Conmemoración para James P. Cannon

[James P. Cannon murió el 21 de agosto de 1974. Una semana más tarde –coincidiendo con una conferencia nacional de la entonces revolucionaria Spartacist League/EE.UU. – fue realizada una reunión de conmemoración en honor de Cannon. Al tiempo de su muerte, Cannon era el presidente nacional emérito del Socialist Workers Party (SWP), aunque el partido había abandonado el programa trotskista más de diez años antes. La tendencia espartaquista nació de la lucha contra la degeneración del SWP rumbo al revisionismo pablista y fue expulsada del SWP en 1963 por oponerse a sus adaptaciones oportunistas. James Robertson, entonces miembro del Comité Central de la SL, dio el siguiente discurso durante la reunión. Aunque el discurso da una evaluación crítica del movimiento trotskista estadounidense bajo la dirección de Cannon, también es personal y anecdótico, contando varias historias compuestas a partir de testimonios de otras personas. Esta versión en español fue impresa en Spartacist No 27, noviembre de 1996.]

27 de agosto de 1974

Hemos tenido una reacción agridulce con respecto a Jim Cannon durante mucho tiempo, así que cuando murió tuvimos un falso, aunque genuino, sentimiento de pérdida. La pérdida ocurrió hace mucho tiempo, pero todavía estaba incorporada en el cuerpo vivo del hombre que ha dejado de existir. No tengo ninguna tesis que proponer esta noche pero voy a argumentar que él nos pertenece a nosotros y no al SWP y es obvio que él sabía mucho tiempo antes de su muerte, no que nos perteneciera a nosotros sino que él no le pertenecía al SWP.

Lo que les quiero presentar esta noche es lo que los historiadores llaman historia oral. Estas cosas me las contaron camaradas dirigentes del Socialist Workers Party [Partido de los Trabajadores Socialistas] y del Workers Party [Partido de los Trabajadores, dirigido por Max Shachtman] (WP), quienes habían tenido oportunidad de conocer en forma directa estas observaciones, anécdotas y caracterizaciones varias. Hay una inevitable pérdida debido a la ausencia de documentación, pero creo que es la verdad y creo que es la verdad no sólo en términos generales sino en forma precisa.

Siempre hay un problema generacional en cuanto a la forma en que comprenden las cosas. Yo fui educado en el WP (a la edad de muchos de ustedes) con la idea de que Jim Cannon era el camarillista por excelencia, el tigre más malvado de la selva burocrática (y la frase “selva burocrática” es una frase característica del movimiento shachtmanista). Luego me afilié al SWP y descubrí que era inconcebible desde cualquier punto de vista que Cannon pudiera haber sido un camarillista. Era un hombre duro y solitario, y me pregunté por qué.

Una anécdota: Bill Farrell, quien era el organizador [del SWP] en San Francisco durante la lucha contra Shachtman, tuvo la ocasión como marinero de llevar a cabo una importante misión de mensajero. Viajó miles de millas en un período muy difícil, entró en la oficina del camarada Cannon y le dijo: Aquí está el envío. Cannon le respondió: Muy bien, gracias. Hasta luego. Nada de ceremonia, ni un vaso de whisky, nada de nada. Cannon era un hombre reservado.

Art Sharon, quien fue el primer miembro del SWP en el Secretariado Unificado, un tipo con mucha antigüedad, siempre solía decir: “James Pérfido Cannon”, ¡y Sharon era un cannonista duro! Era un veterano contramaestre que se había convertido en jefe de construcción.

Y me pregunté por qué. Ustedes encontrarán una pista en algunos de los escritos de Cannon. La fracción de Cannon en el Partido Comunista (PC) no era la fracción Cannon, no era la fracción Cannon-Shachtman, era la fracción Cannon-Dunne. Dunne (William Dunne, Bill Dunne) tenía un poco menos de estatura política que Cannon, pero era un líder independiente fuerte, una figura del PC estadounidense de los años 20. Colaboraban muy de cerca, Cannon era el líder político, Dunne el sindicalista. Estaban muy identificados personalmente. Bill y Margaret Dunne y Jim y Rose Cannon compartían un departamento en Nueva York (me parece que hoy los llaman “comunas” aunque creo que la razón era la misma: un alquiler barato). Eran muy amigos. También había varios otros muchachos Dunne, como cinco de ellos. Pero Bill Dunne tuvo la mala suerte de estar en una misión para la Comintern en la Mongolia Exterior cuando ocurrió la escisión trotskista en los Estados Unidos. Así que se quedó en el PC. Ese fue el último amigo íntimo de Cannon hasta donde yo sé. No tuvo ningún otro amigo después; en cuestiones de tipo personal se volvió totalmente dedicado a su familia.

Cannon ya había pasado por muchas luchas políticas. Espero que todos ustedes ya sepan que había sido un fervoroso joven Wobbly  –admiraba a Vincent St. John– en la mejor sección anarcosindicalista revolucionaria del IWW [Obreros Industriales del Mundo]. Luego pasó por todas las luchas fraccionales en el PC sin ser destruido. Simplemente creo que no trabó amistad con nadie después de eso. Creo que probablemente pensó que las amistades políticas eran poco duraderas y se concentró en su familia.

¡La idea de que este tipo fuera un camarillista es absurda! De hecho, entre los cuadros fundadores del trotskismo norteamericano era Martin Abern quien aportaba la dimensión humana. Martin Abern no era un camarillista en el sentido que conocemos la palabra “camarillista”. Sucedía que era un ser humano muy afectuoso y comprensivo, un organizador efectivo, y le repelía profundamente el frío y reservado Cannon. ¿Quieren algo de testimonio? La serie Education for Socialists del SWP publicó [el folleto] “La camarilla Abern” en el cual Joseph Hansen, un joven abernista, describe cómo fue convencido por este James P. Cannon frío, reservado, impersonal sobre la base de los puntos en disputa. Creo que Cannon, debido a su dolor personal, se fue al otro extremo y de verdad no era dado a entender el aspecto personal de la política, las necesidades personales de los camaradas. Entonces esas necesidades, que todos tenemos, tendían a ser el monopolio del grupo Abern-Shachtman. La efusión y la afabilidad del grupo Abern-Shachtman no eran artificiales, sino que realmente atendían una parte de las necesidades de la militancia. Esto por su parte ayudó a sentar las bases para una cierta situación de poder dual dentro del movimiento trotskista estadounidense durante diez años.

¿Por qué entonces hablamos de Cannon? El camarada Cannon durante un número de décadas en la flor de su vida aparentemente tenía “solamente” una capacidad, que ha sido objeto de las referencias despectivas hechas por Shachtman en un artículo fundamental -sobre el que hablaré más tarde- y de manera extravagante por todo tipo de ratones como Tim Wohlforth y cualquier especie de sabihondos (Wohlforth se considera, modestia aparte, el primer marxista estadounidense). Todo lo que el camarada Cannon podía ser -y no era una capacidad personal sino que había evolucionado como producto de su tiempo y sus batallas- ¡era ser el exitoso estratega y líder de una revolución proletaria en los Estados Unidos! Eso es lo que él era. Esa era su fuerza y esa es la razón por la cual lo conmemoramos hoy.

No sé mucho de su historia temprana. Déjenme decirles unas palabras sobre su esposa. Rose Karsner era una persona muy fuerte y aparentemente corresponde al estereotipo de la historia oculta de la mujer. Van a encontrar muy poca constancia documental de su historia. Era una mujer de mucho carácter y jugó un papel importante: obviamente siempre hubo una relación de colaboración política significativa entre Rose Karsner y Jim Cannon. Era evidente que existía.

Cerca del final vi esto personalmente. Fue la última vez que vi a Cannon, y Rose acababa de regresar de escuchar a esa mujer antipática que escribió algo sobre cómo Shakespeare era un marxista: Annette Rubenstein. Rubenstein estaba de gira y a Rose le tocó la tarea de ir. Regresó cuando yo estaba sentado allí conversando con el viejo Jim. Entró, una mujer pequeña, viva, algo así como un gorrión, y dijo: “¡Basura! ¡Repugnante! ¡Estalinista!” Simplemente protestó vehementemente ante el viejo.

No se juntaron cuando eran jóvenes. Rose Karsner había sido la esposa de David Karsner, quien había sido uno de los primeros biógrafos de Debs. Tenían por lo menos un hijo. Vino a trabajar en la International Labor Defense [ILD, Defensa Obrera Internacional] que Cannon dirigía, y se convirtió rápidamente en vicedirectora. Lo que sí sé es que cuando Cannon viajaba fuera de la ciudad ella daba parte al Comité Político en representación de la ILD.

Sobre los muchachos de Cannon. Uno de ellos murió de forma muy miserable y trágica. Este es un pedazo de la historia partidaria que va a sonar muy extraña en comparación con el SWP de hoy, como un acto de aventurerismo estúpido. Aquellos que dicen que durante el período de la Segunda Guerra Mundial el SWP no estaba tratando de ser internacionalista deben tomar esto en cuenta. El SWP sabía que la revolución política en Rusia era muy importante.

Teníamos muchos marineros en el partido en esos días, algunos participaron en la corrida de Murmansk. El camarada Bill es suficientemente viejo para saber lo que eso significaba: convoyes completos eran dispersados y uno no duraba más de 30 segundos en el agua. Consulten el libro Maritime de Frederick J. Lang (Frank Lovell) y verán cuántos camaradas marineros se perdieron en la guerra. Uno de ellos fue el chico de Cannon [su yerno Edward Parker].

Conocí a un camarada del partido [Barney Cohen] en el comité local de Boston (él estaba en la marina de los EE.UU.). Los convoyes para Murmansk eran montados en la Costa Este, el punto de reunión era Boston. Luego hacían el gran salto, alrededor del Cabo del Norte (donde morían) y luego a Murmansk en el norte de Rusia. Finalmente el comité local [del SWP] se insurreccionó cuando el convoy se estaba alistando, fueron allí y sacaron a todos los militantes del partido de ese convoy (que por supuesto fue destrozado). Esa insurrección le enseñó a la dirección partidaria algo: que ésta era una cuestión mecánica que estaba acabando con los militantes del partido.

Quiero hablar sobre un par de mitos o rumores sobre Cannon. Dicen que tomaba…. (Oí mucho sobre esto en la organización shachtmanista, se los aseguro.) Bueno, ciertamente tomaba, pero no era un alcohólico, era un borracho. De vez en cuando se ponía una gran borrachera. Rose solía seguirle la pista por todo el país, se preocupaba mucho cuando él estaba de viaje. El prometía y ella trataba de vigilarlo. Ella ejercía mucho control y trataba de suprimir las borracheras. No sé sobre las previas, pero una de las últimas que tuvo (y dejó de tomar mucho antes de morir) creo que fue en 1955. Llegó a San Francisco en una de las últimas giras que hizo, lo habían colocado en un hotel pero el viejo se les escapó y se puso una borrachera. Lo encontraron y la organizadora (una mujer muy simpática, Francis James, una weissista) estaba muy furiosa. Comenzaron a atiborrarlo de café, denunciándolo, amenazándolo con llamar a Nueva York y acusarlo ante el Comité Nacional. ¿Cómo podía él hacer algo así? En fin, hasta que lograron que llegara a un cierto grado de sobriedad (o así creyeron) y lo trajeron a la reunión. El SWP tenía pocas afectaciones en ese entonces, así que pusieron a Nora Roberts y a un par de otras niñas corriendo por la sala recaudando dinero de los asistentes. Cannon dio lo que aparentemente fue un discurso magnífico, y los cestos de dinero comenzaron a ser pasados al frente de la sala cuando él comenzó a tomar el dinero ¡y a botar los billetes por todo el estrado!

Rose se enteró por supuesto y creo que fue la última vez que se escapó durante una gira. En serio. Y ahora ven lo que quería decir sobre las anécdotas. Esta historia es atestiguada por cuatro o cinco camaradas que estuvieron presentes en ese incidente, pero todavía no es sino historia oral. Realmente ocurrió (por eso me estoy dando el trabajo de contársela a ustedes) pero no creo que uno pueda poner esto en una nota necrológica. Supongo que Cannon estaba bajo gran presión y esa era una válvula de escape.

Dicho sea de paso, Rose era una feminista socialista combativa al estilo de los años 1910 y 1920. “Feminista” quería decir algo distinto entonces, entre otras cosas que el matrimonio era una abominación: era arrodillarse y ponerse cadenas ante un hombre y ante el estado. Así que Rose nunca aceptó casarse, y ella y Cannon no se casaron sino hasta que eran muy viejos, cuando les dijeron que para recibir Seguridad Social [pensión de jubilación] cuando se retiraran tenían que casarse. Tenían más de 60 años de edad cuando llevaron a cabo la ceremonia legal, y luego para su disgusto total, se enteraron que en lugar de ese acto detestable ¡una declaración jurada hubiera sido suficiente! Pero lamentablemente tengo que informarles que murieron como marido y mujer.

La principal fuente -prácticamente la única fuente que yo conozco- de todo el material contra Cannon es un artículo que Max Shachtman escribió en el número de enero-febrero de 1954 de la New International (“25 años de trotskismo estadounidense”, primera parte de una valoración en dos partes). A fin de preparar a Cannon cómo la víctima para su ataque, Shachtman tuvo que reconocer de antemano que Cannon fue el mejor político comunista jamás producido en este país. Habiendo explicado así la importancia de su blanco, Max emprendió entonces la destrucción del blanco. ¡Y todo lo que Wohlforth y otros han escrito contra Cannon lo han sacado directamente de este artículo! Nadie quiere admitirlo, porque el autor y las circunstancias no son muy loables.

Shachtman sólo escribió la primera parte, desarrollando la historia hasta el año 1940, y esperamos mucho tiempo pero nunca pudo escribir la segunda parte. La razón fue que ya era demasiado tarde y él se estaba preparando para liquidar la Independent Socialist League, reconociendo que no había una base sistemática y principista para un centrismo que se ubicaba entre el marxismo revolucionario de Trotsky y la socialdemocracia. Él había llegado a esa conclusión, por eso simplemente no podía escribir una historia que fuera más allá de 1940. No obstante, trató de hacerle una mala jugada a Cannon; y en realidad lo hizo muy bien, todo el mundo la ha copiado.

Pero aquí hay un problema y quiero discutirlo un poco. Casi todo en el mundo es contradictorio y equívoco. No está escrito en blanco y negro sino en matices de gris que al mismo tiempo tienen un carácter tajante en lo cualitativo. Y esa combinación -que todo existe en matices de gris y, al mismo tiempo, detrás de los matices, se encuentra la verdad y la falsedad fundamental- es una de las cosas más difíciles en la interpretación histórica. Es necesario entender esto para poder encontrar la respuesta a qué es lo que hoy debe hacerse.

Es una pena que no sean accesibles muchos más materiales históricos sobre los mencheviques rusos, para que los camaradas puedan percibir cuán plausibles, cuán frecuentemente correctos, cuán sensatos eran los mencheviques (en muchas ocasiones) en comparación con los bolcheviques. Lo que hemos recibido en cambio es una versión de “la verdad revelada” como en la biblia: Lenin dijo esto y lo otro, Mártov dijo esto y aquello; obviamente Lenin estaba en lo correcto y Mártov equivocado. Esa es la verdad fundamental, pero si ustedes hubieran estado allí entonces, camaradas, no hubiera sido tan obvio, y en ciertos detalles ¡Mártov habría tenido razón! Y Trotsky, quien entonces era un menchevique, hubiera tenido razón sobre ciertas cuestiones políticas clave. Ese es el problema de la interpretación histórica, no es un acto religioso: encontrar una pureza esencial que, en tanto esencial, debe entonces ser total. Si los camaradas sólo aprenden una cosa de su lectura y estudio deben aprender eso. Porque cuando estallen luchas fraccionales alrededor de nosotros, va a haber tanta verdad en ambos lados que si uno recurre a aspectos secundarios como determinantes para la acción, o si uno recurre al filisteísmo extremo: “Bueno, hay verdad en ambos lados y cuando el río suena agua lleva”, entonces más les vale darse por vencidos y comenzar a tratar de vender autos usados.

Así que hay un problema con fenómenos contradictorios, ambiguos, y Cannon era contradictorio. Cannon tuvo una falla perdurable. Se convirtió en la principal autoridad individual responsable por el movimiento trotskista mundial en agosto de 1940 y básicamente no hizo nada al respecto (aunque el SWP era internacionalista y dispuesto a empeñar esfuerzos y vidas). Creo que la razón fue muy simple: Cannon sintió que no era lo suficientemente capaz para ser un líder internacional del movimiento marxista; y tenía razón.

Acababa de regresar de Francia. Hemos conseguido un boletín interno del SWP muy difícil de obtener que contiene el informe de Cannon sobre su viaje a Francia en 1939. Es claro que el viaje fue una catástrofe. Cannon no sabía francés, los dirigentes franceses lo ignoraron. Vio que la situación se iba completamente al demonio. Él se sabía al dedillo un cúmulo de experiencia sobre cómo funcionar, pero nadie le prestó atención. Cannon se pasó seis meses en Francia mientras Shachtman, Burnham y Abern llevaban a cabo el trabajo en casa. El viaje fue un fracaso: Cannon descubrió que no podía trabajar internacionalmente. Eso pasó en 1939, luego vino la gran lucha en el 40.

Y de repente se suponía que él era el líder político principal, además en condiciones en las que el mundo, como resultado de la Segunda Guerra Mundial, estaba gravemente fragmentado. Así que rehuyó al puesto, contemporizó durante la guerra. Tan pronto como Michel Pablo, Pierre Frank y Ernest Mandel aparecieron declarando que sabían lo que había que hacer -afirmando que tenían el conocimiento de lenguaje, la sabiduría, la ciencia, la destreza (pobre viejo Jim, no es más que un ex obrero ferroviario del Centro [de los EE.UU.])- Cannon dijo, muy bien, estos tipos harán el trabajo. No tienen experiencia alguna, no saben nada, son arrogantes. (Hay una palabra [en inglés] que a los sociólogos presumidos de las universidades les gusta usar -y cuando tuve que luchar contra los shachtmanistas de derecha aprendí bastante de esta jerga sociológica, de estas palabras confusionistas- la palabra es “hubris” [orgullo desmesurado]. Y entre otras características, buenas y malas, ¡Pablo definitivamente tenía un orgullo desmesurado! )

Así que Cannon dio un paso atrás y nos cargó con el problema. Y nos lo hizo doblemente porque él era mucho mejor que nosotros; y cuando digo “él” no sólo me refiero a Cannon personalmente, sino al grupo de trabajo conjunto que constituía el “régimen de Cannon” (palabra horrible: durante 20 años todo shachtmanista tenía escalofríos de horror ante la imagen del régimen cannonista cruel, antiintelectual, gorilesco).

Bueno, había un régimen cannonista, y funcionaba lo mejor que podía. Pero no aceptaron el desafío internacional que sin embargo era una obligación. En efecto, si sabes que no sabes nada, camina pacientemente, calladamente, de forma perseverante, lucha con la mayor paciencia y atención por conseguir colaboradores internacionales. Tenemos que ir de esa forma, y no replegamos y esperar en el aislamiento nacional a que alguien dé un paso adelante y diga “yo puedo hacerlo” para entonces decirle “muy bien, te daremos nuestra autoridad.” Tenemos que persistir, tenemos que intervenir.

Esa fue la falla perdurable de Cannon. Y nos lo volvió a hacer una segunda vez, en el período 1952-53. El partido se había preparado durante 1945-46, estaba creciendo como nunca, sobrevivió las condenas de la Ley Smith, reclutando un millar de obreros, negros y blancos -los primeros cuadros trotskistas negros- cientos de obreros blancos del acero, obreros del automóvil blancos y negros. Así que dijeron “estupendo”, y Cannon escribió The Coming American Revolution [La revolución estadounidense que se avecina, que contiene las “Tesis sobre la revolución estadounidense” de 1946]. Era una afirmación del poder del proletariado, pero ya tenía defectos, les doy tres para empezar: ¡ignoraba las divisiones raciales; ignoraba la existencia del Partido Comunista; e ignoraba el resto del mundo fuera de los Estados Unidos! Si descontamos solamente esas tres críticas era muy bueno. En verdad. Eso es lo que se llama una posición ambigua. Los militantes apasionados del SWP que han jurado proteger su patrimonio sin importar nada dirán que las tesis son perfectas en su totalidad; si se encuentran con alguno que diga que Cannon nunca hizo nada bien, dirá que son una abominación.

[El trabajo] tenía un punto fuerte: era una afirmación del poder del proletariado en Estados Unidos. Eso se destaca, como un faro. Al mismo tiempo era gravemente defectuoso en lo político, y la reacción que en todo caso iba a levantar fue quizás intensificada por las debilidades del documento. “Cannon nos prometió esto y lo otro, y ahora estamos perdiendo todos nuestros miembros y nos estamos volviendo cínicos; tenemos que encontrar un atajo, y además los estalinistas sí existen”; y allí está el fenómeno del pablismo estadounidense, que no es lo mismo exactamente que el pablismo europeo.

Cannon era un buen luchador fraccional, les recomiendo camaradas que vayan y lean American Communism and Soviet Russia [El comunismo estadounidense y la Rusia soviética] de Theodore Draper o The First Ten Years of American Communism [Los primeros diez años del comunismo estadounidense] de Cannon sobre la fracción que Cannon formó en 1923-24. Tomó a seis mil granjeros finlandeses, a dos fracciones en lucha internecina de la Federación Judía, añadió a sindicalistas hostiles entre sí y a elementos desafectos de entre las otras fracciones; y los puso a todos juntos y lo hizo funcionar. Bueno, hizo lo mismo en 1952-53 y fue un error catastrófico. Los cochranistas atacaron en dos frentes: atacaron al trotskismo en tanto programa político y atacaron la existencia del SWP como organización independiente. En ese entonces teníamos alrededor de cien camaradas jóvenes en el partido, bajo Murry y Myra Weiss, principalmente en Los Angeles. Y todavía tenían energía y agallas. Así que se formó la fracción de Cannon-Weiss con aquellos que querían defender el programa del partido. Vayan y lean lo que Murry escribió en el Militant en el verano de 1953 sobre la insurrección de Alemania Oriental: ¡Viva, el proletariado levanta su puño! ¡Lo necesario ahora es un partido leninista para consumar la revolución política y sentar las bases para la revolución contra el imperialismo capitalista! Muy bueno, muy correcto. También pueden leer lo que los cochranistas decían: Viva, la burocracia rusa se está liberalizando. En el mismo periódico, en ocasiones en páginas opuestas.

Pero los cochranistas también propusieron liquidar la organización partidaria independiente, que significaba atacar los salarios y las pensiones de Farrell Dobbs, Tom Kerry, Hansen y un montón de otros tipos que estaban perfectamente dispuestos a dejar que los pablistas europeos hicieran lo que quisieran, o que defendieran cualquier línea política en este país, con tal que lo hicieran dentro del marco organizativo del SWP. (Y esto no es solamente una cuestión venal de necesitar operaciones que el partido debía de pagar, pensiones y demás. La organización era toda su vida.) Habían perdido el filo político, pero no estaban  preparados a liquidarse organizativamente.

Así que el revisionismo político y el liquidacionismo organizativo de los pablistas estadounidenses provocaron como respuesta una fracción conjunta, que era un bloque dentro del SWP entre Cannon y Dobbs. El arreglo pactado consistió en deshacerse de los cochranistas y restaurar la paz previa dentro del partido. Eso fue equivocado. Cannon dijo al final de la lucha que había temido el tener que empezar otra vez con cien chicos. Cómo desearía que él hubiera empezado de nueva cuenta sólo con la fracción Cannon-Weiss, nos habría realizado nuestro trabajo. (Los weissistas por supuesto fueron destruidos en el curso de las guerras de camarillas subsiguientes.) Así que esa es la segunda cosa que Cannon nos hizo.

¡Le tomó a Dobbs 25 años deshacerse de Cannon! No fue sino hasta 1965 que finalmente sacaron al viejo del Comité Nacional, lo “ascendieron” a emérito (consultivo). Luego, con gran satisfacción Dobbs llamó a Carl Feingold a su oficina -Carl Feingold, que actualmente está en los International Socialists, había sido el representante personal y espía del viejo Jim en el centro- y le dijo: Carl, eres miembro del Comité Nacional y del Comité Político, fuera de aquí, no te quiero volver a ver; porque Cannon estaba fuera del Comité.

Pero para entonces Dobbs era ya un viejo debilucho, había envejecido más rápidamente que Jim. Yo viajé un poco con Dobbs en 1960 y él tenía un semblante gris; estaba cansado, agotado, ya no tenía aguante. Pero eso es entrar en la historia tardía del SWP y cómo vinieron a parar con Barnes (habiendo probado con algunos de los dirigentes partidarios más irresolutos que yo conocía a mediados de los años 60). Así que Dobbs nunca se vio satisfecho, nunca llegó a ser realmente el líder del partido. Durante 25 años lo mantuvieron en reserva, Cannon iba repetidamente a Los Angeles diciendo: esta vez sí, me rindo, entiendo, hombres más jóvenes deben tomar control; y luego algo pasaría y Cannon tomaba el teléfono otra vez. Así que creo que Dobbs no tuvo una vida muy feliz.

Dobbs nunca fue un líder político. Dicho sea de paso, eso presenta un punto interesante sobre el tipo de líder que era Cannon: fue un líder político, no un sindicalista. Si uno lee el material de Shachtman, uno creería que era un sindicalista, no lo era. Él era el líder político comunista en el que confiaban y en el cual ponían sus esperanza los sindicalistas del partido; mientras que estos últimos aspiraban ser comunistas ellos mismos. Este era el factor central del vínculo que lo unía a los hermanos Dunne y al resto de la banda de Minneapolis, a Tom Kerry y los que estaban sumergidos dentro del sindicato de marineros del Pacífico en la Costa Oeste, y a Bert Cochran y el grupo que trabajaba en la UAW (sindicato del automóvil). Estos eran los sindicalistas, y confiaban en él; ponían sus esperanzas en Cannon porque pensaban que estaba tratando de construir un partido obrero. (No confiaban demasiado en Max, bromeaba mucho.)

En relación con esto, una de las cosas particularmente malévolas que Shachtman le hizo a Cannon en ese artículo fue sugerir que parte de ser sindicalista, como lo sabe todo el mundo, es ser estúpido, un matón, que habla poco y mal. Sugerir que Cannon “sólo” era un sindicalista era una forma de decir que Cannon no podía pensar ni escribir; encontrarán una sección larga sobre cómo Cannon nunca escribió nada. Pero Cannon era un buen periodista. Reunieron una colección de sus mejores escritos que ustedes deben leer, se llama Notebook of an Agitator [Apuntes de un agitador], y si quieren ver el tipo de material que Workers Vanguard debería estar tratando de conseguir, es precisamente ese. Es muy claro. Escribir, simple y correctamente camaradas, es la cosa más difícil del mundo, porque escribir correctamente tiende a involucrar oraciones complejas con palabras complejas. Cannon también fue en su material polémico un escritor político extremadamente preciso y eficaz; de gran impacto. Trató de conservar en sus escritos un cierto estilo popular.

Pero si tuviera que describir a Cannon de alguna forma, [diría que] fue en su vida, hasta que se convirtió en un hombre bastante viejo, un leninista. El leninismo era algo de gran valor para él. Para nosotros es “doctrina recibida” y eso es lo que estaba atacando un poco: la doctrina recibida tiene una debilidad, que no es sino doctrina recibida. Pero el camarada Cannon había luchado con todos los problemas para los que el leninismo tenía la respuesta. En su juventud fue un anarcosindicalista y había tenido que luchar con las cuestiones de minimalismo-maximalismo, posibilismo-imposibilismo, parlamentarismo-antiparlamentarismo, todas estas cuestiones. Para él, [el libro] La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo fue una revelación, porque demostró cómo uno podía al mismo tiempo estar en lo correcto y ser inteligente. El leninismo era el puente sobre esa brecha.

Cuando Cannon adoptó el leninismo, este era una cosa nuevecita: proveniente de la alquimia particular de los desarrollos combinados de la Rusia zarista apareció esta doctrina que daba las respuestas a los callejones sin salida del movimiento obrero del Occidente. Fue este el significado contemporáneo del leninismo para esa generación. Cannon había sido un anarcosindicalista y no un parlamentario. Creo que fue Trotsky quien dijo que cuando fundamos el movimiento comunista lo mejor que conseguimos vino de los anarcosindicalistas, porque había una alternativa, ¿saben?: los socialdemócratas prefieren ser inteligentes a estar en lo correcto, y los anarcosindicalistas preferían estar en lo correcto a ser inteligentes. Hay una cuestión de impulso básico aquí, y la Internacional Comunista obtuvo más rendimiento de los que vinieron del movimiento anarcosindicalista que de la socialdemocracia.

Si Cannon era un tipo frío y reservado, también era obviamente un tipo fundamentalmente sentimental. ¿Han leído lo que Cannon escribió sobre Martin Abern? Cannon dijo: Martin Abern ha gastado diez años luchando contra el régimen Cannon. Pero también habían pasado mucho tiempo juntos en los años 20. En 1949 Martin Abern murió y Cannon apareció borracho y llorando en su funeral. Cannon vino porque lo había conocido por muchas décadas. Martin Abern no era un hombre malo, y no era un camarillista calculador. Verdaderamente que no lo veo así, y ustedes tampoco lo verán si leen el material. Creo que tendía a poner sus relaciones personales por encima de las políticas y a ser profundamente dedicado a las relaciones personales. Por supuesto eso constituye el tipo más terrible, desesperado y eficaz de camarillista: ya lo saben, el tipo que realmente cree en eso, el que no es un cínico maniobrero sino que realmente subordina las consideraciones políticas a las personales.

Ahora bien, si hay algo que haya representado una adquisición histórica para la Spartacist League, lo fue la obtención de los boletines de los primeros cinco años de la Communist League of America [Liga Comunista de Estados Unidos]. Durante mucho tiempo me había sido muy claro que nunca podría terminar la historia del trotskismo estadounidense sin investigar la lucha entre Cannon y Shachtman de principios de los años 30, la primera gran lucha dura. Hasta los documentos que hoy son accesibles a todos ustedes, a saber las cartas de Trotsky que aparecen en la serie de Obras Completas que están publicando, eran completamente desconocidas cuando yo era un camarada joven. Ahora tenemos los boletines.

Si ustedes leen esos materiales [verán que], de una manera rudimentaria, sin una clara base programática, fue una prefiguración, una anticipación de la lucha de 1940. Lucharon con todo y Trotsky dijo: ¡Alto! Se están matando, no es claro lo que está pasando. Y entonces lo que ocurrió fue que Shachtman se pasó al otro lado. Solamente Shachtman. La fracción shachtmanista se quedó en la oposición: Glotzer (Gates), Abern, la juventud; y hubo una situación de poder dual, pero en tanto el régimen Shachtman-Cannon se preservó, Shachtman pudo neutralizar a sus ex partidarios. Y también se llegó a otro arreglo: El más duro de los cannonistas era Hugo Oehler: él no estuvo de acuerdo con el arreglo y se salió. Así que el partido se mantuvo bajo condiciones que no me imagino cómo pudo aguantar Cannon, la tensión de siempre estar en carrera contra el tiempo, siempre regateando, siempre negociando. Finalmente en 1939, bajo la presión de la guerra y el anticomunismo, las cuestiones programáticas fundamentales tomaron control de las fracciones  estalló. Fue pasmoso descubrir que el movimiento trotskista estadounidense en los años 30 -en cierto sentido en los niveles más altos- nunca había existido realmente. Siempre fue una tregua insegura.

Por eso es que uno debe ir y leer los documentos. No de forma inconsciente sino con el fin de responder a las preguntas que consideraciones históricas más comprensivas deberían de presentar.

Uno también tiende a evocar recuerdos personales. Cannon fue el mejor comunista que ha producido Estados Unidos, y ha muerto. Tuve cuatro contactos con él. Una vez me envió una carta. Fue la única carta que jamás enviara a un miembro de la YSA.

Dicho sea de paso, una observación, nuestra fracción en el SWP no éramos resentidos, nos caían bien los dirigentes del partido. Tom Kerry, Farrell Dobbs, Joe Hansen, Jim Cannon, George Weissman, el resto del grupo; había muchas cosas malas, lo teníamos muy claro, pero también había muchas cosas buenas en lo que a ellos respecta. Nuestra fracción trabajaba en el SWP. Hicimos una decisión política y sabíamos lo que significaba. Wohlforth fracasó en el SWP, es importante que sepan eso. No le guardaban simpatía ni confianza.

Así que recibí esta carta de Cannon, era una carta amable. Pedía que le diera su saludo personal a un profesor en la Universidad Brown, un historiador de la American Federation of Labor quien, según me dijo, había hecho algo mucho más importante en su juventud: -Era un buen Wobbly y trabajamos juntos y me pregunto si le dirías, si le darías mis saludos personales-. Me pareció un encargo muy agradable.

Conocí bastante bien a Cannon en 1958, me parece. El SWP me estaba tratando con todos los honores. Era muy agradable ser tratado con todos los honores. Así que en el verano hubo una reunión de varios días en la Costa Oeste y “por casualidad” compartimos alojamiento con Jim y Rose Cannon. Así que tuve una oportunidad de hablar largamente con el viejo; y fue muy bueno. El creía que se estaba quedando ciego para entonces, tenía cataratas y estaba por tener una operación que podía fallar. Así que estaba leyendo furiosamente, desesperadamente, sentado allí con su pipa y té cargado (porque en ese entonces no estaba tomando alcohol), creyendo que esa podía ser la última vez en su vida. ¿Qué libro? La revolución traicionada. Estaba tratando de memorizarlo, el libro completo. Me gustó, creo que yo no le simpaticé mucho, pensó que era un estudiante inteligente sabelotodo. Pero él me gustó.

Y luego, apenas finalizada una convención de la YSA en Detroit durante el Año Nuevo, regresamos manejando y fuimos al desierto a ver a Cannon y darle un informe personal. Él ya había recibido el informe “real” de esa pequeña rata, Feingold, quien también había estado en la convención. Vimos a Cannon en el desierto y eso fue muy útil, porque en el WP/lSL siempre habíamos oído el mito: los hijastros de Cannon son muy ricos y Cannon vive en el desierto de California del Sur en un palacio de mármol. Pero él vivía en un cuarto pequeñito de motel. Y la razón por la que vivía en el desierto era que su esposa tenía un caso de tuberculosis en remisión y tenía que vivir en un clima caluroso y muy seco. Allí estaban, encerrados en el invierno, bajo estas condiciones extremadamente pobres y apretadas. Así que si alguna vez se encuentran con el mito del palacio de mármol de Cannon: yo estuve allí; nosotros vivimos mejor ahora.

Y la última vez que lo vi, estábamos en oposición y fue una especie de reunión formal. Yo estaba de paso por Los Angeles en gira para la organización juvenil. Al mismo tiempo yo sabía que me habían degollado, Cannon sabía que me habían degollado, solamente Wohlforth no sabía que él había sido degollado. Así que fui y tuve la reunión formal con el camarada Cannon. Acordamos mutuamente, sin decir una palabra, no tratar sobre las cuestiones políticas vigentes. Me senté y pasé tres o cuatro horas con él, conversando. (Fue entonces cuando Rose apareció en medio, regresando de ver a la terrible Annette Rubenstein.) De modo que esos son mis recuerdos del camarada Cannon, por si son de interés para alguien; no tienen nada que ver con la política y el curso principal de su carrera porque solamente lo conocí al final.

Dije que me parecía que no le agradaba mucho el SWP y la razón es esta: en 1965 tuve una conversación con la dirección del SWP en Seattle -los fraseristas- que acababan de ser echados o habían renunciado, y mencionaron que Cannon se había escapado del control en la reunión veraniega de la Costa Oeste y ante doscientas personas había denunciado el nacionalismo negro defendiendo la unidad de clase. Ahora bien, lo hizo desde la derecha; no fue muy bueno. En ese entonces algunos miembros del SWP estaban jugando con algo llamado la “Revolución Triple” (parece tan cómico hoy día): la pobreza ha sido abolida, la guerra ha sido abolida, el racismo ha sido abolido por la nueva tecnología; ahora que ha ocurrido esta revolución triple, ¿qué vamos a hacer a continuación? ¿No les suena absurdo hoy? Pero era una idea fantasiosa y a Cannon le atraía.

Pero él también estaba fuertemente opuesto a todo tipo de nacionalismo. Vayan y consulten de su The First Ten Years of American Communism, el artículo titulado “La Revolución Rusa y el movimiento negro estadounidense” y verán que, a sus ojos, sólo había una cosa: una revolución proletaria. De esa manera, la combinación de su quietismo como hombre muy viejo y su instinto fundamental por una solución de clase… él explotó y denunció la línea del partido ante doscientas personas. Jack Barnes, pasando por Seattle, dijo: Bueno, quizás tengamos que tomar una acción disciplinaria contra Jim Cannon, no se le puede permitir este tipo de cosas. Pero para entonces él ya estaba muy viejo, ya no existía la posibilidad de ningún otro tipo de lucha. El SWP era lo único que le quedaba para aferrarse y decidió continuar con él hasta el fin. Al mismo tiempo estaba viejo, débil, y su esposa había muerto, y ella era muy importante para él. Así que probablemente Cannon estuvo contento con morir. No le quedaba mucho, estaba agotado.

Así que eso es todo. Y el problema es que esta historia es una historia humana bastante común, a saber, que pasó de ser un revolucionario a ser un partidario condescendiente, prestándole su autoridad a un partido que se había vuelto contrarrevolucionario (y ese es el significado del SWP). Y eso es algo triste. Sin embargo, en suma nuestra tarea es, no ignorar los últimos diez años, sino prestar bastante atención a los primeros cincuenta también.

Les doy un ejemplo. Georgi Plejánov fue el fundador del marxismo ruso, un propagandista brillante -como teórico no era tan bueno- pero sí un propagandista brillante. Escribió los libros que educaron a la generación de Lenin. Trató varias veces de pasar del menchevismo al bolchevismo, y repetidamente retrocedió. Jugó un papel despreciable durante la Primera Guerra Mundial en defensa del zarismo. Al final murió en 1919 y nunca levantó un dedo contra la Revolución Rusa. Dijo: los obreros rusos han cometido un error terrible, pero es su decisión y no me vaya oponer a ellos en favor de la burguesía. Una figura contradictoria. Pero todo aquél que cree que debemos borrar a Georgi Plejánov, o a Jim Cannon, de la herencia del marxismo sólo tiene una concepción teológica wohlforthista (ni siquiera una verdadera, ¿ven?, hay teología que representa sencillamente una simplificación excesiva fundamental). Es tanto una falsificación como una perspectiva teológica. Y eso es verdaderamente todo lo que tengo que decir. Supongo que se puede resumir en lo siguiente: que cuando la vida finalmente se extinguió en el cuerpo del viejo, me sentí un poquito más huérfano.