Día Internacional de la Mujer — Fiesta proletaria
[Este artículo apareció originalmente en la edición por el Día Internacional de la Mujer de Woman and Revolution (No. 8, primavera de 1975), revista de la Comisión para el Trabajo entre las Mujeres del Comité Central de la Spartacist League/EE.UU. Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 16.]
Las feministas burguesas pueden celebrarlo, pero el 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- es una fiesta obrera. Se origina en 1908, en el Lower East Side de Manhattan, Nueva York, en una marcha de obreras textiles bajo las consignas: “por la jornada de ocho horas”, “alto al trabajo infantil”, e “igualdad de voto para la mujer” y fue oficialmente adoptado por la Segunda Internacional en 1911.
El Día Internacional de la Mujer fue celebrado por primera vez en Rusia en 1913, cuando fue ampliamente promovido desde las páginas del periódico bolchevique Pravda y mediante discursos en numerosos círculos y sociedades controlados por organizaciones bolcheviques, que presentaban el análisis marxista de la opresión de la mujer y el programa para su emancipación.
Al año siguiente, los Bolcheviques no sólo promovieron el Día Internacional de la Mujer en las páginas de Pravda (publicada en ese entonces bajo el nombre Put Pravdy), sino que prepararon la publicación de una revista especial sobre las cuestiones de la liberación de la mujer en Rusia y el mundo. Se llamaba Rabotnitsa (Obrera) y su primer número estaba programado para el Día Internacional de la Mujer, 1914. (“How the Bolsheviks Organized Working Women: History of the Journal Rabotnitsa”, Women and Revolution No. 4, otoño de 1973).
Los preparativos para la celebración fueron llevados a cabo en condiciones peligrosísimas. Poco antes del esperado día, todo el consejo de redacción de Rabotnitsa – con una excepción – así como otros Bolcheviques que habían agitado por el Día Internacional de la Mujer en las fábricas de San Petersburgo, fueron arrestados por la policía zarista. Sin embargo, a pesar de los arrestos, los Bolcheviques continuaron los preparativos. Anna Elizarova -hermana de Lenin y la única miembro del consejo editorial que evitó ser arrestada- publicó, por sí sola, el primer número de Rabotnitsa el 8 de marzo (o, de acuerdo al antiguo calendario ruso, el 23 de febrero) como estaba programado, Clara Zetkin, dirigente del Partido Social Demócrata Alemán y del movimiento internacional de obreras, escribió:
“Saludos por su valerosa decisión de organizar la celebración del Día de la Mujer, felicitaciones por no perder el ánimo y no querer quedarse sentadas con los brazos cruzados. Estamos con Uds. en corazón y en espíritu. Ustedes y vuestro movimiento será recordado en numerosas reuniones organizadas por el Día de la Mujer en Alemania, Austria, Hungría y America.”
—Citado en A. Artiukhina, “Proidennyi Put”, Zhenshchina v revoliutsii
Pero la celebración más importante en la historia del Día Internacional de la Mujer ocurrió en Petrogrado, el 8 de marzo de 1917, cuando obreras textiles de esa ciudad iniciaron una huelga de más de 90.000 obreros. Esta huelga marcó el fin de los 300 años de vida de la dinastía Romanov y el comienzo de la Revolución Rusa. Una semana más tarde, un editorial en Pravda comentaba:
“El primer día de la revolución – ese es el Día de la Mujer, el día de la Internacional de las Obreras. ¡Viva la Internacional! Las mujeres fueron las primeras en marchar por las calles de Petrogrado en su día.”
Con la degeneración en la situación de la mujer soviética bajo Stalin y sus sucesores, como parte de la degeneración de todo el estado obrero soviético, el Día Internacional de la Mujer fue transformado. De día de solidaridad proletaria internacional: se convirtió en una celebración ritual de glorificación del papel tradicional de la mujer en la familia, similar al Día de la Madre.
Pero el Día Internacional de la Mujer no es ni una celebración de la maternidad ni de la hermandad feminista burguesa: omitir este hecho es desconocer las características más importantes de su historia y su objetivo, que fue el fortalecer las filas del proletariado revolucionario. A diferencia de los Mencheviques de principios de siglo que buscaban conciliar a las feministas de su día limitando la celebración del Día Internacional de la Mujer sólo a las mujeres, los Bolcheviques insistían que fuera una fiesta para la mujer y el hombre trabajador juntos, en lucha. Como escribió Nadezhda Krupskaya en el artículo de portada del primer número de Rabotnitsa:
“Lo que une a la obrera y al obrero es más fuerte que lo que los divide. Los une su falta de derechos, sus necesidades comunes, su situación común, que es en lucha, y su meta común… La solidaridad entre obreros y obreras, la actividad conjunta, una meta conjunta, un camino conjunto hacia esa meta – tal es la solución de la cuestión ‘de la mujer’ para los obreros.”
Hoy el programa bolchevique para la emancipación total de la mujer lo levanta y defiende la Spartacist League. Publicamos con orgullo la verdadera historia del Día Internacional de la Mujer, parte de nuestro legado histórico revolucionario y lo celebraremos presentando en charlas públicas en todo el país, el análisis marxista de la opresión de la mujer y el programa y estrategia para aplastarla.
Conforme profundizamos nuestra influencia en la clase obrera, esperamos celebrar un Día Internacional de la Mujer en el futuro no sólo mediante la difusión de propaganda sino también iniciando todo el espectro de actividades tradicionalmente asociadas con esta fiesta proletaria: huelgas generales, insurrecciones, ¡revoluciones!
¡Por una sección femenina de una Cuarta Internacional renacida!
¡Por la liberación de la mujer mediante la revolución proletaria internacional!
“Bajo el liderazgo de la Tercera internacional, el día de la obrera será un verdadero día de lucha; tomará la forma de medidas prácticas que, o consolidan las conquistas del comunismo… o preparan el camino a la dictadura de la clase obrera.”
—Alexandra Kollontai