Irán: La historia se venga
SWP/SU: Seguidismo criminal
Irán: La historia se venga
Traducido de Workers Vanguard No. 239, 14 de septiembre de 1979. Esta versión fue impresa en Spartacist en español no. 8, agosto de 1980.
Se arrodillaron ante sus verdugos.
Cuando el ayatolá Jomeini subió al poder en Irán luego del derrocamiento del sangriento sha, el Socialist Workers Party (SWP) norteamericano aclamó el suceso en su periódico con un titular de primera plana que se verá inmortalizado en la crónica de la traición de clase: “¡VICTORIA EN IRAN!” (Militant, 23 de febrero de 1979). Y ahora SWP, ¿de quién fue la victoria?
Cada día desde la caída del Trono del Pavo Real, los sucesos en Irán han confirmado que los resultados de esta “victoria” son la represión salvaje de las minorías nacionales, el fusilamiento de huelguistas, homosexuales, adúlteros y otros acusados de “crímenes contra dios”; el apedreamiento de mujeres sin velo, la supresión de todos los partidos y la prensa de oposición. La masacre actual de centenares de kurdos en el noroeste de Irán es sólo la medida represiva más reciente de esta teocracia chiita en su empeño en consolidar su victoria.
La tendencia espartaquista internacional (TEI) fue la única de la izquierda que dijo la verdad, confirmada día tras día en la “República Islámica” de Jomeini: la victoria de los mulahs resulta en un régimen tan reaccionario como el del sha. El SWP y sus correligionarios, en el HKS iraní, en contraste, enmascararon y ofuscaron a cada paso el carácter reaccionario del régimen islámico oscurantista de Jomeini. Hoy día, el HKS experimenta las consecuencias de la “victoria” que aclamó hace ni siquiera seis meses: junto con otros grupos de izquierda y laicos, ha sufrido el saqueo y clausura de sus oficinas, mientras su prensa es suprimida, sus militantes están golpeados, encarcelados y amenazados de fusilamiento.
A pesar del hecho de que la brutal represión islámica contra la izquierda, las mujeres, las minorías nacionales y los homosexuales empezó el Día Uno del régimen de los mulahs, el notoriamente mal llamado “Secretariado Unificado de la IV Internacional” (S.U.), al cual están “fraternalmente” afiliados tanto el SWP norteamericano como el HKS iraní, caracterizó al ayatolá de “progresista” y “antiimperialista”. El mismo ataque del ayatolá contra sus camaradas del HKS solo originó una reacción rutinaria. Lo único que el SWP sí hizo en forma enérgica fue excluir a los espartaquistas de la defensa de los amenazados socialistas iraníes. Sólo ahora que estos seguidistas incurables, cegados por su oportunismo, por fin se han dado cuenta de que ellos sí puedan tener que pagar por su traición, es que el S.U. salta tardíamente a la defensa y empieza a gritar desde las páginas de sus periódicos, “¡Alto a la ejecución de los socialistas en Irán!”
En manera reformista ya tradicional, tratan de borrar sus huellas enfatizando el peligro que se cierne sobre los militantes encarcelados del HKS. Los estalinistas usaron el mismo truco luego del golpe de Pinochet en 1973, tratando de hacer enfocar las protestas en la liberación del dirigente comunista preso Luis Corvalán. La TEI, que defendió a Corvalán, también señaló que las llamadas del PC chileno por prestar confianza a la oficialidad “constitucionalista” prepararon el camino para la contrarrevolución sanguinaria. Una vez más, hoy día señalamos a los culpables. Los apuros actuales del HKS fueron preparados por su propia política criminal. La verdad es ésta: sus camaradas no son sólo mártires-son las víctimas expiatorias del apoyo a Jomeini por el S.U.
Pero a estos caballeros socialistas no les gusta hablar de la responsabilidad por crímenes. En una conferencia reciente en los EE.UU., el dirigente del S.U. Ernest Mandel reaccionó airadamente ante acusaciones espartaquistas de que él y su organización habían traicionado a la clase obrera con su apoyo al frentepopulismo en Chile, Portugal y otros lugares:
“No veo ninguna lucha obrera traicionada por la organización que defiendo… La palabra ‘traición’ está completamente fuera de lugar… Uds. pueden decir que fue una política errónea o un error político. Pero hablar de traiciones — no se puede poner en la misma categoría a gente que es responsable por la muerte de cientos de miles y millones de obreros.”
Para socialistas de salón de conferencias como Mandel, las palabras no tienen consecuencias. Si el S.U. llamó a la juventud latinoamericana a echarse al monte siguiendo la catastrófica estrategia guerrillera de Guevara, si el SWP apoyo las movilizaciones contrarrevolucionarias lanzadas por los socialistas portugueses financiados por la CIA — no importa, es sólo un “error político”.
No compañeros, esto se llama traición — del proletariado, del marxismo, de todo aquél que sigue vuestros consejos. Y eso es lo que ha sucedido en Irán. Es verdad, el S.U. no es lo suficientemente influyente como para llevar a “cientos de miles y millones de obreros a sus muertes” — pero al menos 14 de sus propios compañeros del HKS iraní enfrentan hoy la cadena perpetua o pena de muerte, habiendo sido encarcelados por el régimen cuya victoria fue aclamada por estos seguidistas seudotrotskistas.
Decimos al S.U., SWP, HKS — Ernest Mandel, Jack Barnes y los demás: vosotros habéis cometido un crimen, del cual el juicio de la historia os hará responsables. Debéis vivir con él porque vuestros camaradas pueden morir a causa de él.
Encubrimiento
Luego de empeñarse durante meses en enmascarar el carácter reaccionario del régimen islámico de Jomeini, ahora el S.U. trata desesperadamente de cambiar de línea sin que nadie se dé cuenta. Hoy el Socialist Challenge (30 de agosto de 1979), periódico del International Marxist Group (IMG) británico, proclama en negrilla en su última página, “Terror blanco en Irán” y anuncia que “Jomeini se ha convertido en el sha de Irán”. El IMG se olvida de explicar cómo es que este régimen reaccionario reemplazó el gobierno “progresista” de Jomeini que aplaudieron solo ayer. En forma similar, el periódico de la Ligue Communiste Révolutionnaire francesa, Rouge (24-30 de agosto de 1979), llega al extremo de hablar del “golpe de fuerza” de Jomeini. ¿Contra sí mismo?
Por su parte, el SWP estadounidense también empieza (aunque de puntillas) a disociarse del sanguinario ayatolá. Hoy escriben:
“Las acciones de Jomeini contra los trabajadores iraníes dirigidas a proteger las ganancias mal adquiridas de los terratenientes y capitalistas – le conducen a la subordinación al imperialismo estadounidense, a pesar de la postura antiimperialista que ha tratado de asumir hasta ahora.”
—Militant, 7 de septiembre de 1979.
Pero fue el SWP quien actuó de timador principal de la “postura antiimperialista de Jomeini” entre la izquierda norteamericana. Hace menos de un año el SWP aclamaba a Jomeini por “progresista” en el Militant (17 de noviembre de 1979):
“Aunque Jomeini adhiere a una ideología religiosa, la base de su atracción no es la reacción religiosa. Por el contrario, él se ha ganado el amplio apoyo de las masas iraníes debido a que su firme oposición al sha y a su ‘modernización’ es progresista.”
El SWP está tan enredado en su capullo de ilusiones democrático-burguesas que no reconoce la importancia candente para los países atrasados de la separación de la iglesia del estado. La ideología religiosa de Jomeini es su programa político: una teocracia islámica oscurantista basada en el chauvinismo gran persa y los códigos morales de los beduinos del desierto.
Cuando la TEI dijo la verdad sobre el significado de la victoria de la reacción islámica y lanzó la consigna, “¡Abajo el sha, abajo los mulahs!” el SWP replicó que estábamos “cegados por el sectarismo” y nos tachó de “chauvinistas”. Pero los verdaderos chauvinistas son aquellos que rehusaron llevar a cabo su deber internacionalista de advertir a las masas trabajadoras iraníes que la “Revolución Islámica” de Jomeini sería tan antiprogresista como la “Revolución Blanca” del sha. Para muchos sectores oprimidos (o sea, las minorías religiosas y las mujeres) ya ha probado ser aún más represiva. Y esto es reconocido incluso en las publicaciones del mismo SWP.
Un número reciente de la Intercontinental Press (10 de septiembre de 1979) reproduce una traducción de un informe hecho por un destacado abogado argelino que visitó a los prisioneros de la cárcel de Karoun en el Khuzistán, la región que abarca a la minoría árabe de Irán. Según él, los prisioneros árabes explican:
“… que según ellos la revolución iraní no ha producido cambio alguno. Para ellos las exigencias del antiguo régimen basadas en los señores feudales locales siguen oprimiéndolos tanto económica como socialmente. Los mismos señores feudales hoy están aliados a los representantes del nuevo régimen creando así una continuidad de la represión.”
Oportunistas criminales del SWP, os preguntamos: ¿Dónde está la “victoria” para la minoría árabe del Khuzistán?
Cretinismo parlamentario teocrático
El HKS trató de presentar sus credenciales como oposición socialdemócrata leal a la dictadura de los mulahs al presentar candidatos a la mal llamada Asamblea de Expertos en agosto. Pero en una teocracia la socialdemocracia no rinde, ni siquiera para los oportunistas de vista corta y miras estrechas. De acuerdo con la declaración electoral publicada en el último número del periódico del HKS Kargar (Obrero) antes de su supresión y fechada el 8 de agosto:
“Dentro de tres días se llevarán a cabo las elecciones para la Asamblea de Expertos. Este cuerpo tiene la tarea de ratificar la nueva constitución iraní… Esta constitución debe defender las conquistas de la revolución y extenderlas… La nueva constitución debe preparar el camino para el establecimiento de un tal gobierno de la mayoría oprimida.”
En realidad, la Asamblea de Expertos estaba restringida por la farsa del referéndum por una República Islámica de Jomeini, que excluía explícitamente una asamblea constituyente. La Asamblea de Expertos sólo podía enmendar el proyecto de constitución de Jomeini en la medida que armonizaba con la institucionalización de la República Islámica y con la hegemonía social y política de los mulahs. La Asamblea de Expertos tiene tanto de “asamblea constituyente” como tiene el colegio de cardenales. Y su “elección” fue tan democrática como la del mencionado apéndice papal.
Dado el resultado predeterminado de una dictadura clerical chiita, muchos partidos políticos de grupos laicos y de las varias minorías boicotearon los comicios, entre ellos todos los partidos árabes. Incluso el principal partido burgués liberal, el Frente Democrático Nacional (FDN), rehusó participar como “protesta en principio contra la falta de atención por el régimen revolucionario a los derechos humanos fundamentales”. En el Kurdistán iraní, menos del 10 por ciento del electorado inscrito acudió a las urnas. Así el HKS presentó el absurdo espectáculo de autoproclamados “trotskistas” compitiendo para un escaño en la Asamblea de Expertos con mulahs que discutían si tal o cual cláusula fuera consistente con el Corán.
El número del 10 de septiembre de la Intercontinental Press cita párrafos enteros del último número de Kargar entusiasmándose por la participación del HKS en las elecciones de “expertos” islámicos. Pero el SWP suprime la existencia de un artículo en el mismo número de Kargar titulado, “Último minuto antes de ir a la imprenta”, que declara que: “Una importante discusión se está llevando a cabo en el partido sobre si boicotear o participar en las elecciones a la Asamblea de Expertos.” Aparentemente, la participación en las elecciones para una “asamblea” puramente decorativa de la República Islámica fue tan repugnante que incluso un sector importante de los seguidistas de mulahs del HKS protestó. El artículo de Kargar informa que: “Como es sabido, tres de nuestros 18 candidatos boicotearon las elecciones”.
Fruto de la traición
Al escribir apologías del régimen reaccionario de Jomeini y ocultar sus propias relaciones con Jomeini, el SWP se ha visto forzado a recurrir a la mentira intencionada. Un ejemplo típico de las bobadas calumniosas escritas sobre esa “secta sin importancia”, la Spartacist League, que han llenado tantas páginas del Militant en los últimos tiempos es un artículo publicado en el número del 6 de julio de 1979 titulada, “Espartaquistas frustrados en intento de sabotear defensa”. De acuerdo con el artículo, la Spartacist League fue excluida de un piquete de protesta contra el encarcelamiento del HKS debido a que trajo “carteles provocadores”. Utilizando citaciones parciales, el SWP falsea las consignas de nuestros carteles: “Derrocar la reacción islámica” y “Abajo Jomeini” en lugar de “Por la revolución proletaria para derrocar la reacción islámica” y “Abajo Jomeini, por la revolución proletaria”.
De acuerdo con el SWP, estas consignas “hacían eco directo de la propaganda imperialista contra los obreros y campesinos iraníes” – de lo cual uno sólo puede concluir que el SWP cree que el gobierno Carter está llamando por la revolución obrera en Irán. El artículo declara que la SL fue “informada por los que organizaban el piquete que la manifestación no estaba abierta a quienes se oponen a la revolución iraní” – es decir, a la “Revolución Islámica” de Jomeini. Así que, según la metodología del SWP, ¡para “defender” a los militantes encarcelados del HKS uno debe defender simultáneamente a sus torturadores, carceleros y potenciales verdugos – o por lo menos no atacarlos abiertamente!
A escala internacional los socios de bloque del SWP en el llamado Secretariado Unificado, no tienen historiales mejores. En una discusión acalorada con militantes de la SL y su sección de la juventud, la Spartacus Youth League, en la Universidad de Boston el 17 de julio de 1979, Mandel defendió el titular del SWP “Victoria en Irán” diciendo:
“Sí, algunos de nuestros camaradas están en la cárcel — pero nuestra organización está legalizada. Nuestro periódico está legalizado: se vende por decenas de millares de ejemplares igual que todos los otros periódicos de izquierda de Irán. ¿Estaban legalizados bajo el sha?… Así que hemos presenciado un paso qué se aleja de una dictadura reaccionaria, que era burguesa, en dirección a lo que se podría llamar una democracia burguesa parcial… Dijimos que es el comienzo del proceso de revolución permanente….”
—Workers Vanguard No. 237,3 de agosto de 1979
Un mes después el HKS, junto con todas las demás organizaciones de izquierda y laicas se encontraba ilegalizado, su prensa estaba prohibida, sus dirigentes estaban encarcelados. ¿Es eso lo que Ud. llama la etapa siguiente en el “proceso de revolución permanente”, profesor Mandel?
El secretario nacional del IMG mandelista de Inglaterra, Brian Grogan, estaba tan envuelto en el “proceso de revolución permanente” cuando estuvo en Teherán que se juntó a las mujeres cubiertas con el chador y a los hombres llevando imágenes de Jomeini, cantando “alá akbar” (“dios es grande”). En una manifestación reciente contra el terror de Jomeini frente a la embajada iraní en Londres, la cual fue auspiciada por la asociación de estudiantes kurdos y apoyada por el IMG: la repugnante acción de Grogan no se olvidó. Bajo la mirada de los militantes del IMG allí presentes -una fracción ínfima de sus fuerzas y esto en el medio de la supuesta “campaña de emergencia” del S.U.- el bloque de 50 personas de la Spartacist League/Britain coreó: “2, 4, 6, 8 — Does Grogan still think god is great?” (“2, 4, 6 ,8 — ¿Cree Grogan todavía que dios es grande?”) Otra consigna de la SL fue: “El otoño pasado dijisteis que os gustaba Jomeini, ahora es un poco tarde para cambiar vuestra línea”.
La consigna central escrita en las pancartas de la SL/B era: “Política del S.U./IMG mata árabes, kurdos e izquierdistas.” Entre los demás letreros espartaquistas habían: “Aplaudisteis a Jomeini, pero no aplaudís hoy”, “Libertad para los militantes del HKS y de los Fedayín” y “La revolución de Jomeini significa masacre de kurdos”. En varias ocasiones cuando los espartaquistas y los estudiantes kurdos cantaron juntos “Abajo el nuevo sha” y “Abajo Jomeini, por la revolución obrera”, el IMG trató de ahogar los cantos con consignas que no atacaran al ayatolá. Estos seudotrotskistas no sólo rehúsan denunciar abiertamente el dominio de los mulahs, sino que además sabotean la defensa de sus propios camaradas encarcelados en Irán. El IMG tardó un mes en convocar su primera manifestación de defensa (el 7 de julio) y aun entonces sólo envió a un puñado de sus militantes a la protesta.
Según las apariencias, la “defensa” de sus camaradas montada por el S.U. parecería sectaria y derrotista — eso es, si suponemos que lo que les preocupaba era defender a los militantes de izquierda encarcelados. Pero el S.U. apenas dio un mínimo apoyo formal a la defensa de los Fedayín, que representan un irritante mucho mayor para el régimen de Jomeini, cuando estos fueron atacados. El HKS también abandonó la demanda por el derecho a la autodeterminación de los kurdos cuando las cosas se calentaban. No, su propósito primordial es de defender a Jomeini. Y, por lo menos hasta el momento, no son ellos quienes han pagado el precio final de su traición, sino que lo están pagando las masas oprimidas de Irán. Pero ahora ellos piden apoyo.
En los últimos meses de 1979, conforme la oposición encabezada por los mulahs se fortalecía, la TEI advirtió que los clérigos islámicos eran tan reaccionarios como el verdugo sha. Pero cuando dijimos “¡Abajo el sha, abajo los mulahs!” el S.U. y el SWP replicaron que eso no era sino propaganda imperialista, que éramos apologistas del sha. En febrero cuando dijimos “Vencieron los mulahs”, el SWP proclamó “Victoria en Irán” y denunció la posición de la TEI de “contrarrevolucionaria”. Dijimos, “Vuestros camaradas pueden morir, pero todavía apoyáis a Jomeini” — y los seudotrotskistas nos expulsaron físicamente de sus piquetes “privados” de defensa del HKS, rehusando marchar con todo aquél que no jure su lealtad al “imam”. Os arrodilláis ante Jomeini, y mientras estáis de rodillas, viene el verdugo y está a punto de cortaros la cabeza. Y ahora queréis simpatía.
Todos los que defienden los derechos democráticos deben exigir libertad para los partisanos kurdos presos, los trabajadores petroleros árabes encarcelados, los militantes del HKS y otros grupos de izquierda que sufren la prisión y todas las víctimas del terror reaccionario de Jomeini. Pero la clase obrera no debe olvidar nunca que esos seudoizquierdistas aclamaron a Jomeini como una alternativa “progresista” al sha, esperando subir en popularidad o al poder a la cola de la reacción islámica. Están manchados de sangre.
Stalin mismo criticó a Chiang Kai-shek luego de la masacre de Shanghái. El descubrimiento repentino por el S.U. de que, después de todo, Jomeini no es tan progresista, sobrepasa incluso a Stalin en hipocresía. Chiang Kai-shek se decía nacionalista revolucionario y amigo de la Revolución Rusa cuando solicitaba a Stalin su ayuda. Pero Jomeini hizo claro desde un principio que era un oscurantista islámico reaccionario y un chauvinista gran persa que buscaba aplastar a los “comunistas satánicos”. El oportunismo criminal del S.U. en torno a Irán no puede ser enterrado bajo sus actuales críticas (todavía débiles) y sus llamados por la solidaridad internacional con sus militantes en Irán, quienes son víctimas tanto de su línea miserable como del terror capitalista. El renacimiento de la IV Internacional depende de marcar con fuego esta traición y sus consecuencias en la memoria colectiva del movimiento marxista.