

En su critica otorgan más espacio en atacar nuestras posiciones acerca de la cuestión nacional que otro tópico. Uds. comienzan con la presunción de que reconocer ” que Marxismo y nacionalismo son puntos de vista contrapuestos” implica , como corolario táctico, ” una abstención virtual en inmiscuirse en las luchas nacionales progresivas”. Cualquiera que lee nuestros documentos puede ver de que claramente manifestamos que : ” los leninistas no son neutrales en los conflictos entre los oprimidos y el aparato estatal opresor . En Irlanda del Norte nosotros demandamos el retiro incondicional de las tropas Británicas…” Nosotros planteamos categóricamente de que nos ponemos del lado ante una voladura, con el pueblo oprimido ( en Irlanda del Norte con el IRA), contra el aparato estatal opresor.

Poder Obrero comienza diciendo que desde ” el conflicto entre la lucha nacional revolucionaria de los oprimidos y el imperialismo y sus agentes “. Los movimientos nacionalistas de los oprimidos , que se entran en la lucha contra los opresores , certifican el apoyo militar que deben otorgar los revolucionarios. Pero los trotskistas no adscriben automáticamente a los movimientos de la pequeña burguesía nacionalista como inherentemente revolucionario , a pesar del heroísmo de sus militantes y su voluntad de luchar contra la opresión. Los revolucionarios abarcan todas las cuestiones de opresión especial – sea nacional, racial o sexual- desde el punto de vista de clases.

Permítanos decirles: ” Los Leninistas apoyan las luchas contra el imperialismo a pesar del rol reaccionario de la `burguesía anti-imperialista´. Es verdad , pero a diferencia de los centristas , los Leninistas no aceptan acríticamente la retórica anti- imperialista de todo déspota del “Tercer Mundo” como una buena moneda. La falta de habilidad de Poder Obrero en hacer esta distinción elemental permitió fundamentalmente apoyar las movilizaciones anti- obreras de Khomeini y Galtieri.

Hoy no puede haber ” lucha nacional revolucionaria” separada y aparte de la lucha de clases en la sociedad en la cual tiene lugar. Solamente el proletariado , liderada por la vanguardia Marxista consciente , poniéndose a la cabeza del campesinado y de otros sectores , puede dar una expresión consistente al contenido progresivo de los movimientos de liberación . La burguesía nacional de los países semi-coloniales actúan primariamente como agencias del imperialismo dentro de sus propias naciones este es el significado de lo que remarcaba Trotsky , citado más arriba, que la ” principal” fuerza del imperialismo en el mundo colonial y semi- colonial no son los buques de guerra y los soldados, sino más bien ” el vínculo político y económico entre el capital extranjero y la burguesía nativa”. Esto fue claramente expresado en la Revolución Permanente:

” Con respecto a los países con un desarrollo burgués retrasado, especialmente los coloniales semi- coloniales , la teoría de la revolución permanente significa que la solución completa y genuina de las tareas en la obtención de democracia y de la emancipación nacional en concebible solamente a través de la dictadura del proletariado como el líder de la nación subyugada … Sin una alianza del proletariado con los campesinos las tarea de la revolución democrática no pueden resolverse , ni siquiera planteárselo seriamente. Pero la alianza de estas clases pude ser efectiva a través de la lucha irreconciliable contra la influencia de la burguesía nacional- liberal”(35)

Bajo la pretensión de “solidaridad”, Poder Obrero sistemáticamente capitula al nacionalismo de los oprimidos. Desde la política desastrosa de Stalin de postración ante la burguesía “antiimperialista” China a mediados de los ´20 , el eje de los Trotskistas en la cuestión nacional ha sido el planteamiento de la cuestión de clases en dichas luchas. La resolución de 1940 de la Cuarta Internacional, ” El Mundo Colonial y la Segunda Guerra Imperialista” hizo esto meridianamente claro:

” Las luchas nacionales abortivas en los países coloniales y semi-coloniales desde 1919 a 1931 fue liderada, como en la India y China por la burguesía nacional. Ello confirman otra vez, en forma negativa, que las revoluciones nacionales y democráticas en las colonias puedes satisfactoriamente llevarse a cabo por el proletariado en colaboración con los obreros de los países avanzados”(36)

Contra las posiciones históricas de la Cuarta Internacional bajo Trotsky, Uds. citan la ” Cuestión de Oriente” del Cuarto Congreso del Cominterm en 1922. Aquí Uds. nos dicen que: ” las tareas de los comunistas en los países opresores están claramente explicadas .Ellos pueden sumarse en una palabra – solidaridad. Este documento fue escrito previamente a la experiencia histórica del Kuomitang en China el cual clarifica una vez por todas las relaciones con la burguesía “progresiva” en la revolución colonial . Incluso, mientras el llamamiento a los comunistas en las colonias para que participen activamente en la lucha contra la tiranía imperialista, las tesis claramente manifestaban : ” Las tareas objetivas de la revolución colonial va más allá de los límites de la democracia burguesa “, e insistía que: ” Solamente cuando su( movimiento obrero) importancia como un factor independiente es reconocido y su completa autonomía política asegurada puede suceder que acuerdos temporarios con la democracia burguesa sea considerado permisible o necesario”(37) Esta es una la anticipación de las posiciones que subsecuentemente adoptada por la Cuarta Internacional.

“AUTODETERMINACION” Y PUEBLOS INTERPENETRADOS

La mayoría de la cuestión nacional del tiempo de Lenin había sido resuelto cuando las colonias de las potencias imperialistas habían generalmente obtenido una independencia política nominal, sin, por supuesto, haberse emancipado del mercado mundial imperialista, Mucha de las cuestiones nacionales que se mantienen, son particularmente complejas porque ellas involucran situaciones donde dos o más pueblos están Inter.- vinculados a través de un solo territorio ( ej. Irlanda del Norte, Chipre, Líbano, Palestina/Israel) . A diferencia de los caso clásicos de naciones oprimidas que Lenin hablaba , simplemente abogando por el derecho de auto- determinación , en aquellas situaciones no se resuelve el problema, porque dos ( o más) populaciones hostiles no pueden ejercer ambas la auto- determinación en el mismo pedazo de tierra . Bajo el capitalismo el legitimo ejercicio del derecho de auto- determinación por la populación puede solamente ser llevada a cabo a expensas de la otra. Tal “solución” puede resultar en el mantenimiento o en la inversión de las relaciones existentes de opresión: Para los nacionalistas esto no es un problema , ellos están preocupados con el derecho nacional de sus propios pueblos. Poder Obrero adopta un criterio similar , al aseverar que el derecho de auto- determinación se aplica solamente a los “buenos” (ello es, corrientemente los oprimidos) pueblos.

Los Leninistas nos oponemos a las transferencias forzosas de poblaciones y rechazamos la inversión de los términos de la opresión como una solución equitativa frente a los problemas aparentemente insolubles de los pueblos interpenetrados. Hay una cierta atadura romántica con la OLP y el IRA dentro del ámbito radical . Pero el empeño de otros pueblos interpenetrados en situaciones comparables reciben mucha menos atención . Nosotros estaríamos interesados, por ejemplo, en saber exactamente que propone Poder Obrero para resolver el conflicto laberíntico nacional/comunalista en Líbano. ¿ De que lado están?,¿ o en Chipre? En ese caso la relación de opresión comunalista serían revertidas, revelando la lógica anti- Marxista de simplemente abrazar el nacionalismo de los oprimidos en situaciones de pueblos entremezclados. Hasta 1974 los Turcos eran los oprimidos. Sin embargo las invasión del ejercito Turco ese mismo año resultó en la brutal expulsión de 200.000 Greco-Chipriotas de la porción norte de la isla , que efectivamente revirtió esta situación. Esta no fue bajo ningún punto de vista la solución de los problemas de la opresión comunalista.

Uds. citan a Lenin: ” El nacionalismo burgués de cualquier nación oprimida tiene u n contenido generalmente democrático que es dirigido contra la opresión y sus contenidos que nosotros apoyamos incondicionalmente.” Pero en la próxima sentencia Lenin continua : ” Al mismo tiempo debemos distinguir estrictamente esto de la tendencia hacia el exclusivismo nacional , nosotros luchamos contra la tendencia de la burguesía Polaca de oprimir a los Judíos, etc, etc,” (38) En ciertas y particulares ocasiones ( y no en Cataluña como suponen) donde los pueblos están estrechamente mezclados , el ejercicio del derecho de auto- determinación , la compactación dentro de un territorio para conformación de una nación –estado, puede significar una real cualidad genocida bajo la tendencia hacia el exclusivismo nacional. Testigo es el destino de los Palestinos en 1948 en la manos del Irgum

Decir esto, no es negar el derecho abstracto de autodeterminación en cuyo caso meramente para hacerlo notar , hay instancias en el cual el ejercicio de dicho derecho puede no ser del interés histórico del proletariado. Esto coincide exactamente como Lenin abracaba la cuestión:

” Las muchas demandas por democracia, incluyendo la auto-determinación, no son absoluta, pero solamente una pequeña parte del movimiento mundial de la democracia-general ( ahora: general-socialista) En casos individuales y concretos , la parte puede contradecir al todo, y por ende, debe ser rechazada”(39)

NACIONALISMO CATALAN Y PUEBLOS INTERPENETRADOS

Pareciera que Uds. no comprenden , o no quieren comprender, que queremos decir con la frase de pueblos ” entremezclados” o ” interpenetrados. Esto es evidente , cuando aseveran que Cataluña fue ” un caso de pueblos entremezclados ( donde) Trotsky fue capaz de identificar el carácter progresivo y reaccionario del nacionalismo de un particular pueblo entremezclado…” Pero los catalanes y los Españoles no son pueblos interpenetrados. En Belfast o Beirut las comunidades hostiles viven literalmente dentro de la misma piedra que se arrojan entre sí. Esta no es la situación de Cataluña( o Québec) En estos casos la nacionalidad oprimida nacionalmente es compactada en una separada y distintiva zona geográfica , y forzosamente incorporada dentro de un Estado imperialista dominada por una nación opresora. Consecuentemente , el reconocimiento del derecho de “auto-determinación” representa una solución genuina a los problemas de opresión nacional.

En tales casos el nacionalismo de los oprimidos no necesariamente contiene aspectos revolucionarios. Por cierto el rol progresivo histórico jugado por los movimientos nacionalistas en ciertas circunstancias no derivan de su ideología nacionalista, pero existe a su pesar. La cita de Trotsky por Uds. citadas en mayo de 1931 que dice: ” En el presente estadio de desarrollo, con una combinación dada de fuerzas clasistas, el nacionalismo catalán es un factor progresivo revolucionario; el nacionalismo Español es un factor reaccionario e imperialista” En medio del periodo turbulento de la lucha de clases en España, Trotsky argumentaba que el nacionalismo catalán tenía un aspecto revolucionario siempre y cuando fuera dirigido contra el poderío ” chovinista Español, la burguesía imperialista , y el burocratismo centralista” En el mismo artículo él explica que solamente siendo el campeón de los derechos de la auto- determinación para Cataluña y ” denunciando sin piedad la violencia de la burguesía de la nación opresora” podría ser posible a los revolucionarios ganar ” la confianza del proletariado de la nacionalidad oprimida” en orden de unificar el proletariado Español a través de los límites nacionales en la lucha por la revolución obrera” (40)

Trotsky retornó a la cuestión del nacionalismo Catalán dos meses más tarde:

” He escrito que la pequeña- burguesía nacionalista Catalana en el presente estadio es progresiva – pero solo bajo la condición , que desarrolle su actividad fuera de las filas el comunismo y siempre bajo la estrecha mirada crítica de los comunistas. Permitir al nacionalismo pequeño-burgués disfrazarse bajo las insignias del comunismo, significa , al mismo tiempo, llevar una actividad traicionera a la vanguardia proletaria y destruir el significado progresivo del nacionalismo pequeño-burgués” (41)

Los leninistas reconocen que las luchas llevadas a cabo por los movimientos nacionalistas pequeño- burgueses pueden sostener un carácter anti-imperialista. Pero esto no niega el hecho que su dirección tenga capacidad de traicionar a sus seguidores en la búsqueda de acomodamiento con el imperialismo y/o infligir opresión nacional a otros pueblos. En la época del imperialismo, cuando la liberación de la humanidad demanda el establecimiento de una economía socialista internacional, ninguna ideología nacionalista puede jugar un rol histórico consistente . Consecuentemente , contra todos los nacionalistas, los Leninistas dan la bienvenida y procuran promover la asimilación voluntaria de los pueblos.

TROTSKISMO Y LA CUESTION NACIONAL EN IRLANDA

Uds. expresan que nuestra posición en Irlanda esta dictada por la frustración de ser ” incapaz de descifrar el laberinto nacional”, basado en pueblos entremezclados , y caracterizan nuestra posición como una ” plaga en todos los acercamientos a las casas” Esto es un posición grotesca . Nosotros somos intransigentemente opuesto a la discriminación sistemática e institucionalizada contra los Católicos en la educación, viviendas y empleos, como así también, contra la opresión brutal por las fuerzas de la ” ley y orden” de la casta de Orange y sus creadores imperialistas contra la populación republicana.

Nuestro documento sin ambigüedades asevera que nosotros ” defendemos los ataques hechos por el Ejercito Republicano Irlandés(IRA) contra todo blanco imperialista, como el gobierno de Ulster, las fuerzas militares británicas, o un hotel lleno de miembros conservadores en Brighton”. Nosotros nos diferenciamos con Poder Obrero , porque distinguimos entre un ataque contra las fuerzas británicas de ocupación por un lado, y los ataques de terror comunalista a los civiles protestantes irlandeses ( o ingleses) por otro lado. Es por eso que caracterizamos a esto ultimo como actos anti-obreros.

El método del Poder Obrero de ” descifrar” el laberinto nacional creado por el imperialismo en lugares tales como Palestina/Israel, o Irlanda del Norte significa simplemente escoger lados en los conflictos inter- comunales . La tarea de los revolucionarios es ganar las direcciones de dichas luchas contra la opresión nacional de los nacionalistas pequeño-burgueses, sosteniendo demandas democráticas contra la opresión ( y privilegio) en el contexto de un programa ( ej. Transicional) revolucionario.

Mientras Uds. expresan que las presentes relaciones opresivas ” potencialmente puede significar el advenimiento de ciertas luchas nacionales” Uds. propone , en Irlanda del Norte, para resolver este dilema con un llamado a la auto-determinación para el “pueblo irlandés como un todo…” Pero el problema es que no hay un pueblo irlandés como un todo . La populación de los 32 condados se hallan divididas en dos pueblos hostiles entre sí. Irlanda no puede “unificarse” en este punto de la historia sin una sangrienta guerra civil entre estas dos poblaciones. A diferencia de Poder Obrero, nosotros pensamos que el movimiento obrero no ganaría nada con tal conflicto. Esta es la razón del porque avanzamos en la formula algebraica de una ” Republica Obrera Irlandesa en el marco de una federación socialista en las islas Británicas” Una de las llaves para quebrar a los obreros protestantes de la reacción de Orange es eliminar los temores de la incorporación forzosa a un Estado clerical reaccionario católico.

Como Uds. puntualizan , nuestro llamado” por una Republica Obrera irlandesa en el marco de una federación socialista en las islas Británicas” es contrapuesta con el llamado del IRA por una ” Irlanda ( capitalista) unida. Uds. preguntan si nosotros nos opondríamos a la creación de una Irlanda unida previa a la revolución socialista en las islas Británicas”. No tendríamos objeción a dicho desarrollo si pudiera obtener sin guerra inter- comunal y sin una masiva orgía sanguinaria . Pero pensar que ello pueda suceder es una utopía.

Uds. manifiestan que su llamado por una Irlanda unida es ” no condicional a la creación de una federación socialista” En otras palabras , uds, están preparados para apoyar el proyecto Provo de la unificación capitalista de Irlanda. Para ello no hay necesidades de promover ” el liderazgo de la clase obrera en la lucha nacional…” Gerry Adams , el principal vocero por el Sinn Fein, fue citado por el Irish Times en diciembre 10 de 1986, declarando que : ” socialismo no esta en la agenda”. En su libro ” Políticas para la Libertad irlandesa”, Adams dijo: ” La lucha republicana , no debe en este estadio de su desarrollo adoptar el estilo republicano socialista, porque ello implicaría que no hay lugar para los no- socialistas”(42)

El Marxismo tiene su propia lógica , como también el nacionalismo. Pero el centrismo no tiene lógica. Ya Trotsky lo caracterizó como ” confusión cristalizada”. Vuestra posición en Irlanda nos parece a nosotros que es el sillón del republicanismo con un toque “Marxista”. Si hay algún sentido en su llamamiento híbrido con relación al liderazgo proletario en la lucha nacionalista por una Irlanda unida, esto puede ser considerado como una posición previa o la primera fase en la lucha por revolución socialista.

MATERIALISMO Y LUCHA CONTRA LA IDEOLOGIA REACCIONARIA

Las implicaciones etapistas de vuestra teoría son evidente cuando Uds. llaman ganar a los obreros protestantes de Irlanda del Norte para que apoyen ” el derecho de auto-determinación para aquellos quienes están corrientemente en complicidad con la opresión nacional, Uds. Continúan:

” En la otra mano si no podemos romper a estos obreros relativamente privilegiados de su burguesía en la cuestión de la opresión nacional de un pueblo , si no podemos ganarlos a ellos para una democracia consistente, ganarlos para el socialismo será bastante dificultoso, no menos “

Si los obreros protestantes desearan el privilegio de participar en una clase de estudio de Poder Obrero sobre socialismo, ellos aparentemente deben en primer lugar acordar en apoyar en una “Irlanda (capitalista) unida” dominada por los católicos. Un acercamiento materialista de la lucha contra la conciencia atrasada entre los obreros , no comienza por un acuerdo a priori al renunciamiento de su malas ideas ( sea chovinismo nacional, racismo o sexismo) Los marxistas procuran intervenir en situaciones donde los intereses comunes de estos trabajadores entran en conflicto con su ideología atrasada . En Irlanda del Norte , donde el desempleo ha amargado a ambas comunidades ( pero manteniéndose desproporcionadamente alto entre los Católicos(43)), los revolucionarios deben avanzar en un programa que combine la lucha contra las políticas tradicionales de contratación anti- católicas, con demandas exigiendo el empleo total, por ejemplo una jornada laboral más corta sin pérdida salarial.

Eamonn McCann cuenta que en los primeros años del Movimiento de Derechos Civiles de la Nueva Izquierda Católica en Derry en 1968, se dio una indicación acerca de las posibilidades de tales aproximamientos:

“Durante los meses previos pudimos contactar con algunos protestantes de Fountain, una pequeña área obrera la cual lindaba con el pantano. Ellos también tenían problemas de vivienda, la mayoría concernientes con el levantamiento de un esquema de reurbanización, y unos pocos de ellos se nos acercaron y nos sugirieron que colocáramos algo de nuestra agitación a sus casos. Ello fue hecho , siendo nuestras intenciones no sectarias fueron aceptadas “(44)

El condado Armagh, limítrofe con la República de Irlanda , tiene una populación interpenetrada donde el 47% son Católicos y el 53% Protestantes. Uds. piensan que la mitad de la población en una zona rural deprimida es implemente una agencia para la perpetuación de la ” opresión de otro pueblo a nombre del imperialismo? Los obreros protestantes y las granjeros pobres del condado de Armagh no se beneficiaron del imperialismo, ellos son sus víctimas. La ideología reaccionaria de Orange los cuales muchos adhieren es una forma de falsa conciencia lo cual el deber de los revolucionarios es luchar contra ella. Los protestantes de Irlanda del Norte no son agentes del imperialismo Británico, como es por ejemplo la capa de los administradores coloniales , ni tampoco una casta cerrada por su color que se benefician en una manera directa y cualitativa por el sistema de discriminación, como sucede con los blancos en Sud Africa.

En EEUU , los Trotskistas, a diferencia de los pequeños- burgueses moralistas de la Nueva Izquierda, no demandan que los obreros blancos abandonen ” el privilegio de la piel blanca” como una precondición parar entrar en la lucha de clases militante . De hecho esto invertiría el proceso real de rompimiento de los obreros blancos de la ideología racista. En los sindicatos, los Marxistas luchan contra el racismo levantando reclamos para la igualdad negra en el contexto de un objetivo programático de mejoramiento de las condiciones de la clase como un todo. Los Trotskistas pueden sostener demandas en la lucha por la igualdad Católica , lo cual aclaramos que no estamos simplemente argumentando la redistribución de la miseria , sino por el mejoramiento de los estándares de vida de la clase obrera. Al mismo tiempo, es necesario dejar en claro que nos oponemos a la unificación forzada con la burguesía clericalista de Dublín.

En Irlanda y Palestina , nos acusan de preocuparnos con el estrato privilegiado de la clase obrera : Protestantes, Judíos. En ambos casos nuestra ” preocupación” es con la dirección proletaria de las luchas contra la opresión colonial. Las guardias de defensa de los obreros no sectarios , de ambas comunidades Católica y Protestantes pueden acabar con el vilipendio nacionalista y unir a la clase obrera contra las patronales de Oranges y los Verdes.

Es destino de una organización comunista que fracasa en luchar por la unidad de la clase obrera en una situación de guerra inter-comunal se demostró en Palestina. En 1928, el Consejo Supremo Musulmán organizó demostraciones en respuesta a la provocación de la extrema derecha sionista en el Muro de los lamentos. La demostración acabo en una matanza anti-judía. El PC Palestino vio que el Consejo Musulmán estaba utilizando este incidente para desviar la lucha nacional de un curso anti-imperialista a anti-judio. Joel Beinen describió la reacción inicial del PC:

” Bohumil Smeral, un enviado especial del Comiterm a Palestina , apoyo la resolución del Comité Central en las demostraciones y agrego que era importante enfatizar la dañina y destructiva influencia de elementos clericales en el Movimiento Nacional Arabe y subrayó especialmente que no es posible un acuerdo o frente unido con los hombres del Mufti” (45).

Pero el Comitern de Stalin volcó lo que Poder Obrero llama”neutralidad desgraciada” y dirigió al PC a abrazar al movimiento Arabe , a pesar de su dirección reaccionaria. Como Beinen concluye” Desde este punto de vista , las tendencias “Judía nacional vs. Arabe nacional en el PC palestino fueron un tema recurrente . El partido raramente fue capaz de estabilizarse en el curso del tiempo entre estos dos ” En otras palabras la escisión entre Judíos y Arabes , incapaces de unificar la clase contra el imperialismo Británico y la conquista de la tierra por los sionistas.

POR UNA “QUINTA COLUMNA ENTRE LOS SUDAFRICANOS BLANCOS”

Notamos con disgusto sus intentos de amalgamar nuestras posiciones sobre los blancos Sud Africanos con nuestra actitud hacia los obreros israelíes y protestantes. Nosotros explícitamente declaramos que los blancos Sud Africanos no pueden igualarse con dichas poblaciones porque ellos son ” una casta privilegiada/ y una aristocracia laboral dependiente de la superexplotación del trabajo indígena para mantener un estándar de vida cualitativamente más alto que las poblaciones oprimidas” A diferencia de los obreros protestantes en Irlanda del Norte , o del proletariado Hebreo parlante en Israel , los blancos Sud Africanos tienen una sustancial apuesta material en la preservación del sistema racista de casta en el Estado del apartheid.

Uds. toman la excepción de nuestras observaciones en 1917 que la actitud hacia la población blanca es ” una llave estratégica en la confrontación por el poder por parte de los obreros negros de Sud Africa” Pero Uds. tienen poco que decir acerca las reales consideraciones militares/estratégicas, la cual, desde ya , necesita de un programa no racista para la revolución Sud Africana.

Sud Africa no es Rhodesia. Hay alrededor de 5 millones de blancos , no meramente unos cientos de miles. Como escribimos en 1917:

” En este punto será virtualmente imposible para los obreros negros derrotar militarmente a las fuerzas del Estado del apartheid sin ganar , primeramente, una fracción de colaboradores activos entre los blancos y políticamente neutralizar a un gran sector de la población. Sin embargo la superioridad tecnológica/militar de la minoría blanca garantiza la capacidad de infligir perdidas devastadoras entre los insurgentes negros”(46)

Un partido revolucionario inteligente dentro de la fortaleza del apartheid no puede ignorar la potencialmente enorme importancia militar que tiene la actividad de una quinta columna operando dentro del laager en la lucha por destruir el apartheid. Además como hacemos notar en nuestro artículo, un prospecto realizable:

” Históricamente hubo elementos de luchadores anti-racistas serios entre los Sud Africanos blancos, desde los camaradas del PC de Sud Africa a Neil Aggett, un organizador blanco para un sindicato negro, que fue brutalmente asesinado por la policía de Botha en 1982…. Las demostraciones de los estudiantes blancos Sud Africanos opuestos al apartheid también sugiere que hay oportunidades para una dirección revolucionaria seria de reclutar una capa de blancos deseosos de tirar abajo al régimen junto a los obreros negros”.

El 12 de Diciembre de 1986 una carta enviada a los ex TIT, a nombre del MRCI, el camarada Hoskinsonn argumenta que las masas oprimidas de Sud Africa están siendo llevadas a “una acción revolucionaria”.

” las masas encontraran las armas ( los insurgentes de Irán capturaron una fabrica de ametralladoras ) La movilización revolucionaria de millones neutralizaron a los tanques Chieftan y los cazas- bombardeos. La misma puede ser verdad también en Sud Africa. Esto no significa ignorar la cuestión militar. Demandas relacionadas con esto deben ser formuladas ahora. Pero es una cuestión secundaria la cual puede resolverse sin – como condición de la victoria- ganar una sección de los blancos…..”

Tal vez no se le ha ocurrido al camarada Hoskinsonn que la razón que los tanques iraníes y los jets fueran neutralizados tiene algo que ver con el hecho que sus ocupantes salieron de la misma población que estaba participando de las movilizaciones de masas. Cuando los artilleros de dichos tanques miraban a los manifestantes, veían a sus hermanos, sus hermanas , sus primos y compañeros de escuela. Los soldados blancos en el apartheid confrontando con una insurgencia de la población negra, no harán automáticamente la misma identificación. La negativa de Poder Obrero de ganar un núcleo de colaboradores blancos como “condición de victoria” es simplemente un moralismo pequeño burgués enmascarado como ” solidaridad” con los oprimidos. Pero aún, es una estupidez que puesta en practica , puede abortar la lucha obrera por el poder.

SOLIDARIDAD: EL TEST ACIDO.-

El acogimiento de Poder Obrero a la contrarrevolución de Solidaridad en Polonia ofrece una metodología centrista de “emabarras de richesses”. Nosotros lidiamos con la sustancia de vuestra posición en Polonia recientemente cuando publicamos un panfleto llamado ” Solidaridad: Test Acido para los Trotskistas”. Cabe hacer notar particularmente la sección en la cual se demuestra que el movimiento auto-gestionario( la cual según vuestras cartas se refieren como una tendencia significativa hacia la planificación democrática centralizada) se identifica completamente con el apoyo al programa de la restauración capitalista adoptada por el Congreso de Solidaridad en 1981.

Sus posiciones respecto a Solidaridad plantean que si las masas tienen ilusiones en sus ejecutores, nosotros debemos apoyar dichas ilusiones. Esto es ampliamente ilustrado en sus comparaciones entre Polonia e Irán.

Vuestra táctica en Irán aumenta la postración ante el “movimiento de masas” y por ende a su dirección- esto es , la teocracia Islámica . En Polonia la táctica fue similar – defendiendo a la dirección anticomunista y clerical de Walesa porque tenía una base de masas. Si los Bolcheviques hubieran adoptado una distinción similar en 1917 entre el Gobierno Provisional de Kerensky y las ilusiones de las masas ( una ” táctica”, Stalin, entre otras abogadas en ese tiempo) , ellos se encontrarían defendiendo las nuevas libertades de Rusia contra el militarismo Prusiano en la Primera Guerra Mundial.

Acerca de Polonia, el camarada Hoskinsonn, comienza con la admisión que la dirección de Solidaridad estaba ” comprometida con políticas que objetivamente , reforzarían la restauración capitalista en Polonia”. En este sentido, nosotros estamos seguros, que ellos tienen la colaboración de la Iglesia y el mismísimo régimen estalinista, Pero al dar vuelta la página , se nos dicen que la restauración capitalista no era el tema, de hecho nunca fue un peligro. ” En realidad lo que estaba en juego era, o no, si los obreros polacos podrían tomar el camino de la revolución política antes de ser vendidos por la dirección comprometida o destruidos por el estalinismo”.

Contra un ejercito de decenas de miles de curas, los líderes pro-Occidentales de Solidaridad, y presumiblemente los restauracionistas estalinistas, nosotros aseguramos que: ” la base proletaria de Solidaridad prevenían la organización de una fuerza de masas para la restauración capitalista”. Pero los marxistas no juzgamos a los movimientos simplemente sobre la base de su composición social . Estamos interesados en la dirección, programa, y la dirección que toma su desarrollo.

Tomen por ejemplo el llamamiento de Solidaridad por “elecciones libres” y ” sindicatos libres”, ” gritados por los propios obreros” como Uds. imaginan. Estas demandas particulares fueron por primera vez levantadas por los social-demócratas y los anticomunistas de KOR. El uso de estas propagandas del ” mundo libre” reflejan la evolución hacia la derecha de la oposición intelectual Polaca, la cual a mediados de los ´70 fue ávidamente abrazada por la cruzada de Jimmy Carter por los ” derechos humanos”. Quien mejor para implementarla que un operativo de la CIA a través de la operación sindical de Irving Brown?

Uds. consideran ” risible” que nosotros sugiramos que la invitación a Brown y Kirkland fuera intencionadamente una declaración política pro-imperialista por parte de la dirección de Solidaridad. Uds. piensan que Walesa y todos ellos no estaban advertidos de sus actividades ampliamente documentadas en movimiento laboral Europeo? Tal vez, Uds. piensen que dichos nombres fueron elegidos al azar de una guía telefónica de los EEUU?

Dibujando las conclusiones obvias de las conexiones entre Solidaridad y los fondos de la CIA a través de los ” sindicatos libres” no es “culpable por asociación”, pero simplemente colocando la crisis de Polonia de 1981 dentro del contexto mundial de la renovada guerra fría. Uds. nos preguntan si nosotros a diferencia de la agitación de las demandas obreras por elecciones libres y sindicatos, agitamos por ” llamados por sindicatos no libres y elecciones no libres?”. Esta es la lógica del charlatán . Nosotros estamos a favor de la libertad , solamente ponemos como precondición en esto: ” los sindicatos libres” y las ” elecciones libres” solamente es aceptable dentro del contexto de defensa de la propiedad nacionalizada de los medios de producción. Este es el eje político por el cual debemos romper las bases de Solidaridad de su dirección contrarrevolucionaria. La ceguera de Poder Obrero a la realidad de que Solidaridad bajo la dirección de Walesa deriva de su ” táctica” de abrazar al movimiento de masas tal como es.

Mientras se admita que el programa de Solidaridad ” sugiere que el rol de la economía planificada debe disminuir y el rol del mercado debe aumentar” Poder Obrero esta interesado en comparar en la orientación hacia el mercado y de auto-gestión de Solidaridad con aquellos del estalinismo. Perdiendo de vista la apreciación del carácter contradictorio de la burocracia estalinista. Mientras la casta parasitaria refleja la presión del imperialismo en el interior del Estado Obrero, sus intereses son divergentes de aquellos kulaks y otros pequeños capitalistas, ya que los privilegios de la burocracia dependen de la existencia de la propiedad nacionalizada. La burocracia esta compelida episódicamente a defender las formas de propiedad proletaria contra los peligros de restauración capitalista. Esto va de la mano con sus propios métodos burocráticos y represivos anti-proletarios. El intento de Gorbachov de sobrellevar la irracionalidad burocrática con sus “reformas pro mercado de la perestroika representa una amenaza grave a los obreros Soviéticos y una concesión peligrosa al imperialismo. Al mismo tiempo, dichas reformas son un revolver en la cabeza de la burocracia misma.

A diferencia de la casta burocrática encabezada por Jaruzelski. Los nacionalistas clericales y pro- capitalistas que lideran Solidaridad no tienen un interés objetivo de defender la propiedad nacionalizada. La suya es una ” reforma” económica subordinada al programa del pluralismo de la burguesía política. Esto es porque, en la confrontación entre estos dos agrupamientos, aquellos que genuinamente sostienen la defensa de la propiedad colectivizada en Polonia deben hacer un bloque militar con los estalinistas.-

Para resolver la crisis histórica de la dirección proletaria, es necesario forjar partidos trotskistas revolucionarios, sobre la base de las adquisiciones programáticas históricas. La incapacidad orgánica de Poder Obrero de ” nadar contra la corriente” esta vinculada con su proclividad del acomodamiento político a las ilusiones prevalecientes que corrientemente se adaptan en el movimiento de masas. Una tendencia política que capitula al Laborismo Británico, al nacionalismo pequeño-burgués en Irlanda, a la reacción Islámica en Irán, y que defiende los ” movimientos de masas ” por la restauración capitalista en los Estado Obreros deformados, solo son un obstáculo en la lucha política para reforjar la Cuarta Internacional, y el Partido Mundial de la Revolución Socialista.

Fraternalmente

Tendencia Bolchevique

La carta del MICR 

EN DEFENSA DEL PROGRAMA TROTSKISTA

[Copiado de http://www.bolshevik.org/espanol/TB/BOLETIN_TROTSKISTA_N3_imirc.html ]

Introducción

Por el Trotskismo

La contestación del IBT

Movimiento para una Internacional Revolucionaria Comunista

Londres, Inglaterra

2 de Abril 1987

Queridos Camaradas:

Nosotros hemos estado esperando por el arribo de sus periódicos para comparar la versión final del documento de la fusión con la que nos dieron los camaradas D. y U. cuando ellos estaban en Gran Bretaña. Sin embargo, ustedes tampoco nos han mandado la última copia de 1917, o esta se ha extraviado en el correo. Nosotros decimos esto porque sabemos por el camarada M que ha estado saliendo una nueva edición de la revista. Sabemos también que en esa revista ustedes nos caracterizan como centristas. Naturalmente que ustedes tienen derecho a dar vuestra opinión y nosotros no nos sentimos heridos ni contrariados, en la forma de los centristas reales, cuando los grupos que nosotros caracterizaríamos como sectarios aplican el cargo de centristas contra nosotros. Sin embargo, nosotros hubiéramos pensado que dado el tiempo y el dinero invertido en discusiones con vuestras tendencias, ustedes pudieron habernos permitido actualmente saber que esta fue vuestra bien fundamentada caracterización de nosotros. Que nosotros estemos en guardia, ustedes no lo justifican en vuestra revista, como no sea en un apartado donde se hace una referencia pasiva a nuestro apoyo al IRA. Esta no es una forma de comenzar la conducción de una discusión entre camaradas. Esto tiene el sabor barato del llamado método de polémica, típico de los espartaquistas. No concuerda con nosotros el hecho de que ustedes estén emulando con los métodos de sus parientes políticos, pero esto es lo que menos nos sorprende. Esta carta es una respuesta a vuestro proyecto de fusión de documentos, los cuales ustedes nos dieron en Londres (la página 13 de la plataforma de fusión fue, como le informamos en ese momento, omitida de estos documentos). Nosotros les rogamos que nos envíen una copia de la de 1917 tan pronto como les sea posible, y que ustedes desplieguen un mayor grado de seriedad y principios en sus tratos con nosotros como han hecho con anterioridad respondiendo políticamente a esta misiva.

Por sobre todo, nuestra visión es que las políticas de la Tendencia Bolchevique están basadas en métodos sectarios heredados de la Liga Espartaco [LE]. El aspecto más grotesco del espartaquismo ha sido eliminado de sus políticas, pero en las cuestiones claves tales como Irán y Polonia no hay diferencias fundamentales entre sus políticas y las de L.E. Publicada vuestra crítica sobre el espartaquismo, está por completo relacionada con la cuestión del régimen. Ustedes tienen amplias críticas de los métodos organizacionales de L.E. y de Robertson en particular, pero ustedes no reexaminan críticamente las bases políticas del culto de Robertson. La cuestión del régimen es, como ustedes saben, una cuestión política, pero esto es así en el sentido de que los regímenes son el producto de políticas definidas, de programas definidos. Programas corrompidos de generaciones, de regímenes corrompidos también. Ustedes se acercan a la cuestión del régimen en la medida en que existió separadamente del programa de la L.E., hasta algunos puntos no especificados en los últimos años de la década de los años 70 o los primeros del 80, cuando Robertson salió del control. Estas políticas espartaquistas están manifiestas en los documentos de posición que ustedes nos han dado.

La plataforma de fusión. [Táctica Sindical]

Vuestra plataforma de fusión manifiesta un método sectario sobre todos los temas claves con que tratamos.

Con respecto a la cuestión sindical ustedes escriben: “Nuestra estrategia es arraigar el programa comunista en las clases trabajadoras a través de fracciones programáticamente basados en los sindicatos.”.

Esto puede solamente significar que ustedes favorezcan la construcción de fracciones comunistas en los sindicatos para la exclusión de cualquiera otra forma de organización dentro de los sindicatos. Esto implícitamente rechaza la idea de que sea posible hacer organizaciones de base de frente unido, en otras palabras, esto rechaza el método de un frente único laboral dentro de los sindicatos desarrollados por el Comintern Revolucionario en los primeros años de la década del `20. Esta interpretación de vuestra posición fue confirmada a nosotros por el camarada D. durante las discusiones sobre las cuestiones del sindicalismo, cuando él, explícitamente, rechazó la idea del movimiento de bases antiburocráticas en el país, que en las condiciones actuales tales movimientos inevitablemente caerían bajo la dirección de los burócratas de izquierda y por ende, se convertirían en un obstáculo para la construcción del partido. Este fatalismo actualmente conduce a la pasividad. El temor a la confrontación con los burócratas de izquierda descansa en su rechazo a apoyar un frente unido organizado, un movimiento de base con ellos, y más importante aún, sus defensores. De paso, estamos a favor de la construcción de fracciones comunistas, pero nosotros no los contraponemos con los cuerpos del frente unido. Tales cuerpos pueden emerger como resultado de las contradicciones entre los intereses materiales de las bases y los de la burocracia. Los trabajadores pueden ser lanzados a una batalla contra sus oficiales sin convertirse automáticamente en comunistas elegibles como miembros de la fracción comunista. ¿Nosotros ignoramos a tales trabajadores hasta tanto no se conviertan en comunistas o nosotros los organizamos sobre las bases de sus primeros pasos por una alternativa hacia la burocracia reformista?. El movimiento de base es el puente entre estos trabajadores y la fracción comunista. Esto es particularmente necesario donde los comunistas son una minoría en los sindicatos, sin embargo, si el movimiento de base sirve exitosamente como un puente es algo que se decidirá en la batalla. De paso, hay riesgo de que los burócratas de izquierda sean los que dominen, pero el potencial de tales movimientos esta lejos de sopesar los riesgos. Es este contenido potencial en cada golpe el punto de partida para los comunistas, los cuales quieren en estos momentos intervenir en la expansión de la influencia de las ideas revolucionarias entre las bases. Nosotros no podemos abstenernos en esta batalla hasta que no se nos especifique que la fuerza de la burocracia de izquierda ha menguado. Para hacer esto, habría que abstraerse de las batallas por la dirección. La Tendencia Bolchevique (TB)) es una pequeña organización. Votar ella misma por fracciones comunistas en los sindicatos es condenarse a sí misma al aislamiento de las grandes masas de trabajadores de EEUU. Esto es abandonar el método del Comintern como esquema del PC británico en el IV Congreso:

“Hasta donde concierne a los británicos, nosotros vemos claramente que sería desastroso si dentro de la organización del partido hubiera fuerzas solamente sin sus pequeños núcleos del partido. El auxilio tiene que originar la creación de un movimiento sindical de oposición más numeroso”.

Congreso Sindical de la International Comunista (IC) Abridged Report–CPGB [Communist Party of Great Britain] p. 226

En lugar del puente del movimiento de bases, ustedes colocan el ultimatum de la fracción comunista. Ustedes contraponen los dos en una forma totalmente enajenada a la comprensión revolucionaria de las relaciones entre el partido y los cuerpos del frente unido. En realidad ustedes usan métodos de programa máximo y mínimo en lugar de los métodos de programas transicionales. Ustedes declaran que en los sindicatos, nuestros camaradas lucharán por los principios básicos del sindicalismo, “tradiciones militantes de la solidaridad de clases” por una parte, mientras que por otra, ellos ganarán al pueblo bajo la frase “Una visión del mundo que trascienda la militancia parroquial de las unidades de producción ” ¿Cómo? Parece que ustedes están en contra del puente organizacional que una a los dos. No tiene Uds. mucha claridad de cómo lucharían en la práctica por las demandas transicionales como opositores de los principios del sindicalismo. El programa de Trotsky de 1938 aventaja al llamado programa de las organizaciones militantes independientes, como cuerpos capaces de luchar por demandas transicionales. En otras palabras, los cuerpos ampliados en su composición pudieran ser fracciones comunistas. Cuerpos en los cuales la aceptación del programa comunista en su totalidad no resulta un ultimatum, sino más bien algo con lo que el programa comunista podría ser más fructífero para la lucha. Nosotros no vemos diferencias reales entre vuestra posición en los sindicatos y la posición de la L.E.. De paso, diferencias tácticas deben existir, pero sobre el asunto fundamental del frente unido ustedes comparten su posición. Ustedes rechazan la creación de un movimiento de frente unido en favor de hechos únicos como consecuencia del frente unido (el mínimo) y la fracción comunista (el máximo).

El Conflicto de las Islas Falklands / Malvinas

Nosotros, más tarde, trataremos en detalle vuestra posición en la cuestión nacional en relación con vuestro documento. Sin embargo, vuestra plataforma de fusión revela la forma en que el sectarismo ha obligado a romper con las posiciones leninistas relacionadas con la lucha de las naciones oprimidas. Aplaudiendo la Tendencia Espartaquista Internacional (TEI), se niegan a tomar partido en 1982 cuando el imperialismo británico luchó con el ejército de la Argentina semicolonial en la Guerra de las Malvinas. Ustedes argumentan:

“Sin embargo los leninistas no pueden determinar automáticamente su posición con respecto a una guerra entre dos regímenes burgueses por su nivel relativo de desarrollo (o subdesarrollo). En la escuálida guerra de las Malvinas / Falklands, en 1982, donde la defensa de la soberanía Argentina nunca peligró, los leninistas llaman a los trabajadores británicos y los argentinos, de ” dar vuelta las armas- por el derrotismo revolucionario de ambas partes”.

Los verdaderos leninistas no hubieran argumentado tal posición en lo absoluto. Nosotros no determinamos nuestra posición sobre la base del nivel de desarrollo de países particulares. Esto es del todo una falsa forma de abordar la cuestión. Nosotros determinamos nuestra posición con respecto a la guerra entre estados capitalistas sobre la base de la caracterización de la naturaleza precisa de estos estados, ya sean naciones opresoras imperialistas o naciones imperializadas y oprimidas. No hay dudas de que Argentina, a pesar de su nivel de desarrollo, en comparación con otros países semicoloniales, está imperializada, es decir, dominada por el imperialismo. ¿Ustedes niegan esto?. Si es así, por favor, saquen a la vista pública la información económica que pruebe que Argentina ha hecho la transición de país semicolonial a nación imperialista. Por otra parte, no hay duda de que Gran Bretaña es una nación imperialista y que ésta participó en la guerra para ejercer la dominación imperialista sobre América Latina, un resultado de la guerra, siendo una enorme base militar Anglo-estadounidense en la puerta de paso de Argentina y Chile. En tal situación los comunistas están obligados a defender al país semicolonial, independientemente de la naturaleza o el motivo del régimen imperante en dicho país. No hay diferencia en lo absoluto entre el caso de Etiopía, al cual ustedes se refieren ratificándolo, y Argentina. El principio que encabezó Trotsky para que Etiopía resistiera contra el imperialismo italiano en la década de los años 30 es el mismo que nos guió para el caso de Argentina. Más aún, vuestra afirmación de que la soberanía Argentina no estaba en peligro está seriamente errada. Su soberanía sobre estas islas- robadas a Argentina por Gran Bretaña estuvo en juego. La guerra para la reclamación de estas islas –no obstante los motivos de Galtieri– fue una guerra justa. El leninismo es completamente claro en sus asuntos. En el caso de una guerra justa, la apoya por la parte cuya victoria sería un golpe al imperialismo, pero no está realmente justificado. Esto es obligatorio para los comunistas. La necesaria ayuda del defensismo en Gran Bretaña fue apoyada por Argentina. Llevando a cabo esta política, nosotros estamos siguiendo exactamente la metodología elaborada por Trotsky en relación con Etiopía, pero también, mas pertinentemente, la que él utilizó en relación con Brasil cuando se presumió el peligro de guerra entre Brasil y Gran Bretaña. Él argumentó que a pesar del régimen reaccionario de Brasil, una victoria de éste contra el imperialismo británico, resultado por el que cada comunista debe trabajar y poner sus esperanzas. ¿Camaradas, como es que sobre la tierra ustedes conforman su miserable abstencionismo sin ninguna de las enseñanzas de Trotsky? Cítennos vuestras referencias.

Inmigración y Emigración

Sobre inmigración y emigración vuestra posición es potencialmente reaccionaria. En circunstancias particulares, vuestra posición ante el lema “fronteras abiertas” pudiera conducirlos a una posición social chauvinista. En sus planteamientos iniciales la Tendencia Bolchevique (TB)) justificó su posición sobre la base de que existía el peligro real de flujo de población de un país (no especificado) en otro (tampoco especificado). Esta posición es una fantasía, una fantasía racista basada en la idea de que afuera hay millones de extranjeros precisamente esperando inundar “nuestro” país. No hay justificación para vuestro rechazo al lema “fronteras abiertas” en vuestra plataforma. ¿Esto indica que la Tendencia Bolchevique (TB) y los pioneros de la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT) están de acuerdo con este lema reaccionario, ellos todavía aceptan la fantasía racista establecida. La norma con la inmigración es para que la gente de las semicolonias entre en los países imperialistas que los dominan como se ha dicho históricamente, en investigaciones del trabajo, por ejemplo la entrada de pakistaníes e indios en Gran Bretaña, la entrada de mexicanos en Estados Unidos, de africanos del norte en Francia, o de turcos en Alemania Occidental. Seguramente ustedes no negarían que estos ejemplos son la norma y nos dicen mucho con respecto a las relaciones entre los países imperialistas y la semicolonia. Mientras nosotros no advoquemos por la inmigración / emigración en masa como una respuesta a la moliente pobreza sufrida por las masas en las semicolonias, nosotros no daremos al imperialismo rienda suelta en el control de los trabajadores para satisfacer sus necesidades. Tomamos como nuestro, el punto de partida en estas cuestiones el hecho de que los países imperialistas controlan la inmigración ampliamente reaccionaria, manera racista. Los controles de inmigración puestos por los países imperialistas son racistas y nosotros nos oponemos a ellos. Nosotros contraponemos para el control de la inmigración, los derechos democráticos por el movimiento libre de los obreros a través de todos los países. Ustedes rechazan su posición democrática básica en favor de la posición maximalista de que “revolución socialista mundial – no emigraciones en masa” es la respuesta para el pueblo de las semicolonias. Pero camaradas, tal como dicen los británicos, “fine words butter no parsnips”. Ya que cuando los comunistas plantean como respuesta inmediata para luchar un aspecto particular de la política imperialista – los controles racistas de inmigración- la revolución,. una vez más ustedes ponen de manifiesto el abismo entre vuestros métodos y los del Programa Transicional. Nosotros tenemos demandas democráticas y transicionales con respecto a esta cuestión que puede ayudar a sumarnos a la revolución socialista mundial. Uno de ello es la oposición a todos los controles de inmigración. los cuales significan apoyar las fronteras abiertas.

Ustedes tratan de cubrir el contenido reaccionario –y potencialmente chauvinista– de su rechazo al lema “fronteras abiertas”, con la declaración de que ustedes están por “los derechos individuales” de las personas a emigración / inmigración. Esto solamente muestra confusión sobre la cuestión. ¿Cómo son individuales, quizás unos cuantos de ellos actúen simultáneamente y provengan del mismo país, y queriendo entrar en Éste para ejercer su derecho si no hay fronteras abiertas, si los estados imperialistas ponen ataduras, controles racistas sobre el movimiento de la población? Ustedes necesitan ser claros, camaradas, porque en estos momentos vuestra posición es profundamente confusa. Si ustedes están contra el lema de “fronteras abiertas”, digan por qué y digan qué forma de controles de inmigración ustedes prefieren para conservar cerradas las fronteras. ¿Si no les favorece ningún control de inmigración (los cuales hasta el momento serían necesariamente impuestos por los estados capitalistas) cómo ustedes conjugan los mismos con su rechazo a los derechos democráticos por el libre movimiento laboral? Para evitar la trampa del chauvinismo social, camaradas, ustedes tendrán que echar mercancías al mar conjuntamente con esta pieza particular de equipaje traído con ustedes de SL.

Nuestra posición con respecto a las mujeres y las cuestiones de los negros tanto en el diseño de la plataforma de fusión como en el articulado por los camaradas que estaban en Gran Bretaña muestran la misma negligencia para los métodos del frente unido así como vuestra posición en las cuestiones de los sindicatos, y por tanto, pudieran aplicarse las mismas críticas.

Partidos Obreros Reformistas y del Frente Popular

En vuestra posición de apoyo crítico por los trabajadores reformistas aparecen el oportunismo y el abstencionismo sectario. Ustedes buscan evadir por completo un planteamiento de cuando ustedes considerarían votar por un partido obrero reformista. Esta omisión indica justamente lo incompleto de vuestra plataforma política y también lo poco que tienen ustedes que decir acerca del reformismo. Sin embargo, dado que ustedes tampoco expresan una posición en las cuestiones del partido laboral esto nos lleva a concluir que ustedes no tienen tácticas serias encaminadas al reformismo. Todo lo que tienen ustedes en este asunto es un punto sectario de honor de que ustedes no votarán por los reformistas, los cuales participan en un frente popular. Esta posición, negativa por si misma, es un resquebrajamiento, ignorando la táctica de Trotsky, en Francia, de patear a la burguesía del frente popular, no simplemente desmembrándola y dejando a las masas a merced del Frente Popular. Previo a los hechos de Francia en 1936, Trotsky se había pronunciado en apoyo crítico por el Partido Social Democrático de Bélgica, PDSB, alrededor del lema, PDSB al poder, a pesar de las intenciones de las declaraciones del partido del gobierno en coalición con la monarquía. El apoyo crítico en estas circunstancias estuvo unido al lema Romper con la burguesía.

Vuestro error oportunista en el asunto del reformismo está tomando cuerpo en vuestras sugerencias de que de algún modo un partido reformista sólo en el gobierno es cualitativamente diferente a un partido reformista en una coalición del frente popular. Ustedes escriben: “Un miembro de un partido obrero reformista que se pronuncia en la boleta de elección por una coalición colaboracionista de clase (o frente popular) está en realidad fungiendo como un representante de una formación política burguesa”

Camaradas, ni siquiera si un miembro de un partido reformista se pronuncia en su boleta por la creación de un gobierno puramente social demócrata, ellos descansan en representantes de una formación burguesa, un partido obrero-burgués. La social democracia en la oficina es igual a un gobierno burgués. Vuestra distinción implica que el fundamento de los revolucionarios pidiendo el apoyo crítico electoral para los reformistas es hacerlo con el programa que ellos proclaman.

Este no es el caso. Tanto Trotsky como Lenin dejaron en claro que el único propósito de los revolucionarios clamando por un voto por los reformistas, fue que si ellos tienen el apoyo de las masas, tienen que ser puestos en las oficinas. Esta táctica puede ser aplicada si el partido reformista es o no un bloque abierto (Frente Popular) o conciliador (Gobierno Democrático Social) con la burguesía. Los criterios decisivos son las relaciones del partido con las masas. Nosotros no disfrazamos la realidad al votar por los reformistas. Hay circunstancias en que el apoyo crítico sería inapropiado -donde la social democracia estaba en conflicto con las luchas obreras y fue abiertamente a una votación con el fin de aplastar la lucha, por ejemplo. Pero nosotros no hacemos fetiches ni votamos por los reformistas en la forma en que ustedes lo hacen. Vuestra plataforma nos deja una interrogante sobre este asunto ¿Cuándo considerarían ustedes que deben votar por los reformistas?

  

Continuidad Revolucionaria y la IV Internacional

Nosotros trataremos con vuestra posición con respecto al stalinismo en el caso de Polonia más adelante. El más alto criticismo final que tenemos de vuestra plataforma de fusión concierne a vuestra posición en la IV Internacional [CI]. Nuestra disputa con Uds. no es sobre números. Se refiere a la cuestión si hay o no Cuarta Internacional o una tendencia representante de la continuidad en su período revolucionario. Ustedes creen que hay tal continuidad a través del CI [Comité Internacional de la IV Internacional], la RT [Tendencia Revolucionaria] y la LE. Esta continuidad ahora expresa de por sí en ustedes mismos -los verdaderos continuadores de la LE. Nosotros rechazamos por completo tal posición. La continuidad no es un concepto místico. Si esta existe, entonces nosotros tenemos que ser capaces de localizarla en posiciones adoptadas en la mayoría de los asuntos de las luchas de clases, posiciones expresadas en documentos y programas. Ustedes aceptan que la IV Internacional fue destruida por el pablismo, pero agregan la bandera fue conservada en alto por el CI. Ustedes aceptan que la forma en la cual el Comité Internacional conservó la bandera en alto fue una falta, pero arguyen:

“No obstante, en los análisis finales el impulso del Comité Internacional a resistir la disolución del cuadro de oficiales trotskistas dentro de los partidos stalinistas y social-demócratas (como fue propuesto por Pablo) en defensa de la necesidad del factor conciencia en la historia fue cualitativamente superior al liquidacionismo del SI [Secretariado Internacional de la IV Internacional]”.

Este punto de partida es totalmente falso. El hecho es que a pesar del llamado de Pablo por el entrismo sui generis generalizado, él no propuso la disolución organizacional de la IV Internacional en 1953. El hecho de que él mantuviera organizacionalmente la IV Internacional mientras que sus más fuertes apoyos, como Clarke, Lawrence y otros, la disolvían dentro del stalinismo, mostraría claramente a cualquiera con ojos para ver, que el resultado decisivo era la política, la liquidación programática de la IV Internacional, que estuvo realmente en peligro. De paso, el Comité Internacional no pudo librar una batalla comunista contra la política liquidacionista de Pablo, ya que en todo momento estuvieron de acuerdo con él. En este sentido es difícil saber cuáles Comités Internacionales están actualmente tratando acerca de esta cuestión aquí. Nosotros podemos decir categóricamente que los criticismos de las posiciones de IS en relación con la huelga general francesa y de Alemania Oriental, hechos llevados a discusión por la SWP en su carta abierta de 1953, fue correcto. Nosotros nos hubiéramos favorecido tomando aquellas criticas a cada sección de la IV Internacional, no escapando de la lucha de la forma que lo hizo el Comité Internacional, sobre las instrucciones dadas por el SWP. No obstante las criticas hechas en la carta abierta engloban una alternativa revolucionaria frente al Secretariado Internacional. Ellos no estaban preparados para una apertura. Las criticas fueron rápidamente detenidas al tratar con el revisionismo fundamental, codificado en el Tercer Congreso en 1951, que condujo al colapso de la IV Internacional como un todo dentro del centrismo en aquel congreso. La razón de este fracaso de tratar con las premisas de las posiciones de Pablo sobre Alemania Oriental y Francia fue que todas las secciones del Comité Internacional estuvieron de acuerdo con el contenido de las posiciones revisionistas adoptadas en 1951 sobre Yugoslavia, sobre el stalinismo, etc. Todas las secciones del Comité Internacional habían aportado elementos de aquel revisionismo dentro de sus propios programas y práctica. La restauración inicial del entrismo sui generis en el Partido Laborista Británico. El estaba con Bevan en un bloque corrompido, en la elaboración del periódico centrista Socialist Outlook y arguyendo en Labor Review por una versión del camino parlamentario hacia al socialismo (ver nuestros artículos en la SLL).

Si esto no fue una liquidación de la peor suerte, entonces nosotros no sabemos qué fue. Los franceses deben haber resistido la liquidación dentro del stalinismo en Francia, pero, como el SWP, ellos estuvieron a favor de esto en China. Los franceses argumentaron que los trotskistas chinos eran sectarios, porque ellos fracasaron al disolverse dentro del Partido Comunista Chino Centrista de Mao. A la sazón, la SWP estaba ocupada repitiendo sus errores oportunistas sobre la guerra por no haber insistido en una condena de la guerra de Corea y un llamado por el retiro de las tropas de los Estados Unidos. El defensismo no fue encontrado en las páginas de los militantes en aquel momento. La oposición del Comité Internacional al Secretariado Internacional no fue simplemente resquebrajada. Esta fue totalmente inadecuada, fue puramente para servir los propósitos de una facción y compartió las premisas políticas básicas del liquidacionismo del Secretariado Internacional. Más aún, la “lucha” del Comité Internacional contra el pablismo fue una bella impostura. Después de 1953 reinó el silencio, mientras que a lo lejos, las escenas de Cannon urgían a la reunificación con el Secretariado Internacional. Solamente cuatro años después de 1953 los británicos elaboraron una crítica al pablismo, y ello fue un documento interno con circulación limitada –condenado por la SWP por haber sido publicado en su totalidad. El Comité Internacional operó como un cuerpo completamente federal. Su primera conferencia no fue hasta 1958 y fue uno de los grandes acontecimientos, únicos en la historia, de degenerar el trotskismo. Lo que las posiciones comunes del Comité Internacional desarrollaron fue la corrupción hasta la médula -particularmente llamando a Ho Chi Minh como el gran y glorioso líder de la Revolución Vietnamita y el apoyo no crítico extendido al inconsistente nacionalista Messali Hadj, que decía ser el precursor de un partido proletario en Argelia.

A la luz de esto, nosotros estamos claramente seguros de que el hilo de la continuidad revolucionaria fue definitivamente roto in 1951. En 1953 el Comité Internacional no solamente dejó de ocuparse de restablecer la continuidad. Ellos evitaron una confrontación política con Pablo al impedir el Congreso Mundial. La historia del Comité Internacional es realmente la historia de sus secciones individuales, ya que no existía aún como una tendencia internacional democrático centralista. ¿El RT/LE restablecieron la continuidad? Nosotros pensamos que no. En sus comienzos, esta agrupación estaba muy ocupada en la cuestión de Cuba. Su creencia de que un gobierno pequeño burgués en el poder significaba que el estado no estaba en condiciones de defender las relaciones de propiedad capitalistas era una profunda revisión del marxismo (por una completa crítica de la posición de TR con respecto a Cuba, ver La Revolución Degenerada). También, la TR/LE se identificó completamente con la tradición del Comité Internacional. Hasta hoy, los espartaquistas claman por el documento del SLL (emitido en 1961) “El Prospecto Mundial para el Socialismo”, un documento que repite los errores en los fundamentos de la IV Internacional en la cuestión del stalinismo arguyendo que Tito y Mao, muy parecidos, eran centristas, no stalinistas. Que ninguno de estos stalinistas expresaran ni la más ligera vacilación centrista hacia el marxismo revolucionario no abruma a los teóricos del SLL. Las implicaciones prácticas de la adhesión a esta visión errada del stalinismo condujo al Comité Internacional a continuar su apoyo sin crítica al Partido Comunista de Viet Nam (PCV) y estar junto a Mao durante la revolución cultural. Identificarse con estas políticas, como Robertson hizo en 1966 significa la incorporación del error dentro de vuestras propias políticas. Y las implicaciones prácticas de estas políticas por TEI fueron eventualmente manifestadas en la grosera stalinofilia mostrada sobre Afganistán cuando surgió el lema “Bienvenido el Ejército Rojo” -un explícito abandono de la misión del proletariado revolucionario a la burocracia stalinista. Hay un continuidad entre los fragmentos degenerados de hoy de la IV Internacional y 1951. Esta es la continuidad del centrismo –puesta la misma de manifiesto en formas sectarias u oportunistas.

Para nosotros, una Internacional Revolucionaria tiene que ser refundada en un nuevo programa revolucionario, que se base en el programa transicional de 1938. Tal Internacional no puede ser refundada sobre la base de los errores centristas que dan al traste con las tradiciones del Secretariado Internacional y del Comité Internacional. Ni puede ésta ser refundada sobre las base de aquellos fragmentos que parecían “la Edad de Oro” ni a partir de ninguna de las dos corrientes mayores.

La cuestión nacional

Vuestra visión de la cuestión nacional, particularmente con Irlanda del Norte y Palestina, es abstracta. La misma no parte del conflicto entre la lucha nacional revolucionaria de los oprimidos y el imperialismo, o sus agentes, con la afirmación unilateral de que el marxismo y el nacionalismo son visiones contrapuestas del mundo. En el nivel de la estrategia –de metas– y por tanto, en el nivel de ideología política y de programa esto es cierto, pero no puede ser trasladado dentro de las tácticas como una abstención virtual a involucrarse en las luchas nacionales progresivas. Las luchas nacionales progresivas son aquellas contra la opresión y la explotación del imperialismo. La dialéctica de las luchas nacionales en la época imperialista son suficientes y el hecho de que los marxistas estén obligatoriamente unidos al apoyo y participen en las luchas de los nacionalistas en ciertas circunstancias (y no solamente de defenderlos contra el imperialismo como ustedes dicen), son dejadas a un lado teniendo en cuenta vuestros análisis. Así, ustedes se acercan a la lucha nacional (Irlanda del Norte y Palestina), como lo principal que les concierne, con el objeto de distanciarse ustedes mismos del nacionalismo de los oprimidos. Nos parece que el propósito de esto está basado en la idea de que la llave para la victoria revolucionaria en lugares como Irlanda del Norte, Palestina/Israel y África del Sur, es ganar a la sección más privilegiada del proletariado en cada uno de los países. ¿Qué pudo haber conducido a la Tendencia Bolchevique en vuestras revistas “1917”, declarar que la cuestión blanca era la “llave” en la revolución de África del Sur? Así la preocupación con los privilegiados es un punto de partida equivocado en la aproximación de la lucha nacional contra el imperialismo. Nuestro punto de partida es el leninismo tradicional, lo cual no es una simple contraposición del nacionalismo de los oprimidos al marxismo, pero establece inequívocamente:

“El nacionalismo burgués de cualquier nación oprimida tiene un contenido democrático general que está directamente contra la opresión, y esto es el contenido que nosotros incondicionalmente apoyamos”

– Lenin

Y en las Tesis del Comité sobre la Cuestión de Oriente, adoptadas en 1922, donde las misiones de los comunistas en los países opresores están especificadas claramente. Ellos pueden estar agrupados en una palabra -solidaridad. A pesar del hecho de que los métodos de los nacionalistas no son los mismos que los de los comunistas, el Comintern, muy distintamente a la Tendencia Bolchevique, no creyó necesario hacer énfasis en la necesidad de condenar como “criminales” ( vuestras tesis en la cuestión nacional) o como “actos de cobardía”, acciones terroristas preparadas por luchadores nacionalistas en los documentos principales de esta materia.

Vuestras tesis arguyen que hay diferencias entre los días de Lenin y los actuales, lo que nos obliga a alejarnos de su posición en la cuestión nacional. Ustedes citan el hecho de que “la “burguesía de los antimperialistas” juega un “papel reaccionario en incremento”. De aquí que nosotros no podemos extender el apoyo a todos los movimientos nacionales contra el imperialismo. Vuestra posición con respecto a Irán y vuestro rechazo al apoyo del movimiento anti-Shah conducido por los mullahs es el fruto de su abandono del leninismo. Ustedes permanecen neutrales en este aspecto (y en la Guerra de las Malvinas) en un conflicto real entre un movimiento nacional de una nación oprimida y sus opresores (¿Quien puede negar que el Shah fue el fiel sirviente del imperialismo en Irán?). Los leninistas apoyan la lucha contra el imperialismo a pesar del papel reaccionario de la “burguesía antimperialista”. En realidad este papel no es algo que ellos hayan adquirido recientemente. Fue definitivamente revelado por la masacre de comunistas por Ataturk en Turquía a principios de la década de los años `20 y la masacre de Chiang Kai Shek contra la clase trabajadora en China en 1927.

Lenin fue cauto ante el primer ejemplo, Trotsky ante los dos. Todavía ninguno de ellos había cambiado su posición con respecto a la cuestión nacional. Ellos se aproximaron a la cuestión dialécticamente y con sus ojos muy abiertos. Ellos no se hicieron ilusiones con respecto a los líderes de la burguesía nacional así como nosotros tampoco nos hacemos ilusiones con respecto a Khomeini o Arafat, los sandinistas o los Sinn Fein. Y por tanto cuando estos líderes fueron puestos contra el imperialismo, nosotros simplemente no nos declaramos neutrales. Nosotros nos pusimos del lado de la lucha utilizando la táctica del Frente Unico Antiimperialista, nosotros tratamos de desvirtuar la dirección de la lucha nacional a partir de los líderes nacionalistas para dirigir la batalla hacia las misiones de la Revolución Permanente. Esto no tiene nada en común con la teoría del doble escenario menchevique de la Revolución. Esto tiene que ver con la lucha para superar las ilusiones de las masas en la democracia burguesa, en particular en burguesías o pequeñas burguesías nacionalistas. Contraponiendo el marxismo con la Revolución Socialista Mundial, en resumen, es no sustituir las tácticas desarrolladas por Lenin, el Comintern Revolucionario y Trotsky a pesar de la creación a lo largo y ancho, de semicolonias en lugar de colonias, el principio fundamental de la posición de Lenin es válida. En particular la demanda por la auto- determinación mantiene su validez. Como en la mayoría de las cuestiones, vuestra posición mantiene un firme contraste con la de Trotsky. El no tuvo ninguno de vuestros temores sectarios en la cuestión nacional ni en los movimientos nacionales.

Pueblos interpenetrados.

Ustedes arguyen que la existencia de los pueblos interpenetrados justifican el echar mercancías en el mar de las demandas democráticas por la autodeterminación, o al menos, complica tales demandas. En particular ustedes ejercen el derecho de autodeterminación condicional ejercido en una forma socialista. Así ustedes arguyen en una forma maximalista, que “la cuestión nacional en la mayoría de los casos no puede ser resuelta fuera del esquema de la revolución internacional”. Este rechazo a defender el derecho de autodeterminación de las naciones oprimidas en los lugares en que los pueblos se mezclan es reminiscente a la posición de Bauer y los Austro-Marxistas. Como estos reformistas, ustedes están frustrados por la situación que el imperialismo ha traído al respecto, incapaces de soltar las riendas nacionales, adoptan una plaga que se acerca a sus casas. La razón de este maximalismo es porque para ustedes el punto de apertura en el caso de los pueblos mezclados existe el eterno peligro de que la autodeterminación conducirá a revertir la opresión. Temerosos de este resultado de la lucha nacional- y nosotros admitimos que es una salida potencial de ciertas luchas nacionales, aunque tenemos diferentes medios para evitar este peligro- ustedes terminan abandonando por completo el uso revolucionario de las demandas democráticas. Los pueblos interpenetrados no existen en el vacío, ellos no son accidentes históricos, sino producto del imperialismo, y sirven a propósitos muy definidos por este. La existencia de este fenómeno es tan vieja como el imperialismo mismo, encontrando una temprana expresión en los Balcanes. La balcanización es el proceso por el cual los pueblos se mezclan dentro de las fronteras de un estado específico. Al aproximarnos a tales situaciones, sin embargo, nosotros no partimos de una especulación acerca de las posibilidades de la reversión futura de la opresión, pero con los hechos concretos, como si un pueblo dado fuera oprimido por el imperialismo, si un pueblo está oprimiendo a otro en favor del imperialismo o, y esto ocurrió en los Balcanes y está ocurriendo a en muchos países, como en Chipre y partes de África, por ejemplo, si los pueblos están comprometidos con la opresión de otros, dependientes de un balance militar y político específico de fuerzas. Estas son la cuestiones decisivas que necesitan ser tratadas en los casos de pueblos mezclados. Ustedes ni tienen en cuenta tales cuestiones. Ustedes están meramente interesados en seleccionar una serie de ejemplos y usarlos como justificaciones para vuestro rechazo a la autodeterminación. Ustedes están ciegos ante el hecho de que la autodeterminación puede ser un medio para resolver estos ejemplos de la cuestión nacional, prefiriendo, en lugar de plantar vuestra bandera en el mástil de aquellos pueblos, en Irlanda y Palestina -sobre lo cual tratan vuestras tesis- los cuales están perpetrando la opresión de otros pueblos en favor del imperialismo. Esto es lo que se llama un rechazo a utilizar el lema democrático de autodeterminación para el progreso en ambos casos. El papel actual de los protestantes en el norte de Irlanda o secciones de la población judía en Israel y no el temor de una opresión inversa futura es lo primero que concierne a los revolucionarios de hoy y da la justificación para el llamado por la autodeterminación donde el imperialismo está negando los derechos a una nacionalidad (la irlandesa o la palestina). Al equivocarse en el derecho a la nacionalidad del pueblo irlandés como un todo o del pueblo palestino es repetir los errores que Lenin criticó desde 1914. Al abandonar el llamado a la autodeterminación, o como ustedes hacen, elaborarlos condicionados a los logros del socialismo “donde las minorías oprimidas tienen que ser enteramente protegidas en el seno de la Federación Socialista” es dar un peligroso paso hacia la economía imperialista. Una vez más nosotros encontramos muchos cierres a la metodología desarrollada por Trostky sobre esta cuestión. Lejos de desesperarse ante el problema de la cuestión nacional en el caso de los pueblos mezclados, Trotsky fue capaz de identificar el carácter progresivo y reaccionario del nacionalismo de los pueblos particulares mezclados y distinguir entre los dos. Estamos haciendo referencia al caso de España. Trotsky estaba totalmente en lo cierto en la diferencia entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo Español. El no partió de la abstracción de que ambos vivieran dentro del mismo estado -España. El partió del estado actual de lucha y trató de identificarse con el nacionalismo, lo que fue un factor progresivo en aquella lucha. Así , escribió:

“En el actual estadio de desarrollo, con las combinaciones existentes de fuerzas de clases, el nacionalismo catalán es un factor revolucionario progresivo, el nacionalismo español es un factor imperialista reaccionario. Los comunistas españoles, los cuales no comprenden esta diferencia, la ignoran, no avanzan al frente, pero contrariamente oculta su significación el riesgo de convertirse en un agente inconsciente de la burguesía española y estar perdidos en la causa de la revolución proletaria”.

–Trotsky, [The Spanish Revolution (1931-39)], p. 110

Por las mismos camaradas señalados, vuestra insuficiencia para reconocer el carácter progresivo del nacionalismo palestino en relación con el estado sionista y el nacionalismo irlandés en relación con el de Gran Bretaña / Estado de Orange los deja expuestos al mismo riesgo.

En las luchas nacionales, la dirección de las clases trabajadoras solamente puede prevenir la revolución en las semicolonias, siendo vacilante tras las huellas de la burguesía nacional, pequeñas burguesías nacionales o , verdaderamente estalinista.

Cada dirección puede solamente prevenir el peligro de la opresión inversa desde afuera. Para lograr tal dirección nosotros adelantamos un programa transicional adicional de demandas de clases, que no se contrapone a la demanda de autodeterminación en los casos donde la nacionalidad es negada a una nacionalidad oprimida. En otras palabras, nosotros aspiramos a ganar aquellos trabajadores corrientemente en bloque con el imperialismo o sus agentes- como la clase protestante en el norte de Irlanda o los trabajadores judíos en Palestina/Israel- para apoyar el derecho a la autodeterminación de aquellos cuyas opresiones nacionales generalmente está en complicidad. Ganar ellos tales demandas significa decisivamente un rompimiento de ellos desde su propia burguesía. Engarzando sus bases para tal demanda a su propia lucha de clase sobre la base de demandas transicionales pueden crear las condiciones para una salida socialista revolucionaria a la crisis, tanto Irlanda como Palestina/Israel. Por otra parte si nosotros no podemos eliminar estos privilegios obreros relativa y corrientemente desde su burguesía. en la cuestión de la opresión nacional de un pueblo, si nosotros no podemos ganarle a la democracia consistente, entonces ganar ellos el socialismo será más difícil. Nosotros creemos que una sección- su tamaño no puede ser determinado como ventaja- de la clase obrera protestante y judía puede ser destruida en su propio bloque con la burguesía de sus respectivos países. Pero una defensa resoluta de los oprimidos nacionalmente, un democratismo consistente, combinado con un programa de acción de las clases dirigido, son los significados para alcanzar estos. Si los revolucionarios son solamente la indiferencia en la defensa de los oprimidos entonces los trabajadores relativamente privilegiados son remotos para ser inspirados a tomar su rumbo.

Ustedes no creen nada de esto. Vuestro punto de partida es la abstracción -los pueblos interpenetrados. Ustedes no establecen claramente que existe una diferencia fundamental entre los dos pueblos interpenetrados, Irlanda y Palestina/Israel. Por un lado de la división hay un pueblo oprimido / comunidad, y por otro están aquellos que ganan algo, y de aquí se alzan para la opresión nacional. Vuestra insuficiencia para partir con esta diferenciación los conduce a sugerir que esta es la lucha de los oprimidos por los derechos nacionales, su nacionalismo, que bloquea el camino al socialismo por lograrse en el camino de las clases unidas con los trabajadores desde la comunidad opresora/pueblo. La conciencia reaccionaria de los obreros palestinos y irlandés es causada, según ustedes, no por los privilegios materiales que les proporciona el imperialismo para sobornarlos y separarlos de sus hermanos de clase nacionalmente oprimidos, y por las tradiciones profundamente arraigadas de intolerancia que han sido inculcadas dentro de la conciencia de estos trabajadores por sus reglas para justificar la opresión a los palestinos o a los católicos. Para ustedes estas cosas son como la cerveza floja, que ni siquiera garantizan una mención en vuestros planteamientos con respecto a la cuestión nacional. La verdadera razón por la que los trabajadores irlandeses y protestantes se adhieran al orangismo o al sionismo es que ellos son rechazados por el nacionalismo de las clases trabajadoras porque esto obstaculiza la unidad de las clases. De aquí que los trabajadores judíos no puedan ser ganados por la causa Palestina, porque los palestinos no son comunistas, pero las burguesías nacionales dependen de otras burguesías árabes:

“Tal dependencia, complementada con el programa nacionalista y la acción de las OLP, ha socavado a fondo las luchas de clase unidas de judíos y árabes contra el sionismo y los regímenes árabes por dos décadas al menos”.

No solamente ustedes condenan al nacionalismo de la opresión por la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT) (reaccionarias) de los obreros protestantes o judíos, ustedes igualan el estado sionista con los regímenes árabes. El evidente gendarme del imperialismo en la región se mantenido a flote por miles de dólares de EEUU. está, para ustedes, en una igualdad con las semicolonias árabes. Este fue el punto de vista que guió a los espartaquistas en su vergonzosa neutralidad en las guerras entre los regímenes árabes y el estado sionista, una neutralidad que ustedes ahora defienden. Esto no es otra cosa que una capitulación al sionismo.

El mismo punto de vista que los guió a ustedes a cometer groseros errores sobre el IRA. Ustedes arguyen que acciones del IRA contra civiles “son hechas a favor de las burguesías inglesa y judía.”

Estas reglas ciertamente tienen una perversa forma de expresar su gran Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT) al IRA por las acciones que este asumió en su favor. Ellos mantienen en prisión, torturan y matan a los miembros del IRA. Decir que las bombas civiles juegan en las manos de la burguesía es una cosa. Decir que esto es a favor de la burguesía es completamente otra cosa. Esto es una imitación burlesca de la verdad. Las bombas civiles -y nosotros asumimos que ustedes se están refiriendo primariamente a las colocadas en Gran Bretaña -son golpes dirigidos erradamente contra el imperialismo.

Dirigidos erradamente, porque están asentados sobre una igualdad del pueblo británico con el estado británico, un error común al nacionalismo. Pero ustedes se proyectan bajo un justificado criticismo de tales acciones. Ustedes apoyan sin reserva la condena al IRA. Para justificar vuestra escandalosa afirmación de que las bombas civiles del IRA son “actos de cobardía”- una cosa es decir, y otra hacer una acusación en contra de una organización, que a pesar de sus errores políticos, ha luchado heroicamente contra los progromistas de Orange y las tropas británicas por años y ganaron el apoyo de las masas como resultado, un vergonzoso insulto a la memoria de luchadores como Bobby Sands y Frankie Hughes, cuyo coraje fue inspiración para los comunistas- ustedes son indulgentes cuando se trata de hacer creer.

Al leer vuestros planteamientos, ustedes pensarán que el problema principal en el Sexto Encuentro fue un IRA infernal, con aplastamiento y despido de trabajadores protestantes ordinarios y lanzando unas cuantas bombas a los trabajadores británicos como buena medida. Este no es el caso. El IRA es siempre altamente culpable de asesinatos sectarios, o sea, el asesinato de protestantes porque son protestantes mayormente, porque ellos son miembros de los cuerpos de seguridad. Los asesinatos sectarios son en toda su extensión la protección de los paramilitares de Orange. Las bombas de IRA, más aún, son contra uno u otro blanco militar o blanco “económico” (tiendas, restaurantes, etc.), un estúpido método pequeño burgués de lucha basado en la idea de que usted pudiera traer la burguesía a sus pies destruyendo sus propiedades). Esta última categoría, bastante menos frecuente ahora tan previamente, fue obstinado y puso en riesgo a civiles. La visión de IRA minimiza tales riesgos y virtualmente siempre emite advertencias. Las bajas civiles fueron casi siempre el resultado de incompetencias en la actuación ante las advertencias por las autoridades. Camaradas, las bajas causadas por los trabajadores británicos y protestantes son pocas comparadas con las causadas por la población anti-unionista. ¿Entonces por qué dirigen el volumen de su fuego a aquellos luchando contra imperialismo, llamando erradas las tácticas criminales -terminología de la prensa burguesa y el estado- mientras que los progromistas de Orange y el estado imperialista, mucho mejor equipados para infligir terror, más que el IRA, librándose claramente en comparación. Nosotros no hemos visto en ustedes el uso de términos como “cobardía” en relación con las bandas de Orange.

Un punto final que deseamos tocar es el uso del lema de la Federación Socialista. Tal parece que ustedes contraponen este en relación con Irlanda, a la demanda de autodeterminación. Vuestro lema para Irlanda es: “Por una República Irlandesa de Trabajadores en el esquema de una Federación Socialista de las Islas Británicas”.

Esto resulta explícitamente contrapuesto al llamado del IRA por una “Irlanda (capitalista) unida”. ¿Vuestras demandas por la federación significan que ustedes se opondrían a la creación de una Irlanda unida porque esto pueda probar la posible superioridad de una revolución socialista a través de las Islas Británicas? Ustedes verdaderamente dan a entender tal cosa por vuestro rechazo a la autodeterminación, como una demanda operativa en el contexto de los pueblos mezclados. ¿Significa esto que una República Judía de Trabajadores depende por su realización de una revolución en Gran Bretaña? Ustedes rechazan esta proposición en todas partes en vuestras tesis todavía vuestro lema operativo pudiera fácilmente implicar esto. La Federación no es algo que pueda ser impuesta o decretada en favor de la forma en que ustedes la empleen. Una república irlandesa de obreros podría cerrar sin que surja una federación inmediatamente. La desconfianza histórica de los irlandeses hacia la “pérfida Albión” es algo que tendrá que ser superado en el esquema de la colaboración voluntaria internacional, asumiendo que Gran Bretaña se ha convertido un estado de trabajadores también, no algo que nosotros colocaríamos como una condición para la república judía de obreros. En Gran Bretaña, al momento de implantarse la independencia judía en términos de una federación sería una trampa en la cuestión nacional, para favorecer el reaccionario nacionalismo británico.

Aún previo a la época imperialista y la brutal partición de Irlanda, Marx observando la cuestión de Irlanda más efectiva y democráticamente que ustedes, expresó:

“La cuestión ahora es la advertencia que nosotros debemos hacer a los trabajadores británicos. De acuerdo con mi parecer ellos tienen que anular la Unión [que aún se aplica al Sexto Encuentro-WP] un artículo de sus pronunciamientos. Esta es lo único legal y por lo tanto, la única forma posible para la emancipación irlandesa, que puede ser incluida en el programa de un partido inglés. La experiencia tiene que mostrar más tarde si una mera unión personal entre los dos pueblos podría continuar.

De Marx a Engels, 1867

Así, nosotros no elaboramos nuestro lema de autodeterminación condicional sobre la base de la creación de una Federación Socialista. Nosotros nos pronunciamos por la autodeterminación del pueblo irlandés como un todo, por una república irlandesa de trabajadores, por una Federación Socialista de Europa. Dicho de otra forma, sería una traición de la población antiunionista perpetrada por el imperialismo en el estado de Irlanda del Norte.

Polonia

Vuestras posiciones con respecto a Polonia y Solidaridad expresadas en vuestro esquema de tesis sobre Solidaridad revelan por lo claro que ustedes han hederado de la ” stalinofobia” de la L.E. La discusión que tuvimos con los camaradas D y U aclaró todas las dudas que pudimos haber tenido sobre este asunto. Distintamente a ustedes, nosotros no pensamos que Solidaridad experimentó un cambio cualitativo cuando este formalmente trazó un programa combinando tales elementos contradictorios como una llamada para la operación más completa en mecanismos de mercado, mayor apertura al mundo del mercado, obreros autodirigidos y una autodirección de la segunda cámara, y un respeto por el orden europeo de post-guerra. Su dirección fue predominantemente confiado a políticas que, objetivamente, habrían fortalecido la rehabilitación capitalista en Polonia. Pero también esto fue confiado al proyecto utópico de alcanzar estos metas a través de un proceso de reforma llevado a cabo en colaboración con el régimen y la Iglesia.

En realidad, los humildes proletarios de Solidaridad previnieron a la organización de convertirse en una fuerza de masas para la restauración capitalista. Nosotros rechazamos la posición de que un movimiento proletario de masas fundamentado pudiera en cualquier momento haberse convertido en el agente de la restauración capitalista. Solidaridad se mantuvo como un movimiento de masas contradictorio y casi siempre confuso en la clase obrera polaca, contra el privilegio burocrático y la represión política. La contradicción entre el humilde proletario y las políticas de la dirección de Solidaridad fue una vez más expresada durante el golpe de los mineros británicos. Los grupos de bases de Solidaridad en los campos de carbón polacos declararon su solidaridad con los mineros británicos y denunciaron la fachada del régimen de Jaruzelsky. Walesa y compañía permanecieron inflexibles a diferencia de esta posición con elogios a Thatcher (aunque estos reportes no dejaban dudas del embellecimiento por parte de la prensa británica).

Se expresaban en los esquemas de los programas de febrero y de septiembre las naturalezas contrarias de las ayudas y de las aspiraciones del movimiento. La idea de que este había de alguna manera enfrentado una transformación cualitativa en septiembre no es más que un pretexto para dirigir su apoyo a los estallidos de la burocracia estalinista. El esquema del programa de Walesa, verdaderamente sugiere que el papel del planeamiento centralizado disminuiría y que el papel del mercado incrementaría las relaciones entre las empresas más independientes -pero entonces, camaradas, eso también hacen los programas de Jaruzelsky y de Gorbachov. Hay un sentido real en los propósitos de Solidaridad en el cual el monopolio de negocios extranjeros sería indeterminado. Pero recordemos que fue Jaruzelsky quien estaba intentando ingresar al FMI antes de su golpe. Los libros de Polonia hubieran estado abiertos al capital financiero internacional, pero no a los trabajadores. Vuestra afirmación de que las invitaciones extendidas a Lane Kirkland e Irving Brown son como pruebas de la naturaleza reaccionaria de Solidaridad es realmente ridícula. Ellos aplauden el método de LE de declarar culpable por asociación a pesar de las circunstancias. El hecho es que Solidaridad tenía ilusiones crónicas y potencialmente tambaleantes en el sindicalismo occidental y una comprensible sospecha de sindicatos estalinistas falsos. La invitación lleva no más que a una expresión de aquellas ilusiones y una bofetada en la cara por las federaciones sindicales stalinistas. Estos dos dignatarios realmente no fueron invitados a Polonia para ser la avanzada de una fuerza imperialista expedicionaria con tendencia a la restauración el capitalismo en Polonia.

Nosotros hacemos particular excepción a vuestros presumidos planteamientos de que los lemas de “elecciones libres” y ” sindicatos libres”, voceados por los propios trabajadores, son los “lemas transicionales del imperialismo contra la revolución”. Aquí ustedes revelan por completo cómo es de infructuoso vuestro método sectario. Ustedes nunca enfocan el problema de cómo los comunistas hubieran relatado las ilusiones que el propio stalinismo había engendrado. La negación absoluta de los derechos políticos por los stalinistas, inevitablemente engendra un anhelo por la democracia política entre los trabajadores. Sin embargo, en Polonia, los stalinistas mantienen una farsa parlamentaria del gobierno por vía de Sejm. Los trabajadores demandaron genuinas elecciones para este cuerpo. Esto no es meramente una ilusión democrática, sino una contradicción potencial a la cual los revolucionarios pueden y tienen que referirse. En cuanto al llamado por los sindicatos libres, este llamado es completamente comprensible en el contexto político preparado de las típicos sindicatos de los regímenes stalinistas.

Esto representa un deseo de estar libre de la política, libre del aparato stalinista que suprime la organización de un lugar de trabajo. Ustedes interpretan la resistencia al stalinismo por parte de la clase trabajadora sobre estas salidas como restauracionista. Esto es fallido, camaradas. ¿Cómo relatarían ustedes estas demandas, las cuales, en el camino, fueron corrientes, así como en la crisis de Hungría en 1956, la cual ustedes disfrutaron, en contraposición con la Polonia de los años 1980-81 -por el llamado para elecciones y sindicatos libres? No, sin comprometer nuestra defensa de las relaciones de propiedad en lo más mínimo, nosotros podemos proporcionar un programa auxiliar de revolución política para alcanzar la genuina democracia soviética de la forma en que se cuentan las ilusiones democráticas de las masas, no en una forma en que simplemente sean una burla a las mismas como pro-imperialistas.

La clave de la cuestión en el caso de Polonia no fue la defensa de las relaciones de propiedad en el resumen. Ustedes tienen que discutir a fondo el “plan” de Solidaridad para tomar el poder (basado en el fulgor de doctorados dados por las autoridades stalinistas) en una manera ridícula de tratar y sugerir lo que esto fue. En realidad lo que fue, constituiría un peligro si los trabajadores polacos podrían tomar las riendas de la revolución política antes de venderse por su comprometida dirección o arruinados por el stalinismo. Vuestro parecer de concernimiento con respecto a la crisis polaca, se evidencia en el hecho de que ustedes no han comenzado a tratar firmemente los problemas de la revolución política en vuestras tesis. Hay tesis sobre cómo los burócratas stalinistas pueden eliminar mejor a Solidaridad, Sin embargo, muchos de ustedes debieran protestar, un llamado a los stalinistas para llevar a cabo la represión es la lógica de vuestra posición. Ustedes se refieren al Congreso de Septiembre como una vertiente, como el punto cuando Solidaridad se convirtió definitivamente en contrarrevolucionario. En este aspecto ustedes debieron haber llamado por su supresión. No haberlo hecho es una mera inconsistencia de vuestra parte. Ustedes intentan mostrar vuestro apoyo por la estratagema de Jaruzelsky, siendo extremadamente críticos cuando este se mostró no convincente. Vuestras tesis sugieren que aparte de ser una tardía llegada, la represión de los stalinistas fue quizás una pequeña burla también pesadamente manejada, y se pensó en la destrucción de las organizaciones de la clase obrera, lo que fue un mero costo altísimo de protección de las relaciones de propiedad. Vuestra posición se vuelve ridícula cuando ustedes explican que mientras que ustedes defienden a los dirigentes contrarrevolucionarios y están suprimiéndole apoyo, ustedes se oponen a la supresión de “encuentros de trabajadores anti restauracionistas.”

¿Qué encuentros son estos, camaradas? Nosotros sospechamos que ellos son producto de vuestra imaginación dirigida a proveer una hoja de parra por una posición que es fundamentalmente pro-stalinista. En el mundo real ustedes apoyan la destrucción de los elementos de la democracia de los trabajadores ganada por Solidarnosc en los intereses de defensa de las relaciones de propiedad que fueron más riesgosas en el periodo de Jaruzelsky que con Solidarnosc. Como con Irán, ustedes fracasan al no establecer distinción alguna entre los dirigentes de un movimiento de masas (los cuales eran reaccionarios en diferentes formas) y la base y al fracasar para hacer tal distinción, se quedan sin táctica alguna para defender a esos dirigentes.

Vuestra posición de apoyo indiferente a Jaruzelsky, mientras rechazan la responsabilidad por la brutal caída que él ocasionó, representa el dilema que ustedes encaran como una organización que no ha roto con el espartaquismo. Vuestras convicciones internas los guían hacia la demanda de la supresión de Solidaridad desde septiembre de 1981 -ver tesis 3- pero vuestro temor a ser catalogados como espartaquistas los lleva solamente a activar esta demanda en diciembre. En ningún evento esto ha sido una posición que los lleve a no considerar a la clase trabajadora como un factor revolucionario independiente. Esto los lleva a ver la burocracia stalinista actuando como la protectora de las relaciones de propiedad planeadas. En fin, esto lo que hace es alejarlos cada vez más del trotskismo revolucionario.

Nuestras críticas sobre las posiciones del BT en Nicaragua y África del Sur pueden estar fundadas en la carta que nosotros enviamos a la Tendencia Izquierdista del Trotskismo antes de las navidades. Nosotros no repetiremos la misma aquí. Nosotros estamos en espera de vuestra respuesta a esta carta.

Queda de usted, fraternalmente,

Mark Hoskisson (en nombre del Secretariado MRCI

EN DEFENSA DEL PROGRAMA TROTSKISTA

EN DEFENSA DEL PROGRAMA TROTSKISTA

[Copiado de http://www.bolshevik.org

Introducción

Este panfleto contiene tres documentos: el primero es “Por el Trotskismo”, la declaración programática de la Tendencia Bolchevique. Este documento (reimpresión de l917 N° 3, primavera de 1987) rescata las posiciones programáticas básicas sobre las cuales se fundó la IVº Internacional, y también se dirige a muchos de los asuntos que diferencian a los trotskistas genuínos de los pretendidos centristas en el movimiento obrero actual.

“Por el Trotskismo”, fue inicialmente diseñado en octubre 1986 bajo la dirección de la Tendencia Bolchevique (TB) como documento central para una fusión proyectada con la Tendencia Izquierdista del Trotskismo, una apertura izquierdista de la última sección americana de Nahuel Moreno, el Partido Obrero Internacional (POI). Previo a esta decisión eventual de fusionarse con la Tendencia Bolchevique (TB)), la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT)) entra en discusiones con el Poder Obrero, una organización británica centrista originada como una apertura de izquierda del Partido Obrero Socialista de los capitalistas de estado de Tony Cliff a mediados de la década de los años 70.

Después de una serie de intensas discusiones, y una considerable batalla política, particularmente sobre la cuestión de Solidaridad, la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT)) y la Tendencia Bolchevique (TB)) se fusionaron en noviembre de l986. Las consideraciones sobre esta fusión, así como los documentos principales sobre los cuales esta se basó (“Por el Trotskismo” y “Tesis sobre Solidaridad”) fueron publicados en la primavera de 1987 los que previamente se habían editado en 1917. Después de la fusión, Poder Obrero expresó un continuo interés en proseguir una discusión con la Tendencia Bolchevique (TB)), particularmente los ex-miembros de la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT) y nos invitaron a un encuentro de su tendencia internacional (el Movimiento por una Internacional Comunista Revolucionaria, MICR) en Londres, en enero de 1987.

El segundo aspecto de este documento, una extensa carta de Mark Hoskisson por el MICR, es una continuación a nuestra intervención en aquel encuentro. La carta del MICR constituye una crítica a las posiciones adoptadas en “Por el Trotskismo”, las cuales Hoskisson cataloga como “la fusión de la plataforma”. El asunto final en este intercambio es una extensa réplica por la Tendencia Bolchevique a los puntos políticos expuestos en la carta de Hoskisson.

En esta carta, el camarada Hoskisson expresa particulares desacuerdos con el claro defensismo soviético en nuestras “Tesis sobre Solidaridad”. (Esta posición está caracterizada, naturalmente como “stalinofilia” por los centristas del Poder Obrero). él especifica: “Las discusiones celebradas por los camaradas D.[de la antigua Tendencia Izquierdista del Trotskismo] y U. eliminan toda duda que pudiéramos haber tenido en este asunto”. Desafortunadamente, en el curso de los seis meses que siguieron a la conferencia del MICR, varios camaradas de la Tendencia Izquierdista del Trotskismo original Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT)) comenzaron a retraerse de las duras posiciones trotskistas adoptadas en el período de la fusión, particularmente por Solidaridad. Estos camaradas, eventualmente llegaron a una posición tal en sus asuntos, que virtualmente no se podían distinguir la Tendencia Izquierdista del Trotskismo de las posiciones que toma Poder Obrero. Después de la conducción y la fracasada batalla para variar nuestra posición con respecto a Solidaridad, cuatro ex-miembros de la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT)) se separaron de la Tendencia Bolchevique (TB) en octubre de 1987. Solamente un ex-miembro de la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT) permaneció fiel a la solidaridad política con la Tendencia Bolchevique (TB) después de su resquebrajamiento.

Nosotros consideramos que la posición adoptada por los ex miembros de la Tendencia Izquierdista del Trotskismo (TIT) estuvo profundamente equivocada, pero reconocemos que sus posiciones fueron una apertura primaria para las diferencias que se desarrollaban alrededor de la cuestión rusa puestas fuera de la plataforma programática de la fusión original. Nuestros camaradas aprendieron algunas lecciones valiosas a partir de esta lucha acerca de los resultados implicados, y también acerca de la propia conducta de la batalla política en una organización democrática centralista.

El asunto debatido en nuestro intercambio polémico con el Poder Obrero es de importancia para los militantes no presentes y no asociados a organización alguna. En este período una de las responsabilidades esenciales de los trotskistas fue batallar, en un estilo inicial, para aclarar mejor las cuestiones programáticas y la forma para una realineación política del Movimiento Obrero Internacional.

Mayo 1988

    Por el Trotskismo

    La carta del MICR

    La contestación del IBT

Por el Trotskismo!

Por el Trotskismo!

[El siguiente documento fue adaptado en noviembre de 1986 por la conferencia de fusión de la Tendencia Bolchevique y la Tendencia Trotskista de Izquierda, como una codificación del acuerdo programático, al cual llegaron ambas organizaciones.]

Copiado de http://www.bolshevik.org/espanol/TB/BOLETIN_TROTSKISTA_N3_PeT.html             

1. Partido y programa

 “Los intereses de la clase (obrera) no pueden ser formulados de otra manera que no sea en forma de programa; el programa no puede ser defendido de otra manera que no sea el de crear un partido.

 “La clase, tomada por sí misma, es solamente material para la explotación. El proletariado asume unrol independiente solamente en aquel momento cuando pasa a ser de una clase en sí misma, a una clase por sí misma. Esto no puede suceder sino es a través de la existencia de un partido. El partido es aquel órgano histórico por el medio de la cual la clase se conscientiza sobre la clase.”

 -L. D. Trotsky, “¿Después qué?” 1932

La clase obrera es la única clase completamente revolucionaria en la sociedad moderna, la única clase con la capacidad de terminar con la demencia del régimen capitalista internacional. La tarea fundamental de la vanguardia comunista es la de inculcar a la clase (sobre todo a su componente más importante, el proletariado industrial) la conciencia de su rol histórico. Nosotros rechazamos explícitamente toda estratagema que sea presentada por centristas y reformistas, y sectorialistas, que ven en una u otra sección de la población no proletaria, un vehículo más viable para el progreso social.

La liberación del proletariado, y con eso, la eliminación del material de base de todas las formas de opresión social, depende del liderato. El armazón de lideratos “socialistas” potenciales, se puede reducir, en su análisis final, a dos programas: reforma o revolución. Mientras pretende ofrecer una estrategia “práctica” para el mejoramiento gradual de las injusticias de las clases sociales, el reformismo trata de reconciliar a la clase obrera con los requisitos del capital. En contraste, el marxismo revolucionario está basado en el antagonismo entre capital y trabajo, y la consiguiente necesidad de la expropiación de la burguesía, por parte del proletariado, como la precondición de cualquier progreso social de importancia.

La hegemonía de la ideología burguesa en sus formas varias en el proletariado, representa el baluarte más poderoso del régimen capitalista. Como escribiera James P. Cannon, el líder histórico del Thotskismo Americano en su libro” Los primeros diez años del Comunismo Americano”:

 “La fuerza del capitalismo no se encuentra en sí misma y en sus instituciones, sobrevive porque tiene bases de apoyo en las organizaciones de los trabajadores. Como lo vemos ahora nosotros, a la luz de lo que hemos aprendido de la Revolución Rusa y sus efectos, el noventa porciento de la lucha por el socialismo es la lucha contra la influencia de la burguesía en las organizaciones de los trabajadores, incluyendo al partido.”

La distinción clave entre una organización revolucionaria y una organización centrista o reformista se encuentra, no tanto en declaraciones de metas y objetivos finales, sino en las posiciones que presentan cada una en situaciones concretas planteadas por la lucha de clases. Los reformistas y centristas ajustan sus respuestas programáticas a cada nuevo evento, de acuerdo con las ilusiones y preconceptos de su audiencia. Pero el rol de un revolucionario es el de decirle a los obreros y a los oprimidos lo que no saben.

 “El programa debe expresar las tareas objetivas de la clase obrera antes que el retraso de los trabajadores. Debe de reflejar a la sociedad tal cual es, y no el retraso de la clase obrera. Es una herramienta para superar y vencer este retraso. No podemos aplazar la modificación de condiciones objetivas que no dependen de nosotros. No podemos garantizar que las masas resuelvan la crisis, pero nosotros debemos expresar la situación, tal cual es, y esa es la tarea del programa.”

 Trotsky, “El retraso político de los trabajadores Americanos,” 1938

Nosotros queremos arraigar el programa comunista en la clase obrera por medio de comités directivos en los sindicatos. Estas formaciones deben de participar activamente en las luchas por reformas y mejoras parciales de la situación del obrero. También deben de ser los defensores de las tradiciones militantes de la clase solidaria, por ejemplo, la proposición de que “Los piquetes son inviolables.” Al mismo tiempo deben de reclutar a los obreros de mayor conciencia política, y conscientizarlos a un punto de vista mundial que trascienda la militancia parroquial, y que aborde las preguntas políticas más importantes del día, de una manera tal que demuestre la necesidad de eliminar la anarquía de la producción con fines de lucro, y reemplazarla con una producción racional, planeada de acuerdo a la necesidad humana.

Nuestra intervención en las organizaciones de masa del proletariado está basada en el Programa de Transición adoptado por la convención fundadora de la Cuarta Internacional en 1938. En cierto sentido no puede existir algo como un “programa terminado” para los Marxistas. Es importante tomar en cuenta los desarrollos políticos en las últimas cinco décadas, y la necesidad de abordar problemas causados por luchas específicas de sectores de la clase y/o de los oprimidos, que no hayan sido tratados en la versión de 1938. Sin embargo en sus fundamentos, el programa sobre el cual se fundara la Cuarta Internacional, retiene su pertinencia porque formula soluciones socialistas a los problemas objetivos que afectan hoy a la clase obrera en el contexto de una necesidad incambiable del poder del proletariado.

2. La revolución permanente

Durante los pasados quinientos años, el capitalismo ha creado un sólo orden económico mundial, con una división internacional de trabajo. Vivimos en la época del imperialismo-la época de la decadencia capitalista. La experiencia en este siglo ha demostrado que la burguesía nacional del mundo neocolonialista, es incapaz de terminar la tarea histórica de la revolución democrática- burguesa. En general no hay un camino de desarrollo capitalista independiente abierto a esos países.

En los países neocolonialistas se pueden reproducir los logros de las revoluciones burguesas clásicas deshaciendo las relaciones de bienes capitalistas, cercenando los tentáculos del mercado mundial imperialista y estableciendo bienes de la clase obrera (por ejemplo: colectivizar), Unicamente una revolución socialista una revolución ejecutada contra la burguesía nacional y los grandes latifundistas puede llevar a una expansión cualitativa de las fuerzas productivas.

Nosotros rechazamos la estrategia “en dos etapas” (Stalin/Menchevique) de la subordinación del proletariado a los supuestos sectores “progresistas” de la burguesía. Nosotros creemos en la independencia política completa e incondicional del proletariado en todos los países. Sin excepción, las burguesías nacionales del “Tercer Mundo” actúan como agentes de la dominación imperialista cuyos intereses están, en un sentido histórico, mucho más ligados a los banqueros e industrialistas de la metrópolis que a su propio pueblo explotado.

Los trotskistas ofrecen apoyo militar, pero no político a los movimientos nacionalistas pequeño burgueses (incluso a regímenes burgueses), que entra en conflicto con el imperialismo en defensa de la soberanía nacional. En 1935, por ejemplo, los trotskistas apoyaron militarmente en Etiopía contra los invasores italianos. Sin embargo, los leninistas no pueden determinar automáticamente su posición en una guerra entre dos regímenes burgueses, desde su nivel de desarrollo relativo o subdesarrollo En la mezquina guerra de las Malvinas/Falklands de 1982. donde la soberanía de Argentina no fue en ningún momento el problema, los leninistas requirieron que los obreros “dieran vuelta sus armas” para lograr una derrota revolucionaria para ambas partes.

3. Guerillerismo

Nuestra estrategia revolucionaria es el levantamiento de la masa proletaria. Nosotros rechazamos el guerrillerismo como una estrategia de orientación (aunque reconocemos de que a veces puede tener un valor táctico suplementario) porque relega a la clase obrera, organizada y conciente políticamente, a un rol de espectador pasivo. Un movimiento guerrillero campesino, encabezado por intelectuales de la pequeña burguesía, no puede establecer poder político de la clase obrera, no importa cual sea la intención subjetiva de su liderato.

En varias ocasiones desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se ha demostrado que, dadas circunstancias objetivas favorables, estos movimientos pueden extirpar bienes capitalistas exitosamente. Pero debido al hecho de que no están basadas en la movilización de la clase obrera organizada, el mejor resultado de esas luchas es el establecimiento de regímenes nacionalistas, burocráticos, cualitativamente idénticos al producto de la degeneración stalinista de la Revolución Rusa (por ej., Yugoslavia, Albania,Korea, Vietnam y Cuba). Estos “estados obreros deformados” requieren revoluciones políticas proletarias suplementarias, para abrir el camino al desarrollo socialista.

4. La opresión especial: el problema negro, el problema de la mujer

La clase obrera está profundamente dividida sobre temas como racismo, sexualidad, nacionalismo y otras líneas. Sin embargo racismo, chauvinismo nacional y sexismo son formas de comportamiento programados socialmente y no genéticamente. No importa cual sea su nivel de conciencia. Los trabajadores del mundo tienen una cosa crucial en común: no pueden mejorar fundamentalmente su situación, como clase, sin destruir la base social de toda opresión y explotacón de una vez por todas. Esta es la base material para la aserción marxista, de que el proletariado tiene como su misión histórica la eliminación de la sociedad de clases, y con eso, la extirpación de todas las formas de “especial.”

En los Estados Unidos, la lucha por el poder de los trabajadores está ligada inextricablemente a la lucha por la liberación negra. La división racial entre los trabajadores negros y blancos, ha sido históricamente el obstáculo primario a la conciencia de clase. Los negros Americanos no son una nación pero una casta de raza color segregada a la parte más inferior de la sociedad, y se concentran sobretodo en la clase obrera, particularmente en sectores estratégicos del proletariado industrial. Brutalizados, abusados y sistemáticamente sufriendo discriminación en el “país de los libres,” la población negra ha sido históricamente inmune al patriotismo racial imperialista, que ha envenenado a muchos del proletariado blanco. Los trabajadores negros han probado generalmente ser la sección de la clase más militante y combativa. La lucha por la liberación de los negros-contra la brutalidad del racismo cotidiano en la vida capitalista de América es central a la construcción de la vanguardia revolucionaria en el continente de América del Norte. La lucha contra la opresión especial de las otras minorías nacionales, lingüísticas y raciales, particularmente la creciente población latina, es un problema que será la llave a la revolución Americana.

La opresión de las mujeres está encastrada en la existencia de la familia nuclear: la unidad básica e indispensable de la organización social burguesa. La lucha por la igualdad social completa para la mujer es de una importancia estratégica en cada país del globo. Una forma de opresión especial es la que viven los homosexuales, quienes son perseguidos por no pertenecer al molde del rol sexual dictado por la familia nuclear “normal.” El asunto sobre la homosexualidad no tiene la importancia estratégica del de la mujer, pero la vanguardia comunista debe de proteger los derechos democráticos de los homosexuales y oponerse a cualquier discriminación dirigida hacia ellos.

En los sindicatos, los comunistas hacen campañas para lograr igual acceso a todos los trabajos, programas patrocinados por los sindicatos para reclutar y mejorar la situación de las mujeres y minorías en campos de trabajo “no tradicionales,” con igualdad de sueldo para el mismo tipo de trabajo para todos, y trabajo para todos. Al mismo tiempo defendemos el sistema de antigüedad como una adquisición del movimiento sindical y nos oponemos a disposiciones anti-sindicalistas, de despidos preferenciales. Es la responsabilidad histórica de la vanguardia comunista, luchar para unir la clase trabajadora con sus intereses de clase en común, atravesando divisiones artificiales promovidas en sociedades capitalistas. Hacer esto significa avanzar los intereses de los más explotados y oprimidos, y luchar constantemente contra toda manifestación de discriminación e injusticia.

Los sectores oprimidos de la población no pueden liberarse por sí mismos independientemente del proletariado revolucionario, por ejemplo, dentro del cuadro social que originó y perpetuó su opresión. Como dijera Lenin en Estado y Revolución”:

 ” Solamente el proletariado por el rol económico que juega en la producción a gran escala-es capaz de ser el líder de todas las masas explotadas, a la cual la burguesía, explota, oprime y aplasta a veces más que al proletariado, pero que son incapaces de librar una lucha independiente por su emancipación. “

Vivimos en una sociedad de clases y el programa de cada movimiento social debe, en su análisis final, representar los intereses de una de las dos clases con el potencial de gobernar a la sociedad: el proletariado o la burguesía. En los sindicatos, la ideología burguesa toma la forma de un economicismo estrecho; en el movimiento de los oprimidos se manifiesta como sectorialismo. Lo que tienen en común el nacionalismo negro, el feminismo y otras formas de ideología sectorialista, es el hecho de que todos tienen las raíces de la opresión en algo otro que el sistema capitalista de propiedad privada.

La orientación estratégica de la vanguardia marxista hacia organizaciones sectorialistas “independientes” (multi-clase) de los oprimidos, debe ser la de asistir en su diferenciación interna en sus componentes de clase. Esto implica la lucha de ganar la mayor cantidad de individuos posible a la perspectiva de la revolución proletaria y la necesidad consiguiente de un partido de vanguardia integrado.

5. La cuestión nacional y “Pueblos interpenetrados”

 “EI marxismo no puede ser reconciliado con el nacionalismo, ni siquiera en su forma “más justa,” “pura”, refinada y civilizada. En vez de hacer avanzar el nacionalismo, el marxismo avanza al internacionalismo.”

 -V.I. Lenin, “Comentarios críticos sobre la cuestión nacional”

Marxismo y nacionalismo son dos puntos de vista mundiales opuestos. Nosotros mantenemos el principio de la igualdad de las naciones, y nos oponemos a cualquier privilegio para cualquier nación. Al mismo tiempo los marxistas rechazan toda forma de ideología nacionalista, y en las palabras de Lenin, aceptamos “cualquier tipo de asimilación de naciones, excepto a la que está fundada en la fuerza y el privilegio.” El programa leninista sobre la cuestión nacional es primeramente negativa, diseñada a quitar la cuestión nacional del orden del día y disminuir el interés de los nacionalistas de la pequeña burguesía, a fin de proponer la cuestión de clase de una manera más rígida.

En casos “clásicos” de opresión nacional (Quebec, nosotros abogamos el derecho a la auto-determinación sin defender necesariamente su ejercicio. En los casos más complejos de dos pueblos entremezclados, o “interpenetrados” por medio de un territorio geográfico único (Chipre, Irlanda del Norte, Palestina/lsrael), el derecho abstracto de cada uno a la auto-deterterminación no puede realizarse equitativamente dentro del cuadro de relaciones de propiedad capitalista. Sin embargo en ninguno de estos casos se pueden equiparar al pueblo opresor con los blancos en Afrecha del Sur o las colonias francesas en Algeria, por ej. la clase colonizadora, la aristocracia dependiente de la sobre-explotación de la mano de obra indígena para mantener un nivel de vida cualitativo más alto que el de la población oprimida.

Ambos, los irlandeses protestantes y la población de habla hebrea en Israel son pueblos con diferencias de clase. Cada uno tiene una burguesía, una pequeña burguesía y una clase trabajadora. Contrariamente a moralistas de clase media, los leninistas no apoyan simplemente el nacionalismo de los oprimidos (o las formaciones pequeñas burguesas que la abrazan). Hacerlo simultáneamente excluye la posibilidad de las contradicciones de clase reales en los rangos de los pueblos opresores y cementa la dominación de los nacionalistas sobre los oprimidos. Los proletarios de los pueblos predominantes no pueden nunca ser convertidos a una perspectiva nacionalista simplemente invertiendo la relación de desigualdad corriente. Una sección importante de ellos puede ser convertida a un punto de vista anti-sectario, clase-contra-clase porque es en su interés objetivo.

La lógica de la capitulación al nacionalismo de la pequeña burguesía, llevó a una parte de la izquierda a apoyar los gobernantes árabes (la personificación de la así llamada “Revolución Árabe”) contra los israelíes en las guerras del Medio Oriente en 1948, 1967 Y 1973. Esencialmente, estas fueron guerras inter-capitalistas en las cuales los trabajadores y oprimidos de la región no tenían nada que ganar por la victoria de cualquiera de ambas partes. La posición leninista fue por lo tanto una de derrota en ambos lados. Tanto para los obreros árabes como hebreos, el principal enemigo se encontraba en su propio país. La guerra de 1956 fue distinta; en ella la clase obrera tenía una posición: con Nasser luchando contra los intentos de parte del imperialismo francés y británico (ayudado por los israelíes) de volverse a apropiar del Canal de Suez, recientemente nacionalizado.

Aunque opuestos al nacionalismo como principio, los leninistas no son neutrales en conflictos entre los pueblos oprimidos y la maquinaria opresora del estado. En Irlanda del Norte exigimos el retiro inmediato e incondicional de las tropas británicas y defendemos los ataques del Ejercito Republicano Irlandés, a objetivos imperialistas como a la Guardia Civil Real de Ulster, la armada británica o el hotel lleno de ministros del partido conservador en la ciudad de Brighton. De manera similar, nos ponemos militarmente del lado de la Organización de Liberación Palestina contra las fuerzas del Estado Israelita. No defendemos en ningún caso los actos terroristas contra las poblaciones de civiles, a pesar de que el terrorismo criminal sionista contra los palestinos, y el terrorismo de la armada británica y sus aliados protestantes.. contra los católicos de Irlanda del norte. son actos de terrorismo mucho mayores que los actos públicos de terrorismo por parte de los oprimidos.

6.inmigración / emigración

Los leninistas apoyan los derechos básicos democráticos de cualquier individuo de emigrar a cualquier país del mundo. Como en el caso de otros derechos democráticos, esto no es un tipo de imperativo categórico. Nosotros no favoreceríamos, por ejemplo, la emigración de cualquier individuo que pudiera causar peligro a la seguridad militar de un estado obrero degenerado o deforme. El derecho de la inmigración individual, si es ejercida a una escala suficientemente importante, puede entrar en conflicto con el derecho a la auto-determinación para una nación pequeña. Por 10 tanto los trotskistas no piden “fronteras abiertas” como una exigencia programática en general. En Palestina, durante los años 1930 Y 1940, por ejemplo, la inmigración masiva por parte de los sionistas estableció la base para una expulsión forzosa del pueblo palestino de su propio país. Nosotros no reconocemos el “derecho” de migraciones Han ilimitadas al Tibet, como tampoco de ciudadanos franceses a Nueva Caledonia.

La demanda de “fronteras abiertas” es generalmente abogada por atolondrados bien intencionados liberales/radicales, motivados por un deseo utópico de rectificar las desigualdades por el orden mundial imperialista. Pero una revolución socialista mundial-no migración masiva-es la solución marxista a la miseria Y destitución de la mayoría de la humanidad que sufre bajo el sistema capitalista.

En los Estados Unidos defendemos a los trabajadores mexicanos, aprehendidos por “La migra.” Nos oponemos a las cuotas de inmigración, a las redadas y a las deportaciones de los obreros inmigrantes. En los sindicatos peleamos por el derecho inmediato e incondicional de ciudadanía para todos los trabajadores nacidos en el extranjero.

7. Centralismo democrático

Una organización revolucionaria debe estar estrictamente centralizada, cuyas autoridades directivas deben de tener autoridad total para dirigir el trabajo de las distintas entidades y miembros. La organización debe de tener un monopolio político sobre las actividades políticas públicas de sus miembros. La membresía debe tener la garantía del derecho de una democracia faccionaria (el derecho de conducir luchas políticas internas para cambiar la línea y/o reemplazar a los dirigentes presentes). La democracia interna no es un adorno como tampoco una válvula de escape para aliviar las presiones-sino que es una necesidad indispensable y crítica para la vanguardia revolucionaria, si va a dominar los desarrollos complejos de la clase luchadora. Es también el medio más importante por el cual se crean los mandos revolucionarios. El derecho a una democracia faccionaria, el derecho a la lucha contra el revisionismo en la vanguardia, es, la única “garantía” contra la degeneración política de una organización revolucionaria.

Los intentos de quitar importancia a serios desacuerdos y confundir líneas de demarcación política internamente, solamente puede debilitar y desorientar a un partido revolucionario. Una organización adherida por diplomacia, el denominador común más bajo de consenso y la ambigüedad programática contrariamente solamente espera la primera prueba de la lucha de clases para deshacerse. También organizaciones en las cuales la expresión de diferencias es proscripta, ya sean formalmente como informalmente-están destinadas a osificarse en rígidas, jerárquicas sectas sin vida, divorciadas del movimiento vital de los trabajadores e incapaz de producir el mando necesario para ejecutar las tareas de la vanguardia revolucionaria.

8. Frentes populares

 “La cuestión de las cuestiones es presentemente el Frente Popular. Los del centro izquierda intentan plantear esta pregunta como una maniobra táctica y técnica, con el fin de vender sus mercancías a la sombra del Frente Popular. En realidad, el Frente Popular es la cuestión más importante de la estrategia de la clase proletaria en esta época. También ofrece el mejor criterio para las diferencias entre bolchevismo y menchevismo. ‘

 -Trotsky, “El POUM Y el Frente Popular,”1936

Frentismo popular (por ejemplo, bloques programáticos, generalmente para el poder del gobierno, entre organizaciones de trabajadores y representantes de la burguesía) es una traición de clase. Los revolucionarios no pueden apoyar a los participantes en los frentes populares, no importa cuan “crítica” sea la situación.

La táctica de apoyo electoral crítica, a partidos reformistas de trabajadores, tiene su premisa en la contradicción inherente en tales partidos, entre su programa burgués (reformista) y su base de clase obrera. Cuando un partido social-democrático o stalinista entra en una coalición o bloque electoral con formaciones burguesas o pequeño burguesas, esta contradicción pasa a ser efectivamente suprimida durante la vida de la coalición. Un miembro de un partido reformista que se presenta a elección con una plataforma de coalición de colaboración de clases (o frentes populares) se presenta en realidad como un representante de una formación política burguesa. Así se excluye la posibilidad de una aplicación de una táctica de apoyo crítico, porque la contradicción que intenta explotar, es suspendida. En vez, los revolucionarios deberían hacer como condición de apoyo electoral, el romper de las coaliciones: “¡Abajo con los Ministros Capitalistas!”

9. Frentes unidos y “la estrategia de los frentes unidos”

El frente unido es una táctica con la cual revolucionarios tratan de acceder a formadores reformistas o centristas en situaciones donde se siente una necesidad urgente para una acción unida de parte de los rangos. Es posible entrar en acuerdos de frentes unidos con la pequeña burguesía o formaciones burguesas donde hay un acuerdo episódico sobre un asunto en particular y cuando es en el interés de la clase obrera de actuar de esa manera (ej. el frente unido bolchevique con Kerensky contra Kornilov). El frente unido es una táctica que no está diseñada únicamente para cumplir un objetivo común pero también para demostrar en la práctica la superioridad del programa revolucionario y de esa manera ganar nueva influencia y adherentes para la organización de vanguardia.

Los revolucionarios nunca consignan la responsabilidad del liderato revolucionario a una alianza (o frente unido estratégico) con fuerzas centristas o reformistas. Los trotskistas nunca publican propaganda en común-declaraciones colectivas de perspectivas políticas–con revisionistas. Esta práctica es no solamente deshonesta sino que liquidacionista. El “frente unido estratégico” es uno de los favoritos de los oportunistas, quienes, desesperados por su poca influencia, tratan de compensar a través de una disolución a un bloque más amplio en un programa del menor denominador común. En “Centrismo y la Cuarta Internacional,” Trotsky explicaba que una organización revolucionaria se distingue de una centrista por sus “preocupaciones activas sobre la pureza de los principios, claridad de posición, consistencia política y perfección en su organización.” Es justamente esto que la estrategia del frente unido trata de destruir.

10. La democracia de los trabajadores

Los marxistas revolucionarios, que se distinguen por el hecho que les dicen a los obreros la verdad, solamente pueden beneficiar de confrontamientos políticos abiertos entre las distintas corrientes competitivas de la izquierda. Sucede de otra manera con los reformistas y centristas. Los stalinistas, social-demócratas, los burócratas gremiales y otros mentirosos de la clase trabajadora, se achican cuando se ven enfrentados a críticas revolucionarias e intentan anticiparse a la discusión y debate político con exclusiones y actitudes típicas de gangsters.

Nos oponemos a la violencia y exclusionismo que se encuentra en la izquierda y movimiento obrero. También nos oponemos al uso de la violencia del tipo de difamación, que va mano en mano con (o prepara el camino a) ataques físicos. Difamación y violencia dentro del movimiento obrero son completamente ajenos a las tradiciones del marxismo revolucionario, porque están deliberadamente diseñados para destruir la conscientización, que es la pre-condición para la liberación del proletariado.

11. El estado y la revolución

La cuestión del estado ocupa un lugar central en la teoría revolucionaria. El marxismo enseña que el estado capitalista (en su análisis final “cuerpos especiales de hombres armados” dedicados a defender la propiedad burguesa) no puede ser tomado en posesión y hacerlo servir a los intereses de la clase trabajadora. El mando de la clase obrera puede ser establecido únicamente a través de la destrucción de la maquinaria burguesa existente, y su reemplazo con instituciones comprometidas a la defensa de los bienes del proletariado.

Nos oponemos categóricamente a asimilar el estado burgués, no importa en que forma, a los asuntos del movimiento laboral. Los marxistas se oponen a todos aquellos sindicalistas “reformistas”, que traten de obtener compensación de la corrupción burocrática en las cortes capitalistas. Los laboristas deben limpiar su propia casa! También exigimos la expulsión de todos los policías y guardias de prisión del movimiento sindical.

El deber de los revolucionarios es el de enseñar a la clase obrera que el estado no es un árbitro imparcial entre intereses sociales que compiten, sino que es un arma empuñada contra ellos por los capitalistas. Los marxistas se oponen a los llamados reformistas/utópicos que dicen que el Estado burgués “prohíba” a los fascistas. Este tipo de leyes son usadas invariablemente con mucho mas agresión contra el movimiento obrero y la izquierda que contra la basura fascista, que constituye los tropas de choque de la reacción capitalista. La estrategia trotskista de luchar contra el fascismo, no es la de apelar al Estado burgués, pero la de movilizar el poder de la clase obrera y de los oprimidos, para una acción directa para aplastar los movimientos fascistas en su estado embrionario antes de que sean capaces de crecer. Como Trotsky observara en el “Programa de Transición,” “La lucha contra el fascismo no empieza en la oficina editorial liberal, sino en la fábrica-y termina en la calle.”

Los leninistas rechazan toda noción de que las tropas imperialistas tengan un rol progresivo en algún lugar: ya sea protegiendo” a niños negros es colares en el sur de los Estados Unidos, “protegiendo” la población católica en Irlanda del Norte o “manteniendo la paz” en el Medio Oriente. Tampoco presionamos a los imperialistas para que actúen de una forma “moral” despojando de o imponiendo sanciones en África del Sur. En vez, nosotros argumentamos que los poderes del “Mundo Libre” están fundamentalmente unidos con el régimen racista de apartheid, en defensa de la “derecha” para superexplotar a los obreros negros. Nuestra respuesta es movilizar el poder de la clase obrera internacional en actos de solidaridad de luchas de clase con los trabajadores negros de África del Sur.

12. La Cuestión Rusa

“¿Que es la Stalinofobia? Es el odio al stalinismo; miedo a la ‘sífilis de! movimiento laboral’ y un rechazo irreconciliable a tolerar cualquier manifestación de éste en e! partido? No, para nada…

 “¿Es la opinión de que el stalinismo no es el líder de la revolución internacional, pero su enemigo mortal? No, eso no es Stalinofobia; eso es lo que Trotsky nos enseñó, lo que nosotros aprendimos de nuestra experiencia del stalinismo, y lo que sentimos en nuestros huesos.

 “El sentimiento de odio y miedo al stalinismo; con sus estados policiales y sus esclavos en campos de trabajo, sus emboscadas y sus asesinatos de los adversarios de la clase obrera, es un sentimiento sano, natural, normal y progresista. Este sentimiento solamente se equivoca cuando nos lleva a una reconciliación con el imperialismo Americano, y a la tarea de luchar contra el stalinismo a ese mismo imperialismo. En el lenguaje de Trotsky, eso y nada más que eso es Stalinofobia.”

 -James P. Cannon “Conciliacionismo Stalinista y Stalinofobia,” 1953

Nosotros creemos en la defensa incondicional de las economías colectivizadas del estado obrero degenerado soviético y los estados obreros deformados de Europa del Este, Vietnam, Laos, Camboya, China, Corea del Norte y Cuba, contra la restauración del capitalismo. Pero no perdemos de vista ni por un momento el hecho de que solamente revoluciones políticas proletarias, que derrocan a los burócratas traicioneros, contra la clase obrera, que gobiernan estos estados, pueden garantizar las ganancias logradas hasta la fecha y abrir el camino al socialismo.

La victoria de la facción stalinista en la Unión Soviética en los años 1920 bajo la bandera “Socialismo en un solo país” fue coronada con la exterminación física de los dirigentes del partido leninista una década más tarde. La perspectiva de una rebelión proletaria a fin de volver a establecer un mando político directo de la clase trabajadora, está por lo tanto inextricablemente ligada a la defensa de las economías colectivizadas.

La cuestión rusa ha sido planteada más agudamente en los últimos años en relación con dos eventos: la supresión de Solidaridad en Polonia y la intervención por parte de la armada soviética en Afganistán. Nosotros estamos del lado de los stalinistas en cuanto se refiere a lo militar, contra ambos, los capitalistas-restauracionistas de Solidaridad y los feudalistas islámicos que luchan para mantener la esclavitud de la mujer en Afganistán. Esto no significa que los burócratas stalinistas tengan algún rol progresista histórico que jugar. Por el contrario. De todas maneras, defendemos esas acciones (como la supresión en diciembre de 1981 de Solidaridad) que se vieron obligados a tornar en defensa de las formas de bienes de la clase obrera.

13. Para el re-nacimiento de la Cuarta Internacional!

 “El trotskismo no es un movimiento nuevo, una nueva doctrina, pero la restauración, el renacimiento del marxismo genuino como fuera expuesto y practicado en la Revolución Rusa y en los primeros días de la Internacional Comunista.”

 -James P. Cannon, “La Historia del Trotskismo Americano”

El trotskismo es el marxismo revolucionario de nuestro tiempo-la teoría política derivada de la experiencia destilada de más de unsiglo y medio de comunismo de la clase obrera. Fue verificado, en un sentido positivo durante la Revolución de Octubre en 1971, el evento más importante de la historia contemporánea, y desde entonces, negativamente.

Después de la estrangulación burocrática del partido bolchevique y el Comintem por los stalinistas, la tradición del leninismo, la práctica y el programa de la Revolución Rusa fue llevada adelante solamente por la Oposición de Izquierda.

El movimiento trotskista nació en una lucha por un internacionalismo revolucionario contra el concepto reaccionario/utópico de “Socialismo en Un País.” La necesidad de organización revolucionaria a nivel internacional está derivada de la misma organización de la producción capitalista. Revolucionarios en cada terreno nacional, deben de ser guiados por una estrategia que sea internacional en su dimensión-y que pueda ser elaborada por medio de la construcción de un liderato internacional de la clase obrera. Al patriotismo de la burguesía y a sus lacayos socio-democráticos y stalinistas, los trotskistas les contestan de esta manera con el slogan inmortal de Karl Liebnecht: “El peor enemigo está en casa.” Nosotros apoyamos las posiciones programáticas básicas adoptadas por la conferencia fundadora en 1938 de la Cuarta Internacional y las tradiciones revolucionarias de Marx, Engels, Lenin, Luxemburg y Trotsky.

Los mandos de la Cuarta Internacional fuera de América del Norte fueron aniquilados en gran parte o dispersados durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. La Internacional fue definitivamente destruida políticamente por el revisionismo Pablista en los años SO. Nosotros no somos neutrales en la división que ocurrió entre 1951-53-nosotros estamos del lado del Comité Internacional (CI) contra el Secretariado Internacional Pablista (SI). La lucha el CI tenía fallas profundas tanto en su estructura política y su ejecución. Sin embargo, en el análisis final, el impulso del CI a resistir la disolución del mando trotskista a los partidos stalinistas y socio-democráticos (como fueran propuestas por Pablo) y su defensa de la necesidad de un conciencia del factor histórico, lo hicieron cualitativamente superior a los liquidacionistas del IS.

Dentro del CIO la sección más importante fue la del Socialist Workers Party Americano (SWP). También era la sección más fuerte en la época de la fundación de la Internacional. Se había beneficiado de la directa colaboración de Trotsky y tenía mandos de liderazgo que tenían su origen en los primeros años del Comintern. El colapso político del SWP como organización revolucionaria, señalada por su entusiasmo sobre el Castrismo en los años 60, y culminando en su defección a los Pablistas en 1963, fue un golpe enorme para los trotskistas.

Nosotros somos solidarios con la lucha de la Tendencia Revolucionaria del Swp, que defiende el programa revolucionario contra el objetivismo centrista de la mayoría. Nosotros nos basamos sobre las posiciones trotskistas defendidas y elaboradas por la Liga Espartaquista revolucionaria en los años subsiguientes. Sin embargo, bajo la presión de dos décadas de aislamiento y frustración, el SL ha ido degenerándose cualitativamente en un grupo grotescamente burocrático y un grupo de bandidos políticos, quienes a pesar de tener una capacidad residual a una pose literaria “ortodoxa,” han demostrado un impulso consistente a achicarse bajo presión. La “tendencia internacional espartaquista” hoy no es políticamente superior, en un sentido importante, a cualquiera de las docenas de falsostrotskistas “internacionales” que dicen ser parte de la Cuarta Internacional.

El astillamiento de varios de los pretendientes históricos de la continuidad trotskista, y las dificultades y movimientos hacia la derecha del resto, abren un período fértil para la reevaluación y re-alineamiento entre aquellos que no creen que el camino al socialismo se halla en el Partido Laborista Británico, Solidaridad capitalista/restauracionista de Lech Walesa o el frente popular chileno. Nosotros queremos urgentemente participar en un proceso de reagrupamiento internacional de mandos revolucionarios con una base programática de un trotskismo auténtico, como un paso hacia el renacimiento de la Cuarta Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista.

 “Basados en una larga experiencia histórica, se puede escribir como una ley, que los mandos revolucionarios que se rebelan contra su medio ambiente social y organizan partidos que llevan a una revolución, pueden-si la revolución es retrasada-degenerarse ellos mismos bajo la constante influencia y presiones de ese mismo medio ambiente…

 “Pero la misma experiencia histórica también demuestra que también hay excepciones a esta ley. Las excepciones son los marxistas que continúan siendo marxistas, los revolucionarios que son fieles a su bandera. Las ideas básicas del marxismo, la única forma de crear un partido revolucionario, son de aplicación continua y lo han sido así por 100 años. Las ideas del marxismo, que crean partidos revolucionarios, son más fuertes que los partidos que crean, y nunca fallan en sobrevivir su derrumbe. Nunca dejan de encontrar representantes en viejas organizaciones que serán líderes en el trabajo de reconstrucción.

 “Esto son los continuadores de la tradición, los defensores de la doctrina ortodoxa. La tarea de los revolucionarios no corruptos, obligados por circunstancias a trabajar en la reconstrucción de las organizaciones, nunca ha sido proclamada como una nueva revelación nunca han faltado estos mesías, y todos han sido perdidos en el barajamiento sino que el hecho de reinstalar el antiguo programa y ponerlo al día.”

-James P. Cannon, “Los Primeros Diez Años del Comunismo Americano”

El “Malfuncionamento más importante” del Challenger no es un desastre para la clase obrera

El “Malfuncionamento más importante” del Challenger no es un desastre para la clase obrera

Texto traducido del ingles, y que fuera publicado orginariamente en “1917” N°2, verano de 1986.

Copiado de http://www.bolshevik.org

  

El aborto espontáneo de la nave espacial Challenger el 28 de enero fue seguido de un sentimiento de pesar orquestado electrónicamente por el gobierno. Desde el Papa hasta la Reina, y una variedad de ‘líderes mundiales” no vacilaron en transmitir en sus discursos su sentimiento de pena. Hasta el jefe del Kremlin, Mikhail Gorbachev telegrafió a Reagan. “Nosotros compartimos el dolor de la trágica muerte de la tripulación.” Ninguno de estos notables fue lo suficientemente descortés de señalar que en esa ruina se encontraban las huellas de Reagan. Sin embargo la presión de la Casa Blanca de poner en órbita la 25ava misión espacial-a pesar de las terribles condiciones meteorológicas-justo a tiempo para el discurso de Reagan sobre el Estado de la Unión esa noche, fue llanamente la causa del “desastre.” Pero en vez de traer un “mensaje de arriba” esa noche del 28 de enero, las noticias estaban llenas de constantes repeticiones del desastre del Challenger.

Los medios de información hablaron mucho de las “tragedias personales” de las familias de los astronautas Mientras tanto las buenas noticias sobre la fracasada misión fue prácticamente ignorada, aún por la prensa de izquierda. Y las buenas noticias son, que conjuntamente con el objeto tan valioso de la flota de naves espaciales del Departamento de Defensa/NASA,la explosión destruyó la segunda unidad de cuatro proyectadas, de un Sistema Satélite de Rastreo y Retransmisión de Información (TDRSS).

La Fuerza Aérea intentó originalmente darle al TDRSS una fachada civil, pero como se informara en el ejemplar del 8 de noviembre de 1982 de la publicación Semana de la Aviación y Tecnología Espacial (AW&ST), la NASA rápidamente decidió “mover el programa de $2.2 billones a un sistema íntegramente del gobierno, sin ofrecer ningún tipo de servicios de comunicación comerciales.” También añadieron, que el “Departamento de Defensa podría beneficiarse del cambio. llenen planes de utilizar la capacidad del TDRSS de retransmitir de nave a nave para programas militares… La capacidad de retransmisión de la nave TDRSS elimina la necesidad de estaciones satélites de base, permitiendo casi un 100% de continuos contactos de comunicaciones entre vehículos en órbita.” El primer componente de este sistema (TDRS5-A) fue enviado a bordo del Challenger en abril de 1983. La segunda unidad TDRSS, cuyo lanzamiento estaba previsto para agosto de ese año, ha sido retrasado varias veces desde entonces.

En 1952 Charles Wilson, nombrado por el gabinete de Eisenhower, resumió el punto de vista mundial de esa administración con su observación inmortal: “‘lo que es bueno para G.M. es bueno para el país.” Los partidarios de Reagan enmendaron el texto que ahora lee: lo que es bueno para la maquinaria de guerra es bueno para el país. La revista Semana de la Aviación (3 de marzo) informó que el subsecretario de la Fuerza Aérea, Edward AJdrich, “dijo que la destrucción del Challenger fue equivalente a una emergencia nacional.”

En el ejemplar del 10 de febrero se informó que “el lanzamiento de un sistema de retransmisión de información para reemplazar el que fue destruido por el Challenger y hacer operativo el sistema TDRS, es una alta prioridad en todas las opciones manifestadas.” De acuerdo al ejemplar del 17 de marzo, el TDRSS es la prioridad máxima y debe ser incluido en el próximo lanzamiento (planeado para febrero de 1987).

AJdrich testificó delante de un subcomité de Ciencia y Tecnología “que las consecuencias militares de la explosión del 28 de enero…serían ‘relativamente de menor importancia’ si las tres existentes naves pudieran resumir sus vuelos dentro de los próximos seis meses” (New York TImes, 27 de febrero). Pero nadie espera que realmente salgan en ese período de tiempo. De acuerdo con AW&ST (17 de marzo) . Los gerentes e ingenieros de la NASA creen que es poco probable que se reanude el lanzamiento de naves espaciales antes de la mitad de 1987… ninguno de los gerentes pensó que el programa estaría en operación en febrero de 1987.”

Hay muchas cosas que no sabemos sobre el TDRSS imperialista del ‘Big Brother’ (y el resto de las redes de satélite de comunicaciones/ inteligencia), pero es razonable asumir que el “desastre” del 28 de enero representó un contratiempo importante para los militares de los EE.UU. y sus planes de guerra contra la USSR. Yeso es bueno.

La Liga Espartaquista: otra crisis, otro golpe

Para la ex-Trotskista liga Espartaquista (SL), echarse atrás en momentos de una gran “crisis nacional” (es decir, cuando realmente importa) se ha convertido prácticamente en un reflejo, como lo demuestra su reportaje sobre la explosión el 28 de enero. El primer artículo en el Workers Vanguard le presta escasa atención a la destrucción del satélite TDRSS abordo del Challenger y se aventura tímidamente a decir que “puede haber un pequeño beneficio en la muerte de éstas 7 personas, en el sentido que hace burla de Star Wars, en el cual un sistema increíblemente sofisticado debe de funcionar perfectamente sin ser probado.” Esto ignora el hecho de que el TDRSS puede funcionar independientemente de la terminación del resto del aparato de Star Wars. TDRS5-A está funcionando ahora. El tan esperado TDRSS-B estaría funcionando conjuntamente con el anterior “formando un sistema capaz de retransmitir comunicaciones desde la nave a otras naves espaciales durante un 85% de cada órbita terrestre” (AW&ST, 20 de enero), si la misión 51-L hubiera sido exitosa. El hecho de que hubo que rescatarla del fondo del Atlántico, en vez de estar circulando alrededor del globo sobre el centro del Pacífico, debe poder’ “caer como un “pequeño beneficio” para la clase obrera y sus aliados.

Siguiendo el ejemplo de “la cortina de humo” de “interés publico” empleada por los medios de información burgueses, el Workers Vanguard (WV) ofrece voluntariamente:

 “Lo que sentimos por]os astronautas no es más ni menos de ]0 que sentimos por cualquier persona que muere en circunstancias trágicas, como ser los nueve salvadoreños que murieron en un incendio en el sótano de un apartamento en Washington. D.e. dos días atrás.”

Pero por lo que vimos escrito en ]a prensa no puede haber mucha duda que esos “nueve pobres salvadoreños” eran refugiados de la pobreza desesperada (y muy probablemente de los escuadrones de muerte derechistas) de su país. La aseveración del WV de que no siente mas simpatía por esta gente que por unos pocos partidarios de Reagan que murieron en un intento de forjar un lazo más en el esfuerzo del imperialismo americano de lograr ser el primero en su capacidad de ataque contra la Unión Soviética, demuestra que la exTrotskista Uga Espartaquista ya no es capaz de distinguir la línea de clase.

¿Quién estaba a bordo del Challenger?

¿Quiénes “fueron” las victimas a bordo del Challenger? Entre ellas se encontraba prominentemente el teniente coronel de las Fuerzas Armadas Ellison Onizuka, que sin ninguna duda tenía un rol muy importante en el programa Star Wars. Onizuka era un especialista de la misión ultra secreta que fue lanzada en enero de 1985 por el Departamento de Defensa. Él fue identificado por AW&ST como el hombre “a cargo del despliegue del TDRSS” en la misión del 28 de enero. La revista TIme (10 de febrero) identificó al oficial comandante del Challenger, Francis Scobee, un ingeniero aeroespacial y piloto de la Fuerza Aérea que “encontró su verdadero potencial en los cielos… [donde él] voló en las misiones de combate en Viet Nam.”

Otro “héroe” de guerra y “victima” del Challenger fue Michael Smith. De acuerdo a la revista Time, Smith “logró su nombramiento para la Academia Naval de los Estados Unidos en Annapolis,” y “fue un piloto altamente condecorado durante la guerra de Vietnam,” volando 225 misiones de combate. El hombre a cargo de la carga, Gregory Jarvis, “fue reclutado por la Fuerza Aérea en 1969 y se especializó en comunicaciones tácticas de satélite…y fue promovido al rango de capitán.”

Ronald McNair, el único negro a bordo de la nave, “ayudó a desarrollar rayos láser especializados” en el Centro de Tecnología de Massachusetts. El Time cita a un ex-compañero de estudios de McNair, Jesse Jackson, del Partido Demócrata Negro, diciendo que McNair vio su participación en el programa espacial como “la mejor forma de contribuir al sistema que tanto le había dado:” Judith Resnick era un ingeniero electrónico que “había estado a cargo del control remoto del brazo de la nave” en una expedición anterior en 1984. Ella tenía que saber que estaba metida en el programa de Star Wars.

Christa McAuliffe, la maestra de New Hampshire que ganó una competencia entre 10,000 maestros para ser ‘1a primera ciudadana ordinaria en el espacio,” probablemente realmente creyó que “iba a tocar a las estrellas.” Ella si fue una victima. Pero la degenerada SL no hace distinción entre Onizuka, el guerrero del Star (que fue descrito como un japonés-americano budista de Hawai) y la prisionera de relaciones públicas, McAuliffe.

La falsa amalgama de la SL

Para confundir las cosas aún más el W.V. escribe,

“Aquellos que murieron (a bordo del Challenger) fueron las victimas de la campaña de guerra imperialista americana contra la Unión Soviética, como los 200 soldados de infantería de marina muertos en Beirut o los pasajeros de] avión espía KALOO7.”

Lo que tenemos acá es un intento de amalgamar tres situaciones muy diferentes con un poco de “mano política.”

Los pasajeros del KALOO7 fueron víctimas inocentes. No como los “especialistas de la misión” a bordo del Challenger, ellos fueron enviados a su muerte en un viaje de espionaje provocador y deliberado que intentó provocar la red de defensa soviética. A pesar de su posición de defensores de la USSR, cuando realmente importa, la Liga Espartaquista se echó para atrás. El Workers Vanguard (9 de septiembre de 1983) declaró que, si los rusos hubieran sabido que había pasajeros inocentes a bordo, entonces “a pesar del daño militar potencial de una aparente misión de espionaje,” disparar contra el KALOO7 hubiera sido “más que una atrocidad barbárica.” La SL defiende a la Unión Soviética mientras que las cosas no se pongan calientes, pero en medio de un ataque anti-soviético por parte de los medios de comunicación, la posición está sujeta a ajustes. ¡Qué defensismo “incondicional”!

El otro lado de la moneda de tirarse atrás con respecto a la cuestión rusa es el patriotismo social. Los 200 soldados de infantería marina que murieron en el atentado con bombas en Beirut en 1983, eran asesinos imperialistas, estableciendo una cabeza de playa para una presencia militar americana en el Oriente Medio. Los revolucionarios se oponen incondicionalmente a la intervención imperialista en cualquier lugar en el “tercer mundo,” y llaman para la eliminación de gendarmes coloniales, por cualquier medio necesario. No así la Liga Espartaquista, que, luego del atentado a las barracas pidió salvar a los sobrevivientes! Como dijimos en ese entonces:

 “La demolición del cuartel central de la infantería marina fue el golpe más duro al imperialismo americano desde Vietnam. Y a Reagan no le gustó nada. Puede parecer ‘no patriótico’ ser visto aplaudiendo ésta acción. Así que el liderato de la SL, a pesar de todo lo que resoplaron diciendo que iban a estar si llegara el momento, se tiraron atrás y ajustaron el programa de la organización de forma tal de hacerlo más aceptable para la burguesía. Un ‘perfil en cobardía’.”

 –Boletín de la Tendencia Externa del iST, enero de 1984

La SL trató de dar como coartada su rechazo a defender la demolición de las barracas de la infantería en el Líbano, dando como base el hecho de que no habían fuerzas luchando por una “causa justa” en Beirut. Pero el accidente espectacular del 28 de enero demostró que mismo un accidente puede traer como consecuencia un contratiempo para el imperialismo. Esos “revolucionarios” que no pueden enfrentarse a las masas y decirles la verdad sobre tales “tragedias nacionales” demuestran su ideología sub-sirviente al de su propia burguesía.

En lo que concierne a los “millones de americanos” que vieron el malfuncionamiento como “una tragedia que destroza al corazón,” solamente podemos observar que los medios informativos de la masa imperialista son un arma ideológica muy poderosa. Tal vez exponerse a la verdad les enseñara algún día a alguno de ellos, recibir los futuros contratiempos de la maquinaria de guerra imperialista con llamados de “Encore”

“Ustedes no pueden defender a la Unión Soviética con Yuri Andropovs”

Las polémicas 1982-83 con James Robertson de la Liga Espartaquista

“Ustedes no pueden defender a la Unión Soviética con Yuri Andropovs”

  

[Copiado de http://www.bolshevik.org]

13 de diciembre de 1982

Estimados Camaradas de la Liga Espartaquista:

Felicitaciones por su victoria del 27 de noviembre. Adjunto les enviamos un cheque por veinticinco dólares para compensar los gastos que incurrieron durante la exitosa movilización laboral/negra que logró detener al Klan. Esperamos sinceramente que como consecuencia de estos actos ganen muchos nuevos reclutas para el Trotskismo.

Sin embargo estamos un poco perturbados por el hecho de que eligieron nombrar a vuestro contingente de Nueva York el “Batallón Yuri Andropov.” Trotsky rompió finalmente y definitivamente con un Cominterm totalmente burocratizado y reformista, debido a la cobardía, bajeza y perfidia de los Yuri Andropovs de 1933, que permitió a los fascistas tomar poder en Alemania sin disparar un sólo tiro. Estamos seguros que ustedes están de acuerdo que los burócratas soviéticos de 1982 no son más revolucionarios, o están mejor equipados políticamente para librar una lucha contra el fascismo, que sus antepasados de medio siglo atrás. El “Batallón Yuri Andropov” nos parece una designación singularmente inapropiada para un contingente Trotskista en una movilización anti-fascista.

A un nivel general, Andropov y los burócratas que él representa, están en contra de todo por lo cual Trotsky ha luchado. ¿Es necesario que les recordemos que fue uno de los predecesores de Andropov, Stalin, el que asesinó a Trotsky? No es broma transformar la línea de sangre entre el Estalinismo y el Trotskismo en una línea borrosa.

Aunque los motivos en adoptar este nombre como una “mofa faccionaria” solamente son conocidos por ustedes, asumimos que ustedes están tratando de hacer algún tipo de ecuación entre el servilismo de Andropov y el defensismo soviético. Indudablemente la cuestión de la defensa de la USSR está planteada claramente por la campaña de la administración de Reagan hacia una Guerra Mundial III. Sin embargo la defensa exitosa del estado degenerado de trabajadores soviéticos está siendo continuamente minada por la política de Andropov y la casta que él representa. La expansión de la campaña de guerra de Reagan no puede ser combatida exitosamente con falsas “ofensivas de paz” y llamados para nuevas “discusiones sobre la limitación de armas.”

Lo que se ganó en octubre puede ser solamente asegurado de una manera definitiva cuando se expanda al planeta entero. Pero esto puede significar, entre otras cosas, el fin de la posición de privilegio de Andropov y Compañía. Por lo tanto no es casualidad que ellos intenten usar su influencia en la clase obrera internacional como algo con lo cual regatear en un intento vano de aplacar el deseo insaciable imperialista de “eliminar al comunismo.” Uno de los fundamentos del1rotskismo es que la defensa eficaz de la Unión Soviética está ligada de una manera inextricable con la necesidad de una revolución política del proletariado contra Andropov y su casta, y la renovación de la lucha por una revolución mundial. Parafraseando un eslogan popular espartaquista, “Ustedes no pueden defender a la Unión Soviética con Yuri Andropovs.”

Saludos con camaradería,

Miembros de la Tendencia Externa del iSt de Toronto

Correspondencia con Robertson

Miembros de la “Tendencia Externa” de Toronto Casilla de Correo 332, Adelaide Street Station Toronta, Ontario

10 de enero de 1983

Estimados Camaradas:

Gracias por su carta fechada 13 de diciembre de 1982 y por el cheque adjunto por $25 contribuyendo a nuestra exitosa, pero inevitablemente cara manifestación anti-Klan.

En la carta escriben que, “A un nivel general, Andropov y los burócratas que él representa, están en contra de todo por lo cual Trotsky ha luchado.” En la lucha faccionaria de 1952 en el SWP la mayor parte se encontró con que le encajaron “El Estalinismo es contrarrevolucionario por los cuatro costados y en su esencia total” -que es una versión más poética de vuestra posición. Pero Trotsky y los Trotskistas consistentes saben del rol dual de la burocracia soviética ya sea como desorganizadores económicos y sociales y como opresores políticos por un lado, y por otro lado interesados en su propia sobrevivencia a la cabeza de estados deformados de trabajadores, sobre los cuales ellos presiden. Adolf HitIer fue informando sobre este aspecto relacionado con el rol contradictorio.

En 1982 yen la capital del imperialismo americano la “Brigada Yuri AndropoV” no fue tomada por nadie (ni siquiera por ustedes) como un símbolo de una capitulación al imperialismo o a los opresores de los levantamientos del proletariado. ¿Tienen tan poco empatía con el pueblo negro de D.C., amenazados por todos los costados por una policía viciosa, que no son capaces de sentir el júbilo al enterarse de que la Brigada Yuri Andropov estaba por llegar a la ciudad? Es triste y de significancia el hecho de que sea necesario hacerles notar esto. Y ustedes deben de reflexionar sobre su tendencia al defensismo soviético, entre otras cosas.

Tengan la tranquilidad que ni el SL o la burocracia soviética tienen la concepción equivocada en cuanto a la división entre nosotros, sobre todo en lo que se refiere a la cuestión de la revolución política en la Unión Soviética y a través de los estados deformados de trabajadores. Nosotros por nuestra parte, vemos esto como algo inextricablemente ligado a la defensa militar incondicional de la Unión Soviética contra los americanos u otros imperialistas.

Tal vez ustedes entendieron mal nuestra intención. Por cierto Trotsky escribió, y fue verificado por la revolución húngara, que bajo el impacto de una revolución política, la ordinariamente rígida y despótica burocracia estratificada, no siendo una clase socio/económica, atravesará una profunda diferenciación – con algunos, los más corruptos y aburguesados, haciendo causa común con la contrarrevolución capitalista-imperialista; y en el otro extremo algunos haciendo causa común con los trabajadores en la democratización leninista soviética. Es poco probable que Yuri Andropov se encuentre en la cumbre de la burocracia soviética, entre éstos últimos. Pero permítanme asegurarles, camaradas, que es más factible imaginarlo a él en ese rol, que por ejemplo a Andre Sakharov, un partidario político del imperialismo de los EE.UU.

Puede ser iluminante para ustedes el hecho de considerar lo que dijo Trotsky en noviembre de 1935, “‘Referente a las Tácticas de los Trabajadores Americanos Durante la Guerra Japonesa-Soviética”:

“Supongamos que no sabemos donde van a parar las mercancías (de guerra), nosotros debemos confiar en los agentes del SU en América, que deberían de tener información. ya que el SU debería de tener agentes compradores para armamentos de guerra en los EE.UU. Nosotros necesitaríamos un frene unido con la burocracia del SU en este asunto. Si nosotros agitáramos contra la carga de mercaderías de guerra. comprada por el SU en América, tendríamos un frente unido no con los agentes del SU pero con los agentes japoneses, que estarían representados, sin duda alguna, en el movimiento de la clase obrera.” (nuestra énfasis JR´s»

Fraternalmente

J .M. Robertson para el SL/U.S. PB

P.D. 6 de agosto de 1983-Esta carta fue escrita hace varios meses como borrador. La envío ahora como parte de nuestra discusión pre-Conferencia. Lamento el retraso y les agradezco sus puntos de vista y el dinero. ]R.

La Tendencia Externa responde

28 de octubre de 1983

Estimado Camarada Robertson:

Gracias por su amabilidad de enviamos una copia de su respuesta a nuestra carta del 13 de diciembre de 1982. Por favor tenga la seguridad que le hemos dado nuestra consideración más cuidadosa.

Francamente estamos un poco desilusionados con su carta. Usted defiende tan categóricamente (pero muy pobremente) lo que es tan obviamente un error. Tal vez lo que sea un error es que usted siente alguna responsabilidad personal en este asunto. Nosotros simpatizamos con las dificultades inherentes de intentar de

desarrollar una defensa coherente sobre la “Brigada Yuri Andropov'” dentro de la estructura programática del Trotskismo, pero aun así, estamos desilusionados. Esperábamos de alguna manera más de usted.

Usted cita una línea de nuestra carta “A un nivel general, Andropov y los burócratas que él representa, están en contra de todo por lo cual Trotsky ha luchado.” Nosotros hubiéramos pensado que esto era una declaración inobjetable entre Trotskistas. León Trotsky a través de su vida peleó por la revolución proletaria internacional; Stalin fue el “sepulturero” de revoluciones”.

Pero luego de citar la frase arriba mencionada, usted elige no hacer nada con esto. En vez usted intenta substituir una posición que nosotros no tenemos, la cual usted nos asegura, es solamente una “versión más poética” de la misma cosa. Pero no es así Nosotros rechazamos la posición emSnea de la mayoría DobbsCannon SWP en 1952-53, la cual usted nos trata de poner encima (“‘El Estalinismo es contrarrevolucionario por los cuatro costados y en su esencia total”). Nosotros rechazamos adulaciones a Yuri Andropov por la misma razón-porque niega el carácter contradictoriode la burocracia Stalinista y por lo tanto constituye un alejamiento del Trostskismo. Por supuesto, desde su punto de vista, la posición tiene la ventaja de ser considerablemente más fácil de derribar-un atributo que comparte con otros hombres de paja.

Si todo lo que usted busca es una interpretación más lírica de la idea que nosotros tratamos de comunicar, tal vez considere el siguiente pasaje por Trotsky:

“El Estalinismo se originó no como una consecuencia orgánica del Bolchevismo, pero como una negación consumada en la sangre. El proceso de esta negación se ve reflejada muy gráficamente en la historia del Comité Central. El Estalinismo tuvo que exterminar primero políticamente y luego físicamente a los líderes del Bolchevismo, con el fin de convertirse en lo que es ahora: un aparato de los privilegiados, un freno al progreso histórico, una agencia del imperialismo mundial. El Estalinismo y el Bolchevismo son enemigos mortales.”

-“Una Historia Gráfica del Bolchevismo,” 7 de junio de 1939

No meramente “contra,” sino que “enemigos mortales!” Lo escribe de una manera tan agradable. Por supuesto que a pesar de esta apreciación Trotsky permaneció, lo mismo que nosotros, firme defensor soviético. Ambas posiciones son mutuamente exclusivas solamente en la mente de los calumniadores Estalinistas. ¿Por supuesto podríamos estar de acuerdo con que “a un nivel general” Glen Watts y Lane Kirkland están en contra de militantes de la lucha de clases en los gremios? ¿Sin embargo no es fácil imaginar situaciones en donde ambos nos encontráramos en un bloque militar con estos parásitos traicioneros? Es lo mismo.

Por supuesto que la burocracia soviética tiene una naturaleza dual. Pero su respuesta esquiva el punto clave que hacemos en nuestra carta original:”Ustedes no pueden defender a la Unión Soviética con Yuri Andropovs.” Ustedes dice que reconoce la “inextricable” conexión entre la defensa militar y la revolución política en la Unión Soviética. Pero aquellos que adulan a los herederos de Stalin actúan con el fin de minar la defensa de la Unión Soviética. Permítanos referimos una vez más al camarada Trotsky:

 “…Yo considero que la principal fuente de peligro en la USSR en la presente situación internacional es Stalin y la oligarquía encabezada por él. Una lucha abierta contra él, a la vista de la opinión pública mundial, está inseparablemente conectada para mi con la la defensa de la USSR.”

 -“Stalin Después de la Experiencia Finlandesa.,” 13 de marzo de 1940

Por supuesto, uno no puede descartar en teoría la posibilidad que usted plantea de que un Stalin o un Andropov puedan hacer causa común con el proletariado sublevado durante el transcurso de una revolución política. (Nosotros nos imaginamos que tal desarrollo es bastante menos probable que la perspectiva que usted declare por la Tendencia Externa). Evidentemente, elementos abiertamente pro-imperialistas, como Sakharov, apoyarán aún menos que Andropov, a los trabajadores. ¿Y que? La necesidad de “una lucha abierta contra” los oligarcas no es obvia da por eso.

¿En lo que concierne al júbilo hipotético experimentado por los negros en DC al oir de la llegada de la Brigada Yuri Andropov, hubieran estado menos felices si las Brigadas fueran ]ohn Brown, Frederick Douglass o León Trotsky? En realidad tenemos nuestras dudas si es que el “pueblo negro de DC”, realmente oyó hablar alguna vez de la Brigada Yuri Andropov. ¿Cómo pudieron enterarse–si no se encontraban entre los que endosaron la manifestación. Si alguno de la población negra de Washington sí se sintió jubiloso de escuchar ese nombre sobre un bus de Nueva York, ¡imagínese su placer si la Brigada Yuri Andropov se hubiera aventurado un poco mas allá de su escondite y marchara por la Avenida Pennsylvania en frente de la Casa Blanca levantando en alto retratos de su homónimo! Pero por supuesto que para hacer eso, la “semi-chistosa” semi-negación tendría que ser descartada y usted ya no sería el líder de una organización Trotskista.

Nosotros solamente nos podemos imaginar que la “iluminación” que nos tira para nuestro lado con respecto al frente unido con el Kremlin para el defensismo soviético, tiene como intención distraer la atención de los lectores poco sofisticados de su boletín interno. (Para ser absolutamente claros, déjenos asegurarle que estamos totalmente de acuerdo con el punto que Trotsky hace en el punto que usted cita.) ¿O es que usted está tal vez tratando de sugerir que desfilar por Washington como la “Brigada Yuri Andropov” podría constituir de alguna manera un bloque militar con el Kremlin por la defensa de la USSR? ¿Si es eso lo que quiere decir porque no lo dice de frente?

Fue un error llamarse la “Brigada Yuri Andropov.” Toda su experiencia política considerable como asimismo los talentos de los capaces y devotos Marxistas quienes producen WV no pueden cambiar eso. Si les aconsejáramos algo seria lo siguiente: no traten de defender lo que no se puede defender, solamente puede producir malos resultados.

Durante varias décadas usted jugó un papel crítico en conservar, defender y desarrollar el programa Trotskista. Pero no por eso usted adquirió sus derechos propietarios. La adulación de un burócrata Estalinista, no puede ser justificada con fidelidad al Trostskismo en general o al defensismo soviético en particular. Nosotros dudamos que usted lo hubiera intentado ni siquiera hace diez años.

El hecho de que usted tenga que prenderse a este error, en efecto el hecho de que pueda ocurrir en primer lugar, es evidencia que el liderato del SL/US, con usted a la cabeza, está perdiendo su orientación política. Esto puede ser únicamente la reflexión de la atrofia de la confianza en la posibilidad de crear un partido Bolchevique en masa, capaz de dirigir la toma de poder por la clase obrera.

Hay una relación necesaria y recíproca entre la pérdida del avance de los comunistas y. la destrucción de la democracia interna en una organización revolucionaria. Para una tendencia Bolchevique, especialmente un pequeño grupo de propaganda en condiciones de una democracia burguesa, una vida interna vigorosa y democrática no es una opción deseable sino que es una necesidad vital si es que la organización puede responder efectivamente a los desarrollos cambiantes de la lucha de clase. Desgraciadamente el SL/iSt ya no es una organización que tiene una vida interna saludable-un desarrollo del cual usted más que ningún otro es individuo es responsable.

Saludos Bolcheviques,

La Tendencia Externa del iSt.

Las elecciones dominicanas en la hora de El Salvador

Apoyo crítico a Unidad Socialista

Las elecciones dominicanas en la hora de El Salvador

Traducido de Workers Vanguard no. 306, 28 de mayo de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 14 (1984).

La elección de Salvador Jorge Blanco como presidente de la República Dominicana en la votación del 16 de mayo [de 1982] fue aclamada por los medios informativos estadounidenses como una “victoria para la democracia” en el Caribe. Saludando la concurrencia de “votantes alegres” que esperaban ante las urnas en largas colas, los comentaristas vinculaban los comicios dominicanos con el reciente show electoral montado por la junta militar salvadoreña respaldada por los EE.UU. Pero mientras que el voto en El Salvador puso al cabecilla de los escuadrones de la muerte D’Aubuisson a la cabeza de una “asamblea constituyente” fraudulenta, en este caso el victorioso Partido Revolucionario Dominicano (PRD) está afiliado a la Segunda Internacional socialdemócrata y Jorge Blanco, el próximo presidente es considerado (con bastante exageración) un “izquierdista moderado”.

Pero lo más notable en las elecciones dominicanas fue precisamente lo que no ocurrió. No hubo golpe. Hace cuatro años, cuando el candidato del PRD, Antonio Guzmán, ganó las presidenciales, el ejército se movilizó a las cuatro de la mañana a apoderarse de las urnas. Sólo un telefonazo del presidente norteamericano Jimmy Carter, ansioso por apuntalar su imagen de promotor de los “derechos humanos”, impidió que los militares se instalaran en el poder. En esta ocasión las tropas permanecieron en sus cuarteles. ¿Significa esto que el país ha “entrado definitivamente a la era de la libertad,” como dijo el dirigente perredeísta José Peña Gómez? ¿Acaso está dando resultado la tan cacareada iniciativa para la Cuenca del Caribe de Ronald Reagan, con la cual se propone atajar la revolución por medio de un “mini” Plan Marshall? Nada más erróneo.

Para los planes de guerra fría del imperialismo EE.UU., el que uno u otro político burgués anticomunista ocupe la silla presidencial de su protectorado dominicano no reviste importancia capital mientras se mantengan controladas a las masas. (Aún tienen en la memoria el alzamiento de abril de 1965 cuando necesitaron 42.000 marines norteamericanos para reimponer el orden y ahuyentar el fantasma de la revolución social.) Naturalmente que para algunos de los belicosos dementes en Washington, la perspectiva de una junta militar “autoritaria” a sólo unos cuantos kilómetros de Cuba era tentadora. Además, como escribió un columnista en Washington, el candidato del PRD tiene “varios partidarios con ‘pasados problemáticos’.” Por otra parte, a Jorge Blanco se le consideró “carente de las inclinaciones marxistas-leninistas que son fatales para cualquier extranjero en busca del favor de Reagan” (Washington Post, 11 de mayo de 1982).

Pero ante todo el gobierno norteamericano se encuentra por el momento demasiado atareado. Después del trabajo que le costó embellecer las “elecciones” salvadoreñas, éstas resultaron en la victoria del “Mayor Soplete” D’Aubuisson, quien ahora tienen que hacer aceptar por el Congreso estadounidense. Luego vino el “golpe por inspiración divina” [de Ríos Montt] en Guatemala: ante un fallido fraude electoral, optaron por un movimiento de “oficiales jóvenes” de las fuerzas armadas que inadvertidamente colocó a un estrafalario cristiano “renacido” como jefe de la junta militar. Y ahora la absurda y ridícula guerra por las Malvinas/Falklands, que ya le ha costado a Reagan la pérdida de su aliado anticomunista argentino, ha venido a dificultar los planes de Washington para una invasión contra la Nicaragua sandinista. Lo que menos necesitaba el Pentágono era una aventura militar innecesaria y posiblemente costosa en el Caribe. Sobre todo dado que en todas las cuestiones importantes, a nivel nacional e internacional, la política del PRD —como la mayoría de los comestibles en un colmado dominicano— es “made in U.S.A.”.

Hoy no hay golpe

Aun así, la amenaza de una intervención del ejército fue lo que dominó la campaña. En Santo Domingo la interrogante es siempre qué es lo que traman los generales y el Pentágono. El New York Times (21 de mayo de 1982) publicó un editorial sobre una “Nueva rutina dominicana”, señalando: “Antes de que Trujillo tomara el poder en 1930, Santo Domingo tuvo 123 jefes de gobierno; salvo cuatro, todos los jefes políticos después de la colonia fueron militares. Ningún presidente dejó su cargo por voluntad propia.” (El redactor omitió mencionar que fueron los EE.UU. quienes colocaron a Trujillo a la cabeza del ejército durante los ocho años que ocuparon la isla; que “El Benefactor” gobernó por tres décadas con respaldo norteamericano antes de que “el chivo” fuera asesinado en una operación fraguada por la CIA.) Como indicio de la creciente “cultura democrática” (¿de quién?) en la República Dominicana, el Times señala al golpe en cierne de 1978 que Carter “acomedidamente” desalentó y concluye: “En esta ocasión ni siquiera existió amenaza de golpe.”

Guzmán, el actual presidente perredeísta, declara que el principal logro de su régimen ha sido la “profesionalización de las fuerzas armadas”. Más durante meses esta oficialidad “profesional” ha estado amenazando con intervenir. En febrero [de 1982] una carta de uno de los integrantes del comando conjunto de las FF.AA. al ministro de defensa, divulgada extraoficialmente, acusaba al dirigente del PRD Peña Gómez de planear una revuelta armada si su partido no ganaba las elecciones. Poco después se arrestó a decenas de izquierdistas por pintar murales en las paredes, mientras el jefe de la Policía Nacional amenazaba con perseguir a los “vándalos dentro del PRD que andan causando desórdenes” (ver “Hands Off Dominican Leftists!” Workers Vanguard No. 301, 19 de marzo de 1982). Luego el 2 de abril, el columnista de Washington Jack Anderson reveló en la cadena de televisión ABC que se estaban despachando envíos de armas norteamericanas al ejército dominicano, supuestamente “para asegurar que las elecciones del 16 de mayo se realicen sin contratiempos.”

De hecho, informó Anderson, el General Lachapelle, jefe del estado mayor dominicano, consideraba al favorito en las elecciones, Jorge Blanco, un “comunista”, y “la gente de Lachapelle admite abiertamente que el general utilizará su armamento norteamericano para adueñarse del poder” e impedir un triunfo del PRD. La credibilidad del informe adquirió realce cuando el jefe del ejército hizo publicar comunicados de prensa en páginas enteras en todos los periódicos importantes para negar oficialmente que el ejército estuviera fraguando un golpe esa semana. Aparentemente esto no fue suficientemente convincente, por lo que dos semanas más tarde se publicó un segundo comunicado, esta vez refrendado con las firmas de los jefes de las cuatro ramas de las FF.AA., negando toda intención de “subvertir el orden constitucional”. El Gral. Lachapelle, mientras tanto, confirmaba en una entrevista de prensa (El Sol, 8 de abril de 1982) que las armas habían sido solicitadas, pero protestaba:

“He dicho siempre a los oficiales y alistados que el gobierno democrático que surja con el voto popular el Ejército lo apoyará. Ahora… si surge un gobierno que desee la destrucción de las Fuerzas Armadas, entonces tenemos derecho a la legítima defensa; los institutos armados estarán de frente a ese gobierno porque hay lo que se llama un instinto de conservación, es natural.”

En un informe posterior Anderson explicó qué es lo que al ejército dominicano le parece tan natural. Citaba una carta a Reagan de dos representantes de Lachapelle en Washington en la que afirman que tienen “pleno conocimiento, y poseen evidencia de infiltración comunista y armas que llegan por Haití [¡!] con el patrocinio de Cuba y la Unión Soviética.” La misiva solicitaba armamento suficiente “para equipar una brigada de infantería ligera antes de las elecciones de mayo.” En respuesta un “pequeño arsenal”, que incluía 1.200 rifles automáticos M-16, dos helicópteros de carga, tres aviones de ataque A-37 Bravo, un barco patrulla PTF-23 y piezas de repuesto, fue inmediatamente embarcado hacia la República Dominicana (El Sol, 23 de abril de 1982).

Pero el 16-17 de mayo no hubo movimientos de tropa. ¿Qué sucedió? Evidentemente Washington consideró sus posibilidades y dio órdenes de parar. A fines de abril el embajador norteamericano Robert Yost declaró que la posición de Washington en las elecciones dominicanas era “neutral”. Y el candidato del PRD jugó su rol, acentuando durante los últimos días previos a los comicios que fortalecería los vínculos económicos y políticos con los EE.UU., daría menos importancia a las relaciones con los países del bloque soviético, y no tocaría a la jerarquía ni al personal del cuerpo de oficiales. De tal modo que al final los poderes dominantes acataron la decisión: tan pronto concluida la votación, el ganador recibió las felicitaciones de la asociación de comerciantes, la Gulf & Western, Ronald Reagan y el comando conjunto dominicano, (recordándole que no intentara tocar al ejército).

La “semidemocracia” del gobierno del PRD

Jorge Blanco hizo campaña como representante de una “nueva generación” en contra de dos caudillos decrépitos. Sus principales adversarios eran el veterano Joaquín Balaguer, de 75 años y casi ciego, que fue el último presidente títere del dictador Rafael Trujillo; y su rival perenne, el chocho profesor Juan Bosch, cuyo momento de gloria fueron sus siete meses de reinado en que sirvió de testaferro de la “Alianza para el Progreso” de John Kennedy en 1963. En la retórica política dominicana, el PRD populista/liberal del acaudalado ranchero Guzmán y del abogado de la Shell Oil Jorge Blanco se autodenomina “revolucionario”. Los neotrujillistas de Balaguer constituyen el Partido “Reformista” (PR), y el populista burgués Juan Bosch, cuyo vehículo es el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se proclama marxista a la vez que se alía con Balaguer.

En 1978 el partido capitalista liberal, el PRD, llegó al poder con la consigna de “cambio”. Después de 12 años del gobierno semibonapartista de Balaguer con sus elecciones fraudulentas y violentas medidas represivas, gran parte de los cinco y medio millones de gente que constituyen la población del país deseaban un cambio. Aunque sólo fuera para poner alto a las matanzas: durante el balaguerato, la policía, el ejército y las bandas paramilitares asesinaron a unos 1.200 jóvenes e izquierdistas.

No obstante su timidez, el populismo del PRO logró despertar esperanzas entre las masas. Esto se reflejó en varias luchas que alcanzaron su punto decisivo a mediados de 1979. El gobierno de Guzmán había decretado la “austeridad” y una “tregua” laboral unilateral por parte de los trabajadores. Y cuando los obreros del gran complejo industrial Falconbridge se declararon en huelga en abril, el gobierno envió al ejército contra el sindicato. Ese verano, cuando un aumento en el precio de la gasolina detonó una combativa huelga del transporte público en Santo Domingo, el régimen del PRD dio rienda suelta a la policía y a una pandilla de matones, la llamada Banda Blanca, para que la rompieran y envió tropas a ocupar los barrios obreros. El saldo: siete muertos, 20 heridos y 700 encarcelados. En otra huelga de los transportistas en 1980 hubo cinco muertos como resultado de la represión gubernamental. Bajo el PRD, como bajo Balaguer, toda lucha social seria ha conducido a situaciones semiinsurreccionales.

A nivel internacional también el “cambio” introducido por el régimen de Guzmán fue puramente superficial. A pesar de que el PRD populista/liberal se afilió a la Segunda Internacional (la IS) hace algunos años, su objetivo fundamental sigue siendo administrar su pequeño estado insular como vasallo leal del imperialismo norteamericano. Se ofrecen gustosos como anfitriones de “reuniones cumbres” socialdemócratas caribeñas en Santo Domingo e invitan a dirigentes de la IS como Mario Soares de Portugal y Carlos Andrés Pérez de Venezuela a que actúen como observadores (léase “rehenes”) cuando temen un golpe militar. Pero sobre la cuestión de Afganistán, Guzmán respaldó el boicot de Carter de las Olimpíadas de Moscú. Sobre El Salvador, la República Dominicana se unió a otros ocho aliados de Reagan en Latinoamérica —incluyendo a las juntas chilena y argentina— para condenar el comunicado franco-mexicano (reconociendo al FDR/FMLN) como una “injerencia” en los asuntos internos de otro país. Y el PRD se ha negado reiteradamente a dar reconocimiento diplomático a la Cuba de Castro. En todas las cuestiones fundamentales bailan al son de Washington.

Apoyo crítico al PCD

Aquellos sectores de las masas dominicanas que sí rompieron con el PRD buscando una alternativa de lucha se orientaron en gran medida hacia la figura de Juan Bosch, recordado aún como símbolo de 1965. Los mítines electorales de Bosch atrajeron a muchedumbres volátiles de los tugurios de Santo Domingo. Contrariamente a su reputación, el “líder máximo” del PLD no es un hombre de izquierda sino un caudillo populista que ha girado desenfrenadamente de uno a otro extremo del espectro político burgués.

En la reciente campaña el único punto de “izquierda” definible en el inexistente programa de Bosch fue un llamado a que se nacionalicen las tierras de la Gulf & Western (mas no sus lucrativas empresas fabriles y turísticas). Conforme se acercaba el día de las elecciones, Bosch ponía en claro su oposición a toda clase de sublevación popular, declarando que la revolución socialista no sería posible “por muchos años” y que si ganaba el poder no gobernaría con izquierdistas y que más probablemente lo haría con algunos derechistas. Aunque Bosch obtuvo el apoyo de muchos izquierdistas de antaño, la “alternativa” que ofrecía estaba firmemente encajada dentro de los estrechos límites del capitalismo atrasado dominicano sujeto al dominio imperialista norteamericano.

También participaban en los comicios de mayo dos listas electorales de izquierda, Izquierda Unida y Unidad Socialista. Izquierda Unida es un bloque de diez grupos de “extrema izquierda”, herederos de la izquierda guerrillera maoísta/guevarista de los años 60. En su plataforma electoral la IU convocaba a la formación de un “gobierno democrático, popular y revolucionario”. Pero mientras instaba a los obreros a no votar por los partidos que representaban a los capitalistas, Izquierda Unida admite haber realizado “muchos esfuerzos” por acercarse al PLD del populista burgués Bosch para participar en una lista conjunta (Unidad Marxista Leninista, 11 de marzo de 1982). De tal manera que IU era explícitamente frentepopulista, es decir, intentó establecer una alianza de “frente popular” (como en España durante la guerra civil de los años 30 o Chile bajo el régimen de Allende) con los llamados “sectores progresistas” de la clase explotadora.

En contraste con los frentepopulistas de IU, la lista de Unidad Socialista encabezada por el Partido Comunista Dominicano (PCD) llama por un “programa socialista y anticapitalista”. En su plataforma electoral dicen que: “Como somos un país capitalista, y el proletariado es la clase explotada fundamental, hoy no puede haber en República Dominicana otra revolución que no sea socialista.” Aliado con otras dos agrupaciones pequeñas, el Movimiento por el Socialismo (MPS) y el Movimiento por la Unidad Socialista (MUS), proclaman que “el socialismo es tarea de hoy”. Critica el programa “democrático” de los maoístas por abrirle “un espacio a la llamada revolución nacional democrática del PRD”. Esto representa un giro inusitado y altamente episódico para un partido reformista estalinista pro Moscú.

Evidentemente la demagogia populista del PRD ha obligado al PC dominicano a adoptar una postura de izquierda rechazando “los esquemas de alianzas con la socialdemocracia que podrían ser válidos para otras situaciones” (Narciso Isa Conde, “Comunismo vs. Socialdemocracia”, 1981). Yendo aún más lejos, el PCD ahora rechaza incluso el tradicional esquema estalinista de la revolución “por etapas” para la República Dominicana. Y no tan sólo allí. En una conferencia sobre las “Características Generales y Particulares de los Procesos Revolucionarios en América Latina y el Caribe” que se celebró recientemente en La Habana, el delegado del PCD declaró:

“De manera que no se puede establecer una separación forzada entre una revolución denominada democrática y antiimperialista y otra socialista, ya que en la América Latina de hoy esas medidas están estrechamente vinculadas, forman parte de un solo torrente revolucionario, cuyo norte final es el establecimiento del socialismo a nivel mundial.”

Hablan los Comunistas, 6-13 de mayo de 1982

Esto tiene consecuencias sobre una serie de cuestiones, tales como las luchas en Centroamérica, donde el dirigente del PCD Narciso Isa Conde condena a los socialdemócratas que enfatizan “salidas negociadas”.

Conforme el imperialismo norteamericano ha subido la presión de su campaña de guerra antisoviética, esto ha intensificado dramáticamente la crisis del estalinismo mundial, una crisis que se ha hecho sentir agudamente dentro del Partido Comunista Dominicano. Así, el PCD protestó en 1968 contra la intervención de las tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, y durante años fue conocido como un partido semieurocomunista. Pero en 1980 ante la ofensiva antisoviética de los “derechos humanos” de James Carter, el PCD se pronunció por la intervención rusa en Afganistán. Más recientemente el PC dominicano ha entrado en una profunda crisis a raíz de los sucesos en Polonia. El pasado diciembre [de 1981] tres miembros destacados del PCD dimitieron del partido con una declaración “No a la intervención soviética en Polonia”. La posición oficial del partido rehusaba criticar las medidas represivas de Jaruzelski contra Solidarnosc, agregando a la vez que “ni la prolongación del uso de la fuerza” ni un “desenlace violento y trágico de esa crisis conducen a soluciones favorables a la causa del pueblo y del socialismo polacos” (Hablan los Comunistas, 17-24 de diciembre de 1981).

Juzgando desde lejos, la lista encabezada por el Partido Comunista Dominicano parece ofrecer al menos una oposición rudimentaria y coyuntural al populismo burgués y al frentepopulismo, y por lo tanto los luchadores por la causa proletaria pudieron dar un apoyo crítico a los candidatos de Unidad Socialista en las elecciones del 16 de mayo. Al mismo tiempo, los revolucionarios comunistas auténticos deben denunciar las peligrosas contradicciones del programa del PCD/US. Con relación a EI Salvador y para diferenciarse de Peña Gómez, el dirigente del PCD Isa Conde puede criticar la predilección de los socialdemócratas por las “salidas negociadas” con el imperialismo y la oligarquía. Pero en la República Dominicana, ¿qué? Durante el alzamiento de 1965 el Partido Comunista (entonces el PSP) fue el único grupo de izquierda que junto con el PRD se sometió a las “negociaciones” dictadas por la presencia de 42.000 marines estadounidenses. Los elementos combativos del PCD deben confrontar sin escaramuzas el papel contrarrevolucionario desempeñado por su partido en esos acontecimientos críticos, porque lo que está en juego es el futuro de la revolución dominicana.

La propaganda “socialista” de la campaña del PCD/Unidad Socialista es ante todo electorera; recuerda la vieja línea kautskyana del programa mínimo y programa máximo de la socialdemocracia. El PCD habla de socialismo, pero, ¿dónde está su intervención en luchas de importancia vital (como las huelgas de 1979-80) con el propósito de convertirlas en una amplia ofensiva obrera contra las multinacionales, el ejército y el gobierno del PRD? Aunque denuncia las varias amenazas golpistas, el PCD no insta a las masas a movilizarse para defenderse contra la reacción armada; en su lugar pide la depuración de unos cuantos “ultras” del cuerpo de oficiales que es virulenta y necesariamente anticomunista. Tales llamamientos son tan traicioneros como las prédicas de Allende de confianza en los oficiales “constitucionalistas” en Chile antes del desenlace sangriento de septiembre de 1973.

Este electoralismo también se refleja en el llamado del PCD/US a quienes “por alguna razón crean que deben votar por los candidatos presidenciales de las opciones políticas que se mueven dentro del sistema” a depositar un voto fraccionado a favor de los candidatos a diputados y locales de Unidad Socialista. De tal suerte que mientras se hacía campaña contra los populistas del PRD y PLD, y se denunciaban los coqueteos de Izquierda Unida a la burguesía “democrática”, aquí le abren las puertas al colaboracionismo de clases… ¡para ganarse unos cuantos votos más para concejales municipales!

¡Por una federación socialista del Caribe!

Salvador Jorge Blanco ha sido elegido presidente de la República Dominicana; el PRD sigue en el gobierno con el consentimiento del estado mayor dominicano y del Departamento de Estado norteamericano porque se presta voluntariamente como instrumento del dominio burgués e imperialista. ¿Y qué obtienen a cambio de su lealtad? Ronald Reagan presentó su respuesta al comunismo del sur del Río Bravo con su Iniciativa para la Cuenca del Caribe, recordando la “Esfera de Coprosperidad” de Japón en Asia Oriental durante los años 30, según la cual todos estos miniestados serán vinculados al mercado norteamericano a través de preferencias arancelarias. Bajo este plan la República Dominicana recibiría 40 millones de dólares en ayuda estadounidense mientras que el déficit de su balanza comercial (debido al alto precio del petróleo y el bajo precio del azúcar) es de 400 millones de dólares anuales.

Además, poco antes de las votaciones del 16 de mayo, Washington dio un paso que expresa claramente cuál es la relación de estos diminutos estados avasallados con el imperialismo norteamericano, imponiendo nuevas cuotas a la importación de azúcar. La República Dominicana se enfrenta así a la pérdida de más de la mitad de sus exportaciones. También, desde mediados de los 70 el precio del azúcar en el mercado mundial ha caído de 64 a 9 centavos de dólar la libra. Este deterioro en los términos del intercambio comercial, expresión directa del dominio imperialista, ha tenido un efecto desastroso en la economía dominicana. Tan es así que el otoño pasado durante una visita del vicepresidente norteamericano Bush al país, el presidente de la Cámara de Diputados dominicana le ofreció la siguiente comparación: Cuba vende azúcar a los soviéticos a un precio constante de 40 centavos de dólar la libra y compra petróleo a la URSS a 12 dólares el barril; la República Dominicana vende azúcar a los EE.UU. a 12 centavos de dólar la libra y compra petróleo en el mercado mundial a 35 dólares el barril. O sea que si fueran un satélite soviético, ¡los dominicanos estarían en mejores condiciones!

Pero por supuesto que la conservadora burocracia estalinista del Kremlin no está interesada en tener más satélites en el Caribe. Cuba les resulta lo suficientemente cara, y junto con Castro no se cansan de repetir a los sandinistas que hagan cuanto puedan por mantenerse dentro de la zona dólar (en otras palabras, no tocar a los capitalistas). El único modo de romper las cadenas del imperialismo, el cual condena a las masas caribeñas a un futuro de miseria aniquiladora, es a través de la revolución socialista internacional. Y si en la Rusia de Stalin el dogma del “socialismo en un solo país” fue un mito para justificar políticas antiinternacionalistas, el “socialismo en media isla” es un absurdo patente. La revolución obrera en la República Dominicana debe también proponerse la tarea de liberar a las masas haitianas del yugo de la dictadura títere de Washington que las oprime. Y particularmente, dado el número de dominicanos que viven en EE.UU. (más de medio millón en la sola ciudad de Nueva York), la revolución dominicana se desarrollará en estrecha unión con la revolución norteamericana. A través de la lucha por la revolución socialista y la emancipación nacional de colonias como Puerto Rico y neocolonias como Jamaica, y por la revolución política para reemplazar a la burocracia estrechamente nacionalista en Cuba, debe apuntar hacia el establecimiento de una federación soviética del Caribe como parte integrante de unos Estados Unidos Socialistas de América Latina.

¡Por acción obrera contra la migra!

¡Alto a las deportaciones racistas de Reagan!

¡Por acción obrera contra la migra!

Traducido de Workers Vanguard No. 305, 14 de mayo de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 12, febrero de 1983.

Aproximadamente 6.000 trabajadores extranjeros fueron apresados la semana pasada durante una muy publicitada redada del Servicio de la Inmigración y Naturalización (INS) estadounidense en barrios latinos, fábricas y talleres en todo el país. Los detenidos, 87 por ciento de ellos de origen mexicano, fueron llevados en manada por agentes de la Policía Fronteriza (Border Patrol) y el INS a corrales especiales de detención donde no se les permitía comunicarse con abogados ni familiares ni nadie. Por medio de la intimidación se obligó a muchos a firmar declaraciones de “salida voluntaria”, y centenares fueron echados inmediatamente en autobuses y llevados al otro lado de la frontera. La campaña de detenciones masivas, que duró una semana, fue parte integrante de la racista y anticomunista política de inmigración de la administración Reagan para “resguardar las fronteras de los EE.UU.” Bajo la denominación grotesca de “Operación Empleos”, fue un claro intento de hacer de los “forasteros ilegales” el chivo expiatorio por el enorme aumento del desempleo ― a la fecha 12,5 por ciento (unos 13 millones), la tasa más alta desde antes de la Segunda Guerra Mundial.

Las redadas racistas de Reagan constituyeron un ataque contra la totalidad del movimiento obrero y era obligación imperiosa de los trabajadores protestar urgentemente este atropello. La Spartacist League (SL) llevó a cabo manifestaciones en San Francisco y Los Angeles el 27 de abril ―al día siguiente de iniciada la abatida― y en Nueva York el 30 de abril para exigir: “¡Alto a las redadas del INS! ¡Alto a las deportaciones! ¡Plenos derechos ciudadanos para todos los trabajadores extranjeros y sus familias! ¡Asilo para los refugiados del terror de la junta salvadoreña!” En San Francisco los voceros espartaquistas hicieron referencia al peligro que en particular se enfrentan los salvadoreños detenidos: para ellos la deportación significará sin duda alguna la tortura y la muerte. En Nueva York las protestas se enfocaron sobre la situación desesperada de los refugiados haitianos internados en los campos de concentración de Ronald Reagan para los negros “ilegales”.

Además de alentar la xenofobia, otro propósito principal de las redadas era intimidar a los obreros indocumentados. En Los Angeles, mientras “la migra” caía en los lugares de trabajo muy de mañana, la numerosa población hispana no salía a la calle. Desde días antes, los rumores reportados en la televisión mexicana sobre la inminente abatida habían convertido al centro de Los Angeles en una ciudad abandonada. Las ventas en los grandes almacenes a lo largo de la Broadway, una avenida normalmente muy animada, se redujeron en un 40 a 80 por ciento. El nivel de ausentismo en las fábricas era tan alto que muchos fabricantes se vieron obligados a reducir e incluso parar la producción. El propietario de una cadena de teatros donde se exhiben películas en español informó que sus taquillas registraban una baja del 70 por ciento en la venta de entradas. Lo único que lograron las redadas fue “apresar gente de piel morena… e infundir miedo y dolor a toda la comunidad hispana” (Los Angeles Times, 5 de mayo). Un incidente ocurrido el sábado fue un indicio del terror que reinaba en Los Angeles, donde según datos oficiales un 27 por ciento de la población es procedente de otros países. Un grupo de maoístas tenía planeado desfilar por la Broadway en ocasión del 10 de mayo y la policía de Los Angeles cayó sobre ellos. La gente que andaba de compras, creyendo que la imponente presencia policial era una redada de la migra, de repente se esparció a los cuatro vientos. Un tendero comentó: “No lo podía creer. Algunos de ellos [los clientes] abandonaron simplemente sus paquetes de compras sobre mi mostrador y desaparecieron. Las madres dijeron ‘vengan niños’ y se los llevaban de la mano.”

¿Quién más haría este trabajo?

Todo el guión de la “Operación Empleos” fue elaborado para tener impacto político, supuestamente enfocándose sobre “trabajos de alta remuneración”, como programadores de computadoras, que “deberían pertenecer a los ciudadanos”. Pero resulta que no encontraron ninguno. Al final el INS informó que el salario promedio de los detenidos era de 4,75 dólares por hora. De modo que se abatió sobre la gente de siempre ―conductores de taxis “piratas” en Nueva York, limpiadores de pescado en bodegones del Medio Oeste, cocedores de calzado en los talleres de Los Angeles. En Chicago la lista de “oportunidades de trabajo” creadas como resultado de las redadas fue pasada a laOperación PUSH, organización de fomento del “capitalismo negro” del Rev. Jesse Jackson. Un comerciante en frutas y legumbres del Bronx que acusó a los agentes del INS de haber llegado “como la Gestapo”, informó pocos días más tarde que las “vacantes” habían sido llenadas por otros ilegales. “¿Quién más querría hacer este trabajo?” preguntó, señalando a los trabajadores que levantaban pesados bultos de papas y seleccionaban frutas y legumbres. “Nadie más, sólo esta gente.”

Los aproximadamente seis millones de trabajadores extranjeros indocumentados que hay en este país en la actualidad, están aquí porque el capitalismo norteamericano necesita de mano de obra barata, no sindicalizada y sin derechos legales, sometida a una sobreexplotación para mantener “competitivas” (léase rentables) a ciertas industrias. Durante los períodos de auge (“boom”) de la economía los patrones están complacidos de tenerlos para los trabajos agobiantes en el agro y de poder hacerlos sudar a cambio del salario mínimo (o por menos) para los capitalistas cucarachas de industrias en decadencia. El sufrimiento brutal e inhumano al que son sometidos los trabajadores agrícolas migrantes mexicanos y haitianos se dio a conocer en recientes procesos judiciales a “contratistas de mano de obra” en el Sur acusados de secuestro, servidumbre involuntaria, peonaje y esclavización. Pero cuando llega el “crac” del ciclo económico, la represión gubernamental a los trabajadores indocumentados sirve como una válvula de escape para el desasosiego potencialmente explosivo creado por el desempleo masivo. El año pasado el INS deportó, solamente a México, a 850.000 “ilegales”.

Con todo su histerismo por “cerrar las fronteras de los EE.U.U.” al comunismo “mojado” tratando de cruzar el Río Bravo, Ronald Reagan, vinculado desde hace mucho tiempo al capitalismo agrícola de California, está sobre todo interesado en controlar el flujo de trabajadores extranjeros. El proyecto de ley de inmigración que Reagan ha enviado al Congreso hace referencia a “trabajadores huéspedes” al estilo de los Gastarbeiter de Alemania Occidental. Lo que quiere la actual administración es el restablecimiento del programa bracero de a principios de los años 50, en el que la mano de obra de peones era suministrada por el gobierno mexicano. (Así se les puede confinar a barracas en el campo lejos de las ciudades donde podrían “causar problemas” y hacer uso de servicios sociales.) Pero con la recesión que siguió al fin de la guerra de Corea este programa fue cancelado, y con la “Operación Mojados” decenas de millares de trabajadores inmigrantes mexicanos fueron detenidos y metidos en campos de concentración a todo lo largo del Río Bravo. El cantante folklórico norteamericano Woody Guthrie captó la desesperanza de las víctimas sin rostro y sin nombre en su canción, “All They Will Call You Will Be, Deportee” (“Deportado”).

¡Defender al obrero inmigrante!

Desde los talleres de costura pasando por las minas de carbón de las Montañas Apalaches hasta las fábricas de acero y plantas automotrices del Medio Oeste, históricamente la industria norteamericana fue creada casi exclusivamente con la fuerza de trabajo de obreros inmigrantes. La defensa de los trabajadores de origen extranjero ha sido siempre una tarea clave para quienes se proponen organizar a la clase obrera en contra de los esfuerzos de los patrones por dividir para reinar. Sin embargo, en los primeros años de la lucha de los obreros por organizarse, cuando estaba en gran parte limitada a los oficios calificados, la AFL de Gompers y las organizaciones sindicales que la precedieron (a excepción de los Caballeros del Trabajo [Knights of Labor]) no querían tener nada que ver con los trabajadores inmigrantes y alentaron de la manera más pérfida el racismo de la “amenaza amarilla” (oriental).

En el período de la posguerra, el movimiento sindical norteamericano se ha mostrado desvergonzadamente indiferente ante la suerte de los trabajadores extranjeros. Y recientemente hasta los burócratas sindicales “progresistas” han empezado a impulsar lemas chauvinistas estilo “Norteamérica primero”. La respuesta del jerarca del sindicato de los obreros automotrices (UAW) Doug Fraser a la crisis de la industria automovilística es el veneno del proteccionismo anti-japonés. César Chávez del sindicato de los trabajadores agrícolas (UFW) ¡pidió a la Policía Fronteriza que hiciera redadas para acorralar trabajadores mexicanos indocumentados en los campos de California! En el Congreso estadounidense la confederación sindical AFL-CIO apoya el proyecto de ley Simpson-Mizzoli (S.2222) para que se haga más difícil a los patrones dar empleo a trabajadores extranjeros. Hay algunas excepciones. Después de confiar durante años en sus cantinelas patrioteras, el sindicato de la industria de la costura (ILGWU) ha comenzado por fin a organizar a los “ilegales”. Pero se necesita mucho más.

Los ataques de Reagan contra los obreros, del aplastamiento del sindicato de los controladores de tráfico aéreo (PATCO) a la deportación de trabajadores indocumentados, deben ser enfrentados con una defensa combativa que movilice el poder de la clase obrera. Los sindicatos debieron haber actuado para impedir la entrada de los agentes del INS a las fábricas y haber llamado a la huelga en contra de las redadas. Donde industrias enteras son afectadas, como la de la costura en Los Angeles, una dirección sindical combativa decretaría un paro total de esta rama ante un ataque de los polizontes del INS. (Y puesto que de cualquier modo miles se quedarían en sus casas por temor a “la migra”, esto podría ser una poderosa táctica para organizar industrias predominantemente no sindicalizadas.) Ya que las gavillas de los KKK y las bardas fascistas, que mañana serán utilizadas contra el movimiento sindical, tratan de reclutar a blancos desesperados mediante el terror racial, los sindicatos deben liderar movilizaciones de obreros y negros contra los ataques racistas. El movimiento sindical debe exigir plenos derechos ciudadanos para todos los trabajadores extranjeros y ponerse a la cabeza de protestas en contra de las deportaciones.

Desde los talleres de Nueva York hasta las regiones del sur y el suroeste del país donde se concentra la mayoría de los trabajadores indocumentados, es necesario que se inicie una combativa campaña para “organizar a los no organizados”. Y sólo podrá tener éxito si los sindicatos defienden a los “ilegales”. Como parte de la lucha por empleos para todos, las organizaciones sindicales deben exigir una semana laboral más corta sin reducción del salario. Pero dadas las crisis cíclicas del capitalismo, así como su dependencia de una reserva permanente de desempleados, esta demanda debe formar parte de una movilización revolucionaria de los trabajadores: Por un gobierno obrero que expropie a la burguesía y establezca la economía planificada, eliminando así el desempleo que es el azote de un sistema social arcaico.

Protesta clasista contra las redadas de la migra

Inmediatamente después del anuncio de la acometida racista, la Spartacist League/Spartacus Youth League (SL/SYL) y militantes sindicales combativos anunciaron acciones de protesta. El 27 de abril en Los Angeles, la noticia de una manifestación iniciada por la SL/SYL fue ampliamente difundida por los medios de comunicación, encontrando un eco de sentida indignación en esta ciudad que tiene la mayor concentración de mexicanos en los EE.UU. La protesta fue el acontecimiento principal en el noticiero vespertino del canal 5 de televisión; también se informó sobre la manifestación en el canal 13 y en la radioemisora KFWB. También en San Francisco, donde la manifestación fue anunciada en una conferencia de prensa contra las redadas convocada por el Local 2 del sindicato de empleados de hoteles y restaurantes (muchos de cuyos afiliados son extranjeros), los canales de televisión 2 y 14, así como varias radioemisoras dieron amplia información al respecto.

Además, en el sindicato de los obreros portuarios (ILWU) combativos oposicionistas clasistas del Militant Caucus emitieron un llamado por acción sindical contra las redadas. Una resolución del Caucus al consejo ejecutivo del Local 6 del sindicato decía:

“Las redadas ‘represivas’ del INS durante esta semana constituyen un intento racista por parte de la administración Reagan de culpar a los trabajadores extranjeros por el enorme aumento en el número de cesantes que es resultado directo de la política de desempleo de Reagan. Por esta razón la ILWU (1) tomará medidas para impedir que sus afiliados sean sacados de sus trabajos por las redadas del INS, y (2) la IL WU convocará a una manifestación ante las oficinas del INS este viernes al mediodía (30 de abril) para protestar contra estos ataques racistas.”

El presidente del Local 6 Keith Eickman suprimió esta moción con el argumento increíble de que “no podemos interferir con la ley.” (¡Si esto fuera cierto, el movimiento sindical de nuestros días nunca hubiese sido construido!) Como la indignación causada por las redadas continuó, la SYL organizó un mitin de protesta de frente unido en la San Francisco State University el 5 de mayo que contó con el apoyo de varias personas conocidas en el recinto universitario (el director del Centro de la Mujer, miembros de la Organización de Estudiantes Griegos y miembros de la organización hispana La Raza).

La vida para los trabajadores extranjeros indocumentados bajo la reacción racista de Reagan es horrible y brutal. Refugiados haitianos hacinados en la zahúrda de la Avenida Krome en Miami; pudriéndose tras los alambres de púas sobre el suelo pelado de Fort Allen, Puerto Rico; con el frío calándoles los huesos y en huelga de hambre en las “Siberias norteamericanas” de Lake Placid y Otisville, Nueva York. Refugiados salvadoreños mantenidos incomunicados en el campo de concentración de El Centro en el sur de California, pidiendo asilo mientras el gobierno norteamericano niega que corran peligro alguno si se les envía de regreso a su país para enfrentarse a los escuadrones de la muerte. Miles y miles de trabajadores mexicanos deportados después de la temporada de cosechas, detenidos en allanamientos de fábricas o en las calles en las redadas estilo Gestapo del INS. Pero no a todos los extranjeros se les cierran las puertas de la “tierra de la libertad”. Los renegados anticomunistas polacos son recibidos con brazos abiertos. Una portavoz de la Spartacist League, Diana Coleman, expresó en la protesta del 27 de abril en San Francisco:

“Para los refugiados salvadoreños y haitianos que huyen de las sanguinarias dictaduras que gobiernan sus países no hay asilo aquí. Pero sí hay asilo si se es un criminal de guerra nazi, sí hay asilo si se es un fascista croata. Si se es un torturador vietnamita, un mercenario nicaragüense o un gusano cubano, las puertas de los EE.UU. estarán siempre abiertas para uno.

“A esta abatida racista se le ha llamado ‘Operación Empleos’ y constituye el más grotesco intento por parte de la administración Reagan de culpar a los trabajadores mexicanos por el desempleo en este país. Pues bien. Los trabajadores mexicanos y salvadoreños no causaron la bancarrota de la Chrysler. No fueron los trabajadores mexicanos quienes hicieron que cerrara la planta de la General Motors en Fremont. No son ellos quienes han convertido a Detroit en un inmenso mar de cesantes. Es el capitalismo en crisis y la política de la administración Reagan.”

La lucha contra la victimización de los trabajadores extranjeros sólo puede tener éxito al integrarse en la lucha global por la revolución socialista.

¡Por plenos derechos ciudadanos para los obreros extranjeros!

¡Asilo para los refugiados del terror de la junta!

¡Triunfo militar a los insurgentes de izquierda!

El Salvador: ¡Por revolución obrera!

¡Triunfo militar a los insurgentes de izquierda!

  

Traducido de Workers Vanguard No. 304, 30 de abril de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 12, febrero de 1983.

Los varios liberales y radicales pequeñoburgueses que quieren “terminar la guerra” en El Salvador se enfrentan a un problema político imposible: cómo dar respuesta a la Spartacist League (SL), que lucha por que los izquierdistas salvadoreños ganen la guerra en contra del imperialismo estadounidense y de su junta militar. CISPES (Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador), PAM (Movilización Popular Antiguerra), los “palomas” del Partido Demócrata y los reformistas seudosocialistas han hecho lo imposible para aislar a los trotskistas de la SL. Se han cogido de los brazos, formando grupos grandes de matones para impedir nuestra participación en las marchas, y repetidamente han acudido a la policía en contra de la Fila Antiimperialista iniciada por la SL. Pero muchos de sus propios partidarios todavía no comprenden porqué los que levantan la bandera del “Triunfo militar a los insurgentes de izquierda” en El Salvador deben ser apartados de las protestas en torno a El Salvador. Sobre todo porque los rebeldes están ganando en el campo de batalla, y porque la reciente “victoria” en el simulacro de elecciones de los asesinos ultraderechistas convierte la palabrería sobre una “solución política” negociada en utopismo completo y nada menos que suicida.

Los radicales y liberales junto con los reformistas buscan defender lo indefendible, y esto los lleva al frenesí. Pretenden que el conflicto salvadoreño es simplemente una agresión norteamericana, es decir, no hay una guerracivil; y que no tiene nada que ver con la Guerra Fría de EE.UU. contra los soviéticos. Pero el Pentágono no ha hecho de El Salvador el tercer país en importancia como destinatario de la ayuda militar estadounidense, y no gasta U$ 52.300.000 millones en cohetes MX, bombarderos B-l y demás, simplemente para proteger las plantaciones de café de los hermanos Hill y para oprimir a los campesinos. Los intereses en juego en Centroamérica son de importancia mundial, y en el conflicto entre el imperialismo norteamericano y la Unión Soviética – sobre Polonia, Afganistán y otras partes – estos pacifistas de Guerra Fría se alínean no solamente con los Demócratas liberales pero también con Reagan/Haig. Quieren esconder este hecho básico, y es por eso que deben excluir a la Spartacist League que dice la verdad sin ambages. Nuestra demanda por un triunfo definitivo de los rebeldes en El Salvador y nuestra defensa del bloque soviético en contra del imperialismo entorpece sus intentos de acomodarse con la burguesía.

Asimismo estos sinvergüenzas vendidos, quienes piden y provocan la intervención de la policía capitalista para expulsar a los comunistas, recurren a calumniosas acusaciones contra la SL, tachándonos de policías. La misma gente que orgullosamente lee los saludos de Teddy Kennedy e invita a congresistas Demócratas como oradores oficiales en su manifestación en Washington el 27 de marzo nos acusa a nosotros, a los que llamamos por “Romper con los Demócratas – Por acción obrera para derribar a Reagan”, ¡de ser agentes dé los capitalistas! Pretenden que los “espartaquistas ayudan a Reagan – ¡a causa de nuestra llamada por la derrota del imperialismo norteamericano, por el triunfo militar de los guerrilleros del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y por la revolución obrera en toda la región! Pero aun, aquellos que han sido bien entrenados en el método estalinista de la Gran Mentira encuentran dificultades en hacer aceptar esta línea, así que han inventado un nuevo truco. De repente los “palomas” que han preconizado un arreglo entre el Frente Democrático Revolucionario (FDR) opositor y la carnicera junta militar dicen: “¿Por qué este lío? ¿Acaso hay alguien que no apoye un triunfo militar izquierdista en El Salvador?”

El problema, según dicen, es que los “trotskos” (que hoy en día, se pronuncia “espartacos”) tienen el mal gusto de decirlo en alta voz. El comentarista Alexander Cockburn escribió en el Village Voice (6 de abril de 1982) que “la línea de la SL de triunfo al FDR/FMLN es irrecusable”, pero … “deberían dejar de comportarse como pendejos” dado que “es probable que la mayoría de los manifestantes en la marcha principal también favorecen el triunfo del FDR/ FMLN”. La semana siguiente este órgano de la opinión radical/liberal publicó en lugar destacado una carta que (después de un intento de justificar la masiva represión policíaca en contra de la SL el 27 de marzo con mentiras tales como que los espartaquistas anduvimos “armados con cachiporras”) pretende mañosamente que “Lo decimos oficialmente: CISPES se pronuncia por la autodeterminación salvadoreña por la vía del triunfo militar o por la negociación ….” Hasta el reformista Socialist Workers Party (SWP) está cantando esta música, afirmando que “el hecho de que un componente importante del nuevo movimiento antiguerra apoye conscientemente la victoria de las fuerzas rebeldes representa un factor positivo para este movimiento” (Perspectiva Mundial, 19 de abril de 1982).

Bueno, como remarcó cínicamente Stalin, el papel aceptará todo lo que se escribe sobre él. Es una autocondena elocuente: he aquí los “palomas” en torno a El Salvador apoyando el programa que repetidamente durante el último año han buscado silenciar. Atrapados entre la espada de la cuestión rusa y la pared del frente popular, que es siempre y en todas partes la cuestión de la revolución, se oponen a un triunfo militar de la izquierda en El Salvador porque sus padrinos, los Demócratas liberales, bien comprenden que esto abre la puerta a la revolución social en Centroamérica. Se niegan a defender a Cuba y la URSS porque se trata de revoluciones anteriores, no importa cuan degenerada o deformadas burocráticamente, cuya destrucción es buscada por todas las alas de la burguesía-tanto halcones como palomas. Y siendo que la exclusión y la calumnia no alcanzan a ocultar su claudicación, no hay más remedio que recurrir a la mentira.

Quién apoya el triunfo militar izquierdista

Clarifiquemos algunos hechos fundamentales. CISPES jamás ha llamado por el triunfo de los guerrilleros del FMLN en El Salvador. Al contrario, marchan bajo la bandera “Apoyar reconocimiento franco-mexicano del FDR”, que representa una movida diplomática por sectores imperialistas más clarividentes para atajar la revolución social en Centroamérica al negociar una componenda, la llamada “solución política”, entre los izquierdistas salvadoreños y la junta militar. El presidente socialista de Francia, Mitterrand detalló sus propósitos anticomunistas en una entrevista reciente: … los Estados Unidos deben comprender que al oponerse a las exigencias del pueblo crean oportunidades para Cuba y la Unión Soviética” (New York Times, 26 de abril de 1982). Si muchos de los manifestantes en Washington apoyaban una victoria rebelde, no se debe al CISPES, ni tampoco al SWP que no ha hecho mención previa de la cuestión, salvo en su condena de la posición de la SL como “ultraizquierdista”.

El SWP reformista está jugando un doble juego, como mínimo, sobre la cuestión de tomar partido por los insurgentes salvadoreños. Para el consumo internacional, Fred Feldman sostuvo en las páginas de Perspectiva Mundial que, “En un grado mucho mayor que durante la guerra de Vietnam, los manifestantes [el 27 de marzo] se identificaron con los revolucionarios salvadoreños que Washington busca aplastar.”. Ni siquiera se menciona la exclusión de la Fila Antiimperialista de la SL por los policías y los matones. En un artículo muy distinto destinado al consumo interno, sin embargo, Suzanne Haig escribe en el Militant (9 de abril de 1982) del SWP sobre la misma manifestación en Washington sin mencionar una sola palabra sobre el apoyo por la “victoria de las fuerzas rebeldes”. En cambio denuncia una pancarta espartaquista que dice “¡No a las negociaciones con el carnicero Duarte!”

La principal estratagema de defensa de los reformistas, sin embargo, es de esconderse tras el FDR/FMLN. El artículo del Militant sobre la marcha del 27 de marzo culpa a la SL de haber organizado una “contramanifestación … en contra de la dirección de las fuerzas salvadoreñas de liberación y de su llamado por la paz y las negociaciones …” y el represéntante del FDR Arnaldo Ramos dijo en Washington el 27 de marzo:

“En el plano militar, durante los últimos dos años las fuerzas del FMLN han contenido con éxito cada ofensiva importante contra sus zonas de control. Sin embargo, no nos enorgullecemos de nuestro accionar militar. Hemos hecho hincapié, tanto con la administración estadounidense como con el pueblo norteamericano, en que queremos la paz. Que estamos listos hoy, mañana, a sentarnos a negociar, a intentar impedir que esta guerra centroamericana se lleve a cabo.”

Anteriormente Zamora había dicto a Newsweek (15 de febrero de 1982), “Una victoria militar de los [rebeldes] encontrará a los EE.UU. completamente hostiles … y la gente del mundo de negocios y de las profesiones buscarían salir [de El Salvador]. Bajo estas circunstancias, ¿qué chances tiene el pluralismo?”

¿Es ésta la voz de las “fuerzas de liberación” salvadoreñas? Un artículo en el Los Angeles Times (15 de marzo de 1982) señala diferencias crecientes al interior de la coalición FDR/FMLN de cinco grupos guerrilleros con varios partidos burgueses y pequeñoburgueses marginales:

“[El jefe del FDR Guillermo] Ungo habla de la moderación y de la justicia social y económica …

“[Las Fuerzas Popular de Liberación] de Salvador Cayetano Carpio, quien rompió con los comunistas de El Salvador hace 20 años por creerlos demasiado moderados, habla no de la negociación sino de una larga guerra encarnizada y de una victoria militar.”

Sin embargo, Cayetano Carpio llama por un “gobierno democrático revolucionario, y no por un gobierno socialista”, que abarcaría toda la gama desde “grandes hombres de negocios hasta pequeños campesinos y comerciantes” (New York Times, 9 de febrero de 1982). Y parece que están creciendo las tensiones entre los combatientes en el campo y los políticos frentepopulares que recorren los circuitos de cócteles de Ciudad de México y Washington, D.C. El articulo del Los Angeles Times informa:

“Los rebeldes en el campo no quieren un cese de fuego, creyendo que daría al gobierno un descanso mientras se entrenan nuevas tropas en los Estados Unidos. Pero la organización política rebelde basada en México dice ahora que aceptaría un cese de fuego si empezaran las pláticas.”

Además de los Ungo y los Zamora, los Mitterrand y los López Portillo, también los liberales imperialistas norte-americanos se preocupan por la amenaza al “pluralismo” (es decir, al capitalismo) si los guerrilleros izquierdistas ganan la guerra en El Salvador. Un ayudante al representante Demócrata Michael Barnes, uno de los principales partidarios en el Congreso norteamericano de una “solución política”, dijo al Los Angeles Times:

“‘Si la izquierda gana un triunfo militar, sería dominado por los guerrilleros casi por definición. Echen una mirada a Nicaragua, donde de hecho dejamos a la izquierda ganar un triunfo militar – es decir, la extrema izquierda armada …’

“Johnson cree que los Estados Unidos deberían haber buscado una solución política en Nicaragua antes de que la izquierda ganara un triunfo militar. Una vez que los guerrilleros tomaron Managua, dijo, las cosas se pusieron difíciles para los moderados.

“‘Estos tipos (los sandinistas de Nicaragua) creen que son revolucionarios. Combatieron por la revolución, ganaron la revolución, son la vanguardia de la revolución’, dijo. ‘Ahora, están en el poder y no van a entregarlo. Así son los revolucionarios.’ …

“En El Salvador, dijo, los Estados Unidos deberían fomentar las negociaciones con gente de la izquierda moderada y democrática, como Ungo, que los radicales necesitan como mediadores …

“‘Así que pienso que la izquierda moderada rápidamente perdería la partida si hubiese un triunfo militar, y la izquierda más extrema consolidaría su poder’.”

Estos son los “palomas” respecto a El Salvador, apoyados por el CISPES y el SWP: astutos voceros imperialistas cuyos llamados por una “solución política” tienen como propósito mantener a la “extrema izquierda” fuera del poder.

La “institucionalidad” del ejército

¿En qué consistiría un tal “acuerdo negociado”’? Un largo artículo en el New York Times del 18 de marzo [de 1982] puntualizó los planes de la oposición salvadoreña en detalle. Según el corresponsal Alan Riding, éstos incluyen: un “gobierno provisional amplio que incluiría a representantes del ejército, partidos políticos conservadores y el sector privado además del FMLN y del FDR, sin que ningún grupo en particular ejerza el control”; realización del plan de reforma agraria iniciado por la junta militar; “respeto de las inversiones extranjeras existentes”; una “política extranjera no alineada, con especial énfasis en el mantenimiento de relaciones amistosas con los Estados Unidos”.

Sobre todo la clave es la “preservación de la ‘institucionalidad’ del ejército, que ‘se depuraría’ de oficiales culpados de la actual represión y que posteriormente incorporaría a elementos de los guerrilleros”. Riding cita un dirigente rebelde no identificado que dice, “Los sandinistas [nicaragüenses] ganaron una victoria absoluta porque la Guardia Nacional de Somoza se desgarró. Estamos dispuestos a hacer concesiones en una solución negociada antes de que se desgarre el ejército salvadoreño.” Roberto Roca, uno de los cinco principales comandantes del FMLN, también es citado: “La mejor garantía [para los Estados Unidos] es de evitar una derrota total del ejército.” Y otro dirigente del FMLN, Fermán Cienfuegos: “Vemos a la ofensiva como consolidando nuestra posición; militar para las negociaciones.” Para los marxistas, quienes comprendemos que el centro del poder estatal capitalista son las fuerzas armadas, y en particular la oficialidad, que no pueden ser transformadas en su opuesto sino que deben seraplastadas, tales propuestas liberales señalan un desastre sangriento.

“Preservar la institucionalidad del ejército” – ¿recuerda la frase? Claro, ¡Chile! Para obtener la confirmación del Congreso chileno como presidente del país en 1970, Salvador Allende Gossens, dirigente del frente popular de la Unidad Popular (UP), consintió a una demanda de los Demócratas Cristianos de que “se respeten las estructuras orgánicas y jerárquicas de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros, etc.” (Alain Labrousse, El experimento chileno [1973]). El Estatuto de Garantías Constitucionales votado por la UP y firmado por Allende hizo anticonstitucional la formación de milicias obreras o el nombramiento de oficiales policiales o militares no entrenados en las respectivas academias. Igual que el FDR/FMLN salvadoreño, que alaba oficiales “progresistas” como el coronel Majano, la UP de Allende pregonaba la confianza en oficiales “constitucionalistas” tales como … el general Pinochet. El resultado: 30.000 asesinados en el golpe de 1973, 100.000 arrestados, casi un millón forzados al exilio.

Una componenda con la junta militar salvadoreña, igual que el acuerdo de Allende de respetar la “institucionalidad” de las fuerzas armadas, no “acabará con el derrame de sangre”. Por el contrario, sentará las bases para un baño de sangre estilo chileno para los obreros desarmados. Recuerden la conocida escena cuando los dirigentes rebeldes firman un acuerdo con el tirano, los insurgentes entregan sus armas y entonces empieza la massacre. Hoy el PC acusa a los espartaquistas de “urgir al pueblo salvadoreño a seguir la lucha armada hasta la última gota de sangre campesina” (Daily World, 30 de marzo de 1982). En Chile durante los últimos meses antes del golpe los estalinistas en forma parecida enarbolaban la consigna traicionera “¡No a la Guerra Civil!”. Frente a la guerra civil los que levantan las consignas pacifistas de “terminar la guerra” en vez de ganarla son los enemigos más peligrosos de la clase obrera. La única vía para terminar con las masacres, para terminar el derrame de la sangre campesina, es de barrer a los verdugos y carniceros mediante la revolución obrera. Este es el programa de los trotskistas; los frentepopulistas harán lo imposible para enterrarlo.

Antiimperialismo en el extranjero, lucha de clases en el propio país

La Spartacist League dice que El Salvador es el frente de la campaña de guerra antisoviética del imperialismo estadounidense. CISPES/PAM/SWP/PC/WWP y los pocos grupúsculos centristas saben y temen que las cosas son así. Esta comprensión alimenta la vehemencia hipócrita con que lo niegan. Arguyen que la intervención de Reagan no es justificada porque no intervienen los soviéticos. Por consiguiente, ¡una intervención soviética justificarla la intervención norteamericana! Esta es la premisa de los liberales estilo Kennedy que los radicales/liberales y reformistas también aceptan. Es por eso que levantan la consigna absurda “Alto a la guerra de EE.UU. en El Salvador” – pretendiendo que no hay una base interna para la contrarrevolución allá; pretendiendo que El Salvador no tiene nada que ver con la Guerra Fría.

Dicen los frentepopulistas, ¿con qué autoridad les decimos a “los salvadoreños” qué deben hacer? Preconizan la “autodeterminación mediante triunfo militar o negociaciones”, lo que quiera el profesor Ungo. Este es el sello del reformismo socialdemócrata. Los bolcheviques de Lenin no compartían, en ningún sentido, esta arrogancia liberal imperialista. He aquí las palabras de León Trotsky al respecto:

“Lo que caracteriza al bolchevismo en la cuestión nacional es que trata a las naciones oprimidas, incluso a las más atrasadas, no solamente como objetos, sino también como sujetos políticos. El bolchevismo no se limita a reconocerles ‘el derecho’ a la autodeterminación y a protestar en el parlamento contra la violación de este derecho. El bolchevismo penetra en las naciones oprimidas, las levanta contra sus opresores, liga su lucha a la del proletariado de los países capitalistas, enseña a los oprimidos, sean chinos, indios o árabes, el arte de la insurrección, y asume la plena responsabilidad de este trabajo ante los verdugos civilizados. Solamente ahí es donde comienza el bolchevismo, es decir, el marxismo revolucionario en acción.”

— León Trotsky, “Y ahora? Problemas vitalés del proletariado alemán” (enero de 1932), La lucha contra el fascismo(Editorial Fontamara).

El Salvador no es una excepción: Guatemala, 1954; Santo Domingo, 1965; Vietnam, 1945-1975 – en tanto persista el sistema imperialista habrán nuevos El Salvador, nuevos Vietnam. La fuerza clave para destruir al imperialismo es la clase obrera de los centros imperialistas. La SL lucha para que el movimiento obrero norteamericano boicotee todo cargamento militar a las dictaduras derechistas de América Central, para lanzar huelgas políticas en el caso de una intervención directa de los EE.UU. La solidaridad más concreta que se puede brindar a las revoluciones latinoamericanas es de construir un partido comunista para dirigir la revolución obrera “en las entrañas del monstruo”.

Un triunfo militar de la izquierda en El Salvador abre el camino a la revolución obrera en toda Centroamérica extendiéndose al poderoso proletariado de México. Plantea la necesidad urgente de una revolución socialista en los mismos Estados Unidos. Nosotros lo decimos. Ellos lo temen. Es por eso que quieren aplastar a los espartaquistas. Pero estas tareas se imponen implacablemente por la lucha contra Reagan y sus títeres. La única alternativa real es revolución o muerte, socialismo o barbarie a escala mundial. Aquellos que buscan evadir esta alternativa o son imbéciles o charlatanes, o ambos.

EEUU/DEA ¡Manos fuera de Centroamérica!

¡Defensa de Cuba y la URSS comienza en El Salvador!

¡Romper con el Partido Demócrata – Por acción obrera para derribar a Reagan!

(Importantes críticas adjunta)

“A lo largo de los años 80, la SL desarrolló una fuerte tendencia a reducir el trotskismo a la cuestión del defensismo soviético. Ese giro fue parcialmente reconocido en la época en que yo era miembro de la juventud de la Liga Espartaquista. Desde que pasó a ver la defensa de la URSS como la cuestión central en todos los lugares y ocasiones, desde Nicaragua hasta Alice Springs, Australia, surgió una tendencia para ver el mundo a partir del estrecho punto de vista de la pregunta ‘¿está bien así para Rusia?”  “Frecuentemente se escribía y se afirmaba internamente que la defensa de la URSS era la ‘brújula política’  de la SL, que iría a prevenir su degeneración, un tipo de talismán mágico para espantar los espíritus del antitrotskismo. En contraste, el Programa  de Transición declara que la Cuarta Internacional debe ‘basar su programa en la lógica de la lucha de clases’, lo cual es bien diferente a usar la defensa de la URSS como una brújula política.”

Grupo Internacionalista/ Liga por la IV Internacional:Aun dando vueltas en torno de una ‘explicación seria’

17 de agosto de 2010

Militantes telefonistas por acción obrera contra las deportaciones

Militantes telefonistas por acción obrera contra las deportaciones

Traducción de una hoja volante publicada por el Militant Action Caucus (MAC), tendencia opositora clasista dentro del Communications Workers of America (CWA – sindicato de la telefónica), en Los Angeles, California el 9 de marzo de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 12, febrero de 1982.  

La ofensiva racista de Reagan se está calentando. Reagan, a través del INS [U.S. Immigration and Naturalization Service – “la migra”], ha declarado la guerra contra los trabajadores sin documentos. Las cartas Silva, que durante un tiempo sembraron esperanzas de poder obtener la residencia legal, se han convertido en una lista de nombres para las redadas. Estas “barridas” masivas, que según el INS triplicarán el número de deportaciones, han sembrado elterror en los barrios latinos y asiáticos. Los allanamientos de fábricas y el aumento del patrullaje policial han llegado al punto de que ir al trabajo o llevar el niño a la escuela significa correr el riesgo de ser agarrado. Muchas familias están viviendo bajo el temor constante de ser deportadas. Para los salvadoreños en este país el ser deportados significa la muerte.

Los racistas de Sudáfrica, los carniceros de Turquía, América del Sur y Centroamérica y déspotas como Marcos [en las Filipinas] son los amigos de Reagan. Este deporta haitianos, salvadoreños y trabajadores mexicanos al mismo tiempo que recibe con los brazos abiertos a gusanos, somocistas y fanáticos anticomunistas polacos. Las “barridas” de la migra son un componente integral de esta ofensiva racista contra las minorías. Los ataques contra el derecho al voto, la eliminación de programas sociales, la exención de impuestos por gastos educativos para escuelas privadas racistas y el aumento en los asesinatos por la policía, como el de Ron Settles, no son una coincidencia. La reciente revelación de la existencia de esclavos indonesios al servicio de los ricos en Beverly Hills no es tampoco una casualidad en la América de Reagan. Reagan quiere que los obreros norteamericanos odien a los “extranjeros” para así alimentar su campaña de guerra antisoviética. Como lo prueba PATCO [el sindicato de los controladores del tráfico aéreo], para Reagan todo obrero es un “ilegal”, gente que debe ser tratada como criminal.

La comunidad latina no puede, por sí sola, parar las deportaciones como tampoco puede la comunidad negra aislada parar los asesinatos racistas policiales. A pesar del programa de los dirigentes vendidos de nuestro sindicato, a Reagan no se le derrota con Demócratas. El MAC [Militant Action Caucus] dice: derribar a Reagan mediante la acción obrera. Los Demócratas se preocupan más de ser relacionados con el liberal Hayden que con fascistas abiertos como Metzger. Y el matón del Ku Klux Klan, Tom Metzger, no hace sino seguir las indicaciones de Reagan en su campaña al Senado norteamericano para “impedir que las hordas morenas crucen” la frontera. Los burócratas “charros” de nuestro sindicato simplemente miran al otro lado y se han rehusado desde hace años a organizar y proporcionar contratos decentes para los obreros inmigrantes. Pero si los ataques de Reagan no son contrarrestados, si su tratamiento de PATCO, si sus ataques contra nuestros hermanos de clase en México y América Latina no son repelidos, nos tocará a nosotros. Reagan pretende echar a los “extranjeros” y destrozar los sindicatos para así poder imponer condiciones miserables de trabajo sobre todos los obreros. En lugar de permitirle a Reagan enfrentarnos los unos contra los otros, debemos luchar por plenos derechos ciudadanos para todos los trabajadores de origen extranjero.

Primero fue PATCO, luego el UAW [sindicato automovilístico] y ahora los obreros latinos perseguidos por la migra – ¡basta ya! El movimiento obrero tiene el poder para ponerle alto! Asiste a la reunión del sindicato y vota por la resolución del MAC llamando por una manifestación contra las deportaciones, convocada por los sindicatos! Los obreros tenemos el poder para parar a Reagan en seco, usémoslo.

1) Que nuestro sindicato local convoque a una manifestación el 10 de abril con las demandas:

¡Plenos derechos ciudadanos para todos los trabajadores de origen extranjero!

¡No a las deportaciones!

¡Asilo para los refugiados centroamericanos del terror de las juntas!

2) Que nuestro sindicato local exija del Consejo de los Sindicatos de Los Angeles que organice y movilice una manifestación de todo el movimiento obrero de Los Angeles conjuntamente con las masas latinas y negras.

3) Que esta resolución sea anunciada en todos los tableros sindicales y publicada en el boletín sindical y enviada alCWA News [revista del sindicato].

¿Y ahora qué en Polonia?

¡Por el trotskismo polaco!

¿Y ahora qué en Polonia?

— Traducido de Workers Vanguard No. 298, 5 de febrero de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 12, febrero de 1983.

Reagan llora por Solidarnosc contrarrevolucionaria

Con el golpe preventivo del 13 de diciembre, el gobierno polaco frustró la intentona contrarrevolucionaria de Solidarnosc. Previamente todo el mundo estaba de acuerdo en que únicamente la intervención militar rusa podía restablecer el orden — y que eso habría significado un baño de sangre. Y no obstante, fue el ejército polaco quien, con apenas algo más de una docena de muertes, contuvo a la Solidarnosc pro occidental.

El derramamiento de sangre fue mínimo debido a que la resistencia fue mínima. Los obreros embriagados con el fervor clerical-nacionalista de Solidarnosc han recibido una sacudida moderadora que les ha devuelto la sensatez. Muchos de ellos se preguntan en qué radicó la falla y se muestran ahora abiertos a nuevas soluciones. Esta situación representa una oportunidad crucial para la formación de los núcleos de un partido trotskista en Polonia, por medio de la creación de células clandestinas de carácter propagandístico y educativo.

El funcionario del Pentágono Richard Perle admitió que “les había tomado por sorpresa” que el gobierno polaco se haya mostrado capaz de “aplastar a Solidaridad”. Las esperanzas de Washington de aprovechar una invasion soviética para atizar el frenesí anticomunista se frustraron. Así que desde el 13 de diciembre [de 1981] los reaganistas han tratado de convencer al mundo de que son los rusos quienes realmente han tomado el control de Polonia. Sólo tienen la apariencia y el habla de polacos. Enfurecido por no ver la sangre de polacos y rusos corriendo por las calles de Varsovia y Gdansk, Reagan la emprende furiosamente con sanciones económicas contra Polonia y la URSS.

Los imperialistas yanquis no fueron los únicos sorprendidos con el ignominioso revés sufrido por su sindicato patronal polaco. Igualmente sorprendidos estuvieron los polacos… en ambos bandos. Un auxiliar del general Jaruzelski dijo en tono más bien triunfante a periodistas occidentales: “Lo que me ha sorprendido es que la cosa haya sido tan fácil. El ala radical de Solidaridad subestimó el sentir de la mayoría silenciosa” (New York Times, 6 de enero). Un vocero de Solidarnosc expresó algo muy parecido, sólo que en su caso en tono de congoja:

“Siempre supusimos que los soldados polacos no dispararían jamás contra los obreros polacos — y esto todavía es cierto, porque en realidad no lo han hecho. Pero lo diabólico del caso es que no les ha sido necesario hacerlo.”

New York Times, 1 de enero

A la burguesía occidental, que glorificó a Solidarnosc como una sublevación de la nación polaca entera, le resulta difícil explicar cómo es que se le suprimió tan fácilmente. Los periodistas señalan que la dirección de Solidarnosc se mostró demasiado confiada, y creyendo que el gobierno nunca se atrevería a utilizar fuerza contra ellos, no llevaron a cabo los preparativos para combatirle. Muchos se comportaban como si ya estuvieran en el poder.

Pero el delirio de grandeza en la cúpula no explica la pasividad en la base. Algunos periodistas occidentales atribuyen esto al temor a una intervención militar de los soviéticos; otros hablan del tradicional respeto de los polacos por el ejército. Tales explicaciones son en el mejor de los casos superficiales. La evidencia indica que la oleada de apoyo popular a Solidarnosc había empezado a disminuir desde antes del 13 de diciembre. La gente comenzó a darse cuenta que las interminables huelgas y manifestaciones no hacían sino empeorar la desesperada situación de la economía. En la famosa reunión del 3 de diciembre en Radom, donde los líderes de Solidarnosc planeaban el derrocamiento del gobierno, Karol Modzelewski insistía:

“El sindicato no se ha hecho más fuerte; se ha hecho más débil, mucho más débil. Y todos los militantes lo saben… Existen varias razones para esto: el agotamiento como resultado de la crisis, el agotamiento de la gente esperando en colas. Hay quienes nos culpan a nosotros por la prolongación de este estado de cosas y desean que negociemos un arreglo.”

Washington Post, 20 de diciembre de 1981

Según un colega que no fue detenido, el destacado disidente socialdemócrata Jacek Kuron pronosticó a principios de diciembre que se llevaría a cabo una represión exitosa:

“La gente, dijo él, se encuentra cansada, anhelando una tregua y se le podría intimidar eficazmente sin ninguna dificultad. [Dijo] literalmente: ‘La gente resistirá un poco y luego cejará’.”

Der Spiegel, 18 de enero

Y eso fue exactamente lo que sucedió.

Pero, ¿puede atribuirse al cansancio producido por 16 meses de crisis el hecho de que los obreros — y no muchos por cierto — lucharan en forma mínima por Solidarnosc para luego simplemente darla por perdida? La reacción pública ante la revelación por parte del gobierno polaco sobre el contenido de las cintas magnetofónicas de Radom apunta hacia otro factor importante. Todos los periodistas occidentales están de acuerdo en que esto fue un golpe propagandístico a favor del régimen de Jaruzelski. A muchos polacos les llenó de verdadero asombro oír a Walesa decir que “la confrontación es inevitable” y que “estamos derribando este sistema.” Luego vino el congreso de Solidarnosc de septiembre pasado con sus resoluciones provocadoras sobre “elecciones libres” y “sindicatos libres”. Un afiliado liberal del partido dijo que una operación militar contra Solidarnosc no habría tenido éxito un año atrás:

“Seis meses atrás, yo mismo habría entregado mi carnet [del partido]. Entonces no estaba claro que Solidaridad deseara una confrontación. Sólo los duros lo esperaban, sostenían que nos estábamos engañando. Por desgracia, demostraron estar en lo cierto en este punto. Insistían en que estamos confrontando a gente que no desea reformar el socialismo, gente que odia el socialismo.”

New York Times, 5 de enero

Aunque fueron millones los que se adhirieron a Solidarnosc como movimiento de oposición, muchos se negaron a apoyar su intento de tomar el poder. No confiaban en que Solidarnosc ofreciera una salida a la crisis. La organización se encontraba cada vez más inestable y dominada por el fraccionalismo. Dividida entre los llamados “radicales”, como Rulewski y Bujak, que querían una confrontación a toda costa, y los moderados, como Walesa y Kuron que esperaban tomar el poder gradualmente. Había división también entre los partidarios descarados de la restauración capitalista, como la Confederación por una Polonia Independiente (KPN), y los que encubrían sus apetitos proimperialistas con una retórica de “autogestión”. Millones de polacos deben haberse preguntado si en realidad un gobierno de Walesa, Rulewski y Cía. no haría sino perpetuar la anarquía social y el colapso económico.

Sin embargo, aunque un tanto desencantadas con Solidarnosc, las masas obreras polacas siguen siendo profundamente hostiles a la corrupta burocracia estalinista que es quien ha causado la ruina de la economía. Y el “estado de guerra” de Jaruzelski no va a hacer que los obreros polacos amen a sus gobernantes. Además, se informa que incluso a Moscú le empieza a inquietar un poco el gobierno militar en Polonia. El New York Times (2 de enero) observó:

“El Kremlin no ha ocultado su inquietud por la pérdida del poder efectivo por parte del partido a un consejo militar, la primera vez que un país de Europa Oriental se ha visto forzado a hacer a un lado al aparato comunista.”

Ya en ocasión de la imposición del régimen de mano dura advertíamos sobre el peligro del bonapartismo militar. Este fue uno de los aspectos más amenazadores de la “Revolución Cultural” china cuando el Ejército Popular de Liberación de Lin Piao tomó efectivamente el control de la administración del país. En ese entonces se incluyó en la constitución china una cláusula de sucesión que hacía aparecer la elección del papa como un ejemplo de democracia de base. Como escribimos en “Intentona frustrada en Polonia”, Spartacist (edición en español) No. 10, febrero de 1982:

“Los estalinistas sólo hacen referencias hipócritas a las formas socialistas, el homenaje que el vicio rinde a la virtud. Pero en comparación con el puño de hierro castrense, las formas son importantes.”

La supresión militar de Solidarnosc ha sido una ducha de agua fría para las masas polacas. La bancarrota de los burócratas estalinistas, responsables de la ruina económica del país, es patente. La embriaguez con el clerical-nacionalismo de Solidarnosc, que llevó a Polonia al borde de la contrarrevolución, está empezando a disiparse. Muchos buscan nuevas soluciones, y algunos se mostrarán receptivos al programa auténticamente comunista de los leninistas-trotskistas, los espartaquistas, que exigimos “¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!” luchando a la vez por una revolución política proletaria para expulsar a la burocracia parasita.

Polonia ha sufrido una sacudida político-sicológica tremenda. Repentinamente la sociedad polaca se ha visto bloqueada, simplemente parada. Pero la represión no ha sido tan profunda como para evitar el surgimiento de una oposición clandestina. Circulan abiertamente peticiones exigiendo el levantamiento de la ley marcial; conocidos disidentes conceden entrevistas a la prensa occidental; la radio estatal polemiza contra los manifiestos clandestinos de Solidarnosc. Ahora es la oportunidad de iniciar la formación de las células educativas y propagandísticas de una vanguardia trotskista que defienda y extienda las conquistas históricas de la propiedad socializada, hereda das de la Revolución de Octubre, expulsando a los usurpadores que las socavan y aplastando a aquellos que intentan destruirlas.

Rosa Luxemburg, la verdadera heroína revolucionaria polaca

La situación actual en Polonia sólo pudo desarrollarse en un vacío político que refleja la destrucción de las tradiciones del comunismo internacional en Polonia por medio de la persecución salvaje — por los pilsudskistas polacos, los nazis alemanes y los estalinistas. Los medios informativos occidentales presentan ahora la historia polaca a través del prisma distorsionador de Solidarnosc. Supuestamente el pueblo polaco es fanáticamente nacionalista, fervorosamente religioso, el pueblo anticomunista por excelencia. El régimen, por otra parte, relega la historia del movimiento obrero polaco de antes de 1945 al campo académico. La realidad es que Polonia tenía una de las tradiciones de socialismo proletario marxista más antiguas y fuertes de todos los países europeos. Una vanguardia genuinamente revolucionaria debe construirse sobre la base de esas tradiciones internacionalistas.

El primer partido obrero marxista en el imperio de los zares, el partido Proletario, se formó en Varsovia a principios de la década de 1880. Significativamente, el partido Proletario de Ludwik Warynski rechazó el programa radical polaco tradicional de una sublevación nacional y trabajó estrechamente con los populistas rusos por una revolución social en todo el imperio zarista. La tradición antinacionalista del partido Proletario fue asumida en la generación siguiente por la más destacada de todos los dirigentes revolucionarios proletarios polacos, Rosa Luxemburg. Luxemburg rechazó la lucha por una Polonia democrático-burguesa independiente y combatió por el derrocamiento del absolutismo zarista a través de la lucha conjunta de los obreros rusos y polacos:

“… la idea de convertir a una Polonia independiente en un parapeto para el Occidente contra el zarismo reaccionario ruso era irrealizable; el desarrollo del capitalismo, que había de sepultar esta idea desde el principio, creó en su lugar el movimiento revolucionario de clase del proletariado unido en Rusia y Polonia y con éste un aliado del Occidente mucho más resuelto, un aliado que no sólo protegería mecánicamente a Europa del absolutismo sino que él mismo lo socavaría y lo aplastaría.”

— Prólogo a la antología “The Polish Question and the Socialist Movement” (1905), The National Question: Selected Writings by Rosa Luxemburg (1976)

La lucha política entre la Social Democracia del Reino de Polonia y Lituania (SDKPiL) internacionalista de Luxemburg y Leo Jogiches y el Partido Socialista Polaco (PPS) nacionalista de Josef Pilsudski dominó el movimiento obrero polaco de antes de la Primera Guerra Mundial.

Como insistió Lenin, Luxemburg estaba equivocada al rechazar el derecho democrático-burgués a la autodeterminación nacional, o sea el derecho a un estado separado para Polonia. Su terquedad dogmática sobre esta cuestión le restó fuerza a su lucha correcta contra Pilsudski y las corrientes chauvinistas dentro de la clase obrera polaca. Pero ella estaba en lo correcto al insistir que la suerte de Polonia estaba inextricablemente ligada a la lucha de la clase proletaria en las naciones opresoras, Rusia y Alemania. La creación de un estado burgués polaco independiente en 1918 no fue el resultado de una sublevación nacional sino de la Revolución Bolchevique y la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Además, esa derrota fue en buen grado causada por el levantamiento de los obreros alemanes, hartos de la guerra, con Luxemburg como una de sus líderes. Es una de esas ironías de la historia que la actividad de Luxemburg en favor de la revolución en Rusia y Alemania haya contribuido más a la liberación nacional de Polonia que el movimiento legionario de Pilsudski.

Hoy día ambos lados en la crisis polaca desdeñan a Rosa Luxemburg, la más grande representante del socialismo proletario de Polonia. Los clerical-nacionalistas de Solidarnosc idealizan al archienemigo de Luxemburg, Pilsudski — y no en su papel previo a 1914 como socialista de derecha, sino en su posterior encarnación como militarista antisoviético y dictador fascistoide. Los estalinistas tampoco tienen nada que ver con el internacionalismo proletario y desesperadamente tratan de darse una coloración “patriótica”. El otoño pasado por primera vez el régimen de Jaruzelski celebró el aniversario de la fundación de la república burguesa polaca el 11 de noviembre de 1918. Este día de fiesta nacional es de hecho una conmemoración en honor de Pilsudski.

Pero la denigración estalinista de la gran revolucionaria Rosa Luxemburg no es algo peculiar del régimen de Jaruzelski. Como escribió Trotsky a principios de la década del 30:

“Sí, Stalin tiene suficientes razones para odiar a Rosa Luxemburg. Pero es por eso mucho más imperiosa nuestra obligación de proteger la memoria de Rosa contra la calumnia de Stalin, que ha sido acogida por los funcionarios mercenarios de ambos hemisferios, y transmitir esta imagen verdaderamente bella, heroica y trágica a las generaciones jóvenes del proletariado en toda su grandeza y fuerza inspiradora.”

— “Hands Off Rosa Luxemburg!” Writings [1932]

Otra razón por la que no se honra a Rosa Luxemburg en la Polonia de Stalin y Solidarnosc es porque era judía. Para los Walesa como para los Jaruzelski, un judío no es un “verdadero” polaco. Uno de los aspectos más repugnantes y grotescos de la presente crisis es el resurgimiento del antisemitismo en ambos bandos, a pesar de que casi todos los judíos polacos fueron asesinados por los nazis y las pocas decenas de miles restantes desterrados por los estalinistas en 1968. Mientras que los estalinistas no se atreven a atacar a la jerarquía eclesiástica del papa Wojtyla, la verdadera fuerza motriz de Solidarnosc, están sin embargo prestos a inventar “conspiraciones sionistas”. Un blanco favorito de la propaganda del gobierno es el disidente socialdemócrata judío Adam Michnik, una figura sin gran influencia en el presente alineamiento de Solidarnosc. Asimismo, un programa de radio del gobierno después de la imposición de la ley marcial el 13 de diciembre “reveló” el hecho de que el consejero de Solidarnosc Bronislaw Gemerek era hijo de un maestro de religión judía. Pero los antisemitas de línea dura se encuentran en el otro bando. Incluso el Wall Street Journal admite que la KPN de Leszek Moczulski, una fracción fuerte dentro de Solidarnosc, está “manchada por una historia de antisemitismo”. Y en octubre pasado el líder “radical” de Solidarnosc en Szczecin, Marion Jurczyk, declaró que tres cuartas partes de la dirección del partido comunista ¡eran en realidad judíos que se habían cambiado el nombre!

Antes del Holocausto los judíos jugaron un papel muy importante en la dirección del movimiento obrero revolucionario polaco, proveyendo mucho de su cosmopolitismo y elan internacionalista, sirviendo de barrera contra las influencias social patrióticas. Al “purificar” la nación polaca, en Auschwitz y otras partes, Adolf Hitler contribuyó indirectamente a la situación completamente miserable del estalinismo polaco de la posguerra, la enorme influencia de la iglesia católica y el ascenso del movimiento clerical-nacionalista de Solidarnosc.

La tragedia del Partido Comunista Polaco

El Partido Comunista Polaco se formó a fines de 1918 como una fusión entre la SDKPiL de Luxemburg y el Partido Socialista Polaco-Izquierda, un partido centrista numeroso que se había escindido de Pilsudski a raíz de la Revolución de 1905. La perspectiva que animaba a estos primeros comunistas polacos está bien descrita por Isaac Deutscher en su importante ensayo escrito en 1958 “The Tragedy of the Polish Communist Party” (reproducido en Marxism in Our Time [1973]):

“Las filas del partido se unieron todavía más por la aguda conciencia de su oposición común e indomable a la Polonia nacionalista y reformista, a la Polonia de los terratenientes y la pequeña nobleza.”

Esa oposición pronto iba a ponerse a prueba, y en la forma más severa. A principios de 1920 Pilsudski emprendió una guerra de conquista contra la Rusia Soviética. No había duda de que los comunistas polacos cumplirían con su deber internacionalista, como en efecto lo hicieron. Deutscher explica:

“El partido polaco trató esta guerra — y en esto tenía toda la razón — como una guerra de las clases poseedoras polacas (o de sus elementos decisivos) contra la Revolución Rusa, y como una parte integrante de la intervención de las potencias capitalistas en Rusia. El partido se sentía identificado con la Revolución Rusa y obligado a defenderla.”

A principios de los años 20 el partido comunista pro soviético era, a fin de cuentas, más fuerte dentro de la clase obrera polaca que los socialdemócratas pilsudskistas. Además, en el Comintern había un refrán: “El partido alemán es el más grande; el partido polaco es el mejor.” Fue en gran parte debido a sus raíces en el SDKPiL revolucionario de Luxemburg, que el partido polaco opuso más resistencia a la estalinización que cualquier otro partido grande del Comintern. En diciembre de 1923 su comité central envió una carta de protesta al partido ruso que declaraba: “… para nuestro partido, más aun, para toda la Comintern, para todo el proletariado revolucionario mundial el nombre del camarada Trotsky está indisolublemente ligado al triunfo de la Revolución Soviética, al Ejército Rojo, al comunismo” (citado en M.K. Dziewanowski, The Communist Party of Poland [1976]).

Esto no significa idealizar al Partido Comunista Polaco de los años 20 o el régimen de las “tres W” (Warski, Walecki, Wera Kostrzewa). En 1923 la dirección del Partido Comunista Polaco dejó pasar una situación potencialmente revolucionaria. Pocos años más tarde cometieron un error mucho más grave, esta vez por comisión. Mareado momentáneamente por el entusiasmo popular por el bonapartismo pilsudskista, Warski dio el respaldo de su partido al golpe del mariscal en mayo de 1926 (ver “Pilsudski and Counterrevolution in Poland”, Workers Vanguard No. 293, 20 de noviembre de 1981). Pero los comunistas polacos se repusieron pronto de su “error de mayo” y constituyeron la única oposición a la dictadura fascistizante en proceso de consolidación.

El prestigio político que el Partido Comunista Polaco adquirió en su heroica lucha contra la dictadura derechista fue rápidamente desperdiciado con el viraje de Stalin en 1929 hacia el aventurerismo del “tercer período”. Se prohibió al partido participar en acciones unidas con los partidos socialdemócratas y campesinos contra el creciente terror blanco. En 1931-32 surgió una oposición a este curso suicida encabezada por Isaac Deutscher. La oposición polaca lo fue ganada pronto al trotskismo, debido principalmente a la resuelta lucha de Trotsky por una defensa conjunta del proletariado alemán contra la amenaza del nazismo. Aunque el grupo de Deutscher fue expulsado del PC polaco en 1932, el historiador norteamericano de la Guerra Fría Dziewanowski observa que “Una subcorriente favorable a Trotsky continuó siendo un factor de alguna importancia hasta que el partido fue disuelto [en 1938], particularmente entre la militancia judía.”

Cuando Hitler llegó al poder a principios de 1933, el movimiento trotskista consideró la posibilidad de llamar al Ejército Rojo a que invadiera Alemania antes de que los nazis pudieran consolidar y rearmar su régimen. Esto forzosamente habría violado la soberanía nacional polaca, pero ello significaba una consideración menor en relación con los intereses históricos del proletariado mundial.

El aumento del terror blanco del “régimen de los coroneles” pilsudskista forzó a números cada vez mayores de comunistas polacos a refugiarse en la Unión Soviética. Muchos comunistas extranjeros fueron asesinados durante las grandes purgas de finales de los años 30, pero la Guerra de Stalin contra el partido polaco fue excepcional, más aun única. Prácticamente todos los comunistas polacos en el territorio soviético o fueron físicamente liquidados o fueron enviados a campos de concentración. A muchos comunistas polacos se les hizo regresar con engaños y pretextos. La dirección entera del partido — Warski, Walecki, Wera Kostrzewa, Unszlicht entre otros — fue asesinada. En 1938 en un acto sin precedentes Stalin disolvió a todo el partido polaco acusándolo de ser “un nido de trotskistas-pilsudskistas”. Deutscher trató de explicar el odio irracional de Stalin al comunismo polaco, su férrea decisión de exterminarlo de raíz:

“Stalin veía al PC polaco como la fortaleza del odiado luxemburguismo — la ‘variedad polaca del trotskismo’ — que ya lo había desafiado empezando en 1923; el partido en el que unos dirigentes eran cercanos a Bujarin y otros a Zinoviev; el partido de las herejías incurables, orgulloso de sus tradiciones y su heroísmo…”

Por el trotskismo polaco

Todos los comentarios están de acuerdo en un punto: los orígenes inmediatos de la crisis polaca actual se encuentran en la catastrófica mala administración económica del régimen de Gierek durante la última década. Se ve a todas luces también que el grado de corrupción y venalidad dentro de la burocracia es extremo incluso por comparación con el resto de los estados obreros deformados de Europa Oriental. Esto es un reflejo de la destrucción del Partido Comunista Polaco por Stalin, a consecuencia de la cual el aparato de gobierno instalado por el ejército soviético después de la Segunda Guerra Mundial no tenía ningún vínculo con un pasado revolucionario del cual deshacerse. De tal modo que la burocracia que desde entonces gobierna Polonia fue reclutada entre arribistas y oportunistas comunes. Pero a un nivel más profundo las raíces de la crisis polaca se encuentran en el estalinismo, el esfuerzo de una burocracia bonapartista por establecer un equilibrio entre el imperialismo y la clase obrera, expresado en el dogma del “socialismo en un solo país”.

Todos los problemas centrales que confronta Polonia se derivan de la restringida política nacionalista de la burocracia y principalmente de su conciliación y fortalecimiento de la base social para la contrarrevolución. La habilidad de los pequeños propietarios campesinos para extorsionar al país se debe al hecho de que la agricultura no ha sido colectivizada. La influencia clerical-nacionalista en Solidarnosc emana del esfuerzo del régimen por encontrar unmodus vivendi con la iglesia católica, la cual se encuentra arraigada entre el campesinado. El estallido producido por el aumento de los precios y que condujo a la huelga de Gdansk fue el resultado de hipotecar la economía polaca a los banqueros occidentales, que ahora exigen su pago. La solución no está en hacer más concesiones sino en una política verdaderamente revolucionaria, internacionalista. Y para esto se necesita expulsar a los parásitos estalinistas por medio de una revolución política proletaria, dirigida por una vanguardia trotskista.

En 1956, los obreros polacos respondieron al mandonismo del estado policíaco de la época de Stalin con la poderosa revuelta proletaria que se inició en Poznan (y coadyuvó a detonar la revolución obrera en Hungría ese mismo octubre). Esto forzó un intento por reformar el régimen con una especie de estalinismo liberal, incrementando el uso de incentivos individuales y aflojando las tuercas del aparato represivo. Esto también fracasó — en dos ocasiones. El proletariado polaco repudió a Gomulka en la sublevación obrera del Báltico en 1970 y echó fuera a Gierek con la huelga de los astilleros en 1980. Esto significó también el fin de las ilusiones en la reforma liberal, y ahora las fuerzas pro-occidentales dentro y en torno a Solidarnosc lograron ganarse el apoyo de las masas polacas. Pero su triunfo significaría una calamidad de proporciones inmensas, Gdansk se convertiría en un Detroit con sus colas de desocupados y ollas comunes.

Además, la contrarrevolución en los márgenes del Vístula no se limitaría a Polonia. Plantearía inmediatamente la reunificación capitalista de Alemania y una Guerra mundial termonuclear imperialista con el propósito de borrar del mapa al estado obrero degenerado soviético y las conquistas de la Revolución de Octubre de 1917 que aún perduran. Sólo los trotskistas tenemos un programa para desarraigar las fuentes de la contrarrevolución, retornando al comunismo auténtico de Lenin y Luxemburg. Elementos claves de tal programa para la movilización de la clase obrera polaca son entre otros:

¡Abajo el clericalismo! ¡Por la absoluta separación de la iglesia del estado! Como escribió Rosa Luxemburg en 1905: “El clero, al igual que la clase capitalista, vive del sudor del pueblo, se lucra con la degradación, la ignorancia y la opresión del pueblo” (“Socialismo y las iglesias”). Hoy el Vaticano sirve de instrumento clave del imperialismo occidental, una agencia central para la contrarrevolución capitalista. El eje de la dirección de Solidarnosc alrededor de Lech Walesa surgió de los círculos “disidentes” respaldados por la iglesia, y una de las famosas 21 demandas en la huelga de Gdansk fue la transmisión de la misa católica por la radio y la televisión estatales — estableciendo de hecho una iglesia oficial. Más aun, el ejército polaco es el único en Europa Oriental que cuenta con capellanes católicos.

Kuron y otros dirigentes de Solidarnosc han preconizado un gobierno tripartito que incluya a la jerarquía católica. Washington, Wall Street y la socialdemocracia, intentan restaurar la iglesia romana a su dominio medieval sobre la vida social polaca. Y tratando de ganarse la aprobación del papa Wojtyla, los estalinistas son capaces de adoptar algunos de sus reaccionarios programas sociales — tales como restringir o eliminar el derecho de las mujeres al aborto. La separación de la iglesia del estado es una conquista histórica de la revolución democrático-burguesa, y sin embargo hoy los trotskistas son los únicos que luchan por ella.

¡Por la colectivización de la agricultura! Durante décadas la economía polaca ha sido desgarrada por la contradicción entre una agricultura atrasada de pequeños propietarios campesinos y una industria en rápida expansión. El subsidio de los alimentos por el gobierno ha resultado en un costo cada vez mayor para la economía en su conjunto. Aun así, los intentos de Solidaridad Rural por eliminar la comercialización por el estado no sólo irían en contra de los intereses económicos inmediatos de la clase obrera, a través de una enorme alza de precios, sino que fortalecerían también el peligro de contrarrevolución. Una tarea clave inmediata para un gobierno obrero revolucionario en Polonia sería promover la colectivización de la agricultura.

¡Por sindicatos independientes del control burocrático y basados en la defensa de la propiedad socializada! Esto es una parte esencial del programa trotskista para la expulsión de la burocracia estalinista. Y no tiene nada en común con la consigna de “sindicatos libres”, que durante mucho tiempo ha sido el grito de batalla del imperialismo de la OTAN. Al inicio de la Guerra Fría, la fanáticamente anticomunista burocracia sindical norteamericana creó la Confederación Internacional de Sindicatos Libres en la más estrecha colaboración con la CIA. Los obreros polacos deben entender que un restringido sindicalismo economicista no es posible en una economía colectivizada. Toda redistribución del ingreso requiere arrancar el control de la administración económica a la burocracia estalinista. Y los obreros polacos deben oponerse implacablemente al “sindicalismo estilo AFL-CIA”, comprometiendo a sus organizaciones en la defensa de la propiedad socializada y del poder estatal proletario contra el imperialismo.

¡Anular la deuda imperialista! El pago de la enorme deuda de Polonia a los imperialistas significaría años de austeridad severa. Los dirigentes de Solidarnosc, sin embargo, llaman por la afiliación de Polonia al Fondo Monetario Internacional, el cártel de los banqueros occidentales. El FMI sangraría, a los obreros polacos con el mismo ensaño con que lo hace a los obreros del “tercer mundo”. Deseando mantener la paz social en su importante país aliado, el Kremlin, al menos indirectamente, ha dado sumas cada vez más cuantiosas para cubrir las deudas de Polonia a Wall Street. No es nuestra tarea como revolucionarios proletarios aconsejar a los burócratas de Varsovia sobre cómo salir del hoyo en que se han metido. Pero una dirección trotskista anularía inmediatamente la deuda imperialista y exhortaría a los obreros de Europa Occidental y de los EE.UU. a luchar contra la inevitable represalia imperialista.

¡Por la planificación económica socialista internacional! Los dirigentes de Solidarnosc han expresado su admiración por el capitalismo occidental y han pedido la reprivatización de un sector importante de la economía. Han exigido la abolición de la planificación central en favor de empresas “autogestionarias” autónomas que operen sobre la base de la competencia en el mercado. En las actuales condiciones económicas de Polonia, esto conduciría de inmediato a la bancarrota a centenares de empresas, lanzando a cientos de miles, si no es que millones, de obreros a la calle. Facilitaría también enormemente la penetración económica imperialista. La meta no debe ser el retorno a la anarquía del mercado sino entregar a la clase obrera el control democrático de la economía, que sólo es posible por medio de la planificación central por el poder soviético, con comités de fábrica que supervisen la producción y cooperativas de consumo que controlen la calidad y precio de las mercancías. Los obreros polacos deben cifrar sus esperanzas en unos Estados Unidos Socialistas de Europa en los cuales una Alemania soviética unificada será la fuerza motriz industrial.

¡Por la democracia soviética, no por el parlamentarismo burgués! ¡Por la revolución política proletaria! Apenas unas horas antes de la imposición de la ley marcial, Solidarnosc convocó a un referéndum para derrocar al gobierno comunista y remplazarlo con un gobierno basado en “elecciones libres”. En las actuales condiciones de Polonia tales elecciones habrían conducido a la victoria de un partido clerical-nacionalista que intentaría restaurar el capitalismo, o quizás habrían llevado a la anarquía. En cualquier caso, se habría planteado directamente la Guerra civil. La clase obrera polaca debe luchar por el gobierno de los soviets (consejos obreros) como en la Revolución Rusa de 1917. La democracia soviética debe incluir a todos aquellos partidos, escogidos por los obreros y sus aliados, que estén a favor del orden socialista y lo defiendan.

¡Defender a la URSS contra el imperialismo! ¡Por la unidad revolucionaria de los obreros polacos y soviéticos! Walesa y Cía. se veían a sí mismos acaudillando a la nación polaca entera, apoyados por el imperialismo occidental, contra el “comunismo ruso”. El “llamado” del congreso de Solidarnosc de septiembre pasado a los obreros soviéticos fue una provocadora declaración de solidaridad con el “mundo libre” de Reagan. Esto lo entendieron muy bien no sólo los burócratas del Kremlin sino también las masas obreras soviéticas. Todos los periodistas occidentales informan que el individuo común y corriente en la Unión Soviética no siente ninguna simpatía por Solidarnosc ni por lo que ésta representa.

La tradición revolucionaria de solidaridad obrera polaco-rusa simbolizada por Rosa Luxemburg es decisiva en el reforjamiento del trotskismo polaco. Una revolución política proletaria en Polonia debe extenderse a la URSS y al resto del bloque soviético o de lo contrario será aplastada. Pero los obreros polacos no podrán atraer a sus hermanos de clase soviéticos, que perdieron 20 millones de vidas combatiendo a los nazis en la Segunda Guerra Mundial (600.000 de éstas en Polonia), a menos que les aseguren que una Polonia obrera defenderá a la Unión Soviética contra el imperialismo. El pueblo soviético sabe que la ambición del imperialismo norteamericano es “echar atrás” al comunismo: la transformación de Europa Oriental en estados hostiles aliados al imperialismo, extendiendo la OTAN hasta la frontera soviética como preludio a la restauración capitalista en la misma URSS. ¡Un gobierno obrero polaco debe ser un bastión militar y contra la OTAN!

En su ensayo “La tragedia del Partido Comunista Polaco”, Isaac Deutscher destaca como su conclusión principal: “Si algo prueba la historia del PC polaco y de Polonia en general, es lo indestructible que es el vincula entre las revoluciones polaca y rusa”. Hoy en día es imperioso resucitar la tradición de Lenin y Luxemburg, de unidad revolucionaria del proletariado polaco y ruso. Hoy, esta unidad debe apuntar en contra de las burocracias estalinistas, en defensa de las economías colectivizadas y el poder estatal proletario contra el imperialismo. Esta tradición y este programa serán llevados adelante por una vanguardia trotskista polaca, sección de una IV Internacional renacida. Esahora el momento para sentar las bases de una vanguardia trotskista en Polonia.

Hijo de Perón abandona a hijo de Mitterrand

Moreno/Lambert: El bloque más podrido

Hijo de Perón abandona a hijo de Mitterrand

Traducido y amplificado de Workers Vanguard No. 298, 5 de febrero de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacisten español No. 10, febrero de 1982.

Fue un matrimonio de conveniencia que simplemente dejó de ser conveniente. El conglomerado seudotrotskista autodenominado Comité Paritario y luego “Cuarta Internacional (Comité Internacional)” ― las comillas son de ellos ― ha dejado de existir al separarse a fines del año pasado el filibustero argentino Nahuel Moreno y el socialdemócrata francés Pierre Lambert. Los protagonistas declaran ahora su incompatibilidad sobre un sinnúmero de cuestiones. Los morenistas afirman que la Organisation Communiste Internationaliste (OCI) claudica en forma oportunista ante el gobierno de frente popular francés de François Mitterrand. Los lambertistas denuncian al Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de Moreno por burlarse del centralismo democrático internacional al abrir un centro fraccional en París. ¿Quién puede negar estas acusaciones? ¿Y quién puede darse por asombrado? Como escribimos en un artículo encabezado “Hijo de Perón cohabita con hijo de Mitterrand”:

“… la OCI es una organización socialdemócrata sosa con un caso pronunciado de estalinofobia, mientras que Moreno es un aventurero buscando construir una internacional personal con el programa de infiltrar toda clase de régimen nacional-bonapartista ‘tercermundista’…. He aquí el bloque seudotrotskista más podrido de la historia.”

― “El bloque más podrido, primera parte”

Apenas dos años después, el Comité Paritario/Internacional simplemente se descosió, en una escisión fría entre la antigua Fracción Bolchevique de Moreno y el anterior Comité de Organización de Lambert. Pero no se puede enseñar nuevos trucos a viejos oportunistas. Así que en diciembre Lambert lanzó un “Comité de Reconstrucción Internacional” y proclamó a la OCI (que ha ido perdiendo militantes desde la instalación del gobierno Mitterrand) el Parti Communiste Internationaliste. Los morenistas franceses, mientras tanto, enviaron una carta a la Ligue Communiste Révolutionnaire (LCR ―sección del Secretariado Unificado (S.U.) de Ernest Mandel, del cual Moreno se separó en 1979― proponiendo “obrar en común a la construcción del partido revolucionario”.

No se necesitaba una bola de cristal, ni de ser marxista, para reconocer que Moreno-Lambert no era exactamente una pareja ideal. Pero para estos estafadores la clave del éxito era repetir afirmaciones cada vez más extravagantes, no importa cuán absurdas. En diciembre de 1980, cuando Moreno y Lambert se rebautizaron con el nombre Comité Internacional, el dirigente de la OCI fanfarroneaba:

“En un año hemos dado un salto adelante como jamás ha habido en la historia de la IV Internacional. El único salto adelante comparable en la historia del movimiento obrero internacional fue el que tuvo lugar con la formación de la III Internacional después de la victoria de la Revolución Rusa…”

― citado en Critique Communiste, diciembre de 1981

Las Tesis adoptadas durante este congreso fueron aclamadas con rimbombancia como “el documento más importante desde el Programa de Transición” de León Trotsky. Hoy día, sin embargo, Moreno nota tardíamente que carecen de una sección sobre la cuestión del frente popular ―definida por Trotsky como “la cuestión más importante de estrategia de clase proletaria para esta época”― y Lambert admite que su combinación nunca funcionó sobre la base del centralismo democrático. No fue sino, como lo expresábamos, una vuelta más del carrusel seudotrotskista. Y ahora la música vuelve a empezar.

Manipuladores oportunistas desbocados

Las cuestiones políticas supuestamente envueltas en la escisión de Moreno y Lambert son menos interesantes que las sucias maniobras organizativas. Los morenistas, al descubrir que “no estamos de acuerdo con la OCI sobre ninguna línea, más aún, ni siquiera sobre una consigna” (carta de Moreno al POSI español, 17 de octubre de 1981), propusieron abrir una oficina en París con un equipo de 10 miembros del PST para intervenir entre la militancia de la OCI y como si esto fuera poco, llamaron a la OCI a financiar su centro fraccional y suministrarles 1.000 ejemplares del número de octubre del periódico del “Comité Internacional” (que incluye una larga polémica de Moreno contra la política de la OCI hacia Mitterrand). La contraoferta morenista de tiempo igual, permitiendo a diez lambertistas visitar los locales clandestinos del PST hasta que la junta los agarre, es puro cinismo. Y mientras tanto el aventurero argentino proclama su amor eterno a Lambert, ¡“el dirigente trotskista más talentoso que he conocido”!

Como de costumbre, los lambertistas respondieron a esta provocación cínica con represión burocrática: prohibiendo a los militantes de la OCI la venta pública del notorio número de octubre de Correspondance Internationale; decretando que los lugartenientes de Moreno se habían “puesto fuera del marco” de su Comité Internacional ―es decir, son autoexpulsados. Ex miembros de la Fracción Bolchevique fueron arrojados sin más de la OCI. Cualquier pretexto serviría. Cuando un partidario de Moreno en el este de Francia dijo que Lambert era un revisionista y reformista, respondió una circular enviada a todos los comités locales: “No hay lugar a la discusión o las diferencias…. Ellos no tienen cabida en la OCI: ¡Fuera!” Otro morenista en las provincias fue expulsado por “intentar inducir al error [a un militante de la OCI]” (de la Correspondance Internationale No. 14, noviembre de 1981, publicada por Moreno).

La concepción que tiene Lambert de una “internacional” siempre ha sido la de un bloque federado podrido. Su anterior “Comité Internacional” (1963-72) con Gerry Healy nunca se puso de acuerdo sobre si era el CI de la IV Internacional o por su reconstrucción. Al primer desacuerdo sobre la política nacional de uno de los socios del bloque, en este caso del colega boliviano de Lambert, Lora, simplemente se separó en sus componentes inglés y francés (con sus respectivos satélites). El “Comité de Organización” (1972-77) también se escindió siguiendo las fronteras nacionales cuando la OCI discrepó con los partidarios argentinos de Lora sobre el peronismo. Y ahora el Comité Paritario/Internacional (1979-81) ha sufrido un destino idéntico al devolverle Moreno el favor a Lambert, utilizando la política de la OCI hacia Mitterrand como excusa. En lugar de luchar por forjar un partido internacional verdaderamente trotskista, tales amalgamas sin principios siempre se desgarran cuando un socio trata de entrometerse en el “coto privado” del otro. En lo que respecta a Moreno, nuestra descripción previa guarda todo su valor:

“Hacía tiempo ya que este bandolero político argentino había estado persiguiendo furtivamente a Mandel, corriendo a escondidas en el matorral y luego refugiándose tras las faldas de un grupo mayor, para luego romper con éste desde la ‘izquierda’ cuando se presenta una oportunidad propicia.”

― “Bloques podridos hacen añicos al Secretariado Unificado”, Spartacist (edición en español) No. 8, agosto de 1980

Apoyo al frente popular: “crítico” y no crítico

Moreno descubrió su oportunidad con la elección del líder del Partido Socialista, Mitterrand, como presidente francés el 10 de mayo pasado. Poco después en una carta a Lambert fechada el 13 de julio, denunció la política de la OCI como “un apoyo casi total, no crítico, al gobierno de frente popular”. Luego convirtieron la disputa en semipública en octubre al atacarse con epítetos y amenazas “anónimas”. Siguiendo las normas de los medios seudotrotskistas en los cuales se califica a una polémica pesada de acuerdo con los kilos de papel utilizado, “Miguel Capa” intervino en nombre del campo de Moreno con unas 15.700 palabras contra el oportunismo con respecto al frente popular. “François Forgue” respondió con 12.000 palabras defendiendo la política de la OCI, y Stéphane Just añadió otras 5.000 en justificación del apoyo a las nacionalizaciones de Mitterrand. En conjunto llenaron 20 páginas enteras de su órgano internacional… y en menos de un mes la “Cuarta Internacional (Comité Internacional)” dejó de existir.

Toda la verborrea confusionista no hacía sino probar lo probado, a saber que Lambert y Cía. no son en ningún sentido una oposición al actual gobierno francés, sino a lo más un grupo de presión y normalmente nada más quemitterrandistes trotskoides. La OCI rara vez ataca al gobierno como tal, incluso utilizando el tono más “moderado”. Y cuando lo hace, casi nunca llama al régimen Mitterrand/Mauroy un frente popular, es decir una coalición burguesa de colaboración de clases. Durante un mitin de la OCI el pasado octubre, Lambert resumió su política como sigue: “Sí, lo decimos: la mayoría PS-PCF [socialista-comunista] tiene los medios para hacer recular a los capitalistas y los banqueros… El gobierno tiene los medios. La mayoría PS-PCF en la Asamblea Nacional, tiene los medios” (Informations Ouvrieres, 24-31 de octubre de 1981). Llamar a esto cretinismo parlamentarista sería muy generoso. La actividad principal de los lambertistas estos días es sembrar ilusiones en el principal aliado antisoviético de Ronald Reagan en el continente europeo.

¿Qué hay de nuevo en esto? La OCI se ha arrastrado servilmente ante la socialdemocracia durante años. En 1975-76 Lambert redobló los tambores de guerra para los socialistas portugueses (respaldados por la CIA) cuando éstos servían de punta de lanza para una movilización contrarrevolucionaria contra el PC. Y el mejor ejemplo de la política de la OCI respecto a la coalición frentepopulista francesa actualmente en el gobierno lo fue su política electoral, llamando al voto por Mitterrand ya en la primera vuelta y denunciando con violencia al PCF como agentes de Moscú y Giscard por presentar un candidato propio. En las elecciones parlamentarias de junio, la OCI llamó por el apoyo a la mayoría frentepopulista, y saludó la elección de Mitterrand como nada menos que “la victoria política de la clase obrera” (Correspondencia Internacional No. 13, octubre de 1981). Sin embargo Moreno aclamó este apoyo electoral al frente popular como ¡”un ejemplo excelente” de la política trotskista! El pequeño grupo de morenistas en Los Angeles, por ejemplo, publicó un artículo alabando “La política revolucionaria de la OCI y las elecciones francesas” (El Bolchevique, agosto de 1981).

Es que antes de julio, Moreno iba de la mano con Lambert. Ahora descubre la capitulación de la OCI ante el frente popular. La OCI, por su parte, acusa a los morenistas de no comprender la diferencia “entre el momento en que el ‘choque’ con el gobierno es ‘indirecto’ y el momento en que es ‘directo’.” Los partidos obreros tradicionales deben ser desenmascarados “a través del movimiento práctico del proletariado”, escribe el portavoz de la OCI Forgue, en lugar de “mediante una simple denuncia o repitiendo calificativos”. “Miguel Capa” lo dice en forma poco distinta, pretendiendo que Trotsky “consideraba que al comienzo del gobierno frentepopulista, el principal enemigo era la burguesía y no el gobierno, que tenía la confianza de los obreros y la oposición de los burgueses.” Moreno/Capa también afirman que los frentes populares siempre son “consecuencia de un triunfo, electoral o revolucionario, de las masas”.

¿La crítica sólo “indirecta” del frente popular versus el “enemigo principal” es la burguesía, no el gobierno? Las diferencias entre morenistas y lambertistas sobre esta cuestión clave son, a lo más, las que “distinguen” los partidarios “críticos” de los incondicionales descarados de Mitterrand. La política bolchevique fue todo lo contrario. En sus famosas “Tesis de abril” Lenin atacó “directamente” al frente popular clásico de la Revolución Rusa:

“Ningún apoyo al Gobierno Provisional; explicar la completa falsedad de todas sus promesas…. Desenmascarar aeste gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de propugnar la inadmisible e ilusoria ‘exigencia’ de quedeje de ser imperialista.”

―  “Las tareas del proletariado en la presente revolución”, abril de 1917

En lo que a Trotsky se refiere, lejos de considerar la elección de un gobierno de frente popular como un “triunfo” de los obreros, él siempre denunció a tales bloques como una barrera a la revolución proletaria. Y desde luego que no trató a los burócratas con suavidad. Después de la elección del Frente Popular español a principios de 1936, Trotsky escribió que el deber principal de los revolucionarios en España era: “Condenar y denunciar implacablemente ante las masas la política de todos los jefes que forman parte del Frente Popular” (“¿Qué deben hacer los bolcheviques-leninistas en España? Carta a un amigo español”, abril de 1936).

Y, por supuesto, en su terreno propio Moreno y Cía. implementan una línea política tan reformista como la de la OCI ― al mismo tiempo confeccionando toda una “contribución” teórica para justificarla. En países capitalistas atrasados, escribe Moreno/Capa:

“Reflejando a las burguesías nacionalistas, en ciertas circunstancias, surgen combinaciones frentepopulistas con rasgos antiimperialistas. Salvador Allende fue un ejemplo.”

Y de hecho, en 1973 el portavoz del PST Ernesto González escribió que sería un “error imperdonable” considerar a la Unidad Popular de Allende como “análoga a los Frentes Populares que fueron formados en los países imperialistas” en los años 30 y 40. Igualando a la UP, una coalición burguesa, con sindicatos controlados por burócratas pro-capitalistas, González llamó a los militantes de izquierda a “trabajar dentro de este movimiento nacionalista” (International Socialist Review, octubre de 1973). Esto se tradujo en la práctica en que el destacado dirigente morenista Hugo Blanco, quien se encontraba en Chile durante los meses decisivos previos al golpe, no lanzara nunca, en más de una decena de artículos sobre conflictos políticos, luchas obreras y los cordones industriales (órganos embrionarios de poder dual) en Chile, la demanda clave por la ruptura con el frente popular.

Nacionalismo tercermundista y antisovietismo

Otra de las seudocontroversias que agitaba la combinación Moreno/Lambert trató de la cuestión de un “frente único antiimperialista”. Aquí las diferencias eran supuestamente tan agudas que impidieron la fusión en julio pasado de las dos secciones peruanas del “Comité Internacional”, el PST morenista y el POMR aliado con Lambert. Los lambertistas, como de costumbre, eran descaradamente reformistas. El portavoz de la OCI Luis Favre declaró abiertamente, sin restricciones, que “en los países coloniales y semicoloniales, el bloque con una fracción de la burguesía es posible…” (Correspondance Internationale, julio/agosto de 1981). ¿Qué clase de bloque? ― ¿militar, político? Los lambertistas precisan un poco más lo que para ellos representa el “FUA” en un texto del POMR. Rechazando la proposición de una camarada de la OST boliviana, sostienen: “No reducimos la cuestión del Frente Único Antiimperialista a la simple unidad de acción” (Boletín Interno POMR-PST, “Discusión sobre FUA y FUO”, julio de 1981). Quizás la expresión más concreta de esta peligrosa concepción del “frente antiimperialista” era la famosa “Moción Roja” del POMR presentada a la Asamblea Constituyente peruana en 1978, la cual llamaba a la mayoríaburguesa derechista a quitarles el poder a los generales (ver “Why a Revolutionary Constituent Assembly?” Workers Vanguard No. 221, 15 de diciembre de 1978). Esto no tiene, por supuesto, nada que ver con el trotskismo que se opone a la colaboración de clases, o sea, los bloques políticos con la burguesía.

Así que los morenistas pudieron ganar unos puntos fáciles. Pero resulta que poco antes de la programada conferencia de fusión del POMR y el PST, Moreno y Lambert se pusieron de acuerdo en una declaración conjunta que también hace referencia a un amplio “frente con el nacionalismo burgués o pequeñoburgués” (Revolución Proletaria [POMR], 27 de agosto de 1981). Además, los argumentos que Moreno esgrime sobre los frentes populares en países capitalistas atrasados se basan implícitamente (y casi explícitamente) en la noción estalinista de una “burguesía nacional antiimperialista”. Y cuando se trata de brindar apoyo político a nacionalistas burgueses, nuestro caudillo seudotrotskista no es tacaño. En 1974 el PST argentino declaró en una reunión con la presidente Isabel Perón que “luchará por la continuidad de este gobierno.” Este y otros muchos casos, de seguidismo tras el peronismo por Moreno son documentados en nuestro folleto La verdad sobre Moreno (de próxima aparición).

Bloque podrido antisoviético

La principal opción de Moreno y Lambert para construir un bloque podrido relativamente estable consistía en la elaboración de un programa basado en un antisovietismo a ultranza. Y pusieron manos a la obra con el ardor de un par de “combatientes por la libertad” oriundos de “naciones cautivas”. En respuesta a la cruzada de Guerra Fría de Jimmy Carter en torno a la intervención soviética en Afganistán, varios seudotrotskistas exigieron la retirada del Ejército Rojo. El “Comité Paritario” fue más allá, llamando por el apoyo militar a los reaccionarios islámicos respaldados por la CIA. Y en su éxtasis con el gobierno de los mulahs de Jomeini en Irán, ¡los morenistas llamaron por la extensión de esta contrarrevolución islámica a la Unión Soviética (ver Spartacist [edición en español] No. 8, agosto de 1980)! Para justificar esta traición recurrieron al mito lambertista de una “Santa Alianza Contrarrevolucionaria basada en el orden mundial establecido en Yalta y Potsdam.” De acuerdo con esta concepción del mundo demonológicamente estalinofóbica, se explica todo desde la Guerra Fría al eurocomunismo como producto de un complot del Kremlin y la Casa Blanca.

Luego vino Polonia. Naturalmente, Lambert y Moreno se convirtieron en partidarios entusiastas de Solidarnosc (en compañía de los mandelistas, socialdemócratas y otros tantos “amigos del trabajador” como el papa Wojtyla y Ronald Reagan). En una resolución sobre Polonia de la conferencia fundadora del “Comité Internacional” no había una sola referencia a la defensa de los estados obreros degenerado/deformados del bloque soviético contra el imperialismo. (“Naturalmente”, ya que si no hay conflicto entre los capitalistas y los burócratas estalinistas, entonces ¿defender qué…?) Hubo un pequeño desacuerdo sobre si el llamado por una asamblea constituyente debía ser la consigna central en Polonia. (Moreno: “¿[Llamar por] soviets? Pero entonces no habría ninguna posibilidad de dialogar con las masas.”) Y el congreso de Solidarnosc del septiembre pasado, con su llamado por “elecciones libres” y “sindicatos libres” por toda Europa del Este, fue aclamado como un clarín de batalla contra el totalitarismo estalinista.

Empero, ni siquiera el antisovietismo virulento los pudo mantener juntos. Hoy, luego de la supresión por los militares polacos de la intentona contrarrevolucionaria de Solidarnosc, tanto los morenistas como los lambertistas manifestaron en las calles junto con la burguesía imperialista (y emigrados ultraderechistas de Europa del Este). ¡He allí unaverdadera santa alianza contrarrevolucionaria! Y esta es la bandera bajo la cual fueron bautizados el PCI y el “Comité de Reconstrucción Internacional” de Lambert. Su informe en la reunión fundadora empezó con un saludo a Solidarnosc, Jacek Kuron y los dirigentes del KPN ― ¡una banda de pilsudskistas ultranacionalistas, antisemitas y anticomunistas! Una vez más, como en Portugal, la estalinofobia lambertista los lleva a actuar como lacayos de la CIA.

¿Y los morenistas? Informes de lugares tan distantes como San Francisco y Barcelona constatan que ellos ahora están trabajando estrechamente con los partidarios del altamente dudoso Michel Varga sobre Polonia. Incluso difunden un manifiesto del grupúsculo polaco de los varguistas que se pronuncia por un gobierno de “frente unido”, formado por el clerical-nacionalista Solidarnosc, los pequeños propietarios de Solidaridad Rural, los disidentes socialdemócratas de KOR, la KPN (arriba mencionada) y Polonia Joven, un grupo católico nacionalista de derecha. O sea que expresan en mil formas que quieren un gobierno contrarrevolucionario.

Una vez más el camaleón seudotrotskista Nahuel Moreno cambia de color y se disfraza de oposicionista de izquierda. Como ya hemos demostrado, esto es desmentido por toda su carrera. Sólo la tendencia espartaquista internacional (TEI) ha luchado consecuentemente por la política trotskista de oposición proletaria al frente popular y de defensa incondicional de las conquistas de la Revolución de Octubre. Confrontando ilusiones, ampliamente difundidas, la TEI fue única en llamar a no votar por Mitterrand en 1981 y no votar por Allende en 1970, advirtiendo que los obreros deben basarse en su propio poder de clase para derrotar a la reacción. Y mientras los seudo izquierdistas bailaban al ritmo de la música de Guerra Fría de Carter y Reagan, la TEI ha proclamado enérgicamente: “¡Viva Ejército Rojo en Afganistán!” y “¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!”

La puerta giratoria del Comité de Reconstrucción/Organización/ Internacional/Paritario de Lambert, los interminables disfraces de Moreno, el Secretariado perpetuamente des-Unificado de Mande ― todos son callejones sin salida. Combinaciones sin principios que repetidamente se deshacen a la menor prueba. La tendencia espartaquista internacional, en su lucha por los principios y el programa del bolchevismo-leninismo, busca reforjar la IV Internacional de Trotsky. ¡No a los bloques podridos oportunistas ― Por el partido mundial de la revolución socialista!

El trotskismo contra la LCR

El trotskismo contra la LCR

Primera impresión en Spartacist No. 10, febrero de 1982.

La resolución de luchar por la independencia política de la clase obrera, por la indispensable vanguardia comunista, ha separado el trotskismo de toda clase de reformismos desde la época de la Oposición de Izquierda, organizada contra la usurpación estalinista de la Internacional Comunista. León Trotsky señaló en el Programa de Transición: “La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria.” Sólo un partido leninista, aferrado al programa cuartainternacionalista y forjado en la lucha contra la claudicación reformista y centrista, será capaz de llevar el proletariado a la victoria.

Poco hay de trotskista entonces en la desvergonzada llamada de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) española por un amorfo “Partido de los Revolucionarios”:

“Nuestra conclusión es que ese partido puede y debe ser el resultado del reagrupamiento de todas las corrientes políticas que hoy luchan prácticamente por la revolución socialista:… para unificar en él a’ los sectores dispersos de la vanguardia obrera. Juvenil, feminista, ecologista, etc.”

Resoluciones del VI Congreso de la Liga Comunista Revolucionaria (enero de 1981)

Este intento de aglutinar una multiplicidad de “vanguardias” sectoriales es el eje de la política revisionista de la LCR, siguiendo las pautas de su mentor Ernest Mandel. Y naturalmente ha caracterizado su postura frente a la corriente “prosoviética” del PSUC. Así, la LCR proponía:

” … abrir un proceso de convergencia política entre esa corriente: nuestro partido. MC [Movimiento Comunista] y otros sectores revolucionarios ligados a la revista ‘Mientras Tanto’ o a sectores del nacionalismo radical. para valorar la posibilidad de construir juntos un partido de los revolucionarios.”

Combate, 4-11 de noviembre de 1981

Lo que implica pasar por alto toda una serie de diferencias de fondo en cuestiones estratégicas.

Los mismos mandelistas no se esfuerzan por esconder su oportunismo político-al contrario, hacen de ello una virtud. En un artículo aparecido en Diario de Barcelona (8 de agosto de 1981), un dirigente de la LCR, Joan Font, después de elogiar los “críticos de izquierda” del PSUC como “auténtico elemento renovador” por su supuesto rechazo de la “subordinación a los pactos con la burguesía”, hace notar que “no compartimos algunas de las posiciones de esa corriente…. ” ¡¿Algunas de la posiciones?! Los “afganos” no quieren criticar la (necesaria) intervención de la U RSS en Afganistán, mientras la LCR se pronunció contra la “invasión soviética” e incluso instó a Moscú a “preparar la retirada de sus tropas” (comunicado de prensa, enero de 19’80). Hoy día los “prosoviéticos” “aceptan la decisión del Gobierno polaco” (Quim Boix en Diario de Barcelona, 16 de diciembre de 1981). mientras la LCR declara su “Solidaridad con Solidarnosc (y así también con Ronald Reagan).

Pero el colmo es que estos antitrotskistas, que en la práctica nunca defienden a la URSS y al bloque soviético contra el imperialismo, previamente se arrastraron desvergonzadamente ante los eurocomunistas. El mismo Mandel sostuvo, en una controvertida entrevista en Topo Viejo (noviembre y diciembre de 1976) que “el eurocomunismo es una política de transición, aunque nadie sabe hacia dónde o hacia qué.” Entre las posibilidades menciona “la reabsorción de los partidos comunistas por parte de la socialdemocracia” juzgado “poco probable”) y “¿por qué no?” una transición “hacia un reencuentro con el marxismo revolucionario, con el leninismo”. En cuanto a “los compañeros dirigentes del Partido Comunista (español)”, dice que “espero y confío” que “vuelvan a la senda del marxismo revolucionario”. Y esta no fue una afición pasajera. Antes del X Congreso del PCE, los “eurotrotskistas” de la LCR prestaron su periódico Combatecomo tribuna para la publicación de las tesis de los ultraeurocomunistas “renovadores”. Y hoy proponen una “convergencia” con los prosoviéticos. ¡Qué vergüenza!

Además de ser sin principios, el reagrupamiento que preconizan estos seudotrotskistas es completamente irreal. En la región vasca, por ejemplo buscan: “estrechar lazos con las corrientes de izquierda revolucionaria que se forman en EE [Euzkadiko Ezquerra, que apoyaba a ET A político-militar], en HB [Herri Batasuna, partidarios de ETA militar] o en los mismos sindicatos [es decir UGT, dirigida por el PSOE,  y CC.OO., controladas por el EPK carrillista] … y también LAIA [el sindicato ‘abertzal’ dominado por los nacionalistas burgueses del PNV y por EE]” (Combate. 18-24 de septiembre de 1981). Semejante engendro jamás verá la luz del día. Si se encontraran en el mismo lugar todos los grupos mencionados, el resultado sería un tiroteo. En cuanto al nacionalismo radical catalán. una publicación de los “afganos”. El Comunista, se destaca por ser escrita en lengua castellana (reflejando la extracción andaluza de gran parte de los obreros del cinturón industrial de Barcelona).

La caza tras “vanguardias” feministas, ecologistas nacionalistas, etc. refleja la política multisectorial de los antitrotskistas mandelistas. El bolchevismo, en cambio, afirmó la necesidad de una vanguardia comunista que como tribuna del pueblo actuaría de caudillo de todas las capas oprimidas de la sociedad capitalista. Por lo tanto su lucha por la liberación de la mujer y por la emancipación nacional fue dirigida en parte contra las ideologías burguesas del feminismo y nacionalismo. Para los elementos combativos entre los “afganos” del PS UC. Que realmente quieren ser comunistas “sin calificativos desnaturalizadores”, no se trata simplemente de sumarse al sinnúmero de sectores pequeñoburgueses “en lucha”. Una vanguardia bolchevique en España sólo puede ser forjada en base al retorno al programa internacionalista de Lenin y Trotsky. en combate contra el revisionismo nacional-reformista del estalinismo y su hijo, el eurocomunismo. Esta es la tarea que se pone la tendencia espartaquista internacional, luchando por el renacimiento de la IV Internacional trotskista.

Los “afganos” y el 23-F

Los “afganos” y el 23-F

 

Primera impresión en Spartacist No. 10, febrero de 1982.

El tejerazo del 23 de febrero de 1981 representó un ensayo general del amenazado golpe militar que ha condicionado la “democracia española” durante los últimos años. Así representó una prueba para toda la izquierda del país. ¿Qué hicieron entonces los “afganos” catalanes y el PSUC del famoso V Congreso? Al principio, Comisiones Obreras llamó a una huelga general de 48 horas en Cataluña. Pero ya para la mañana del 24 (mientras las Cortes quedaban en manos de los golpistas), ésta había sido reducida a un paro de dos horas.

En el cinturón industrial de Barcelona — sobre todo el Baix Llobregat y Valles Occidental, baluartes de los “afganos”— sí hubo huelga total el día 24, abarcando a decenas de miles de trabajadores. Pero no hubo movilizaciones de masas en ninguna parte, y por la noche del 24 la dirección del PSUC se reunía en su sede de la Calle Ciutat. Expresaba así su confianza en las fuerzas burguesas del “orden público” para restablecer la “normalidad”. Nada de organizar milicias obreras, marchar sobre los cuarteles o cualquier cosa que recuerde a la respuesta obrera al 19 de julio de 1936.

Posteriormente, a fines de marzo, la “IV Conferencia Comarcal” del PSUC de Valles Occidental (controlado por los “afganos”) aprobó una resolución “Por la defensa de la democracia…”, llamando a la construcción de “una amplia corriente de opinión antifascista, que aísle a los golpistas y que exija que el peso de la Ley recaiga sobre ellos con todo el rigor que la defensa consecuente de la Constitución exige.” Con estas palabras los presuntos “comunistas y punto” del PSUC se dirigen al estado burgués para depurar los ultras a los cuales éste acudirá en momentos de crisis revolucionaria.

Igual que el PCE carrillista, el “PSUC-Comunista” ha probado que sólo es un “partido para la paz civil”. Hoy día, los trotskistas de la tendencia espartaquista internacional son los únicos en defender el programa leninista de movilización obrera para aplastar a los golpistas contrarrevolucionarios.

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23 de febrero de 1982 

“Afganos” a la deriva sobre Polonia

“Afganos” a la deriva sobre Polonia

Este artículo trata de la posición sobre la crisis en Polonia (1980-82) del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) dónde sectores se oponían al giro eurocomunista del PCE (Partido Comunista Español). Primera impresión en Spartacist No. 10, febrero de 1982.

Con la imposición de la ley marcial en Polonia el 13 de diciembre (de 1981) se ha entonado una sinfonía imperialista a favor de Solidarnosc. Ronald Reagan y las burguesías europeas de la OTAN (y las aspirantes como la española), junto con socialdemócratas como François Mitterrand y Felipe González, tratan de azuzar el delirio antisoviético en torno al lema “libertad para Polonia”. Como sobre Afganistán, el PCE “eurocomunista” de Santiago Carrillo pronto se sumó a este coro contrarrevolucionario, haciendo causa común con el anticomunismo delirante del PC italiano de Enrico Berlinguer, quien declaró caduca la Revolución de Octubre. ¿Y los “afganos” del PSUC catalán? Durante todo el año precedente preferían callarse sobre los explosivos acontecimientos polacos. Pero finalmente tuvieron que pronunciarse. El número 36 de El Comunista (19 de diciembre), órgano del Comité Comarcal del Valles Occidental, declaró: “Ante la contrarrevolución: Por una Polonia socialista”.

El artículo constata que, “En esa dinámica antisocialista los asesores intelectuales de SOLIDARNOSC, como Jacek Kuron… apoyándose en la reacción clerical y los propietarios campesinos, intentan ir y llaman a la contrarrevolución ‘democrático-burguesa’.” Pero, salvo un comentario sobre la injerencia del imperialismo y la declaración hueca de que “los comunistas no podemos permanecer pasivos”, no aporta ni análisis ni programa para combatir el peligro de una restauración del capitalismo. Sólo cita dos párrafos de las Tesis del famoso V Congreso del PSUC (de enero del 81) que expresa el anhelo de que “las acciones obreras de Polonia pueden contribuir a hacer progresar la democracia socialista…”. Es curioso y altamente revelador notar que esta tesis fue escrita por la antigua dirección eurocomunista del PSUC. En sus 30 páginas de enmiendas propuestas por los “afganos”, ¡no hay una sola mención de Polonia!

Ahora el PCE ha publicado una larga resolución sobre Polonia (Mundo Obrero, 8-14 de enero de 1982) denunciando la represión manu militari de Solidarnosc. El tono de la resolución es bastante defensivo, tratando de justificarla política carrillista ante un público escéptico. Indica que la manipulación anticomunista por parte del imperialismo y “sectores” socialdemócratas de los sucesos en Polonia, “escandaliza y turba a no pocos comunistas y a trabajadores que, por instinto de clase, pueden verse tentados a adoptar posturas justificativas y defensivas.” Sobre la influencia clerical-nacionalista en Solidarnosc, señala el informe de Carrillo que esto provoca un desconcierto y “en nuestro país, la reacción del instinto de clase de no pocos trabajadores”.

El informe de Santiago Carrillo confirma que gran parte de los trabajadores españoles y de los militantes del partido mismo sienten una inquietud sobre la evolución reaccionaria de Solidarnosc y temen que la “tercera vía” del PCE les llevará directamente a los brazos del imperialismo. También los seudotrotskistas de la LCR se quejan de que para sectores de trabajadores en España “choca ver a líderes sindicales asistiendo a misa” y que “buscan elementos pro-capitalistas en Solidarnosc” (Combate, 16-23 de diciembre de 1981). Evidencian así que el instinto de clase de los obreros españoles es mucho más avanzado que la política de sus dirigentes vendidos y los lamentables “izquierdistas” de antaño.

Pero, ¿quién puede explicarles a estos obreros que sus inquietudes y temores son plenamente justificados, proponiéndoles un programa revolucionario para derrotar la ofensiva antisoviética en el Occidente y ganar los obreros polacos al auténtico comunismo de Lenin? No los “afganos” del PSUC. A pesar de la poderosa militancia obrera que reflejan, no ofrecen sino una repetición de los dogmas del “socialismo en un solo país”, el frente popular, la “reconciliación nacional” y otras tantas fuentes de la actual política ultrarreformista de Carrillo y Cía.

El silencio atronador de los “prosoviéticos” sobre Polonia durante el año pasado, tanto como la pobreza analítica y programática de sus últimos planteamientos, tienen un origen profundo: el estalinismo. ¿Cómo aclarar, por ejemplo, el hecho trágico de que una mayoría de los obreros polacos fueron ganados a un proyecto contrarrevolucionario? Esto no se explica, simplemente por referencias a los agentes y dineros de la CIA por muy reales que sean. Los orígenes remontan más allá de la catastrófica gestión económica de los años 70. La influencia clerical-reaccionaria sobre las masas trabajadoras sí es un elemento nuevo. Pero, ¿qué hay de los levantamientos obreros polacos contra sus gobernantes estalinistas en los años 56 y 70?

La tesis del V Congreso del PSUC se refiere a una burocracia que pretende actuar en nombre de los obreros polacos. Tal afirmación no será del agrado de los Brezhnev (ni sus secuaces lobotomizados como Líster). Pero, ¿cuál es la posición de clase de esta burocracia, y qué política deben tomar frente a ella los revolucionarios comunistas? No se puede aplastar políticamente a renegados como Carrillo, ni quitarles la base obrera a los contrarrevolucionarios de Solidarnosc, sin proponer un programa leninista coherente sobre la cuestión rusa.

Sólo los trotskistas hemos analizado la naturaleza parásita de la burocracia que ha acaparado el poder político en los países del bloque soviético (estados obreros degenerado/deformados). Y sobre Polonia hoy, sólo la tendencia espartaquista internacional proclamó la necesidad de parar la contrarrevolución de Solidarnosc para defender y extender las conquistas heredadas de la Revolución de Octubre. Es por eso que llamamos a una revolución política proletaria para echar a los estalinistas, los “grandes organizadores de derrotas” que tanto han hecho para desprestigiar al comunismo en los ojos de los obreros. La única fuente marxista para comprender el peligro representado por Walesa & Cía. es la colección de artículos de la prensa espartaquista, ¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc! ¡Leedla!

El Partido Comunista español se despedaza

Carrillo paga el precio del eurocomunismo

El Partido Comunista español se despedaza

Traducido y amplificado de Workers Vanguard No. 295, 18 de diciembre de 1981. Esta versión fue impresa enSpartacist en español No. 10, febrero de 1982.

El Partido Comunista de España (PCE) se está despedazando en el estallido más espectacular que se haya visto en un partido comunista de masas desde la Segunda Guerra Mundial. El acto más reciente de este drama en desarrollo tuvo lugar el 10 de diciembre, cuando la dirección del afiliado catalán del PCE (el PSUC) expulsó o suspendió a 29 miembros de su comité central, acusados de fraccionalismo. Las víctimas de la purga son los dirigentes de un ala izquierda llamada “prosoviética” que representa posiblemente a la mitad de las filas del partido en Cataluña y especialmente a su base obrera.

Antes, durante el otoño, el partido comunista vasco se escindió en dos a raíz de la decisión de sus dirigentes de disolverse en una coalición nacionalista social demócrata. Esta medida fue apoyada por el ala derecha “supereurocomunista” del PCE. En respuesta, el jefe del Partido Comunista Santiago Carrillo no sólo disolvió el comité central vasco (que a partir de entonces declaró su independencia) sino que destituyó a seis derechistas del CC nacional y echó del partido a la mitad de los concejales municipales del PCE en Madrid. Esto a su vez provocó protestas, dimisiones y expulsiones que han sacudido todas las fortalezas del PC en el país.

La militancia del partido ya había disminuido drásticamente, de unos 200.000 en 1977 a 100.000 hoy día, y el actual estallido fácilmente podría reducir este número a la mitad. Y ahora no es tanto que el PCE se esté desangrando —como durante los cuatro años anteriores sino que se está rompiendo por todas las líneas de división concebibles— y las hay muchas. Los orígenes de la crisis se encuentran en el profundo fracaso del eurocomunismo. Un producto del largo proceso de socialdemocratización de los partidos anteriormente estalinistas, que a pesar de su reformismo aún son considerados parias por su “propia” burguesía. Carrillo fue el abanderado de esta tendencia, rompiendo sus últimos lazos con Moscú y deshaciéndose de todo vestigio de terminología leninista con la esperanza de ganarse la aceptación del estado capitalista. Pero en el clima de Guerra Fría renovada, las burguesías imperialistas no se han mostrado interesadas en arreglos con ninguna clase de “comunistas”.

Y así, el PCE se ha quedado a la luna de Valencia, con fuerza electoral marginal, superado por los socialistas y sin nada con que justificar sus concesiones en todos los frentes, desde los salarios a los derechos democráticos. Ahora los sectores pequeñoburgueses quieren llevar la cosa hasta sus últimas consecuencias y efectuar una liquidación total en la socialdemocracia. Sin embargo, sectores obreros, enfrentados a la crisis económica capitalista internacional y a la amenaza de una toma del poder bonapartista por los militares, están presionando de forma confusa y contradictoria por una política más combativa de lucha de clases. Esto confiere a la actual crisis del PCE una importancia especial para trotskistas auténticos, que son los únicos con un programa comunista internacional para acabar con la herencia de la dictadura franquista y abrir el camino para la revolución europea.

Primer Acto: El PSUC

Cuando Jimmy Carter desató su ofensiva de Guerra Fría a raíz de Afganistán, Carrillo fue el eurocomunista que más desvergonzadamente se adhirió a la línea del Departamento de Estado. En la revista del PCE Nuestra Bandera(marzo-abril de 1980) se publicó una “condena de la intervención de las tropas soviéticas en Afganistán” junto con una fotografía que mostraba una pancarta en la que se leía: “Muerte a Rusia-Fuera de Afganistán”. Pero gran parte de las bases comunistas no se tragaron muy bien este antisovietismo virulento. Organizaciones locales y comarcales del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) en el cinturón industrial de Barcelona (notablemente Baix Llobregat y Valles Occidental) aprobaron resoluciones apoyando la ayuda soviética a Kabul en contra de los reaccionarios islámicos armados por la CIA. Pronto se cristalizó un ala dentro del PSUC que llegó a ser conocida como los “afganos” y que se basaba en secciones de la dirección de Comisiones Obreras (CC.OO., la federación sindical dirigida por el PC). Los “afganos” no eran simple ni principalmente unos viejos estalinistas duros, residuos de los años de la Guerra Civil, sino jóvenes dirigentes sindicales que forjaron CCOO. en la lucha clandestina contra el franquismo.

El descontento en el partido catalán contra Carrillo y su política alcanzó su punto más alto en los días 5 y 6 de enero pasado durante el V Congreso del PSUC. Por una votación de 424 contra 359 fueron eliminadas todas las referencias al eurocomunismo de las tesis programáticas del partido. Una resolución retirando críticas anteriores del PSUC a la intervención soviética en Afganistán fue rechazada, pero fueron adoptadas un total de 19 enmiendas de los “prosoviéticos”. Entre éstas habían llamamientos por un referéndum sobre la entrada de España al Mercado Común (el PCE favorece la entrada), por el desmantelamiento de las bases norteamericanas en España (en general el PCE guarda silencio sobre esta cuestión), y por relaciones de “amistad y solidaridad” con la URSS. Esta fuerte ofensiva de los “afganos” originó la renuncia del secretario general del PSUC, el eurocomunista Antoni Gutiérrez Díaz, que fue sustituido por el “leninista” Francesc Frutos. (En el IX Congreso del PCE en 1978, Frutos fue el portavoz de la minoría contraria a la tesis 15 que eliminaba las referencias al leninismo en el programa del partido.) Era claro que se desafiaba a Carrillo. Pero a pesar del estruendo ideológico, el PSUC no había roto políticamente con el eurocomunismo, ni mucho menos había asumido una línea que se asemejara al leninismo. Un destacado “leninista”, Quim Sempere, comentó después que “yo me sentía como ridículo votando a favor de Lenin”, que él consideraba “superado en muchos aspectos”.

“¡Qué vienen los rusos!” fue la reacción espantada de gran parte del mundo político catalán. El semanario Cambio 16 (19 de enero de 1981) notó la naturaleza confusa de la polémica en el congreso del PSUC, comentando que el PC se encontraba escindido por varias divisiones entrecruzadas: “eurocomunistas-prosoviéticos, intelectuales-obreristas, carrillistas-anticarrillistas, partido centralista-partido federal, viejos-jóvenes, partido-sindicato.” Las diferencias políticas estaban lejos de ser claras. Los “Ieninistas”, por ejemplo, se habían escindido de la dirección eurocomunista sobre la tesis 15 de Carrillo; por lo demás, políticamente eran virtualmente idénticos a Gutiérrez y Cía. Por otra parte los “Ieninistas” tienen como feudo la CONC (CCOO. de Cataluña) donde se habían unido a los “afganos” para expulsar a los carrillistas a mediados de 1980. Sobre la cuestión más candente (del V Congreso) el nuevo secretario general votó junto con la minoría a favor de que se mantuviera el término eurocomunismo. No obstante, Frutos y todo un grupo de sus compinches “Ieninistas” (que de leninismo no tienen, sino el nombre) fueron elegidos para dirigir el PSUC con el apoyo de los “afganos”, en un arreglo que tenía como propósito cerrarles el paso tanto a los “euros” como a la tendencia socialdemócrata aún más derechista conocida como los banderas blancas. *

[* Así llamados irónicamente por ser los residuos de una escisión de maoístas en los años 60. conocidos por el título de su periódico Bandera Roja, que luego volvieron al redil del PSUC en los 70 en un precipitado curso derechista.]

Como resultado del bloque podrido entre “leninistas” y “afganos”, aun después de esta rebelión espectacular que recibió el apoyo entusiasmado de las bases del PSUC, el nuevo comité central tiene una mayoría que fundamentalmente apoya a Carrillo. (Aunque los “prosoviéticos” ganaron muchas de las luchas sobre la política partidaria en este “congreso de revolcón”, a la hora de elegir el CC se quedaron con tan sólo 25 o 30 escaños de 110.) Esta vez el precio del oportunismo se pagó al contado. La edición del 8 de enero de 1981 del diario El País de Madrid titulaba que “Los eurocomunistas apoyan a la nueva dirección del PSUC para contener a los prosoviéticos.” Frutos pronto se volteó contra sus aliados, quitando de manos “afganas” la secretaría de organización. Los jerarcas del PCE hicieron circular rumores de conexiones con la embajada soviética, quejándose de que los vuelos semanales de Aeroflot Madrid-Moscú estaban llenos de catalanes. Después de unos cuantos meses de estas jugadas sucias, en una reunión del comité central del PSUC se desechó sin rodeos el V Congreso, declarando al eurocomunismo “sinónimo de revolución de la mayoría” y condenando de nuevo la intervención soviética en Afganistán (El Periódico, 17 de mayo de 1981).

Lo que realmente cortó las alas a los “afganos”, sin embargo, fue la débil respuesta del PSUC a la intentona del 23 de febrero (23-F), la que en apariencia era una acción de unas decenas de tropas de la Guardia Civil que tomaron las Cortes, pero que en realidad contaba con el respaldo de jefes militares de alto rango. Esa noche la clase obrera de toda España estaba presta a luchar; no obstante, el PCE y Comisiones rehusaron movilizarse, no haciendo sino llamar a una huelga de dos horas el día siguiente. En Cataluña el PSUC/CONC en un principio habían llamado a una huelga general de 48 horas, pero para la mañana del 24 esto había sido reducido al paro simbólico de dos horas en el que los obreros debían de permanecer en sus puestos de trabajo (o sea, nada de manifestaciones). Hubo huelgas generales localizadas en las fortalezas “afganas” en los alrededores de Barcelona, pero los “leninistas” siguieron la línea del PCE de guardar la “serenidad”. Exhibiendo su confianza en que la normalidad reinaba a pesar del tejerazo, los jerarcas del PSUC incluso celebraron una reunión en su propia sede central. Para colmo, la reunión del CC (del PSUC) de mayo en la que se “recuperó” el eurocomunismo, votó a favor de expresar su confianza en el ejército “democrático” ¡participando en las festividades del Día de las Fuerzas Armadas! La clase obrera catalana concluyó lógicamente que el “nuevo” PSUC no se diferenciaba en absoluto del viejo.

Segundo Acto: El X Congreso del PCE y los “renovadores”

Refrenados los “afganos” del ala izquierda, el ala derecha del PCE, los llamados “eurocomunistas renovadores”, empezó a hacer alboroto. Comenzando en diciembre de 1981, el alto dirigente pecero y alcalde suplente de Madrid, Ramón Tamames, emprendió una campaña para la “democratización en profundidad” del PC y para “echar fuera a la vieja guardia” — en primer lugar a Carrillo mismo. Después de no haber logrado nada, Tamames abandonó el partido a principios de mayo. Pero los “renovadores” redactaron una plataforma reivindicando el derecho a formar “corrientes de opinión”, al contrario de la prohibición estalinista del PCE sobre las fracciones. Esta tendencia está centrada principalmente en los concejales municipales del PC, cuyos cargos gubernativos dependen de las coaliciones locales con los socialistas de Felipe González (PSOE). Así que representan aquella capa del partido que se halla más integrada dentro del aparato estatal capitalista. Su meta es llevar el eurocomunismo a su conclusión lógica disolviendo al PCE por completo y liquidándose dentro de la socialdemocracia. Jordi Borja (uno de los principales “eurorrenovadores” y un bandera blanca del PSUC) expresó esto claramente en un artículo titulado: “¿Para qué sirven los PCs en Europa?”:

“En nuestra época, una alternativa de izquierda sólida, en los países con partido socialista y comunista fuertes, no se construirá hasta que se supere la trágica y absurda escisión de los años veinte…. Por parte de los comunistas, ya hemos dicho lo que esto significa a nuestro parecer: ruptura completa con el movimiento soviético y aceptación de una política internacional encuadrada en Europa occidental…”

La Calle, junio de 1981

Carrillo se negó a publicar el documento de esta “tendencia crítica”, pero los “eurorrenovadores” se ganaron la mayoría en la conferencia regional de Madrid a principios de julio. Durante el X Congreso del PCE (28-31 de julio) los carrillistas tenían en la mira a esta corriente socialdemócrata liquidacionista, la cual, con aproximadamente la cuarta parte de los votos, fue derrotada con facilidad. Los “pro soviéticos”, con apenas el 6 por ciento de los delegados, gracias a Frutos y Cía., se callaron; ni se defendieron de ataques directos ni protestaron la expulsión del partido de uno de sus líderes (García Salve). Cambio 16, en su número del 10 de agosto de 1981, se refirió a esto como “el carrillazo”, pero hay un pequeño escollo: Carrillo mismo sólo alcanzó el quinceavo lugar en la votación por el CC.

En su informe Carrillo hizo algunas concesiones “autocríticas” para apaciguar el descontento producido por el pobre resultado de la “política de concentración” del PC (o sea, el apoyo parcial a los gobiernos franquistas reformados de Suárez y Calvo Sotelo). Teniendo en cuenta el “síndrome Mitterrand” y dirigiéndose a las bases de los “eurocomunistas renovadores”, llamó por una “nueva formación política” que se asemejara al laborismo británico. Echando una mirada a las bases “afganas”, en dos ocasiones se refirió en términos positivos a la Revolución de Octubre rusa. Para tranquilizar a los generales hizo explícita la renuncia del PCE a hacer siquiera “propaganda democrática” en el ejército. Sin embargo, mientras enfatizó el sometimiento del PC al ejército franquista, culpó a la clase obrera por el fracaso de la política eurocomunista: “Si no hemos avanzado es porque el movimiento obrero es conservador y no quiere cambios.” (Mundo Obrero, 26 de julio de 1981). Y a los dirigentes tanto “renovadores” como “prosoviéticos” les hizo ver claramente que en el X Congreso habrían vencedores y vencidos. Si no se pone alto a la formación de tendencias, dijo, “este partido puede autodestruir en un período muy breve de tiempo.” Sin embargo, las tendencias ya se habían formado…

Tercer Acto: Vascos, catalanes, todos

… y la autodestrucción del Partido Comunista español está en marcha. La reacción en cadena se inició a mediados de septiembre cuando Roberto Lerxundi y la mayoría de la dirección del afiliado vasco del PC, el EPK, decidieron liquidarse en Euzkadiko Ezkerra (EE), un grupo socialdemócrata nacionalista anteriormente vinculado al ala “político-militar” de los guerrilleros nacionalistas de ETA (ETA-pm). Como condición para las negociaciones de “fusión”, Euzkadiko Ezkerra exigió:

“… la creación de un partido de clase amplio, de masas y no dogmático, que supere en la teoría y en la práctica la división histórica en el seno de la clase obrera entre socialistas y comunistas.”

Cambio 16, 28 de septiembre de 1981

EE también insistió en que el EPK rompiera todos sus lazos con el PCE y que se sustituyera el término “eurocomunismo” por el de “socialismo democrático”. Esto a su vez provocó oposición entre los sectores obreros de los comunistas vascos, que en su mayoría no son de origen vasco. Al acceder Lerxundi al diktat de EE, Carrillo disolvió el comité central del EPK y ordenó una conferencia especial.

En consecuencia existen ahora dos PCs vascos, de tamaño aproximadamente igual, uno subordinado a Carrillo y Cía. Y el otro preparándose a disolverse dentro de la socialdemocracia nacionalista. Sin embargo, en el congreso del PCE de julio pasado Lerxundi fue el principal vocero de los “eurocomunistas renovadores”. Y a principios de noviembre fue invitado a dar una conferencia pública en Madrid por seis “renovadores” miembros del CC y cinco concejales municipales de la misma tendencia. A raíz de esto Carrillo exigió y logró que se les sacara del CC a los seis transgresores y que se les expulsara del partido a los concejales madrileños que habían auspiciado a Lerxundi. Entre los que fueron echados del comité central figuraban varios diputados de las Cortes y el principal teórico antisoviético del PCE, Manuel Azcárate. Esto desencadenó protestas por todo el país. El CC del PC andaluz se opuso a las sanciones así como también lo hicieron el consejo provincial de Salamanca, todos los concejales del PCE en Valladolid, cientos de miembros del partido en Valencia, etc. Organizaciones locales de Madrid representando a nueve mil militantes exigieron la convocatoria de una conferencia especial.

Mientras tanto, las luchas internas del PSUC catalán estaban en ebullición. En mayo, el presidente del partido Pere Ardiaca, un miembro fundador del PSUC de 74 años de edad, fue expulsado por sus posiciones “prosoviéticas”. Posteriormente en la fiesta anual del periódico del partido (Treball) en septiembre, varios centenares de “afganos” boicotearon a Carrillo con gritos de “¡traidor!” y “¡fuera, fuera!” Los disidentes llevaban pegatinas con el slogan “Soc comunista. Visca el 5e Congrés. PSUC.” En represalia los “euros” cortaron el agua y la electricidad a los stands pertenecientes a los distritos de Baix Llobregat y Valles Occidental que distribuían artesanías de la Unión Soviética (El Comunista, 9 de octubre). Poco después, el comité ejecutivo del PSUC expulsó a algunos de los oposicionistas de izquierda por haber abucheado a Carrillo en un mitin en marzo.

Prohibidas las tendencias, las luchas políticas internas se expresan en un contrapunto de ataques físicos y abusos burocráticos. Cuando en las conferencias comarcales del partido en el cinturón industrial de Barcelona emergieron grandes mayorías “prosoviéticas”, la mayoría “leninista” de la ejecutiva del PSUC se desquitó simplemente disolviéndolas, poniendo bajo su control financiero directo a las organizaciones locales disidentes. Ya en octubre las juventudes del PSUC se dividieron en dos. Ya principios de noviembre la dirección del partido catalán acordó llevar a cabo una conferencia especial en marzo para ratificar el “pleno apoyo a la estrategia del eurocomunismo”. Las elecciones de delegados son manipuladas de tal manera que en las grandes locales de la zona barcelonesa, donde predomina la izquierda, las dos terceras partes de la militancia obtuvieran sólo una tercera parte de los delegados. Cuando los “afganos” protestaron que estas medidas arbitrarias eran antidemocráticas… 29 de sus dirigentes (la totalidad de ellos en el CC) fueron expulsados o suspendidos del PSUC. ¡Qué no se diga que Carrillo no le enseñó al “leninista” Frutos cómo combatir la “democratitis”!

Eurocomunismo en apuros

El debacle del eurocomunismo debe situarse firmemente en el contexto internacional. Fue la campaña antisoviética del imperialismo norteamericano después de su derrota en Vietnam lo que en última instancia determinó la defunción del frente popular francés (ver “Why the Union of the Left Fell Apart”, Workers Vanguard No. 280, 8 de mayo), y lo que relegó al PCE al gueto político. A principios de 1978, el Departamento de Estado de Jimmy Carter anunció que no soportaría la participación de los PCs en los gobiernos de Europa Occidental, llámense eurocomunistas o no. Eso puso fin a las esperanzas de Carrillo de un “gobierno de concentración nacional” con los socialistas de Felipe González y la UCD franquista reformada del primer ministro Adolfo Suárez. Los partidos comunistas de Francia e Italia se enfrentaron al mismo veto imperialista pero contaban con una sólida base electoral y sindical a la cual replegarse, abandonando o bajando de tono su fervor eurocomunista. Carrillo se encontraba en una posición fundamentalmente más débil, y la única carta que podía jugar era perpetrar traiciones cada vez mayores.

Pero el crimen no pagó. Después de apoyar hasta el fin al gobierno de “reforma” de Suárez, el PCE ahora da apoyo indirecto (y muchas veces directo) al gobierno de “contrarreforma” de Calvo Sotelo y la clase obrera paga el precio. Desde hace varios años la inflación ha sobrepasado el 20 por ciento, y el paro llega a los dos millones. Sin embargo, el Partido Comunista y las CC.OO. no han hecho más que someterse ante la crisis capitalista. La política de Carrillo fue encarnada en los Pactos de la Moncloa con el gobierno Suárez, los que deberían controlar tanto precios como salarios (y, como era de esperar, sólo limitaron a éstos). Una revista ligada a la CIA observaba:

“… muchos militantes obreros en Cataluña y otras partes habían sacado la conclusión de que el gobierno había utilizado efectivamente al PCE y Comisiones para limitar los salarios. Tal situación hubiera sido aceptable siempre y cuando los acuerdos de la Moncloa hubieran llevado a avances políticos palpables como sería la entrada del PCE al gobierno. Pero esto no sucedió.”

— Eusebio Mujal-León, “Cataluña, Carrillo and Eurocommunism”, Problems of Communism, marzo-abril de 1981

De ahí viene la fuerza creciente de los “afganos” dentro de las, CC.OO.

Durante el IX Congreso del PCE, en abril de 1978, concluimos que el partido de Carrillo ya había cruzado el Rubicán en la dirección de la socialdemocracia:

“Aunque por lo visto los PC francés e italiano no están dispuestos a dar un paso tan dramático y llamativo como la renuncia al ‘leninismo’ por parte del PCE, está claro que en el caso del partido de Carrillo ha habido una ruptura definitiva con la burocracia de Moscú, de tal modo que ya no puede ser denominado estalinista,”

— “PCE se declara eurocomunista”, Spartacist (edición en español) No. 6, julio de 1978

Y pronosticábamos que, después de la declaración oficial por el partido de Carrillo de su preferencia por el rey de España sobre el Kremlin, “el nivel de disidencia plantea la posibilidad de grandes escisiones hacia la izquierda”. Ahora somos testigos presenciales de este proceso.

Entre las bases del partido hay un amplio rechazo, o aun odio, a la política carrillista por su contenido antiobrero. Una reciente carta al Diario de Barcelona de parte de uno  de los “comunistas y punto” del PSUC resumió la política exterior del PCE en la palabra “EEUUrocomunismo”. Y en una mesa redonda del Viejo Topo (“Vº Congreso del PSUC: el eurocomunismo, ¿chivo expiatorio?”), Jordi Borja se quejaba del “infantilismo” del debate, de que en el congreso había oído opiniones “pintorescas” como, “El eurocomunismo es ir a romper huelgas.” Es evidente, como ha sido probado por las repetidas intervenciones de Carrillo para obstaculizar posibles huelgas generales durante los años críticos de la “transición”, 1976-77. Fue confirmado de nuevo por la Spartacist League de los EE.UU. cuando protestaba la traición del líder del PCE al cruzar éste un piquete de huelga durante su visita a la Universidad de Yale, donde anunció el abandono formal del leninismo (ver “¡Carrillo esquirol!” en Spartacist “ [edición en español] No. 6, julio de 1978). La respuesta de Borja —de que un incondicional de Moscú como el francés Maurice Thorez había hecho famosa la frase, “hay que saber acabar una huelga” (cuando saboteó la huelga general del 36) — sólo muestra que el eurocomunismo es la continuación del reformismo estalinista.

Pero el ala izquierda (del PCE/PSUC) no tiene un programa leninista. A nivel internacional, los llamados “prosoviéticos” no cuentan con una política proletaria internacionalista para oponer al colaboracionismo de clases de los eurocomunistas encabezados por Carrillo; y en España fueron incapaces de responder a la intentona del 23 de, febrero.

Trotskismo vs. estalinismo

En sus enmiendas al proyecto de tesis para el V Congreso del PSUC, los “afganos” del comité comarcal de Valles Occidental proponían simplemente que se eliminaran las críticas a la intervención soviética en Afganistán.

“La intervención soviética en Afganistán, no es, desde un punto de vista formal, ‘una grave infracción del principio de soberanía y no injerencia en los asuntos de otros pueblos’ ya que se basa en reiteradas solicitudes del Gobierno legítimo de Afganistán.”

Admiten el carácter burgués de la “revolución iraní”, reconocen los problemas planteados por la guerra entre Iraq e Irán (un conflicto entre dos regímenes islámicos supuestamente radical-nacionalistas), pero no ofrecen una coherente línea de clase internacionalista. Ante todo no expresan un apoyo positivo a la intervención soviética en contra de la reacción feudal-imperialista. Frente a la ofensiva propagandística imperialista en torno a Afganistán, con toda su demagogia de “derechos humanos”, los mal nombrados “afganos” prefieren no decir nada. Su criterio es la política exterior hacia la URSS de la dictadura nacionalista burguesa en cuestión (según el cual Egipto habría sido “progresista” bajo Nasser y reaccionario bajo Sadat). Las cuestiones internacionales son decisivas — sólo hay que ver el impacto de los sucesos polacos a través de toda Europa.

La contradicción fundamental de la izquierda del PSUC reside en su programa reformista, que en sus rasgos fundamentales comparte con Carrillo. Hoy día, por ejemplo, se erigen en acérrimos defensores del V Congreso del PSUC, ¡cuyas tesis programáticas (aparte de las enmiendas) fueron escritas por los “euros” carrillistas! Se quejan de los apodos “afganos” y “prosoviéticos” que les fueron otorgados por la prensa burguesa. Y no sin justificación: ¡he aquí una tendencia llamada “afgana” que ni siquiera saluda la necesaria intervención del Ejército Rojo en Afganistán! (Prefieren guardar silencio sobre un tema que puede desestabilizar la “distensión”.) Una tendencia denominada “prosoviética” que en las manifestaciones contra la entrada a la OTAN se pronuncia por una “España neutral”. ¿Qué neutralidad? El conflicto entre la OTAN y el Pacto de Varsovia es una cuestión de clase. Una verdadera oposicióncomunista al colaboracionismo de clases de Carrillo y Cía. lucharía por una España soviética en unos Estados Unidos Socialistas de Europa.

Los confusos oposicionistas de izquierda del PSUC están encerrados en la camisa de fuerza ideológica del estalinismo, que se opone ferozmente al programa trotskista de revolución socialista internacional. Los trotskistas de la tendencia Espartaquista internacional (TEI) hemos sido los únicos en luchar por un análisis y un programa consecuentemente marxistas. La TEI ha enarbolado las consignas “¡Viva el Ejército Rojo en Afganistán!” y “¡Alto a la Contrarrevolución de Solidarnosc!” en Polonia luchando a la vez por una revolución política proletaria para expulsar a las burocracias estalinistas del poder en todos los estados obreros degenerado/deformados.

Los militantes de izquierda que están rompiendo con el catastrófico eurocomunismo de Carrillo deben confrontar ante todo la cuestión del estalinismo vs. trotskismo. Como Trotsky ya había previsto a partir de 1928 (en La Tercera Internacional después de Lenin), la subordinación definitiva de los partidos comunistas a sus “propias” burguesías es simplemente la extensión lógica del dogma estalinista del “socialismo en un solo país”. De esto se deriva la política colaboracionista de clases del frente popular, aliándose a la burguesía “nacional” por la “defensa de la patria”. Fue bajo este signo que el PSUC nació a mediados de los años 30. Y fue con esta plataforma que jugó un papel decisivo en la derrota de la más importante movilización de clase del proletariado catalán — las Jornadas de Mayo de 1937.

Hoy día los “afganos” del ala izquierda rechazan los juramentos rastreros de lealtad al rey y la Casa Blanca por Carrillo. Y sin embargo, las tesis del V Congreso del PSUC que defienden, avalan el programa de “reconciliación nacional” del PCE durante los años 60 y mediados de los 70 — el fundamento estalinista de las actuales traiciones por parte del eurocomunismo. La izquierda del PSUC se opone ahora a la “aplicación” de los Pactos de la Moncloa. En 1977, cuando se firmaron los pactos, 100.000 personas protestaron en Barcelona, encabezadas por los mismos dirigentes “prosoviéticos” de CC.OO. Mas la protesta no fue más allá de una sola manifestación, porque los que luego fueron conocidos como “Ieninistas” y “afganos” no estaban dispuestos a librar una lucha directa contra el estado español. Estaban en desacuerdo con Carrillo y Cía. pero no tenían su propia política independiente. Y hoy día no libran su “lucha” contra el carrillismo a nivel español sino estrictamente dentro del marco catalán, y a veces en nombre de un localismo aún más estrecho y peculiar. Tanto es así que la IV Conferencia del PSUC de Valles Occidental, 27-29 de marzo de 1981, la primera después del frustrado tejerazo, se pronunció en su lema central “Por el poder comarcal”. Este particularismo absurdo es expresado además en sus consignas por ¡la “recomarcalización de Catalunya” y por un “Consell Comarcal”! Compañeros, ¡las luchas obreras de España no pueden salir victoriosas con la sola “Força del Valles” — requieren una movilización y lucha contra el reformismo al nivel nacional e internacional!

Inmediatamente después de la muerte de Franco los trotskistas auténticos (no los impostores socialdemócratas de la LCR) llamamos repetidamente por una ofensiva obrera contra la odiada dictadura bonapartista. Todas las alas del PCE, eurocomunistas o neoestalinistas, buscaron un pacto con los sectores “democráticos” de la burguesía. Carrillo se conformó, con unas migajas, los “afganos” quieren más — pero el programa fundamental es el mismo. Los verdaderos comunistas deben luchar no por una “España neutral”, consigna que enarbolan todas las alas del PCE, sino por la defensa incondicional de la Unión Soviética contra el ataque imperialista, por la revolución socialista en toda Europa Occidental y por la revolución política proletaria en los estados obreros degenerado/deformados, gobernados por los estalinistas, del bloque soviético. Los “prosoviéticos” no hacen sino ir a la cola de las burocracias desprestigiadas, cuya bancarrota se ha hecho patente en Polonia, mientras que los eurocomunistas (“renovadores” o carrillistas) van a la cola de Reagan y Schmidt.

Los “afganos” anticarrillistas se alimentan de un amplio rechazo proletario al colaboracionismo de clases eurocomunista. Mas sólo el programa del trotskismo ofrece una respuesta revolucionaria a la bancarrota del estalinismo.

* Así llamados irónicamente por ser los residuos de una escisión de maoístas en los años 60, conocidos por el título de su periódico Bandera Roja, que luego volvieron al redil del PSUC en los. 70 en un precipitado curso derechista

Amigos de Lech Walesa S.A.

Amigos de Lech Walesa S.A.

Originalmente impreso en inglés en Workers Vanguard #296, 8 de enero de 1982. Esta versión fue impresa enSpartacist en español no. 10, febrero de 1982.

Resulta que Lech Walesa ha sido nombrado “El Hombre del Año” por la revista Time. Pero lo más interesante de todo es la historia detrás de la historia del “Hombre del Año”. Una carta del editor dice que el artículo se basó en “varias sesiones entre Walesa y Time, entre ellas un intercambio de preguntas y respuestas durante un desayuno con el Newstour de Time en octubre en el aeropuerto Charles de Gaulle en las afueras de París.” Pero hay mucho más de lo que Time saca a relucir sobre este tete-à-tete. Porque además de Henry Grunwald, editor de la revista Time, se reunieron con Walesa en aquel almuerzo del 18 de octubre en un elegante restaurante del aeropuerto un gran número de altos ejecutivos de las grandes compañías norteamericanas.

Ni una palabra se ventiló acerca de esta reunión confidencial entre el dirigente de Solidarnosc y prominentes capitalistas de Occidente hasta dos meses más tarde, después de que se frustró la intentona contrarrevolucionaria de Walesa y Cía. La bien informada revista francesa Le Canard Enchainé (16 de diciembre) acaba de publicar un reportaje, titulado “Un guiño de los norteamericanos”,’ que describió los preparativos secretos.

“Muy de mañana su ómnibus [el de la delegación de Solidarnosc] tomaba por las AutoRoute du Nord (dirigiéndose a Vaudricourt, donde se había convenido una reunión), pero apenas saliendo París coge por el atajo que lleva al aeropuerto de Roissy. Al llegar a su destino, los sindicalistas polacos penetran en Maxim’s, un restaurant del aeropuerto que se encuentra desierto a esa hora. Son las 8:30 de la mañana. Frente al restaurante un cordón de policías antimotines. Adentro, en las mesas puestas para el almuerzo, una veintena de norteamericanos reciben a Walesa y su comitiva.”

Discreción y punto en boca

“Estos señores de negocios arribaron dos horas antes, en un avión especial… He aquí un prodigio de ropa sucia — y cara, por añadidura. Philip Caldwell, presidente de Ford; Robert Tirby, presidente de Westinghouse; David Lewis, lo mismo de General Dynamics… y Thomas Watson, un espadón de la IBM. Más un pez gordo de la TWA y varios potentados de importancia ligeramente menor, presidentes de bancos y compañías de seguros….”

“Toda esta multitud para Lech Walesa, considerado de hecho la cabeza de un gobierno alternativo. Las presentaciones son rápidas y la discusión se inicia. Se cuenta con un sistema de traducción simultánea, prueba de que, por parte de los norteamericanos al menos, la entrevista no fue totalmente improvisada.”

Entre las preguntas que hicieron los astutos capitanes de la industria y las altas finanzas: “¿Está Ud. preparado para renunciar a sus sábados libres?” “¿Es este el fin de la ideología marxista-leninista en Polonia?”

Los trotskistas no necesitaron de tales revelaciones espectaculares para dar a conocer cuáles eran las verdaderas intenciones del pequeño “combatiente de la libertad” polaco patrocinado por el papa. Ya al momento de su primer congreso, en septiembre pasado, cuando Solidarnosc adoptó los lemas de propaganda de la Guerra Fría de “elecciones libres” y “sindicatos libres”, invitando a auténticos próceres de los “sindicatos libres” tales como el veterano agente de la CIA Irving Brown, advertimos: “¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!” Así que durante la visita de Walesa a París en octubre nuestros camaradas de la Ligue Trotskyste de France (LTF) llevaron a cabo una manifestación denunciando a Solidarnosc de ser un sindicato patronal al servicio de la CIA y los banqueros occidentales.

Intentona frustrada en Polonia

Intentona frustrada en Polonia

Traducido de Workers Vanguard No. 295, diciembro de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No 10, 1982.

Con la imposición del “estado de guerra” en Polonia, ha sido parado un intento contrarrevolucionario de toma del poder. Pocas horas antes de la proclamación del gobierno militar, la dirección clerical-nacionalista de Solidarnosc [Solidaridad] anunció la organización de un referéndum nacional sobre la formación de un gobierno anticomunista y la ruptura de la alianza militar con la Unión Soviética dirigida contra el imperialismo occidental. Pero el régimen de Varsovia estaba preparado para salirle al paso al reto. Las medidas tomadas van más allá de las que por lo general corresponden a la ley marcial; parecen haber hecho preparativos extensos para poner mano dura. Así, mientras Reagan y Haig perseguían la quimera de Qaddafi, el gobierno polaco lanzó lo que era en efecto un contragolpe, en lo que parecería haber sido el último momento posible para una acción desde una posición de poder.

Los estalinistas polacos consiguieron llevar a cabo eficazmente un golpe de estado en su propio país. Contrario a todos los instintos y apetitos de la burocracia gobernante, que busca constantemente un arreglo con el imperialismo, se vieron forzados a tomar medidas defensivas de las conquistas históricas del proletariado. Porque hay que admitir que la Solidarnosc de Lech Walesa estaba encaminada al derrocamiento no solo del desprestigiado y corrupto régimen estalinista, sino también de las conquistas sociales heredadas de la Revolución Bolchevique -fundamentalmente la economía colectivizada planificada- que fueron extendidas burocráticamente a Polonia luego de la liberación del país de la ocupación nazi por el Ejército Rojo. Es por eso que este “sindicato libre” polaco es apoyado por las fuerzas de la reacción imperialista -desde Wall Street al Mercado Común y el Vaticano- y por qué Ronald Reagan declaró que la crisis polaca representaba “el comienzo del fin del comunismo”.

Con tales declaraciones incendiarias, el jefe del imperialismo estadounidense buscó provocar un baño de sangre en Polonia a fin de encandecer su campaña de guerra antisoviética al rojo vivo. Corresponde a los intereses de la clase obrera, tanto en Polonia como a escala internacional, que la supresión actual de la contrarrevolución de solidarnos sea “fría” -es decir, sin derramamiento de sangre. Los obreros polacos deben ser advertidos de que las huelgas, protestas y otros actos de desafío de la ley marcial solo hacen el juego a aventureros reaccionarios. La violencia masiva tendría como resultado o la reimposición de un estado policíaco totalitario estalinista, aplastando al movimiento obrero por varios años, o el triunfo de la contrarrevolución capitalista, una derrota histórico-mundial para la causa socialista. Los trotskistas buscamos ante todo mantener una situación relativamente abierta, en la cual puede iniciarse un proceso de recristalización para forjar una vanguardia proletaria e internacionalista.

Si la ley marcial actual logra restaurar algo parecido al tenue equilibrio social que existía en Polonia antes de las huelgas de Gdansk de agosto de 1980 -o sea, un arreglo tácito de que si la gente no molestaba al gobierno, el gobierno no molestaría a la gente- volverían a establecerse condiciones propicias a la cristalización de un partido leninista-trotskista. Sobre todo en un país tan evolucionado históricamente como Polonia, el proletariado tiene la capacidad de reconocer sus propios intereses históricos, dados el tiempo suficiente y una situación política relativamente abierta. Debe haber elementos -fuera de Solidarnosc, dentro de Solidarnosc, en el partido comunista- con impulsos socialistas genuinos que han sido sofocados por la confrontación particular que ha dominado Polonia durante el último año. Ellos deben ser ganados al programa de defensa del poder estatal proletario contra esta clase de movilización clerical-nacionalista que ha llevado a Polonia al borde de la contrarrevolución, luchando al mismo tiempo por una revolución política proletaria contra la burocracia estalinista.

Solidarnosc intenta tomar el poder

En su primer congreso nacional, celebrado en Gdansk en septiembre, Solidarnosc se consolidó alrededor de un programa de contrarrevolución declarada. Su llamamiento por “sindicatos libres” en el bloque soviético, una consigna central del anticomunismo de Guerra Fría desde hace mucho tiempo, fue una provocación intencionada a Moscú. Tras su llamado por “elecciones libres” al Sejm (parlamento) se hallaba el programa de la “democracia estilo occidental” -es decir, la restauración del capitalismo so pretexto de establecer un gobierno parlamentario. Para subrayar sus lazos con el Occidente, Solidarnosc exigió incluso la entrada de Polonia al cártel banquero mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), e invitó a su congreso a Lane Kirkland, un combatiente de Guerra Fría “duro” y jefe de la AFL-CIO norteamericana, y al notorio agente de la CIA Irving Brown, jefe de operaciones europeas de la AFL-CIO.

Por supuesto la masa de obreros engañados en Solidarnosc no buscaba ni buscan conscientemente el desempleo endémico, los salvajes recortes salariales y el deterioro de las condiciones de trabajo que traería el capitalismo. Si el FMI llega alguna vez a echar su garra a la economía polaca, los obreros pronto añorarían los “buenos tiempos pasados” bajo Gomulka y Gierek. Sería el presagio de la reunificación alemana sobre bases capitalistas y prepararía, de una forma u otra, una Tercera Guerra Mundial nuclear en un futuro pronto. De acuerdo con el espíritu católico de Solidarnosc, puede decirse: “Perdónales señor, porque no saben lo que hacen”.

Los estalinistas reconocieron, a su manera, que Solidarnosc estaba encaminada a una confrontación final; no obstante, intentaron conciliarla. Las negociaciones entre Jaruzelski y Walesa finalmente fracasaron principalmente sobre la demanda de Solidarnosc por elecciones libres a nivel municipal. Bajo las condiciones existentes en Polonia, ello habría significado entregar el poder gubernamental en la base de la sociedad a nacionalistas anticomunistas tales como la pilsudskista y antisemita Confederación por una Polonia Independiente (KPN).

El acontecimiento que llevó directamente a la imposición de la ley marcial fue la tentativa por Solidarnosc de sindicalizar a los cadetes bomberos en Varsovia, un grupo cuya posición legal (como en el resto de Europa) es similar a la de la policía. De allí a la sindicalización dentro de las fuerzas armadas y la milicia no había sino un paso. Al día después de que la policía dispersara a los cadetes el 2 de diciembre, la dirección de Solidarnosc se reunió en Radom a puertas cerradas para planear una toma contrarrevolucionaria del poder. El jefe de la poderosa región de Varsovia, Zbigniew Bujak, declaró que “el gobierno debe ser finalmente derrocado” y propuso la organización de una milicia de Solidarnosc con ese objetivo. Alguien entregó grabaciones de la reunión al gobierno quien las transmitió repetidamente por la radio estatal. Muchos polacos fueron sin duda escandalizados, especialmente por la duplicidad del “moderado” Walesa quien aconsejó a sus colegas que siguieran diciendo, “te queremos, socialismo”, y al mismo tiempo conspirando para derrocar al gobierno.

Con la revelación de sus planes secretos, la dirección de Solidarnosc se embarcó en una tentativa abierta de tomar el poder, anunciando un referéndum nacional para el establecimiento de un gobierno provisorio y “elecciones libres”. Pocas horas después el régimen contraatacó, declarando el “estado de guerra” bajo un Consejo Militar de Salvación Nacional. Según informes, fueron, detenidos mil dirigentes de Solidarnosc y, como contrapartida, arrestaron a cinco ex dirigentes del partido comunista — incluyendo al ex jefe del partido Edward Gierek y sus colegas más cercanos. Aunque el General Jaruzelski, primer ministro y jefe del partido, insiste que no se trata de un golpe militar, he aquí un elemento inquietante de bonapartismo militar. Quizás hay en esto una concesión al nacionalismo anticomunista. Mientras que el partido estalinista está completamente desprestigiado, el ejército mantiene cierta autoridad popular en tanto representación del estado nacional, supuestamente colocado por encima de la política. Los estalinistas solo hacen referencias hipócritas a las formas socialistas, el homenaje que el vicio rinde a la virtud. Pero en comparación con el puño de hierro castrense, las formas son importantes.

El imperialismo a la ayuda de Solidarnosc

“Sindicatos libres” y “elecciones libres” para Polonia se han convertido en consignas claves de la Segunda Guerra Fría de Reagan, y la imposición de la ley marcial será utilizada, con toda seguridad para azuzar la campaña de guerra antisoviética, sobre todo en Europa Occidental. En el caso de Francia, en particular, han habido manifestaciones masivas en pro de Solidarnosc, encabezadas por personajes del Partido Socialista, dando lugar a una “unión sagrada” abarcando desde fascistas, monarquistas y gaullistas hasta socialdemócratas y seudotrotskistas estalinofóbicos como la OCI y la LCR. En los EE.UU., el criminal de guerra imperialista Henry Kissinger, un hombre directamente responsable de la masacre de millones de vietnamitas indefensos, condena la supresión de Solidarnosc como “una grave ofensa contra la libertad humana”. Cuando Kissinger habla de la “libertad” piensa en la libertad para explotar a los obreros y campesinos del mundo, una “libertad” impuesta a través del terror de masas.

Tras la consigna de contrarrestar “la exportación de la revolución” a El Salvador, apuntalan a la junta asesina con pertrechos de guerra norteamericanos y boinas verdes. El régimen racista sudafricano se convierte en una parte central del “mundo libre”, atacando a Angola con armamentos suministrados por Israel. En Afganistán, la CIA arma a los reaccionarios islámicos que luchan a lo largo de la frontera sur de la URSS por mantener la esclavitud feudal y prefeudal. China, aliada con Washington, amenaza constantemente al Vietnam, que combatió heroicamente durante varias décadas contra el barbarismo imperialista estadounidense. Pero es en Polonia que Reagan ve la mejor posibilidad para realizar sus planes contrarrevolucionarios contra la Unión Soviética al “echar atrás” las conquistas económicas y sociales de la posguerra en Europa del Este. La toma del poder por Solidarnosc representaría un triunfo para Wall Street y el Pentágono, para el Mercado Común y el FMI, para sanguinarios dictadores latinoamericanos y racistas sudafricanos. La creación de una Polonia dentro del “mundo libre” acercaría enormemente la horrible posibilidad de un holocausto nuclear antisoviético.

Con la supresión de Solidarnosc por el ejército polaco, los planes del imperialismo EE. UU. de integrar a Polonia al “mundo libre”, o al menos de una batalla sangrienta entre el ejército soviético y las masas polacas, han sido frustrados. Reagan ha reaccionado con sanciones económicas contra los polacos y los rusos. En tanto que los europeos occidentales y los japoneses no sigan su ejemplo -y es casi seguro que no lo harán- estas sanciones terminarán por dañar más a los capitalistas norteamericanos que a los rusos. Sin embargo, independientemente del efecto cuantitativo de las acciones de Reagan, todo obrero consciente debe oponerse a esta guerra económica imperialista contra la Unión Soviética. ¡Abajo las sanciones antisoviéticas!

La bancarrota del estalinismo liberal

Si hoy un sector importante de la clase obrera polaca busca su salvación en el imperialismo occidental, no se explica simplemente por el terror del período de Stalin que gradualmente se convirtió en abuso y mala administración bajo Gomulka y luego Gierek. Un crimen anterior del estalinismo destruyó las importantes tradiciones del comunismo internacional en Polonia. Miles de militantes comunistas polacos que huyeron a la URSS escapando la dictadura fascistoide de Pilsudski fueron muertos en las purgas de fines de los años 30. El Partido Comunista Polaco fue liquidado oficialmente, y la ocupación nazi completó la obra de descabezar al proletariado polaco, especialmente su importante componente judío. Por lo tanto, la burocracia gobernante del período después de 1945 fue constituida por elementos puramente arribistas que carecían incluso de las tradiciones comunistas degeneradas de los viejos estalinistas.

La crisis actual es, ante todo, una reacción a la bancarrota del estalinismo liberal. Cuando Wladyslaw Gomulka subió al poder en 1956 a raíz del levantamiento de Poznan, lo hizo prometiendo la democracia obrera más amplia. Luego se dio la vuelta y suprimió los consejos obreros y los intelectuales de izquierda que lo habían apoyado contra los estalinistas duros, al mismo tiempo que fortalecía las posiciones de la iglesia católica y los pequeños propietarios campesinos. Cuando Gierek reemplazó a Gomulka luego del levantamiento de los obreros de la costa báltica en 1970, lo hizo prometiendo una prosperidad sin precedentes. Luego procedió a hipotecar ruinosamente la riqueza polaca a los banqueros occidentales y subsidió, también ruinosamente, al campesinado terrateniente. En consecuencia de esta experiencia repetida, cuando los obreros polacos se levantaron de nuevo en agosto de 1980, esta vez miraban hacia la poderosa oposición de la iglesia católica y de los disidentes nacionalistas, tras los cuales se encuentra el imperialismo occidental. Por un año la dirección clerical-reaccionaria de Solidarnosc agrupada alrededor de Lech Walesa se abstuvo de llamar por el derrocamiento del sistema “comunista” oficial (un estado obrero burocráticamente deformado) y por su reemplazo con la “democracia” (burguesa). Ahora han caído las máscaras.

¿Y ahora qué para Polonia?

El golpe preventivo del régimen de Varsovia ha sido eficaz por ahora. Cuando la ley marcial fue declarada, activistas de Solidarnosc no detenidos llamaron a una huelga general. Aun cuando las noticias provenientes de Polonia han sido escasas, parece que las huelgas están limitadas a ciertos baluartes de Solidarnosc y hay muy poca resistencia activa y seria a la ley marcial. Todavía existe la posibilidad, sobre todo en vista de las desesperadas condiciones económicas, de que los agitadores anticomunistas dentro y alrededor de Solidarnosc puedan provocar protestas de masas llevando a una escalada violenta y hasta una guerra civil. Bajo estas condiciones, una intervención militar soviética bien podría ser el único medio disponible para suprimir la contrarrevolución. Pero es claramente en el mejor interés de la clase obrera que la intentona contrarrevolucionaria de Solidaridad sea apartada en la forma más rápida y tranquila, y con el menor derramamiento de sangre posible.

En el proceso de frustrar la toma del poder por elementos capitalistas-restauracionistas, detuvieron cierto número de dirigentes de Solidarnosc. Han sido suspendidos los derechos de huelga y de protesta, impuesto un toque de queda, cerradas las fronteras de Polonia, interrumpidas o cortadas las comunicaciones telefónicas y telegráficas. Conforme pasa el peligro contrarrevolucionario inmediato, estas medidas de ley marcial deben ser levantadas, incluso poniendo en libertad a los dirigentes de Solidarnosc. Una vanguardia trotskista busca derrotarlos políticamente, mediante la movilización de la clase obrera polaca por sus verdaderos intereses de clase.

Para los trotskistas, la actual crisis polaca reafirma poderosamente la necesidad, de una revolución política proletaria contra las burocracias estalinistas, especialmente frágiles en Europa del Este. Por su escala y forma, la movilización social alrededor de Solidarnosc demuestra el poder de la clase obrera para tomar control de la sociedad. Pero bajo el tutelaje de la iglesia católica y la dirección de nacionalistas neopilsudskistas y socialdemócratas pro occidentales, elcontenido social de Solidarnosc es profundamente anti-proletário. Un movimiento obrero proletario-internacionalista solo puede reconstruirse en Polonia bajo la dirección de una vanguardia trotskista con un programa de unidad revolucionaria de los obreros polacos y rusos. Esta unidad, dirigida necesariamente contra las burocracias estalinistas, es clave para la defensa de las economías colectivizadas y las conquistas de Octubre.

¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!

Sindicato patronal de Polonia al servicio de los banqueros y la CIA

¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!

Introducción (Al folleto espartaquista sobre Solidarnosc)

[Adaptada de la introducción a la edición en inglés, 8 de octubre de 1981]

Mientras Lech Walesa se pavonea frente al congreso de Solidarnosc ostentando su medallón de la virgen y jactándose de cómo él fácilmente podría haber obtenido un 90 por ciento del voto, los imperialistas norteamericanos sienten que sus sueños revanchistas por la restauración capitalista en Europa del Este están cada vez más cerca de su realización. Y la “crisis de la dirección proletaria” esbozada por Trotsky hace casi medio siglo fue claramente revelada por la actuación de aquellos tanto dentro como fuera de Polonia que reclaman el derecho a dirigir la clase obrera.

El estalinismo ha disipado el legado histórico socialista e internacionalista del movimiento obrero polaco, desanimando a la clase obrera frente a la renaciente reacción pilsudskista. La burocracia estalinista polaca, después de hipotecar Polonia a los banqueros alemanes con la vana esperanza de comprar la tolerancia de su propia clase obrera, ahora parece paralizada por el intento de Solidarnosc de entregar el país entero a los imperialistas. En Polonia no ha surgido ninguna oposición socialista digna de tal nombre. A escala internacional, los supuestos izquierdistas ven en este peligro mortal para la propiedad socializada de Polonia una oportunidad para ganar sus barras y estrellas como apologistas de izquierda para los socialdemócratas y los “estadistas laborales” procapitalistas que desde hace mucho tiempo se alistaron como socios menores en la campaña de guerra imperialista contra la Unión Soviética. En esto, los jefes virulentamente anticomunistas de la AFL-CIO [central sindical] estadounidense se revelan corno no tan diferentes de los burócratas estalinistas en el poder desde Moscú a Pekín, dirigentes vendidos de instituciones obreras las cuales son incapaces de defender eficazmente contra el enemigo de clase.

Desde luego no es nuestra tarea buscar excusas para los gobernantes estalinistas que han desorganizado la economía polaca; que han capitulado ante la iglesia y los pequeños propietarios campesinos; que han dominado despóticamente a la clase obrera con privilegios burocráticos que imitan las odiosas desigualdades de la sociedad capitalista; que han repelido a los intelectuales y jóvenes; que han fomentado el nacionalismo y todo tipo de ideología atrasada, especialmente el antisemitismo; y que han convertido la palabra “comunismo” en una maldición. Hay una línea de sangre — trazada con la sangre de revolucionarios de Indochina a España — que nos separa a los trotskistas del estalinismo, ese “gran organizador de derrotas”. Pero es sí nuestra tarea buscar reunir a la clase obrera en Polonia e internacionalmente en torno a la defensa de la propiedad socializada históricamente progresista en Polonia, sobre todo dado que evidentemente los desprestigiados estalinistas son incapaces de hacerlo.  La consigna de “unidad comunista contra el imperialismo a través de la revolución política”, lanzada por primera vez por la tendencia espartaquista al tiempo de la ruptura sino-soviética, es todavía más urgente en la medida en que la crisis polaca subraya la necesidad por la unidad revolucionaria de los obreros polacos y rusos para derrotar los proyectos sanguinarios del imperialismo estadounidense, de integrar Polonia al “mundo libre” para usarla como un arma contra la URSS, el bastión militar e industrial de los estados obreros deformados.

Este folleto constituye una recopilación documental del análisis espartaquista de los eventos en desarrollo en Polonia. A partir de septiembre de 1980 hemos constatado en los trastornos que han sacudido a Polonia tanto una oportunidad para la agitación revolucionaria como un potencial tremendo para la movilización reaccionaria basada en la iglesia católica, el “mercado libre” campesino, el movimiento “disidente” que mira hacia el Occidente capitalista para “democratizar” Europa del Este. Conforme Solidarnosc se consolidaba alrededor de un programa antisocialista culminando en la consigna por “sindicatos libres”, uno de los cantos de guerra del anticomunismo de la Guerra Fría, nosotros contraponíamos la demanda por sindicatos independientes del control burocrático y basados en un programa de defensa de la propiedad socializada. Las demandas levantadas en los artículos reproducidos en este folleto — por la absoluta separación de la iglesia del estado, por la colectivización de la agricultura, por la anulación de la deuda polaca a los banqueros imperialistas, por la defensa militar de la URSS contra el imperialismo — constituyen el núcleo programático del partido internacional de vanguardia necesario para la defensa revolucionaria de las masas trabajadoras de Polonia, contra el imperialismo y la restauración capitalista, a través de la revolución política en los estados obreros deformados y la revolución proletaria en todo el mundo capitalista.

El Salvador 1932: La Matanza

Primera Sublevación Comunista de las Américas

El Salvador 1932: La Matanza

Traducido de Workers Vanguard No. 282, 5 de junio de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9, julio de 1981.

El 22 de enero del año pasado las calles de San Salvador resonaron con la marcha de 200.000 participantes en la más grande manifestación que jamás ha presenciado el diminuto país centroamericano de El Salvador. Virtualmente la totalidad de la clase trabajadora así como la población pobre de la capital respondió al llamado hecho por la recién formada alianza de izquierda para una demostración de fuerza contra la junta militar.

Se conmemoraba también otro 22 de enero, de hace medio siglo, cuando la población indígena y los campesinos de El Salvador se sublevaron en la primera insurrección dirigida por comunistas en las Américas. La revuelta de 1932 fue aplastada, con la masacre de unos 30.000 obreros y campesinos, en su mayoría indígenas trabajadores agrícolas, en las semanas subsiguientes. Prácticamente de la noche a la mañana desapareció un 2 1/2 por ciento de la población de El Salvador. Los sindicatos dejaron de existir. El movimiento revolucionario fue liquidado por muchos años. Esto fue La Matanza.

Aquel baño de sangre inauguró 50 años de dictadura militar prácticamente ininterrumpida en El Salvador. Hoy todavía el espectro de 1932 persigue a la clase dominante salvadoreña en la guerra civil que arde a través del país. Y la respuesta de los barones del café y de los coroneles de la junta militar ha sido la misma que entonces: el 22 de enero de 1980 dejó un saldo de 100 muertos, obreros, campesinos y moradores de tugurios masacrados por los asesinos militares y paramilitares del régimen. Para la derecha militar “otro 32” significa una “paz de 100.000 muertos”.

Pero para los izquierdistas salvadoreños La Matanza no es sólo un recuerdo trágico: han tomado como bandera el nombre de Agustín Farabundo Martí, líder de la insurrección de 1932. A pesar de la terrible venganza tomada por la clase dominante, 1932 mostró la fuerza tremenda de las masas trabajadoras, que se levantaron prácticamente sin armas y virtualmente sin dirección, y no obstante lograron apoderarse de buena parte del país antes de que iniciaran su labor asesina las ametralladoras. En condiciones mucho menos favorables de las que existen hoy día, con un movimiento revolucionario débil y una clase obrera poco numerosa, los trabajadores agrícolas y campesinos fueron capaces de arrimarle un susto casi mortal a la burguesía terrateniente en el poder.

Para quienes hoy predican una “solución política” en El Salvador, 1932 también tiene sus lecciones. No fue durante la sublevación misma donde murieron los 30.000. Este fue el castigo impuesto por una burguesía aterrorizada despuésde haber asegurado su victoria. Si los oligarcas salvadoreños y sus militares carniceros sobreviven este reto a su dominio, volverán a tomar venganza en la misma forma. Sólo el triunfo militar de los rebeldes izquierdistas puede evitarlo. Sólo la revolución socialista puede garantizar que no vuelva a suceder.

Farabundo Martí y 1932

Los orígenes del levantamiento de 1932 se encuentran en la expansión del capitalismo agrario en El Salvador, engranando al país en el mercado mundial, y en el craque de ese mercado con la depresión capitalista de 1929. El desarrollo de las grandes fincas cafetaleras desarraigó a miles de indígenas de sus tierras ancestrales, destruyendo el sistema agrícola comunal que los había sustentado por siglos. Pero con la creación de una masa de asalariados agrícolas y colonos campesinos oprimidos, los magnates del café crearon también un enemigo de clase peligroso. Cuando al impacto de la depresión el precio del café sufrió un colapso, los campesinos indígenas se encontraron literalmente muriendo de hambre por falta de tierra y de trabajo. Era una situación madura para la rebelión.

Los líderes de la rebelión habían de encontrarse en las filas del recién fundado Partido Comunista Salvadoreño (PCS) y en el incipiente movimiento obrero dominado por la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS) dirigida por los comunistas. Inspirados en la Revolución Rusa, un pequeño grupo de izquierdistas fundaron un movimiento comunista centroamericano en 1925, y ya para 1930 el PCS se encontraba funcionando dentro del país. Su dirigente más efectivo era Farabundo Martí, cuyo cargo oficial era el de secretario general de la sección salvadoreña del Socorro Rojo Internacional, la liga para la defensa obrera creada por los comunistas y dirigida en los EE.UU. en sus primeros años por James P. Cannon, fundador del trotskismo norteamericano.

Las conexiones de la Internacional Comunista con Centroamérica eran extremadamente flojas. Y Martí no era de esos que se sometieran a la burocracia de la “Stalintern”. “En aquel entonces [1925-27] Martí llevaba en la solapa una estrella roja con la imagen de León Trotsky. En ese momento, por supuesto, Trotsky había caído ya en desgracia, pero aún no era anatema…. seria equivocado catalogar de estalinista a este apasionado y temperamental salvadoreño” (Thomas Anderson, Matanza: El Salvador’s Communist Revolt of 1932). Martí era un internacionalista, fue expulsado de Guatemala en 1925 por participar en la fundación del Partido Socialista Centroamericano; en 1928 fue arrestado en Nueva York durante una redada de la policía a la Liga Antiimperialista del PC.

Martí luchó en 1928-29 al lado de Augusto César Sandino en Nicaragua, fungiendo como secretario particular del general liberal en su guerra de guerrillas contra los Marines estadounidenses que ocupaban Nicaragua. Después rompió con Sandino diciendo que, “Su bandera era sólo bandera de independencia, bandera de emancipación, y no perseguía fines de rebelión social. Declaro terminantemente esto, porque más de alguna vez se atribuyeron al general Sandino ideas comunistas” (Mauricio de la Selva, “El Salvador: Tres Décadas de Lucha”, Cuadernos Americanos, enero-febrero de 1962).

¡“A luchar contra la burguesía nacional”!

La crisis política del capitalismo salvadoreño originada por la quiebra del café hizo que el presidente Pío Romero, cuyo gobierno había estado reprimiendo violentamente a la FRTS y a Socorro Rojo, llamara a elecciones presidenciales en 1931, abiertas a todos los candidatos. En estos comicios sin precedentes, ganó Arturo Araujo, un liberal con aspiraciones reformadoras. Pero los tiempos no favorecían las reformas y el gobierno de Araujo empezó a reprimir sangrientamente la ola masiva de huelgas rurales en las fincas cafetaleras de las regiones montañosas del occidente. La Guardia Nacional atacaba las manifestaciones estudiantiles. Mientras tanto, los organizadores comunistas se encontraban con una audiencia receptiva a su mensaje revolucionario. De acuerdo a un manifiesto del PCS:

“El Partido Comunista exhorta a todos los obreros y campesinos pobres de El Salvador a luchar enconadamente contra la burguesía nacional, que está incondicionalmente aliada a los imperialistas yanquis…. ¡Abajo el opresor imperialista y sus perros nacionales! ¡Abajo el gobierno fascista de Arturo Araujo!”

Arauja encarceló a Martí, quien se convirtió en héroe popular, logrando que se le liberara mediante una huelga de hambre acompañada de manifestaciones multitudinarias demandando su libertad. Pero las perspectivas de los comunistas se vieron amenazadas cuando, en diciembre de 1931, un golpe militar de derecha llevó al poder al general Maximiliano Hernández Martínez. Le quedaba muy poco tiempo al aún débil PCS con su dirección deficiente. Las condiciones objetivas para una revolución dirigida por los comunistas estaban claramente a la vista — pero, ¿habría una dirigencia capaz de sacar partido de ellas? Las debilidades del PCS salieron a la superficie cuando un periódico estudiantil influenciado por los comunistas, Estrella Roja, publicado por los discípulos de Martí, Alfonso Luna y Mario Zapata, dio la bienvenida al golpe de Martínez, diciendo que “los disparates” de Araujo habían impuesto al ejército la obligación moral de derrocarlo.”

Las ilusiones en el ejército habían de ser muy pronto desbaratadas en forma trágica. Con esperanzas de evitar la represión intensificada, los comunistas trataron de negociar con Martínez. Se los pasaron al ministro de defensa, quien se rehusó a negociar diciéndoles: “Uds. tienen machetes; nosotros tenemos ametralladoras.” Corrió el rumor de que Martínez planeaba aniquilar militarmente la amenaza izquierdista. Después de las elecciones de principios de enero en las que se escamoteó a los comunistas el triunfo en los comicios, los líderes del partido decidieron jugarlo todo en un desesperado intento por derrocar el régimen de Martínez.

Entre los campesinos indígenas, dirigidos por caciques aliados con los comunistas, había un fervor insurreccional. Se sabía de muchos soldados y oficiales del ejército que simpatizaban con los comunistas. Después de un intenso debate Martí estuvo de acuerdo con otros camaradas del PCS en que había llegado la hora para el levantamiento. Un dirigente comunista sobreviviente, Miguel Mármol, relata que Martí aceptó la idea de que “el deber del Partido era el de ocupar su puesto de vanguardia al frente de las masas, para evitar el peligro inminente, mayor, y deshonroso para nosotros, de una insurrección incontrolada, espontánea o provocada por la acción gubernamental, en que las masas fueran solas y sin dirección al combate” (Roque Dalton, Miguel Mármol: los sucesos de 1932 en El Salvador).

La Matanza

Todo cuanto podía salir mal salió mal. No había armas, no había planes militares reales. Martí y otros dirigentes fueron arrestados en vísperas del alzamiento que se preparaba, el cual tuvo que ser postergado por segunda vez. Finalmente era cosa tan conocida que incluso la fecha se publicaba en los periódicos de San Salvador. Los camaradas del PCS y sus partidarios en el ejército fueron desarmados, arrestados o asesinados, mientras las tropas que se habían sublevado prematuramente el 19 fueron aplastadas con facilidad. Fuera de las regiones montañosas del occidente y de unas cuantas ciudades el apoyo era a lo más muy irregular. En el último momento, parte de la dirección se achicopaló y trató de suspender el alzamiento; pero prevaleció la mayoría, la cual, sin embargo, intentó sin éxito convertir el llamado a la insurrección en un llamado a la huelga general.

Por fin, a la medianoche del 22 llegó la “hora cero” y los campesinos se alzaron lanzándose a una rebelión heroica pero destinada a fracasar. Curiosamente, toda la parte norte de América Central se estremeció esa misma noche con la erupción simultánea de cuatro grandes volcanes, incluyendo el cráter de Izalco en El Salvador. Thomas P. Anderson, el historiador norteamericano de La Matanza, escribe en su valioso e interesante relato que mientras la lava hirviente bajaba por las laderas de Izalco,

“en el resplandor de la montaña candente, se observaba un acontecimiento más amenazante. Bandas de indígenas armados con machetes salían de entre las quebradas y las enmarañadas montañas dirigiéndose hacia los pueblos de la región….

“La revuelta no fue una mera ‘jacquerie’, ni un arranque impulsivo por parte de los campesinos indígenas…, tiene la distinción de ser el primer movimiento revolucionario de América Latina en el que hombres reconocidos como comunistas internacionales jugaron un papel importante.”

— Thomas P. Anderson, Matanza: El Salvador’s Communist Revolt of 1932

Al principio los rebeldes barrieron con todo lo que se les puso enfrente, tomando pueblos, saqueando comercios y vengándose en un puñado de víctimas burguesas que bien merecido se lo tenían. En total, aparte de las bajas del ejército, sólo se perdieron un par de docenas de vidas en la sublevación misma. Pero cuando las ametralladoras se empezaron a escuchar, ni los más afilados machetes pudieron responder. Buques de guerra de EE.UU. y Gran Bretaña esperaban en la costa, ofreciendo intervención imperialista. Martínez rechazó la oferta. No era necesario, decía en un telegrama: “Hasta hoy, el cuarto día de operaciones, están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas.”

Fue entonces que comenzó la masacre punitiva. Durante el subsiguiente terror blanco, cientos de alzados fueron forzados a cavar sus propias tumbas para después ser fusilados y enterrados. Miles de muertos fueron dejados insepultos — tantos que durante semanas nadie en la región se atrevía a comer carne de puerco, tanto por temor a que los cerdos se hubieran alimentado con los cuerpos como porque la carne misma era sospechosa. Los campesinos rebeldes eran lanzados al aire para hacérseles caer ensartados en las bayonetas. Los líderes fueron rodeados para luego ser colgados o fusilados. Las últimas palabras de Martí ante el pelotón de fusilamiento fueron “¡Viva Socorro Rojo Internacional!” Otros líderes gritaron “¡Viva la Internacional Comunista!” y hasta “¡Viva Stalin!”

“Ultraizquierdismo”

La respuesta del Comintern, sin embargo, no fue tan laudatoria. Tal vez lo ignoran los estalinistas y nacionalistas que ahora dicen hablar en nombre de Martí, pero la respuesta de la Comintern estalinizada a la insurrección salvadoreña fue voltearle la espalda, acusando al PCS de “ultraizquierdismo”. “Una de las principales lecciones de la insurrección salvadoreña es el gran peligro de las tendencias putschistas y sectarias de ‘izquierda’ contra las que debemos emprender la más enérgica lucha” (International Press Correspondence, 17 de marzo de 1932). A este veredicto traicionero y antirrevolucionario se opuso duramente Miguel Mármol, un dirigente sobreviviente del PCS. Hablando años después con el poeta izquierdista Roque Dalton, decía:

“No creo que se nos deba atribuir aventurerismo pequeñoburgués por haberlo hecho…. Creo que nuestros errores fueron de derecha y no de izquierda…. por las vacilaciones y los retrasos, por las groseras violaciones de las más elementales medidas de seguridad conspirativa, la insurrección vino a iniciarse… cuando ya el Gobierno había asesinado a todos los oficiales y soldados comunistas dentro del ejército burgués, había capturado y liquidado o estaba a punto de liquidarlos, a la mayor parte de los miembros de la dirección del Partido y de las organizaciones de masas.”

— Dalton, Miguel Mármol

A principios de los 30 sí se vieron ejemplos supremos de traiciones ultraizquierdistas de los estalinistas; más trágicamente en Alemania, donde los comunistas siguiendo la línea del “tercer período” de Moscú combatieron a los socialistas, y no a los nazis, como el “peligro principal”, preparando así el terreno para Hitler. Pero el alzamiento salvadoreño de 1932 no fue un putsch ultraizquierdista. Más bien, en la tradición del dirigente comunista alemán Eugene Leviné y la efímera república soviética de Baviera de 1919, un partido débil incapaz de manejar una situación revolucionaria difícil y aislada se colocó a la cabeza de una insurrección destinada al fracaso antes que traicionar a las masas que lo habían reconocido como dirección.

El poeta salvadoreño Roque Dalton, miembro hasta su muerte del Ejército Revolucionario del Pueblo, escribió un poema titulado “Ultraizquierdistas” en respuesta a la línea estalinista-reformista. Incluye la siguiente estrofa:

“Todo iba muy bien hasta que se apareció ese ultraizquierdista llamado

Farabundo Martí que encabezó un ultraizquierdista Partido Comunista

Salvadoreño en el que militaban un montón de ultraizquierdistas

Entre ellos Feliciano Ama Timoteo Lúe Chico Sánchez Vicente Tadeo Alfonse Luna y Mario Zapata.

No pudieron ser ultraizquierdistas hasta el final porque

Porque no tenían con qué

Y fueron asesinados en número de treinta mil.”

Hoy como en 1932 existen quienes se aprestan a tildar a las comunistas revolucionarios, los trotskistas, de “ultraizquierdistas”. ¡Y lo hacen en nombre de Martí! El hombre cuyo partido llamaba a “luchar enconadamente contra la burguesía nacional” ha sido tomado como símbolo por los dirigentes guerrilleros izquierdistas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) quienes, sin embargo, basan su estrategia de frente popular precisamente en una alianza con los capitalistas “nacionales” o “patrióticos”. Ahora abogan por un arreglo negociado con los herederos militares del carnicero Martínez. Sospechamos que a Martí le hubiera gustado más lo que nosotros escribimos en Workers Vanguard justamente antes de que el FMLN emprendiera su ofensiva general de enero:

“Pero a las masas salvadoreñas no les queda otra salida — la pasividad no ha parado la escalada de la masacre. Y si las masas trabajadoras se levantan en una insurrección a fondo, desde los montes cafetaleros del oeste hasta las fábricas y los tugurios de San Salvador, pueden triunfar sobre el terror blanco…. ¡Victoria militar a los insurgentes de izquierda!”

  

— WV No. 271, 2 de enero de 1981

Medio siglo después de la heroica insurrección de 1932 y de la horrífica Matanza, El Salvador se encuentra de nuevo en plena rebeldía. Las fuerzas de la izquierda son ahora más fuertes organizativa y militarmente que los jóvenes comunistas de 1932. Pero mientras sus líderes persigan la peligrosa quimera de un “arreglo político” con los terroristas de la sanguinaria junta militar, serán políticamente impotentes. Es imprescindible que los rebeldes izquierdistas ganen la guerra civil, que una vanguardia comunista (trotskista) dirija una revolución proletaria en El Salvador que desencadene la erupción de las masas obreras y campesinas por toda Centroamérica.

El ala derecha de la YSL y la ‘crisis del estalinismo mundial’ (1957)

El ala derecha de la YSL y la ‘crisis del estalinismo mundial’ (1957)

[Adaptada de la introducción a la edición en inglés, 8 de octubre de 1981. Esta versión en español fue impresa enSindicato patronal de Polonia al servicio de los banqueros y la CIA — ¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!]

A continuación reproducimos la traducción de extractos de The Hungarian Revolution, editado en 1959 por un precursor de nuestra tendencia. El autor, Shane Mage, fue uno de los jóvenes shachtmanistas de izquierda que pasaron al trotskismo, fusionándose con el Socialist Workers Party (SWP) norteamericano en 1958. “El ala derecha de la YSL y la ‘crisis del estalinismo mundial”, reproducido en el folleto de 1959, se originó como documento fraccional dentro de la Young Socialist League (YSL), la organización de la juventud de la tendencia encabezada por Max Shachtman que se separó del entonces revolucionario SWP al rechazar el principio fundamental del trotskismo de la defensa incondicional de la Union Soviética contra el imperialismo. La defensa por la mayoría de los shachtmanistas de las “metas democráticas generales” en la Revolución Húngara de 1956 representó un paso importante hacia su liquidación en la socialdemocracia oficial norteamericana. Fue el curso de los shachtmanistas hacia una unificación con el partido “socialista de Guerra Fría” de Norman Thomas (que en poco tiempo fue dominado por ellos) lo que empujó al ala izquierda de la YSL, formada por Mage, James Robertson, el execrable Wohlforth y otros, hacia el trotskismo y el SWP.

Estos jóvenes trotskistas, un sector importante de los cuadros fundadores del grupo de la juventud del SWP, se encontraron otra vez en un partido que estaba derechizándose a paso rápido. Mage fue uno de los camaradas que surgieron como la oposición de izquierda del SWP, fueron expulsados en 1964 y luego formaron la Spartacist League. La tendencia espartaquista es la expresión del programa trotskista abandonado por el SWP, hoy en día una formación reformista execrable. Mage, por su parte, se apartó de la política revolucionaria en los años 60.

Al analizar las bases sociales potenciales para la  contrarrevolución en Europa del Este, Mage señaló en “El ala derecha de la YSL…” que no es necesario que los partidos contrarrevolucionarios se pronuncien por, o lleven a cabo de inmediato, la desnacionalización de la industria estatizada. Más bien preferirían subordinar la industria nacionalizada a los intereses de la pequeña burguesía nacional y el capital internacional. Con esto Mage no expresaba algún concepto particular sino que seguía a Trotsky, quien escribió en 1937: “En el caso del triunfo de una contrarrevolución burguesa en la URSS; el nuevo gobierno tendría que basarse durante un largo periodo en la economía nacionalizada” (“¿Un estado ni obrero ni burgués?”).

Al mismo tiempo, Mage insistía en que no fue contrarrevolución lo que estaba aconteciendo en Hungría en octubre-noviembre de 1956. Los órganos efectivos del poder eran los consejos obreros que expresaban una concienciasocialista confusa, aunque con desviaciones sindicalistas e ilusiones “neutralistas”, mientras las fuerzas clerical-reaccionarias agrupadas en torno al cardenal Mindszenty eran relativamente débiles y contrapuestas (a los obreros). Estos son factores importantes para los revolucionarios, dictando una orientación hacia los eventos de 1956 en Hungría como desarrollándose hacia una revolución política proletaria. La polémica de Mage destaca así tajantemente la línea de la tendencia espartaquista en la actual crisis polaca, donde la constelación de las fuerzas contrarrevolucionarias (que en Hungría representaban elementos decididamente subordinados) hoy manejan la fuerza dominante detrás del “sindicato” Solidarnosc. El que el enfoque teórico y los criterios programáticos utilizados por Mage en torno a Hungría en 1956 mantengan su validez, aunque necesitando conclusiones muy distintas, para Polonia en la actualidad, demuestra el poder del trotskismo como la guía leninista contemporánea para la acción revolucionaria.

La obra de Mage sobre Hungría no carece de debilidades. Como revolucionario subjetivo en transición del shachtmanismo, él mantuvo a esta altura una postura blanda hacia un “antiestalinismo” sin distinciones y el “neutralismo” defendidos por algunos de los disidentes húngaros. Más aun, al descartar el apoyo a una intervención rusa en cualquier circunstancia, Mage elevó en forma impermisible el derecho democrático-burgués a la autodeterminación nacional sobre la cuestión de clase de la defensa del poder estatal proletario en contra del capitalismo-imperialismo.

* * * * *

Extractos de “El ala derecha de la YSL y la ‘crisis del estalinismo mundial” de Shane Mage

[Publicado por primera vez en Young Socialist Review, 1 de junio de 1957]

La cuestión clave es la siguiente: en términos teóricos, ¿era posible que las revoluciones polaca y húngara resultaran en la restauración del capitalismo? El proyecto de resolución del NAC [Comité Nacional de Acción — cuerpo directivo de la YSL] lo descarta, sosteniendo que la “democracia” es suficiente para definir “la revolución por el socialismo democrático”. Este punto de vista, a mi ver, sólo es posible sobre la base de una ignorancia extraordinaria, de las fuerzas sociales y económicas reales que determinan la evoluciFirst Printed in Young Socialist Reviewón de Polonia y Hungría, y del contexto mundial en el que ocurrían estas revoluciones…

Establecer la democracia formal, si ha de significar algo, quiere decir elecciones libres a un parlamento soberano. Las elecciones libres, por otro lado, significarían la instalación de un gobierno que refleje el sector numéricamente más importante de la población. En Polonia y Hungría esta mayoría no es la clase obrera. Es la pequeña burguesía rural y urbana, los campesinos, los pequeños comerciantes, los artesanos, la vieja clase media….

He aquí uno de los elementos más escandalosos del proyecto de resolución del NAC. Los autores del proyecto, han hecho la omisión más estúpida posible en una resolución sobre Polonia y Hungría: ¡no hay mención alguna de la iglesia católica, sea como instituto religioso o como fuerza social!

Sin embargo, tanto en Polonia como en Hungría la iglesia es la única organización dejada intacta bajo el régimen estalinista, con un aparato estable y altamente articulado, una larga tradición de continuidad, y un gran prestigio popular….

¿Cuál es el papel anhelado de la iglesia en estas revoluciones? El Proyecto de Resolución sostiene que en Polonia y Hungría “las fuerzas que se declaran por una restauración del capitalismo… eran sumamente restringidas, sin peso alguno.” Es verdad que en Polonia y en Hungría la iglesia no expuso un programa abiertamente capitalista. Pero no le es necesario hacerlo. La iglesia católica, por su propia naturaleza como organismo internacional controlado totalmente desde el Vaticano, cumple un papel determinado en la política mundial — él de un aliado importante del imperialismo estadounidense y de la reacción capitalista en todos los países. Si se sintiera en condiciones para hacerlo, ¿qué razón hay para pensar que la iglesia encabezada por un Mindszenty se comportaría en manera diferente de la iglesia en Italia, España o Austria? Y si unas elecciones libres dieran como resultado un parlamento con mayoría católica, reflejando así la mayoría católica en el campo, ¿no se sentiría la iglesia en condiciones de hacerlo?

Me parece que es altamente probable que unas elecciones auténticamente libres, tanto en Polonia corno en Hungría, resultarían en una mayoría clerical pequeñoburguesa. No hubo elecciones libres en Polonia después de la guerra, pero si se hubieran celebrado, pocos (salvo los estalinistas) negarían que las hubiera ganado el Partido Campesino de Mikolajczyk. Pero sí hubo elecciones libres en Hungría, y de estas salió una mayoría considerable para el Partido de los Pequeños Propietarios, dirigido por los clerical reaccionarios Ferenc Nagy y Mons. (¡!) Bela Varga.

¿Es que un gobierno Mindszenty-Ferenc Nagy o Mikolajczyk-Wyszinski hubiera podido restablecer el capitalismo?…

Creo que un gobierno pequeñoburgués en Polonia o Hungría, si se le permite estabilizarse y apoderarse del país, bien podría llevar a cabo un retorno al capitalismo, y en muy poco tiempo. El primer paso sería absolutamente necesario, para cualquier gobierno no estalinista, restaurar las relaciones capitalistas en la agricultura, la pequeña producción y el comercio al por menor. La NEP [Nueva Política Económica] en Rusia producía en forma continua tendencias restauracionistas, simbolizadas por el auge de los nepistas y los kulaks. En efecto, la política de Bujarin de otorgar concesiones a estos elementos capitalistas habría llevado a este tipo de restauración del capitalismo a pesar del deseo subjetivo del ala derecha de los Bolcheviques de evitarlo. La NEP en un país atrasado y agobiado es una cosa peligrosa en el mejor de los casos. Si se la confía a los representantes políticos de los kulaks y los nepistas (y los partidos campesinos y pequeñoburgueses no pueden ser otra cosa), llevaría sin duda directamente al capitalismo.

Otro aspecto decisivo de un retorno al capitalismo bajo una dirección pequeñoburguesa democrática serían los lazos de Polonia y Hungría con el mercado capitalista mundial, especialmente, por supuesto, con la poderosa fuerza económica del imperialismo norteamericano. No tiene nada de secreto que el principal programa político afirmativo del imperialismo estadounidense con respecto a Europa del Este se basa en una ayuda económica masiva en la forma de “préstamos” o aun regalos. Esta “ayuda” tendría un efecto doble: sería un as de triunfo político en manos de los políticos burgueses, los únicos con acceso a la abundancia norteamericana, y muy pronto serviría para reorientar las economías de Polonia y Hungría hacia su tradicional dependencia del capitalismo occidental. Lenin alguna vez dijo que le preocupaban mucho menos los ejércitos de Guardias Blancos que las mercancías baratas del Occidente que éstos traían consigo. Las mercancías norteamericanas que entrarían a Europa Oriental bajo gobiernos pequeñoburgueses serían más que baratas — ¡serían gratuitas!

¿Y qué pasaría con las industrias nacionalizadas? Su suerte seria servir los intereses de los campesinos y la pequeñaburguesía y las necesidades de comercio con los capitalistas occidentales. Hungría y Polonia pueden convertirse en estados capitalistas sin desnacionalizar una sola fábrica industrial de importancia; sólo hay que convertir la industria —democráticamente, por supuesto— en un apéndice de la economía campesina y del mercado mundial.

Intentona frustrada en Polonia

Intentona frustrada en Polonia

 

 

Traducido de Workers Vanguard No. 295, diciembro de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No 10, 1982.

 

Con la imposición del “estado de guerra” en Polonia, ha sido parado un intento contrarrevolucionario de toma del poder. Pocas horas antes de la proclamación del gobierno militar, la dirección clerical-nacionalista de Solidarnosc [Solidaridad] anunció la organización de un referéndum nacional sobre la formación de un gobierno anticomunista y la ruptura de la alianza militar con la Unión Soviética dirigida contra el imperialismo occidental. Pero el régimen de Varsovia estaba preparado para salirle al paso al reto. Las medidas tomadas van más allá de las que por lo general corresponden a la ley marcial; parecen haber hecho preparativos extensos para poner mano dura. Así, mientras Reagan y Haig perseguían la quimera de Qaddafi, el gobierno polaco lanzó lo que era en efecto un contragolpe, en lo que parecería haber sido el último momento posible para una acción desde una posición de poder.

 

Los estalinistas polacos consiguieron llevar a cabo eficazmente un golpe de estado en su propio país. Contrario a todos los instintos y apetitos de la burocracia gobernante, que busca constantemente un arreglo con el imperialismo, se vieron forzados a tomar medidas defensivas de las conquistas históricas del proletariado. Porque hay que admitir que la Solidarnosc de Lech Walesa estaba encaminada al derrocamiento no solo del desprestigiado y corrupto régimen estalinista, sino también de las conquistas sociales heredadas de la Revolución Bolchevique -fundamentalmente la economía colectivizada planificada- que fueron extendidas burocráticamente a Polonia luego de la liberación del país de la ocupación nazi por el Ejército Rojo. Es por eso que este “sindicato libre” polaco es apoyado por las fuerzas de la reacción imperialista -desde Wall Street al Mercado Común y el Vaticano- y por qué Ronald Reagan declaró que la crisis polaca representaba “el comienzo del fin del comunismo”.

 

Con tales declaraciones incendiarias, el jefe del imperialismo estadounidense buscó provocar un baño de sangre en Polonia a fin de encandecer su campaña de guerra antisoviética al rojo vivo. Corresponde a los intereses de la clase obrera, tanto en Polonia como a escala internacional, que la supresión actual de la contrarrevolución de solidarnos sea “fría” -es decir, sin derramamiento de sangre. Los obreros polacos deben ser advertidos de que las huelgas, protestas y otros actos de desafío de la ley marcial solo hacen el juego a aventureros reaccionarios. La violencia masiva tendría como resultado o la reimposición de un estado policíaco totalitario estalinista, aplastando al movimiento obrero por varios años, o el triunfo de la contrarrevolución capitalista, una derrota histórico-mundial para la causa socialista. Los trotskistas buscamos ante todo mantener una situación relativamente abierta, en la cual puede iniciarse un proceso de recristalización para forjar una vanguardia proletaria e internacionalista.

 

Si la ley marcial actual logra restaurar algo parecido al tenue equilibrio social que existía en Polonia antes de las huelgas de Gdansk de agosto de 1980 -o sea, un arreglo tácito de que si la gente no molestaba al gobierno, el gobierno no molestaría a la gente- volverían a establecerse condiciones propicias a la cristalización de un partido leninista-trotskista. Sobre todo en un país tan evolucionado históricamente como Polonia, el proletariado tiene la capacidad de reconocer sus propios intereses históricos, dados el tiempo suficiente y una situación política relativamente abierta. Debe haber elementos -fuera de Solidarnosc, dentro de Solidarnosc, en el partido comunista- con impulsos socialistas genuinos que han sido sofocados por la confrontación particular que ha dominado Polonia durante el último año. Ellos deben ser ganados al programa de defensa del poder estatal proletario contra esta clase de movilización clerical-nacionalista que ha llevado a Polonia al borde de la contrarrevolución, luchando al mismo tiempo por una revolución política proletaria contra la burocracia estalinista.

 

Solidarnosc intenta tomar el poder

 

En su primer congreso nacional, celebrado en Gdansk en septiembre, Solidarnosc se consolidó alrededor de un programa de contrarrevolución declarada. Su llamamiento por “sindicatos libres” en el bloque soviético, una consigna central del anticomunismo de Guerra Fría desde hace mucho tiempo, fue una provocación intencionada a Moscú. Tras su llamado por “elecciones libres” al Sejm (parlamento) se hallaba el programa de la “democracia estilo occidental” -es decir, la restauración del capitalismo so pretexto de establecer un gobierno parlamentario. Para subrayar sus lazos con el Occidente, Solidarnosc exigió incluso la entrada de Polonia al cártel banquero mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), e invitó a su congreso a Lane Kirkland, un combatiente de Guerra Fría “duro” y jefe de la AFL-CIO norteamericana, y al notorio agente de la CIA Irving Brown, jefe de operaciones europeas de la AFL-CIO.

 

Por supuesto la masa de obreros engañados en Solidarnosc no buscaba ni buscan conscientemente el desempleo endémico, los salvajes recortes salariales y el deterioro de las condiciones de trabajo que traería el capitalismo. Si el FMI llega alguna vez a echar su garra a la economía polaca, los obreros pronto añorarían los “buenos tiempos pasados” bajo Gomulka y Gierek. Sería el presagio de la reunificación alemana sobre bases capitalistas y prepararía, de una forma u otra, una Tercera Guerra Mundial nuclear en un futuro pronto. De acuerdo con el espíritu católico de Solidarnosc, puede decirse: “Perdónales señor, porque no saben lo que hacen”.

 

Los estalinistas reconocieron, a su manera, que Solidarnosc estaba encaminada a una confrontación final; no obstante, intentaron conciliarla. Las negociaciones entre Jaruzelski y Walesa finalmente fracasaron principalmente sobre la demanda de Solidarnosc por elecciones libres a nivel municipal. Bajo las condiciones existentes en Polonia, ello habría significado entregar el poder gubernamental en la base de la sociedad a nacionalistas anticomunistas tales como la pilsudskista y antisemita Confederación por una Polonia Independiente (KPN).

 

El acontecimiento que llevó directamente a la imposición de la ley marcial fue la tentativa por Solidarnosc de sindicalizar a los cadetes bomberos en Varsovia, un grupo cuya posición legal (como en el resto de Europa) es similar a la de la policía. De allí a la sindicalización dentro de las fuerzas armadas y la milicia no había sino un paso. Al día después de que la policía dispersara a los cadetes el 2 de diciembre, la dirección de Solidarnosc se reunió en Radom a puertas cerradas para planear una toma contrarrevolucionaria del poder. El jefe de la poderosa región de Varsovia, Zbigniew Bujak, declaró que “el gobierno debe ser finalmente derrocado” y propuso la organización de una milicia de Solidarnosc con ese objetivo. Alguien entregó grabaciones de la reunión al gobierno quien las transmitió repetidamente por la radio estatal. Muchos polacos fueron sin duda escandalizados, especialmente por la duplicidad del “moderado” Walesa quien aconsejó a sus colegas que siguieran diciendo, “te queremos, socialismo”, y al mismo tiempo conspirando para derrocar al gobierno.

 

Con la revelación de sus planes secretos, la dirección de Solidarnosc se embarcó en una tentativa abierta de tomar el poder, anunciando un referéndum nacional para el establecimiento de un gobierno provisorio y “elecciones libres”. Pocas horas después el régimen contraatacó, declarando el “estado de guerra” bajo un Consejo Militar de Salvación Nacional. Según informes, fueron, detenidos mil dirigentes de Solidarnosc y, como contrapartida, arrestaron a cinco ex dirigentes del partido comunista — incluyendo al ex jefe del partido Edward Gierek y sus colegas más cercanos. Aunque el General Jaruzelski, primer ministro y jefe del partido, insiste que no se trata de un golpe militar, he aquí un elemento inquietante de bonapartismo militar. Quizás hay en esto una concesión al nacionalismo anticomunista. Mientras que el partido estalinista está completamente desprestigiado, el ejército mantiene cierta autoridad popular en tanto representación del estado nacional, supuestamente colocado por encima de la política. Los estalinistas solo hacen referencias hipócritas a las formas socialistas, el homenaje que el vicio rinde a la virtud. Pero en comparación con el puño de hierro castrense, las formas son importantes.

 

El imperialismo a la ayuda de Solidarnosc

 

“Sindicatos libres” y “elecciones libres” para Polonia se han convertido en consignas claves de la Segunda Guerra Fría de Reagan, y la imposición de la ley marcial será utilizada, con toda seguridad para azuzar la campaña de guerra antisoviética, sobre todo en Europa Occidental. En el caso de Francia, en particular, han habido manifestaciones masivas en pro de Solidarnosc, encabezadas por personajes del Partido Socialista, dando lugar a una “unión sagrada” abarcando desde fascistas, monarquistas y gaullistas hasta socialdemócratas y seudotrotskistas estalinofóbicos como la OCI y la LCR. En los EE.UU., el criminal de guerra imperialista Henry Kissinger, un hombre directamente responsable de la masacre de millones de vietnamitas indefensos, condena la supresión de Solidarnosc como “una grave ofensa contra la libertad humana”. Cuando Kissinger habla de la “libertad” piensa en la libertad para explotar a los obreros y campesinos del mundo, una “libertad” impuesta a través del terror de masas.

 

Tras la consigna de contrarrestar “la exportación de la revolución” a El Salvador, apuntalan a la junta asesina con pertrechos de guerra norteamericanos y boinas verdes. El régimen racista sudafricano se convierte en una parte central del “mundo libre”, atacando a Angola con armamentos suministrados por Israel. En Afganistán, la CIA arma a los reaccionarios islámicos que luchan a lo largo de la frontera sur de la URSS por mantener la esclavitud feudal y prefeudal. China, aliada con Washington, amenaza constantemente al Vietnam, que combatió heroicamente durante varias décadas contra el barbarismo imperialista estadounidense. Pero es en Polonia que Reagan ve la mejor posibilidad para realizar sus planes contrarrevolucionarios contra la Unión Soviética al “echar atrás” las conquistas económicas y sociales de la posguerra en Europa del Este. La toma del poder por Solidarnosc representaría un triunfo para Wall Street y el Pentágono, para el Mercado Común y el FMI, para sanguinarios dictadores latinoamericanos y racistas sudafricanos. La creación de una Polonia dentro del “mundo libre” acercaría enormemente la horrible posibilidad de un holocausto nuclear antisoviético.

 

Con la supresión de Solidarnosc por el ejército polaco, los planes del imperialismo EE. UU. de integrar a Polonia al “mundo libre”, o al menos de una batalla sangrienta entre el ejército soviético y las masas polacas, han sido frustrados. Reagan ha reaccionado con sanciones económicas contra los polacos y los rusos. En tanto que los europeos occidentales y los japoneses no sigan su ejemplo -y es casi seguro que no lo harán- estas sanciones terminarán por dañar más a los capitalistas norteamericanos que a los rusos. Sin embargo, independientemente del efecto cuantitativo de las acciones de Reagan, todo obrero consciente debe oponerse a esta guerra económica imperialista contra la Unión Soviética. ¡Abajo las sanciones antisoviéticas!

 

La bancarrota del estalinismo liberal

 

Si hoy un sector importante de la clase obrera polaca busca su salvación en el imperialismo occidental, no se explica simplemente por el terror del período de Stalin que gradualmente se convirtió en abuso y mala administración bajo Gomulka y luego Gierek. Un crimen anterior del estalinismo destruyó las importantes tradiciones del comunismo internacional en Polonia. Miles de militantes comunistas polacos que huyeron a la URSS escapando la dictadura fascistoide de Pilsudski fueron muertos en las purgas de fines de los años 30. El Partido Comunista Polaco fue liquidado oficialmente, y la ocupación nazi completó la obra de descabezar al proletariado polaco, especialmente su importante componente judío. Por lo tanto, la burocracia gobernante del período después de 1945 fue constituida por elementos puramente arribistas que carecían incluso de las tradiciones comunistas degeneradas de los viejos estalinistas.

 

La crisis actual es, ante todo, una reacción a la bancarrota del estalinismo liberal. Cuando Wladyslaw Gomulka subió al poder en 1956 a raíz del levantamiento de Poznan, lo hizo prometiendo la democracia obrera más amplia. Luego se dio la vuelta y suprimió los consejos obreros y los intelectuales de izquierda que lo habían apoyado contra los estalinistas duros, al mismo tiempo que fortalecía las posiciones de la iglesia católica y los pequeños propietarios campesinos. Cuando Gierek reemplazó a Gomulka luego del levantamiento de los obreros de la costa báltica en 1970, lo hizo prometiendo una prosperidad sin precedentes. Luego procedió a hipotecar ruinosamente la riqueza polaca a los banqueros occidentales y subsidió, también ruinosamente, al campesinado terrateniente. En consecuencia de esta experiencia repetida, cuando los obreros polacos se levantaron de nuevo en agosto de 1980, esta vez miraban hacia la poderosa oposición de la iglesia católica y de los disidentes nacionalistas, tras los cuales se encuentra el imperialismo occidental. Por un año la dirección clerical-reaccionaria de Solidarnosc agrupada alrededor de Lech Walesa se abstuvo de llamar por el derrocamiento del sistema “comunista” oficial (un estado obrero burocráticamente deformado) y por su reemplazo con la “democracia” (burguesa). Ahora han caído las máscaras.

 

¿Y ahora qué para Polonia?

 

El golpe preventivo del régimen de Varsovia ha sido eficaz por ahora. Cuando la ley marcial fue declarada, activistas de Solidarnosc no detenidos llamaron a una huelga general. Aun cuando las noticias provenientes de Polonia han sido escasas, parece que las huelgas están limitadas a ciertos baluartes de Solidarnosc y hay muy poca resistencia activa y seria a la ley marcial. Todavía existe la posibilidad, sobre todo en vista de las desesperadas condiciones económicas, de que los agitadores anticomunistas dentro y alrededor de Solidarnosc puedan provocar protestas de masas llevando a una escalada violenta y hasta una guerra civil. Bajo estas condiciones, una intervención militar soviética bien podría ser el único medio disponible para suprimir la contrarrevolución. Pero es claramente en el mejor interés de la clase obrera que la intentona contrarrevolucionaria de Solidaridad sea apartada en la forma más rápida y tranquila, y con el menor derramamiento de sangre posible.

 

En el proceso de frustrar la toma del poder por elementos capitalistas-restauracionistas, detuvieron cierto número de dirigentes de Solidarnosc. Han sido suspendidos los derechos de huelga y de protesta, impuesto un toque de queda, cerradas las fronteras de Polonia, interrumpidas o cortadas las comunicaciones telefónicas y telegráficas. Conforme pasa el peligro contrarrevolucionario inmediato, estas medidas de ley marcial deben ser levantadas, incluso poniendo en libertad a los dirigentes de Solidarnosc. Una vanguardia trotskista busca derrotarlos políticamente, mediante la movilización de la clase obrera polaca por sus verdaderos intereses de clase.

 

Para los trotskistas, la actual crisis polaca reafirma poderosamente la necesidad, de una revolución política proletaria contra las burocracias estalinistas, especialmente frágiles en Europa del Este. Por su escala y forma, la movilización social alrededor de Solidarnosc demuestra el poder de la clase obrera para tomar control de la sociedad. Pero bajo el tutelaje de la iglesia católica y la dirección de nacionalistas neopilsudskistas y socialdemócratas pro occidentales, elcontenido social de Solidarnosc es profundamente anti-proletário. Un movimiento obrero proletario-internacionalista solo puede reconstruirse en Polonia bajo la dirección de una vanguardia trotskista con un programa de unidad revolucionaria de los obreros polacos y rusos. Esta unidad, dirigida necesariamente contra las burocracias estalinistas, es clave para la defensa de las economías colectivizadas y las conquistas de Octubre.

¡Por el triunfo militar delos insurgentes de izquierda!

El Salvador:

¡Por el triunfo militar delos insurgentes de izquierda! 

El volante de la SL/U.S. reproducido a continuación fue distribuido en forma amplia durante la preparación de la Fila Antiimperialista para las manifestaciones del 3 de mayo sobre El Salvador. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9, julio de 1981.

Una guerra civil sanguinaria se desencadena en El Salvador. Nicaragua es amenazada con una invasión contrarrevolucionaria. Reagan ha proclamado a Centroamérica la primera línea en su guerra fría antisoviética. ¡Hay que tomar partido!

Los EE.UU. envían helicópteros Huey y “consejeros” Green Beret para sostener a la junta, amenazan a Cuba con un bloqueo militar, blanden proyectiles nucleares sobre Polonia. Pero en su afán de aplacar a los liberales imperialistas tipo Kennedy, los organizadores reformistas de las protestas en torno a El Salvador rehúsan tomar el partido de los rebeldes salvadoreños.

¡Una protesta combativa es necesaria AHORA contra la campaña belicosa imperialista! La Spartacist League y la Spartacus Youth League hacen un llamamiento por la formación de una Fila Antiimperialista en Washington, D.C. yen San Francisco el 3 de mayo para exigir: “¡Alto a toda ayuda militar y económica a la junta salvadoreña! EE.UU./OEA ¡manos fuera de Centroamérica! ¡Por el triunfo militar de los insurgentes de izquierda en El Salvador! ¡La defensa de Cuba y la URSS comienza en El Salvador!”

Ronald Reagan y el General Haig han tomado partido. Ellos apoyan a la junta asesina y a los escuadrones de muerte anticomunistas que mataron a más de 12.000 salvadoreños el año pasado. Haig disculpa hasta el asesinato de cuatro monjas norteamericanas para justificar el respaldo estadounidense a una pandilla de déspotas carniceros-todo esto al servicio de la cruzada imperialista contra el “terrorismo soviético”. Reagan y Haig siguen defendiendo a sus carniceros.

Nosotros también debemos tomar partido. No basta con oponerse a la intervención norteamericana. La autodeterminación, el lema de los liberales, no es la cuestión. Nosotros queremos que los insurgentes de izquierdavenzan en la guerra civil, que derroten a la junta militar y a sus padrinos imperialistas. Militantes antiimperialistas deben apoyar hasta el fin la lucha de los obreros y campesinos salvadoreños contra sus opresores.

Reagan/Haig han designado a Centroamérica como el lugar de una confrontación decisiva en su ofensiva antisoviética. Los imperialistas norteamericanos tienen su propia lista de blancos: desde Nicaragua y Afganistán hasta Cuba, Polonia y la URSS. Su meta final es desmontar las conquistas de la Revolución de Octubre, amenazando la barbarie radioactiva tras una Tercera Guerra Mundial nuclear.

Las lecciones de Vietnam

Se habla mucho de un “nuevo Vietnam” en Centroamérica. Esta frase significa diversas cosas para diversas personas. La sucia guerra del imperialismo en el Sudeste Asiático fue para Reagan una “causa noble”. Él quiere vengar la derrota humillante estadounidense impuesta por los indochinos (y los soviéticos), anegando en sangre a las masas centroamericanas.

Para los liberales, Vietnam fue sobre todo una guerra imperialista perdedora, y éstos temen otra derrota junto a otra dictadura raquítica. Su programa: la misma falsa reforma agraria de la CIA, llamada “pacificación” en Indochina. En El Salvador se llama “reforma por muerte”. ¡No se debe olvidar: fueron los liberales que nos dieron Playa Girón y el Golfo de Tonkín!

Los reformistas ven en este “nuevo Vietnam” el pretexto para resucitar su coalición con las “palomas” del Partido Demócrata. Ayer, Gene McCarthy y Vance Hartke; hoy día, Teddy Kennedy y Robert White, el embajador de Carter a El Salvador. Los reformistas se juntaron al desfile de derrotismo burgués en torno a Vietnam. Pero ¡nunca surge el derrotismo burgués a menos que la burguesía esté siendo derrotada!

Según ellos fue el frente popular compuesto de los Demócratas “pro-paz” y los pacifistas de izquierda que “ganó” en Indochina. No en absoluto. Todo lo que se ganó en Vietnam se ganó en el campo de batalla. Cuando el ejército de los EE.UU. se vio forzado a retirarse en 1973, ¡el movimiento “antiguerra” simplemente se desbandó! Costó dos años más de lucha sangrienta contra la dictadura de Thieu, respaldada por los EE.UU., para que el FLN/RDV pudieran tomar a Saigón − esto sin ayuda alguna de sus “amigos” radicales-liberales.

En Vietnam los reformistas llamaron por “negociaciones ahora mismo” y por “nuestras tropas a casa”. Los revolucionarios proclamaban “Toda Indochina debe ser comunista” y que allá los nuestros eran los luchadores heroicos del Viet Cong. Nosotros llamamos por huelgas obreras políticas contra la guerra y por un partido obrero − lo que podría haber movilizado el poder del proletariado norteamericano para parar en seco a los imperialistas.

Hoy, igual que ayer, las procesiones liberales “pro-paz” son intentos inútiles de presionar al imperialismo para que asuma una política más “realista”. Pero el imperialismo yanqui no metamorfoseará. Hace falta que centenares y miles se manifiesten por el triunfo militar de los insurgentes de izquierda en El Salvador y que el movimiento laboral utilice su poder para poner alto a los belicistas del Pentágono y a los MacArthur del Departamento de Estado. ¡Por boicots laborales de todo armamento militar destinado a la junta! ¡La verdadera lección de Vietnam es que el antiimperialismo en el extranjero quiere decir la lucha de clases en casa!

¿Por qué una Fila Antiimperialista?

La manifestación del 3 de mayo en Washington convocada por el People’s Antiwar Mobilization (PAM) y la Coalición 3° de Mayo rehúsa tomar partido alguno en la guerra civil salvadoreña y cuidadosamente evita incluso la mención de la palabra “imperialismo”. Al contrario − con la clásica retórica reformista tipo “alimento antes que armas” llaman por nada más que un cambio en las prioridades de los EE.UU. La consigna central del Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES), uno delos organizadores principales de la manifestación del 3 de mayo, es la “autodeterminación”. Así que si la junta mata a miles por sí sola, eso no les importa a estos reformistas y liberales.

El programa de PAM y CISPES es el programa de los liberales imperialistas. Apoyan un proyecto de ley en el Congreso para cortar la ayuda militar a la junta, pero no la mucho más grande ayuda “económica” que mantiene a flote al régimen insolvente. Hablan solamente de “autodeterminación” para poder realizar un bloque político con Teddy Kennedy, quien condena el apoyo militar “de los estados comunistas y otros estados radicales a las fuerzas insurgentes”. Llaman por una “solución política” en El Salvador, que significa suplicar a los imperialistas “compasivos” que hagan un trato con la junta asesina.

Hay una contradicción política fundamental dentro de las protestas acerca de El Salvador, entre los que quieren presionar al imperialismo y los que luchan para vencerlo, entre la colaboración de clases y la lucha de clases. Los militantes antiimperialistas auténticos deben apoyar que los insurgentes de izquierda en El Salvador obtengan cuantas armas puedan, de donde sea − desde luego, incluso si pueden, del traidor y renuente bloque soviético. Los revolucionarios decimos: ¡Ningunas ilusiones frentepopulistas − Romper con la burguesía! La única manera de barrer a los generales asesinos y sus escuadrones de muerte es la revolución obrera.

Este es el programa para la victoria en Centroamérica. Pero tan desesperados están los reformistas por evitar la mención de la palabra “revolución” que algunos han recurrido a la violencia física en sus vanos esfuerzos de silenciar a los trotskistas de la Spartacist League y Spartacus Youth League. En Los Angeles, hasta telefonearon a toda su lista de conocidos con la mentira de que se había “cancelado” una manifestación iniciada por la SL/SYL, la primera protesta en este país contra las deportaciones de los refugiados salvadoreños. Pero no permitiremos que tales provocaciones criminales obstaculicen las protestas contra la ofensiva de guerra fría del imperialismo norteamericano.

El 3 de mayo es el Día D. Si no movilizamos en una Fila Antiimperialista combativa, la política que se escuchará será la de los Teddy Kennedy y sus aficionados. Hacemos un llamado a todo aquel que quiera aplastar el terror sangriento de la junta salvadoreña, respaldada por los EE.UU., que marchen con nosotros el 3 de mayo en Washington y en San Francisco, exigiendo: “¡Triunfo militar a los insurgentes de izquierda en El Salvador!”

¡Unirse a la Fila Antiimperialista!

  

 ¡Alto a toda ayuda norteamericana a la junta salvadoreña!

EEUU/OEA i manos fuera de Centroamérica!

¡ Defensa de Cuba y la URSS comienza en El Salvador!

(Importantes críticas adjuntas)

“A lo largo de los años 80, la SL desarrolló una fuerte tendencia a reducir el trotskismo a la cuestión del defensismo soviético. Ese giro fue parcialmente reconocido en la época en que yo era miembro de la juventud de la Liga Espartaquista. Desde que pasó a ver la defensa de la URSS como la cuestión central en todos los lugares y ocasiones, desde Nicaragua hasta Alice Springs, Australia, surgió una tendencia para ver el mundo a partir del estrecho punto de vista de la pregunta ‘¿está bien así para Rusia?”

“Frecuentemente se escribía y se afirmaba internamente que la defensa de la URSS era la ‘brújula política’  de la SL, que iría a prevenir su degeneración, un tipo de talismán mágico para espantar los espíritus del antitrotskismo. En contraste, el Programa  de Transición declara que la Cuarta Internacional debe ‘basar su programa en la lógica de la lucha de clases’, lo cual es bien diferente a usar la defensa de la URSS como una brújula política.”

Grupo Internacionalista/ Liga por la IV Internacional:
Aun dando vueltas en torno de una ‘explicación seria’

17 de agosto de 2010

¡Por el triunfo militar de los izquierdistas salvadoreños!

¡Por el triunfo militar de los izquierdistas salvadoreños!

Durante el 24° congreso bienal del International Longshoremen’s and Warehousemen’s Union (ILWU — sindicato de estibadores y almaceneros de la Costa Oeste estadounidense), celebrado en abril 27 – mayo 2 de 1981, Howard Keylor, del Militant Caucus (tendencia clasista dentro del sindicato), presentó la siguiente resolución sobre El Salvador. Fue originalmente impresa (en inglés) en Workers Vanguard No. 286, 31 julio 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9 (1981).

Considerando que:

La política exterior de Reagan es de preparar una Tercera Guerra Mundial contra la Unión Soviética. En este camino hacia el holocausto nuclear los pasos son claro — primero El Salvador, luego Nicaragua, Cuba, Polonia y finalmente la URSS; y

Considerando que: 

El conflicto de El Salvador es una guerra civil. Los obreros y campesinos empobrecidos están en un lado. En el otro lado están los terratenientes, los barones del café, los escuadrones de la muerte derechistas, la junta militar, y el gobierno estadounidense. Cada uno de los locales sindicales ha sido bombardeado y destruido y la matanza continúa; y

Considerando que:

El ILWU y el resto del movimiento sindical norteamericano tienen muchos intereses en esta lucha y deben tomar partido con los obreros y campesinos. Sólo el triunfo militar de los insurgentes de izquierda puede evitar un baño de sangre. El movimiento laboral norteamericano debe emprender toda acción necesaria para ayudar en el triunfo de nuestros hermanos y hermanas de clase en El Salvador; y

Considerando que:

La política de la Internacional [del ILWU] de boicotear todo cargamento, militar destinado a El Salvador representa un primer paso hacia la solidaridad laboral internacional. Pero es necesario implementar el boicot militar en el puerto y extenderlo a los Teamsters [sindicato de camioneros] y a los marineros. Si Reagan, amante de la guerra, envía a los marines, el ILWU y el movimiento sindical deben estar listos a recurrir a la huelga para parar la intervención de los EE.UU.; y

Considerando que:

Un verdadero triunfo de los obreros y campesinos sólo puede ganarse a través de la lucha independiente para lograr sus propios intereses de clase. Esto quiere decir, la consecución de gobiernos obrero-campesinos en El Salvador y toda Centroamérica, para expropiar las fincas cafetaleras, las compañías y las haciendas, sin recompensa alguna; y

  

Considerando que:

La capacidad de realizar esta lucha de clases independiente significa romper políticamente con los capitalistas llamados progresistas que intrigan por conseguir una “solución política” negociada que mantendrá el capitalismo en El Salvador. Tal arreglo con la junta dejaría intactas las empresas y haciendas mientras las condiciones sociales de los obreros y campesinos siguen siendo las mismas. A los obreros salvadoreños la única alternativa que se les presenta es el triunfo o la muerte. Por lo tanto

Se resuelve: Que el ILWU

1. Llame por el triunfo militar de los insurgentes de izquierda de El Salvador;

2. Llame al movimiento sindical norteamericano a boicotear todo cargamento militar destinado a El Salvador y a los demás dictadores centroamericanos;

3. Inste a nuestros hermanos y hermanas de clase en El Salvador a romper políticamente con los capitalistas y a luchar por un gobierno obrero y campesino;

4. Exija el cese de toda ayuda militar y económica de los EE.UU. a la junta salvadoreña;

5. Exija a los EE.UU./OEA/capitalistas latinoamericanos — ¡Todas las manos fuera de El Salvador y Nicaragua!

¿Adónde va Polonia?

¿Adónde va Polonia?

 

Traducido de Workers Vanguard No. 279, 24 de abril de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No 9, julio de 1981.

 

Polonia se está deshaciendo. El movimiento sindical “Solidaridad” (Solidarnosc) se polariza. El partido comunista polaco está en caos. La economía hecha pedazos. Y el imperialismo estadounidense trata frenéticamente de provocar una intervención rusa. Reagan y Haig han decidido servirse de Polonia como peón en su sobrecalentada campaña de Guerra Fría contra la Unión Soviética. Y su meta final es derrocar las restantes conquistas de la Revolución de Octubre, baluarte principal del poder estatal proletario. Los revolucionarios y obreros conscientes debemos oponernos a esta provocación imperialista y defender incondicionalmente a los estados del bloque soviético contra ataques contrarrevolucionarios.

 

Washington azuza a sus “aliados” en Europa Occidental a reforzar su resolución antisoviética con cohetes nucleares dirigidos contra el “agresor ruso en Polonia”. El general Haig trata de convencer a los gobiernos miembros de la OTAN a romper relaciones económicas y diplomáticas con la URSS. Weinberger, el ministro de guerra norteamericano, amenaza con represalias terribles contra una intervención de la Unión Soviética. E incluso hace gala de la peligrosa “carta china” estadounidense, amenazando con librar armas a Pekín, probablemente con armamento nuclear capaz de atacar a ciudades soviéticas. Y los chinos están listos, más aun ansiosos: no sólo quieren cohetes nucleares, sino que ¡también quieren usarlos!

 

Desde la Segunda Guerra Mundial la burguesía norteamericana ha tratado de convencerse de que puede aplastar con bombas nucleares a la Unión Soviética y sobrevivir. Esta es la meta que proclama abiertamente hoy la administración Reagan. Richard Pipes, el experto en Rusia de la Casa Blanca, dice que los soviéticos enfrentan la alternativa de “cambiar su sistema comunista en la dirección del Occidente o hacer la guerra.” Reagan/Haig creen que una intervención soviética en Polonia eliminaría todos los obstáculos en sus preparativos para esta guerra.

 

Aun si no interviene el Kremlin, los EE.UU. han hecho de Polonia el foco central de su Guerra Fría con sus referencias constantes a una “invasión por osmosis”, “extensión indefinida de maniobras por tropas del Pacto de Varsovia”, etc. “Parece que [los EE.UU.] hacen alguna jugada con toda una nación,” exclamó un polaco enfurecido por las continuas alarmas desde Washington (New York Times, 6 de abril). En verdad, Reagan y Haig han puesto en claro que buscanuna intervención rusa a gran escala, y tratan a toda costa de desencadenarla. Quieren ver a obreros polacos tras el águila y la cruz tirando cócteles molotov contra tanques rusos. Quieren provocar un baño de sangre en Polonia para luego poder utilizar como grito de combate la “agresión rusa”, para empujar en todos los frentes su campaña dirigida a una Tercera Guerra Mundial.

 

Los políticos imperialistas y la prensa occidental hablan de una “invasión” Soviética a Polonia. En realidad, el ejército soviético expulsó a las fuerzas alemanas nazis de Polonia y liberó al país en 1944-45. Y han permanecido allí desde entonces. Hoy día hay dos divisiones rusas protegiendo las vitales vías de comunicación con Alemania Oriental y el frente OTAN. Exigir la retirada de las tropas soviéticas de Polonia es exigir que Varsovia abandone el Pacto de Varsovia. Es decir, equivale a llamar por el desarme unilateral del bloque soviético. No es una invasión de lo que se trata, sino de una intervención militar rusa en la vida civil y la lucha de clases polaca. Y estos procesos han sufrido cambios importantes en los últimos nueve meses de plena ebullición.

 

La ola masiva de huelgas en los puertos bálticos en agosto del año pasado puso a los obreros polacos ante una alternativa histórica: frente a la bancarrota evidente y dramática del dominio estalinista, sería ya o el camino de la contrarrevolución sangrienta enlazada con el imperialismo occidental, o el camino de la revolución política proletaria. A raíz de la influencia clerical-nacionalista en Solidarnosc y ahora con la aparición de una organización de masas del campesinado terrateniente, el peligro contrarrevolucionario sigue siendo grande. Pero se ha iniciado un proceso de diferenciación política. Ante todo, “Solidaridad” ha pasado a abarcar a la totalidad de la clase obrera polaca, con todas sus tensiones y contradicciones. Un millón de miembros del partido polaco han entrado a los nuevos sindicatos, y el partido está en apuros: los “duros” aislados, la dirección debilitada, la militancia alborotada. Y la iglesia se ha distanciado de Walesa y Cía., con la esperanza de mantenerse como un polo contrarrevolucionario estable frente a una intervención militar soviética.

 

Esta fluidez política no quiere decir de ninguna manera que ha habido un cambio fundamental en la relación de fuerzas, la cual es todavía claramente desfavorable desde el punto de vista revolucionario. Pero si surgiera una auténtica oposición leninista-trotskista, podría experimentar un crecimiento rápido y tener un tremendo impacto de polarización. Pero si el Kremlin, empujado por la provocación imperialista, entrara a restaurar el orden burocrático en Polonia, en el mejor de los casos congelaría el proceso de diferenciación política necesario para la única solución progresista a la crisis polaca: la revolución política obrera. Por eso, los verdaderos internacionalistas proletarios deben protestar airadamente una intervención militar rusa, que representaría una derrota para la causa del socialismo.

 

Pero mucho peor sería una resistencia violenta por parte de los polacos, lo que podría resultar en un baño de sangre. Sería ésta una catástrofe histórica. Una represión “fría” sólo postergaría la confrontación entre los obreros polacos y sus gobernantes estalinistas. Si hay un tanque soviético en cada esquina y los polacos pasan rechiflando, ¿qué ha cambiado realmente? Pero si hay una respuesta violenta, la represión resultante aplastaría a la clase obrera polaca políticamente y produciría una explosión de nacionalismo antiruso que costaría años si no décadas en superar. Además, enardecería la campaña bélica del imperialismo estadounidense; es por esto que a Reagan y Haig les gustaría un tal baño de sangre. Los revolucionarios proletarios por tanto debemos oponernos enfáticamente a toda resistencia violenta, ya sea acción de masas o terror individual, contra tal intervención militar soviética en Polonia.

 

La situación actual de Polonia es el producto de décadas de capitulación por los burócratas estalinistas ante las fuerzas capitalistas. Esto hace a todo revolucionario sentir el anhelo por una dirección trotskista en la URSS que solucionaría rápidamente la crisis polaca. Sólo la revolución política en toda Europa del Este bajo el yugo estalinista puede abrir el camino al socialismo. Y esto requiere partidos trotskistas internacionalistas que puedan tender la mano a la clase obrera soviética en la defensa de las conquistas de la Revolución de Octubre.

 

 

El estalinismo alimenta la reacción clerical-nacionalista

 

Las fuerzas armadas soviéticas que entraron en 1944 a la Polonia ocupada por los alemanes, fueron saludadas como libertadoras tanto en el sentido social como nacional. La expropiación de los grandes terratenientes y capitalistas a mediados y fines de los años 40 fue una medida ampliamente apoyada. Y sin embargo, tres décadas de dominio burocrático estalinista han puesto a gran parte de la población, y de la clase obrera industrial, en contra de lo que consideran el “sistema comunista impuesto por Rusia”. Y no se trata simplemente de una reacción a la supresión policíaca de los derechos democráticos y a los privilegios groseros y la corrupción de la burocracia “socialista”. La actual crisis polaca, sobre todo el peligroso incremento en sentimientos clerical-nacionalistas, tiene sus raíces en los fracasos y los compromisos incumplidos del estalinismo de reforma.

 

Cuando Wladyslaw Gomulka subió al poder en 1956 proclamando la necesidad de la más amplia democracia obrera, él gozaba de una autoridad popular enorme. Luego, se dio vuelta y suprimió los consejos obreros y los círculos de intelectuales disidentes que lo habían apoyado contra los estalinistas duros. Cuando Edward Gierek sustituyó a Gomulka en 1970 luego del levantamiento obrero de la costa báltica, muchos creyeron en su retórica prometiendo una prosperidad económica incomparable. Luego, hipotecó ruinosamente la riqueza de Polonia a los banqueros occidentales mientras otorgaba subsidios ruinosos a los campesinos terratenientes.

 

Así, cuando bajo la presión del alza de precios y escasez de alimentos y otros productos básicos de consumo popular se produjo el estallido obrero en julio-agosto del año pasado [1980], los obreros vieron a la poderosa iglesia católica como la reconocida oposición al despreciado régimen “comunista”. La Internacional fue sustituida por el himno nacional, “O Dios, que habéis defendido a Polonia”, y el nuevo líder obrero, Lech Walesa, aprovechó toda oportunidad para declararse un hijo leal de la iglesia polaca. Muchos de los “disidentes” que han surgido son abiertamente reaccionarios-nacionalistas virulentos, anticomunistas, antidemocráticos e incluso antisemitas (¡a pesar de que casi no queda ningún judío en Polonia!).

 

El auge del nacionalismo clerical está asociado con simpatías con el Occidente, que frecuentemente se expresan en llamados por “sindicatos libres” como en los EE.UU. y Alemania Occidental. Los obreros polacos harían bien en mirar a las ensangrentadas neocolonias norteamericanas antes de tragarse las historias de la Radio Europa Libre. Los rusos tendrían que matar a unos 150.000 polacos para igualar proporcionadamente el número de obreros y campesinos asesinados durante el último año por la junta militar auspiciada por Carter y Reagan en El Salvador. En Brasil, el popular líder sindical “Lula” ha sido condenado a tres años y medio de encarcelamiento por haber hecho mucho menos que amenazar con dirigir una huelga general política cada mes. Incluso John Christensen, un observador del sindicato automotriz norteamericano United Auto Workers, que presenciaba los acontecimientos en Brasil, comentaba:

 

“Me asusta que al comparar Brasil con Polonia, un país comunista, parece haber más libertad allí que acá. Walesa es más libre que Lula, Allí el gobierno accedió a dialogar con él, aquí no.”

—New York Times, 3 de abril

 

Pueda que una visita a El Salvador y Brasil por una delegación de “Solidaridad” les enseñaría algo sobre la realidad del “mundo libre” — si es que salen con vida.

 

Dada la fuerte influencia clerical-nacionalista sobre los nuevos sindicatos que se convirtieron en Solidarnosc, hemos advertido repetidamente contra el peligro contrarrevolucionario capitalista encabezado por la iglesia del papa Wojtyla. Al mismo tiempo, reconocimos que la emergencia de un poderoso movimiento obrero desafiando fundamentalmente el dominio burocrático estalinista también podría abrir el camino a la revolución política proletaria. Por lo tanto, hemos insistido en que la tarea estratégica clave para una vanguardia trotskista en Polonia sería hacer romper a la masa de los obreros de las fuerzas reaccionarias. Esto quiere decir luchar por una serie de demandas programáticas incluyendo la absoluta separación de la iglesia del estado, defensa de la propiedad colectivizada, defensa de los estados obreros degenerado/deformados del bloque soviético contra el imperialismo. Una vanguardia trotskista trataría de polarizar el movimiento obrero, atrayendo a aquellos que buscan una solución auténticamente socialista y que son contrarios al Vaticano y al capitalismo occidental.

 

 

Solidarnosc en apuros, el partido comunista polarizado

 

Hoy estamos experimentando los comienzos de la diferenciación política interna dentro de “Solidaridad” y del partido comunista. Por primera vez aparecen fuerzas que se oponen al dominio burocrático no en el nombre del águila y la cruz sino llamando por la “renovación socialista” e incluso el retorno a los principios del “marxismo-leninismo”. El New York Times (12 de abril) pronostica: “De no ocurrir una intervención militar soviética, la fase siguiente más probable en la revolución obrera en Polonia no será una lucha contra el Partido Comunista sino una lucha en el interior del partido.” Esto hace aún más urgente la cristalización de un núcleo de propaganda trotskista en Polonia, lo único que puede ofrecer una salida de las continuas y desesperadas crisis que devastan a Polonia.

 

El panorama político ha cambiado considerablemente desde la huelga general de agosto pasado concentrada en Gdansk. Walesa sufre ataques desde varios lados en el interior de Solidarnosc. Entretanto, muchos de los más de un millón de militantes obreros del Partido Obrero Unido Polaco (POUP) que ahora participan en “Solidaridad” deben darse cuenta de que su ideario socialista (no importa cuán deformado por la ideología estalinista) está en conflicto con las ideas reaccionarias de Walesa y sus hombres. La jerarquía de la iglesia, por otro lado, se ha distanciado, temiendo una intervención militar soviética. Pocos días antes de una programada huelga general de “Solidaridad” a fines de marzo, el cardenal Wyszynski publicó una declaración conjunta con el primer ministro Wojciech Jaruzelski instando a que “pueden ser eliminadas las huelgas pues resultan extremadamente costosas para la debilitada economía nacional” (Daily World, 28 de marzo).

 

Especialmente significativo es el impacto que han tenido las luchas obreras sobre el aparato estalinista del POUP. La última reunión del Comité Central a fines de marzo, se convirtió en un alboroto político. “Debemos reconocer que Solidaridad es en primer lugar la clase obrera en sí,” declaró el secretario del partido del puerto báltico de Szczecin. Sólo el temor a la reacción del Kremlin evitó que la reunión echara a “duros” como Stefan Olszowski fuera del Politburó. Una conferencia nacional reciente de grupos disidentes dentro del partido, llevada a cabo en Torun, reivindicó la información adecuada y completa, el voto secreto, candidatos múltiples. Un delegado protestó: “Las autoridades no deben presentar los cambios que están ocurriendo en nuestro país como el trabajo de fuerzas antisocialistas sino como la necesaria restauración de los principios marxistas-Ieninistas” (New York Times. 16 de abril).

 

Sin embargo, en forma general los disidentes del POUP no se orientan hacia el redescubrimiento del leninismo auténtico. Tienden más bien al estalinismo liberal, “el socialismo con cara humana”, como el reformador estalinista checo Dubcek lo llamaba durante la Primavera de Praga de 1968. Buscan una acogida favorable por parte de los actuales dirigentes de Solidarnosc. Además, según se informa, expresan prejuicios y sentimientos políticos antirusos ampliamente difundidos en Polonia hoy en día. Un delegado en la conferencia de Torun indicaba: “Nuestros amigos soviéticos tienen una historia que los ha acostumbrado al absolutismo gubernamental. Pero la historia de nuestra nación está íntimamente ligada a la democracia.” ¡¿Y qué hay del héroe nacional y dictador fascistoide Pilsudski, ex socialdemócrata de derecha quien defendió al capitalismo polaco contra el Ejército Rojo en 1920?! Como indicó Trotsky, la misma burocracia estalinista podría generar un ala fascista — él la llamó la “fracción Butenko” — la cual en la Polonia de hoy estaría impregnada de un virulento nacionalismo antiruso.

 

Si los liberales del POUP hablan de una “renovación socialista” en Polonia, el Kremlin advierte contra “la contrarrevolución trepante”. Los estalinistas brejnevistas no se atreven a atacar las bases reales de la contrarrevolución, la poderosa jerarquía católica, y en su lugar escogen como blanco grupos disidentes relativamente pequeños, especialmente el Comité para la Autodefensa Social (KOR) de Jacek Kuron, y la Confederación de la Polonia Independiente (KPN) de Leszek Moczulski. Por supuesto, los mandones del Kremlin denunciarían a todaoposición política, incluso y especialmente a los trotskistas, como “contrarrevolucionaria” o aun “fascista”. Pero no obstante las calumnias estalinistas, el KOR y la KPN son, cada uno a su manera, enemigos del socialismo.

 

La KPN es abiertamente clerical-nacionalista y antisocialista. No es lo mismo con el KOR de Kuron, sin embargo. En Occidente se considera a Kuron generalmente como una especie de izquierdista, incluso “marxista” — un reflejo de sus posiciones durante los años 60. Como hemos señalado en contra de sus entusiastas seudotrotskistas, él se ha movido muy a la derecha. Tamara Deutscher lo confirma en un importante artículo, recientemente publicado en el New Left Review (“Poland — Hopes and Fears”, enero-febrero de 1981). Ella recuerda que cuando fueron condenados a la cárcel en 1964, “Kuron y su camarada cantaron con brío la Internacional ante el tribunal. Hoy día este gesto por Kuron sería inconcebible. Se ha movido hacia la socialdemocracia, la iglesia y una posición nacionalista.”

 

 

Ante todo, un partido Internacionalista revolucionario

 

Que haya o no una intervención militar de Moscú en el futuro próximo, la crisis polaca está procediendo rápidamente hacia el punto de detonación. El caos económico asume proporciones desastrosas. Las reservas alimenticias disminuyen rápidamente; las exportaciones para divisas de moneda fuerte han caído en un 25 por ciento desde el año pasado, y la exportación del carbón ha disminuido en un 50 por ciento. Políticamente, la situación es anárquica. Debe haber entre los trabajadores de Polonia un tremendo sentimiento a favor de tomar el control de la sociedad, la economía, y dirigirla en su interés. Buscando apaciguar a las masas, los dirigentes estalinistas hablan ahora de otorgar más poderes al parlamento, el Sejm, la instancia gubernamental nominalmente más alta.

 

En la Polonia de hoy la consigna clásica de los Bolcheviques — todo el poder a los soviets, los consejos obreros democráticamente elegidos — tendría gran atractivo. Una vanguardia revolucionaria podría exigir que los supuestos poderes del Sejm fueran conferidos a un congreso de soviets como en la Revolución de Octubre rusa. Pero los soviets de por sí no garantizan una dirección socialista de la sociedad. Sobre todo en las condiciones actuales de Polonia, podrían sucumbir a la influencia de fuerzas nacionalistas reaccionarias buscando el respaldo imperialista contra la URSS. El elemento clave es un partido obrero auténticamente revolucionario capaz de organizar los impulsos socialistas de las masas trabajadoras alrededor de un programa internacionalista, marxista.

 

La vanguardia comunista debe ser de antinacionalistas combativos. Buscarían inspiración en la tradición del partido socialista de Rosa Luxemburg y Leo Jogiches de antes de la Primera Guerra Mundial. A diferencia del chauvinista Partido Socialista Polaco de Pilsudski, éstos denominaron a su organización la Socialdemocracia del Reino de Polonia y Lituania. Sostenían que la transformación socialista de Polonia estaba entrelazada de forma inextricable con la revolución proletaria en Rusia.

 

Uno de los líderes de la SDKPiL de Luxemburg/Jogiches fue Felix Dzerzhinski quien más tarde jugó un papel distinguido en la Revolución Bolchevique como jefe de la Cheka, el brazo policial del joven poder soviético. Dzerzhinski, cuyo acento polaco en ruso se acentuaba cuando estaba perturbado, fue elegido para esta posición difícil por ser un revolucionario de una rectitud moral extraordinaria. A un nivel histórico bastante menor está Konstanti Rokossovski, un joven socialista polaco que entró al Ejército Rojo soviético en 1919. Encarcelado durante las purgas de Stalín a fines de los años 30, reapareció para convertirse en uno de los más grandes comandantes soviéticos de la Segunda Guerra Mundial. El mariscal Rokossovski fue un oficial militar estalinista y no un revolucionario. Pero su aporte a la defensa de la Unión Soviética en contra del ataque imperialista es honroso — y él jugó un papel clave en la liberación de Polonia en 1944-45 de la horrenda ocupación nazi.

 

En su importante ensayo sobre la “Tragedia del Partido Comunista Polaco”, Isaac Deutscher enfatizó como su conclusión principal que: “… si la historia del PC polaco y de Polonia en general prueba algo, es cuán indestructible es el lazo entre la revolución rusa y la polaca.” Hoy en día es necesario hacer revivir la tradición de la unidad revolucionaria del proletariado ruso con el polaco. Ahora ésta debe ser dirigida contra las burocracias estalinistas, en defensa de las economías colectivizadas y del poder estatal proletario contra la amenaza del capitalismo imperialista.

 

La dirección de “Solidaridad” se opone directamente a estos principios. Walesa y sus colegas se consideran como los abanderados de la nación polaca en su totalidad contra el “comunismo” ruso. Esto se expresa más claramente en su apoyo activo a la organización campesina, Solidaridad Rural. De hecho, la reciente huelga casi general fue llamada fundamentalmente a favor de la organización campesina. Expresando los apetitos adquisitivos de los numerosos campesinos terratenientes polacos, la meta de Solidaridad Rural es el pleno reestablecimiento de las relaciones capitalistas en el campo. Sus demandas no económicas incluyen la construcción de más iglesias, no a la restricción de la educación religiosa y la eliminación de la instrucción obligatoria de la lengua rusa en las escuelas. No es de extrañar entonces que el mismo papa Wojtyla exigiera que el régimen de Varsovia reconozca a Solidaridad Rural, una base potente para la restauración capitalista. El régimen estalinista acaba de legitimar a esta organización campesina, revocando su posición previa, lo cual señala una concesión importante a las fuerzas de la reacción.

 

La respuesta socialista a Solidaridad Rural no es de mantener el statu quo en el campo, pues la actual situación es catastrófica. Los envejecidos e ineficientes minifundistas polacos constituyen una barrera importante a un desarrollo económico equilibrado. El subsidio alimenticio de unos 10 mil millones de dólares — o sea, la diferencia entre lo que el estado les paga a los campesinos y lo que les cobra a los consumidores urbanos — es de lejos el renglón más importante en el presupuesto gubernamental y constituye una parte significativa de la renta nacional total. Las granjas colectivas ucranias y rusas abastecen actualmente a Polonia con alimentos, a pesar de que el nivel de consumo, especialmente de carne, es mucho más alto en Varsovia y Gdansk que en Moscú y Kiev. Una tarea clave e inmediata para un gobierno soviético revolucionario en Polonia seria el promover la colectivización de la agricultura. Deben otorgarse créditos baratos y servicios sociales generosos a aquellos campesinos que combinan sus tierras y fuerza de trabajo. Los que quieren continuar siendo pequeños capitalistas agrarios deben someterse a impuestos más elevados y otras formas de discriminación económica.

 

En conjunto con la atrasada agricultura minifundista, una deuda exterior inmensa está a la base de la actual crisis económica polaca. Durante los años 70 el régimen de Gierek trató de comprar a los obreros y campesinos mediante préstamos masivos contratados en el Occidente. Sus sucesores han acelerado esta política desastrosa. ¡Sólo en los últimos siete meses la deuda polaca al Occidente ha aumentado en una tercera parte! El pago a los banqueros de Frankfurt y Wall Street va a absorber todas las entradas de divisas provenientes de exportaciones por muchos años (y no es pequeña la parte de las exportaciones soviéticas que son utilizadas para el pago directo o indirecto a los acreedores capitalistas occidentales de Polonia). La demanda por la anulación de la deuda imperialista es crucial en romper la camisa de fuerza capitalista que restringe la economía polaca. Pero esto sólo sería posible bajo un régimen soviético revolucionario que pudiera responder a las represalias económicas imperialistas llamando a los trabajadores de Europa Occidental a convertirse en sus camaradas en la planificación socialista internacional de unos Estados Unidos Socialistas de Europa.

 

Importantes como son los llamados a la clase obrera del Occidente capitalista, aún más importante para la revolución política proletaria en Polonia es la perspectiva hacia una tal revolución en la Unión Soviética. Si interviniera militarmente el Kremlin, la suerte inmediata de los obreros polacos dependería en gran medida de su capacidad de influir y ganar a los soldados conscriptos soviéticos — es decir, jóvenes obreros y campesinos rusos, ucranios y de Asia Central en uniforme. El nacionalismo polaco antiruso, y especialmente toda violencia dirigida contra los soldados y oficiales soviéticos, sabotearían la causa proletaria.

 

Aquí es importante anotar que las ilusiones sobre la “buena voluntad” y el pacifismo de las potencias capitalistas occidentales, muy comunes en Europa del Este y especialmente en Polonia, no se extienden a la Unión Soviética. Luego de perder a 20 millones luchando contra la Alemania Nazi, el pueblo soviético sabe muy bien que el arsenal nuclear de la OTAN está dirigido contra él. Esta comprensión ha sido reafirmada ahora por las abiertas amenazas de Washington de un primer ataque nuclear. El pueblo soviético tiene razones legítimas de temer la transformación de los países linderos de Europa del Este en estados hostiles, aliados al imperialismo.

 

Los burócratas del Kremlin explotan este temor legítimo para aplastar el malestar popular y las aspiraciones democráticas en Europa del Este, como en Checoslovaquia en 1968. Pero la situación en Polonia hoyes bastante diferente de la “Primavera de Praga”. El nacionalismo antiruso es de una virulencia magnificada, mientras que Washington y sus aliados en la OTAN actúan de forma mucho más provocativa, incluso con amenazas militares. Por estas razones, la cuestión de la defensa de la Unión Soviética contra el imperialismo tiene una importancia mucho mayor en la actual crisis polaca. Los obreros revolucionarios polacos no pueden esperar atraer a los soldados soviéticos a menos que les aseguren que defienden las conquistas sociales de la Revolución de Octubre contra un ataque imperialista.

 

Sólo al dirigirse a sus hermanos de clase soviéticos en nombre del internacionalismo socialista es que el proletariado polaco podrá liberarse de las cadenas de la opresión estalinista. Con esta perspectiva una vanguardia trotskista en Polonia podría a transformar la catástrofe pendiente en una gran victoria para el socialismo mundial.

El espectro del trotskismo en Nicaragua

El espectro del trotskismo en Nicaragua

[Traducido de Workers Vanguard No. 277, 27 de marzo de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No 9, julio de 1981.]

El trotskismo significa la revolución permanente, gobiernos obrero-campesinos y no la colaboración de clases frentepopulista, partidos bolchevique-leninistas independientes como vanguardia indispensable de la revolución proletaria. Pero ese no es el programa de muchos que se hacen pasar por trotskistas en torno a Nicaragua. El grupo más grande, el llamado Secretariado Unificado (S. U.), jura sobre un montón de Segundas Declaraciones de La Habana que no son sino puros sandinistas rojinegros. De acuerdo con la resolución mayoritaria de su XIº Congreso Mundial, los partidarios del S.U. “defenderán su programa mediante su trabajo leal para construir este partido”, es decir, el FSLN. Un año más tarde decían de nuevo: “La vanguardia reconocida de la revolución nicaragüense ha sido forjada en el Frente Sandinista” (Intercontinental Press, 24 de noviembre de 1980). Y si eso es cierto, ¿para qué sirven los trotskistas?

No es esta una pregunta retórica. Cuando el FSLN arrestó a la Brigada Simón Bolívar, cuyos dirigentes, supuestos trotskistas, formaban parte en ese entonces del Secretariado Unificado, una delegación de voceros del S.U. le comunicó en forma oficial al gobierno sandinista su aprobación de la expulsión ¡de sus propios “camaradas”! Y recuerden la carta de unos disidentes del S.U. en Nicaragua en la que acusaban a Peter Camejo, aquel gallo del SWP norteamericano, de ordenar al delegado del S.U. allí de entregar a los brigadistas bolivarianos a la policía del FSLN. Hemos publicado esta carta (Workers Vanguard No. 242, 26 de noviembre de 1979) y ni Camejo, ni el SWP jamás han negado la acusación, así que tenemos que suponer que es verdad. A eso lleva, pues, el seguidismo oportunista. El movimiento trotskista ha tenido que luchar contra los claudicantes que se arrodillan ante las presiones de la burguesía y las burocracias estalinistas. Pero esta gente no son claudicantes, ¡son soplones!

Como ya es de costumbre en el Secretariado no Unificado, hubo discrepancias entre la mayoría alrededor de Ernest Mandel – solíamos llamarle comandante Ernesto por ser guevarista tan entusiasta a principios de los años 70 – y una minoría encabezada por el SWP. Así, por ejemplo, la resolución presentada por el SWP al congreso mundial del S.U. llamaba al “gobierno” sandinista/ burgués de Nicaragua un gobierno obrero y campesino, término usado por primera vez por la Internacional Comunista como denominación popular de la dictadura del proletariado. ¡Buena dictadura proletaria ésta donde los representantes de los terratenientes y los banqueros se sientan en la junta de gobierno y en ministerios gubernamentales claves! Pero los mandelistas también querían seguir a la cola de los sandinistas – sólo que no son tan desvergonzados como los Jack Barnes y los Peter Camejo y en su última resolución la mayoría del S.U. sostiene que, desde mayo de 1980, Nicaragua es gobernada por un gobierno obrero y campesino. Ellos sólo buscaban un pretexto.

También hay la tendencia de Nahuel Moreno y su Brigada Simón Bolívar. Lejos de ser una oposición revolucionaria ellos trataron de disfrazarse con los colores sandinistas igual que el S.U. Pero pretendían empujar las cosas hacia la izquierda. A escala internacional forman parte de un bloque con la OCI francesa de Pierre Lambert, y acaban de cambiar su etiqueta de Comité Paritario a “Cuarta Internacional (Comité Internacional)”. Y, dicho sea de paso, las comillas son de ellos. Tienen un pequeño núcleo en Nicaragua que se designa LMR. Un pequeño grupo en Los Angeles llamado Sandinistas por el Socialismo se juntó a ellos cuando su batallón internacional llegó a Managua al día siguiente del triunfo del FSLN. (Les apodamos “los sandinistas que no pudieron”.) Hasta hace poco el Comité Paritario también tenía otro grupo en Nicaragua, el GRS, cuyo mentor era un tal Fausto Amador – desertor del FSLN que se presentó en la televisión somocista exhortando a los guerrilleros a rendirse. Pero luego de salir del S.U., Amador decidió separarse de Lambert y Moreno.

El Comité Paritario sacó una declaración en mayo del año pasado sosteniendo haber luchado siempre por “un gobierno del FSLN sin representantes de la burguesía” (Informations Ouvrieres, 3 de mayo de 1980). ¿Qué significaría un tal gobierno sólo sandinista? Sería como llamar por un gobierno del Movimiento 26 de Julio en los primeros días de la Revolución Cubana. Y lo hubo, empezando en agosto de 1959 luego de la renuncia del presidente Urrutia y la huida del comandante de la fuerza aérea, Díaz Lanz, anteriormente aliados burgueses de Castro. Pero eso no significó el derrocamiento del capitalismo que no se llevó a cabo sino hasta julio/noviembre de 1960 cuando se expropiaron el grueso de los bienes capitalistas. Más aún, un tal régimen todavía podría volver al dominio capitalista directo. Recuerden que Castro les está aconsejando a los sandinistas que eviten sus “errores”, que no se apuren en romper con los yanquis o el “sector empresarial”.

Aun en el caso de que, bajo la presión de Reagan, el FSLN sigue por el “camino cubano”, el resultado no sería un régimen internacionalista bolchevique sino otra burocracia nacionalista modelada sobre el estado obrero degenerado ruso de Stalin y sus herederos. Pero ¿qué se puede esperar de una seudo IV Internacional que tardó hasta 1979 en descubrir que Cuba es lo que llaman un “estado obrero burocratizado”? Hoy, para excusar su demora, los morenistas y lambertistas afirman que al principio nadie sabía qué decir sobre la cuestión cubana. Pero la tendencia espartaquista, desde nuestro origen como la Tendencia Revolucionaria del SWP, ha sostenido a partir de 1961 que la Cuba de Castro se había convertido en un estado obrero deformado. Así que los impostores también son mentirosos. Y hoy lanzan una consigna que equivale a prestar confianza política a los sandinistas.

Pero no es esto lo peor del caso. Al centro del programa de Moreno/Lambert para Nicaragua está su llamado grosero por “una constituyente soberana y democrática”. Ahora bien, inmediatamente después de la caída de Somoza, el llamado por una asamblea constituyente estaba al orden del día como medida para movilizar las aspiraciones revolucionarias de las masas por liberarse de la tiranía reaccionaria que las había oprimido durante décadas. Pero los elementos capitalistas de la coalición antisomocista estaban tan opuestos a esta demanda como lo estaba el propio ejército guerrillero sandinista. Temían que en medio de la conmoción revolucionaria, todo órgano democráticamente elegido bien podría “salir fuera de control” y exigir el juicio y ajusticiamiento inmediatos de los verdugos somocistas, o la expropiación de todas las grandes fincas, etc. Pero conforme el FSLN consolidaba su dominio, la burguesía comenzó a llamar por elecciones a una asamblea constituyente. Bajo tales circunstancias éste sólo puede ser un llamado por un poder parlamentario capitalista para llevar a cabo una contrarrevolución “democrática”. Así que gracias a su estalinofobia visceral, el programa de Moreno/Lambert no es sino socialdemocracia clásica. Los trotskistas auténticos, por el contrario, abogamos por órganos de democracia obrera, es decir, soviets.

Sandinistas contra el trotskismo

De manera que lo que se presenta bajo el nombre de IV Internacional en Nicaragua es misérrimo: un Comité “Paródico” que se arrastra tras la oposición burguesa, y un Secretariado (no muy) Unificado que aspira a ser el furgón de cola del Expreso Sandinista. En realidad, están en contra de todo lo que defendió Trotsky. Y sin embargo, un hecho altamente revelador: a pesar de esta perversión del trotskismo, los dirigentes del FSLN sí tienen buena idea de lo que es y se ponen rabiosos a la menor señal de su presencia.

De acuerdo a un boletín interno del SWP: “De vez en cuando han salido noticias de ataques contra el trotskismo por parte de dirigentes del FSLN. Recientemente aquí mismo en Nueva York, el comandante Víctor Tirado del Directorio Nacional del FSLN – azuzado por un portavoz de uno de los grupos sectarios – se refirió al trotskismo en términos despreciativos durante una conferencia de prensa” ([SWP] lnternational Internal Information Bulletin, septiembre de 1980). Lo que no dicen es que la tirada de Tirado se dirigió contra la Spartacist League. Y lo que le molestó al comandante fue nuestra pregunta: “¿Cómo justifica Ud. el encarcelamiento de militantes e izquierdistas que buscan extender la revolución en Nicaragua?”

Allá en Managua, el 6 de marzo del año pasado una manifestación contando varios miles de participantes encabezada por la Confederación Sandinista del Trabajo (CST) fue llamada para protestar la “desestabilización” por la CIA. Pero en lugar de marchar sobre la embajada de los EE.UU., tal como estaba previsto, la manifestación se dirigió a las oficinas del CAUS, el grupo sindical del PCN, estalinistas disidentes pro Kremlin. Las oficinas sindicales fueron saqueadas, documentos quemados y los ocupantes arrojados a la calle. El lntercontinental Press del SWP dijo que los manifestantes cantaron “¡Muerte a la CIA!” Pero no informó sobre la otra consigna importante de la CST, “¡Muerte al trotskismo!”

Bueno, los brejnevistas heterodoxos del PCN, como el grupo pro albanés Frente Obrero, no tienen nada de trotskista. Pero en las huelgas obreras durante enero y febrero de 1980 en los centros de construcción y fábricas textiles de Managua e ingenios azucareros, no se trataba tan sólo de una lucha por mejores salarios. Una consigna frecuente fue “¡Obreros y campesinos al poder! ¡Abajo la burguesía!” Y, quienquiera las cante, los dirigentes sandinistas muy bien saben que tales consignas no se cuadran con la “revolución democrático-nacional” o “antiimperialista”. Sólo los trotskistas tienen un programa coherente que daría sentido a las demandas por una ruptura con la burguesía y el gobierno obrero y campesino. Sólo los trotskistas y no los embusteros del SWP que denuncian tales consignas por “provocar deliberadamente una confrontación prematura con la burguesía” (resolución del SWP sobre Nicaragua presentada al congreso mundial de 1979 del S.U.)

Y los entusiastas del FSLN, compañeros de viaje estalinistas, ven también el peligro con toda claridad. El periódico radical-liberal Guardian (18 de junio de 1980) publicó un artículo titulado “La alianza delicada se mantiene en Nicaragua”, justificando la negativa a expropiar las tres cuartas partes de la economía que todavía se encuentran en manos capitalistas privadas: “La participación burguesa ha dado lugar a críticas por fuerzas de izquierda y ultra-‘izquierda’ tanto dentro como fuera de Nicaragua. El Frente Obrero [el FO] nicaragüense y pequeñas sectas como la Spartacus Youth League en los EE.UU. han condenado a lo que llaman el ‘gobierno sandinista burgués’. Acusan a los sandinistas de ayudar a revivificar al capitalismo nicaragüense. Tales críticas, responden fuentes sandinistas, no comprenden que la liberación nacional y la liberación social son cosas distintas, aunque es evidente que están íntimamente relacionadas.” Lo que tales críticas sí comprenden es que no habrá liberación nacional sin revolución proletaria. Eso es lo que todo tipo de estalinismo y nacionalismo ignora, y el resultado puede ser fatal.

Nicaragua al filo de la navaja

La “vía mixta” sandinista ― callejón sin salida

Nicaragua al filo de la navaja

Traducido de Workers Vanguard No. 277, 27 de marzo de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9, julio 1981.

A continuación reproducimos la versión ampliada y revisada de la segunda parte de la conferencia dada por Jan Norden, director de Workers Vanguard y miembro del Comité Central de la Spartacist League/U. S., en Boston y Nueva York bajo el título “Por la revolución obrera en Centroamérica”.

  

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) tomó el poder en Nicaragua en julio de 1979, al derrocar al dictador Anastasio Somoza. Y si El Salvador es el ejemplo clásico del país sujetado a la oligarquía, Nicaragua es el régimen títere por excelencia. Pareciera retórica izquierdista, pero Somoza I fue instalado por Franklin Roosevelt ― dicho sea de paso, fue producto de la política apelada del “Buen Vecino”. Ustedes recordarán que el Secretariado de Estado de FDR, Cordell Hull, hizo el comentario notorio sobre Somoza ― puede que sea un hijo de puta, pero “es nuestro hijo de puta.” Y cuando Jimmy Carter comenzó a hablar de los “derechos humanos”, e hizo saber que los EE.UU. no iban a intervenir, Somoza III se desvaneció. Apenas tardó unos pocos meses y se fue. Así pues que era un verdadero títere y Washington el titiritero. Y no eran sólo los Somoza. La burguesía salvadoreña se enorgullece de que nunca ha necesitado que vengan los marines a su ayuda. Nicaragua, por el contrario, ha sido invadida cuatro veces por fuerzas estadounidenses desde 1855. Somoza III no era sino el último de un linaje largo.

Era también un dictador sanguijuela, casi en el sentido literal. Luego del terremoto de 1972 en Managua, Somoza decidió que era ésa su gran oportunidad para aumentar su prepotencia sobre la burguesía tradicional nicaragüense. Así expropió toda la ayuda humanitaria estadounidense, y les indujo a adquirir para la reconstrucción lotes pertenecientes a Somoza en los alrededores de las ciudades. Y se sirvió de todo medio a su alcance para enriquecer a su clan a costa no sólo de la clase obrera, sino también de los terratenientes, industriales, etc. Una de sus empresas fue una compañía llamada Plasmaféresis, la cual iba a solucionar la escasez de divisas para Nicaragua al agregar al café y algodón otro producto de exportación: la sangre. Así que procedió a iniciar exportaciones masivas de sangre a los Estados Unidos. Luego estaba Howard Hughes, quien se pasó los últimos años de su vida en el piso alto del Hotel Intercontinental de Managua, mientras seguían creciendo sus uñas. El embajador de los EE. UU. se asemejaba más a un procónsul. El enviado de Nixon, Shelton Turner, era amigo de Bébé Rebozo. Se convirtió en un compinche tan íntimo de Somoza que el tirano puso su retrato en un billete equivalente a US $3. Así que si buscan la clásica dictadura de sanguijuela, títere de los EE.UU., falsa como un billete de tres dólares, es la Nicaragua de Somoza.

Los sandinistas llegaron al poder al movilizar una auténtica insurrección nacional, a la que se sumó casi la totalidad de la burguesía criolla fuera de la familia Somoza y su ejército privado, la Guardia Nacional. Pero el poder real en la insurrección quedó en manos del FSLN pequeñoburgués, un movimiento que en sus rasgos generales se parece al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro. Es decir, es una fuerza bonapartista, un ejército guerrillero en el poder, pero no está aferrado a formas de propiedad específicas. Como enseña el marxismo, el capitalismo se basa en la propiedad privada de los medios de producción, y la clase obrera sólo puede ejercer su dominio sobre la base de la propiedad colectivizada. Pero la pequeñaburguesía no tiene un modo de producción característico. Como resultado, a menudo cuando llegan al poder o no saben adónde ir o son rápidamente derrocados. Como clase intermedia sin claros intereses de clase, que es sumamente contradictoria y desorganizada, normalmente la pequeña burguesía es incapaz de ser la fuerza dirigente en luchas políticas. Por regla general, se reduce a las fuerzas de la clase obrera o de la burguesía.

En ciertas circunstancias excepcionales, sin embargo, la pequeña burguesía puede llegar al poder a la cabeza de movimientos democráticos radicales. En este caso fue la debilidad de la burguesía criolla, la ausencia del proletariado como factor independiente, y la combinación de hostilidad y abstencionismo de parte del imperialismo. Pero lo que ocurre luego no está predeterminado; puede seguir uno de dos caminos. El caso argelino, por ejemplo, donde un movimiento de independencia nacional dirigido por fuerzas pequeño burguesas tomó el poder. En este caso, la antigua metrópoli colonial intentó comprarlos. De Gaulle ofreció pagar a todos los ex terratenientes coloniales, comprar todo el vino argelino, firmar contratos a largo plazo para la compra del gas y el petróleo argelinos. Finalmente, Argelia no era sino una neocolonia francesa. Al principio había un gobierno izquierdizante bajo Ben Bella, pero pocos años después fue reemplazado por el más dócil Boumediene. Es éste, por ende, uno de los posibles caminos.

También hay el camino cubano, que llegó hasta la expropiación de la burguesía, sentando las bases para un estado obrero deformado. Es decir, desde fines de 1960, Cuba tiene las formas de propiedad de un estado obrero, encima de las cuales se sienta una capa gobernante, una “casta” dominante, análoga a la burocracia estalinista en la Unión Soviética que expropió políticamente a los obreros rusos, al mismo tiempo que se basaba en las conquistas sociales y económicas de la Revolución de Octubre. En este caso, el imperialismo estadounidense tomó una actitud distinta, menos complaciente. Forzó a Castro entre la espada y la pared, haciéndole elegir entre la autodestrucción, por un lado, o el arrasamiento revolucionario de la clase capitalista cubana y no sólo de aquellos individuos más comprometidos en la dictadura batistiana. Ese es el segundo camino. Desde luego, no es el camino que Castro les está aconsejando a los sandinistas: recuerden su declaración inmediatamente después de la toma del poder por el FSLN indicando que Nicaragua no sería una “segunda Cuba”. Y tampoco es la única alternativa. Hay una posibilidad muy concreta de una contrarrevolución auspiciada por el imperialismo para reponer un régimen títere dócil. Y también hay nuestro camino, no el derrocamiento burocrático de las formas de propiedad capitalistas sino una auténtica revolución obrera dirigida por un partido trotskista.

Reagan ha dicho que Nicaragua ya ha “sucumbido al marxismo”. Pero, si trata de actuar a lo Eisenhower, podría obligar a la dirección sandinista pequeñoburguesa a ir más allá de lo que se proponían y expropiar a la burguesía. También podría llevar a una escisión del FSLN. La fracción dominante al momento del triunfo, los llamados terceristas, defendían una alianza estratégica con la “burguesía antisomocista”. Pero ¿qué piensa hacer Reagan? ¿Por qué no conciliar? Bueno, claro que no se propone renunciar ni un palmo de territorio a la revolución proletaria. Aparentemente, se proponen despachar a los sandinistas por medios militares, una vez que hayan aplastado las fuerzas obrero-campesinas y de izquierda de El Salvador, más radicales que el régimen nicaragüense. Y si en el caso de Cuba hubo un elemento de desacierto burgués, en el presente caso Washington se ha embarcado en una campaña a gran escala, concebida globalmente y dirigida contra su principal blanco: Rusia. No crean que aquí no pueda suceder. No es imposible en absoluto que una fuerza invasora respaldada por la CIA irrumpa en Nicaragua. Y los únicos preparativos capaces de enfrentarla los constituye la movilización revolucionaria.

Gobierno” sandinista/burgués

Nicaragua se encuentra, entonces, en una situación similar a la de Cuba a partir de 1959, pero sin saber necesariamente dónde va a terminar. Así que quisiera repasar la historia del último año y medio, desde el 19 de julio de 1979, para conocer qué se ha propuesto hacer el Frente Sandinista. Para empezar, en el período inmediatamente anterior a la caída de Somoza, a principios de julio de 1979, fue negociado un acuerdo con la burguesía antisomocista en San José, Costa Rica. Fundamentalmente, era un programa para preservar el capitalismo sin Somoza, dando cabida a un Consejo de Estado con mayoría burguesa y un acuerdo para mantener el ejército en alguna forma. Específicamente, oficiales y soldados “honestos” de la Guardia Nacional que no habían participado en masacres de ningún tipo serían integrados en el nuevo ejército. Y finalmente, incluía estipulaciones para una economía “mixta”, es decir, garantías para la preservación de la propiedad privada de los medios de producción. Sólo serían nacionalizados los bienes del dictador y sus esbirros.

Ese era el acuerdo que negociaban en vísperas de la toma del poder. En la secuela, sin embargo, hubo una modificación sustantiva e inmediata. La Guardia Nacional se desintegró tan pronto como Somoza abandonó el país. Hicieron un cálculo muy sencillo: murieron en la guerra 50.000 personas, y sólo habían 5.000 en el ejército. Lo cual quiere decir que por cada guardia había diez viudas o madres que lo querían ver muerto. Así que huyeron con toda prisa por la frontera hondureña. Esa fue la primera y más fundamental “modificación”: a partir de ese momento el poder real quedó en las manos del ejército sandinista y el acuerdo con la burguesía no fue cumplido a ese nivel.

Al nivel de la junta y el Gobierno de Reconstrucción Nacional, sin embargo, hubo desde el principio una coalición. Así, la junta de gobierno cuenta con cinco miembros, dos de los cuales son burgueses y no miembros del Frente Sandinista. Al principio, uno de estos dos fue Alfonso Robelo, el rey del aceite de cocina de Nicaragua, y la otra fue Violeta Chamorro, viuda del director del periódico burgués antisomocista, La Prensa. Pedro Joaquín Chamorro fue asesinado a principios de 1978 por asesinos “gusanos” entrenados por la CIA y en la paga de Somoza. Además, hay una serie de fuerzas, burguesas dentro del propio gobierno; así, por lo menos nueve sacerdotes son miembros del gobierno. Ernesto Cardenal por ejemplo es ministro de cultura, y Miguel D’Escoto, sacerdote Maryknoll, es ministro de relaciones exteriores. También hay una cantidad de tecnócratas burgueses de diversa índole, especialmente en el ministerio de economía. Así que al nivel del gobierno, al nivel de la implementación de la política gubernamental, hemos caracterizado a éste como un gobierno sandinista/burgués.

En este momento, sin embargo, no hay en Nicaragua un verdadero estado burgués en el sentido marxista ― es decir, una formación de clase comprometida a la defensa de la propiedad privada. Hay un régimen pequeñoburgués, fundamentalmente el ejército sandinista, y casi es necesario, usar el término “gobierno” entre comillas porque no tiene  poder real. Pero si representa el compromiso de los sandinistas de tratar de seguir lo que ven como una “vía intermedia”. Así estaba la situación en agosto de 1979, y continuó fundamentalmente sin cambios hasta mayo del año pasado cuando las fuerzas burguesas amenazaron con abandonar el Consejo de Estado. Como ya he mencionado, este consejo iba a tener una mayoría burguesa, pero entretanto, los sandinistas habían modificado las reglas del juego y ahora estaba compuesto por una mayoría de organizaciones encabezadas o dominadas por el FSLN, además el grueso de los sindicatos independientes, etc. Como resultado, los dos miembros burgueses de la junta, Chamorro y Robelo, dimitieron de sus puestos y los representantes capitalistas amenazaron con retirarse de la primera reunión del Consejo de Estado.

Fue un período de gran tensión, durante el cual el régimen se vio reducido fundamentalmente a su núcleo, un gobierno sandinista. Pero la respuesta del FSLN fue de escoger a otras dos figuras burguesas, Arturo Cruz y Rafael Córdova. Cruz era director del Banco Central y ex funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo de los EE.UU.; Córdova era un miembro del Tribunal Supremo. Y ambos eran miembros del Partido Conservador Democrático, portavoz de los intereses de los terratenientes cuyo símbolo es un triángulo con la inscripción: “Dios-Patria-Orden”. Así que al nivel político, el FSLN ha tratado de mantener la misma situación que antes. Luego, en noviembre último, las fuerzas burguesas se retiraron del Consejo de Estado (pero no Cruz y Córdova). El supuesto motivo del boicot fue que el gobierno había anunciado (en agosto) que las elecciones serían postergadas hasta 1985. Mientras tanto, los partidos capitalistas llamaban por elecciones inmediatas para la asamblea constituyente a fin de desalojar a los sandinistas del poder.

Y había otros aspectos aún más siniestros. El boicot estaba ligado a un gran mitin antigubernamental anunciado por el Movimiento Democrático de Nicaragua de A. Robelo (MDN), quien antes de hacer una movida siempre consulta primero con el Departamento de Estado. Y se conjugaba con conjuras internas, enfocadas sobre el ejército sandinista, así como ataques armados a través de la frontera con Honduras. Dos días antes de la manifestación del MDN, el vicepresidente del gremio patronal CQSEP, Jorge Salazar, fue asesinado al resistir su detención por fuerzas gubernamentales bajo la acusación de conspiración contrarrevolucionaria. Al mismo tiempo, ex guardias somocistas hicieron una incursión contra un puesto fronterizo nicaragüense. Y apenas un mes antes, a principios de octubre, habían ocurrido protestas masivas superando a más de mil personas, dirigidas por reaccionarios, que por varios días paralizaron Bluefields, el pueblo más grande de la Costa Atlántica, de habla inglesa, una región con población predominantemente negra e indígena. Los manifestantes fueron encabezados por un movimiento separatista regional y protestaban la presencia de varias decenas de médicos y profesores cubanos.

¡No hay vía intermedia!

Así que políticamente el FSLN todavía busca un equilibrio, pero al mismo tiempo la burguesía se ha distanciado, llevando a una situación precaria en la cual los sandinistas pueden verse obligados a actuar. La economía nicaragüense, mientras tanto, se encuentra predominantemente en manos privadas. Se calcula que un 60 a 70 por ciento de la economía está en el sector capitalista privado, mientras que en sectores claves el porcentaje es aún más alto: 75 por ciento de la industria manufacturera y 80 por ciento de la agricultura. Eso fue in 1980, el “Año de la Reactivación Económica” cuando el razonamiento era que había que poner en marcha a la economía incluso reforzando a los capitalistas. 1981 debería ser el “Año de la Producción y la Defensa”, mientras Nicaragua se prepara para resistir una posible invasión contrarrevolucionaria. Y sin embargo, en un informe reciente sobre la economía el ministro de agricultura, comandante Jaime Wheelock, dice sin ambages que el patrón básico de propiedad de los medios de producción permanecerá el mismo en 1981.

Wheelock llamó a esta política en su discurso una “unidad nacional de nuevo tipo”. Este es el eje central de la política del FSLN. Hay una actitud de “todos somos patriotas nicaragüenses, todos luchamos contra Somoza,” ¿no es cierto? Un ejemplo que, me parece, capta la esencia de la “nueva Nicaragua” actual, es el de los periódicos. Hay tres diarios en el país. La Prensa, el diario de la oposición burguesa, cuyo director es otro Pedro Chamorro; luego está El Nuevo Diario, que le da apoyo crítico al régimen sandinista y cuyo director es Xavier Chamorro; y finalmente hay el periódico del FSLN, Barricada, cuyo director es… Carlos Chamorro. Es como quien dice, “entre la familia”. Pero no para rato.

Ahora bien, en términos económicos el año pasado salió muy bien para Nicaragua. El desempleo bajó de la tercera parte de la fuerza laboral a un 17 por ciento, y la producción aumentó en un 19 por ciento. El plan fue cumplido en un 99 por ciento ― bastante bien para un país que se está recuperando de la devastación de una guerra civil. En la agricultura, los niveles de exportación de café y algodón fueron más o menos las metas planeadas, y en cuanto a la producción de alimentos básicos, la cosecha fue la más grande en la historia del país. Un rendimiento notable. ¿Cómo se explica? Bueno, si el gobierno nicaragüense se ha sostenido económicamente durante el último período es porque han recibido una cantidad extraordinaria de ayuda extranjera. Mientras Washington estaba dando vueltas con sus 75 millones de dólares, la ayuda de Cuba, la Unión Soviética, y países europeos como Alemania y Suecia sumó un total de casi 500 millones de dólares durante el año pasado. E incluso contaban con banqueros “amistosos”. En septiembre pasado, un grupo de 13 bancos renegoció más de 500 millones de dólares de la deuda exterior de Nicaragua, otorgándoles tasas de interés bajas y un moratorio de cinco años con tal de que Managua aceptara pagar en forma comercial las deudas contraídas por la corrupta dictadura de Somoza.

En conclusión: mientras que Reagan ha adoptado una línea dura para con los sandinistas, no sólo el gobierno Carter, los soviéticos y los socialdemócratas pro-“distensión” se han orientado hacia un camino argelino, sino también las multinacionales y los grandes bancos imperialistas. Esto es, por supuesto, lo que esperaban los dirigentes del FSLN, la base para su esperada “vía intermedia”. Pero tan sólo demuestra cuán fino es el hilo del que están pendiendo sus esperanzas. Tal economía abiertamente capitalista es, por supuesto, una poderosa arma en manos de los imperialistas, a pesar de toda la palabrería sandinista sobre la “unidad nacional”. Porque en un enfrentamiento, la burguesía criolla no puede resistir las presiones de sus amos yanquis y obedecerá sus intereses de clase capitalistas comunes. ¿Ven? eso es lo falso en el mito estalinista de la revolución por etapas ― en esta época no hay una “burguesía nacional antiimperialista”, como el FSLN pronto va a descubrir, y por tanto no puede haber una “etapa antiimperialista”. Al dejar intacto el poder económico de la burguesía, los sandinistas han fortalecido las posibilidades de una eventual reestabilización del dominio capitalista.

Peor aún, no sólo están manteniendo la “economía mixta”, capitalista, sino que además la defienden contra todo ataque desde la izquierda. He aquí lo que dijo Jaime Wheelock, dirigente del FSLN, en su discurso ante 100,000 manifestantes en la Plaza de Sandino en Managua durante la ofensiva de presiones derechistas en noviembre del año pasado:

“Que si nosotros queríamos demostrarle a ellos la popular idea del sandinismo, de la Revolución, bastaba con decirles a los obreros y a los campesinos: ‘Son suyas desde hoy todas las haciendas y todas las fábricas de este país. Pónganlas a producir, y ustedes sabrán producirlas con sus manos, con su experiencia y con su fervor patriótico’.”

Qué buena idea, ¿no? Eso lo pensaron los manifestantes, porque según un periodista chileno escribiendo en elManchester Guardian Weekly [1 de febrero], “En ese momento, él fue interrumpido por una ovación tremenda, y tuvo que añadir apresuradamente”:

“Pero no era esa la posición de un dirigente revolucionario que tiene que comprender las cosas de la Patria por encima de las banderas y de los partidejos.”

El futuro es del pueblo, La burguesía reaccionaria jamás retornará al poder, 19 de noviembre de 1980

Así que en el interés de la “unidad nacional” y la Patria, no van a tomar todas las fábricas y haciendas y a ponerlas en las manos de los trabajadores. Son muy conscientes de su política.

Obreros contra los sandinistas

Así que esto ha llevado a una serie de incidentes durante los últimos dos años. Uno ocurrió poco después de que los sandinistas tomaran el poder ― se trata del enfrentamiento con la llamada Brigada Simón Bolívar, dirigida por un seudotrotskista llamado Nahuel Moreno. A quien hemos apodado el Cantinflas del movimiento trotskista, porque siempre anda cambiando sus disfraces. Saben, a veces se disfraza de peronista, otras veces de maoísta, y así sucesivamente, y en este caso particular trató de disfrazarse de sandinista. En realidad trató de combinar una táctica reformista de presión y una maniobra aventurera. Sea lo que sea, organizaron a varios miles de obreros en la zona de Managua para marchar frente al estado mayor del FSLN con grandes pancartas diciendo “Poder al Proletariado”. Y el mero hecho de que pudiera suceder algo semejante es altamente significativo. La respuesta de los sandinistas fue detener a los brigadistas, interrogarles y embarcarlos para el Panamá donde fueron apaleados por la policía burguesa del general Torrijos. Así que fue la primera respuesta de los sandinistas a una oposición de izquierda a su régimen.

Por aquel entonces clausuraron brevemente el periódico de un grupo ex maoísta, Frente Obrero (FO). El periódico El Pueblo fue clausurado por llamar por ocupaciones de tierras. Luego le permitieron reabrir pero [a fines de 1979] arrestaron al director de El Pueblo, además de miembros de un pequeño grupo nicaragüense que se reclama del trotskismo. La Spartacist League/U.S. protestó los arrestos. Luego de pasar unas semanas encarcelados fueron puestos en libertad, pero otra vez en enero fueron arrestados la dirección de Frente Obrero y el director de El Pueblo. El periódico fue clausurado de nuevo, esta vez aparentemente en forma definitiva. Las acusaciones fueron de “posesión no autorizada de armas” y “sabotear la producción”. Y eso, ¿qué significa en realidad? Para empezar, Frente Obrero participó en la lucha contra Somoza. Además, si no tuvieran armas serian prácticamente los únicos en el país. “Sabotear la producción” ― bueno eso ya saben de lo que se trata, huelgas. Así que cuatro dirigentes de Frente Obrero fueron sentenciados a varios años de trabajo forzado por la llamada justicia “revolucionaria” del FSLN.

En febrero de 1980 el FO dirigió una huelga en el ingenio azucarero de San Antonio, el principal ingenio de Nicaragua, produciendo un 70 por ciento de todo el azúcar del país. La respuesta del gobierno fue romper la huelga y detener a varios de los dirigentes de FO, aunque eventualmente fueron puestos en libertad. Los apologistas del FSLN proclamaban luego por todos lados como el conflicto había sido “resuelto en forma pacífica”. En el mismo ingenio San Antonio, sin embargo, estalló otra huelga en noviembre, con las mismas demandas, excepto que esta vez estaba bajo la dirección del sindicato demócrata cristiano. Y otra vez los supuestos “revolucionarios” del FSLN rompieron la huelga.

Luego hay otro grupo, el Partido Comunista de Nicaragua, o PCN, y su central sindical llamada CAUS [Centro para la Acción y Unidad Sindical]. Se escindieron del Partido Socialista de Nicaragua (PSN), el principal partido pro Moscú. Durante algún tiempo se inclinaba el PCN hacia Mao; pero fundamentalmente ha sido un grupo estalinista disidente pro Moscú. Controlaban la dirección de varios sindicatos textiles en la capital. Entretanto, el PSN, los principales moscovitas, controlaban a los obreros de la construcción a través de su central sindical, la CGT-i, o sea Confederación General del Trabajo-Independiente. Y en enero de 1980 los obreros de la construcción en Managua y 18 fábricas textiles entraron en huelga contra el gobierno.

La respuesta del FSLN fue detener a la dirección del PCN y del CAUS y romper la huelga. Los mantuvieron encarcelados por varios meses; eventualmente fueron puestos en libertad aunque algunos recibieron condenas de un año. Al PSN le fue mejor, quizás porque entró en una coalición de apoyo al gobierno llamado el Frente Patriótico Nacional.

Lo que quiero subrayar es que ha habido una inquietud considerable en la clase obrera de Nicaragua. La clase obrera no es muy numerosa, pero de lo que hay, parece que muchos de sus elementos más atrevidos no están bajo el control del movimiento sandinista. Y esto no es casual. Mientras en Cuba la lucha contra el ejército mercenario de Batista se limitó fundamentalmente a la sierra y las provincias orientales, y el único intento de huelga general fue un fracaso, en Nicaragua hubo repetidos paros generales e insurrecciones, no controlados completamente por los sandinistas. Las masas plebeyas jugaron un papel clave en la ofensiva final, lanzando luchas callejeras en Managua y otras ciudades mientras las tropas regulares del FSLN estaban embotelladas en el Sur. No es tan fácil sujetarlos cuando jugaron un papel activo en el derrocamiento del dictador.

Pero mientras que los obreros y sectores urbanos pobres estuvieron presentes en la lucha, fue como auxiliares a los guerrilleros sandinistas pequeño burgueses y su alianza con la “burguesía antisomocista”, y no como una fuerzaindependiente de clase obrera. Conforme se ve cada vez más claro que el programa de “unidad nacional” del FSLN es un camino sin salida, todavía falta el elemento clave para una revolución obrera. Ante todo es necesario un partido proletario leninista-trotskista, como en octubre de 1917. No es imposible que elementos del movimiento sandinista puedan romper con él y pasar al lado obrero de las barricadas en medio de una polarización aguda de clases. Pero no van a dirigir una tal polarización, y, como acabamos de ver, estos bonapartistas se han mostrado hostiles a toda forma de organización de la clase obrera que escapa de su control.

Más aún, al conservar la economía capitalista, le proporcionan a la reacción burguesa e imperialista una palanca poderosa. Por ejemplo, el año pasado fue un gran éxito al nivel económico. Pero eso aumenta la fuerza de la burguesía, porque en la medida en que recupere su poderío económico tendrá más control político sobre las masas. Si quieren ver un ejemplo donde fue aplicado este tipo de presión económica, basta con mirar a Chile. Lo que dijo Nixon a su embajador en Chile fue “haga gritar a la economía”. Ese fue el llamado “Carril I”, ¿se acuerdan? Y tuvieron éxito. A fines de 1972 y otra vez en 1973, por ejemplo, hubo la movilización de los pequeños camioneros para parar el abastecimiento, con el propósito fundamental de someter a la población al hambre. Apenas recortaban el transporte público, cuando comenzaba a escasear el arroz en las tiendas y llegaba la tasa de inflación al 300 por ciento, entonces comenzó a desesperarse la pequeña burguesía.

Es entonces que reconocemos el “Carril II”. Como nos ha enseñado la experiencia de Alemania e Italia, la pequeña burguesía desesperada es tierra fértil para la reacción. Y no se equivocan, Reagan ya tiene un “Carril II” para Nicaragua. El país vive de un día para otro y si los EE.UU. lo quieren, ellos pueden hacer que la economía grite al cielo. Por ejemplo, el paso más importante por Reagan en las últimas semanas no fue terminar la ayuda ―que los sandinistas ya habían dado por perdida― sino parar todo embarque de trigo a Nicaragua. Y punto. Es decir que a partir de marzo, nadie en Nicaragua va a comer pan. Ya se pueden imaginar qué clase de impacto eso tendrá sobre la “unidad nacional”.

¡Por la revolución permanente!

Así pues, en su tentativa de abrir una vía intermedia en Nicaragua, los sandinistas simplemente dejan la vía libre para que la subversión imperialista degolle a los obreros y campesinos con un sangriento terror blanco… Igual que en El Salvador, el programa para Nicaragua debe ser: romper con la burguesía, movilizar a los obreros tras un programa declase, expropiar a los explotadores. Es decir, confrontar no sólo las tareas “democráticas” de derrocar al tirano Somoza, etc., sino romper los lazos del imperialismo, y barrer con los latifundistas e industriales, que condenan a las masas a una vida de miseria, sea por la esclavitud del salario o el hambre de tierra. Y esto requiere una dirección comunista proletaria, un partido trotskista que luche por la revolución permanente, por gobiernos obrero-campesinos en toda la región y una federación socialista de México y Centroamérica.

¿Podemos detallar algunas de las demandas transitorias concretas que levantarían los trotskistas en este momento en Nicaragua que van en este sentido? Bueno, un elemento sería por supuesto el apoyo a las luchas de las masas trabajadoras contra sus explotadores, en lugar de tratar de reprimirlos o conciliar con la burguesía antisomocista, tal como han hecho los sandinistas. Simultáneamente, una oposición comunista al actual régimen pequeño burgués trataría de ampliar estas luchas en una ofensiva general contra el poder capitalista, reivindicando el control obrero en todas partes, dirigido a la expropiación de los capitalistas como clase por un gobierno obrero y campesino.

Bien, ¿qué más? Bueno, hay que recordar que estamos tratando desde lejos con la cambiante situación nicaragüense. Una cosa queda clara, sin embargo, y es que ha habido una multiplicación de organizaciones de masas de los trabajadores. En un principio eran los Comités de Defensa Sandinistas, grupos de vecinos modelados sobre los Comités de Defensa dé la Revolución cubanos. En las últimas semanas los dirigentes del FSLN han ampliado las milicias basadas en estas organizaciones de masas. También hay, por supuesto, los múltiples sindicatos, tanto la central sandinista, la CST, como los otros que hemos señalado. Así que una demanda clave sería unir a las organizaciones de masas en un consejo representativo ―asamblea obrera nacional o soviet― libre de toda tutela gubernamental y garantizando la democracia obrera a todos excepto las fuerzas directamente contrarrevolucionarias. Además, los trotskistas llaman a romper con los representantes de la burguesía, por un gobierno obrero y campesino basado en órganos soviéticos de dominio proletario.

Seguro que hay muchas otras demandas que levantaría un grupo trotskistas nicaragüense: contra el programa de austeridad capitalista de la falsa “unidad nacional” de los explotadores y explotados; o por el pleno armamento de milicias campesinas y obreras, por ejemplo. Pero lo más importante es el cuadro general y la meta: un partido bolchevique-leninista independiente de oposición intransigente, obreros y campesinos al poder, la revolución proletaria es el único camino.

Nicaragua, Cuba, Unión Soviética

Así que las cosas se están poniendo bravas en Centroamérica, especialmente en Nicaragua. Una anécdota que capta esto sucedió en enero en el aniversario de la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, el director de La Prensa quien fue asesinado por matones somocistas. Esta vez hubo dos manifestaciones. Una por parte del FSLN bajo la consigna “Nicaragua venció, El Salvador vencerá.” y hubo una contramanifestación por parte de la oposición burguesa que tenía por consigna “Jamaica venció, Nicaragua vencerá.” Ahora bien, en Jamaica el gobierno populista de izquierda de Michael Manley fue derrotado en las elecciones de octubre pasado en parte porque, como gobierno burgués, no podía dar trabajo a las masas desempleadas. Pero también fue debido a la desestabilización de la economía por el Fondo Monetario Internacional de Washington, que rehusó refinanciar la deuda de Jamaica y con ello cortó toda importación. Fue efectivamente un bloqueo económico estadounidense. Así que Manley fue echado y reemplazado por Edward Seaga, conocido en Jamaica como CIAga. En otras palabras, los manifestantes burgueses estaban levantando consignas directamente contrarrevolucionarias.

Los dirigentes sandinistas se encuentran, pues, ante una encrucijada. La cuestión de qué camino seguir se presenta en forma aguda en Nicaragua hoy. Un asunto que la pone en forma tajante es el apoyo a los insurgentes de izquierda en El Salvador. Y no es sólo una cuestión estratégica, porque los salvadoreños hicieron un aporte importante al financiar (con los millones de dólares obtenidos en sus secuestros) muchas de las armas que hicieron posible el derrocamiento de Somoza por el FSLN. Así que también es una deuda revolucionaria. Pero a fin de cuentas los sandinistas siguen siendo fundamentalmente nacionalistas, y su actitud acerca de una revolución en el país vecino ha sido ― bueno, lo mejor que se le puede llamar es “contradictoria”. ¿Sabían que el gobierno nicaragüense saludó a la “junta militar de derechos humanos” instalada en El Salvador en octubre de 1979 por Jimmy Carter? y no rompieron con la junta ni permitieron ayuda para los guerrilleros hasta el asesinato del arzobispo Romero en marzo de 1980. Incluso se ha informado de que impidieron a izquierdistas nicaragüenses unirse a la guerrilla salvadoreña. ¡Los pararon en la frontera y los mandaron a casa!

Recientemente ha habido una avalancha de propaganda de Guerra Fría originada en Washington exigiendo del gobierno nicaragüense el cese del suministro de armas a los izquierdistas salvadoreños, o que se atenga a las consecuencias. ¿Y cuál ha sido la respuesta de Managua? Hace poco en la cadena de televisión CBS, uno de los miembros burgueses de la junta nicaragüense, Arturo Cruz, dijo que no querían apoyar ninguna actividad que coadyuvara a la Unión Soviética en Centroamérica. Parecía que el general Haig era el que hablaba. Quiso decir que para aquellas figuras burguesas que todavía están dispuestas a trabajar con los sandinistas, la ayuda a los guerrilleros salvadoreños es una cuestión de ruptura, allí es donde ponen el límite. Pero no son sólo los liberales. Se ha informado repetidamente de tensiones al interior del FSLN sobre esta cuestión, lo que no estamos en posición de verificar. Sin embargo, cuando el New York Times [15 de febrero] le preguntó a un alto funcionario sandinista, la respuesta fue: “El mensaje de Washington ha sido recibido con toda claridad. Hay reconocimiento del alto costo político para Nicaragua del envolvimiento en El Salvador.” No hay duda de que el costo político es alto. Pero si no ayudan a la extensión de la revolución a través de la región sería como cortarse la garganta.

¿Y qué van a hacer los sandinistas? Cuando se trata de cuestiones militares tienden a ser más realistas que cuando hablan de la “unidad nacional” y la “economía mixta”. Su respuesta inicial al gobierno Reagan ha sido aumentar las milicias e iniciar el entrenamiento de decenas de miles en el uso de armas. Han dicho que esperan un ataque respaldado por los imperialistas dentro de los próximos meses. En lo político, han indicado que bajo presiones pudieran eliminar a los miembros burgueses de la Junta de Reconstrucción Nacional para formar un gobierno sandinista puro. Tal gobierno, sin embargo, se basaría en la misma economía capitalista que existe actualmente, y sería susceptible al mismo tipo de presión imperialista como en el pasado. Es decir, sería igual a la situación inestable que existió en Cuba desde mediados de 1959 hasta mediados de 1960.

Extender la revolución a El Salvador, expropiar a la burguesía ― estos son los pasos indispensables simplemente para defender lo que ya ha sido conquistado. Incluso eso no es suficiente. Un estado obrero aislado, ocupando no más de una tajada del istmo centroamericano, no será viable por más que un instante histórico. Toda Centroamérica debe estallar en llamas para que la revolución triunfe en cualquier parte de la región. Y es lejos de ser imposible. Por primera vez, los guerrilleros en Guatemala han ganado el apoyo de la mayoría indígena, y desde hace mucho tiempo tienen apoyo obrero. Además, en los últimos meses han habido huelgas a gran escala de trabajadores bananeros en Honduras y Costa Rica. (Dicho sea de paso, en enero Nicaragua finalmente expropió las plantaciones bananeras ligadas a la Standard Fruit Company, integrante del conglomerado Castle & Cooke. En efecto, se ha convertido en el primer estado centroamericano que ha dejado de ser una “república bananera”. Pero a menos que se extienda esta conquista, pronto será una victoria hueca pues las multinacionales todavía controlan la comercialización.)

Una tal ofensiva retumbaría por toda América Latina. Las dictaduras del tipo Pinochet se verían amenazadas; habrían huelgas políticas, inmensas manifestaciones de masas, etc. Y también en los EE.UU., donde hemos llamado por el boicot laboral de todo embarque de material bélico a las dictaduras derechistas de Centroamérica. Hay que notar que durante toda la guerra de Vietnam no pasó nada por el estilo en los EE.UU., mientras en los últimos días del gobierno Carter el sindicato de estibadores de la Costa Oeste, el ILWU, decretó, al menos formalmente, el boicot [al envío de armas a El Salvador]. Militantes sindicales clasistas lucharán por hacer de tal boicot una realidad, lo que podría causar agudos enfrentamientos con el gobierno y con la burocracia sindical. Otro elemento clave sería la solidaridad combativa del movimiento obrero mexicano, incluyendo ayuda en el armamento de los rebeldes salvadoreños. López Portillo puede llamar a Fidel “mi comandante”, pero los obreros y campesinos en lucha contra una dictadura sangrienta armada por el imperialismo yanqui necesitan una ayuda más concreta. Y, exactamente como temen los capitalistas, las repercusiones de Centroamérica pueden originar una radicalización explosiva de la clase obrera mexicana, una de las más poderosas de América Latina. Lo que hace falta es una dirección trotskista que no llame por la “distensión” sino por la más enérgica lucha de clases internacionalista.

Y esto nos lleva a la cuestión de Cuba y la Unión Soviética. Ahora bien, en respuesta a las acusaciones del gobierno Reagan, tanto Castro como Brejnev han negado ayuda a los rebeldes de El Salvador. El 26 de febrero, un portavoz del Comité Central soviético, Zamyatin, dijo que “la Unión Soviética no ha enviado armas y no está enviando armamento alguno a El Salvador.” A partir de la información existente, y a pesar de las alegaciones del “Libro Blanco” del Departamento de Estado, parece que dicen la verdad. ¡Cómo quisiéramos que no fuera así! Pero es la lógica contrarrevolucionaria de la “coexistencia pacífica” con el imperialismo. Entretanto, por supuesto, los EE.UU. están enviando dólares, helicópteros y “asesores” militares a El Salvador, mientras acusa a Moscú de auspiciar el “terrorismo internacional”. Fidel Castro, por su parte, se encuentra directamente en la línea de fuego, enfrentando un posible bloqueo naval y quién sabe qué más, así que ha adoptado un tono más duro con Washington. Pero en Centroamérica, todos están de acuerdo en indicar que Cuba se ha juntado a los socialdemócratas europeos y los liberales latinoamericanos en instar a los izquierdistas salvadoreños a buscar un “arreglo político” con miembros de la junta asesina. Que sólo quiere decir que comenzará otra vez el ciclo de golpes.

Nuestra consigna, “Defensa de Cuba y la URSS comienza en El Salvador,” subraya el hecho de que Reagan está jugando a los dominós de Guerra Fría. Si puede acabar con los insurgentes salvadoreños, el paso siguiente será rumbo a Managua y de allí a La Habana, y así sucesivamente. Se trata de un combate a escala mundial. Y como ha repetido el general Haig una y otra vez, donde Washington realmente querría poner presión es en el patio delantero de Rusia ― Polonia. Así pues que en última instancia son las formas de propiedad proletarias logradas por la Revolución de Octubre de Lenin y Trotsky que son el verdadero blanco. Podemos afirmar, muy concretamente, que si se preocupan por la amenaza a la economía colectivizada en Polonia, dejen que Reagan aplaste a Centroamérica con sus botas y verán incrementarse la presión imperialista sobre Europa Central. La intención de los EE.UU., como dijo el prestigioso comentarista pro Reagan, William Safire, no es simplemente el “quebrar la cadena de triunfos comunistas”, sino el “voltear la marea global”.

Así que nos encontramos en la posición de advertir que “¡ya vienen los yanquis, vienen los yanquis!” Y lo que traen consigo no son los “derechos humanos”. Los hijos de puta del Pentágono buscan vengarse de la humillación que sufrieron en Vietnam y la masacre que preparan efectivamente va a hacer que Somoza parezca un “autócrata moderadamente represivo” por comparación ― esa fue la forma como calificó al derrocado dictador nicaragüense la nueva embajadora norteamericana ante la ONU, un “AMR”. Safire se preguntó sobre el significado de “ganar”: “¿Quiere decir apoyar a una junta militar que mata a la oposición pero que por su naturaleza represiva produce más oposición que luego es necesario matar?” Su respuesta: “Si es necesario, sí.” Recuerden la expresión de Rosa Luxemburgo, de que la alternativa es el socialismo o la barbarie. Bueno, he allí el Sr. Barbarie de 1981. Por lo tanto, si quieren evitar el holocausto en Centroamérica, si quieren evitar la gran explosión nuclear en Berlín, entonces toca parar a la banda de Reagan en El Salvador. Una revolución obrera en el “patio trasero” de los EE.UU. seguramente acercará el día cuando llame a la puerta delantera el futuro socialista para toda la humanidad.

El Salvador: ¿Un nuevo Vietnam?

El Salvador: ¿Un nuevo Vietnam?

Traducido de Workers Vanguard No 276, 13 de marzo de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9, julio 1981

Durante la conferencia auspiciada por la Spartacist League en Nueva York el 28 de febrero, uno de los asistentes hizo notar: “En la prensa burguesa ha habido gran ruido sobre las palabras de Reagan de que no habrá otro Vietnam, y muchos supuestos izquierdistas manifiestan que no quieren volver a Vietnam. ¿Podría Ud. comentar las diferencias que constata entre la situación centroamericana y la de Vietnam, y… la idea de que vamos a repetir Vietnam y el movimiento antiguerra?” El camarada Norden respondió:

En cuanto a Vietnam, hay varias diferencias importantes que deben ser subrayadas. Como ya dije, la coalición en El Salvador es un frente popular burgués. Ahora bien, igual que en España, llamamos por la victoria militar de las fuerzas del frente popular contra los reaccionarios derechistas, porque si la junta vence sobre los rebeldes de izquierda, esto llevará al aplastamiento de la clase obrera y todos sus elementos vivos. En España, por ejemplo, 100.000 proletarios fueron matados después de la victoria de Franco. Así que desde el punto de vista de la clase obrera, aun dado que ambas fuerzas son burguesas, ésa es una diferencia cualitativa y por lo tanto llamamos por la victoria militar de un lado.

En Vietnam la cosa es un poco distinta. El Frente de Liberación Nacional survietnamita y los norvietnamitas tenían un programa de frente popular e incluso montaban algo que parecía un frente popular. Pero en realidad, todo lo que había en este frente popular fantasma era un par de monjes budistas y un arquitecto. La verdad era que por un lado estaba el estado obrero deformado norvietnamita enfrentándose con el imperialismo norteamericano; y el FLN en el sur estaba ligado fundamentalmente a los norvietnamitas. Así que en términos de las fuerzas de clase en pugna, la naturaleza de la guerra civil era distinta.

Lo que pasa con muchos de los grupos de izquierda es que tratan de presentarse de una manera suave para evitar tomar posiciones firmes. Y con respecto a los movimientos de protesta en los EE.UU. sobre El Salvador y Vietnam esto conduce a una situación parecida. Así, por ejemplo, una camarada mencionaba el CISPES, el Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador. Sus consignas son “Que decida el pueblo salvadoreño”, “Autodeterminación para el pueblo salvadoreño”, y “No intervención”. Ahora, la reacción natural ante tales afirmaciones sería “Nadie puede oponerse a eso.” Desde luego, ¿no debería permitírsele decidir al pueblo salvadoreño?

Pero presentar las cosas en esta forma, que “toda  persona decente” defendería, no es sino liberalismo burgués. Por ejemplo, el CISPES y la gente que lo apoya como el Partido Comunista y el Socialist Workers Party apoyan un proyecto de ley, HR1509, que prohíbe la ayuda militar a la junta salvadoreña. “No a la ayuda militar a la junta” quiere decir que ellos están a favor de la ayuda económica a la junta militar, que es lo que sustenta el funcionamiento del régimen castrense en El Salvador. Ese país está en bancarrota — su economía ha sido destrozada desde hace varios meses. Pero ellos proponen este proyecto que esencialmente aprueba la ayuda económica porque los liberales no se oponen a ella. Tan sólo no quieren darles armas a unos carniceros malos. Y como consecuencia defienden una política que en realidad está manteniendo a la junta a flote.

Y su programa global es por la “autodeterminación”. Había algo de eso también al principio de la guerra en Vietnam. Ellos decían: “No a las tropas extranjeras en Vietnam.” ¿Se acuerdan? “Autodeterminación para los survietnamitas.” Bien, ¿y qué querían decir? Querían decir no a las tropas norvietnamitas en Vietnam. Pero nosotros estábamos afavor de las tropas norvietnamitas en el Vietnam del Sur. En los últimos días de la guerra lanzábamos la consigna, “¡Adelante Viet Cong a tomar Saigón!” Ahora bien, al mismo tiempo nosotros advertíamos que éstos son los representantes de un estado obrero deformado, que si ellos ganan van a suprimir la democracia obrera. Pero llevarán a cabo una transformación social fundamental, la expropiación de la burguesía, y es deber de todo trotskista y proletario consciente apoyarles militarmente.

Dijimos que había que tomar partido, y la consigna que nos hizo más notorios en el movimiento antiguerra de Vietnam fue “¡Toda Indochina debe ser comunista!” Es decir, tomamos una posición de clase. Hoy abogamos por el triunfo militar de los insurgentes de izquierda en El Salvador. Pero también decimos de la situación en Nicaragua que es necesario ir más allá de su programa y expropiar a la burguesía, que no hay un camino intermedio. Todo el istmo centroamericano debe estallar en una erupción del volcán de la revolución obrera, para que arda el continente entero. Es especialmente importante en este caso. Y les voy a decir por qué.

En Vietnam, el SWP buscaba y lograba conectarse con el derrotismo burgués. Y una característica del derrotismo burgués es que no aparece a menos que la burguesía está siendo derrotada. Ahora, en Vietnam tenían ayuda soviética. Vino a través del Vietnam del Norte. Pero en las circunstancias actuales es bien cierto que Fidel Castro ha estado aconsejando “moderación” y una “solución política” y cosas por el estilo. Es evidente que reciben armamento de algún lado, pero la fuente principal, desgraciadamente, es el Departamento de Defensa de los EE.UU. porque la mayoría de esas armas parecen haber sido capturadas de las fuerzas gubernamentales salvadoreñas. Puede que [el Kremlin] les dé algunas armas, pero fundamentalmente los están privando de armas, igual que Stalin hizo con los obreros y campesinos españoles en los años 30. Y es debido a su programa político general.

Así que en términos globales, con respecto a la confrontación con Cuba y la Unión Soviética, a nivel de la política interna de El Salvador y Nicaragua, y a nivel de la lucha en los EE.UU., este tipo de programa frentepopulista, de colaboración de clases, es un programa para la derrota.

El Salvador: La Guerra Fría al rojo vivo

El Salvador: La Guerra Fría al rojo vivo

Traducido de Workers Vanguard No 276, 13 de marzo de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9, julio 1981.

Reproducimos aquí la traducción de la primera parte del discurso de Jan Norden, director de Workers Vanguard y miembro del Comité Central de la Spartacist League/U. S., presentado recientemente en Boston y Nueva York bajo el título, “Por la revolución obrera en Centroamérica”, y publicada originalmente en Workers Vanguard No. 276, 13 de marzo de 1981. La segunda parte del discursó comienza en la página 14.

 

La hora decisiva ha llegado a Centroamérica. Todo el istmo arde, en plena erupción como la cadena volcánica que forma su espinazo. Una cadena de repúblicas bananeras, dictaduras títeres y tiranías oligárquicas han agotado sus fuerzas y se aproxima un momento histórico de decisión. El dominio burgués en la región, tal como se ha practicado en los últimos 50 años, se encuentra en una crisis generalizada; y en medio de esta situación explosiva, ha entrado a la Casa Blanca un nuevo gobierno resuelto a enviar un mensaje sangriento al Kremlin. El mensaje consiste en helicópteros Huey, bazucas de 105 mm, botes patrulleros PT y “asesores militares” norteamericanos. La sangre sería la de las masas centroamericanas. Reagan ha desafiado a Castro y Brezhnev a un tiroteo sobre El Salvador y Centroamérica se ha convertido en el foco de la Guerra Fría ― el punto en el cual se concentra toda la energía de la campaña de guerra antisoviética imperialista en la leña de la indignación pública. Y las llamas ya crepitan.

 

Para enfrentar este reto, la izquierda tanto en Latinoamérica como en los centros imperialistas, tiene que confrontar cara a cara las cuestiones fundamentales, tiene que tomar partido en el enfrentamiento entre el imperialismo rapaz y los estados obreros degenerados y deformados del bloque soviético. No sirven mansas súplicas a la “preocupación” liberal con el genocidio. En primer lugar, éste no es otro caso más de respaldo norteamericano a algún carnicero sangriento en su patio trasero. Cuando Teddy Roosevelt domaba brutalmente a estos diminutos países, el imperialismo norteamericano estaba ante todo preocupado con consolidar su hegemonía regional. La guerra hispano-americana y la diplomacia del dólar estaban dirigidas fundamentalmente a hacer una realidad de la doctrina Monroe. La construcción del Canal de Panamá le permitió a los EE.UU. poseer por primera vez una armada de dos océanos. Formaba parte de la división imperialista del mundo colonial en preparación para la Primera Guerra Mundial. Hace medio siglo, o sea la última ocasión cuando Centroamérica estuvo al centro de la mirada mundial, la cuestión era fundamentalmente regional. Esta vez lo que está en juego es muchísimo más importante.

 

Así que en las últimas semanas se ha armado un clamor sobre pertrechos soviéticos en El Salvador. Aquí tengo el “Libro Blanco” del Departamento de Estado. Supongo que tienen que llamarlo blanco porque su verdadero propósito es echar lodo en los ojos del público para que no vean lo que realmente está pasando. Así que lo primero por hacer es refutar estas mentiras imperialistas. En las palabras del presidente Reagan, de hace pocas semanas: ¿quién recorre el mundo sembrando la mentira, la estafa y el robo? Bueno, nuestro candidato predilecto es los Estados Unidos. En realidad es su segundo intento. El primero fue allá por enero, cuando decían tener la “prueba definitiva” de que Nicaragua era la “verdadera fuente” de armas para los rebeldes salvadoreños. Y la prueba no era sino un par de barcas en la Bahía de Fonseca. La madera, alegaron, es de un tipo que no se encuentra normalmente en El Salvador. ¡Y era esa la prueba de agresión nicaragüense! La acusación es obviamente ridícula, pero fue la base sobre la cual cortaron US$ 15 millones de ayuda a Nicaragua; y reanudaron el envío de otros US$ 5 millones de ayuda militar “letal” para El Salvador. Bueno, la operación fue un chasco ― los corresponsales, corrieron en busca de las pruebas y no encontraron ni trazas de armas ni nada. Así que ahora tenemos supuestos informes por el líder del Partido Comunista salvadoreño.

 

Pero los voceros no oficiales del imperialismo norteamericano dicen cosas todavía más fantásticas. Una de las más risibles fue publicada en la edición del 2 de febrero de Business Week. Según ellos:

 

“La llegada reciente de norcoreanos [según ellos para ayudar a los guerrilleros salvadoreños] fue descubierta cuando cuatro de ellos murieron en un accidente de tránsito en Nicaragua a principios de enero. Buenos Aires también ha identificado un número creciente de montoneros, guerrilleros izquierdistas argentinos. También ha sido reportado que howitzers 105 de manufactura norteamericana, capturados por los norvietnamitas en 1975, han sido desembarcados de un barco de bandera libanesa que los trajo desde Saigón, comisionado por la Organización para la Liberación de Palestina.”

 

¿Más? Mi primera reacción fue preguntar: “¿Y dónde entra Carlos en todo esto?” ¿Y la banda Baader-Meinhof? Pero como revolucionarios proletarios tenemos algo más que decir además de denunciar tales invenciones. La verdad es que, desgraciadamente, los insurgentes en El Salvador no reciben ninguna ayuda soviética útil. Porque si la hubiera, durante el año pasado no habrían muerto 12.000 personas a manos de los escuadrones de la muerte derechistas y el ejército de la junta. He allí la prueba. Ojalá hayan algunas armas de Cuba y la Unión Soviética allí. Pero el hecho es que no hay una protección adecuada para las masas que se enfrentan a los sangrientos dictadores. Así que el embajador soviético a los EE.UU. se levanta y dice, “somos inocentes.” Y, desafortunadamente, es la pura verdad. Si él mintiera, engañara y robara para avanzar la causa de la revolución mundial, nos sentiríamos mucho mejor. Pero no es así.

 

Ahora, lo que estamos presenciando es el intento por la principal potencia capitalista mundial de reestablecer su hegemonía mundial luego de haber sido gravemente herida en Indochina. El desmoronamiento de varias de las dictaduras de la región está íntimamente relacionado con la relativa debilidad del imperialismo norteamericano después de Vietnam. Luego vino la cruzada pro-“derechos humanos” de Jimmy Carter, que en América Latina no fue sino una fase pasajera de hipocresía burguesa. Pero, como dijimos desde el primer día, su verdadero blanco fue la Unión Soviética. En otras palabras, se trataba del rearme moral del imperialismo en preparación para la guerra. Y no iba a ser tan sólo una guerra fría, sino una guerra caliente. Y Reagan ha declarado que la guerra caliente comienza aquí y ahora. Centroamérica es el sustituto del Golfo Pérsico, Berlín o Polonia por ejemplo. Ese es el país que actualmente ocupa el primer lugar en el pensamiento de Washington. Al “cerrarle el paso al comunismo” en El Salvador, en realidad se están preparando para “echar atrás”, en la fraseología de Foster Dulles, las conquistas históricas de la revolución proletaria rusa.

 

En segundo lugar, como dijimos en el último número de Workers Vanguard, lo que los gobernantes norteamericanos buscan no es alcanzar la “estabilidad” en la región, o nada por el estilo. La única solución que plantean es una “solución final”. De todos modos Reagan quiere una lucha; quiere que la sangre corra en ríos. Y como es la potencia imperial más poderosa de esta época quien lo quiere, la sangre va a correr. Es un hecho. ¿De dónde, entonces, esta solución política de la que tanto se habla? Los regímenes populistas latinoamericanos, como México, y los socialdemócratas europeos la discuten. No son sino sueños de opio y más les vale sacar la yerba de la distensión fuera de sus pipas porque estova en serio. Pero el mismo tipo de utopías peligrosas son expresadas por las futuras víctimas: la dirección sandinista en Nicaragua y los portavoces de la izquierda salvadoreña. Ellos deberían sacar algunas conclusiones del hecho de que los EE.UU. les da la espalda. Reagan no abandona a sus carniceros.

 

Esta vez la junta salvadoreña no va a recibir un manotazo pro- “derechos humanos”, porque aquí se trata de una batalla de clases a escala internacional. Y por lo tanto las únicas respuestas que tienen sentido son las respuestas de clase ― el programa y la perspectiva de la revolución proletaria. Es por eso que decimos lo que al principio les pareció extraño a muchos de la izquierda: “¡La defensa de Cuba y la Unión Soviética empieza en El Salvador!” Y, compañeros, los sucesos de la última semana han confirmado enfáticamente nuestra advertencia. Un congresista liberal, por ejemplo, se quejaba del retorno a los días de la “diplomacia de cañonera” ― y tiene toda la razón. La radio española informó el martes pasado que actualmente hay más de 40 barcos norteamericanos en el Caribe tratando de parar los embarques de armas a Nicaragua y los izquierdistas salvadoreños. Reagan responde a los liberales temerosos de embrollarse en un “nuevo Vietnam” diciendo que esta vez se propone confrontar el problema en la “fuente”, según él: Cuba y la Unión Soviética. Ahora, eso es un absurdo evidente pero es la política de los EE.UU. Así que ahora Washington le está diciendo a Moscú que SALT [el tratado para la limitación de las armas estratégicas] depende en que gane la junta militar en El Salvador. E informan a La Habana de que a menos que paren los envíos de armas a los izquierdistas salvadoreños, ellos se verán enfrentados con un bloqueo naval.

 

¿Y después, qué? Recuerden lo que dijo sobre la crisis de los misiles en octubre de 1962 el diplomático soviético que negoció la retirada rusa: “Jamás permitiremos que esto vuelva a suceder.” Y el Kremlin no lo dijo en broma. ¿En qué lado estarán, entonces, los liberales y socialdemócratas en una nueva crisis de los misiles en torno a Cuba? Recuerdo muy bien cómo estuvieron las cosas la última vez. El Socialist Workers Party, el SWP, que había sido una organización trotskista hasta principios de los años’ 60, cuando se arrastró a la cola del castrismo, estaba impulsando un grupo pro-cubano llamado el Fair Play for Cuba Committee. Con la mirada puesta en los liberales, sólo se pronunciaban a favor de la “autodeterminación” y “manos fuera” de Cuba. Pero cuando aconteció la crisis de los misiles, al momento crítico, ¡oh sorpresa! los liberales simplemente se desvanecieron. Ya no se trataba de “fair play” para Cuba, sino de “¿en qué lado estás, compañero?” Era una cuestión de clase. Y el SWP capituló ante los pacifistas liberales rehusándose a criticar a Krushchev, aun cuando el mismo Castro, su gran ídolo, se oponía al arreglo, y las masas cubanas estaban indignadas con el negocio que les dejaba sin protección esencial contra el imperialismo norteamericano.

 

Ahí radica el problema con las coaliciones y la política de colaboración de clases involucrando a supuestas fuerzas revolucionarias y de izquierda. A la hora de la verdad, paralizan la acción efectiva de las organizaciones obreras porque buscan evitar las contradicciones fundamentales. Mientras que lo principal, lo que los marxistas siempre han señalado sobre la política, es que al fin de cuentas, todo se reduce a una división de clases: uno está en un lado u otro de la línea de piquete. En una guerra civil, se está en un lado u otro, o, en el caso de no haber una diferencia cualitativa desde el punto de vista del proletariado, se opone en forma revolucionaria a ambos lados. Pero estos reformistas tratan de ocultar esta distinción. Así que la pregunta que quiero poner aquí es: ¿qué pasa cuando se desarrolla una nueva crisis cubana? Aquellos liberales que hoy dicen, “Que decida el pueblo salvadoreño”, entonces ¿en qué lado estarán ellos y las coaliciones organizadas alrededor de esa política? La cuestión de clase es ineludible.

 

Así que Reagan ha escogido a El Salvador y Centroamérica como el eje alrededor del cual acelerar su Guerra Fría. Y la batalla política girará en torno a la cuestión de la Unión Soviética y los estados obreros degenerado y deformados. Y, como trotskistas, tomamos partido en esta batalla. Criticamos las ilusiones en la “distensión” por parte de un Brejnev o Castro. Fidel Castro, dicho sea de paso, apoyó a Carter contra Reagan en los comicios del pasado noviembre; pero ¿quién preparó el terreno para lo que hoy día está pasando en El Salvador, sino Carter? Llamamos por el derrocamiento de la casta estalinista que debilita los cimientos del régimen proletario con sus intentos por conciliar con el imperialismo. Y ese llamado es parte íntegra de nuestro programa político global por la defensa incondicional y extensión de las conquistas de la Revolución de Octubre. Así pues que para preparar al proletariado para sus tareas, son consignas claves: “¡Defender a Cuba y la URSS!” Basta de tanta palabrería sobre una “solución política” con la junta sangrienta: “¡Triunfo militar para los insurgentes de izquierda en El Salvador!” y “¡Romper con la burguesía!” No hay un camino intermedio en Nicaragua, el único camino es “¡Expropiar a la burguesía!” y “¡Que arda Centroamérica con la revolución obrera!”

 

El Salvador 1932

 

Bien, repasemos un poco los últimos 160 años de la historia de El Salvador, desde que ganó su independencia de España. Para empezar, El Salvador no es una república bananera, es una república cafetalera. Desde fines del siglo pasado, su principal producto de exportación ha sido ese diminuto grano verde que se transforma en oro para los barones del café. Pero ante todo, El Salvador es el ejemplo por excelencia de un país dominado por una oligarquía. La clase gobernante la constituye un reducido número de familias ―la más grande es la de los Hill, los Alvarez son otra. Son verdaderas dinastías que dominan todo. Son los terratenientes, los generales, los obispos, los presidentes, etc. En El Salvador la oligarquía es denominada las “14 Familias”. Pero hace poco se hizo un estudio al respecto y se descubrió que eran unas 60 familias. Bueno, si quieren hacer una distinción…

 

Si Uds. quieren ver un retrato verídico de lo que es El Salvador, les sugiero que alguna vez vayan a ver una película hecha hace algún tiempo llamada ¡Viva María! Las estrellas son Brigitte Bardot, Jeanne Moreau y George Hamilton. Satiriza las revoluciones latinoamericanas: Brigitte Bardot interpreta la hija de un terrorista del IRA que emigra a Centroamérica porque las cosas están demasiado tranquilas en Irlanda, y hay que tirar bombas en algún lugar. Y entonces organizan una revolución, esas mujeres preciosas vestidas en bandoleras, George Hamilton clavado en la cruz y Jeanne Moreau abrazándolo en la cárcel. Como se puede imaginar la película es un chasco, pero contiene todos los estereotipos de una sociedad latinoamericana típica dominada por una oligarquía. Hay campesinos amarrados a ruedas de tortura, lentamente dando vueltas en el viento; hay campesinos marchando descalzos por caminos polvorientos mientras guardias brutales trotan a caballo aliado de la columna armados con látigos y rifles. En fin, es que si van a lo largo y ancho de los caminos de El Salvador, verán precisamente eso.

 

Es una sociedad criminal, con muchas características semifeudales. Pero sólo semifeudales, porque ha estado produciendo para el mercado mundial desde hace más de un siglo. Es natural, entonces, ver en esas condiciones un profundo sentimiento a favor de ciertas demandas democráticas. Echar a esos carniceros, por supuesto. ¿Por qué deben tener 14, o si prefieren 60, familias el dominio sobre todo el mundo? La demanda de la tierra para el campesino que la trabaja. Y por la emancipación nacional del yugo imperialista ejercido por los EE.UU., tanto directamente como a través de sus representantes locales. En la América Latina de hoy las demandas democrático-burguesas son cuestiones revolucionarias candentes. Pero como trotskistas, no llamamos por consiguiente a una “revolución democrática” como lo hacen los socialdemócratas y los estalinistas. La Contribución fundamental de León Trotsky y la Revolución Rusa al marxismo es la comprensión de que en esta época imperialista no es posible tener una democracia real (particularmente para las masas oprimidas) a menos que los obreros la obtengan mediante el establecimiento de su propio dominio de clase.

 

La razón de esto es sencilla: si alguna de estas fuerzas capitalistas “democráticas” logra obtener el poder estatal, tendrá que llevar a cabo una represión que no sería muy diferente de la de los tiranos y patriarcas que la precedieron. ¿Por qué? Bueno, el que estos dictadores sean la norma en América Latina se debe a que una burguesía muy diminuta está sentada encima de una enorme población plebeya o proletaria y un campesinado oprimido cuyas condiciones miserables dan lugar continuamente al fermento revolucionario. Y la única forma de seguir sujetándolos es con una u otra clase de régimen bonapartista ― todos esos “hombres de a caballo”, dictaduras militares que en última instancia se reducen al terror de masas. Lo que me hace acordar, el otro día estaba haciendo unas traducciones, cuando se me ocurrió que en castellano hay gran número de palabras para golpe. Así que las conté, y hay 297 sustantivos para golpe; y si añadimos los verbos, ¡hay más de 580! Incluso hay más palabras de las que hay para nieve en esquimal. La explicación, por supuesto, es que hay un montón de nieve en el Ártico, y en América Latina hay un montón de golpes. Y luego, en El Salvador acaban de obtener su primer presidente civil en más de 50 años. ¿Su nombre? José Napoleón Duarte.

 

El Salvador, la tierra por excelencia de la oligarquía cafetalera, muestra esta tendencia al dominio bonapartista en forma dramática. El país ha padecido bajo la bota de gobiernos militares en forma continua desde 1932. Es el período de dominio militar más largo de todo el continente. Y no es un accidente. ¿Por qué? Bueno, El Salvador es la zona más productiva de Centroamérica, produciendo cultivos comerciales de una frontera a la otra ― el país es casi una sola plantación inmensa. Y cuando comenzaron a cultivar café, simplemente echaron a cientos de miles de campesinos de sus tierras; así que el porcentaje de campesinos sin tierra que se han convertido en trabajadores agrícolas en El Salvador es mucho más elevado que en el resto de América Latina. Las condiciones son muy similares a las existentes en el Morelos de Zapata al tiempo de la Revolución Mexicana, y por supuesto la Revolución Mexicana tuvo un impacto inmenso en esta parte del istmo centroamericano.

 

Así que cuando hubo el crack financiero internacional, el colapso económico capitalista de 1929, el terror tradicional fue levantado y los trabajadores sin tierra comenzaron a alzar la cabeza. La oligarquía vio la tormenta que se acercaba y decidió echar al reformista en funciones, reemplazándolo con un auténtico general-verdugo llamado Maximiliano Hernández Martínez. El Partido Comunista llamó a una insurrección a la que las masas rurales respondieron en forma masiva. Y el resultado fue una represión sangrienta. Treinta mil personas murieron en un país con poco más de 2 millones de habitantes. Sería igual a la masacre de 3 millones de personas en los EE.UU. Y desde entonces ése ha sido el tema predominante de la política salvadoreña. Todo el mundo sabe que si las cosas se desmandan, habrá un nuevo 1932. Es para eso que deben prepararse las organizaciones revolucionarias que se reclaman de la dirección del proletariado ― ¡por otro 1932, pero que esta vez ganen los obreros y campesinos!

 

Esta fue la primera insurrección en América Latina dirigida por un Partido Comunista, y fue aplastada por lo que resultó ser la dictadura militar de duración más larga en el hemisferio occidental. Hay una conexión directa entre estos dos hechos. Es que El Salvador expresa en forma concentrada las condiciones del dominio burgués en toda América Latina. Esto es el eje de la teoría trotskista de la revolución permanente, a saber, que en los países capitalistas atrasados la débil burguesía criolla no puede gobernar independientemente de y en oposición al imperialismo y los elementos semifeudales. Más aun, están íntimamente ligados y no pueden llevar a cabo una revolución democrático burguesa; la historia de las revoluciones francesa e inglesa no se repetirá aquí. La clase dominante no es mucho más que una burguesía sucursal. Todos los “experimentos” con la democracia burguesa han fracasado miserablemente en América Latina. Hace pocas décadas, el Uruguay era la supuesta Suiza de América Latina. O Chile, un pedazo de Europa trasplantado en Sudamérica. Y además, ellos contaban con la Alianza para el Progreso. Pero, echen una mirada al Uruguay y Chile hoy día.

 

¿Por qué sucede esto en todas partes? Eso es lo que comprenden los trotskistas mientras que los estalinistas y socialdemócratas siempre lo descubren con amarga sorpresa. Es que estos reformistas siempre sostienen que es factible alguna clase de etapa democrático burguesa, o una etapa antiimperialista, o una etapa antioligárquica, antifeudalista, antifascista, etc., etc. Cuando Uds. escuchen esta retórica, párense un momento y pregúntense: ¿qué hace falta aquí? Es anti-todo, y llena de terminología marxistoide pero no hay ninguna referencia a la revolución proletaria. ¿No es cierto? Entonces todo este lenguaje sofisticado sólo sirve para encubrir el hecho de que rehúsan luchar por la revolución proletaria. De hecho, lo que están tratando de hacer es instalar algún tipo de régimen capitalista “progresista” o simplemente más liberal, que eventualmente se dará la vuelta y reprimirá a los obreros igual que lo hicieron sus predecesores. Sólo los trotskistas dicen la verdad, o sea que para lograr las consignas clásicas de la revolución burguesa hoy en día es necesario que la clase obrera tome el poder y establezca su propio dominio de clase. Esta es la única alternativa a una contrarrevolución sangrienta.

 

El ejemplo clásico de América Latina es Chile. Ahora bien, es cierto que Chile tiene una estructura de clase más europea, y desde los años 30 ha tenido grandes partidos obreros reformistas e incluso centristas. Por consiguiente, también tuvieron su experiencia con el Frente Popular. Tuvieron una serie de frentes populares desde 1936 hasta fines de los años 40, y el último fue encabezado por un tal general González Videla, cuyo principal soporte fue el Partido Comunista. Entró en funciones en 1945, y ya para 1947 había encerrado a todo el PC en campos de concentración. Hay también la otra alternativa, la variante Pinochet, donde la Unidad Popular de Salvador Allende constituyó una barrera impidiendo que se fuera más allá de los límites del capitalismo. La UP fue llevada al gobierno por un auge de la clase obrera ―inicialmente muy entusiasmada― pero conforme fue agotando en forma gradual sus fuerzas, la reacción imperialista y la burguesía criolla contraatacaron. Cualquiera sea la variante, el frente popular es una barrera en el camino de la revolución.

 

¡Romper con la burguesía!

 

Volviendo al caso de El Salvador, hay otras limitaciones al desarrollo económico burgués y a la obtención de todo progreso social o prosperidad real en la región. Y es que toda el área está dividida en un sinnúmero de minúsculos países. Fundamentalmente, podemos decir que toda América Latina es en muchos aspectos una sola nación, con la excepción del Brasil. Pero en el caso de Centroamérica esto es todavía más extremo. Salió del dominio colonial como un estado federal, pero la burguesía estaba tan dispersa que pronto se escindió. Y como resultado tenemos hoy a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, ninguno de los cuales puede considerarse económicamente viable. Por supuesto todos tienen su refinería de petróleo propia, y ¡cómo no! cada uno tiene una planta embotelladora de Coca Cola ―aunque estando ahora los republicanos en el gobierno, probablemente pasarán a ser de Pepsi Cola. (El New York Times remarcaba el otro día que bajo los republicanos todo va mejor con Pepsi.) Y todos tienen sus almacenes Sears Roebuck para la minúscula clase media que vive en barrios llamados Colonia Kennedy, Colonia Country Club o Colonia Sears; cuyos planos son todos idénticos a Levittown. Pero al mismo tiempo uno camina unos 200 metros más allá y se encuentra con tugurios en un estado de miseria increíble. ¡Donde aún hoy día es todo un avance conseguir un techo de lata! En otras palabras, las condiciones de vida para las masas, si han variado algo en los últimos 30 años, lo es para peor.

 

Ahora bien, parte de la explicación de tal pobreza, de una clase media tan ínfima, es que el estrecho marco nacional no permite un verdadero desarrollo económico. Y todo intento de desarrollo dentro del marco capitalista está condenado al fracaso, porque si uno pone una fábrica de conservas aquí, una fábrica Revlon allá, muy pronto ellas entran en competición y las burguesías locales se están agarrando de los pelos porque no hay mercados para sus productos. Déjenme darles un ejemplo, la llamada “guerra del fútbol” entre El Salvador y Honduras del año 1969. Esta fue una de las guerras más ridículas en la historia de América Latina, pero no tuvo nada que ver con el fútbol. Lo que pasó fue que se organizó un Mercado Común Centroamericano como parte de la Alianza para el Progreso; la idea era que alguien produciría una palanca en un país, un par de ruedas en otro, la cabina en el de más allá, y luego habiendo llegado a la hora del “despegue” Walt Rostow vendría especialmente para otorgarles un premio.

 

Esa era la teoría, pero como El Salvador era un poquito más avanzado, comenzó a industrializarse a todo vapor y pronto Honduras se quejó de que su mercado estaba siendo invadido. Por otro lado, un gran número de campesinos estaban cruzando la frontera porque en El Salvador la escasez de tierra es muy grande. Así que Honduras acusó a su vecino, conocido como el “pulgarcito de América”, de imperialismo y echó a miles de los colonos. Ambos países instigaban la histeria popular y luego de un disputado partido de fútbol en México, estalló la guerra. Pero el motivo fundamental fue la competición entre dos pequeños países no viables. Esta “guerra del fútbol” puso fin al Mercado Común Centroamericano y desde entonces no ha habido prácticamente ninguna industrialización. Por supuesto, si la clase obrera tomara el poder no sería como una diminuta “república socialista de El Salvador”, sino en el marco de una federación socialista enlazando a toda Centroamérica con México, que es potencialmente la verdadera locomotora industrial de la región. Y ese es el requisito necesario a todo desarrollo económico real.

 

Otro aspecto importante de la situación en El Salvador es la extrema polarización entre derecha e izquierda, reflejando el profundo abismo que separa a las clases. Otro ejemplo dramático: en América Latina hay un cierto código de conducta para las dictaduras. Por ejemplo, solía ser que cuando encarcelaban a militantes de izquierda eran relativamente bien tratados; porque todos, incluso los carceleros, sabían que una vez que se vendieran, cualquiera de ellos podía ser un próximo presidente o ministro. Todo ha cambiado ahora, luego de la Alianza para el Progreso, que llevó a la diseminación sistemática por el “ilustrado” imperialismo norteamericano de los métodos de tortura estilo nazi. Otra regla de juego es que estas cosas suceden en forma cíclica. Si se mantiene a las masas en la miseria absoluta, es inevitable que periódicas explosiones de protesta masiva sacudan al país. Y la regla es que cuando llega el punto culminante, se las deja pasar esperando un día más propicio. Pero no es así en El Salvador.

 

El año pasado, el 22 de enero, había una marcha de 200.000 personas por el centro de San Salvador. Allí está la tradicional plaza central con el palacio nacional y la catedral (dios bendice a El Benefactor); y luego hay el banco nacional (Mammón bendice a El Benefactor), y finalmente el ministerio de defensa (los fusiles bendicen a El Benefactor). En fin, la muchedumbre entra a la plaza central, pasando por la catedral y comienza a desfilar frente al banco nacional y al palacio nacional. Doscientas mil personas y ¿qué hace el gobierno? Pone francotiradores en los techos quienes ametrallan a la multitud. Mataron a 200 personas e hirieron a otras 300 más. Ahora, eso es jugar con fuego ― no aparece en las reglas de Dale Carnegie para dictadorzuelos de plomo latinoamericanos. Pero hay una lección en esto: la burguesía salvadoreña sabe que su situación ha sido muy precaria desde hace mucho tiempo. Es por eso que no ha habido verdaderos intentos de parte de elementos burgueses disidentes por desafiar el dominio militar durante cinco décadas. Y este tipo de masacre abierta es dada por sentada ― desde su punto de vista de clase es necesaria.

 

Hay una miríada de casos parecidos. El asesinato del arzobispo Romero, por ejemplo. Tampoco se permite matar arzobispos, sobre todo cuando tienen amigos aquí. Él era muy buen amigo del padre Drinan, el congresista de Massachusetts; pero el papa botó al padre Drinan del Congreso, y parece que ellos decidieron que ahora sí se podía matar arzobispos. El arzobispo Romero se enfadó con el presidente Romero (no emparentado) cuando el ejército comenzó a matar sacerdotes hace algunos años. Y cuando hizo lo mismo la junta militar de “derechos humanos”, instalada en el poder por Washington hace año y medio, él respondió con un lenguaje tomado del Libro Rojo de Mao Tse Tung. Todo basándose en el Evangelio, por supuesto ―Epístola de Pablo, capítulo 1, verso 13, “Y el Señor dijo, no matar. Así que cuando matan, rebelarse es justo.” Etcétera. Y al día siguiente de pronunciar estas palabras, fue asesinado mientras celebraba misa. Dicho sea de paso, parece que los asesinos fueron unos gusanos cubanos entrenados por la CIA ― así que si quieren hablar de exportación de terrorismo, he aquí un ejemplo textual.

 

Luego hay los dirigentes de la coalición opositora de frente popular, el FDR (Frente Democrático Revolucionario). Su principal dirigente, Alvarez Córdova, era vástago de una de las 14 Familias. Y normalmente no se asesina a miembros de la oligarquía. O las misioneras católicas: no se permite matar monjas, no es bien visto, recuerden Stanleyville y todo eso. O el embajador de Carter, Robert White ―luego de las elecciones norteamericanas en noviembre todos los asesores de Reagan le llamaban “reformador social” y él respondió acusándoles de incitar su asesinato. Fue lo que les pasó a los demás “reformadores sociales”, incluso cuando están relacionados con la CIA, corno los tipos de la reforma agraria que fueron acribillados a balazos en el restaurante del San Salvador Hilton.

 

¿Y cuál debe ser la respuesta a todo esto? Corno marxistas, corno comunistas, decimos que es necesario organizar a los oprimidos y explotados alrededor de la fuerza social que tiene los intereses de clase necesarios para barrer con el sistema que produce tales asesinos sádicos. Desgraciadamente, la izquierda salvadoreña ha sido formada por la herencia de décadas de ideología reformista estalinista y nacionalista. En consecuencia, ha dirigido sus esfuerzos a empapelar por encima el profundo abismo que separa a las clases en El Salvador ― en eso consiste, por lo esencial, su política frentepopulista. A nombre de la “unidad democrática”, comprometen a los obreros y campesinos a respetar la propiedad privada de los capitalistas, la “integridad” de las fuerzas armadas, la “dirección serena” de la iglesia, etc. y añaden un manojo de demócratas cristianos disidentes y un par de socialdemócratas flácidos ―en realidad liberales burgueses camuflados corno socialdemócratas― todo a fin de mantener a las masas bajo control. Así, supuestamente, la “burguesía progresista” no se asustará y entonces quizás se pueda arreglar las cosas con Washington.

 

Así que forman una coalición frentepopulista con unos cuantos liberales y sacerdotes y reformistas. Y las masas, llenas de alegría por la caída de la anterior banda de asesinos, dan inicialmente su apoyo. Ahora bien, en El Salvador ya han tenido una versión de esto con la llamada junta militar “reformista” instalada por Carter en octubre de 1979. Abarcaba militares liberales, civiles liberales; el Partido Comunista contribuyó un ministro del trabajo, y también cabían un par de coroneles de línea dura. ¿Y qué pasa entonces? Los liberales son dejados de lado, uno por uno, en un llamado “golpe trepador” y los gorilas militares lanzan el peor baño de sangre visto en décadas. ¡Ah! Y también tienen una “reforma agraria” diseñada y auspiciada por la misma gente que hace década y media llevaron a cabo el programa dé “pacificación” en el Vietnam. Esta reforma agraria consiste en repartir parcelas a los miembros de la organización fascista ORDEN, que está conectada con los militares y cuya misión es vigilar a los campesinos. Y el resto de la gente que allí vivía, los trabajadores agrícolas, etc., todos son expulsados, echados al monte, luego calificados de guerrilleros subversivos y ametrallados por el ejército. En El Salvador esto ha sido denominado la “Reforma por la muerte”.

 

Hoy hay una nueva edición de esta coalición colaboracionista de clases, el Frente Democrático Revolucionario. Al principio fue encabezado por el terrateniente Alvarez y ahora por el socialdemócrata Ungo, ambos ex-miembros de la “junta militar de derechos humanos” de octubre de 1979. Últimamente el FDR ha estado maniobrando por obtener un acuerdo con el coronel Majano, que también formaba parte de la junta militar pero que acaba de ser arrestado. Esta coalición se ubica un poco más a la izquierda, quizás más parecida a la UP de Allende. Pero ¿qué política defiende? ¿Qué hay de la cuestión de la tierra? por ejemplo. La junta militar tiene su “reforma agraria” ― ¿cuál es la respuesta de la izquierda? Ahora bien, los bolcheviques llamamos por la revolución agraria, no una reforma agraria. Los campesinos no van a pelear por un pedazo de papel que dice “título de propiedad”, de tal manera que continúan pagando la mitad de la cosecha, sólo que ahora ya no se llama aparcería sino redención de los bonos del banco agrario. La historia muestra que los campesinos sólo aceptan que ha habido un cambio cuando se levantan en una insurrección revolucionaria y queman la hacienda o casa grande, y con eso queman los archivos de tenencia de la tierra. Así sucedió en Francia en 1789, o en Rusia en 1917 y también en la derrotada revolución campesina de Morelos en México.

 

La razón es obvia. Además del “título” que se encuentra en manos de los campesinos, hay otro papel ¿no es cierto? en el registro nacional en la capital. Y cuando la ola reformista se agote, los terratenientes regresarán de Miami y entonces va a ser su papel sellado contra el papelito de los campesinos. Y ¡cosa más rara! su título está respaldado con más fusiles. Así que los campesinos tienen razón en mirar estas diversas reformas con escepticismo; mientras que si son movilizados alrededor de un programa de la tierra a quien la trabaja y bajo el liderazgo de la fuerza social que tiene el poder para imponerlo contra la burguesía, es decir, la clase obrera, ellos pueden ser una fuerza auxiliar poderosa o incluso ser el grueso de la base que apoya la revolución proletaria. Pero no tras un frente popular. El señor Alvarez está en la coalición, posee miles de hectáreas de tierra y representa a una clase social.

 

Más aun, no se trata de que por ese lado están algunos terratenientes malos y aquí unos industriales buenos, que la gente de allá es la reacción social mientras los de aquí están por el progreso social. Es la misma gente. En la típica familia oligárquica latinoamericana el primogénito hereda la hacienda, el siguiente es coronel en el ejército, el tercero entra en la política burguesa y el cuarto entra a la iglesia. Si hay cinco hijos, el último es un revolucionario. ¡Ah! y se me olvidó el que recibe la concesión de Coca Cola. Así que hay una división del trabajo pero todos vienen de la misma familia. En El Salvador se llaman Romero o Alvarez, y en Nicaragua todos son Chamorro, y no van a llevar a cabo una revolución agraria.

 

En el plano internacional es lo mismo. Así, recientemente la Segunda Internacional ha estado alborotando en el patio trasero de los EE.UU., aceptando a toda clase de partidos populistas y liberales burgueses como miembros de su internacional socialdemócrata. El perspicaz periodista Alan Riding, del New York Times, hace poco escribía una buena frase al respecto. Resulta que hay un grupito en El Salvador llamado el Movimiento Nacional Revolucionario, el MNR, que es un puñado de liberales encabezado por Guillermo Ungo, uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista. De esta forma, ellos están relacionados con el Partido Socialdemócrata de Alemania, el cual les manda deutschemarks y actúa en cierta medida como representante del gran capital alemán. Y Riding hacía notar que probablemente la totalidad de los socialdemócratas de El Salvador cabrían en un Volkswagen. Lo que están tratando de hacer es conseguir que Helmut Schmidt y Willy Brandt les saquen las castañas del fuego; por su parte, ellos prometen ser buenos muchachos, pagar todas las deudas a los imperialistas, etc. Pero, ¿qué creen Uds. que Schmidt y Brandt van a hacer cuando los cañoneros de Reagan aparezcan en el horizonte? No mucho.

 

Así pues, la cuestión del frentepopulismo está presente en todos los aspectos de la situación en El Salvador, incluyendo la reciente ofensiva fracasada. Anunciada como la “ofensiva final”, la revista Time citaba a un dirigente guerrillero diciendo que era “la ofensiva final, final. ¡Finalmente!” Bueno, parece broma y en parte es por razones de táctica militar, pero detrás de todas las ofensivas y retiradas intermitentes en El Salvador, hay un programa político. Bien, parece que ―y es difícil saber con seguridad debido a la autocensura en la prensa imperialista― hubo escasa acogida al llamado a la insurrección. Ciertamente fue el caso de la huelga general. Ana Guadalupe Martínez, una dirigente de los insurgentes de izquierda, cuya coalición se llama el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, o FMLN, dijo que “Las masas no creyeron tener el apoyo necesario para llevar a cabo la huelga en forma masiva, y en cuanto a las organizaciones político-militares, ésta fue demasiado débil como para poder transformarse en una insurrección… En ese momento el llamado a la huelga fue un error político.”

 

Pero no es la primera vez que ha acontecido un error de esta índole. La huelga general de agosto pasado también fue un fracaso, y por motivos parecidos. En aquel entonces trataban de negociar con varias fuerzas burguesas para ampliar su frente popular, pero el día previo a la huelga los dueños de autobuses se retiraron. Poco después de la huelga uno de los grupos más “moderados”, las FARN, abandonó la dirección militar de esta multifacética coalición de izquierda, la DRU, con esperanzas de negociar un acuerdo con el coronel Majano. El arreglo no prosperó porque faltan sectores significativos de la burguesía salvadoreña que estén dispuestos a formar parte de una coalición de izquierda. Pero lo fundamental es que ese esfuerzo constante por obtener un tal arreglo ha impedido movilizar a las masas con rumbo a una auténtica insurrección revolucionaria. Durante la reciente ofensiva final/general, por ejemplo, nunca se propusieron llevar a cabo un levantamiento en todo el territorio nacional. La acción en las ciudades siempre fue considerada como elemento auxiliar, y no porque sea una especie de guerrilleros maoístas tipo “guerra popular prolongada”.

 

Lo que buscaban era ganar un pedazo de territorio donde establecer al FDR como un gobierno alternativo. Entonces los Helmut Schmidt y López Portillo podrían reconocerlo y quizás con suerte llegaría a la ONU o la OEA. En otras palabras, la acción militar fue concebida fundamentalmente como una maniobra de presión sobre la burguesía internacional. Dadas las circunstancias del gobierno Reagan, sin embargo, una tal estrategia está condenada al fracaso. Y en cualquier caso, aun si tomaran el poder, sólo significaría que finalmente a los obreros y campesinos se les robaría su triunfo, por el cual han derramado tanta sangre. Y otra vez todo terminaría en las manos de la clase dominante. Así pues, mientras el grueso de la izquierda trata de esconder las divisiones de clases, los trotskistas sostenemos que es menester movilizar a la Clase obrera, apoyada por los campesinos, para derrocar a esta minúscula burguesía que cuenta, sin embargo, con el respaldo del imperialismo. Y en el nuevo contexto de Guerra Fría, las tareas que el diminuto El Salvador presenta se definen a escala global.

Intentona golpista en España

La amenaza de la Guardia Civil

Intentona golpista en España

Traducido de Workers Vanguard No. 275, 27 de febrero de 1981. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 10 , febrero de 1982.

El siguiente artículo fue escrito al momento del golpe de Tejero. Informaciones posteriores revelaban que la extensión del complot era más grande aun, abarcando a grandes sectores de la alta oficialidad de las FF.AA. españolas. Esto no hace sino reforzar la importancia de la línea política aquí elaborada de movilización obrera contra los golpistas.

23 DE FEBRERO DE 1981 — La dramática intentona de anoche en Madrid está siendo pintada como la aventura de un “coronel loco”. Claro que la banda de 200 guardias civiles y ultrafranquistas sin uniforme que secuestraron a todo el parlamento español eran elementos marginales con mínimas posibilidades de instalar un gobierno castrense. Pero el coronel Tejero y su aliado golpista el general Milans de Bosch cuentan con influencia y protección. Tejero fue el organizador del complot de 1978 para secuestrar el gabinete; aunque condenado a la cárcel por sedición, fue puesto en libertad y retornado al servicio activo. Esta vez irrumpieron en las Cortes sin encontrar obstáculos, tomaron la RTVE (televisora nacional) con tanques del ejército y pusieron a Valencia bajo control militar. Esto no se pudo hacer sin cómplices a alto nivel. El “golpe del coronel loco” fue una advertencia de un verdadero golpe militar si las exigencias de los generales — franquistas empedernidos casi todos (aunque no locos) — no se satisfacen.

El rey Juan Carlos, nombrado por el difunto dictador, es aclamado como salvador de la “democracia española”. Pero el hecho de que el golpe no fue desmantelado sino hasta después de la intervención del monarca confirma que él no es una simple figura decorativa, sino el máximo comandante en jefe de las fuerzas armadas. Esta vez ordenó a los altos mandos acatar al gobierno civil. En el futuro la autoridad del monarca para imponer o avalar un régimen de “estado fuerte” se verá reforzada enormemente. Ya en repetidas ocasiones el ejército ha lanzado insinuaciones tenebrosas o amenazas abiertas de barrer el débil parlamento si aumenta la fuerza de la izquierda o siguen activos los terroristas nacionalistas vascos. La “democracia española” fácilmente podría experimentar una transformación bonapartista, porque las fuerzas siniestras e instituciones antidemocráticas de la dictadura franquista nunca fueron verdaderamente eliminadas de raíz. ¡Ojo con reyes que cancelan golpes!

Quizás el aspecto más peligroso del extraño intento de golpe a las Cortes es que la clase obrera no actuó. El ejército se acuarteló mientras que la policía nacional — los “grises”, tan peligrosos como la Guardia Civil — rodeó el edificio del parlamento. Los sindicatos y los partidos obreros de masas, especialmente el PCE eurocomunista de Santiago Carrillo y el PSOE socialdemócrata de Felipe González, mandaron a las masas quedarse en casa. Arguyendo que la intentona no era sino “un incidente aislado que aparentemente no contaba con el apoyo de las fuerzas armadas”. ¿Qué deberían haber hecho entonces los obreros?… ¿esperar hasta que ocurriera un intento de golpe en serio para entonces enfrentarse a una muralla de fuego militar unida y decidida? Esta política de cretinismo parlamentario es un programa para una derrota sangrienta. ¡Recordad el 36!

La responsabilidad de la peligrosa situación actual la tienen los González y los Carrillo, quienes por su repetida negativa a llamar a acciones de huelga general durante la agonía de la era de Franco, permitieron a los franquistas conservar el máximo posible de sus posiciones de fuerza. La resultante “democracia reforzada” ha dejado a los obreros en el vacío político al mismo tiempo que se enfrentan con el creciente paro y una inflación desenfrenada. Ya comienzan a escucharse voces dentro de la pequeña burguesía llamando por el “retorno de Franco”, mientras decenas de miles de obreros decepcionados abandonan al PCE y al PSOE. Esta crisis también ha afectado a la llamada “extrema izquierda”, quienes iban a la cola de los reformistas del PCE y el PSOE y no presentaron ninguna alternativa al parlamentarismo sin salida. Es una ironía profunda el que entre los rehenes tomados por los asesinos estaban los principales traidores reformistas responsables de haberles reanimado.

Los obreros españoles odian a la Guardia Civil con un ardor y ferocidad que podrían abrir las puertas de la revolución.Aun un grupo revolucionario de propaganda de mediano tamaño habría utilizado el momento crítico que representó este golpe de advertencia, buscando movilizar centenares de miles de proletarios para lanzar su propia advertencia a los criminales franquistas. Una dirección trotskista habría llamado a una acción de huelga general para frustrar el golpe; a la formación de milicias obreras de frente unido basadas en los sindicatos para tomar los cuarteles y bloquear los transportes del ejército; por comités de soldados para polarizar al ejército; por una marcha sobre las Cortes para dispersar a los fascistas y golpistas. Unos comités de defensa proletarios sentarían las bases para órganos soviéticos que podrían barrer con las instituciones armadas que constituyeron la espina dorsal del franquismo, movilizando por la revolución obrera. En la ausencia de tal acción, será mucho más difícil incluso encarcelar a los guardias civiles torturadores que aterrorizan a la población vasca y representan una amenaza continua a toda la clase obrera.

Recuerden el putsch Kapp en Alemania en 1921, cuando la clase obrera alemana se levantó en masa para cerrarle el paso a un pequeño grupo de militaristas ultraderechistas, abriendo el camino para una nueva crisis revolucionaria pocos meses después. De haber habido una movilización  semejante en España en octubre de 1934 (cuando la ultraderecha entró al gabinete) en lugar de una insurrección aislada en Asturias, el curso de la historia española hubiera sido muy diferente y cientos de miles de vidas obreras habrían sido salvadas. Fue una falla clave que preparó el camino para el franquismo.

¡En guardia! La reacción sólo ha mostrado un diente roto, pero pronto mostrará otra vez sus colmillos. La formación de milicias obreras es una tarea urgente de autodefensa para el movimiento obrero español. La Guardia Civil y todos los cuerpos especiales de policía política bonapartista deben ser liquidados. Y esto no va a ser llevado a cabo por monarcas “democráticos” ni por parlamentos impotentes, sino mediante la lucha por la revolución proletaria.

¡Una Polonia obrera, sí, Polonia del papa, no!

¡Una Polonia obrera, sí, Polonia del papa, no!

— extractos de Spartacist (edición en Inglés) No. 30, otoño de 1980. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9,  otoño 1981.

Todo el mundo pronosticó el estallido. Una clase obrera combativa y agitada, huelgas de campesinos, una deuda exterior inmensa, escasez de alimentos crónica y extensa, una iglesia católica poderosa y cada vez más pujante, proliferación de grupos opositores socialdemócratas y clerical-nacionalistas. Todos los elementos estaban presentes. Polonia a fines de la década de los setenta se debatía en una crisis cada vez más profunda rumbo a una explosión,una explosión que podría dar como resultado o la revolución política proletaria contra la burocracia estalinista o una contrarrevolución capitalista con la iglesia del papa Wojtyla a la cabeza.

Y cuando llegó el estallido captó la atención mundial durante dos semanas enteras. La huelga general en la costa báltica fue la movilización más poderosa del poder de la clase obrera desde mayo de 1968 en Francia. Pero, ¿fue una movilización para la clase obrera? He aquí la pregunta decisiva.

Ahora hay un acuerdo, al menos sobre el papel. Los obreros polacos han forzado a la burocracia a aceptar los “nuevos sindicatos autogestionarios” con la promesa de que ellos reconozcan “el papel dirigente” del Partido Comunista y no se dediquen a actividades políticas. En tanto el acuerdo aumenta el poder de los obreros polacos para luchar contra la burocracia estalinista, los revolucionarios pueden apoyar la huelga y su resultado. Pero sólo un ciego puede ignorar la influencia enorme de la iglesia católica así como la opinión favorable al Occidente entre los obreros huelguistas. Si el acuerdo fortalece organizativamente a la clase obrera, también fortalece a las fuerzas de la reacción.

El arreglo de Gdansk no puede durar. Ninguna burocracia estalinista -casta parásita que debe monopolizar el poder político para preservarse- puede tolerar una oposición obrera independiente. Y en Polonia hoy día, la idea de que tales sindicatos “se mantengan fuera de la política” es simplemente absurda. La situación en Polonia es de una dualidad de poderes fría. Nuevos enfrentamientos tendrán que ocurrir ya que el régimen, fuertemente endeudado a las instituciones financieras occidentales, no puede conceder el inmenso “aguinaldo” exigido por los obreros. Los fuertes aumentos salariales necesariamente acelerarán la inflación galopante o causarán una escasez aún más grave. Además, el Kremlin ya ha indicado su desaprobación al arreglo y una intervención militar soviética no puede ser descartada. El fin de la huelga general báltica no fue sino el principio de la crisis de la Polonia estalinista.

¿Democracia obrera o reacción clerical-nacionalista?

Ciertamente, los obreros están reaccionando contra la mala administración, los privilegios y abusos burocráticos. Las quejas de los obreros polacos son reales y justas. El despido pocos meses antes de su jubilación de una veterana militante, Anna Walentynowicz, que habría sido el detonante de la toma de los astilleros Lenin en Gdansk, debería enfurecer a todo obrero honesto. La existencia de almacenes especiales para uso exclusivo de los miembros del partido y los policías es una abominación, un rechazo de los principios más básicos del socialismo.

¿Y qué hay de las lealtades positivas y la visión política general de los obreros? Al comenzar la huelga hubo informes periodísticos de coros cantando la Internacional, indicando un elemento de conciencia socialista. Pero aunque los medios de comunicación imperialistas prestan especial atención y dan gran énfasis a todo apoyo dado a la ideología anticomunista en el bloque soviético, no hay duda alguna de que en un grado considerable los obreros bálticos y sus principales dirigentes se identifican con la poderosa oposición representada por la iglesia católica. No son sólo los signos externos -el cantar diario del himno nacional “Oh dios, que has defendido a Polonia”, los cientos de huelguistas arrodillados durante la misa, las ubicuas fotos de Wojtyla/Juan Pablo II, Lech Walesa repartiendo fotos de la Virgen María. Los asesores externos del comité de huelga son importantes miembros del grupo católico ZNAK y continúan sus funciones actualmente asesorando a los “nuevos sindicatos autogestionarios”.

Aún más siniestra es la demanda del comité de huelga pidiendo “acceso para todos los grupos religiosos [léase iglesia católica] a los medios de comunicación de masas”. Esta es una demanda antidemocrática que legitimaria el papel actual de la iglesia como la oposición reconocida al régimen estalinista. En realidad, los obreros de construcción naval del Báltico están pidiendo el reconocimiento de una iglesia estatal en un estado obrero deformado.

Pero esta iglesia no es leal al estado obrero. ¡Lejos de ello! La iglesia católica polaca (marcada por un antisemitismo virulento) ha sido un baluarte de la reacción incluso en el marco del catolicismo mundial. La iglesia polaca, especialmente a partir de 1976, ha ostentado cada vez más abierta y agresivamente su anticomunismo. A principios del año pasado el Wall Street Journal (2 de enero de 1979) observó: “Así, el sacerdocio se ha convertido en los hechos en un partido de oposición”.

El mencionado artículo también indicaba que el cardenal de Cracovia era especialmente responsable de la postura opositora más definida de la iglesia. Pocos meses antes, este prelado polaco se había convertido en el primer sucesor no italiano en cuatro siglos al trono de San Pedro. Karol Wojtyla es un peligroso reaccionario trabajando de la mano con el imperialismo estadounidense (en especial su compatriota Zbigniew Brzezinski) para poner en retirada al “comunismo ateo”, empezando en su tierra natal. Como dijimos cuando este anticomunista polaco fue hecho papa: “… él está ahora a la cabeza de millones de católicos practicantes en Europa del Este, una fuerza tremenda para la contrarrevolución” (“The President’s Pope?” Workers Vanguard No. 217, 30 de octubre de 1978).

El episcopado polaco, temiendo tanto una intervención militar rusa como su propia incapacidad para controlar una insurrección obrera, tomó una actitud cautelosa durante la huelga general báltica. Pero, sean cuales fueren los cálculos tácticos actuales de la jerarquía, la iglesia, bien organizada y con una base de masas, será -en un vacío de poder- una agencia poderosa para la contrarrevolución social.

Polonia tiene la clase obrera más combativa en el bloque soviético, con una historia de lucha por organizaciones independientes datando desde mediados de los años cincuenta. Polonia es también el país en Europa Oriental con una movilización de masas potencialmente contrarrevolucionaria alrededor de la iglesia católica. Así, a diferencia de Hungría en 1956 o Checoslovaquia en 1968, las alternativas en la actual crisis polaca no se limitan a la revolución política proletaria o la reestabilización estalinista. Al mismo tiempo, no es un Afganistán donde el Ejército Rojo soviético está jugando un papel progresista al aplastar una insurrección clerical-reaccionaria respaldada por el imperialismo. En cierto sentido, Polonia está situada entre la Hungría de 1956 y Afganistán.

Trotskismo y “sindicatos libres”

La principal demanda y concesión obtenida por el comité de huelga báltico fue el reconocimiento de “sindicatos libres”. Esta consigna concreta, propugnada desde hace muchos años por la Radio Europa Libre respaldada por la CIA, ha adquirido una connotación marcadamente anticomunista y orientada al Occidente. Recuerden la consigna del motín de Kronstadt de 1921 por “soviets libres”— es decir, libres de comunistas.

Una parte esencial del programa trotskista para la revolución política proletaria en los estados obreros degenerado/deformados es la lucha por sindicatos independientes del control burocrático. Los sindicatos y el derecho de huelga serían necesarios aun en un estado obrero gobernado democráticamente, como protección contra abusos y errores de administradores y gerentes. Pero no es evidente en lo absoluto que los “sindicatos libres”, propugnados desde hace mucho tiempo por los disidentes, serían libres de la influencia de elementos católicos y favorables a la OTAN que representan un peligro mortal para la clase obrera.

En cualquier caso, en la situación altamente politizada que vive Polonia hoy día, los sindicatos “nuevos y autogestionarios” no pueden limitarse y no se limitarán a cuestiones de escalas de salarios, condiciones de trabajo, seguridad de empleo, etc. Ellos o se verán atraídos inexorablemente a la poderosa órbita de la iglesia católica o tendrán que oponerse a ella en nombre de los principios socialistas.

Y en la determinación de ese resultado la presencia de un partido de vanguardia revolucionario sería crucial. Una tarea central para una organización trotskista en Polonia sería proponer en estos sindicatos una serie de demandas que separen las fuerzas clerical-nacionalistas del resto de los obreros y las aíslen. Estos sindicatos deben defender contra el imperialismo occidental la socialización de los medios de producción y el poder estatal proletario. En la Polonia de hoy la reivindicación democrática básica de la separación de la iglesia del estado constituye una línea divisoria entre la lucha por la democracia obrera y el peligro mortal de la restauración capitalista.

¡Romper la camisa de fuerza económica imperialista!

El abandono de la colectivización agraria en 1956 ha jugado un papel importante en contribución a la crisis política y económica actual de Polonia. Así el país se cargó de una economía rural parcelaria atrasada y groseramente ineficiente, incluso en el marco de comparación de la Europa del Este. Y la fuerza de la iglesia católica polaca está basada en el peso social de la pequeña burguesía rural. Hoy en día, más de la tercera parte de la fuerza laboral todavía trabaja en el campo, mientras que el 80 por ciento de la tierra arable es propiedad privada. Sólo mediante la  eliminación de la horrible pobreza y el aislamiento rural en que se encuentran las masas podrá ser roto el dominio que ejerce sobre ellas el oscurantismo religioso. Una tarea clave inmediata de un gobierno obrero revolucionario en Polonia es promover la colectivización de la agricultura.

En 1978 más del 50 por ciento de los ingresos de Polonia en divisas de moneda fuerte fue absorbido por el pago de la deuda exterior; en 1979 lo fue más del 80 por ciento y hoy la tasa es de más del 90 por ciento. Polonia ha evitado convertirse en la bancarrota más grande del mundo sólo mediante la aceptación de los programas de austeridad impuestos por sus acreedores imperialistas. Al mismo tiempo, temiendo una explosión popular si las masas polacas se sienten demasiado presionadas, la dirección rusa está pagando una gran parte de la deuda exterior de Varsovia. En un sentido Polonia se ha convertido en el intermediario a través del cual el capital financiero occidental saca plusvalía de los obreros y campesinos soviéticos (cuyo nivel de vida es mucho más bajo que el de los polacos).

Un gobierno obrero revolucionario en Polonia anularla la deuda exterior. Bueno, quizás exportaría al camarada Edward Gierek a Alemania Occidental para que él pueda pagar sus deudas trabajando en una mina de carbón del Ruhr. Excelente idea, diría algún obrero polaco, pero ¿olvidarán simplemente los banqueros de Frankfurt unos 20 mil millones de dólares con tan sólo un gesto de fastidio? ¿Y qué de las represalias imperialistas que vendrán, tanto económicas como militares? Ante esta reacción inevitable el proletariado polaco debe dirigir un llamado a los obreros de Europa Occidental: no queremos ser clientes de vuestros amos sino vuestros camaradas en una nueva tarea ¡la planificación socialista internacional en unos Estados Unidos Socialistas de Europa!

¡Por la unidad revolucionaria de los obreros rusos y polacos!

Todas las fuerzas organizadas de la vida política polaca -la burocracia estalinista, la iglesia y todas las alas del movimiento disidente- inculcan, cada uno a su manera, hostilidad a Rusia como el enemigo del pueblo polaco. El sello propio de un partido revolucionario en Polonia sería la orientación positiva hacia la clase obrera rusa y aquí no se trata simplemente de un internacionalismo abstracto, es cuestión de vida o muerte.

Los obreros revolucionarios polacos no pueden esperar atraer a los soldados soviéticos a menos que les aseguren que van a defender esa parte del mundo contra el ataque imperialista. Y una revolución política proletaria en Polonia debe extenderse a la Unión Soviética o, de una forma u otra, será aplastada.

¡Por sindicatos independientes del control burocrático y basados en un programa de defensa de la propiedad socializada!

¡Por la estricta separación de la iglesia del estado! ¡Contra la reacción clerical-nacionalista! ¡Vigilancia contra la restauración capitalista!

¡Promover la colectivización de la agricultura!

¡Por el control obrero de la producción, los precios, la distribución y el comercio exterior!

¡Por la revolución política proletaria contra la burocracia estalinista — Por un gobierno basado en consejos obreros democráticamente elegidos (soviets)!

¡Romper la camisa de fuerza económica del imperialismo — Anular la deuda exterior! ¡Hacia la planificación económica socialista internacional!

¡Por la defensa militar de la URSS contra el imperialismo! ¡Por la unión revolucionaria de los obreros soviéticos y Polacos!

¡Por un partido trotskista en Polonia, sección de una IV Internacional renacida!

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