CARTA DE RUPTURA CON LA TENDENCIA BOLCHEVIQUE INTERNACIONAL
Carta de ruptura con la Tendencia Bolchevique Internacional
El camino hacia fuera de Rileyville
Samuel Trachtenberg, 25 de septiembre de 2008
Esta carta de rompimiento no debe ser ninguna sorpresa para ustedes. En cuanto ya he tenido problemas y he hecho críticas dirigidas a la dirección de la Tendencia Bolchevique Internacional (TBI) en los años anteriores, por más de un año he venido chocando de frente contra ella constantemente en torno al desenvolvimiento presente y futuro de la TBI y su interminable remanente de camarillas, intrigas, maniobras y métodos desleales, a través de los cuales la Troika(Tom Riley, Bill Logan y Adaire Hannah) vino manteniendo su control sobre el grupo todos estos años.
Sigo convencido de la necesidad y de la posibilidad de derrumbar la sociedad capitalista, pero esa posibilidad sólo puede alcanzarse a través del reagrupamiento de los subjetivamente revolucionarios por el mundo en una base programáticamente saludable por la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Por más formalmente correcto que el programa escrito pueda estar de momento, la Historia ha mostrado que el tipo de organización en la que la TBI se transformó – un grupo estático, estancado, dominado por una dirigencia maquiavélica profundamente enraizada – jamás va a poder ganar camaradas más jóvenes, crecer o desarrollarse y, de este modo, prestar un pequeño papel en este proceso. Nosotros perdimos a los camaradas argentinos principalmente por estas razones, y es apenas una cuestión de tiempo hasta que los actuales simpatizantes latinoamericanos del grupo descubran esto mismo por sus propios medios. Daniel De Leon, uno de los pioneros del marxismo en los EE.UU., también era muy “ortodoxo” en su tiempo, pero él conducía una secta rígida híper-centralizada y autoritaria cuya contribución fue principalmente literaria. No es un acaso que pocos en la historia del SLP (el grupo de De Leon) participaron en la fundación del PC/EE.UU.
Bajo esta luz, tal vez la situación de la sección neocelandesa sea la más instructiva. De un punto en el que era el grupo más grande que reivindicaba el trotskismo en el país, se retrajo hacia cuatro gerontes semi-activos. Yo sospecho que la razón de esto fue que su reputación era tal, que la mayoría de los activistas de Nueva Zelanda no querían permanecer ni a diez metros de distancia de ellos. La reputación de Logan y Hannah como líderes de la Spartacist League, combinada con su aparente fracaso en romper con sus viejas prácticas (expresas en sus sesiones de desmoralización y persecución hacia Peter De Waal [1]), son ampliamente conocidas en los círculos de izquierda de Nueva Zelanda y debatidos en varios grupos de discusión en la Web. Aunque inicialmente había protestas entre los miembros cuando estos incidentes ocurrían, los líderes fueron capaces de seguir al frente. Además, el mantenimiento de su capacidad de repetir el tratamiento atroz contra otros críticos – concuérdese o no con sus críticas – estableció un patrón ruin bajo el cual el grupo aún vive en la actualidad. Yo sugiero fuertemente a los camaradas que lean los documentos sobre la persecución de la célula del Área de la Bahía de San Francisco (Bay Area [2]). No es preciso ser un admirador de Gerald Smith o Fred Ferguson para quedar perturbado por la manera, típica de un Zinoviev, con la cual los líderes lidiaron con ellos. Trotsky trataba tales diferencias de una forma radicalmente distinta, como cualquiera lo puede ver leyendo La crisis de la sección francesa, donde cuestiones semejantes de una prensa “popular” mantenida dentro de la disciplina estaban en controversia.
Aunque algunos de estos casos han ocurrido mismo antes de volverme miembro, yo puedo decir que la TBI es hoy un grupo radicalmente diferente de aquel en el que entré en 1994. Hasta 1998, cuando ocurrió su última lucha fraccional, la TBI era todavía un grupo lleno de debates y disputas de línea política. En la conferencia de América del Norte, en la cual participé después de unirme al grupo, Riley y Logan aún estaban en minoría en muchas cuestiones. No obstante, han pasado ya 10 años desde la última lucha fraccional en el seno de la TBI con los seguidores de Jim Creegan y con Ian Donovan.
Fue así como el grupo vió la cuestión en el pasado, cuando aquello sucedió con la Spartacist League (la organización que la precedió):
“En el mundo de sombras que, cada vez más, constituye la vida interna de la SL/EE.UU., la dirigencia ocasionalmente siente la necesidad de responder a las dudas, preguntas y críticas que nunca fueron explícitamente articuladas por nadie, pero que sin embargo acechan las mentes de muchos. Seymour agitó un artículo llamado ‘El camarada Robertson y la Tendencia Espartaquista’ en el cual él trata la espinosa cuestión de por qué la última lucha fraccional en la SL ocurrió en 1968. Seymour dice que ‘en una organización homogénea, las luchas fraccionales ocurren casi siempre cuando modificaciones en las circunstancias objetivas exigen un cambio fundamental en la línea política y en las perspectivas organizativas’. (SL IDB No 30, P. 44). Él usa el ejemplo del Partido Bolchevique, que ‘claramente no era ni una secta, ni una organización personalista. En cada viraje de importancia, Lenin encontraba resistencia u oposición abierta entre los miembros de la dirigencia’. El hecho de que no es el caso en la SL/EE.UU. hace más de diez (hoy catorce) años, explica Seymour:
‘está condicionado por el hecho de la ausencia de circunstancias objetivas que exigen cambios mayores, o innovaciones en la línea política, o virajes organizativos no anticipados.’
‘Nuestra tendencia existe en un cuadro organizativo limitado a hacer propaganda de la visión de mundo así como del programa trotskista […] la SL/EE.UU. nunca desafió seriamente, ni mismo de manera episódica, el liderazgo burocrático de la clase trabajadora’.
“Muy bien entonces, todas las luchas fraccionales en la Tendencia Espartaquista Internacional esperan el día en el que la organización gane una base de masas en la clase trabajadora”.
Declaración de la Tendencia Externa (1982)
Sin embargo, cuando expuse esta cuestión (junto con varias otras similares), los camaradas dieron la misma respuesta que Seymour, combinada con una grosera campaña para convencerme de que mis críticas provenían de “problemas mentales”. A pesar de poseer un historial de depresión, yo no presento ningún cuadro de insania y soy perfectamente capaz de reconocer la realidad y los intentos de los líderes de usar conmigo los mismos mecanismos que fueron usados con otros críticos. Ian Donovan, que levantó críticas políticamente inaceptables sobre la cuestión del Frente Popular fue tratado de una forma semejante. Después de dejar nuestro grupo, cuando los líderes anunciaron de forma antidemocrática que las diferencias con él no serían discutidas por un período de dos a cuatro años hasta la próxima conferencia, la TBI respondió con falsas insinuaciones externas (y afirmaciones explícitas internas) que la evaluación de Ian sobre lo que había sucedido era un producto de una “enfermedad mental”. Con todo, su evaluación era precisa. Y aunque Ian tenía antecedentes de ataques de ira (en tratamiento), él tampoco era un insano.
Uno de los corruptos seguidores de la dirigencia de la TBI, Jason Wright, tiene él propio una historia en su organización anterior, la RWL de los EE.UU., que realizó una campaña para convencerlo de que sus críticas correctas contra ella eran un producto de “enfermedad mental” [3]. Como él puede mirarse en el espejo hoy siendo cómplice de una campaña semejante, no lo sé. El termo para ese tipo de práctica es “gaslighting” e yo pediría a los camaradas que hiciesen una busca en Google sobre eso. El hecho de que Bill Logan, un “profesional” de salud mental, usó sus credenciales para esos propósitos asquerosos aumenta la corrupción involucrada.
El incidente que finalmente me forzó a encarar la cuestión de frente sucedió hace dos semanas. Recibí un e-mail de Tom Riley diciéndome que lo telefonease. Como yo ya estaba bastante irritado con la más reciente provocación del Comité Ejecutivo Internacional de intentar hacerme perder la calma, le dije que nos comunicásemos por correo electrónico, ya que estaba demasiado estresado por el momento y que no quería más problemas innecesariamente. La respuesta de Tom fue informarme que yo no hacía las reglas y que él sí; que yo estaba bajo disciplina; y que debía telefonearlo. Yo respondí que aquello debería estar involucrando alguna cuestión de seguridad y que no podía ser discutido vía e-mail, ya que por el contrario, aquella exigencia no tenía nada que ver con ninguna disciplina operacional legítima y sería un ejercicio para establecer obediencia psicológica como los que la Spartacist League acostumbraba hacer. Él respondió continuando su exigencia que yo le telefonease. Cuando lo llamé por teléfono, me informó que cuando él, el señor – “líder” – hacedor-de-la-lluvia me dijese para telefonear, era mejor que lo telefonease; y procedió arrogantemente informándome que yo no debería sorprenderme si en un futuro no muy distante, me viese “forzado a salir del grupo”, acto seguido de una de sus asquerosas carcajadas. Ya hubiera sido su intención provocarme para que me vaya, iniciar intimidaciones burocráticas o, más probablemente, una declaración de intención futura hecha en un momento de descontrolada arrogancia burocrática; esto me forzó a confrontar personalmente el hecho de que, si tal asqueroso abusador podía ser el líder incuestionado e indiscutido de un grupo, eso significaba que ese grupo no tenía futuro revolucionario. Por fin la cuestión era una tal que podría tener sido debatida por correo electrónico. Riley informó que “no pensó eso”.
Yo valorizo profundamente las contribuciones históricas pasadas de la TBI, y buscaría continuar su trabajo. No obstante, una continuación no es una repetición; y el grupo que otros y yo formaremos tendrá el cuidado de no repetir sus errores. Los compañeros pueden leer más en el sitio www.regroupment.org que luego estará disponible en la Web.
Hago un llamado a los otros miembros de la TBI para que se unan a mí, ya que no creo que el liderazgo de la TBI sea reformable a esta altura del partido, ni creo que la necesaria insurrección de los miembros de base que el grupo precisa sea posible en una coyuntura histórica como la nuestra. Esto, en general, debiera ocurrir como un reflejo de la creciente lucha de clases en la sociedad, así como la pacificación de los cuadros de la TBI refleja el difícil período que la TBI viene sufriendo en sus 27 años de incapacidad para romper una existencia marginalizada. Por todo esto, a aquellos que discuerden, yo los invito a que hagan una tentativa de reforma. Si ustedes tienen éxito antes que la rutina destruya un programa formalmente correcto, yo y los que se junten conmigo estaremos listos para unir nuestras fuerzas a ustedes. Mas, probablemente, los líderes irán marginalizándolos con sus incesantes maniobras y campañas, combinadas con una represión organizativa hasta que ustedes abandonen la organización, desmoralizados y fallidos como Jim Robertson – el líder de la Spartacist League quien instruyó a los líderes de la TBI en sus técnicas – acostumbraba decir explícitamente que era la forma de lidiar con los oposicionistas.
Aquellos que, como yo, intenten y continúen determinados a ser revolucionarios, están invitados a entrar en contacto con el nuevo grupo en el cual voy a participar, y de cuyo futuro tengo confianza.
Samuel Trachtenberg
PS: Al tiempo que el nuevo grupo hará foco en polémicas, este no será tan estrecho en su enfoque como la TBI. Yo no formaré una “tendencia externa”. Mientras que tal orientación tenía sentido para un partido de masas envuelto en un combate diario, como la Internacional Comunista, esta no lo tiene para un grupo puramente literario con menos de 40 personas alrededor del mundo. Dicha orientación ya era impropia para un grupo como la SL, y la TBI nunca logró salir de este foco limitado. Yo escribiré polémicas con la TBI cuando la necesidad surgir y, con certeza, iré a responder a cualquier acusación. Un análisis histórico más amplio que el que se presenta en esta carta se verá en breve.
Apéndices (en Inglés)
[1] El caso Peter de Wall, “Publicar y ser condenado” y La discusión entre la TBI e la Liga Comunista Internacional.
[2] El Centralismo Burocrático en la TBI, del Communist Workers Groups.
[3] Carta de ruptura con la Revolutionary Workers League, por Jason Wright (circa 1998).
Apéndices (en portugués)
“Esta manera de proceder es típica de la asquerosa tradición de la Cominterm a medida que la influencia del estalinismo la llevaba a la degeneración. Si éste fuera el único problema, aún sería necesario luchar contra el pablismo hasta el final para salvar a la Cuarta Internacional de la corrupción interna.”
“Carta abierta a los trotskistas de todo el mundo”
16 de noviembre, 1953
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“Su aseveración unilateral que: “los regímenes son el producto de las políticas definitivas, programas definitivos” es un argumento el cual Roberston y sus seguidores llevaron por años. Ellos proclamaban que su brutal, deshonesta y cínica conducta interna solamente podría ser tomada como una evidencia de un mal régimen, si en las páginas de la prensa del grupo había evidencia de revisionismo en la cuestión Rusa, la cuestión nacional, etc. En el caso del grupo Espartaquista, el culto y la altamente burocratizada evolución de su propio régimen interno, es en sí mismo un abandono programático del Trotskismo, preparando la salida de una serie de otras cuestiones programáticas desde la tradición revolucionaria de la organización. Nosotros hemos documentados una buena cantidad de las cuestiones más revisionistas del liderazgo de Roberston, desde su defensa social-patriótica de los Marinos de los EEUU en Líbano hasta vivando a Andropov, el carnicero estalinista de la Revolución Húngara.”
“Carta de la Tendencia Bolchevique al Poder Obrero”.
Mayo 5 de 1988