La careta de izquierda de Moreno
Eurocomunismo, Portugal y Angola
La careta de izquierda de Moreno
Traducido del folleto Moreno Truth Kit [La Verdad Sobre Moreno], noviembre de 1979. Reproducido en Spartacist No. 11, diciembre de 1982
En otras partes de este cuaderno, reproducimos varios extractos de materiales documentando la apología que durante décadas ha hecho Nahuel Moreno del peronismo en su Argentina natal; su apoyo oportunista a generales con posturas populistas, desde Velasco del Perú hasta Torrijos del Panamá; sus camaleónicos cambios de coloración política, de guerrillerista entusiasta a socialdemócrata llorón; y sus manipulaciones financieras escandalosas. Pero eso no explica el izquierdismo aparente de los documentos de su Fracción Bolchevique y su predecesor, la Tendencia Bolchevique (FB/TB). Veremos que en el caso de Moreno, el contraste entre la teoría y la práctica es tan dramático que ha desarrollado un “método” capaz de justificar a casi cualquier traición.
Durante casi toda una década, desde 1968 hasta 1977, el Secretariado Unificado estaba desgarrado por luchas fraccionales entre una Tendencia Mayoritaria Internacional (TMI) centrista dirigida por Ernest Mandel y la reformista Fracción Leninista-Trotskista (FLT) dirigida por el Socialist Workers Party (SWP) norteamericano de Joe Hansen/Jack Barnes y (al principio) el PST argentino de Moreno. Mientras que los mandelistas corrían tras “una nueva vanguardia de masas” maoísta/guevarista en Europa y América Latina, la FLT utilizó argumentos seudoortodoxos para atacar el guerrillerismo desde la derecha (igual como hicieron los PC pro Moscú). Después de que Barnes y Mandel disolvieron las fracciones en 1977, aún subsistieron las diferencias subyacentes pero se consiguió una unidad temporal en el timón del S.U. Así que al no moverse mientras que la ex TMI se precipitaba a la derecha, Moreno de repente aparece como un crítico “desde la izquierda” del “reunificado” bloque podrido:
“Antes, ella [la TMI] se plegaba al izquierdismo de una vanguardia radicalizada con preponderancia estudiantil. Ahora se plega a la presión del eurocomunismo y de una vanguardia sindical y de clase media, los cuales sirven como correas de transmisión para la ideología liberal y la opinión pública de los países imperialistas….
“Esta capitulación es lo que ha hecho posible la convergencia entre la ex TMI y los líderes del SWP, es decir, la ex FLT.”
—“Declaration and Platform of the Bolshevik Faction” International Internal Discussion Bulletin [del SWP], Julio de 1979
Un lector no prevenido bien podría confundir tales frases con la crítica trotskista del revisionismo del S.U. por parte de la tendencia espartaquista internacional (TEI). Claro, la TEI y sus precursores han denunciado el Secretariado Unificado como bloque podrido desde sus comienzos en 1963, mientras que Moreno parece haber descubierto este hecho sólo en los últimos dos años (después de participar durante una década y media en cada traición y maniobra sin principios del S.U.). Y hay el hecho revelador de que la FB/TB consistentemente ha tachado a la mayoría mandelista de “ultraizquierdistas” mientras que nosotros les calificamos de centristas. Pero la diferencia sobresaliente es que el ataque morenista hacia la dirección del S.U. consiste únicamente de cuentos de atrocidades organizativas y pruebas de un revisionismo al nivel teórico más global. Las traiciones políticas concretas, cuando su línea resulta en una derrota para la clase obrera, casi nunca se mencionan.
La Fracción Bolchevique ha emitido una crítica áspera de la resolución del S.U. en 1977 sobre “Democracia socialista y dictadura del proletariado”. En un documento aprobado por la FB, Moreno dice que el S.U. “ha revisado por completo la posición marxista revolucionaria sobre la dictadura del proletariado”. Mandel, dice Moreno, “llena de contenido y programa eurocomunista el concepto marxista de revolución obrera y dictadura del proletariado…” (La dictadura revolucionaria del proletariado [1979]). Seguro, ¿pero dónde están las denuncias de los morenistas al S.U. por su capitulación ante el eurocomunismo en la lucha de clases? ¿Qué, por ejemplo, del apoyo electoral a los frentes populares por parte tanto del SWP y de la ex TMI, quienes piden el voto por los partidos obreros reformistas dentro de tales coaliciones de colaboración de clases? La FB ni siquiera finge la menor crítica porque su propia política electoral es igualmente rastrera (si no peor aún).
Quizás el mejor ejemplo de como la “ortodoxia” morenista en lo abstracto se convierte en el oportunismo concreto es el caso de Portugal en 1975. Durante la primavera y el verano la situación se polarizaba rápidamente: el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) que gobernaba con sus aliados estalinistas intensificaron su retórica de izquierda, en parte para cercar a los comités de fábrica embrionarios y las granjas colectivas que empezaban a brotar. Por el otro lado el Partido Socialista de Mario Soares se alineó con los oficiales más conservadores y civiles reaccionarios para lanzar una movilización de masas anticomunista. La respuesta del SWP fue de acudir incondicionalmente a la defensa del PS portugués financiado por la CIA. No queriendo comprometerse con esta profana alianza derechista, Moreno empezó a alborotar en el seno de la Fracción Leninista-Trotskista y por fin rompió con ella sobre el documento del SWP, “Cuestiones claves de la revolución portuguesa” (octubre de 1975). Así nació la Tendencia Bolchevique.
Los futuros militantes de la TB criticaron duramente al SWP acusándole de creer “que existe la posibilidad de que el PS rompiera con la burguesía y tomara el poder hoy día en Portugal”, y que el PS “ya no es contrarrevolucionario” (“Letter from Former LTF Members to the International Executive Committee,” [SWP] Internal Information Bulletin, marzo de 1977). La “Declaración de la Tendencia Bolchevique” desafió a la FLT porque ésta “no indicó una sola tarea ni consigna en relación a las ‘comisiones obreras’,” y condenó a Joe Hansen (del SWP) por “su negativa categórica a plantear la política y la consigna de centralizar a estos comités”. El SWP, resumió la TB, tenía “un programa esencialmente democrático-burgués” para Portugal ([SWP] [IDB, enero de 1977). Esta misma crítica se hizo en las páginas de Workers Vanguard (periódico de la Spartacist League/U.S.) repetidamente y con más nitidez — (por ejemplo, “SWP/OCI Tail Counterrevolution in Portugal,” Workers Vanguard No. 75, 29 de agosto de 1975).
Pero WV subrayó sobre todo la necesidad de luchar contra la “colaboración de clases — que ata a los obreros a la oficialidad de las fuerzas armadas burguesas”. En la cuestión de los soviets, dijimos que para un auténtico partido trotskista el punto clave era “llamar por la independencia de las comisiones obreras y las asambleas populares del MFA” (“Soviets and the Struggle for Workers Power in Portugal,” Workers Vanguard No. 82, 24 de octubre de 1975). El programa de Moreno y Cía. Era exactamente lo contrario. Una vez abandonado el campo socialdemócrata (a principios de verano favorecía la participación en las manifestaciones anticomunistas del PS), Moreno cambió bruscamente de caballo y apostó al MFA. Así que en una polémica larga contra Gus Horowitz del SWP, alegó que esta fracción del cuerpo de oficiales del ejército capitalista no era clásicamente bonapartista y que en cambio sí era “kerenskista” y pequeñoburguesa (N. Moreno, “Revolución y contrarrevolución en Portugal”, Revista de América, julio-agosto de 1975).
Los correligionarios de Moreno del PRT portugués fueron aún más lejos y en un artículo titulado “Una rectificación necesaria: el MFA y la revolución en Portugal” (Combate Socialista, 10 de julio de 1975) descubrieron un “sector semi-soviético” de la casta de oficiales burgueses. Pero no llegaron a esta revisión peligrosa del marxismo sin ayuda. En un informe para el comité nacional del PRT fechado en abril de 1975, Moreno mismo se refirió al MFA como “la expresión superestructural del comienzo de la formación de soviets en el ejército”, diciendo que quizás pueda ser “un movimiento pequeñoburgués que refleja el proceso revolucionario” — y en este caso, “Tenemos que luchar dentro de este proceso, y comprender que hay diferenciaciones dentro del mismo Movimiento de las Fuerzas Armadas” ([PRT] Boletín Interno de Discusión No. 2). Así que mientras ataca correctamente al SWP por correr tras Soares y plantear un programa exclusivamente democrático-burgués para Portugal, Moreno habla de soviets… y corre tras los populistas del MFA con su palabrería demagógica de “poder popular”.
Moreno ha convertido esta política de doble faz en una verdadera ciencia. En cuanto a la segunda cuestión por la cual rompió con el SWP —Angola— acusa severamente a sus antiguos mentores de no llamar por una victoria militar para el MPLA durante los meses cruciales después de noviembre de 1975, cuando éste se veía atacado por Sudáfrica y la coalición financiada por la CIA del FNLA y UNITA. Moreno trazó un paralelo entre Angola y Vietnam (erróneamente porque en el caso de Angola trató sencillamente de una invasión imperialista, mientras en Vietnam ésta se agregaba a una guerra civil en la que dos campos de clase se enfrentaban). Pero esta comparación pone problemas para Moreno porque en Vietnam el SWP tampoco llamó por la victoria militar para el FLN. Al contrario, su línea fue una de pacifismo burgués, acudiendo al ala derrotista del Partido Demócrata. Y el PST clamorosamente defendió la política “antiguerra” del SWP cuando eran socios de bloque dentro de la FLT. (Moreno también tronó entonces contra los “ultraizquierdistas sectarios” de la Spartacist League porque denunciamos las coaliciones del SWP como micro-frentes populares, y fuimos los únicos que levantaron la consigna “¡Toda Indochina debe ser comunista!”)
¿Qué hacer? Para un veterano como Moreno la estafa era simple: llamar por la victoria militar para el FLN era una “estrategia mundial” mientras que “Bring Our Boys Home” (“Que vuelvan nuestros muchachos [los soldados estadounidenses] a casa”) era una adaptación táctica a la atrasada conciencia de clase de las masas norteamericanas. Dice Moreno, “Algunos camaradas de la TMI criticaron duramente al SWP por no levantar en EE.UU. la consigna ‘Victoria del FLN’. Estaban en un error porque identificaron la política internacional con la táctica y las consignas nacionales” (N. Moreno, Angola: La revolución negra en marcha [1977]). De manera que si votan por una resolución del S.U., la cual en todo caso está enterrada en la sección documental del Intercontinental Press (y por lo cual nadie puede hacerlos responsables, siendo que el SWP y el PST sólo están relacionados “fraternalmente” al S.U.), está permitido negarse a llamar por la derrota de su “propio” imperialismo. Alabado sea…, el bloque con el Senador Demócrata Vance Hartke es principista, y no hay que ser golpeados por trabajadores pro guerra al distribuir propaganda derrotista frente a las fábricas (como les sucedió a los bolcheviques durante la Primera Guerra Mundial). Muy conveniente. ¿Por qué no se le ocurrió esto a Jack Barnes?
A Moreno se le ocurrió un subterfugio semejante años atrás cuando la FLT peleó con la TMI sobre la cuestión de quién apoyó al frentepopulismo: la FLT inculpó a Mandel y sus amigos por su apoyo a la Unión de la Izquierda francesa; la TMI señaló a Hansen/Moreno porque sus partidarios uruguayos pidieron el voto al Frente Amplio. (Conclusión: ambos apoyan al frentepopulismo.) Moreno sostuvo que los uruguayos habían cometido “un error, no una traición.” Es más, “fue un paso provechoso entrar en el Frente Amplio porque ayudó a nuestro trabajo en el movimiento de masas.” Es decir, “Sería claramente una traición apoyar electoralmente a un frente popular o a un movimiento nacionalista burgués sin denunciarlo como traicionero del movimiento obrero. Es decir: el votar en sí es para nosotros una cuestión táctica y no de principios” (N. Moreno, “A Scandalous Document — A Reply to Germain,” [SWP] IDB, enero de 1974).
Pero este subterfugio tampoco lo inventó Moreno. El autor es Andrés Nin. Aun después de que el POUM español participó en la coalición del Frente Popular durante las elecciones de febrero de 1936, Nin, su dirigente más a la izquierda, siguió denunciando al Frente Popular en lo abstracto. Por ejemplo:
“De aquí que la política del Frente Popular, al presentar el problema como una lucha entre la democracia burguesa y el fascismo, siembre funestas ilusiones entre las masas trabajadoras y las desvía del cumplimiento de su misión histórica, preparando, por ello mismo, la victoria del fascismo.”
—“La acción directa del proletariado y la revolución española” (julio de 1936) en A. Nin, Los problemas de la revolución española (1931-1937)
No suena mal — en el papel. Pero el POUM contribuyó a elevar el Frente Popular al poder, y después funcionó como su cola izquierda articulando consignas abstractas tipo “socialismo o fascismo”. Y cuando llegó el momento de la verdad en las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona, Nin se negó a movilizar a los obreros para derrocar al frágil Frente Popular, de ese modo “preparando la victoria del fascismo”. Presumiblemente Nin también creía que “el votar es una cuestión táctica.”
Pero no así la tendencia espartaquista internacional. Para nosotros la oposición a la colaboración de clases sí es una cuestión de principios. Esto nos distingue no sólo de la mal nombrada “Fracción Bolchevique”, sino del pantano entero del Secretariado Unificado. Aunque el estafador cínico Nahuel Moreno recurre al “método” ecléctico del centrismo — el cual Trotsky llamó “confusión cristalizada” — sus verdaderos apetitos y programa son de un reformista empedernido. En cualquier caso, como vemos en el ejemplo de Nin, el resultado es el mismo, y es la clase obrera que sufre el castigo.