Detrás del enfrentamiento Tito-Stalin
Detrás del enfrentamiento Tito-Stalin
por Jock Haston y Ted Grant
[Copiado de OBRAS COMPLETAS DE TED GRANT · VOLUMEN I. Impreso por primera vez en Socialist Appeal, Julio 1948.]
La expulsión del Partido Comunista Yugoslavo de la Kominform y la brecha abierta entre Moscú y Belgrado han provocado una viva discusión en las filas de la clase obrera. ¿Qué hay detrás de estos acontecimientos? Ésa es la pregunta que todo el mundo se está haciendo. Sólo los políticamente infantiles pueden aceptar como base de la disputa la declaración publicada por la Kominform.
Cualquiera que sea la respuesta, sin embargo, debe tener una tremenda importancia para que los estalinistas provoquen esta brecha que supone un revés político y diplomático considerable. Indudablemente este conflicto tendrá enormes repercusiones en los partidos comunistas de todo el mundo y marca una nueva etapa en el desarrollo del estalinismo internacional, que debe ser seguida de cerca por todos los trabajadores militantes y revolucionarios.
La lucha se debe haber estado desarrollando desde hace tiempo entre bastidores. Moscú la habría hecho pública al no conseguir el control del Partido Comunista Yugoslavo, cuando la policía secreta rusa, la MVD, sufrió una derrota decisiva en Yugoslavia; cuando se consideraba que ya no era posible ganar ni a Tito ni a sus seguidores; y probablemente, cuando Tito estaba ganando apoyo para su política contra Moscú entre los demás partidos comunistas balcánicos. Éste último es posiblemente el factor que más ha contribuido a despertar el odio y el temor de Moscú.
Las verdaderas razones de la disputa aparecen de forma encubierta pero lo que parece estar en litigio es la exigencia de la burocracia rusa de Moscú de controlar absoluta y completamente a los demás Estados satélites, incluso en los detalles más pequeños de su política interna, y la hostilidad y oposición de Tito a la completa subyugación a Rusia.
La evolución de la política rusa hacia los Estados satélites se enfrentará, en el próximo período, a dos posibilidades.
La primera es incorporar abiertamente a estos Estados a la URSS, como una forma de asegurar el control completo e incuestionable; la segunda es aceptar la independencia nominal de estos Estados pero intentar organizar sus regímenes internos y sus relaciones entre sí para asegurar que el verdadero control se centralice en Moscú.
La primera política tiene desventajas considerables porque violaría las aspiraciones nacionales de la población de los Estados fronterizos y se encontraría con una amplia oposición, no sólo de las masas, sino incluso de las filas de los propios partidos comunistas. Sólo se podría poner en práctica después de una larga preparación y después de que los estalinistas rusos asegurasen al cien por cien el dominio central y local. Llevarla a cabo recurriendo a cualquier medida de fuerza provocaría la hostilidad de toda la clase obrera europea.
EL CHOVINISMO GRAN RUSO DE STALIN
La segunda política no garantizaría la subyugación total y el control de los Estados fronterizos pero tiene ciertas ventajas en el hecho de que el control real estaría en Moscú, mientras que la independencia nominal de estos países podría suponer una ventaja diplomática y económica: se podría evitar que la federación de Estados fronterizos fortaleciera su relativa independencia respecto a Moscú.
Toda la historia del estalinismo —del chovinismo gran ruso—, y especialmentelos conflictos políticos más recientes, indican que Stalin lucharán con todas las armas a su alcance para evitar la creación de grupos de Estados independientes en los países de Europa del Este.
La clave del conflicto se encuentra en la reiterada demanda de Tito de una Federación de Bulgaria, Albania y Yugoslavia, y su conocida ambición de una federación de países balcánicos. La importancia de esta política como objeto en disputa se observa en el hecho de que el Partido Comunista Yugoslavo haya reafirmado su política sobre una federación balcánica inmediatamente después de su expulsión. Debemos recordar que Dimitrov2 recibió hace poco un rapapolvo de Moscú por defender la federación. En una federación de estos tres países Yugoslavia, obviamente, jugaría el papel dominante.
En el momento actual, esta federación sin duda fortalecería a los partidos comunistas de estos países y a sus Estados frente al dominio de Moscú. Es por tanto una política que Moscú combatirá con todos los medios a su alcance hasta y a menos que se asegure el control absoluto a través de sus títeres.
La declaración de la Kominform, publicada en el Daily Worker del 30 de junio, dice lo siguiente:
“La dirección del Partido Comunista Yugoslavo está aplicando una política poco amistosa hacia la Unión Soviética y el Partido Comunista de toda la Unión. En Yugoslavia se ha consentido una política indigna de desprecio hacia los expertos militares soviéticos y descrédito hacia el Ejército Soviético. Los especialistas civiles soviéticos en Yugoslavia han estado sometidos a un régimen especial y eran seguidos y vigilados por los órganos de seguridad del Estado. El representante del Partido Comunista de toda la Unión (bolcheviques) en la Oficina de Información, el camarada Yudin, y varios representantes oficiales de la Unión Soviética en Yugoslavia fueron sometidos a esa misma vigilancia y supervisión por parte de los órganos de seguridad del Estado de Yugoslavia.
Todos estos hechos similares demuestran que los dirigentes del Partido Comunista Yugoslavo han adoptado una actitud indigna de los comunistas al identificar la política exterior de la URSS con la política exterior de las potencias imperialistas y comportarse con la ésta del mismo modo que se comportaba con los Estados burgueses. Precisamente como consecuencia de esa actitud antisoviética, la campaña de calumnias —tomada prestada del arsenal del trotskismo contrarrevolucionario— sobre la degeneración del Partido Comunista de toda la Unión, sobre la degeneración de la Unión Soviética y otras cosas por el estilo, se ha convertido en algo habitual en el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia”.
El mismo número del Daily Worker cita la respuesta de Tito y compañía a la acusación de que los “especialistas” rusos eran vigilados: “Es absolutamente mentira… es absolutamente mentira que se esté siguiendo a alguien. Desde la liberación hasta el día de hoy, todos los miembros del partido han cooperado plenamente con los ciudadanos soviéticos”
El Daily Worker no terminaba la cita, lo que supone un intento deliberado de manipular la información proporcionada a sus lectores y demuestra que sus directores no estaban dispuestos a exponer el caso yugoslavo con justicia y objetividad. En el conflicto ya se habían posicionado como simples gacetilleros de los rusos. La declaración del Partido Comunista Yugoslavo continuaba: “Todo lo contrario, es absolutamente cierto, como señalamos en nuestra carta del 13 de abril, que desde el momento de la liberación hasta el día hoy, los miembros del servicio de inteligencia ruso han intentado reclutar yugoslavos sin ningún miramiento”. Dejemos que los directores del Daily Workers expliquen a sus lectores la omisión de esta parte fundamental de la respuesta de su partido hermano.
El hecho es que los especialistas “civiles” y militares estalinistas en Yugoslavia, como en los demás países satélites, tienen, o pretenden tener, derechos extraterritoriales. El aparato de la MVD se creó para garantizar la puesta en práctica de las políticas rusas y la eliminación de los elementos antiestalinistas pero parece que Tito no estaba dispuesto a dar libertad a Stalin para que crear un aparato policial y militar independiente que pudiera ser utilizado contra él mismo y contra los demás miembros del Partido Comunista Yugoslavo partidarios de lograr una mayor independencia de Moscú.
El Daily Worker es responsable además de otra distorsión. Al publicar las protestas de Tito contra la acusación de que en el Partido Comunista yugoslavo no se habían celebrado elecciones, se negaron a publicar la respuesta de que el partido de Stalin no era mejor. “En cuanto al hecho de que en algunas secciones no haya habido elecciones, éste sólo ha estado motivado por las condiciones en tiempos de guerra. A muchos partidos, incluido el Partido Bolchevique Ruso, les ha sucedido lo mismo”.
Las protestas recogidas en la declaración de la Kominform sobre la vigilancia de los “especialistas” rusos y la exigencia de democracia en el PC yugoslavo indican que la policía secreta estalinista ha sido derrotada.
Los pupilos yugoslavos parecen haber aprendido muy bien de su maestro ruso. En primer lugar consiguieron expulsar del partido a los secuaces de Stalin. No se puede descartar que la reciente ejecución de miembros de la dirección del Partido Comunista Yugoslavo, acusados de ser “agentes británicos”, sea otro ejemplo de los métodos empleados por los estalinistas para eliminar a los oponentes políticos. Una pequeña versión balcánica de los Juicios de Moscú.
La declaración de la Kominform de que los “dirigentes yugoslavos empiezan a identificar la política exterior de la URSS con la política exterior de las potencias imperialistas…”. es una evidencia clara de que los yugoslavos se oponían a las demandas de los rusos, a las que consideraban una violación de los intereses y aspiraciones nacionales yugoslavas.
LENIN SE OPONÍA A STALIN EN LA CUESTIÓN NACIONAL
La tendencia de Stalin hacia el chovinismo gran ruso no es nada nuevo. Se ha creado para sí la reputación de mayor “autoridad leninista” en la cuestión nacional. En realidad, una de las últimas luchas que dirigió Lenin contra Stalin antes de morir fue precisamente la oposición a su la política burocrática hacia las minorías nacionales. Pero esto, lo mismo que la última carta de Lenin al Partido Bolchevique exigiendo la destitución de Stalin del puesto de secretario general del partido, se le ha ocultado a bases comunistas hasta el día de hoy. Esta tendencia contra la que luchó Lenin se intensificó después de su muerte, cuando Stalin consiguió usurpar todo el control. Durante las grandes purgas, todos los gobiernos de las repúblicas nacionales fueron ejecutados y masacrados como parte de la política de opresión nacional de Stalin. Tito parece haber aprendido algunas lecciones de las purgas.
Si los dirigentes del partido yugoslavo realmente han criticado a Moscú, como dice la declaración de la Kominform, con argumentos “prestados del arsenal del trotskismo contrarrevolucionario” sobre la degeneración del Partido Comunista de todas las Naciones, la degeneración de la Unión Soviética, etcétera…”, sólo cabe esperar que penetre algo de luz en las filas del Partido Comunista Yugoslavo. Una cosa sí sabemos: Tito no es ningún trotskista. Organizativa e ideológicamente, es un enemigo del trotskismo y en el período de liberación de Yugoslavia fue responsable de la aniquilación física de los “trotskistas”.
Si la presión no surte efecto y Tito se niega a capitular, Stalin puede verse obligado a llegar a algún acuerdo.
Incluso ahora, lejos de atacar los verdaderos crímenes de la burocracia estalinista, parece que Tito intentará llegar a algún compromiso. La experiencia enseña que Stalin no se detendrá ante nada para acabar con la oposición a la que ahora se enfrenta en Yugoslavia. El monstruoso aparato de la propaganda rusa se volverá en contra de los dirigentes del régimen yugoslavo. Los miserables gacetilleros estalinistas de este país, que hasta ayer mismo ensalzaban a Yugoslavia, a Tito y a sus conquistas, volverán sus plumas contra el régimen para minarlo y denigrar a sus dirigentes.
Por primera vez, y sólo para desacreditar al disidente Tito y a su régimen, los estalinistas dejan escapar ahora algunas verdades. Las críticas que los trotskistas han hecho al régimen de Yugoslavia ¡ahora son defendidas por los propios estalinistas! La declaración de la Kominform dice lo siguiente:
“Dentro de Yugoslavia el partido no tiene ninguna democracia interna, no se celebran elecciones, no hay crítica ni autocrítica. El Comité Central del partido… está formado en su mayoría no por miembros electos sino elegidos por cooptación… Es bastante intolerable que en el Partido Comunista Yugoslavo incumpla los derechos más elementales de los militantes del partido sean pisoteados, que se reprima gravemente la más mínima crítica por la forma incorrecta en que funcionan las cosas en el partido. La Oficina de Información considera una desgracia hechos como la expulsión del partido y el arresto de los camaradas miembros del Comité Central Zujovic y Hebrang porque se atrevieron a criticar la actitud antisoviética de los dirigentes del Partido Comunista Yugoslavo y defendieron una relación de amistad entre Yugoslavia y la Unión Soviética. Un régimen terrorista puramente turco [!!!] y vergonzoso como éste no se puede tolerar en el Partido Comunista Yugoslavo… los dirigentes del Partido Comunista Yugoslavo están infectados de una excesiva ambición, altanería y presunción”.
¡Aquí tenemos un claro ejemplo de ver la paja en el ojo ajeno! La burocracia de Moscú ataca a Tito por la ausencia de democracia. Esta burocracia que asesinó prácticamente a todos los dirigentes de la Revolución de Octubre, que asesinó y exilió a millones de personas a Siberia por oponerse a su régimen, que es tan desdeñoso con los derechos de la militancia, que violando la Constitución no se han molestado en celebrar una sola conferencia del partido en Rusia durante casi diez años. El último congreso del Partido Comunista Ruso se celebró en octubre de 1938. En época de Lenin los congresos se celebraban una vez al año, incluso durante la guerra civil.
Cualquiera que se atreve a criticar a Stalin es enviado rápidamente a Siberia o destinado a morir a manos de un asesino a sueldo. El régimen de Tito probablemente sea un modelo de democracia comparado con el régimen ruso, que es el más totalitario y burocrático de la historia.
Algunas de las críticas económicas sin duda son correctas. Repiten, de una forma distorsionada, las críticas de Trotsky a la política de Stalin entre 1923 y 1927. En un primer momento Tito subestimó a los kulaks de los pueblos, y el riesgo que éstos suponían, pero después de la crítica, dio un giro a su política y comenzó a nacionalizar las pequeñas tiendas e industrias y a actuar en los pueblos antes de que las bases económicas estuvieran preparadas. ¡Precisamente de la misma forma en que procedió Stalin! De oponerse a la colectivización, a la “liquidación de loskulaks como clase” e introducir al cien por cien la colectivización. Los burócratas de Moscú y de la Kominform tienen el valor de criticar que en Yugoslavia todavía no se ha nacionalizado la tierra, lo cual es una crítica correcta, pero resulta que tampoco se ha nacionalizado en ninguno de los otros Estados satélites.
Inmediatamente se viene a la mente una pregunta: ¿por qué la Kominform denuncia ahora unos hechos que ha ocultado durante años? ¿Por qué salen a la luz justo cuando Tito se niega a arrodillarse ante Stalin y utiliza los trucos de éste contra él? En lugar de la MVD, Tito dispone de un instrumento propio eficaz y está arrestando a los secuaces de Stalin, ¡aparentemente acusados de estar pagados por el imperialismo británico y estadounidense! Podría ser cierto incluso lo que se dice en círculos del PC yugoslavo de que el mariscal Tito, aunque no se atreva a hacerlo públicamente, en secreto ha estado denunciando la degeneración del Partido Comunista Ruso y de su régimen.
En el pasado Moscú consiguió imponer su voluntad y eliminar o destruir a la dirección de las secciones nacionales sin provocar una crisis seria. La historia de la Komintern está llena de eliminaciones burocráticas de los oponentes de Stalin y de agentes que han sido sacrificados en interés de la burocracia.
En Rusia, todos los miembros del Comité Central del Partido Comunista que dirigieron la revolución de 1917 a 1921 —todo aquel que no hubiera muerto a manos de la contrarrevolución capitalista o por causas naturales— han sido ejecutados o muertos de cualquier otra manera. De los 24 miembros del Comité Central, la señora Kollontai y Stalin son los únicos supervivientes.
El Comité Central del Partido Comunista Polaco y de las Juventudes Comunistas, fue masacrado y quedó reducido a un solo hombre cuando sus miembros vivían en Rusia en la clandestinidad, pero no sólo una vez, sino dos a finales de la década de 1930.
Estas purgas se realizaron sin mucho revuelo pero una vez que los partidos nacionales controlen su propio aparato del Estado, las palancas de las finanzas, de la economía, el ejército y la policía, el inevitable efecto de esta transformación fortalecerá la postura de la dirección nacional y creará las condiciones para conseguir la independencia de Moscú.
La importancia del conflicto actual reside en el hecho de que es la primera fisura importante en el frente internacional del estalinismo desde el final de la guerra y va a tener profundos efectos en la militancia de los partidos comunistas de todo el mundo, especialmente en Europa occidental y Gran Bretaña. Es el principio de un proceso de diferenciación dentro de los partidos comunistas, que a largo plazo provocará escisiones.
La extensión del poder de la burocracia rusa más allá de las fronteras occidentales rusas le crea nuevos problemas: aunque de momento la fortalece, a largo plazo, minará su posición.
Está claro que cualquier leninista debe apoyar el derecho de cualquier pequeño país a la liberación nacional y la libertad si así lo desea. Todos los socialistas deben dar un apoyo crítico al movimiento de Yugoslavia para formar una federación con Bulgaria y conseguir libertarse del dominio directo de Moscú. Al mismo tiempo, los trabajadores de Yugoslavia y de estos países, lucharán por la instauración de una verdadera democracia obrera y por el control de la administración del Estado y la industria, como lo hicieron en tiempos de Lenin y Trotsky en Rusia, lo cual es imposible bajo el régimen actual de Tito.
¡Por una Yugoslavia soviética, independiente y socialista dentro de unos Balcanes soviéticos, independientes y socialistas. Esto sólo puede formar parte de la lucha por el derrocamiento de los gobiernos capitalistas de Europa y la instalación de una democracia obrera en Rusia.
El comunismo significa la mayor libertad y democracia posible para la población. Sin la participación y el control de los trabajadores no puede haber transición hacia el socialismo. Estos acontecimientos de los Balcanes son un síntoma de la verdadera situación que existe en Rusia y en los países del Este. La única solución está en un régimen soviético verdaderamente democrático con plena autonomía y libertad para los Estados nacionales dentro de las fronteras de una federación socialista de Estados.