¡Por el triunfo militar delos insurgentes de izquierda!

El Salvador:

¡Por el triunfo militar delos insurgentes de izquierda! 

El volante de la SL/U.S. reproducido a continuación fue distribuido en forma amplia durante la preparación de la Fila Antiimperialista para las manifestaciones del 3 de mayo sobre El Salvador. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 9, julio de 1981.

Una guerra civil sanguinaria se desencadena en El Salvador. Nicaragua es amenazada con una invasión contrarrevolucionaria. Reagan ha proclamado a Centroamérica la primera línea en su guerra fría antisoviética. ¡Hay que tomar partido!

Los EE.UU. envían helicópteros Huey y “consejeros” Green Beret para sostener a la junta, amenazan a Cuba con un bloqueo militar, blanden proyectiles nucleares sobre Polonia. Pero en su afán de aplacar a los liberales imperialistas tipo Kennedy, los organizadores reformistas de las protestas en torno a El Salvador rehúsan tomar el partido de los rebeldes salvadoreños.

¡Una protesta combativa es necesaria AHORA contra la campaña belicosa imperialista! La Spartacist League y la Spartacus Youth League hacen un llamamiento por la formación de una Fila Antiimperialista en Washington, D.C. yen San Francisco el 3 de mayo para exigir: “¡Alto a toda ayuda militar y económica a la junta salvadoreña! EE.UU./OEA ¡manos fuera de Centroamérica! ¡Por el triunfo militar de los insurgentes de izquierda en El Salvador! ¡La defensa de Cuba y la URSS comienza en El Salvador!”

Ronald Reagan y el General Haig han tomado partido. Ellos apoyan a la junta asesina y a los escuadrones de muerte anticomunistas que mataron a más de 12.000 salvadoreños el año pasado. Haig disculpa hasta el asesinato de cuatro monjas norteamericanas para justificar el respaldo estadounidense a una pandilla de déspotas carniceros-todo esto al servicio de la cruzada imperialista contra el “terrorismo soviético”. Reagan y Haig siguen defendiendo a sus carniceros.

Nosotros también debemos tomar partido. No basta con oponerse a la intervención norteamericana. La autodeterminación, el lema de los liberales, no es la cuestión. Nosotros queremos que los insurgentes de izquierdavenzan en la guerra civil, que derroten a la junta militar y a sus padrinos imperialistas. Militantes antiimperialistas deben apoyar hasta el fin la lucha de los obreros y campesinos salvadoreños contra sus opresores.

Reagan/Haig han designado a Centroamérica como el lugar de una confrontación decisiva en su ofensiva antisoviética. Los imperialistas norteamericanos tienen su propia lista de blancos: desde Nicaragua y Afganistán hasta Cuba, Polonia y la URSS. Su meta final es desmontar las conquistas de la Revolución de Octubre, amenazando la barbarie radioactiva tras una Tercera Guerra Mundial nuclear.

Las lecciones de Vietnam

Se habla mucho de un “nuevo Vietnam” en Centroamérica. Esta frase significa diversas cosas para diversas personas. La sucia guerra del imperialismo en el Sudeste Asiático fue para Reagan una “causa noble”. Él quiere vengar la derrota humillante estadounidense impuesta por los indochinos (y los soviéticos), anegando en sangre a las masas centroamericanas.

Para los liberales, Vietnam fue sobre todo una guerra imperialista perdedora, y éstos temen otra derrota junto a otra dictadura raquítica. Su programa: la misma falsa reforma agraria de la CIA, llamada “pacificación” en Indochina. En El Salvador se llama “reforma por muerte”. ¡No se debe olvidar: fueron los liberales que nos dieron Playa Girón y el Golfo de Tonkín!

Los reformistas ven en este “nuevo Vietnam” el pretexto para resucitar su coalición con las “palomas” del Partido Demócrata. Ayer, Gene McCarthy y Vance Hartke; hoy día, Teddy Kennedy y Robert White, el embajador de Carter a El Salvador. Los reformistas se juntaron al desfile de derrotismo burgués en torno a Vietnam. Pero ¡nunca surge el derrotismo burgués a menos que la burguesía esté siendo derrotada!

Según ellos fue el frente popular compuesto de los Demócratas “pro-paz” y los pacifistas de izquierda que “ganó” en Indochina. No en absoluto. Todo lo que se ganó en Vietnam se ganó en el campo de batalla. Cuando el ejército de los EE.UU. se vio forzado a retirarse en 1973, ¡el movimiento “antiguerra” simplemente se desbandó! Costó dos años más de lucha sangrienta contra la dictadura de Thieu, respaldada por los EE.UU., para que el FLN/RDV pudieran tomar a Saigón − esto sin ayuda alguna de sus “amigos” radicales-liberales.

En Vietnam los reformistas llamaron por “negociaciones ahora mismo” y por “nuestras tropas a casa”. Los revolucionarios proclamaban “Toda Indochina debe ser comunista” y que allá los nuestros eran los luchadores heroicos del Viet Cong. Nosotros llamamos por huelgas obreras políticas contra la guerra y por un partido obrero − lo que podría haber movilizado el poder del proletariado norteamericano para parar en seco a los imperialistas.

Hoy, igual que ayer, las procesiones liberales “pro-paz” son intentos inútiles de presionar al imperialismo para que asuma una política más “realista”. Pero el imperialismo yanqui no metamorfoseará. Hace falta que centenares y miles se manifiesten por el triunfo militar de los insurgentes de izquierda en El Salvador y que el movimiento laboral utilice su poder para poner alto a los belicistas del Pentágono y a los MacArthur del Departamento de Estado. ¡Por boicots laborales de todo armamento militar destinado a la junta! ¡La verdadera lección de Vietnam es que el antiimperialismo en el extranjero quiere decir la lucha de clases en casa!

¿Por qué una Fila Antiimperialista?

La manifestación del 3 de mayo en Washington convocada por el People’s Antiwar Mobilization (PAM) y la Coalición 3° de Mayo rehúsa tomar partido alguno en la guerra civil salvadoreña y cuidadosamente evita incluso la mención de la palabra “imperialismo”. Al contrario − con la clásica retórica reformista tipo “alimento antes que armas” llaman por nada más que un cambio en las prioridades de los EE.UU. La consigna central del Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES), uno delos organizadores principales de la manifestación del 3 de mayo, es la “autodeterminación”. Así que si la junta mata a miles por sí sola, eso no les importa a estos reformistas y liberales.

El programa de PAM y CISPES es el programa de los liberales imperialistas. Apoyan un proyecto de ley en el Congreso para cortar la ayuda militar a la junta, pero no la mucho más grande ayuda “económica” que mantiene a flote al régimen insolvente. Hablan solamente de “autodeterminación” para poder realizar un bloque político con Teddy Kennedy, quien condena el apoyo militar “de los estados comunistas y otros estados radicales a las fuerzas insurgentes”. Llaman por una “solución política” en El Salvador, que significa suplicar a los imperialistas “compasivos” que hagan un trato con la junta asesina.

Hay una contradicción política fundamental dentro de las protestas acerca de El Salvador, entre los que quieren presionar al imperialismo y los que luchan para vencerlo, entre la colaboración de clases y la lucha de clases. Los militantes antiimperialistas auténticos deben apoyar que los insurgentes de izquierda en El Salvador obtengan cuantas armas puedan, de donde sea − desde luego, incluso si pueden, del traidor y renuente bloque soviético. Los revolucionarios decimos: ¡Ningunas ilusiones frentepopulistas − Romper con la burguesía! La única manera de barrer a los generales asesinos y sus escuadrones de muerte es la revolución obrera.

Este es el programa para la victoria en Centroamérica. Pero tan desesperados están los reformistas por evitar la mención de la palabra “revolución” que algunos han recurrido a la violencia física en sus vanos esfuerzos de silenciar a los trotskistas de la Spartacist League y Spartacus Youth League. En Los Angeles, hasta telefonearon a toda su lista de conocidos con la mentira de que se había “cancelado” una manifestación iniciada por la SL/SYL, la primera protesta en este país contra las deportaciones de los refugiados salvadoreños. Pero no permitiremos que tales provocaciones criminales obstaculicen las protestas contra la ofensiva de guerra fría del imperialismo norteamericano.

El 3 de mayo es el Día D. Si no movilizamos en una Fila Antiimperialista combativa, la política que se escuchará será la de los Teddy Kennedy y sus aficionados. Hacemos un llamado a todo aquel que quiera aplastar el terror sangriento de la junta salvadoreña, respaldada por los EE.UU., que marchen con nosotros el 3 de mayo en Washington y en San Francisco, exigiendo: “¡Triunfo militar a los insurgentes de izquierda en El Salvador!”

¡Unirse a la Fila Antiimperialista!

  

 ¡Alto a toda ayuda norteamericana a la junta salvadoreña!

EEUU/OEA i manos fuera de Centroamérica!

¡ Defensa de Cuba y la URSS comienza en El Salvador!

(Importantes críticas adjuntas)

“A lo largo de los años 80, la SL desarrolló una fuerte tendencia a reducir el trotskismo a la cuestión del defensismo soviético. Ese giro fue parcialmente reconocido en la época en que yo era miembro de la juventud de la Liga Espartaquista. Desde que pasó a ver la defensa de la URSS como la cuestión central en todos los lugares y ocasiones, desde Nicaragua hasta Alice Springs, Australia, surgió una tendencia para ver el mundo a partir del estrecho punto de vista de la pregunta ‘¿está bien así para Rusia?”

“Frecuentemente se escribía y se afirmaba internamente que la defensa de la URSS era la ‘brújula política’  de la SL, que iría a prevenir su degeneración, un tipo de talismán mágico para espantar los espíritus del antitrotskismo. En contraste, el Programa  de Transición declara que la Cuarta Internacional debe ‘basar su programa en la lógica de la lucha de clases’, lo cual es bien diferente a usar la defensa de la URSS como una brújula política.”

Grupo Internacionalista/ Liga por la IV Internacional:
Aun dando vueltas en torno de una ‘explicación seria’

17 de agosto de 2010