El morenismo y la posición de la UIT en Siria
¿Movimiento dirigido por la oposición burguesa o “revolución democrática”?
El morenismo y la posición de la UIT en Siria
Por Leandro Torres, octubre de 2012
Hace poco tiempo nosotros publicamos una declaración sobre el conflicto que se está desarrollando en Siria entre la dictadura de Bashar Al-Assad y las tropas armadas de la oposición burguesa organizadas en el Consejo Nacional Sirio (CSN), que intentan se imponer como nuevos jefes del país. En nuestra declaración (de septiembre de 2012) insistimos en la importancia fundamental de organizar un movimiento de los trabajadores, en oposición a todos los sectores de la burguesía, incluso los rebeldes dirigidos por el CNS. Compartimos el inmenso odio contra la dictadura burguesa de Bashar; pero creemos que la victoria de un movimiento armado dirigido por la oposición burguesa de Siria no puede representar ningún interés (ni democrático ni social) para la clase obrera.
La Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT) defiende una política bastante distinta. La explicación para esa divergencia está en el abismo existente entre el programa trotskista y el programa formulado y defendido históricamente por el dirigente argentino Nahuel Moreno. La UIT surgió en 1995 de una ruptura en la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT) – la organización internacional fundada por Moreno – y sigue revindicando el legado teórico de este dirigente.
La “revolución democrática” de Moreno
Ese concepto es la “piedra angular” de la teoría revisionista desarrollada por Nahuel Moreno para justificar sus meandros oportunistas. En su libro “Las Revoluciones del Siglo XX” (1984), por ejemplo, Moreno distorsiona por completo el concepto de revolución socialista para encajarlo a sus necesidades de adaptarse a las direcciones de las luchas contra las dictaduras de América Latina (entonces en desarrollo), llamándolas de “revoluciones democráticas triunfales” que tendrían sido lideradas por sectores de la burguesía. Así, el concepto morenista de revolución no tiene un contenido político clasista, obrero:
“Lo que Trotsky no planteó, pese a que hizo el paralelo entre el stalinismo y el fascismo, fue que también en los países capitalistas era necesario hacer una revolución en el régimen político: destruir al fascismo para reconquistar las libertades de la democracia burguesa, aunque fuera en el terreno de los regímenes políticos de la burguesía, del estado burgués. Concretamente, no planteó que era necesaria una revolución democrática que liquidara al régimen totalitario fascista, como parte o primer paso del proceso hacia la revolución socialista, y dejó pendiente este grave problema teórico.”
― “Las Revoluciones del Siglo XX”, 1984 (nuestra énfasis)
http://www.marxists.org/espanol/moreno/rsxx/vi-x.htm
Diseñando una estrategia casi etapista para el combate a las dictaduras en general, y la realidad latino-americana de la época en especial, Moreno necesitó falsificar deliberadamente el pensamiento de Trotsky, que fue muy claro al encontrarse con cuestiones de las tareas de los revolucionarios delante una dictadura burguesa (por ejemplo, el fascismo). El programa trotskista afirmaba que la derrocada de una dictadura burguesa se debería dar a través de una revolución proletaria capaz de crear un Estado de la clase trabajadora y expropiar incluso los sectores “democráticos” de la burguesía; o sea, nada de “revolución en el régimen político” como “primer paso” del proceso hasta la revolución socialista. Por el contrario, las formulaciones de Trotsky y de la Cuarta Internacional se oponen a todo tipo de etapismo:
“¿Significa esto que Italia [fascista] no puede convertirse nue¬vamente, durante un tiempo, en un estado parlamenta¬rio o en una ‘república democrática’? Considero – y creo que en esto coincidimos plenamente – que esa eventualidad no está excluida. Pero no será el fruto de una revolución burguesa sino el aborto de una revolu¬ción proletaria insuficientemente madura y prematura. Si estalla una profunda crisis revolucionaria y se dan batallas de masas en el curso de las cuales la vanguar¬dia proletaria no tome el poder, posiblemente la bur¬guesía restaure su dominio sobre bases ‘democráticas’.”
― “Problemas de la revolución italiana”, 14 de mayo de 1930 (nuestra énfasis)
http://marxists.org/espanol/trotsky/ceip/escritos/libro1/T01V404.htm
Ya Moreno prefirió definir como “revoluciones victoriosas” procesos políticos hegemónicos para la burguesía, dejando el programa de la revolución proletaria para los días de fiesta, defendiendo vergonzosamente la necesidad de una etapa o “primer paso” de carácter democrático-burgués que precediera a la revolución socialista en la lucha contra regímenes dictatoriales burgueses. Los morenistas siempre apoyan a los movimientos de popularidad dirigidos por fuerzas burguesas y luchan para elevarlas al poder, dejando para un futuro incierto la necesidad concreta de la revolución socialista. En realidad por lo tanto la “revolución democrática” en el régimen burgués, a ser dirigida por partidos de otras clases, nada más es que una fórmula para mantener el proletariado iluso de que está conquistando “victorias revolucionarias” mientras en la verdad permanece bajo el dominio de la burguesía y del imperialismo.
Las tareas revolucionarias en Siria y la posición de la UIT
En cuanto a las tareas revolucionarias en Siria, defendemos la necesidad de criar un amplio movimiento del proletariado, políticamente independiente de las fuerzas burguesas. A través de reivindicaciones transitorias, es necesario que ese movimiento luche para combinar un combate a los efectos de la crisis económica (como el crecimiento del desempleo y el precio de los alimentos) con una lucha consecuente por libertades democráticas y por el socialismo.
Apuntamos que la burguesía Siria está presa por el ombligo al atraso que hoy existe en el país y cuja expresión más visible es el fundamentalismo religioso de muchas de sus facciones y la sumisión política y dependencia estructural de toda esa clase a las burguesías imperialistas. El suceso de una lucha por los derechos democráticos en Siria, que incluyen la emancipación de las mujeres, de la minoría curda, la distribución de la tierra y la liberación del país del imperialismo pasan necesariamente por la expropiación de los capitalistas.
La dirección de la UIT algunas veces intenta crear la impresión de que defiende los mismos principios generales que acabamos de exponer. Por ejemplo
“Fraternalmente le decimos al heroico pueblo sirio que sólo un gobierno basado en sus propias organizaciones insurgentes de base, como los Comités de Coordinación Locales y organizaciones obreras y populares, el rechazo a la intervención imperialista y la ruptura y expropiación del imperialismo y del clan Assad, puede llevarlos a conquistar sus objetivos democráticos y sociales de fondo.”
― “Siria: ¡basta de masacres al pueblo!”, marzo de 2012.
http://www.uit-ci.org/index.php/noticias-y-documentos/revolucion-arabe/2-siria-ibasta-de-masacres-al-pueblo
Pero mismo analizando superficialmente su declaración, se hacen evidentes dos importantísimas diferencias; la primera es sobre los Comités de Coordinación Locales que la UIT llama para componer un gobierno juntamente a las organizaciones obreras y populares. Al principio un gobierno de organizaciones obreras y populares puede ser entendido en cuanto un gobierno directo de los trabajadores, un gobierno tipo soviético, asentado sobre un Estado obrero. Pero los Comités de Coordinación Locales que vienen transmitiendo noticias sobre los conflictos y ayudando a la convocatoria y organización de protestos en las calles, son parte de la coalición dominada por la oposición burguesa proimperialista, el mencionado Consejo Nacional Sirio.
Así, ese organismo está política y organizacionalmente sometido a la misma burguesía que tiene llamado repetidas veces para que la ONU realice una intervención armada en el país, lo que solamente serviría para apretar aún más la cuerda imperialista que ya asfixia el pueblo sirio. Un gobierno conformado por tal organización será necesariamente no un gobierno directo de los trabajadores, sino un gobierno de un brazo subordinado al CNS.
Considerando que la UIT formó el último Primero de Mayo una reunión de “solidaridad internacional al pueblo sirio y la revolución”, realizada en Regueb (Túnez) (confire Llamamiento de Regueb-Tunez en apoyo al pueblo sírio, disponible em http://goo.gl/76Dwo) no podemos tener dudas que estos no saben de la sumisión de los “Comités Locales” al CNS. Como veremos más adelante, su apoyo a los Comités, la “ala izquierda” del CNS burgués, no es un equívoco derivado de la falta de informaciones, sino una política consciente.
La segunda diferencia es a respecto de la tarea revolucionaria de expropiar la burguesía cómo clase. La declaración de la UIT llama por la expropiación del imperialismo y del clan Assad, lo que sin duda colocaría en las manos del proletariado importantes recursos agrónomos, industriales y tecnológicos. ¿Y qué hacer de la burguesía nativa que no hace parte del clan Assad? ¿Acaso los empresarios proimperialistas del CNS merecen perdón del proletariado por años de convivencia con Assad y de exploración de los trabajadores solamente porque decidieran desabrochar un conflicto armado y gobernar por si propios el país?
La ausencia de un llamado claro por la expropiación de toda burguesía siria (incluyendo los supuestos “líderes” burgueses de la supuesta “revolución”) sumada al apoyo a los “Comités de Coordinación Locales” nos dice mucho sobre la posición de la UIT en Siria. Esa posición solo hace sentido si salimos del campo del trotskismo y nos metemos en la oportunista tradición morenista.
Aunque critica los líderes del CNS, la UIT no apunta el carácter burgués del movimiento armado que él dirige en la lucha por el poder. Eso no es al acaso: sirve para disfrazar el apoyo incondicional dado por la UIT a ese movimiento con liderazgo y programa proimperialista, con la esperanza de que él represente un “primer paso” para la victoria de la clase trabajadora. Considerando que el conflicto sirio es una “revolución democrática” dirigida por sectores burgueses contra un régimen dictatorial, la UIT
“… llama a la más amplia unidad de acción mundial, a todos los sindicatos, movimientos populares, corrientes de izquierda, democráticas y antiimperialistas para parar las masacres y apoyar incondicionalmente la rebelión popular para echar a la dictadura de Al Assad. Reclamamos a los gobiernos, la ruptura de relaciones con la dictadura siria. ¡Convocamos a repudiar todo intento de intervención imperialista! ¡Que los pueblos y la juventud de los países árabes, en especial de Egipto, Libia y Túnez, se movilicen para exigir a sus gobiernos que envíen armas y voluntarios al pueblo rebelde sirio!”
La UIT sigue la lógica según la cual el conflicto es una “revolución” al estilo morenista; no se faz necesario hablar en el eje de clase, sino en el “pueblo” sirio en general (que también no parece incluir a los pueblos curdos y otras minorías que desconfían de la oposición burguesa); no se busca comprender cuáles fuerzas de clase son la dirección política en el movimiento oposicionista o cuál es su programa o trayectoria; simplemente se “apoya incondicionalmente la rebelión popular”; no se defiende como una premisa básica para cualquier victoria de la clase obrera la creación de un movimiento proletario políticamente independiente de la oposición burguesa y sus brazos, como los Comités de Coordinación Locales, sino que se “exige a los gobiernos” (burgueses) que “envíen armas y voluntarios al pueblo rebelde sirio”.
Marxistas no actúan de esta forma. Frente a todo proceso de lucha, analizamos las clases envueltas. En el caso sirio los sectores directamente en lucha son la odiosa oposición burguesa proimperialista del CNS, que dirige el movimiento rebelde, y la igualmente odiosa burguesía dictatorial representada por Assad. Defendemos así un programa proprio del proletariado: por eso decimos claramente que la victoria de cualquier uno de los actuales campos burgueses no significa paso al frente o avanzo con relación a la perspectiva revolucionaria.
La nota de un grupo con el cual la UIT mantiene relaciones fraternales y que fue reproducida en su sitio (indicando una concordancia política en términos generales) reconoce que
“La falta de la intervención activa de la clase obrera en la revolución y la carencia de una dirección política revolucionaria crea una situación de ‘empate’ y hace que los que buscan la salida en una intervención del imperialismo ganen terreno dentro de la oposición.”
― “La ONU y Bashar contra la revolución Siria”, 16 de abril de 2012
http://uit-ci.org/index.php/noticias-y-documentos/noticias-internacionales/54-la-onu-y-bashar-contra-la-revolucion-siria
Pero la ausencia de la clase obrera de forma organizada o de su “intervención activa” no impide que la UIT clasifique al proceso de “revolucionario”. Entonces, ¿cuál clase “revolucionaria” está encampando dicho proceso? A pesar de que critica el CNS, la UIT toma la conclusión de que un movimiento que no tiene “la intervención activa de la clase obrera”, y que sigue un liderazgo y programa burgués puede representar los intereses revolucionarios de la clase obrera.
Siguiendo las lecciones morenistas, la UIT se pone lado a lado con la lucha de la oposición burguesa liderada por el CNS, caracterizando el movimiento como una “revolución” y no habla de la necesidad urgente de construir un partido revolucionario capaz de llevar las masas trabajadoras a un papel protagonista en una lucha en contra de la dictadura burguesa e incluso de la oposición proimperialista del CNS. Un proceso cómo ese sería el único que podría ser llamado de revolución. La declaración de los colaboradores internacionales de la UIT apunta que
“Construcción de comités de solidaridad con la Revolución siria; cooperación de estos comités de solidaridad con los Comités Regionales de Coordinación, que son auto organizaciones de masas que lideran las movilizaciones; suministrar armas, munición y material de sanidad a las fuerzas revolucionarias; daría un impulso enorme a la Revolución siria.”
Así como sus compañeros de la UIT, el “Comité de Enlace Internacional” (compuesto por los grupos “Lucha Internacionalista” de Espanã y el “Frente de Trabajadores” de Turquía) que corrobora la declaración, defiende los “Comités Locales” sumisos al CNS, clama por el fortalecimiento de las “fuerzas revolucionarias” armadas (que sólo pode ser comprendido cómo un llamado para fortalecer el Ejército Libre Sirio, brazo armado del CNS financiado por estados burgueses vecinos y potencias imperialistas) y posiciona en segundo plano, o mismo ignora, la necesidad de un partido revolucionario y de un proletariado que se separe políticamente de la burguesía o de las “masas” en general.
Distintamente de la UIT, nos basamos en el legado de Leon Trotsky, y no en el de Nahuel Moreno, que son opuestos por la raíz. Para nosotros, el establecimiento hoy en Siria de un gobierno del CNS o de su “ala izquierda” de los Comités de Coordinación Locales, no será nada más que “el aborto de una revolu-ción proletaria insuficientemente madura y prematura”. Una vez en el poder, estos dirigentes burgueses usarían las armas de su ejército “libre” en contra de cualquier oposición proletaria o cualquier uno que hablara de expropiación o ruptura con el imperialismo. Traición y derrota: eso es lo que espera el proletariado sirio en caso de este apoyar una victoria del CNS, venga este a gobernar abiertamente o a través de grupos a él subordinados. La UIT, así como tantos otros grupos en la izquierda, está ayudando a preparar el clima para que los trabajadores sirios sean pegos en una trampa.
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Reproducimos a continuación un extracto de nuestra declaración sobre Siria, sobre la posibilidad de que el país sea víctima de una intervención imperialista. La declaración fue originalmente publicada en septiembre de 2012.
La amenaza de una intervención del imperialismo
Mientras están sumergidos en una compleja crisis económica y aún pagan los costos de guerras u ocupaciones lanzadas contra otros países semicoloniales, los imperialismos estadunidense y europeo no están acudiendo inmediatamente a los llamados del CNS por intervención.
El presidente de una comisión de observadores de la ONU enviada para investigar una masacre que ocurrió en la ciudad de Houla, el brasileño Paulo Piñeiro, habló que: “Siria no es el mismo que Libia”, y apuntó que “El ejército de Siria tiene trecientos mil hombres. Para que tengas una noción, este es el mismo tamaño de las fuerzas armadas brasileñas, pero nosotros somos doscientos millones de personas”. Por esta declaración, queda claro que una intervención imperialista crearía altos costos, humanos y materiales, los cuales los estados imperialistas, hasta ahora, tienen dudas en lanzar debido a sus riscos políticos e militares (a pesar de adoptaren una defensa diplomática de la oposición siria).
Más allá de la cuestión militar, se debe recordar que “Siria no es el mismo que Libia” también en sus reservas naturales. El país no tiene el mismo potencial de extracción de petróleo y otras materias primas que activan el apetito imperialista, haciendo con que una intervención directa no presente la misma posibilidad de retorno financiero que Libia.
Otro factor relevante son las relaciones comerciales que el gobierno Assad posee con Rusia y China. Rusia tiene importantes contratos de fornecimiento de equipamiento militar que le garantizan enormes lucros. Por lo tanto, eses países sistemáticamente bloquearon resoluciones de sanciones económicas y otras medidas agresivas contra su aliado comercial en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y eso ha también impedido hasta ahora una intervención “legal”. Ese impase hace con que la ONU sólo realice misiones de observación, mientras los “Amigos de Siria” proveen algún suporte al CNS por debajo de la mesa.
Sin un apoyo militar directo del imperialismo y con un “Ejército Libre” en gran medida mal articulado y mal entrenado en contra de una poderosa y aún solida máquina de estado, parece que el CNS no logrará una victoria semejante a la que el “Consejo Nacional de Transición” con la intervención armada de la OTAN a su lado derecho, obtuvo en Libia contra el régimen dictatorial de Gadafi. No es sorpresa que más de un año de guerra civil después, la dictadura Assad se mantiene en el poder mientras que el CNS/ELS tiene sufrido algunas amargas derrotas.
Pero independientemente de una indisposición momentánea de los imperialistas para una agresión armada en Siria, los trabajadores con conciencia de clase en todos los países deben decir claramente: ¡Imperialistas, manos fuera de Siria! Una intervención de este tipo en un país ya sometido al capital imperialista sólo podría intensificar la exploración del proletariado y de un pueblo oprimido. Si los imperialistas avanzaren militarmente para apoyar el CNS/ELZ, nuestra actitud en el conflicto será de tomar el mismo lado militar de la nación oprimida, deseando la derrota (aunque por las manos del gobierno de Assad) de los imperialistas y sus lacayos.