La virgen($) y los obreros

La virgen($) y los obreros

Esto artículo fue publicado en Espartaco Vol. I No. 2, Diciembre 1966.

Cuando una unión [sindicato] adquiere, a través de diarias luchas y esfuerzos, una conciencia obrera sólida y militante, puede tener por seguro que más tenaz, más cruda y brutal será la resistencia de la clase opresora. La burguesía utilizará todos los medios posibles para volver a tener ventaja sobre la organización obrera. Esto sucedió en el condado de Starr, en el valle del Río Grande en Tejas [EE.UU.].

La iglesia católica y la esterilidad política de la recién formada Asociación Obrera Independiente (AOI, IWA en inglés) fueron los canales utilizados efectivamente por la burguesía agricultora del condado. El liderazgo de esta unión probó ser un eficaz obstáculo para el desarrollo de la conciencia militante de los trabajadores agrícolas, quienes se lanzaron a una huelga absolutamente condenada desde el principio. Al no tomar el tiempo necesario para organizarse efectivamente, tomando todas las precauciones del caso que hubiesen al menos garantizado una derrota parcial, que hubiera enseñado tácticas a los obreros del lugar, adelantando su comprensión y endureciéndolos contra las arremetidas de los agricultores, el liderazgo traicionó a los obreros.

Los obreros locales empezaron a organizarse en la AOI el mayo pasado. Eugene Nelson, que babia estado en Tejas en nombre de la NFWA [Asociación  Nacional de Trabajadores Agrícolas (EE.UU.), en inglés] a desde marzo se afilió a la unión y trató de repetir las experiencias de la NFWA a de California.

El 29 de mayo la unión decía contar con 400 miembros. Al día siguiente Nelson decía contar con 1.000. La huelga fue planeada para el 1 de junio, o sea dentro de 48 horas, si es que los agricultores no accedían a la demanda de $1.25 como salario mínimo para los obreros. Nelson lanzó su ofensiva el 2 de junio: las granjas de Suntex, Los Puertos y La Casita fueron piqueteadas. El mismo día los agricultores obtuvieron una orden legal contra el piqueteo en masa a las granjas del condado. Nelson canceló el piqueteo y atentó la “desobediencia civil”, pose que terminó al ser arrestado tratando de obstruir un tren al servicio de las granjas.

Durante la huelga los agricultores siguieron como si nada, prometiendo que la cercana cosecha de melones no seda interrumpida. Negando que existía la tal huelga, siguieron produciendo a través de esquiroles y de “conmutadores” mexicanos y hasta empezaron a entrenar sus propios empaquetadores ya que los de la AFL-CIO de California respetaban los piquetes de la AOI.

En menos de 24 horas todo estaba perdido. Nelson desplegó con insuperable maestría los roles de padre, madre, comadre, sepultero y sacerdote de la huelga.

Pero Nelson no se intimidó frente al fiasco cometido por él y todo el liderazgo de la AOI: se empeñó en prolongar la farsa y la agonía de la unión, arrastrándola por el peor despeñadero de colaboración clasista. Aquí entra el rol de la iglesia católica, adueñándose de esta etapa y rematando la militancia obrera con toda la miasma que es la religión y el misticismo.

Nelson se lanzó histérico alas calles de Tejas, clamando por la clase media y la Virgen de Guadalupe. Procesiones religiosas estaban de moda para el liderazgo de la unión, enarbolando pabellones patrióticos y religiosos. Una de las primeras procesiones terminó en Garciasville, en donde la iglesia de la población presenció a los obreros, dirigidos por sus líderes, en misa piadosa. Las banderas estadounidense y mexicana y la Virgen de Guadalupe inspiraban a los obreros. ¡Nobles símbolos proletarios!

Pero seda erróneo pensar que estos fakires, estos consumados oportunistas y traficantes de los intereses obreros, son almas místicas: ¡Ni por uno momento! Sus garras se encuentran tan clavadas en la tierra como sus lenguas en el cielo. Margil Sánchez, líder de la unión, se oponía a la afiliación con la NFWA debido a los “revolucionarios” dentro del liderazgo de la misma. Sánchez pavonea, arrogante, que “cada uno de los líderes de la unión de Río Grande City ha jurado no pertenecer a ninguna organización subversiva a los ojos del Gobierno Federal”. (San Antonio Express, julio 6, 1966).

El corrupto liderazgo de la AOI no posee ningún programa intrínseco que represente a los intereses de sus miembros. Prefiere, en vez, limitarse a hacer puras demandas de sueldos, demandas que son supervisadas por la clase media y por los fakires mismos. Un cierto “sabor” chovinista es añadido por el “mexicanismo” de estos fakir es, que esconden su verdadero patriotismo: la ley del dólar. Su verdadera pasión es vilmente disfrazada de slogans que halagan huecamente a Zapata o a Villa.

Una unión fuerte no puede solo hacer demandas económicas “para el momento”; en vez, debe de tener como meta la organización y defensa de todos los trabajadores agrícolas del estado y debe de extenderse y evitar ser aislada, pues si lo es sucumbirá sin remedio en manos de los agricultores y sus esbirros indirectos como Margil Sánchez. Semejante unión sólo defraudaría a los obreros, frustrándolos y volviéndolos meros peones de la burguesía agricultora, la cual pasarla a la ofensiva.

Pero una unión fuerte, segura de sus derechos y militante en sus acciones, sería el primer paso para formar el núcleo de un partido laboral en el sur del país. Semejante partido luchada ya no sólo por los mendrugos que alegran a los Nelson y Ca., sino por el poder político de los obreros organizados.

Un Comité para un Partido Laboral Tejano fue formado el pasado abril pero ha fallado en funcionar debido a su aislamiento de las luchas por Derechos Civiles y las de las tradeuniones, además debido a su falta de virilidad política, ya que está compuesto por liberales de toda ralea y stalinistas que siguen al Partido Comunista. El revivir a semejante Comité beneficiaría mucho a una unión fuerte de los trabajadores agrícolas, a la vez que pondría en pié de lucha al Comité. Dicha unión ganaría mucho si es que levanta la demande de un partido laboral, poniéndola en práctica por medio de sus propios candidatos en el valle del Río Grande, los cuales se opondrían inconciliablemente al reformismo de los partidos Demócrata, Republicano, Mexicano-Americano y Anglo. El Comité, a su vez, ganaría tremendamente contando con el apoyo de una fuerte unión, posibilitando al Comité a coordinar sus esfuerzos hacia un partido laboral con los deseos de muchas otras unións del lugar.

Quien diga que esto no es posible solo defiende derrotas como las ocurridas en el condado de Starr, fracasos que no dejarán de repetirse mientras los trabajadores sigan soportando a los oportunistas que se pasan como líderes de la clase trabajadora.

¡Por un Partido Laboral en Tejas! ¡Por la liberación de los trabajadores agrícolas!