TESIS SOBRE LAS GUERRILLAS
TESIS SOBRE LAS GUERRILLAS
LIGA SPARTACIST DE EE.UU.
ABRIL 1967
UNA RESPUESTA A LOS PEQUENOBURGUESES QUE DENIGRAN DEL ROL FUNDAMENTAL DEL PROLETARIADO INDUSTRIAL DE AMERICA LATINA
INTRODUCCIÓN
Todos los movimientos guerrilleros de America Latina incluyen en sus programas un “lugar” para el proletariado, principalmente como si fuese otro segmento “patriótico” de la tal lucha armada por “la liberación nacional”.
Ningún marxista, con seguridad, hará simplemente una reverencia china a este designio reformista imaginado por los adherentes del Frente Popular rural. En vez, los revolucionarios deben tratar de comprender el fenómeno del guerrillerismo si se va a aprender cómo avanzar el rol independiente del proletariado latinoamericano, ya sea interviniendo en ciertas condiciones en un movimiento de guerrillas, y/o luchando resolutamente contra su dirección reformista. De cualquier manera, se trata de intervenir como una fuerza política independiente y nunca como un segmento “patriótico” trabado en el seguidismo.
LOS RESULTADOS
Si un movimiento de guerrillas logra destruir, parcial 0 completamente, a la burguesía nacional y la garra imperialista en el país, las siguientes convulsiones políticas y sociales pueden desarrollar hacia un estado obrero deforme como Yugoslavia, China, Cuba, etc., 0 quedara dentro de las cadenas imperialistas como Argelia con respecto al imperialismo francés. Los eventos de Malaya, las Filipinas y Grecia, donde movimientos guerrilleros encabezados por stalinistas fueron aplastados, probablemente habrían evolucionado por el mismo camino de las transformaciones sociales ocurridas en los estados obreros deformes.
Movimientos de guerrillas no hacen más que causar un vacío pasajero en el mandato del estado gobernante burgués. De esta manera se puede decir que un victorioso ejército guerrillero se vuelve el único soberano del país debido a la huida del gobierno burgués. Antes que esto suceda, la dirección del movimiento guerrillero usualmente tratará de establecer una coalición con un estrato de la clase mandante. Al no hacerse posible dicha coalición, el movimiento guerrillero tiene que aceptar la totalidad del poder estatal en sus manos. La burguesía y el imperialismo estarán en este caso muy débiles y confusos temporalmente para aceptar tal coalición y simplemente cesarán de resistir el momento que la dirección guerrillera se vea forzada —debido a presiones de abajo— a ocupar las oficinas del gobierno.
Más, este es un periodo momentáneo —aunque decisivo— de incapacidad burguesa. Durante dicho momento el movimiento guerrillero puede consolidarse enteramente en el aparato estatal de manera que sea garantizada su permanencia; 0 puede fallar en hacerlo. De ser este último el caso, la vuelta de la burguesía será despiadada y pronta. Si el caso es el primero, 0 sea, si el movimiento guerrillero prueba a las masas ser capaz de mantenerse en el poder, los ataques de la burguesía en proceso de recuperación y del imperialismo sólo servirán para avanzar y fortalecer al victorioso movimiento guerrillero.
Esto, naturalmente, significa una creciente orbita hacia Rusia y el bloque soviético o China, con los cambios de organización que esto acarrea, por ejemplo, en la ideología del estrato pequeñoburgués mandante. Esto es inevitable; no puede haber un “tercer camino” para un estado obrero deforme; en otras palabras, no puede “crear” su propio camino “independiente” de desarrollo fuera del dominio del mundo imperialista sin el apoyo económico, político-militar de Rusia, el bloque soviético y/o China.
Huelga decir que grandes masas de campesinos y considerables segmentos de la clase obrera apoyarán enérgicamente la consolidación de una dirección guerrillera que se ve obligada a chocar abiertamente con la burguesía lacaya y el imperialismo. Significa esto que el movimiento guerrillero, ahora recién en el aparato estatal, responderá cada agresión imperialista con más confiscaciones, nacionalizaciones, formación de milicias, etc. Es decir, al principio responderá golpe con golpe. Estas acciones, sin embargo, no fluyen de ningún programa marxista, sino de la reacción burocrática y oportunista de la dirección pequeñoburguesa, fuertemente presionada desde abajo. Esto permite que el gobierno, desde el principio una formación bonapartista, mantenga la confianza de las masas de campesinos y obreros que lo apoyan, al mismo tiempo que ordena medidas realmente fundamentales que golpearán al imperialismo, obligándolo a retirar su dominio de una vez. Pero pronto las masas se agotarán y se retirarán, calladas aceptando el gobierno pequeñoburgués que se ha probado capaz de resistir los embates imperialistas estableciendo reformas fundamentales y algunos cambios bastante revolucionarios aunque nunca suficientes. Cuando esta retirada pasajera de las masas ocurre, la dirección pequeñoburguesa, cada momento más atrincherada burocráticamente, puede empezar a desarmar a los campesinos y a los obreros y consolidar su poder de forma bonapartista y neostalinista.
Debido a que el nuevo gobierno no representa —esencialmente—ninguna clase revolucionaria, peor un partido, sus reacciones contra el imperialismo serán siempre limitadas y mediorrevolucionarias. Hará solamente lo que “tiene que hacer”, y nunca lo que una perspectiva proletaria histórica requiere en los intereses de la clase obrera internacional. Las reacciones del pequeñoburgués, ya sea cuando existe en la forma de un tendero o de Fidel Castro, serán siempre [pequeños] manipuleos que no hallan su contenido ni razón de ser en la democracia proletaria o el marxismo. Así, la burocracia bonapartista, al atentar salvar su pescuezo a toda costa, amenaza los mismos beneficios que ayudó procurar para las masas en los primeros estadios del desarrollo del estado obrero deforme. Ciertos filisteos dirán: “Pero, es mejor que nada, ¿no es verdad?”
¿PARA LOS OBREROS, QUE?
El peor enemigo interno del modo de producción planificada y centralizada —ya no capitalista— de un estado obrero deforme es la burocracia que controla el aparato del estado. Esta casta mandante, que depende de su despótica y burocrática máquina para sobrevivir, representa intereses extraños a los obreros y campesinos pobres. El modo no-capitalista de producción —poniendo de por sí a la orden del día el control obrero de la producción, fundamentalmente amenaza el reinado de la burocracia. El nuevo sistema social, aunque deforme y profundamente contradictorio, representa la posibilidad de avanzar hacia una nueva y mejor sociedad revolucionaria con metas internacionalistas. La consolidación de estas tareas, que están a la orden del día, hallan su obstáculo histórico en la reaccionaria y profundamente chovinista burocracia que rige —más bien usurpa— la maquinaria estatal, deformándola horriblemente.
Claro que la burocracia percibe este peligro. Sin embargo, al mismo tiempo, no puede dejar de ayudar a mantener un sistema social que puede finalmente destruirla; por necesidad la destrucción de las castas pequeñoburguesas se presenta como la lógica y próxima etapa del proletariado en los estados obreros deformes. Pero hasta que sean destruidas, las burocracias continuarán estorbando la igualdad, interfiriendo con directivas tiránicas desde arriba, permitiendo desgaste y malfuncionamiento en todas las esferas; también —y esto es muy importante— resistirán brutalmente cualquier intento proletario de intervenir directamente en la dirección del estado obrero deforme. Es de esta manera que la burocracia asistirá a la influencia del imperialismo y ayudará a arrastrar todo el estado a la ruina social y restauración capitalista.
El guerrillerismo sólo puede ocurrir como una reacción pequeñoburguesa a la ausencia y tardanza de la intervención revolucionaria independiente del proletariado. En los países subdesarrollados por el dominio imperialista, el proletariado ha sufrido innumerables derrotas y traiciones en manos de estafadores nacionalistas y direcciones estalinistas. Con diferentes resultados, la misma crisis de dirección se presenta en el proletariado de los países desarrollados capitalistas y metropolitanos.
La pequeñoburguesía colonial y semicolonial, explotada y tremendamente alocada dada la creciente crisis de la vida cultural y el estancamiento económico de sus países, decide tomar la iniciativa revolucionaria y dirige a las masas desposeídas de campesinos. Pero, lástima; la pequeñoburguesía es políticamente estéril debido a su perspectiva anti-proletária y no tiene una base material propia, ni en su clase ni en su programa, con que poder efectuar fundamentales e históricos cambios contra la sociedad burguesa.
No se entienda aquí que la pequeñoburguesía no va a tratar de luchar por su salvación de la ruina imperialista por todos los medios que le sean posibles. La creación de numerosos estados obreros deformes en parte atestigua el fervor y energía de las grandes masas pequeñoburguesas. ¡Pero el sistema social que ha resultado, las relaciones de propiedad aparecidas en el proceso de formación de estos estados, no es bajo ningún punto un sistema social pequeñoburgués! Consecuentemente, la pequeñoburguesía amenaza esta creación que no es suya históricamente. EI guerrillerismo, partido de la desesperanza revolucionaria, no es la respuesta ni el substituto del partido revolucionario de la clase proletaria.
EL GUERRILLERISMO, ¿ES UN CAMPO NOALINEADO?
¿Qué? En verdad que uno se ve forzado a pegar el oído al escuchar semejante tontería. Huelga decir que el atraso económico, político y cultural de los estados obreros deformes no les permite jugar un rol de “tercer” campo. Las terriblemente bajas condiciones de productividad social enmarcadas en la estructura reaccionaria del “socialismo en un país” son, usualmente, “compensadas” por el mito de “política exterior independiente”. Los bonapartistas a menudo sienten la necesidad de expresar su bancarrota por medio de fraseología ultraizquierdista. Pero cualquiera que crea que a una economía muy comprometida, dependiente de la benevolencia de burocracias más poderosas, es aún posible darse el lujo de una “política exterior independiente”, es un incurable subjetivista.
Los señores que creen que esta tontería es posible, almas zonzas como los editores de Monthly Review, Posadas, Pablo, Germain, Hansen y Frank, también creen —y esta creencia es aún más tonta y utópica— que el guerrillerismo tiene casi un camino “eterno” de desarrollo en las colonias y semicolonias del imperialismo. ¡Un cínico escapismo de las tareas de construir organizaciones proletarias independientes! ¡Es muy fácil rechazar el marxismo cuando el “constructivismo-campesino” parece ser tan exótico! ¿Que se les puede decir a estos señores? Ellos simplemente vuelven a picar, de manera menchevique, las teorías de literatos burgueses a la I.L. Horowitz y Robert Alexander.
¿Nuevas realidades…?
En 1932, Leon Trotsky evaluaba el peligro que corría el rol independiente del proletariado en la China: “Es una cosa cuando el partido comunista, firmemente basado en la flor del proletariado urbano, lucha por dirigir la guerra campesina a través de los obreros. Es otra cosa, del todo diferente, cuando unos cuantos miles 0 aun decenas de miles de revolucionarios asumen la dirección de la guerra campesina y son en realidad comunistas 0 toman ese nombre, sin contar con apoyo serio del proletariado…. La ausencia de un robusto partido revolucionario y de organizaciones de masas proletarias hace que el control sobre el estrato comandante sea virtualmente imposible. Los comandantes y los comisarios se presentan como amos absolutos de la situación y al ocupar ciudades serán más bien aptos a despreciar a los obreros. Las demandas de los obreros les parecerán inoportunas 0 imprudentes…. El movimiento campesino es un poderoso factor revolucionario mientras se dirige contra los grandes terratenientes, los militaristas, feudalistas y usureros. Pero en el mismo movimiento campesino existen poderosas tendencias propietarias y reaccionarias y en cierto momento puede volverse hostil a los obreros, sosteniendo tal hostilidad equipado ya con armas. Aquél que olvida la naturaleza dual del campesinado no es un marxista.” (La Guerra Campesina en China.)
Y esto es lo que olvidan los “modernos” guerrilleristas latinoamericanos. Creen que “hay nuevas realidades” en el mundo que señalan un revisionismo total de los fundamentos del marxismo. En realidad, sus “nuevas realidades” se basan en un impresionismo pequeñoburgués que no le interesa ni analizar, ni estudiar, ni comprender la realidad histórica de la lucha de clases señalada por Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Pero los hechos y las necesidades históricas del desarrollo capitalista y semicolonial de America Latina se ocuparán, en gran manera, de desbaratar todo el aventurismo, la charlatanería y la estrecha mentalidad menchevique de los “modernos” teóricos del viejo populismo.
LA TENDENCIA HISTORICA DEL GUERRILLERISMO (LAS TESIS)
Los siguientes puntos fluyen de un estudio sobre movimientos guerrilleros en America Latina:
1) EI fidelismo, 0 movimientos guerrilleros con un programa de “liberación nacional”, sucumbirán más y más al reformismo y el nacionalismo burgués. Tal parece ser el curso de las FALN venezolanas, las FAR guatemaltecas, las FARC colombianas, etc.
2) Debido a la obvia imposibilidad de desarrollo burgués bajo programa y dirección burgueses, el fidelismo continuará sufriendo las consecuencias naturales de su reformismo a través de persecuciones brutales “inesperadas”, al mismo tiempo que 0pondrá, en aumento, las necesidades revolucionarias de las masas que dirige.
3) EI guevarismo, la aplicación estratégica del estalinismo maoísta en Latinoamérica, hace alardes de ser “socialista” y hasta —en algunos casos— habla acerca de sus propósitos socialistas más 0 menos inmediatos. Se las da de independiente, no sectario y “libre” de dogmatismos, pero en la realidad sus utopías pequeñoburguesas tienen que morder el polvo del reformismo.
4) Así, en vista de la desesperada situación mantenida por el reformismo aún en las áreas rurales latinoamericanas, la iniciativa caerá tal vez en el guevarismo y no en el obvio reformismo fidelista. Este último tratará de posponer este desarrollo “posando” como guevarista y adoptando posiciones “ultraizquierdistas” contra la “vía pacífica”. Pero el guevarismo también tomará posiciones fidelistas cuando así lo requieran las necesidades del reformismo durante la lucha.
5) Movimientos guevaristas (el MR-13 guatemalteco era una fuerza guevarista par excellence) tienen más posibilidades de triunfo debido a su línea aparentemente más militante, atrayente para las grandes masas campesinas y capas de obreros disgustados y traicionados por sus propias direcciones. Pero es precisamente esta base masiva campesina lo que forza —bajo presión— a un movimiento guevarista a orbitar hacia el fidelismo y el peor de los oportunismos. En ninguna circunstancia se puede decir, categóricamente, que el fidelismo y el guevarismo son oponentes irreconciliables. La degeneración del MR-13 guevarista lo prueba. No debe sorprender que el movimiento fidelista FAR, ahora bajo persecución de su ex-amigo burgués Méndez Montenegro, haya adoptado una línea “intransigente”, guevarista, en momentos de crisis. Estas crisis son en gran parte ayudadas por la misma imbecilidad e incurable reformismo pequeñoburgués —inevitable cuando se desliga del proletariado— típico de las direcciones guerrilleras. Esperar cualquier tipo de principios científicos y revolucionarios por parte de estos movimientos pequeñoburgueses invertebrados es ciertamente típico de una variedad del pensar subjetivista y que refleja —últimamente—profunda ignorancia acerca de la manera que proceden las direcciones en relación a la clase que representan, los intereses, presiones internacionales, etc.
6) Cuando más se pudra el imperialismo, cuando más entre en profundas crisis de mandato clasista y estancamiento económico, mayor será la posibilidad de movimientos guerrilleros victoriosos.
7) Las burocracias rusa, del bloque soviético y china, tenderán, por otra parte, entrar en profunda desintegración y crisis de mandato de casta en relación a la creciente podredumbre y disgregación imperialista. La restauración del capitalismo es una posibilidad que existe en variados grados en estos países. Claramente, todos presentan diferentes épocas y estadios políticos y económicos, pero sólo apologistas “bona fide” pueden imaginar que una burocracia puede ser “mejor” 0 “más revolucionaria” que esta u otra. Es muy fácil para simplones “teóricos” defender a Mao Tsetung, por ejemplo, sin tomar en cuenta ningún análisis marxista de la situación del estado obrero chino en el mundo, la ideología de la casta reinante, sus orígenes, composición clasista y sus tendencias sociales.
8) Un estado obrero surgente, todavía en proceso de desarrollo, tiene que depender de Rusia, el bloque soviético y/o China para obtener apoyo político, económico y militar. Pero si los primeros países están pasando por crisis mayores en el plano interno e internacional, no mucha ayuda, y tal vez ninguna, será obtenida de ellos.
9) Por lo tanto, se presenta la siguiente contradicción: Por un lado, aunque objetivamente habrán muchas oportunidades para que ejércitos guerrilleros tomen militarmente el poder estatal en vista de la desintegración imperialista en el mundo, por el otro lado habrá creciente imposibilidad de poder consolidar más estados obreros deformes.
10) Los Partidos Comunistas alrededor del mundo se opondrán fieramente y aun sabotearán movimientos guerrilleros que no puedan ser controlados por el Kremlin. (El PGT guatemalteco, según información del MR-13, sopló a la policía información sobre miembros del MR-13, causando su muerte. El PC venezolano trató de asesinar a Douglas Bravo junto a la policía. La lista casi no tiene fin.)
11) Muchos PC se dividirán en dos alas: una palpablemente pro-Pekín y otra, la “ortodoxa” pro-Moscú. La primera apoyará la “lucha armada” nacionalista y la segunda ayudará, como siempre, a la burguesía en el asesinato de obreros y campesinos pobres en nombre de la “coexistencia pacífica”.
12) En algunos países (como las Filipinas) los PC pro-Moscú controlarán y aun tomarán parte en movimientos guerrilleros. Así, estos movimientos serán reformistas abiertamente desde el principio. En America Latina las FARC colombianas son un caso clásico.
13) En estas condiciones generales de podredumbre imperialista, cualquier victoria de un movimiento guerrillero marcará sólo la subida eventual al poder de un bonapartista pró-capitalista que tratará de establecer contactos con el imperialismo durante momentos de inminente barbarismo y total dislocamiento de fuerzas productivas. Puede también significar la subida al poder de una formación pequeñoburguesa guevarista. Cuba será “saludable” en comparación a lo que surgirá en ciertos países. Pero este estado de cosas simplemente se derrumbará bajo la menor presión y una dictadura pro-capitalista subirá al poder.
14) Tendencias hacia la formación de movimientos guerrilleros son posibles en todas las naciones latinoamericanas con bajo nivel industrial y con escasa población urbana. En países más desarrollados, como Chile, Uruguay, Argentina, etc., las tentaciones de iniciar guerras de guerrillas tienen objetivos totalmente impracticables, y en muchos casos son tentaciones que se añejan en escritorios y salones de café.
15) Movimientos de guerrillas aparecen debido a la ausencia de organizaciones proletarias marxistas y como substitutos de la aparente “inactividad” del proletariado en las ciudades. Este proletariado generalmente ha sido traicionado y vendido precisamente por aquellos que se ocupan ahora de buscar “nuevas vías” en las montañas y las junglas.
16) Avanzad0s estadi0s de lucha guerrillera tenderán a polarizar la lucha de clases en un país, posponiendo con eso la necesaria formación de un partido independiente, con conexiones en el campo, de la clase obrera en los centros urban0s. La preparación de organizaciones de la clase obrera es absolutamente esencial e indispensablebajo cualquier circunstancia de la lucha de clases.
17) En períodos de aguda crisis mundial el guerrillerismo dejará de aparecer como “el único camino”. Aparecen las tendencias de luchas guerrilleras durante períodos de estabilización imperialista en la arena mundial, períodos que se distinguen en los dominios del imperialismo por su creciente explotación, estancamiento social, gobiernos ultrarreaccionarios y brutal opresión de las masas obreras y pequeñoburguesas. Mas, al entrar todo el sistema imperialista en sus periódicas crisis —que las burocracias reflejaran cada vez mayormente— el guerrillerismo será hecho a un lado con desprecio por la magnitud de los eventos históricos.
18) La intervención proletaria en tales condiciones —si imposible antes— será la única alternativa al barbarismo. De probarse el proletariado latinoamericano incapaz de dirigir su sociedad fuera del callejón sin salida de la agonía imperialista, ninguna fuerza en la historia será capaz de hacerlo. La lucha contra el estalinismo en los sindicatos y contra las tendencias pequeñoburguesas que se concentran en el guerrillerismo, serán algunas de las tareas más importantes para ganar al proletariado y las grandes masas campesinas al internacionalismo marxista.
19) La intervención triunfante del proletariado norteamericano y europeo, destruyendo la burguesía imperialista, claramente dará al guerrillerismo mundial —especialmente en Latinoamérica— un inevitable carácter utópico y reaccionario. Tal perspectiva, sin embargo, no significa que el proletariado latinoamericano debe “esperar” que así suceda. Acerca de esto, León Trotsky señaló: “Una victoria del proletariado internacional librará a los países coloniales de la alargada jornada del desarrollo capitalista abriendo la posibilidad de arribar al socialismo mana a mana con el proletariado de los países adelantados. La perspectiva de la revolución permanente no significa en ningún caso que los países atrasados deban esperar la señal de los adelantados, 0 que los pueblos coloniales deban esperar pacientemente que el proletariado de los centros metropolitanos los libere. La ayuda llega al que se ayuda. Los obreros deben desarrollar la lucha revolucionaria en cada país, colonial 0 imperialista, dónde se hayan establecido circunstancias favorables, y por medio de esto dar un ejemplo a los obreros de otros países. Sólo iniciativa y actividad, determinación y arrojo pueden dar realidad al llamado de ‘¡Obreros del mundo, uníos!’” (ElFuturo de Latinoamérica.)
NUESTRAS TAREAS
Construir y preparar partidos leninistas, 0 sea, partidos basados orgánicamente en el proletariado latinoamericano y educados en el internacionalismo proletario, son tareas fundamentales. El hecho que existan en un país dados movimientos guerrilleros no niega —en ningún momento— esta necesidad irremplazable de dirección proletaria. La existencia misma de movimientos guerrilleros refleja el fracaso de pasadas direcciones proletarias, usualmente estalinistas, pseudosindicalistas, etc.
El partido trotskista, el partido de los más avanzados y consientes proletarios, no debe titubear intervenir en organizaciones que tienen la perspectiva de lucha de guerrillas. Las tareas de ganarnos a las grandes masas de campesinos pobres y trabajadores agrícolas es absolutamente esencial para luchar por el poder del estado. Sin embargo, no vamos a intervenir como hacen los liquidadores de Pablo y Posadas, “consejeros” del estado mayor de direcciones guerrilleras. En la eventualidad de confrontar movimientos de guerrillas, oportunidades de intervenir serán las siguientes:
1) Durante la formación del movimiento guerrillero. Esto entraña la existencia de una organización trotskista, usualmente también embrionaria en estos momentos. Vale advertir que nuestra participación en el movimiento guerrillero será siempre parcial y superficial, jamás una entrada de lleno 0 una inmersión in toto. Hacer esto sería liquidar nuestros cuadros así como la preparación de nuestra organización disciplinada e independiente.
En estos momentos estableceremos contacto con un campesinado más 0 menos receptivo y que puede ser ganado a nuestro programa si demostramos ser resolutos, serios y perseverantes en nuestras luchas, más que todo en los centros urbanos. No olvidar que en America Latina, así como en todo el mundo, es la ciudad la que dirige al campo en cuestiones fundamentales. Sól0 nuestras luchas en los centros urbanos convencerán a los más despiertos valiosos y leales segmentos campesinos y trabajadores agrícolas. Ganar estos elementos significa que las formaciones independientes de la pequeñoburguesía deben ser políticamente derrotadas y disueltas enérgicamente por el proletariado. El partido de la clase obrera no puede aceptar rivales que a la larga —si triunfantes— se mostrarán incapaces de llevar a cabo mínimas reformas sociales, 0 si lo hacen, al mismo tiempo se consolidan burocráticamente en el estado, oprimiendo a los obreros y aniquilando su dirección. El movimiento guerrillero no es una formación obrera; es una entidad paramilitar pequeñoburguesa; por lo tanto el proletariado debe comprender que no se trata de una organización “revolucionaria” sui generis. El proletariado debe de apoyar la lucha del movimiento guerrillero mientras esta sea antiimperialista y antiburguesa. Pero nunca debe apoyar a la direcciónbonapartista que dirige el movimiento, porque dicha dirección contiene —aun en su programa escrito— semillas reformistas, claudicantes y antiproletárias. Debemos los marxistas confiar en nuestras propias fuerzas, sólo nuestros partidos proletarios son históricamente capaces de preparar el camino del socialismo en el continente aliándose al proletariado de los países metropolitanos. Debemos ver a las direcciones pequeñoburguesas guerrilleras como lo que son: variedades resucitadas del narodnismo ruso, el voluntarismo maoísta y la tradición neoanarquista de los social-revolucionarios antibolcheviques.
2) Durante estadios avanzados de las luchas del movimiento guerrillero. Será siempre posible atentar ganarse las masas campesinas no influidas por el movimiento guerrillero presente en otras regiones del país. Pero en las últimas regiones, oportunidades para atraer elementos revolucionarios del campesinado serán casi nulas. EI campesinado estará, en estas regiones, falsamente (de manera puramente militar) convencido de su capacidad como fuerza política independiente. Un campesinado endurecido de esta manera será una fuerza totalmente reacia al programa del proletariado. Estalinistas en las filas guerrilleras, indudablemente abundantes, tratarán de obstruir y eliminar nuestra influencia en el campesinado. Pese a las dificultades, nuestros cuadros deben tratar a toda costa de ganar aliados revolucionarios en el campo para el proletariado.
3) Después de una inmediata victoria del movimiento guerrillero. Los zigzags oportunistas y las vacilaciones de la dirección del movimiento guerrillero, que casi siempre habrá tratado de acomodarse en materias fundamentales a la burguesía nacional y el imperialismo, abrirán oportunidades para agitar y propagandizar en el seno del campesinado pobre y los trabajadores agrícolas. Esto significará un cambio en la iniciativa revolucionaria, del campesinado guiado por una dirección tímida al proletariado y sus aliados en el campo y plantaciones. El triunfo pasará entonces del partido de la desesperanza revolucionaria a la clase del internacionalismo proletario.
4) El derrocamiento de la burguesía por el proletariado urbano antes de la posible victoria del ejército guerrillero. (No es esta una variante probable dada la fragmentación de la lucha de clases causada por las luchas de guerrillas.) De hacerse esta variante realidad, toda la lucha contra el imperialismo y sus lacayos será polarizada definitiva y resolutamente por el proletariado. Una intensa campaña de agitación en el campo se haría en estos instantes necesidad suma. De no hacer esto, corre el peligro ya conocido por el proletariado internacional: el holocausto de una comuna como la de Paris en 1871, Santo Domingo en 1965, etc. Tal campana de agitación se vería asistida por el creciente reformismo —agudizado por la victoria proletaria— de la dirección guerrillera. Si el proletariado y su partido se muestran valerosos y decididos, gran parte del campesinado pasará a su lado. De pasar así en Sur Vietnam, el lmper1alismo yanqui sufriría una derrota total en todos los frentes.
Huelga recalcar la importancia fundamental de una dirección trotskista de la clase obrera. Sólo el joven proletariado latinoamericano puede luchar por el socialismo en America Latina. Sólo sus auténticos partidos, arraigados en los principios del Programa de Transición y su aplicación contemporánea, serán capaces de tumbar a las burguesías latinoamericanas y la dominación del imperialismo decrepito. Finalmente, solo el proletariado latinoamericano puede iniciar y dirigir la colosal construcción de LA UNIÓN DE REPÚBLICAS SOVIÉTICAS DE AMERICA LATINA, eslabón necesario para juntar nuestros destinos al de todos los proletariados revolucionarios del mundo. ¡Adelante obreros latinoamericanos, ni un paso atrás, contra el reformismo, por la victoria del marxismo!