Estallido de la minoría del Secretariado Unificado

[Publicado en Workers Vanguard No. 100, 12 de marzo de 1976. Traducido en Spartacist No. 4, mayo de 1977]

Desde hace varios años el pretendidamente trotskista “Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional” (SU) ha estado profundamente polarizado entre su ala centrista – la Tendencia Mayoritaria Internacional (TMI) basada en sus secciones europeas, principalmente la Ligue Communiste Révolutionnaire (LCR) de Francia – y la reformista Fracción Leninista-Trotskista (FLT) dominada, por el Socialist Worker’s Party (SWP) estadounidense y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de Argentina.

A pesar de las intenciones declaradas por ambos bandos de mantener al SU como un bloque sin principios por medio de negocios sucios de carácter organizativo, la inestabilidad intrínseca de este conglomerado internacional centrista/reformista ha engendrado escisiones de país en país a medida que los partidarios de las fracciones en pugna se percataban de la imposibilidad de coexistir en una misma sección.

En sus comienzos la polarización encontró su más clara expresión en la discusión sobre la guerra de guerrillas (aventurismo pequeñoburgués romántico de la TMI versus el ultralegalista SWP con su falsa ortodoxia de “construcción del partido”). Pero las polémicas más agudas del año pasado se libraran en torno a Portugal, siguiendo la TMI en la estela del PC y de los “oficiales progresistas” del MFA mientras el SWP invocaba la “democracia” abstracta para apoyar la movilización derechista encabezada por el Partido Socialista y financiada por la CIA.

Mas la desgastada fachada “unitaria” del SU ha revelado una nueva complicación. El ideólogo de la FLT, Joseph Hansen, presentó en las páginas del órgano público fraccional del SWP, Intercontinental Press (la revista correspondiente de la TMI es Inprecor) del 9 de febrero, la versión del SWP sobre la escisión en la Liga Socialista de México. Ahora bien, a estas alturas el lector se preguntará, ¿qué hay de nuevo en otra escisión en el SU? Lo que llama la atención sobre esta escisión en particular es que las fuerzas del SU en México ya estaban divididas en dos “secciones simpatizantes” (una de la TMI y otra de la FLT). La nueva división resulta de una batalla salvaje en el seno de la FLT entre los partidarios del SWP y una agrupación inspirada por el PST dentro de la organización mexicana de la FLT.

Según la larga polémica de Hansen, los que apoyan al PST obtuvieron la mayoría en el grupo mexicano, cortaron sus relaciones con el SWP, y según Hansen, suprimieron brutalmente los derechos democráticos de sus antagonistas hasta tal punto que la minoría pro-SWP se vio obligada a lanzarse como “fracción pública” – es decir a separarse y formar una organización pública competidora. Se han notado tensiones similares dentro de otros grupos alineados con la FLT, como en el PRT portugués y la Liga Comunista de España. En ambos casos los elementos apoyados por el PST favorecen un acercamiento a la TMI.

Fundamentalmente lo que pasa dentro del SU puede resumirse con facilidad. Después de presentarse engañosamente como “tendencia internacional” durante tantos años, el SU en realidad carece de cualquier cohesión, hasta el punto de que ni el antiguo antagonismo entre la TMI y la FLT basta para mantener la unidad interior de las fracciones. La ruptura efectiva ya está tan avanzada que cada una de las dos alas busca nuevos alineamientos (por ejemplo, el cortejo de la LCR al Parti Socialiste Unifié francés; las prolongadas negociaciones entre el SWP y la Organisation Communiste Internationaliste francesa).

Mientras tanto las pugnas fraccionales y de camarillas dentro de las mismas secciones nacionales ya no pueden restringirse más por el sentimiento de la necesidad de unirse frente al enemigo común dentro del SU. La quiebra abierta dentro de la FLT mexicana tiene paralelos en la caótica situación interna de la LCR francesa por ejemplo, y en el fraccionalismo múltiple dentro del International Marxist Group inglés, ambos alineados con la TMI. El bloque podrido del SU se está dividiendo en “dos, tres, muchas” tendencias internacionales a una velocidad vertiginosa. En la reunión de febrero del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) del SU surgió una tercera tendencia (presumiblemente animada por el PST y sus partidarios) sobre la cuestión de Portugal (Inprecor, 4 de marzo de 1976). Al mismo tiempo la TMI, en un esfuerzo por contrarrestar la disminución de su influencia en Portugal, abogó por una fusión entre el PRT y la LCI en Portugal.

Riña entre los reformistas

Los persistentes rumores de fricciones dentro de la FLT en lo tocante a Portugal y Angola han sido ampliamente confirmados. La disputa sobre Angola es particularmente instructiva. La posición del SWP – una ingenua “neutralidad” entre el nacionalista MPLA y sus adversarios sostenidos por la CIA y Sudáfrica – es un blanco fácil para una crítica de izquierda. Mostrando que su cinismo no conoce límites, el PST lo ha atacado sobre la cuestión de Angola con un despliegue de falsa ortodoxia que avergüenza no sólo al SWP sino también a los entusiastas del MPLA de la TMI.

En Avanzada Socialista del 5 de diciembre de 1975, el PST le dedica un largo tiron de orejas al SWP:

“Para los marxistas hay una sola forma de encarar el problema: determinar qué intereses de clase representa y en que fuerzas sociales se apoya cada bando. Eso permitirá definir qué sectores más progresivo …

“Decir que la guerra es ‘fratricida’ es no decir nada. Una guerra civil no es nada más que la agudización de la lucha de clases que se libra permanentemente bajo formas más ‘pacíficas’ (lucha política, huelgas, etc.) …

“Sin duda, el MPLA, en caso de triunfar, va a tratar de contener y reprimir el movimiento de masas en el cual hoy se apoya. En este sentido, representa un enemigo potencial …

“Pero su derrota es un peligro mucho más inmediato y grave. Porque su derrota significará también el aplastamiento de los organismos sindicales y políticos de la clase obrera angoleña y de las capas populares urbanas … [Esto] implicará un retroceso en el proceso revolucionario abierto en el país por la guerra contra los portugueses.”

Tomando prestadas críticas de ambos campos del SU – de la TMI la necesidad de solidarizarse con el MPLA en contra dos títeres colonialistas/imperialistas; del SWP la observación correcta que los nacionalistas del MPLA aplastarán cualquier movilización obrera independiente – el PST casi consigue salir airoso. Pero no totalmente.

El PST no nació ayer. Su sórdida historia de claudicación socialdemócrata ante los pies sangrientos del nacionalismo burgués peronista le ha ganado al PST su merecida fama entre los militantes latinoamericanos de una organización totalmente podrida y reformista. A pesar de toda la panificación “ortodoxa” sobre Angola, el PST ha mostrado su reformismo en el terreno decisivo: su actitud hacia su “propia” burguesía en Argentina.

La pretensión actual de falsa ortodoxia del PST tiene un paralelo en otra época de su historia. Al mismo tiempo que planteaba críticas formalmente correctas al Partido Obrero Revolucionario boliviano dirigido por G. Lora, por sumarse este último al Frente Revolucionario Antiimperialista (FRA) de colaboración de clases, en el terreno argentino el PST brindó su apoyo al “proceso de institucionalización” después de la victoria electoral peronista en 1973. ¿Y qué quería decir el PST con “institucionalización”? El defender la “continuidad de este gobierno ya que fue elegido por la mayoría de los trabajadores argentinos”.

Hoy el programa del PST frente a la crisis en Argentina es establecer “un foro para el libre intercambio de ideas entre todos los sectores sociales, que culmine en discusiones sobre qué curso tomar”. ¡Esto es nada menos que un llamamiento a construir un FRA argentino! Esto es presamente lo que sus correligionarios uruguayos reclamaron en 1974 y demandan hoy día en México (donde la “Tendencia Militante” apoyada por el PST ha firmado un acuerdo electoral para propagar, entre otras cosas, “las posiciones generales con respecto a la coexistencia pacifica”).

En cuanto a la centrista TMI, ni el programa socialdemócrata del PST para Argentina ni las anteriores críticas de la TMI al PST (debidas, por supuesto, solamente al alineamiento del PST al lado del SWP/FLT) nos pueden hacer desechar la posibilidad de una futura reintegración del ultrareformista PST dentro de la TMI. No obstante, toda la historia del SU testimonia que tales combinaciones sin principios no pueden construir una tendencia internacional estable, sino que simplemente siembran las semillas de nuevas escisiones.