Empate mexicano
Empate mexicano
[Extracto de Workers Vanguard No. 131, 29 de octubre de 1976. Traducido en Spartacist No. 11, diciembre de 1982]
Aunque las elecciones presidenciales mexicanas enjulio de este año instalaron, de acuerdo a lo previsto, a José López Portillo, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sempiternos gobernantes del país, ellas tuvieron, sin embargo, algunas características interesantes. Por primera vez en décadas una lista oposicional de izquierda, cuyo candidato (Valentín Campa) es miembro del Partido Comunista Mexicano (PCM), recibió un apoyo significativo.
Más aun, la lista formada por iniciativa estalinista incluía a un partido autoproclamado trotskista y contaba con el apoyo de otros dos, todos ellos asociados con diferentes fracciones del así llamado “Secretariado Unificado de la IV Internacional” (S. U.). La aguda polémica triangular entre estos grupos es de especial interés debido a que México es la principal arena donde los representantes de todas las tendencias internacionales competidoras del S. U. se han enfrentado…
El más antiguo de los autoproclamados grupos trotskistas, sin embargo, el Partido Obrero Revolucionario (POR) posadista, ha concentrado su actividad principal en saludar al “gobierno revolucionario” del ex presidente Luis Echeverría y luego en votar por López Portillo del PRI. Como resultado, el POR no ha logrado nada, mientras que desde 1972 dos grupos afiliados al S. U. han crecido y han conseguido ganar influencia en un sector de los estudiantes radicalizados. Se trata del Grupo Comunista Internacionalista (GCI), y la Liga Socialista (LS) originada de una escisión del GCI en 1972.
El GCI estaba asociado con la Tendencia Mayoritaria Interacional (TMI) del S.U. dirigida por Ernest Mandel, mientras que la Liga Socialista era el afiliado local de la Fracción Leninista-Trotskista (FLT) dirigida por el Socialist Workers Party (SWP) norteamericano. En forma característica, la GCI se orientó hacia la búsqueda permanente de una “nueva vanguardia de masas” de la juventud influenciada por el castrismo, y la LS intentó implantarse en un medio académico más tranquilo.
Sin embargo, el año pasado hubo una revuelta espectacular en la LS en la cual la dirección pro SWP fue tumbada por agentes y partidarios del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) argentino, hasta ese entonces el segundo grupo de la FLT. Luego de la ruptura de la LS a finales de 1975 y principios de 1976, la FLT también se escindió internacionalmente, y los partidarios del PST se aproximaron de nuevo a la mayoría mandelista.
Para echar a los denominados “profesores marxistas” – los dirigentes pro SWP de la LS – el grupo apoyado por el PST formó la Tendencia Militante (TM), capturó la mayoría de la Liga, eligió un nuevo comité central y forzó un nuevo reglamento organizativo. Bajo estas reglas estrafalarias, los miembros fueron reinscritos como candidatos por un período de “prueba” de un mes para mostrar su “activismo”, resultando en una purga política burocrática de estilo estalinista clásico. Luego, en la forma típica del S.U., la dirección depuesta, ahora llamándose la Fracción Bolchevique Leninista (FBL), se declaró “fracción pública” y empezó una lucha en la prensa pública. La TM denunció a los antiguos dirigentes por estar estancados en un propagandismo abstracto, anunciando que iría a las masas…
PST /TM: estalinismo y frentepopulismo
Para la Tendencia Militante, un giro hacia las masas significó la capitulación ante el PCM estalinista, la mayor organización de izquierda en el país. A mediados de 1975, el PCM había celebrado un gran mitin en la Ciudad de México en el cual los dirigentes comunistas llamaron por una “Coalición de Organizaciones de Izquierda”. Casi inmediatamente después de tomar control de la Liga Socialista a fines del año pasado, la nueva dirección partidaria del PST publicó un “programa electoral conjunto PCM-LS” de 17 puntos.
Parecía sorprendente que el PCM hubiera decidido formar un bloque con un partido supuestamente trotskista (sobre todo dado que en 1940 el PCM organizó un atentado contra la vida de Trotsky antes de que éste fuera finalmente asesinado por un agente de la GPU). Pero el PCM busca salir del aislamiento en el que se encuentra y aparentemente está dispuesto, por el momento, a formar cualquier tipo de bloque electoral posible.
La pregunta más interesante es explicar porqué una tendencia llamada trotskista buscaría un acuerdo electoral con un partido estalinista. ¿Es que la lucha amarga de los últimos 50 años entre el trotskismo y el estalinismo no ha representado la batalla entre la lucha de clases y la colaboración de clases – entre la revolución y la contrarrevolución? ¿Qué programa conjunto podría unir tales elementos contradictorios?
Después de ver a sus aliados mexicanos golpeados a culatazos con medios organizativos por sus socios de bloque internacional (en la FLT), el SWP contraatacó levantando preguntas reveladoras sobre la coalición de la Tendencia Militante con el PCM. El dirigente del SWP Joseph Hansen escribió una carta (25 de octubre de 1975) al Comité Político de la Liga Socialista notando que la plataforma electoral conjunta sólo serviría para encubrir otras diferencias. “Por ejemplo”, decía, “¿defiende el PCM el camino parlamentario? ¿la ‘coexistencia pacífica’?” ([SWP]Internal Information Bulletin, marzo de 1976).
La explicación del comportamiento oportunista de la TM es que ésta no tiene nada que ver con el trotskismo (como tampoco el SWP) y por eso no tuvo ningún problema en formar un bloque con los estalinistas. De hecho, la TM se regocijó en él. Sobre el punto que preocupaba a Hansen – “la coexistencia pacífica” – no sólo la defendía el PCM, sino que apareció en la versión final del programa electoral conjunto en enero, por supuesto con una vaga aclaración formal por la TM…
SWP/FBL: ¡sinvergüenzas!
Los argumentos más “ortodoxos” contra la participación de la Tendencia Militante en un bloque frentepopulista han emanado de la Fracción Bolchevique Leninista apoyada por el SWP. En un artículo titulado “¿Es que el PC mexicano ya no es una organización estalinista?” (retraducido de Intercontinental Press, 10 de marzo de 1976), la FBL ataca a la TM por una afirmación en el programa electoral de la Coalición que se refiere a los “objetivos socialistas” y el “método revolucionario” de los firmantes.
La plataforma de la Coalición, en efecto, declaró abiertamente que el PC mexicano ya no es una organización estalinista y que se había convertido en revolucionario. Confrontado por el portavoz de la FBL sobre esta aseveración, el principal dirigente de la Tendencia Militante gritó ante una multitud presente en una reunión electoral por la candidatura de Campa que “¡El Partido Comunista es más revolucionario que Uds.!” El periódico de la TM continuaba:
“No queremos educar a las masas, porque entonces nuestra tarea sería convertirnos en buenos profesores del marxismo. Nuestra tarea es de proponer soluciones concretas a problemas concretos … Por lo tanto, preferimos defender un programa de luchá de clases, aunque no sea el nuestro, y obtener la unidad que have el trabajo de masas más factible … “
– citado en [SWP] Internal Iriformation Bulletin, julio de 1976.
A las acusaciones de haber traicionado el marxismo al firmar un documento llamando por la “coexistencia pacífica”, la TM respondió alegremente que “la política exterior es el problema que menos le interesa a las masas en este momento” (Ibid.) (¡!).
Frente a estas desvergonzadas porquerías antimarxistas, no le queda difícil a la FBL darse aires ortodoxos. Pero la TM pudo devolver algunos de los ataques. Si el programa de la Coalición de la Izquierda es verdaderamente reformista, entonces la Liga Socialista (Tendencia Militante) debería ser expulsada del S.U., anotó – sabiendo perfectamente que para el SWP y sus aliados, proponer este paso de evidente propiedad hubiera significado tumbar todo el inesfable castillo de naipes del S.U.
Más aun, dijo el dirigente de la TM Ricardo Hernández, cómo pueden votar por Campa (como lo hicieran tanto la LCI como la FBL) y al mismo tiempo declarar que la Coalición es frentepopulista, y por lo tanto Campa es un candidato “no de una organización ‘clasista’ sino del colaboracionismo de clases” (“Respuesta a un ensayo sobre el sectarismo”, citado en Ibid.). Un punto logrado, dado que el SWP/FLT/FBL denuncian repetidamente las capitulaciones de la TMI ante frentes populares para luego darse la vuelta y ¡votar ellos mismos por los candidatos del frente popular!
La situación mexicana ilustra en escala menor la amarga polémica triangular que actualmente have trizas al S.U. El hecho de que la Tendencia Militante partidaria del PST pudiera pasar de la seudoortodoxia de la FLT sobre el frente popular a una alianza colaboracionista de clases en cosa de unas semanas, nos dice mucho del carácter reformista de la FLT. Y el hecho de que el grupúsculo más derechista (en México e internacionalmente) pueda pasar, casi sin esfuerzos, de la minoría internacional a un arreglo con la mayoría, dice muchísimo sobre la naturaleza no principista de todas las fracciones.
Ahora ha nacido un nuevo PRT [Partido Revolucionario de los Trabajadores], durante un congreso de fusión en la “Aula Miguel Enríquez” en la Universidad Nacional de México. Las mil personas presentes en la reunión, según se informa, nombraron a Mario Roberto Santucho, el dirigente asesinado del PRT/ERP argentino, presidente honorario del congreso. Dado el descarado rechazo por la ex Tendencia Militante de la oposición trotskista a los frentes populares, y los métodos abiertamente estalinistas, es completamente apropiado que la unificación se consuma bajo los auspicios simbólicos de Enríquez y Santucho, dos dirigentes de grupos centristas organizados por el S.U. que se convirtieron en renegados. Cuando Santucho y su PRT abandonaban al S.U. denunció a “la IV Internacional” compuesta de “aventureros contrarrevolucionarios” y basada en una “tradición difícilmente redimible”. Dentro de poco escucharemos, sin duda, palabras similares por algunos de los más intrépidos renegados del trotskismo en el PRT mexicano…