IG/LIVI: Aun dando vueltas en torno de una ‘explicación seria’
Grupo Internacionalista/ Liga por la IV Internacional
Aun dando vueltas en torno de una ‘explicación seria’
[Publicado por primera vez en inglés el 17 de agosto de 2010.]
Mientras critica correctamente muchas de las posiciones actuales de la Liga Espartaquista (SL/EEUU), los líderes del Grupo Internacionalista (IG) / Liga por la IV Internacional (LFI) persisten rígidamente en la defensa de la supuesta integridad política de dicha Liga hasta el momento en el que fueron expulsados de la misma en 1996. La dirigencia del IG escogió construir su organización en torno de ese mito y, más específicamente, continúan insistiendo que la SL estaba “singularmente correcta” a lo largo de los años 80 en su entendimiento distorsionado de las posiciones trotskistas sobre el estalinismo y la defensa de la Unión Soviética. Habiendo sido ellos antiguos líderes centrales de la SL que participaron activamente en el desarrollo de su línea política, la defensa del historial de la misma fue siempre una cuestión de sus propios legados personales y prestigio burocrático.
Como consecuencia de la obstinada insistencia del Partido Comunista de Alemania en defender la política que permitió que Hitler ascendiese al poder sin resistencia (“Primero Hitler, después nosotros”), León Trotsky fue forzado a concluir que cualquier organización que colocara el prestigio de sus líderes por encima de decir la verdad, merecía ser descartada de cualquier propósito revolucionario.
En política es inevitable que, cuando se sigue adelante con la lógica de una posición errónea en una cuestión, eso acabe teniendo consecuencias imprevistas en una o varias otras cuestiones que podrían parecer, en un primer momento, no tener relación con la política original. Luego del reciente terremoto de Haití, la SL cosechó lo que sembró cuando ésta, escandalosamente y de forma inesperada, acabó apoyando la ocupación de Haití por el ejército de los Estados Unidos, creyendo en las palabras de Obama de que él estaba allí para proveer ayuda a las sufridas masas haitianas. [Vea La Liga Espartaquista apoya las tropas americanas en Haití, (português) 15 de Febrero de 2010]]
Haití, Afganistán y Líbano
En una carta reciente para la SL, condenando su demorada e incompleta autocrítica sobre Haití [Vea Repudiando nuestra posición sobre el terremoto de Haití: Una capitulación al imperialismo de EE.UU, 27 de abril de 2010], en una cuestión en la cual, en relación a la izquierda restante, fue “singularmente incorrecta”, la dirigencia del IG reprende a la SL por su tentativa de distanciarse de su vergonzosa posición original, al mismo tiempo en que hesita a la hora de repudiarla abiertamente, mientras se recusa a examinar de forma completa la “raíz de la traición” en su más reciente reconocimiento de una acción errada.
“Ustedes admiten el crimen, pero fallan en dar una explicación seria de las razones de aquel. Y ello garantiza virtualmente que éste sucederá de nuevo…”
“A pesar de sus declaraciones arrepentidas de hoy, ¿cómo nosotros podemos saber que aquello que ustedes dirán mañana no será una repetición de lo que ustedes dijeron ayer?”
— Carta Abierta del Grupo Internacionalista para la Liga Espartaquista y la LCI, 8 de mayo de 2010.
La carta del IG para la SL defiende la posición de que Haití fue “una extensión de la capitulación previa a las presiones del imperialismo americano”, apuntando al repudio abierto de la SL en llamar a derrotar al imperialismo estadounidense en Afganistán en 2002, que la SL aún defiende, como su precedente más significativo.
“En aquella época, ustedes habían atacado perversamente al Grupo Internacionalista por nuestro llamado desde el comienzo (en nuestra declaración el 14 de septiembre del 2001) por la defensa de Afganistán y la derrota del imperialismo americano. Ustedes escribieron que nuestra línea nos llevaba a convertirnos en ‘los representantes del discurso antiamericano’, tal como lo declararon en un subtítulo, y que apelábamos a una platea de nacionalistas ‘tercermundistas’ para los cuales ‘el único americano bueno es el americano muerto’…”
Sin embargo, la posición de la SL en Afganistán, a su vez, tuvo un precedente con la posición que ésta había sostenido en el Líbano en 1983, cuando se recusó a defender militarmente el lado que luchaba por el fin de la ocupación militar de los EEUU en su país. Ya que ellos todavía estaban en la dirección de la SL en aquella época, los fundadores del IG aún defienden esa posición hoy en día. De manera similar, en un libro de la SL del año 1990 titulado “Trotskismo: Que Es y Que No Es Eso” (también editado cuando los fundadores del IG todavía eran los líderes de esa organización), declararon que la Tendencia Bolchevique Internacional (TBI), que en aquella época había mantenido una posición correcta (pero que desde entonces se ha degenerado burocráticamente):
“desea asesinatos indiscriminados en masa de americanos…”
[Para un comentario sobre la degeneración burocrática de la TBI, vea El Camino Hacia Fuera de Rileyville, 25 de Septiembre de 2008].
Ya que la posición de la SL sobre el Líbano es defendida por la dirigencia del IG incluso actualmente, se puede preguntarles con razón, si a pesar de sus “declaraciones arrepentidas de hoy”, ¿cómo nosotros podemos saber que “aquello que ustedes dirán mañana” no será una repetición de “lo que ustedes dijeron ayer”?
‘Brújula política’: la ‘explicación seria’ de la ‘raíz de la traición’
En nuestro propio texto sobre la SL y Haití, nosotros observamos el siguiente:
“El IG afirmó que la SL realizo un giro frente a una histeria chauvinista. Mientras la SL ciertamente realizó tales giros en el pasado, como su espantosa reacción al 11 de Septiembre y a la guerra de Afganistán en 2001, ninguna atmósfera similar existía en relación a Haití en ese momento.”
— La Liga Espartaquista apoya las tropas americanas en Haití, 15 de febrero de 2010
A pesar de que las dos posiciones fueron traiciones programáticas y de hecho hay muchos paralelos entre una y otra, al contrario de Afganistán, la línea de la SL en Haití no es tanto un reflejo de presión inmediata externa, como de sus antiguas contradicciones políticas, metodológicas y organizativas.
Al mostrar alguna de esas contradicciones, nuestra declaración sobre la línea proimperialista de la SL se refirió a una polémica previa con el IG sobre su defensa del legado de la SL en los años 80 acerca de la “cuestión rusa”.
“Como fue elaborado de una forma más completa en una polémica anterior (IG: Programa de Transición de Trotsky o Brújula Política de Robertson?, (inglés) 6 de mayo de 2009), la SL basó prácticamente toda su existencia durante los años 80 en la cuestión de la defensa de la URSS. En el velorio de su caída, construyeron una visión del mundo bajo el cual, así como previamente todas las cuestiones eran vistas bajo el prisma de la defensa de la Unión Soviética, hoy todas las cuestiones son vistas a través del estrecho prisma de su muerte. No es tan sólo la crisis subjetiva de liderazgo que retrasa las luchas de la clase obrera, sino una nueva circunstancia objetiva donde la cuestión de tomar el poder del Estado se coloca fuera de la agenda por una razón u otra.
“Aquellos que desisten de la clase obrera son forzados a buscar por salvación en otras fuerzas sociales. Durante los años 80, en una desorientación simétrica a la de hoy, las visiones y miedos extremadamente exagerados de la SL sobre los ‘peligros de los años de Reagan’ combinados con el desmantelamiento de sus fracciones sindicales, los llevó a mirar a los estalinistas soviéticos, a su ejército y a su poderío económico como los protectores de los ataques del imperialismo. Hoy, la URSS no existe más y Cuba no puede reaccionar como un sustituto suficiente en la región.”
En aquella polémica con el IG, nosotros citamos una intervención en un foro abierto de tal organización que resumió un importante aspecto de la metodología de la SL sobre la cuestión:
“Concuerdo con muchas de las actuales críticas del IG al hecho de la SL haber explícitamente abandonado el programa de transición. También concuerdo con que esa posición está relacionada con la extrema desmoralización de la SL después del colapso de la URSS. Ello fue expresado en su reciente posición sobre la lucha contra la ley de flexibilización de contratos de empleo en Francia, cuando ellos proclamaron que en el ‘mundo postsoviético’ no es probable que una huelga general tenga éxito. Algunos años atrás, cuándo Afganistán fue atacado, miembros de la SL argumentaron de manera similar que en dicho mundo postsoviético las victorias militares de las neocolonias contra los imperialistas no estaban en la agenda. No obstante la desaparición de la URSS fue una gran derrota, por sí misma ella no es una explicación de nada de aquello. Se debe mirar también hacia la historia de la propia SL anterior a ese colapso y a sus varios zigzagueos sobre la cuestión rusa; posiciones por las cuales el liderazgo del IG también es responsable por haberlos desarrollado y reivindicado hasta hoy en día. Sobre ello, voy a comentar un aspecto.”
“A lo largo de los años 80, la SL desarrolló una fuerte tendencia a reducir el trotskismo a la cuestión del defensismo soviético. Ese giro fue parcialmente reconocido en la época en que yo era miembro de la juventud de la Liga Espartaquista. Desde que pasó a ver la defensa de la URSS como la cuestión central en todos los lugares y ocasiones, desde Nicaragua hasta Alice Springs, Australia, surgió una tendencia para ver el mundo a partir del estrecho punto de vista de la pregunta ‘¿está bien así para Rusia?’ ”
“Frecuentemente se escribía y se afirmaba internamente que la defensa de la URSS era la ‘brújula política’ de la SL, que iría a prevenir su degeneración, un tipo de talismán mágico para espantar los espíritus del antitrotskismo. En contraste, el Programa de Transición declara que la Cuarta Internacional debe ‘basar su programa en la lógica de la lucha de clases’, lo cual es bien diferente a usar la defensa de la URSS como una brújula política. Pero, ¿qué sucede cuando se continúa usando tal brújula después de que ésta ya no existe más? (Nosotros descubrimos dos años atrás que cambiar acusaciones internamente sobre desear abandonar la defensa de la URSS todavía es una norma para ellos). El resultado es la transformación siguiente en un agrupamiento propagandista pasivo, que el IG describió, confirma eso; así como también la reciente posición de la SL en Francia. Sin embargo, los líderes de la IG son incapaces de hacer tal análisis por entero. Ellos están determinados a defender aquellas posiciones, ya que ellos mismos son enteramente responsables por ayudar a desarrollarlas siendo los líderes de la SL.”
Nosotros también mostramos que tal comprensión también desempeñó un papel en distorsionar la actitud trotskista frente al imperialismo durante los años 80.
“En otra parte del Medio Oriente, la SL intentó encubrir su abandono del apoyo militar hacia aquellos que luchaban contra la ocupación de los fusileros navales de los Estados Unidos en su país, cínicamente preguntando ‘¿dónde está hoy el lado justo y antiimperialista en el Líbano?’ Y entonces explicando las condiciones en las cuales ellos irían a tomar partido:
“‘Si los EEUU entran en guerra contra Siria, una revaluación completa sería necesaria, no menos porque tal guerra podría convertirse en un conflicto real entre los EEUU y la URSS, en el cual los marxistas defenderían el lado soviético’
— ‘Marxismo y Baño de Sangre’, Workers Vanguard No. 345, 6 de enero de 1984.”
Hasta la actualidad, el IG ha intentado explicar que todas sus diferencias con la SL surgidas después de su expulsión son originarias de la desmoralización sufrida por la SL tras la caída de la URSS. El grupo se recusa a reconocer que esa desmoralización extrema deriva directamente de la metodología de la que son ellos mismos responsables por haberla elaborado y desarrollado hasta el momento de su propia expulsión.
Nosotros fuimos, de cierta forma, tomados un poco por sorpresa por el que pareció ser un reconocimiento implícito de nuestra crítica en la carta del IG:
“Todo se origina en el devastador impacto sobre la Liga Espartaquista y la Liga Comunista Internacional (LCI) de la destrucción contrarrevolucionaria de la Unión Soviética y de los estados obreros deformados europeos entre el 89 y el 92.”
“Observen lo que sucedió después del ataque del 11 de septiembre de 2001 al World Trade Center y al Pentágono, que claramente abalaron la SL y la LCI. Empero, habiendo perdido su brújula política con el final de la Unión Soviética, la SL/LCI reaccionó abandonando elementos clave del programa leninista-trotskista relacionados a la guerra imperialista”
Haciendo una búsqueda en Google, descubrimos que es la primera vez que una discusión sobre la antigua “brújula política” es levantada en las publicaciones del IG. El uso de la SL de la defensa de la URSS como su “brújula política”, como frecuentemente ha declarado en la época, era la característica esencial de dicha liga cuando los fundadores del IG todavía eran los líderes de aquella organización, siendo así una parte central de sus legado político, y por la cual ellos serían responsables por tener que, con honestidad, reconocer como errónea. Si la afirmación del IG es de que la desmoralización tras la caída de la URSS fue la razón clave para su salida de la SL y la justificación para su existencia independiente, entonces tal reconocimiento también ofrecería la única explicación para la naturaleza altamente profunda de esa desmoralización aun ahora mismo dos décadas después del hecho, cuando casi todos en la izquierda (con excepción del geriátrico PC pro-Moscú) se recuperaron o están en proceso de recuperación. Parece que un reconocimiento mucho más explícito, sincero y riguroso debería ser reclamado, en lugar de un reconocimiento improvisado, hecho de manera pasajera en la carta del IG. ¿Cómo eso difiere con el modo en el que la SL hesita en repudiar abiertamente su posición en Haití?
Nosotros desafiamos a los miembros de base del IG a testear la franqueza de sus líderes o, tal vez más apropiadamente, su propio poder dentro de la organización intentando exigir un reconocimiento explícito de sus errores.
Karma: todo lo que va, vuelve
No tenemos ninguna confianza en la habilidad o fuerza de voluntad de los líderes del IG en hacer un balance honesto del papel que ellos desempeñan en la degeneración de la SL. No sólo en la cuestión de la línea política, sino también en el papel al que se prestaron en la burocratización de la SL cuando ellos mismos estaban en el liderazgo, dirigiendo o ayudando en las persecuciones a los críticos para expulsarlos y después calumniarlos.
Al tiempo que reclaman haber sido víctimas de un “ataque preventivo” de carácter organizativo engendrado por Alison Spencer (cuyo crédito dentro del grupo disminuyó desde entonces, pero que en la época estaba flirteando con la idea de sustituir a Jim Robertson como el “líder” de la SL), dos años después del hecho, el líder principal del IG, Jan Norden, todavía estaba vanagloriándose por haberla ayudado en una purga igualmente maquiavélica, típica de un Zinoviev, en la sección italiana de la Liga Comunista Internacional:
“Usted describe, a partir del documento sobre Italia, que parecía que Norden había hecho a un bloque con Parks (Spencer) a respecto de las diferencia sobre llamar o no, de cualquier manera que fuese, por una huelga general en Italia. Yo, de hecho, hice un bloque con Parks contra Gino, cuya política encubría al Frente Popular. En aquella situación, llamar a los burócratas (que eran los únicos en posición de hacer eso) a organizar una huelga general ilimitada, significaba llamar por más militancia sindical con el objetivo de establecer las bases para una coalición de centro-izquierda para reemplazar al gobierno de derecha de Berlusconi y Fini. Un ‘bloque’ contra ese embrión de tendencia, representada por Gino, que se oponía al programa trotskista [léase un ‘ataque preventivo’ organizativo — énfasis añadida] no era apenas principista, sino también obligatorio. Era extremadamente necesario formar una mayoría para luchar contra la provocación frente-populista.”
— “Carta del IG al MEG”, 18 de julio de 1998 (Trotskyist Bulletin No. 6)
No es tenido en cuenta el hecho de que, después de haber sido ellos mismos expulsados de la SL, el IG expresó críticas fundamentalmente similares a las de Gino hacia el abandono que la SL/LCI hizo de los llamados a huelga general, o que ellos en persona acabaron siendo víctimas de los mismos métodos organizativos usados contra Gino. Lo que está involucrado, una vez más, es la cuestión de sus legados personales y prestigio burocrático.
En contraste, gran parte de los miembros de base del IG, siendo subjetivamente revolucionarios, aún pueden desempeñar un importante papel en ayudar a reconstruir la Cuarta Internacional. Sin embargo, ellos sólo pueden hacer eso si prestan amplia lealtad a la lucha por la revolución socialista, por encima de la estrecha lealtad a la organización en la cual ellos están actualmente adheridos. Así, la reciente tragedia de los miembros de base de la SL (que unánimemente apoyaron la línea proimperialista en Haití y después pasaron a unánimemente repudiarla cuando el “líder” de la SL cambió de idea) muestra que aquellos que son incapaces de erguirse contra los burócratas de su propio partido jamás podrán erguirse frente a la clase dominante.
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