Irán: La historia se venga (introducción)

SWP/SU: Seguidismo criminal

Irán: La historia se venga (introducción)

Traducido de Spartacist (edición en Inglés) Nos. 27-28, Invierno de 1979-80. Esta versión fue impresa en Spartacist en español no. 8, agosto de 1980.

El artículo que reproducimos a continuación apareció por primera vez en Workers Vanguard No. 239, 14 de septiembre de 1979. Revela la capitulación criminal del Secretariado Unificado (S.U.) ante la reaccionaria “Revolución Islámica” dirigida por los mulahs en Irán al mismo tiempo que 14 miembros de la filial del S.U. se estaban pudriendo en las cárceles de Jomeini esperando su ejecución. Desde la primera aparición de este artículo, han ocurrido varios sucesos importantes que exigen un comentario — la crisis de la embajada norteamericana en Irán, la crisis internacional precipitada por la intervención militar soviética en Afganistán, y la escisión del S.U. resultando en la formación del “Comité Paritario” juntando a la Fracción Bolchevique (FB) del aventurero político Nahuel Moreno y la Organisation Communiste Internationaliste (OCI) reformista de Pierre Lambert.

La persecución de la filial iraní del S.U., el Partido Socialista de los Trabajadores (HKS), en agosto-septiembre formó parte de la respuesta del régimen de Jomeini al creciente descontento y resistencia de las masas. Una vez más se vio a manifestantes de izquierda desfilar en Teherán, los trabajadores sin empleo organizaban protestas combativas y, lo que representaba una amenaza aun mayor para Jomeini, las minorías nacionales (especialmente los kurdos) se alzaban en rebelión. Fue en este contexto que a fines de octubre, Jomeini incitó a sus partidarios a tomar la embajada norteamericana, tomar como rehenes a su personal y exigir la devolución del sha. Mediante esta espectacular diversión política, el reaccionario fanático religioso podía una vez más aparecer ante el pueblo iraní como el enemigo del odiado sha y del imperialismo norteamericano. De hecho, la toma de la embajada fue un intento de fortalecer su régimen, ideado específicamente para asegurar el triunfo de Jomeini en el referéndum a realizarse poco después, convirtiéndolo en el todopoderoso faghi (Führer), o sea el líder supuestamente escogido por alá para gobernar el pueblo de Irán. La naturaleza fundamentalmente diversionista de la toma de la embajada fue reconocida por los izquierdistas de los Fedayín en Irán e incluso por los mandelistas europeos en el S.U.

Pero no por el SWP. Lanzándose a la defensa del recién elegido imam, declararon que “Jomeini tiene hoy la máxima autoridad en el país como dirigente antiimperialista” (Militant, 28 de diciembre de 1979). Por lo tanto, según el SWP, toda crítica de Jomeini, incluso desde la izquierda, era proimperialista. Esta vieja metodología estalinista fue resucitada en el número del 17 de diciembre de la Intercontinental Press, publicada por el SWP, en un artículo titulado, “How the Left Responded to Carter’s War Drive”. Las calumnias más increíbles del artículo son dirigidas a la Spartacist League, a la cual acusa de “haber tomado cada vez más posiciones declaradamente proimperialistas y racistas” porque revelamos los crímenes de Jomeini contra los oprimidos de Irán y llamamos por una revolución obrera en Irán.

Como demostrábamos en nuestra respuesta, “Why They Lied for Khomeini” (Workers Vanguard No. 246, 28 de diciembre de 1979), los argumentos del SWP no son sino la otra cara de la ideología imperialista liberal. En la óptica del SWP, si Jomeini es culpable de los crímenes por los que le denunciamos, si las masas iraníes sufren bajo el yugo del oscurantismo religioso, entonces esto serviría únicamente para justificar la sujeción del pueblo iraní a los “derechos humanos” mediante el envío de los marines estadounidenses. Los comunistas rechazamos este silogismo liberal imperialista. Nosotros dijimos: “Jomeini más loco que el sha pero, ¡Fuera manos de Irán!” Bajo el pretexto de combatir el chauvinismo imperialista, el SWP niega la realidad social del atrasado Irán capitalista: el chador se convierte en un símbolo de la “liberación” de la mujer y no de su esclavitud en los países islámicos; la autoflagelación del ritual chiita, practicada durante el mes sagrado de Moharram y presenciada por millones a través de la televisión, es una abierta invención del Wall Street Journal. Al pretender que la hostilidad contra el Irán de Jomeini en los EE.U.U. no es sino una creación de los medios de comunicación imperialistas, el Militant salvaría a Irán de una invasión norteamericana mediante su propia manipulación de los medios de información. Los marxistas entendemos que la fuerza social de la reacción clerical hoy día en Irán es el resultado del atraso económico impuesto sobre esa región por el imperialismo y que las masas serán emancipadas de las cadenas del oscurantismo religioso solo sobre los cimientos económicos de la revolución proletaria.

Asimismo, el HKS también aclamó la toma de la embajada. Fueron liberados 10 de los 14 militantes encarcelados del HKS. Entretanto, el HKS se escindió, entre los elementos pro SWP, fundamentalmente estudiantes formados en los EE.UU., y los centristas mandelistas, principalmente derivados de estudiantes iraníes en Europa. La cuestión que precipitó la escisión fue la insistencia por la dirección pro SWP del HKS en presentar candidatos para la Asamblea Islámica de Expertos en agosto pasado contra la voluntad de la mayoría del grupo que se inclinaba por el boicot.

Si la toma de la embajada renovó momentáneamente las credenciales de Jomeini como “antiimperialista”, la invasión soviética a Afganistán desenmascaró completamente esta imagen fraudulenta. Hoy en día el presidente de los EE.UU. solicita servilmente el apoyo del imam con miras a una jihad conjunta contra la Rusia atea. Quizás Carter propondrá que los rehenes de la embajada sean incorporados al ejército iraní y enviados a combatir contra los soviéticos en el Khyber. Jomeini, por su parte, ha jurado su “apoyo incondicional” a los tribalistas antisoviéticos afganos y, de hecho, les ha suministrado ayuda material desde el principio.

Al apoyar al clerical-reaccionario Jomeini, la izquierda no sólo estaba hipnotizada por su apoyo de masas, sino que creía además que su antagonismo al Occidente seguramente arrancaría Irán de las manos de los EE.UU. Pero como lo prueba Afganistán, los conflictos entre la profundamente conservadora casta sacerdotal islámica y sus señores imperialistas sólo pueden tener un carácter superficial y pasajero. Enfrentándose con la polarización de Guerra Fría vinculada con la posibilidad de revolución social en el Oriente, los mulahs se unirán siempre con el imperialismo contra el estado obrero degenerado soviético.

Los entusiastas seudotrotskistas de Jomeini o niegan todo esto o se unen al ayatolá en el lado anticomunista de las barricadas. Mientras que el SWP defiende la acción soviética en Afganistán, niega al mismo tiempo que la insurgencia feudalista anticomunista se basa en el oscurantismo islámico. Y en lo que se refiere a la ofensiva antisoviética de Carter, el SWP intenta eludir la cuestión rusa, declarando que “no se trata de la intervención soviética”.

El inestable “Comité Paritario” ha seguido a Jomeini al campo de la contrarrevolución imperialista, apoyando a las fuerzas reaccionarias islámicas en Afganistán. En el caso de los lambertistas, esto representa la culminación de su estalinofobia socialdemócrata datando de largos años atrás. Para los morenistas, su posición era consistente con su identificación con el nacionalismo bonapartista tercermundista, aun en sus manifestaciones anticomunistas más reaccionarias. Mientras se hizo pasar por una oposición de izquierda dentro del S.U., la FB de Moreno estuvo incluso más entusiasmada que el SWP con la “revolución islámica” de Jomeini. La Fracción Bolchevique aclamó la revolución de los mulahs persas y criticó al bloque mandelista/ SWP por minimizar su importancia histórico-mundial:

“El Secretariado Unificado se ha visto desmentido en forma categórica, teórica y política por la revolución iraní, que representa el ejemplo más espectacular de un auge en los últimos años…”

“… la revolución iraní una vez más cambia el epicentro de la revolución mundial al mundo colonial.”

— ”Declaration and Platform of the Bolshevik Faction”, International Internal Discussion Bulletin [del SWP norteamericano], Vol. XVI, No. 3, Julio de 1979

Para el pretendido “imam” trotskista argentino, Jomeini (como Perón) no es sino otro caudillo “progresista antiimperialista” cuyas instituciones corporatistas, según dice Moreno, pueden servir de base para el dominio “proletario”. Ahora a raíz de la crisis en torno a Afganistán, los morenistas han llevado su fe en la misión histórico-mundial de la revolución de los mulahs persas ¡hasta el punto de llamar por su extensión a los pueblos fronterizos de la Unión Soviética!

Los centristas mandelistas zigzaguean entre sus llamadas traidoras, desde un punto de vista de clase, por la retirada de las tropas soviéticas (actuando así como furgón de cola de los eurocomunistas) y el reconocimiento a regañadientes de que Afganistán sí plantea la cuestión de la defensa militar de la URSS contra el imperialismo. La respuesta inicial del International Marxist Group británico fue de exigir, “¡Tropas soviéticas fuera de Afganistán!” en nombre del derecho a la autodeterminación nacional. ¡Y eso como si el derecho democrático a la autodeterminación nacional tuviera preeminencia sobre la derrota de la contrarrevolución feudalista o la defensa militar de la Unión Soviética! El órgano de la sección estrella francesa del S.U., Rouge, cambia su política sobre Afganistán cada semana, a veces tomando dos líneas distintas en el mismo número. Pero, si por ahora abjuran de su demanda derrotista por la retirada del Ejército Rojo, los mandelistas europeos todavía condenan la intervención soviética. En neto contraste, nosotros reconocemos que la. Intervención soviética abre la posibilidad para la liberación social de los pueblos de Afganistán y es una respuesta defensiva plenamente justificada a la actual campaña de guerra del imperialismo estadounidense.

Articulo de 14 de septiembre de 1979